Mientras atendías al himno…

España vive un nuevo apasionado debate por sus esencias y sus patrias. Ahora con música, ministros de cultura y cultura de ministros, presidentes de partidos de derechas en función de gobierno y los coros habituales de apoyo a la moción y palo al disidente. Entretanto, hay movimientos decisivos -mucho menos entretenidos para el gran deporte nacional del chismorreo-, que cualquier ciudadano sensato debería tener en cuenta.

Luis de Guindos será vicepresidente del BCE. A los expertos les preocupaba que “los próximos altos cargos del BCE (…)  serán quienes lidien con la próxima gran crisis (…) los líderes europeos deberían elegir a los mejores”. Lo Explicaba Paul de Grauwe, de la London School of Economics, a Claudi Pérez en El País. La “próxima gran crisis”, anoten. La van anunciando. El sistema corrompido en el que vivimos se alimenta de esos movimientos. Cruje, y unos ganan y otros pierden. Sin importar las víctimas que orillan.

Los intereses han inclinado la balanza a favor De Guindos. En contra de la opinión del Europarlamento que prefería al candidato irlandés, Philip Lane. Doctor en economía por la Universidad de Harvard, profesor adjunto en la cátedra de Economía y Asuntos Internacionales de la Universidad de Columbia y actual gobernador del Banco de Irlanda. De Guindos es licenciado en economía por el Instituto de Estudios Financieros, CUNEF, en Madrid y Doctor por la Complutense.

El ministro del gobierno español carga en su maleta de marca haber sido el director para España y Portugal (y asesor para Europa) de Lehman Brothers, en el momento justo en el que quebró para ser históricamente la espoleta de la crisis que padecemos. Su gestión en España se saldó con recortes y mentiras. Los ciudadanos no íbamos a pagar nada del rescate y lo pagamos casi todo. El Banco de España dio por perdidos no menos de  60.000 millones del dinero públicoentregado para sanear el sistema bancario.

Así nos dirigimos a la “próxima gran crisis”.

Así y con una cadena de datos en España tan contundentes como indicadores de seria alarma.

Estamos con los bolsillos vacíos. Como país –amarillo y rojo y no pido perdón- con la Deuda Pública más alta de la historia y saqueando la hucha de las pensiones. La Deuda la han triplicado durante la “crisis”. La de la Seguridad Social creció más en 2017 que en los 22 años anteriores juntos.

 Como sociedad, con la tasa de ahorro bordeando el mínimo de su historia. El colchón se desinfla. Solo se ahorra un 6% de los ingresos, como media. Pero un 38% de los ciudadanos no puede afrontar ningún gasto extra. Los que ni les cabe encender la calefacción, ni hacer las tres comidas al día, parecen ya descontados.Y hay quien nada en la abundancia. La media se saca con todos ellos.

Los ingresos del Estado, vía recaudatoria, flaquean también y con manifiesta injusticia. En los impuestos han ejecutado una auténtica revolución en las últimas décadas. En este  recorrido que analiza Joaquín Estefanía vemos que desde los años noventa, ha habido un “desplazamiento de la carga tributaria desde las rentas del capital hacia las del trabajo”. Añadamos el consumo, con la espectacular subida del IVA. Los ciudadanos sostenemos el tinglado, con cada menos servicios a cambio. La evasión de capitales a paraísos fiscales goza, entretanto, de una salud envidiable.

Un panorama que afrontamos como país con sueldos cada vez más precarios. El asalariado medio español ha perdido, al menos,  347 euros de poder adquisitivodesde 2015. Y eso que al auténtico tajo se arrastra desde 2012, año en el que el PP implantó su Reforma laboral, aquella que, precisamente Luis De Guindo anticipó, satisfecho y haciendo méritos, en la UE como “ extraordinariamente agresiva“. Esto sí lo cumplieron. Ha arrojado un 26% de temporalidad y un 32% de asalariados cobrando el salario mínimo, entre otras pérdidas de derechos. Visto en millones, los contratos temporales han pasado de 12,8 millones en 2012 a 18 millones en 2017. Las mujeres y los jóvenes son quienes más lo sufren.  Casi la mitad de los contratos formativos actuales son de peones, camareros y dependientes, según CCOO.

Y, mientras, vuelven a inflar la burbuja del ladrillo. Los pisos para vivir se siguen diseñando como objeto de especulación y no como una necesidad social. Con algún matiz añadido.  La construcción de  vivienda de protección oficial se ha reducido un 93% entre 2007 y 2016. Los alquileres están por las nubes, sobre todo por su potenciación como uso turístico, caiga quien caiga. Los alquileres son mas caros que las hipotecas, dicen en las inmobiliarias. Pero las hipotecas exigen un compromiso de pago -so pena de desahucio-, que requiere un trabajo o unos ingresos fijos que, hoy por hoy, no se pueden asegurar. Ahora asistimos al boom de los autónomos, a los que aún se lo ponen peor en este punto.

Al mismo tiempo, no solo restan, sino que expolian servicios esenciales. La escuela pública ha vuelto a las  cifras de inversión de los años 80, como detallaba Antón Losada. “Tras sobrevivir a los recortes y a la precarización de los docentes, la escuela pública soporta una nueva oleada de acoso y abuso por parte de la vieja y la nueva derecha”, destacó Losada. Y ya ni se esconden.  Defendemos la educación concertada, claro que sí -de pago,  y subvencionada-  declara Cifuentes presidenta de la Comunidad de Madrid.

España ha perdido 12.000 científicos desde 2010 por los brutales recortes a la ciencia bajo la excusa de la crisis. Algunos por completo, se dedican a otra cosa.  Las empresas españolas, entretanto, invierten la mitad que la media europea en investigación.

Mientras atendías al himno, rojo y amarillo, para emocionarte o abochornarte, supimos por eldiario.es que la ministra Tejerina  frena en Europa una bajada de tóxicos en los fertilizantes. Fue alta directiva de Fertiberia, el mayor productor español de fertilizantes, que pertenece al grupo Villar Mir. El Gobierno se opone a que la nueva regulación introduzca límites de cadmio estrictos: “Nos sacaría del mercado”, dice un documento interno de Agricultura. Ni con la salud, se conmueven, no como con el himno de la exiliada fiscal en Miami Marta Sánchez.

Ese punto hemos de tenerlo claro. El negocio de la salud es un bocado muy apetecible para el sistema que nos gobierna y aplican políticas que lo favorecen como tal. La sanidad privada crece imparable a costa del deterioro del sistema público. La inversión en la sanidad pública cae 4.000 millones en 5 años. La sanidad privada ingresa 5.000 millones más. Entre 2009 y 2015.

