Viendo crecer las nuevas burbujas españolas

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Como mentir les sale gratis, Cospedal andaba el otro día anunciando crecimientos espectaculares de dos puntos “de un año para otro”. La venta de España como un saldo con el paseo triunfal de los fondos buitre por nuestro suelo (interesante burbuja en expansión), está creando el espejismo de que ya ha terminado la crisis. Pero los datos reales son, por el contrario, muy preocupantes.

Acaba de salir la estadística del Banco de España en el que vemos que ha descendido el crédito a niveles nunca conocidos en la serie histórica, más de 18 años. El préstamo a las familias ha retrocedido en Octubre otro 4,7%. A las empresas aún más: un 10%, otro mínimo récord.

Según informe del Bundesbank que publicó Infolibre, 300.000 millones de euros ha invertido la –rescatada con nuestro dinero- banca española en deuda pública. Curiosamente se han volcado en esta adquisición desde que gobierna el PP. Las fechas lo evidencian como si hubieran obrado con precisión matemática: entre noviembre de 2011 y hasta septiembre de 2013 (último dato recogido). En ese período han subido un 81%, las compras de los bancos de deuda pública española. Ésa que crece y crece (del 68,5% al 93% en dos años). Dice el PP que es porque pagaron facturas guardadas en cajones ¿Cuáles teníamos? ¿Las de la Guerra de Filipinas y Cuba? ¿Las de la Segunda Guerra Mundial endosadas? Esa bomba de relojería hemos metido ahora en nuestro debe. La banca española está empezando a ser calificada de Agujero negro.

Explicaba, entre otras cosas, el excelente y muy documentado artículo de Infolibre:

“Las principales entidades han ganado un 80% más en los nueve primeros meses (8.000 millones) y reclaman el derecho a proclamar a los cuatro vientos que han capeado el temporal y que lo peor de la crisis, aunque con algunas sombras como la morosidad (12%) ha quedado atrás.

Sin embargo, tras la fachada, hay otra realidad. La banca renquea apoyada en muletas públicas. El viernes, sin ir más lejos, el Gobierno aprobó la conversión en capital de 30.000 millones de los llamados activos fiscales diferidos. Son impuestos que las entidades no pagarán en años sucesivos, una especie de descuentos legalmente autorizados por pérdidas sufridas en ejercicios anteriores y que los bancos anotan como activos”.

La confianza en la recuperación ha subido un poco, hay quien compra la moto del PP. Lo más dramático es que esa moto viene con complementos. Por ejemplo la mordaza a la libertad de expresión, con la nueva ley de “Seguridad” ciudadana. La burbuja del involucionismo también está creciendo. Será interesante ver qué peta primero. Y a quién le caen los despojos. Hasta ahora siempre ha sido sobre los mismos.

Robo de la clave de una tarjeta de crédito: el sistema aboca a la indefensión

¿Ha leído Vd. a Kafka?” Hacer esa pregunta a una teleoperadora da idea del grado de desesperación al que había llegado tras haber repetido 4 veces la misma historia. Hubo varias más, vayamos con la enésima. Resulta que ayer al revisar los cargos de mi tarjeta de crédito –simplemente porque me llamó la atención la cifra a día 5-, me encuentro uno de 60 euros justos con origen en Bélgica. La empresa parecía ser una mediadora de pago por Internet. Y yo… no había comprado nada en esa fecha. Ni por ese medio. Casi nunca lo hago. 60 euros no van a arruinarme, pero el método empleado abre la puerta a que se lleven lo que puedan. Y además por principio no se puede consentir.

Con una prisa enorme por un compromiso que implicaba a varias personas, lo primero que hago es llamar a mi banco. Cualquiera lo haría ¿no? No conozco a ningún empleado, los cambian con tanta asiduidad para que no se encariñen con las víctimas –se diría- que en este momento no hay nadie de referencia para mí en ese oficina. Bueno, sí. Un empleado me resolvió –no sin varias gestiones- un asunto de un cobro indebido, aunque de web conocida y con el reconocimiento del error por parte de la empresa.

Ayer, llamo al banco pues y me responde una voz de mujer. Le explico el caso y me dice que si no paso por la oficina no se puede hacer nada. Pregunto por el hombre que me atendió a ver si tengo más suerte, me dice que está ocupado. Pero como advierto que si no me dan una respuesta satisfactoria cancelaré la cuenta, me pasa no sin protestar: “Y encima me amenaza con cerrar la cuenta, qué carácter”.

