1. LAS BUENAS INTENCIONES
Hoy quiero desearos amor y paz, mucho amor y mucha paz. ¿Ya tenéis todo listo para esta noche? ¿Con quién la vais a pasar? ¿Habéis llamado ya a vuestras amistades para conocer sus planes de hoy? ¿Y para desearles mucho amor y mucha paz?
¿Cuántos sms habéis recibido y mandado? “Que el mes de enero, y el de febrero, y todos los demás hasta enero de 2012 –que renuevo el deseo- te sean propicios”. “Feliz lo que resta de Enero, etecé”.
Mi menú, os cuento, incluye carabineros que no probé en Navidad. Resulta que entonces estaban a 72 euros el kilo y ahora a 32. Y los compré sin ninguna aglomeración. Ya tengo cava en el frigorífico y hace un frío de temblar el monario como debe ser.
En tanto llega la hora de la celebración, saldré a la calle. Lo estoy deseando porque resulta adorable ver esa expresión de felicidad en todos los rostros, esos buenos deseos y propósitos. “A ver si las cosas cambian”, “hay que disfrutar”, “Este año será mejor, lo siento así”, «a ver si es verdad», «es que peor ya no puede ser», “¡a pasar buena noche!”…
Me falta aún comprar algunos regalos, menuda suerte, ahora están de rebajas. ¿Y en la tele qué pondrán? ¿Estará Mota? ¿Y “las Berlusconi girls”? Perdon, “las Vasile girls”. A ver qué opinan todos mañana sobre la programación. Y la cena. Y la compañía.
Buen viaje si os vais al otro extremo del mundo, como marcan los cánones. Cuidado con los controladores, esos asalariados privilegiados a los que odiamos.
Venga, contadme ¿os han llamado ya todos vuestros familiares y amigos? ¿Tenéis todos los ingredientes para la cena? Que no falte de nada, que sobre, que sobre a espuertas, empapuzaos sin tino. ¡Los niños! ¿Están preparados sus regalos? Pobrecitos míos que llevan ya 15 días por lo menos sin recibir ninguno. Es tan bonito ver su cara de ilusión.
Mis mejores deseos para el resto de enero, y febrero y marzo y abril and so on.
¡Mucho amor, mucha paz y mucha felicidad! ¡A pasar buena noche!
2. LOS PREPARATIVOS
He estado en varias tiendas para concluir los preparativos de la cena hasta que, al final, he recalado en El Corte Inglés de Castellana (Madrid). Sí, lo sé :(. Calculo que los precios han subido en torno al 25%. El salmón ahumado que costaba 3 euros, ahora ronda los 4 y pico e incluso 5 y 5 y algo. Y una pechuga de pavo limpia de 800 gramos salía por unos 9 euros (en este caso sí es un precio similar al navideño que ya les vale).
La tienda rezumaba ofertas y ¡superofertas! tan irresistibles como ésta, prestad mucha atención:
Cuando se acerca la hora de comer es temerario encontrarse en un supermercado. Así que mis ojos (espejo del estómago) se han abalanzado a la sección de platos preparados. He pedido una ración de ensaladilla rusa y otra de ensalada westafalia (que he pronunciado como es, en alemán: “vestafalia” y no “uesfalia” en inglés, lo que ha ocasionado que la dependienta me mirara de reojo con una leve sonrisa no precisamente de admiración por mi don de lenguas que sospecho no ha apreciado en absoluto). Eran las más baratas. Un cartel rezaba: 2,40 ración de 200 gramos. Algunas de sus vecinas triplicaban el precio.
Al tomar el paquete, veo que sube a 8,99 euros. Lo dudo ¿me lo quedo? ¿No me lo quedo? (en este país la mayoría lo hubiera tirado en cualquier rincón antes de pasar por caja) y se lo devuelvo diciendo:
-Mire, no me lo llevo, me parece muy caro.
Una selecta clienta y una selecta dependienta han iniciado la crítica mientras yo me iba:
-Bien claros están los precios, antes de pedir las cosas se miran.
-Es querer y no poder.
Tras un titubeo –quien me manda a mí educar al personal- he regresado:
-Mire Vd. yo no sé lo que pesa una ración de ensaladilla cocinada. Si Vds marcan 2,40 se sobreentiende que es una cantidad razonable para comer. Por tanto, están jugando al equívoco.
-200 gramos es una cucharada y un poco- responde la selecta dependienta- y yo le he puesto casi 400 en cada recipiente.
– Entonces deberían escribir: ración de 400 gr. 4,80. Y no, no me avergüenzo de devolver algo por caro y menos cuando percibo intención manifiesta de engañar-. Ahí he solicitado ayuda visual a un señor que tenía sus ojos puestos en mí, pero me ha devuelto una gélida desaprobación.
El caso es que toda la mañana pensaba sonriendo qué diría la gente si le dedicara un sentido:
-A pasar buena noche…
Por un momento, me ha pasado por la cabeza decirlo… Lo confieso, no me he atrevido. He temido que llamaran a seguridad :).
Pero no me arredro ¡Mucho amor, mucha paz y mucha felicidad para todos! ¡Y una noche maravillosa!