 En el diario de la corrupción, tenemos hoy la declaración en juicio de uno de los grandes conseguidores de la Gürtel. ‘ El Bigotes’ apunta al marido de Cospedal y dice: “Venía a soltar ‘el mondongo’ y no le he visto en ningún banquillo”. Los espectadores del Telediario de TVE han recibido una versión muy recortada de la realidad, el marido de la ministra de Defensa no existe para la tele pública. En nivel presunto, surge  la número dos del PP de Málaga pagándose un máster y cenas de lujo con dinero público.

Los próceres del PP, inquietos por el ascenso en las encuestas de Ciudadanos, se dieron un buen homenaje hasta con carabineros y jamón de bellota en una comida, al tiempo que el PP pedía ahorrar para la educación de hijos y nietos y  para la pensión. Desde jóvenes incluso propugnan en un anuncio que los jóvenes empiecen ahorrar. Porque ya no se esconden. Es ideológico. Calculan que los jubilados perderán 350 euros al mes, a la larga, por las últimas reformas de pensiones.

La cultura oficial la tenemos en listón Marta Sánchez.

Ricos sí somos ahora, en recortes de derechos y demagogia. El Supremo acaba de confirmar la pena de tres años y medio de cárcel para el rapero Valtonyc, al que considera culpable de injuriar al rey Juan Carlos en sus letras. Lo que lleva a plantearse lo impropio de tal sentencia en un país democrático.

Todo esto y más pasaba mientras mirabas lo que se cotillea del himno. Los medios lo han ido contando, pero sin obtener el potente foco mediático y político del que disfrutan los temas viscerales. Aguanta Marta Sánchez. Sube puntos Anna Gabriel. Puigdemont es pieza fija.

Es para estar amarillo de ira y rojo de vergüenza.

La cultura según Susana Díaz

El Museo de Málaga, un viaje en el tiempo desde el Paleolítico al siglo XX
Imagen de archivo: Susana Díaz, en un acto en el El Museo de Málaga. EFE

La campaña de primarias del PSOE ha contado con una invitada no prevista, no a ese punto: la propuesta cultural de Susana Díaz. El formidable equipo que la apoya –en el partido y en los medios– no ha dicho ni media palabra, lo que añade alarma. Ese ingrediente fundamental está ahí. Con todas sus evidencias. Hay que leerlo para creerlo.

La «propuesta de futuro» en cultura de la aspirante a la Secretaría General del PSOE consta de 5 breves párrafos, en los que se centra en… la economía. Al punto que no cesa de hablar de turistas, en realidad. El desarrollo económico que propugna con –una lejana percha en la cultura– viene vinculado fundamentalmente al turismo. Y por un curioso razonamiento: «La mayor creación de clases medias se está produciendo en Asia. Asia tiene excelentes playas por lo que los turistas asiáticos que vienen a España y Europa buscan cultura». La redacción es de este cariz de principio a fin. Digna de un ejercicio de «vuelta al cole» tras el verano, en Primaria.

Susana Díaz además hace suya la Marca España, seña de identidad del PP. Quiere mejorarla. El resto de las actividades culturales están en la tarea, «haciendo más atractivo (en singular en el texto) la llegada de turistas y nutren de contenidos la estancia de los turistas». Ese espíritu monetarista se reflejaba en otra de sus propuestas: dar créditos a los jóvenes para estudiar en la universidad o establecerse como autónomos. A devolver. Como en Estados Unidos donde existen amplias referencias de la práctica: el drama de universitarios obligados a dedicar su vida a una actividad que, vocacional o no, les permita pagar sus deudas.

Propuesta de cultura del programa de Susana Díaz
Propuesta de cultura del programa de Susana Díaz

Pedro Sánchez desarrolla, con mucha mayor amplitud ( dos páginas), sus propuestas culturales. Alguien se tomó la molestia en el equipo de hacer un programa. El concepto básico plantea «la cultura, como eje del país, derecho fundamental y motor de desarrollo». Para el candidato, «la educación es la clave del futuro». Propugna extender las becas y bajar las tasas universitarias.

Patxi López habla de la cultura en tres breves apartados para afirmar que «la cultura es ante todo un derecho de los ciudadanos y sin creación cultural no hay cultura». Añade que «la igualdad en el acceso a la cultura es y debe ser una seña de identidad de la política de los socialistas». No detalla.

Es cierto que el mal de Susana Díaz está muy extendido en la política y la sociedad: la cultura no importa, es algo accesorio en el mejor de los casos. Pero ella alcanza un diagnóstico de máxima gravedad.  Y tiene todo el aparato y  los medios entregados al sistema detrás. Se afianza la idea de que solo es eficiente el beneficio económico. El exministro (de Cultura) José Ignacio Wert era otro entusiasta de la tendencia. Rajoy, sin duda. El PP arrasó hasta la Filosofía –que estructura el pensamiento–, extremo que ahora parece querer enmendar someramente.

Y ocurre al revés, un pueblo sin cultura se queda inerme para afrontar los retos de la vida. Es como un nacer sin referencias, sin contar con la experiencia y reflexiones de otros, con la creatividad que nos diferencia de otras especies animales. Privarse de segmentos imprescindibles de la belleza. Una aspiración humana innata de todos los pueblos, ir a más, desarrollarse, expresarse. Desde las cavernas prehistóricas lo hicieron cuando la supervivencia era más ardua. Ahora se afanan en igualar en la burricie.

Con consecuencias. Una sociedad vulnerable que traga todos los cuentos, bulos, manipulaciones, contra su propio bienestar incluso. Desde algunos que afectan a su salud a cuestiones trascendentales que implican su futuro y el de la colectividad.

Más aún, hay un nuevo «elitismo»: el de quienes desde la ignorancia promueven la ignorancia, y reivindican la falta de criterio como un valor. Los disidentes son perseguidos. No se le ocurra a usted mentar en España la palabra intelectual. No es como en otras épocas por falta de oportunidades. El desconocimiento carece de justificación en un país y un tiempo en los que se ha tenido y se tiene acceso a la cultura y la educación. Los medios existen.

Se está imponiendo el reinado de quienes sienten una aversión insuperable por el saber y la cultura. Volcados en sucedáneos de folclore y pachanga, contemplan la literatura de calidad, el arte o la música culta como una purga a engullir. De verse obligados a padecer alguna muestra, la sienten como una colonoscopia. A veces se llevan sorpresas: «Pues esto de la cultura no es tan rollo como me habían dicho», comentó una concejala del sector al salir de un concierto de órgano en una catedral románica. Pertenecía al gremio de quienes fabrican la Marca España.

Cuando alguien de esa hornada llega al poder es un arma de destrucción masiva. Ahí tenemos a Donald Trump en la Casa Blanca para que consolide el elogio de la estulticia. Su universo estético anda entre oros y oropeles y citas de películas. La última de Una rubia muy legal: «Hay que aprovechar la oportunidad de ser un extraño». Y ante un periodista de The Economist se atribuyó la autoría de una frase que tiene casi un siglo a sus espaldas.