En esta ocasión su compañero tampoco me resolvió el problema. Se me ocurre entonces buscar y llamar a la central de tarjetas del banco. Voy bien orientada. Una mujer, con voz inexperta –eso sí-, me dice que si he cancelado la cuenta porque no puede acceder a ella, “algo raro pasa”. Miré, facilíteme su teléfono y la llamarán mis compañeros, igual hoy o mañana.

¿Cómo?, bramo. ¿Me voy a quedar a esperar que me llamen sus compañeros cuando me habla de cosas raras y cancelaciones de cuenta con la tarjeta abierta a que me saqueen? Insisto de forma que parece dar resultado: me pasa con otra señora

Ésta, muy suelta, me pide todo tipo de datos, creo que hasta qué número de zapato calzo. Ha de asegurarse de que soy quien digo ser: la titular de la tarjeta. En los interludios yo insisto con mi historia, ya le he dicho varias veces los números finales de mi tarjeta y ella sigue a lo suyo preguntándome datos. Finalmente dice: ah, pero Vd. ya no tiene tarjeta con nosotros.

¿Cómo? Repito en un alarido. Veo que es una que cobraba un interés abusivo y la retiré. “¿Entonces porque figura en mi extracto este número al que he llamado?” deduzco y pregunto como una náufraga que ve en la lógica una tabla de salvación. Como sigue hablando sin concretar nada es cuando echo mano hasta de Kafka, pero a eso ni me responde.

Dado que es la misma empresa, que es la Central de tarjetas de mi propio banco, esta teleoperadora no tenía más que enviar la llamada al departamento que sí se ocupaba de la mía, de la que le había estado facilitando los números finales de continuo. Transferirme a la persona adecuada. Marcar un número, de eso solo se trataba. Lo hizo por fin. La quinta interlocutora, sí me atendió. Indagó –en otro departamento más, eso sí- datos sobre la empresa que me había cobrado lo que yo no reconocía. No sonaba bien y  apuntó los pasos a seguir: bloquear la tarjeta, ir al banco, presentar una denuncia. Ella lo haría también, y asimismo –a su iniciativa- una queja a la dirección por el trato que había recibido.

A las 9,30 he salido esta mañana a culminar las gestiones. He ido al banco en primer lugar. Pero… no se puede tramitar nada si no presento denuncia en comisaría. Me hace la reclamación a expensas de que yo luego le envíe la denuncia. La empleada que ayer me largó a las primeras de cambio, se acerca y se ofende mucho de que haya dudado de su trabajo del que siente “muy orgullosa”: su trabajo no es solo captar dinero de los clientes, es atenderlos también si tienen un problema, le digo. Y aviso que presentaré una reclamación. Ahí sí se esmera en darme los datos de dónde enviarla: sabe que no servirá para nada, ni tendrá consecuencias.

Salgo hacia comisaría. Allí en la propia puerta me paran para preguntarme cuál es mi denuncia. Muestro los papeles como me piden. Y el policía me dice: Aquí le falta la firma. Ha de tener el sello y encima la firma. Así lo pide el Juez. En ese momento, una se dice:vale, abandono, es lo que quieren.  Pero no, seguiré. Al final “todos desisten” y así nos vemos como nos vemos. Ya está bien. 

Eran las once y pico cuando he llegado de nuevo al banco. La reclamación estaba firmada, pero como parecía que debía ser coincidente sello y firma, ha puesto los requisitos a pares.

Y de nuevo a comisaría. Esta vez me cuesta más encontrar aparcamiento –iba en coche gran parte del trayecto, y aún así estoy bastante cansada del trajín-. Y decido dejarlo “un poco mal”. Es en la puerta de un aparcamiento privado que se llama algo así como “Casa de la Virgen”. Palabra. Dos vigilantes uniformados observan la maniobra. No tapo en absoluto la entrada del garaje. Pero me salgo un palmo del espacio delimitado en la calle. Esperan a que concluya completamente la maniobra. Y, una vez que he terminado, uno de ellos, el de mayor vocación de general con mando en plaza, se acerca y me dice que no lo puedo dejar ahí y empieza medir con su mano lo que me salgo de la marca que señala el aparcamiento que no es en absoluto de su incumbencia. He pensado desistir del empeño. Todo me abocaba a ello. Todo aboca a la indefensión y la impunidad en España. Pero he decidido que seguía aunque no podía permitirme discutir también con ese garrulo, así que me he ido a buscar otro sitio. Por cierto al terminar todo, he visto quehabía autorizado a aparcar a un mini -de esos que son como medio coche- que sí cabía.