España es de los pocos países en los que desde tiempo atrás se presume de la ignorancia. En el fondo, es origen fundamental de nuestros problemas. Ha sido un país pródigo en dirigentes de manifiesta mediocridad cuando no tarugos de marca. Marca España, naturalmente.

Francia por el contrario estima que la cultura es un signo de identidad de su país y un bien a proteger. De sus políticos se destaca que leen filosofía –como Macron–, o escriben novelas como el nuevo primer ministro, Édouard Philippe . Aquí nos cuentan las preferencias deportivas de los candidatos. Todavía debe tener Francia sin penalizar con IVA su industria cultural como hizo el PP desde que llegó al poder. Los países nórdicos también la protegen. Portugal, esquilmado hasta hace poco, salvó los libros de su descomunal IVA.

«La cultura es la mejor revolución. Seguramente por eso a los Gobiernos mediocres y dictatoriales les espanta la posibilidad de un pueblo educado, culto, con preparación, con criterio», «hemos aceptado sin reservas que los líderes políticos transmitan ignorancia», escribía el periodista Javier Pérez de Albeniz en Reacciona (Aguilar, 2011) en uno de los mejores diagnósticos que he leído. Ha ido a peor. A la incultura manifiesta se une una nula curiosidad intelectual. Al punto de presentar una propuesta «cultural» como la de Susana Díaz.

Las clases medias crecen en Asia. Asia tiene excelentes playas. Los turistas asiáticos que vienen a España y Europa buscan cultura. Con estos políticos, el futuro se presenta como un erial.

La hoja del olmo no es perfecta

 

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La hoja del olmo no es perfecta. Por fortuna. La búsqueda de la perfección a cualquier coste ha sido fuente de no pocas tragedias según se deduce de la lectura del libro de Javier López Facal. Coautor del mítico Reacciona, si se me permite calificarlo así, López Facal es un prodigio de saberes que  hilvana con brillantez e ironía. Un regalo estimulante y más necesario de lo que la mayoría de la gente piensa. Una explosión de cultura, de inquietudes y preguntas,  que entra por los sentidos con enorme facilidad y que resulta un antídoto para, por ejemplo, esas inmundicias que saltan por las pantallas en horas de máxima audiencia.

La búsqueda de la perfección ha tenido dos escenarios en los que se ha cebado inmisericorde: la religión y la política. Así partimos del antiguo Egipto para ver el día en el que la milenaria religión politeísta pasa a ser regida por un solo dios. Los distintos dioses gozaban de épocas de especial fama –lo que resultaba muy rentable a sus sacerdotes- aunque desde hacía siglos Amón era el favorito, el principal. Sin embargo, había ido prosperando otro: Atón. El faraón Amenofis IV decide encumbrarlo –y de paso restar poder al sector mundano de Amón-. Hasta se cambia el nombre para pasar a llamarse Ajenatón. Ya puestos, termina asumiendo toda la representación divina en la tierra. Y haciéndose un descomunal obelisco.

Ajenatón fue un tipo peculiar. El marido de la adorada Nefertitis que tuvo la mala fortuna de perecer antes que su esposo. El faraón entonces elevó al rango de “Gran esposa real” a una de sus hijas. Supongo le daría silla en el equivalente al despacho oval de la época como hacen ahora sus similares.

El experimento del dios único fracasó. Ajenatón no le dotó de imagen. Algo muy etéreo, como un rayo de luz nada más. Lo que quitó trabajo a los escultores y pintores y, sobre todo, le restó popularidad en el pueblo. Alguien sin rostro resulta muy poco cercano. Y no era el único problema. Cuenta Javier López Facal que los egipcios estaban acostumbrados a pedir la intercesión de los dioses según sus necesidades cotidianas. Se sentían así protegidos. Pero “¿Cómo iba uno a molestar nada menos que a Atón para que le ayudase a encontrar algún objeto perdido o a conseguir el amor de una persona deseada? nadie entre nosotros recurriría en casos semejantes por ejemplo al Espíritu Santo pero si a figuras más cercanas como a san Antonio de Padua o a san Cucufato”.

Muerto Ajenatón, la religión egipcia volvió a su cauce, pero la semilla del monoteísmo estaba sembrada. Y germinó en particular en el pueblo judío que había sido también politeísta. El dios único dio paso a la ortodoxia, la ortodoxia a la herejía, y está a unas rafias importantes a los infractores. Por los métodos más expeditivos. El ortodoxo entiende que la ejecución, con sadismo o sin él, resulta muy efectiva para el mantenimiento de sus postulados.

López Facal sitúa el precedente del concepto “ortodoxia” en el “concilio” de Jerusalén del año 49. Debatían si el Cristianismo debía predicarse solo a los circuncidados o podían ser invitados también los gentiles, tema que enfrentaba a las distintas tendencias. San Pablo zanjó el debate en la Epístola a los Gálatas repartiendo simplemente la clientela entre todos. Fue san Ireneo, obispo de Lyon, el que definió, en el año 189, la “ortodoxia”, como las ideas que él mismo y los suyos compartían. Sus rivales teológicos pasaron a ser herejes.

Seguramente es «herejía» simplificar, como lo hago, el delicioso relato de Javier López Facal, su portentosa y documentada erudición. Entiendo que pretende por encima de todo mostrar la génesis de las ideas y costumbres que nos trajeron hasta aquí. Y lo lleva a cabo sin sacralizaciones reverenciales, esa pura racionalización que conduce a observar con ironía ciertos pilares de la historia. Por eso, quizás me he atrevido a usar este tono.

Los miles de asesinados por motivos religiosos son casi una anécdota al lado de  los que cayeron abatidos por fanatismos políticos. Y aquí sí entramos en el drama que las ortodoxias y sus castigos causan a los que no piensan como quienes tienen el poder y las armas. Nacionalismos excluyentes, imperialismos, la elevadísima capacidad de “imponer una ortodoxia incuestionable y de perseguir a los discrepantes”. El recorrido que Javier hace por la historia de los conflictos del Siglo XX arroja millones de muertos. Guerras civiles, religiosas, de intereses siempre.

López Facal analiza en profundidad el fascismo y el racismo como su germen, concepto que no aparece hasta el siglo XX, aunque se practicara. Esos afanes por afirmar la superioridad de unos sobre otros en razón de su nacimiento. Desconocía yo -y lo cito como anécdota, instructiva sin embargo-  la existencia de la teoría de la “Raza de Bronce”. La aventuró el filósofo mexicano José Vasconcelos (1882/1959). Pensó englobaría a los hablantes de español y portugués de América y  estaría llamada a facilitar la aparición final de la “raza cósmica”. El español y el portugués, lo primero. Hagamos al portugués y al español grandes otra vez. Y así siempre.

Lo peor es cuando estas cabezas se aposentan en grandes centro de poder como está ocurriendo ahora.

Ya ven, todo por buscar la perfección, o la simetría –como prefiere llamarla López Facal-, algo que no tiene la hoja del olmo. No, no es perfecta. Es hermosa.

Publicado por Clave Intelectual, en el libro tienen cabida otras imperfecciones. El número pi y otros desconciertos. La regulación de las emociones estéticas. La analogía y anomalía en el lenguaje. En capítulos que tengo pendientes de leer y que sin duda despertarán sensaciones e ideas como ha ocurrido con el grueso del texto.

 

PD. Algo más quiero reseñar. Javier López Facal se ha jubilado y noto escribe más a gusto aún que de habitual. Es profesor emérito del Centro Superior de Investigaciones Científicas, de los que puede dar alguna clase, si quiere. Acudí a la presentación del libro en una de las grandes aulas del CSIC y allí encontré a numerosos científicos como él, algunos coetáneos. Compartiendo los pormenores del libro y cuanto sugería como en una charla abierta. Llenos de vida e ilusiones, de conocimiento, de libertad. Añadiré en la completa irreverencia de este artículo que, al día siguiente, fui a un concierto de The CredenBeat en la Sala Galileo, Madrid, en la que tantas veces rodé cierres del telediario. Un grupo de personas que, a edad tardía, cumple sus sueños de siempre, un Tributo a su grupo favorito, y el de muchos otros: Creedence Clearwater Revival. Y que nos hizo bailar hasta la emoción.

Hay una edad tercera, o cuarta, o quinta, que no se retira. Que no se deja. A la que le resbalan los convencionalismos, los clichés, las etiquetas, los controles. En definitiva, la perfección, la ortodoxia… Y oxigena sentirlo así.

 

Crónica sentimental por Leonard Cohen

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Leonard Cohen en imagen reciente.

Seguramente su obra se imbricó en mi vida, como en la de tantos otros, que debe ser una de las grandes aspiraciones de todo artista. En las condolencias por la muerte de Leonard Cohen – fallecido este jueves 10 del 11 de 2016– es fácil advertir que nos ocurrió a muchos. Las canciones y poemas de Cohen irrumpieron en una época «confusa, densa, apática pero ¡con tantas flores en la entrada! Con tantas ilusiones marchitadas en el camino»… decía a poco de comenzar en los 60′. Para, así, ir surcando la misma montaña rusa de nuestras vidas sustentada en triunfos, esperanzas, caídas, decepciones y empuje, sin renunciar del todo nunca a volver a empezar.  Hasta que llega la hora.

Fue Leonard Cohen quien me llevó de la mano a su casa junto al río en una calurosa tarde de verano, inicio de rumbos vitales. Escala en Madrid, desde Zaragoza y hacia el Londres del primer crecimiento, Suzanne regó la tierra y las raíces de una trayectoria, aunque yo creía estar poniendo agua simplemente a unas macetas. Las canciones de Cohen evocan rostros, paisajes, sensaciones, deseos, empeños, ideales, sentimientos. Es un privilegio ser ese resorte para millones de personas.

Con Dylan en la cabeza y con Leonard Cohen, también en el corazón. Song of the room, Song of love and hate. Discos de vinilo que te compras por necesidad, con canciones que aprendes de memoria. En una habitación para amar y odiar, para amar siempre. El Cohen pícaro que sabe cuándo estará bien… por un momento, for a while ( Tonight will be fine). Y el que se rinde de amor para ofrecer ser el hombre que siempre soñamos, también por un tiempo. «Si quieres un amante, haré lo que me pidas. Y si quieres otro tipo de amor, usaré una máscara. Si quieres un compañero, toma mi mano, o pégame si te enojas. Aquí estoy, soy tu hombre» (I’m your man).

Bird on the wire se erigía como lema de vida. Intentar ser libre como un pájaro en el alambre, sin jaulas. Leonard siguió afirmado la libertad siendo  El partisano a quien, cuando ellos (los nazis) cruzaron la frontera, «pidieron que se rindiera y era cosa que no podía hacer». Las fronteras eran su prisión; no los barrotes, las fronteras. Y de nuevo aquellos vientos que no cambiaban pero soplaban entre las tumbas trayendo sueños de libertad. «Saldremos de las sombras», lanzaba a lo alto en el pico bajo del ánimo.

Ese eterno peregrinar entre la lucha y el cansancio. «Nos sentenciaron a veinte años de aburrimiento. Por intentar cambiar el sistema desde dentro», vamos a hacer algo. Manhattan ya lo tomamos, ahora vamos a por Berlín.

Y Leonard se va, justo cuando la involución se hace dueña de nuevo del corazón de Nueva York y los Estados Unidos, el mundo en realidad.

Y tras las Suzanne, llegaron las Marianne a quien amar y decir adiós con toda ternura. Con Marianne, su amor de los 60, se citó de alguna manera en el año de sus muertes, 2016, con una nota. «Es tiempo de que empecemos a reír, llorar y llorar y reírse de todo de nuevo», le había dicho en su inmortal canción. Mientras se está vivo, siempre lo es.

Con Cohen viajamos también hasta el Chelsea Hotel. A hacer excepciones cuando la inmensa belleza del alma, el ingenio, la creatividad y el corazón, son el más poderoso reclamo erótico. Lo recordamos a él, a Janis Joplin que se montó tan prematuramente en el caballo de la huida, a todos nosotros buscando horizontes y topándonos con las realidades. El Chelsea hotel, obligada visita en el tour sentimental de Nueva York en el 222 de la Calle 23, que aún oferta sus servicios.

Lo dijo todo. En un susurro, sí, que calmaba y penetraba empapando hasta los huesos. «Creo que un pesimista es alguien que está esperando que llueva», explicó. Si estás calado ya, evidentemente, constatarlo es ser realista.

Hace dos días, volví a ver –no sé por qué– el mítico concierto que Leonard Cohen dio en San Sebastián en 1988. Lo retransmitió TVE que era una caja mucho menos tonta de lo que se decía, infinitamente más sabia que ahora. Vivo y esplendoroso a los 54 años cantaba Tower of Song, con aquellas dos etéreas voces que le hacían coros. Era constatar el largo camino andado. Las desesperanzas cíclicas, la realidad. Tom Jones anda haciendo ahora una excelente versión de este canto a la aceptación del paso del tiempo. «Mis amigos se han ido y mi pelo es de color gris. Me duele en los lugares donde acostumbraba a jugar. Y estoy loco de amor, pero no funciona. Sólo estoy pagando mi alquiler de todos los días en la Torre de la Canción». El desgaste y la muerte forman parte de la vida y ayuda entenderlo.