En comisaría ya puedo avanzar hasta la mesa de recepción, unos dos metros más que la primera vez. Y allí un empleado muy amable me explica que tengo como una hora de demora. Espero, salgo, entro, paseo, tuiteo, y finalmente me toca entrar pasadas la 1 de la tarde. Se tramita la denuncia, por cuadriplicado, y con todos sus sellos y firmas, y ya se podrá tramitar también la reclamación del banco. Esta condición me parece demencial para esta cuantía. Tiene la policía cosas mucho más serias que investigar. Pero es que te obligan a firmar otra cláusula disuasoria: si la denuncia es falsa incurres en responsabilidad penal. Yo estoy preguntando a mi banco a qué corresponde ese cargo que no reconozco y la única vía para que mueva un dedo es ir a la policía. Lo lógico es que el banco indague y si se confirma el carácter fraudulento presentar la denuncia. La alternativa que queda es o tragar y comerse el posible robo o afrontar «responsabilidades». Un desastre. Por cierto, comentamos por allí que se están produciendo muchas denuncias similares de robos de claves y en cantidades pequeñas que se notan menos. Estad atentos.

Si miré la cuenta ayer fue por el palo observado en el saldo. Mire a ve cuál de los compromisos del aciago –para pagos- Noviembre había caído ya. Era el impuesto revolucionario de Montoro, llamado en su terminología legal Impuesto de la renta de las Personas Físicas. Nunca he pagado tanto como ahora. Ni tan a gusto al ver cómo ayuda al bienestar de mis conciudadanos y el mío propio para el mantenimiento de nuestros servicios básicos. O cómo, por ejemplo, -y en este punto pagar impuestos me hace especialmente feliz- la Fiscalía no considera cohecho el que donantes del PP reciban contratos de las administraciones que gestiona el PP porque no hay datos explícitos que relacionen ambas acciones. Es decir, no pone en la entrega de dinero al PP: “Vale por una adjudicación”. O mejor aún, “Vale por un cohecho”.

Estamos viendo robar a manos llenas ante nuestros propios ojos y nuestra propia indefensión  y no se puede hacer nada, al parecer. Denunciar los robos menores que acometen a cualquier mortal que no goza de esos privilegios, es como, acabo de relatar, una odisea. En realidad le pasa a mucha gente, todos los días, por mucha mayor cuantía en gran parte de las ocasiones, y todas las víctimas han de seguir el calvario marcado por el sistema para abandonar la reclamación en algún momento. No se puede tolerar, ya digo. Nadie debería callarse. Hay que dejar desnudo el sistema.

A las 2 menos cuarto llego a casa. 4 horas y cuarto después de haber salido. Era cuestión de dignidad. En alguno de los trasiegos -creo que ha sido la segunda vez que he llegado a comisaría- me han dicho: esto si hubiera venido antes de las 10 se lo hubiéramos hecho en un momento. O sea, cuando he salido de casa.

#ejecución

Cortometraje en apoyo a la lucha ciudadana contra los desahucios, de la PAH (Plataforma de Afectados por la Hipoteca) y en favor de la ILP (paremos los desahucios, dación en pago, alquiler social).

Protagonizado por Laura Dominguez y Carlos Serrano. Producido colectivamente por Audiovisual Working Class ( técnicos de cine y TV, militantes del sindicato TACEE).

¿Sacamos todo el dinero de los bancos como vía para negociar un armisticio?

 Son tantos los fuegos que arden hoy por las esquinas que resulta difícil elegir a cuál se acude con la manguera, pero probablemente sea lo sucedido con Chipre lo más apremiante. Este diminuto país, de peso irrelevante en la UE, acaba de sufrir el duro peso de la férrea mano que nos gobierna a todos: Merkel, la UE y el FMI, en téntaculo común. Estas altas instancias han decidido dar un “rescate” de 10.000 millones de euros a Chipre, pero también que el fiasco de su sistema financiero lo paguen sus ciudadanos. Sin ningún eufemismo ya. Al margen de los recortes que nos practican a todos, han entrado en sus cuentas corrientes, las han congelado (es decir, el corralito ya en Europa) y han dispuesto cuánto les sustraen. Cuentan las crónicas que Merkel y el FMI querían un “castigo” más ejemplar: una quita mayor.