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Ya saben todos los discos y todos los premios que, justamente, mereció y recibió. Aquí nos consolamos hablando de otra cosa. El homenaje personal que miles de personas en el mundo le rendimos a Leonard Cohen es el camino que recorrimos juntos y que seguimos andando. Por las fronteras que aprisionan y las jaulas rotas. Por el conocimiento de las fuerzas y posibilidades que apenas alcanzan y la conciencia que impele a obrar con justicia y dignidad. Por la belleza sobre todo. Qué más se puede pedir que ir danzando hasta el final del amor. Hasta la belleza, con un violín ardiendo. A través del pánico hasta estar a salvo. Alzados como una rama de olivo que asienta la paloma de regreso. Porque el amor, todo el amor, «no tiene cura, pero es la única cura para todos los males». En tiempos oscuros es la principal palanca para volver a empezar. A  reír, llorar y llorar y reírse de todo de nuevo.

*Publicado en eldiario.es

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Construyendo, destruyendo, construyendo mundos

“Los edificios expresan orgullo, ira, ignorancia, amor, todo lo que los humanos son capaces de expresar”.  Lo dice el fotógrafo alemán Thomas Struth, uno de los 18 que ha reunido una exposición excepcional que se presenta en el Museo ICO de Madrid: Construyendo mundos. Fotografía y arquitectura en la era moderna. Es un recorrido de 100 años a través de 250 fotografías realizadas por esos 18 artistas, acreditados entre los mejores.

No sé si los edificios expresan todo lo que afirma Struth pero sí que terminan definiendo a las sociedades que habitan las ciudades en las que se levantan. De forma contundente.

Berenice Abbott, otra de las pioneras de la fotografía,  abre el recorrido mostrando el Nueva York exultante y glamuroso de los tempranos años 30 del siglo XX cuando todavía no le llegaba el fantasma de la Gran Depresión.  Y, sin duda, el de los brutales contrastes que atrapan ayer, hoy y siempre,  el nacimiento de los rascacielos que irían fijando el skyline para configurar la arquitectura genuina del siglo XX.

Berenice Abbot. Brodway

Berenice Abbot. Brodway

Walker Evans precisamente se encargaría de llevarnos a ese amargo fantasma que sacudió América y el mundo tras el crack del 29. Y que plasma casi de forma documental. Fue el primer fotógrafo que expuso en el MOMA de Nueva York.

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Tras la Guerra, se produce una explosión de optimismo en la fotografía nos dicen y se evidencia en el color de las obras.  Sin embargo también se advierte que, muy tocado, los mundos volvieron a reconstruirse como se intenta hacer una y otra vez. Y que, cuando se puede, se ponen ganas y empeño en la tarea.

Hay un recorrido emocional de la exposición. Rememorando paisajes conocidos personalmente o en el cine. Unos años 70 que fueron de mirar y tirar hacia adelante. De esa época y algo posterior es la Italia de fuera de los catálogos del turismo que fotografió Luigi Ghirri.

Luigi Ghirri

Luigi Ghirri

Vuelvo a Thomas Struth, a sus panorámicas profundas que impulsan la búsqueda del horizonte.

Thomas Struth. Londres. 1977

Thomas Struth. Londres. 1977

Iremos avanzando en el tiempo, en la búsqueda de contenidos, enfoques, técnicas y creatividad, para ir hacia otros mundos. Dice el suráfricano Guy Tillin que no retrata “las historias fracasadas de los estados coloniales africanos” sino “un recorrido por las avenidas de los sueños”. Es lo que el arte logra. Con la realidad.  Catálogo de ruinas que se transforma en edificios, en lucha, en hechos.

Guy Tillin. Beira. Monzambique

Guy Tillin. Beira. Monzambique

Impresionante la serie de Iwan Baan sobre “Torre David”, el iba a ser el Centro Financiero de Caracas, Venezuela, y que se quedó en monumento al fracaso cuando en 1994 se produce la crisis bancaria.  Bajo mandato de Rafael Caldera y en herencia de sus predecesores, el país asiste al ya clásico derrumbe por insolvencia de los bancos y al apoyo económico del gobierno que ahonda la miseria de los ciudadanos. «Torre David» sería posteriormente “okupada”,  hasta convertirse en la gran favela vertical de Latinoamérica como ha sido llamada. Leo que la desalojan de vez en cuando.

Iwan Baam. Torre David. Venezuela

Iwan Baam. Torre David. Venezuela

Y ahí seguimos construyendo, destruyendo y volviendo a construir. El nigeriano Simon Norfolk nos acerca a las ruinas fotografiadas con crítica y con amor, con extraordinaria belleza. Esto quedó del “Palacio de cultura” de Kabul durante la ocupación soviética de Afganistán. El país al que unos y otros no dejan madurar por su importancia estratégica.

Simon Norfolk. Palacio de cultura. Kabul.

Simon Norfolk. Palacio de cultura. Kabul.

Nadav Kander ocupa la portada del catálogo. Un picnic dominical en China. Con aires de impresionismo francés. Mundos que se abren paso, que vuelven atrás y se proyectan al futuro.

Nadav Kander. Sunday Picnic.

Nadav Kander. Sunday Picnic.

Mucho más en la exposición. La casa, segunda piel; la ciudad, tercera. Y los humanos a la intemperie buscando caminos. Que sean por las avenidas de los sueños…

*Museo ICO. c/ Zorrilla, 3. Madrid. Hasta el 6 de Septiembre.

Los que mataron a Alan Turing

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Imitation Game (Descifrando el enigma) es una película que narra la historia de Alan Turing, un genio de las matemáticas, criptógrafo excepcional, uno de los máximos creadores de la ciencia de la computación y, gracias a eso, el que logró acortar la Segunda Guerra mundial (1939-1945), evitando varios millones de víctimas más. Lejos de ser ensalzado por su esfuerzo, recibió un trato infame de su país. Este texto contiene spoilers de la película, si se puede calificar así a los datos sobre una persona real de la que existe amplia documentación.

Turing nació en Londres en 1912 y murió en el condado de Cheshire en 1954, a los 41 años. Una mente prodigiosa que en su corta vida nos dejó grandes hallazgos: desde la noción de inteligencia artificial a ese gran hito que fuera la que se llamó Máquina de Turing. Un computador en toda regla que, con el trabajo de muchos… e impedimentos de otros, logró descifrar el Código Enigma, utilizado por los nazis alemanes en la contienda.

La película del noruego Morten Tyldum, interpretada magistralmente por el actor británico Benedict Cumberbatch, narra la vida de Turing en al menos tres momentos cruciales, desde la adolescencia a su muerte prematura. Y muestra su complejo carácter, lógico, racional y brillante, aplastantemente seguro de sus criterios científicos e inseguro de su personalidad, atormentado, solitario.

Alan Turing era homosexual. Esas mentes mostrencas, con poder, que siempre quieren detener el progreso encontraron en esa circunstancia su talón de Aquiles. Primero, habían intentando acusarle de espionaje. Un robo en su casa desencadena que llegue a conocerse su opción sexual y era, ay, la que Inglaterra penaba aún en 1952. Fue sometido, como condena, a castración química y murió al comer una manzana con cianuro en lo que ha sido considerado un suicidio. Aunque algunos lo cuestionan, lo cierto es que esos duros avatares le habían supuesto ya, a la hora de su muerte, una seria mutilación como ser humano.

La historia, conocida, muestra la evolución de esta tragedia. Cierto que, como se dice, con algunas licencias. No fue el único inventor de los computadores, intervinieron muchas más personas en la proeza, pero sí sirve, en mi opinión, para divulgar el personaje, con esas claves eternas que lo trascienden. Es reseñable destacar también –aunque eso como es lógico no sea imputable al director de la película-  que la figura de Turing recibió finalmente un trato de favor que miles de homosexuales maltratados en el Reino Unido no obtuvieron.  Gordon Brown formuló una disculpa pública y la reina Isabel le concedió un indulto póstumo, pese a la oposición de David Cameron, el actual mandatario que se negó. Turing llevaba décadas muerto.

Pero sí vemos las pasiones de Turing, la mecánica de su raciocinio, sus logros científicos que venían a corroborar las ideas que los alentaban como un triunfo. El que durante 50 años fuera materia reservada la gran hazaña que logró interceptar los códigos alemanes en la Guerra y decidir el signo de la contienda. Sus dudas personales. Su perplejidad. Una vida excepcional, la de un ser que pasó dejando trascendentales aportaciones. Y que truncó la misma irracionalidad de toda la vida.

Siempre están al acecho para cortar y reprimir… y lucrarse. Para cortar las alas de cualquiera que vuele mientras ellos se hunden en las pocilgas. Para llevar a la hoguera al diferente, con mucho mayor placer si la víctima les supera con creces. Nunca se fueron. Ahí siguen. Escribiendo el manual de la intolerancia que obligó a perder grandes hallazgos desde la Antigüedad. ¿Qué más hubiera hecho Turing de haber vivido 30 o 40 años más?

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Benedict Cumberbatch es un actor excepcional. Uno de los más requeridos en la actualidad desde el enorme éxito de la serie sobre Sherlock Holmes que protagonizó. A su lado, entre otros, Keira Knightley, en un personaje que brinda la oportunidad de evidenciar otra vieja injusticia: el trato recibido por las mujeres a las que en esa época (reciente) no se creía capaces ni de resolver en un crucigrama.

¿Cuánto ha cambiado la discriminación por la intolerancia de tanto obtuso mediocre?  Ésa es pregunta clave sobre la que habría de actuarse. Entretanto se perpetúan los viejos esquemas. Más aún, diría que se están acrecentando.

Sin embargo, llena y esponja – a mí me pasa- que hayan existido y existan personas como Turing. Es algo que las cucarachas de todos los tiempos no han logrado impedir.

José Luis Sampedro en Alhama de Aragón

La obra y la enorme personalidad de José Luis Sampedro han vuelto a Alhama de Aragón, Zaragoza, y para quedarse. Acaba de ser inaugurada allí una exposición permanente sobre él. Está ubicada en la que llaman la Casa Palacio que ha restaurado la Diputación de Zaragoza y lo primero que llama la atención es lo perfectamente imbricada que está la muestra con su entorno. En armonía, con la discreción que caracterizaba a Sampedro, y con su notable presencia. Estremece esta foto a la entrada, tan real.

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Todas sus facetas están reflejadas: escritor, humanista, profesor, economista, luchador por las libertades, ser humano maravilloso.

José María Castejón, alcalde de Alhama de Aragón y Olga Lucas, viuda de José Luis Sampedro

José María Castejón, alcalde de Alhama de Aragón y Olga Lucas, viuda de José Luis Sampedro

El alcalde, José María Castejón, del PAR, insistió en la inauguración en que este foco cultural para el pueblo no les había costado ni un euro a los vecinos. Y es muy de agradecer este homenaje, porque es la primera exposición o museo que se le dedica. La Diputación -dijo el alcalde- corría con el gasto de adecuación y todo lo demás -la selección y montaje- lo llevaba el esfuerzo de Olga Lucas, la viuda de Sampedro. Alguna vez se le quebró la voz a ella por las emociones revividas. La sonrisa frente al lago de aguas cálidas y medicinales que les llevó a ambos allí varios años y terminó por unirles hasta el final.

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Y es que Alhama de Aragón era para José Luis Sampedro su Pórtico aragonés. Allí, en Soria primero y en Aragón después,  recaló desde Tánger en enorme choque cultural (como contaba en Sala de Espera) para estudiar bachillerato. Hasta el certificado de sus estudios está expedido en un Instituto de Zaragoza.

Foto: Juan José Mardones (con una cámara mejor que la mía :) o más pericia)

Foto: Juan José Mardones (con una cámara mejor que la mía 🙂 o más pericia)

Y luego las aguas, por salud, año tras año. Durante cuarenta.Y un libro unido vigorosamente a Alhama: El río que nos lleva. Si bien habla del Ato Tajo,  fue desde allí donde surgió la inspiración y el trabajo. Y un día que aparece Olga para vivir y escribir.

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Llamaba la atención a José Luis la mezcla de mundos entre el pueblo aragonés, hoy de 1.225 habitantes, donde ya casi ni para el tren, con el que acudía y acude al balneario (por cierto uno de los más hermosos de España). De igual manera, hay muchas formas de acercarse a lo que la exposición presenta. Para unos será conocer mejor a Sampedro, conocerle incluso, otros podrán estudiar su obra en los paneles que incluyen su forma de trabajar, sus anotaciones, sus ideas en propia letra.

Foto: Juan José Mardones

Foto: Juan José Mardones

Un grupo de teatro escenificó fragmentos del libro «El río que nos lleva» en la calle, en la plaza. Una imagen “Muy Sampedro”.

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Porque… viendo  fotos de su vida reparé en ésta, de niño, con su familia. En el Aragón cerrado, quizás en nuestra prima hermana Soria. En los eternos lutos de la época.

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Es la misma persona que vivió 96 años (hasta el 8 de abril de 2013), absolutamente lúcido. Al día de cuanto sucedía –aunque prefiriera seguir escribiendo a mano en lugar de en ordenador-. Luchando por un mundo mejor con las armas infalibles y peligrosas (para el poder autoritario) de las ideas. Más aún, con un compromiso social tan profundo que sirvió de guía a jóvenes (y mayores) insatisfechos con la situación que vivimos y de cuya gestación avisó.

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El sillón vacío en habitaciones plenas. Y el lago inamovible que nos hace sentir su ausencia, pero también la vida que se renueva. Los peces que necesitan la ilusión de un niño, más que el pan, para comer.  El Nonno que se fue en paz en La Sonrisa Etrusca vive en nuestros recuerdos.

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En Alhama de Aragón, Zaragoza, Casa Palacio, El viaje a la libertad, exposición permanente sobre José Luis Sampedro.