 A los bancos europeos la generosa UE les ha dado ya 1,6 billones de euros confesos, sin ninguna contrapartida. Más aún, tienen el grifo abierto para el crédito del BCE a pagar al 1% mientras ellos lo prestan, incluso a los Estados, al 5 o al 6%. Solo a Bankia y los pufos españoles se les han entregado ya 37.000 millones de euros. 78.000 fue el rescate de Portugal que pagan en sangre y precariedad sus ciudadanos. Y Chipre, tan pequeño, por 10.000 se convierte en “castigo” –repito- ejemplar. Es que Merkel tiene elecciones pronto.

 El salto cualitativo dado por la UE con Chipre nos sitúa en un momento crítico. Las bolsas se están despeñando, en particular las españolas, sube nuestra prima de riesgo y hay que pagar más (fundamentalmente a los bancos… alemanes, qué casualidad). Si la hija del cura presbiteriano alemán decide que también hay que entrar a saco en nuestros ahorros, así se hará. El panolí neoliberal que nos gobierna y su troupe circense no opondrán el mínimo problema. De hecho, el viernes, cuando se perpetró lo de Chipre, dijeron que era “una buena solución”… no extrapolable a España. Para echarse a temblar.

 La más elemental prudencia (hasta Forges lo propone hoy) es sacar el dinero que se tenga de los bancos, antes que se nos “MERKELee» lo allí depositado. Esta medida drástica, si es masiva, supone, sin duda, la quiebra de todo el sistema financiero, de todo el sistema. Tabla rasa y vuelta a empezar. Los ricos ya llevan tiempo haciéndolo, están sacado dinero de España a espuertas. En cifras récord. ¿Qué pasaría si lo hiciésemos todos? No somos menos “antipatriotas” que las grandes fortunas ¿Verdad?

La masa ameba que se evade con esta programación, en cuanto vea que hay colas en los bancos, deja el sofá y se va a sacar la pasta para meterla debajo del colchón. Eso con seguridad. Es lo que tiene el egoísmo y el espíritu gregario que les caracteriza. Pero es que es la guerra. Lo de Merkel, la UE y el FMI con los chipriotas es una declaración de guerra a los ciudadanos.

 ¿Sería tan impensable responder al pulso vaciándoles los bancos? No solo en España, en toda la Unión o en los países acosados al menos. Como petaría todo, seguro que, al menos, cambiaban de actitud y se podía negociar un tratado de paz. Poner condiciones. Ahora todas las tortas son para los ciudadanos. Y encima osan hablar de “castigos” ¿quién los merece más? ¿No será más fácil que salten Merkel, los jerifaltes de la UE y hasta el FMI a que lo hagamos todos los ciudadanos europeos? De momento van ganando. Por K.O.

 forges.chipre

Corriendo para ganarle la carrera al alud

Reyal Urbis acaba de presentar concurso de acreedores. Es la segunda mayor quiebra de la historia del ladrillo, tras Martinsa. Orizonia, el gran consorcio turístico, anuncia un ERE que afectará a casi un 70% de la plantilla, entre 3.000 y 3.500 empleados. Pelean los trabajadores de IBERIA contra el plan de reestructuración de la empresa. El agujero negro de las entidades financieras, mientras, sigue anotando datos con discreción: CatalunyaBanc y NCG tendrán pérdidas de unos 20.000 millones.

 Pero, tranquilos, no pasa nada, todo va bien. Avanzan los voceros del gobierno que la reforma laboral es cosa estupenda que “su efecto se notará más a medio plazo, pero en un año ha frenado despidos y atraído inversiones con altas dosis de flexibilidad”. Ya digo, hasta asimilarnos en competitividad a los chinos nos queda trecho. Preparan la intervención de Rajoy en el Congreso, donde anunciará un plan de choque contra el desempleo juvenil que es poco menos que jauja. Podría desatar un «huracán contractual», nos cuentan. 3.500 millones. 23.000 confesos le han dado solo a Bankia (se habla de 36.000 reales). 5.000 a la CAM… que fue vendida por 1 euro al Banco Sabadell.