El gobierno rebaja el IVA al mercado… del arte

El gobierno ha aprobado este viernes por sorpresa una rebaja desde el 21% al 10% del IVA para… el mercado del Arte. No es la primera vez que este ejecutivo y el propio presidente consideran la cultura exclusivamente una industria, un sistema de consumo más como las judías verdes o el chorizo, o los coches y ladrillos. Así,  la compra venta de objetos artísticos ha merecido la benevolencia del depredador gobierno del PP y conoce una sustancial rebaja.

Dice la vicepresidenta que es una “medida de apoyo” a galeristas, anticuarios, marchantes, algún artista se beneficiará también, pero lo esencial es el negocio, alentar los negocios.

Bienvenida sea cualquier rebaja relacionada con la cultura, sean cuales sean los caminos. Claro que, no es que vayamos a ser mal pensados que no lo somos en absoluto, pero precisamente la compra-venta de objetos de arte es uno de los mecanismos básicos de lavado de dinero negro. El ABC, como los premios de la lotería o así. Que no, que nadie dice que éste sea el caso, pero fijaos qué bien vendría lavar unos cuantos miles -más, unos cuantos miles más- con un IVA algo mas decente. Mil sobre hojuelas ¿a que sí? Porque no deja de ser casualidad que, de todo a cuanto podían rebajar el IVA, sea precisamente al mercado del Arte. Se conoce que hay fuerte demanda social de adquirir antigüedades y cuadros de cotizadas firmas.

Ha dicho Soraya Sáenz de Santamaría que con esta medida se pretende equiparar a España con otros países de la Unión Europea. Con la propia España antes de que llegará el PP sería también. Lo que ocurre es que Europa lo que apoya es la cultura, a libros, música, conciertos, exposiciones, sin mercado explícito de por medio. No tan ostensiblemente.

España soporta ahora -desde que llegaron las huestes de Rajoy- el IVA cultural más caro de Europa, un 21%. Incluso el Portugal -que nos antecede en el calvario y que aplica un 23% a casi todo- reserva el 6% para los libros. Los recortes perpetrados por el PP han supuesto un ataque frontal a cuanto suponga cultura, es como si le tuvieran una especial ojeriza. La ley Wert desprecia en el bachillerato las artes escénicas y restringe la música y la plástica. Ni un solo euro se destina ya a la compra de libros para bibliotecas públicas. Se resienten los museos con importantes mermas, hasta El Prado (“turístico”, “Marca España”) ha visto reducido su presupuesto en un 30%. El Teatro Real de Madrid el 23%. Teatro e igualmente cine, música y festivales asisten a momentos críticos por la tijera. Ni la Convención de la UNESCO DE 2005 que manda proteger y promover las expresiones de la diversidad cultural se tiene en cuenta a pesar de que España la suscribió. España ha pasado a ser  uno de los pocos países que considera, oficialmente, la cultura una mercancía más.

De esa consideración se salvan sin embargo el arte emblemático. ¡Como las fallas de Valencia! arte puro. La reducción del IVA también alcanza a estos festejos de la capital valenciana, así como a las hogueras. La alcaldesa, Rita Barberá, ha convocado una rueda de prensa urgente para cuenta de la buena nueva, según cuenta eldiario.es.

Puestos a defender negocios -con alma dentro al menos- se podría hacer con tino. Venga, ánimo, que no es un libro lleno de peligrosas ideas, ni siquiera una película…

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Duele, por ejemplo, ver el emblemático Palacio de la Música, mi primer cine en Madrid cuando la capital parecía un mundo desarrollado, convertido en una tienda de ropa de medio pelo. De ésas que cosen los esclavos del sistema por unos pocos euros. Se confirmaron los temores de eldiario.es. Los más negros. Sutiles sus dueños proyectaron como última película «Antes de que el diablo sepa que has muerto» de Sidney Lumet. Para eso no hay reducción de IVA.

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Antes de que el diablo sepa que ha muerto, Zaragoza mantiene otra joya: el cine Elíseos. Sufre la pátina del tiempo y difícilmente sobrevivirá con media docena de espectadores por sesión. Igual podemos darle un nuevo uso: mercado del arte, mercado. Con tan poca atención que recibe y tan poca gente que lo visita podría prestarse a entrar con sacas y salir con sacos a un IVA reducido. Si fuera el caso que sin duda no lo es, ya digo.

La cultura ¿un bien superfluo?

Fue entender por qué cuando lo miraba “se me llenaban los huesos de espuma”.  Gabriel García Márquez me llevó en volandas al universo mágico de Macondo y nada volvió a ser exactamente igual. Fue, también, comprobar que en el  “Mundo Feliz” pergeñado y controlado por otros, la división de clases llega a fabricar incluso “epsilones” apenas sin cerebro para los trabajos duros. Aldous Huxley abría las páginas de mi mente en la brillante metáfora. Solo unos pocos cuestionaban el orden establecido, el resto “Sin esfuerzo excesivo ni de espíritu ni muscular, siete horas y media de un trabajo ligero, nada agotador, y enseguida la ración de soma, deportes, copulación sin restricción, y el Cine Sentido”. Y fue leer para saber, para querer emular y buscar ideas y palabras que enriquecen y hacen sentir y pensar. Y fue escuchar a Luciano Pavarotti en el espacio abierto para todos del Hyde Park londinense en una noche de lluvia intensa e integrarse en un Nesum Dorma colectivo. O querer parar un avión en Casablanca para que Ilsa Laszlo hiciera lo que realmente deseaba en una película perfecta. Mil manifestaciones más que hemos paladeado para ser más felices y mejores ¿Cómo es posible que la cultura no se aprecie ni se proteja, que se apueste incluso contra ella en estos días amargos?

Con el mismo empeño que el PP va contra la sanidad pública, la educación o la ciencia y la investigación arremete contra la cultura. Y, en este caso, sin rechazo popular masivo. España soporta ahora el IVA cultural más caro de Europa, un 21%. Incluso el Portugal -que nos antecede en el calvario y que aplica un 23% a casi todo- reserva el 6% para los libros. Los recortes han supuesto un ataque frontal a cuanto suponga cultura. La ley Wert desprecia en el bachillerato las artes escénicas y restringe la música y la plástica. Ni un solo euro se destina a la compra de libros para bibliotecas públicas. Se resienten los museos con importantes mermas, hasta El Prado (“turístico”, “Marca España”) ha visto reducido su presupuesto en un 30%. El Teatro Real de Madrid el 23%. Teatro e igualmente cine, música y festivales asisten a momentos críticos por la tijera depredadora. Ni la Convención de la UNESCO DE 2005 que manda proteger y promover las expresiones de la diversidad cultural se tiene en cuenta a pesar de que España la suscribió.

De hecho, la estrategia del ministro liquidador de la Educación y la Cultura ha sido que cine, teatro y conciertos dejen de ser arte para meterlos en el saco del espectáculo, el entretenimiento. De este modo justifica la elevación de su precio. España ha pasado a ser  uno de los pocos países que considera la cultura una mercancía más.

Mariano Rajoy que acudió recientemente a la Biblioteca Nacional por primera en su mandato –puede que por primera vez en su vida- se refirió a ese concepto. Habló de que «el nuevo ecosistema de consumo cultural se encuentra ya en el cibersepacio». Ése al que, por cierto, quieren controlar también con subterfugios por su “peligrosidad”, creo que para la Seguridad Nacional que es cosa seria. El presidente del gobierno lo que valora es la lengua española como “producto más internacional y prestigiado de España». Y quiere que ley de educación -que ha perpetrado a medias con su ministro- impulse la cultura como «sector clave para adaptar lacompetitividad y transmitir una marca de vanguardia». Así ve el PP la cultura.

Lo peor es cómo la ven los ciudadanos que engullen este enorme retroceso sin problemas. Los mismos que no leen o, si compran un libro, lo hacen preferentemente de los autores que  “salen por la tele” y que -como decía, el premonitorio Huxley-  con los deportes, la copulación sin restricción y todo el soma que arrojan sobre todo las pantallas de plasma tienen bastante. Y, encima, cuando la ración de soma de comer, de estar sano, de tener una vida digna empieza a escasear tan alarmantemente.

El domingo el predecesor de Wert, Ángel Gabilondo, se refirió en un homenaje a José Luis Sampedro a cómo “se empieza por leer libros y, claro, se acaba queriendo arreglar el mundo”. De eso se trata, sí. Dóciles epsilones de carga, percebes sumisos, y casi ni eso, una masa krill para usar y deglutir.

Es entrar en la Cuevas de Altamira. En la Catedral Gótica de León. En el románico Castillo de Loarre oscense. En el diseño de vanguardia. En la desarmada derrota del “Ne me quitte pas” de Jacques Brel.  En la alegría de vivir de Singing in the rain. Es tanto… Sentarse ante El jardín de las delicias de El Bosco o ante cualquier cuadro de Goya que tan bien reflejó España. Es leer a Saramago y a Sampedro, y a Calderón y  a Gioconda Belli y a Richard Dawkins. Cada cuál tiene su imaginario, sus preferencias, pero un país de ciudadanos libres no puede reducirlo a la bota de Messi o el cerebro de Cristiano.  La cultura no es un bien superfluo. Y no es tolerable que un gobierno de epsilones venidos a más con mando en tijera se empeñe en embrutecer a la mayoría de un país.

*Publicado en eldiario.es

«Salmones contra percebes», de la roca al mar abierto

Rocío Martínez publica en «La Huella Digital» esta crítica a mi libro.

Rosa María Artal publica nuevo libro: Salmones contra percebes (Temas de Hoy)en el que hace un retrato de la España más actual, sumida en una innegable crisis que no sólo es, ni mucho menos, de carácter económico.

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La temida y perpetuada palabra en tantos discursos que abarca numerosas realidades, crisis, tiene un origen socioeconómico que no todos conocen. ¿Por qué estamos alcanzando, en 2013, tasas inauditas de corrupción política que va de la mano de la ineficiencia más supina de los dirigentes? ¿Es la justicia, más que ciega, inexistente en el país de los EREs, los fusilamientos de periodistas, los desahucios y la precariedad laboral? ¿Sabía usted que los recortes económicos más duros que se han realizado corresponden a las áreas de educación, sanidad y cultura?

Este libro, aunque ameno y delicioso, no es plato que uno se serviría con gusto. Su aparición ha sido propiciada por una situación lamentable que ha hecho ponerse en pie a más de uno. Artal, periodista veterana, le toma el pulso a este circo del “y tú más” que se está resquebrajando, y a través de este análisis asistimos al espectáculo de la desnudez de un país que ni siquiera se molesta en adecentarse para la foto. Haría falta mucho maquillaje para disimular los pelotazos fiscales que se descubren casi semanalmente, la espita de la emigración juvenil abierta de par en par, los ciudadanos ninguneados (¡y criminalizados!) por el aparato político, el “periodismo plasmático” que coloca en ruedas de prensa a una televisión de alta definición, la inoperancia de los medios de comunicación que han sustituido la capacidad de movilizar por la de desinformar… ¿Cómo se puede vivir así? Es evidente que algo falla.

No obstante, no debemos caer en la desesperanza. Casi todo es cuestión de actitud y, he aquí la buena noticia, aunque los sectores más afectados por la crisis están pagando unas circunstancias que no pudieron escoger y que ahora no pueden cambiar, lo positivo es que casi siempre podemos elegir cómo afrontarlas. Pero… ¿de qué manera elegir? Bien, eso dependerá de cómo se tome usted la vida. ¿Es usted un salmón o un percebe? Los salmones, peces valientes y robustos, se caracterizan por un espíritu aventurero e irreductible, que les lleva a buscar nuevas oportunidades en aguas lejanas. Los percebes, crustáceos aferrados a la seguridad de su amada roca, harán lo imposible por mantenerse en suzona de confort, desde la cual evitarán o ignorarán los cambios y la realidad exterior. Paseando por estas páginas, notaremos cómo nuestro autoconcepto se da, en una u otra ocasión, por aludido. ¿Nos resignamos o nos movemos?

Influida por el recientemente fallecido José Luis Sampedro -con quien colaboró en Reacciona-, Artal examina en este sonrojante libro las “pautas de comportamiento” de cada especie, a las que se suman otras como “tiburones”, “orcas” o los bancos de “krill”… así, entre la etología, la metáfora y sin ahorrar en ironía, podemos hacer un ejercicio de autocrítica repasando la historia de este país –cargada de tópicos inherentes- y asomándonos al continente del que formamos parte, pero que parece habernos olvidado. ¿Qué hacen los percebes cuando se anuncian nuevos recortes, medidas de austeridad, sacrificios? ¿Cómo reaccionan los salmones ante el aumento de la desigualdad social y el atropello de los derechos más básicos de la ciudadanía? ¿Qué les queda esperar a los salmones alevines? La concisión del texto, sumada a su labor de documentación, le hace ganar enteros. Quizá se echa en falta, eso sí, una perspectiva “desde fuera” más pormenorizada: junto con la inmersión en hemerotecas nacionales, un análisis de la prensa internacional que arroje datos sobre cómo se nos ve desde otras partes del mundo, le habría otorgado una tridimensionalidad más acusada. Resultan particularmente estupendos los dos últimos capítulos del manual, en los que se descubren las pautas para blindar nuestro derecho a definirnos (informarse, relacionar, sacar conclusiones, relacionar) y decidir. Que, “con la que está cayendo”, al menos, no nos quiten ese.