 Sí, el gobierno se dispone a ir al largamente aplazado debate sobre el estado de la nación, con una batería de pianos de cola para adjudicar a apartamentos de 30 m². Limpio de polvos corruptos e ineficacia y de la paja de las declaraciones manipuladoras. Y lo grandioso es que mucha gente les creerá. Estamos tan tristes, necesitamos tanto alguna alegría. Gran Hermano ya va por la 14º edición copando audiencias. Y quienes podrían hacer algo desde una oposición progresista andan a la greña con el quítate tú que ahora me toca a mí.

 El alud cae sobre nosotros. Hace tiempo que lleva arrasando a unas cuantas personas y a unos cuantos derechos en su alocada carrera. Es lo suyo: la bola se engrosa y cae por su propio peso, no puede hacer otra cosa. Pero el ejecutivo y los poderes para quienes gobierna corren y nos obligan a correr tratando de ganarle la partida a la debacle. Un helicóptero les aguarda para evacuarles en el momento preciso. A ellos. Lástima que no sea el que la cordura espera. El que tuvo que pillarse De la Rúa en Argentina en 2001.

¿Es éste «el sistema» que queremos conservar?

Se trataba y se trata, nos dicen,  de mantener “el sistema”, son “demasiado grandes para caer” y podrían desequilibrarlo. Los gobiernos europeos han destinado 3,7 billones de euros (37 millones de millones) de dinero público para sostener a sus bancos. Una cifra superior, por ejemplo, al Producto Interior Bruto de la poderosa Alemania, según un documento elaborado por la Unión Europea. Las ayudas a los bancos norteamericanos no son en modo alguno menores.

Las medidas puestas en marcha por los distintos gobiernos para reanimar el sector bancario no sólo superan el PIB de la primera economía europea, sino que han incrementado el déficit presupuestario de la unión desde 2008 hasta su nivel máximo en tres años. Ello, en su opinión, obliga a reducir el gasto a costa de los ciudadanos. A destrozar la sanidad pública catalana, por ejemplo. Con riesgo para la vida. Y a vivir pendientes de «la deuda», de las agencias de calificación y «los mercados».

    Entretanto, el Cuerno de África se muere de hambre. Abandonado absolutamente a su suerte, en la zona, Somalia es lo que llaman un «estado fallido». Los alimentos como arma de guerra tribal, la sequía como problema y excusa, la especulación alimentaria. El caso es que el goteo de víctimas es incesante por no poder comer. 

La FAO ha «comprometido», dicen,  350 millones de euros para ayudas «de urgencia» a los afectados.  A los muertos de hambre, se une la malnutrición aguda, un 30% de los niño, por ejemplo, la padecen. 13 millones de personas de todas las edades  que necesitan meter algo en el estómago ya, hoy. Y no es cuestión de caridad sino de justicia solucionarlo.

Echad cuentas. Vergara las ha echado ya, como algunos de nosotros. ¿Es éste «el sistema» que queremos conservar? ¿Quiénes lo quieren conservar? ¿A beneficio de quién?

Vergara. Público.

Impago de hipotecas inmobiliarias ¿Timo legal?

 Aparentemente es uno de los más perfectos «timos» (legales) que se hayan concebido. En España, la ley permite que las entidades bancarias puedan quedarse con la casa de quien no paga, por la mitad de su precio y además, seguir reclamando de por vida, la deuda a las familias. Esto no es así en todos los países. Por ejemplo, en Estados Unidos (y en la mayoría de los europeos) la deuda se cancela cuando el banco se queda con la propiedad. Pero en España la legislación agrava el drama que supone la pérdida de lo que se considera el principal bien al que tenemos acceso: la vivienda. Asociaciones de afectados han presentado en el Congreso una propuesta de modificación de la ley hipotecaria.

   Informe Semanal ha realizado esta semana un reportaje (del sólido Pedro Soler) sobre el tema llamado «Vidas hipotecadas», yo varío aquí algo el título. He buscado y la ley que rige es más que centenaria y ha sufrido  diversas modificaciones (la última del año 2000). ¿Habéis oído algún movimiento que intente corregir esta atrocidad?  

¿Dónde quedó esto?:

Constitución Española. Artículo 47.

«Todos los españoles tienen derecho a disfrutar de una vivienda digna y adecuada. Los poderes públicos promoverán las condiciones necesarias y establecerán las normas pertinentes para hacer efectivo este derecho, regulando la utilización del suelo de acuerdo con el interés general para impedir la especulación.

La comunidad participará en las plusvalías que genere la acción urbanística de los entes públicos».

TVE no permite embeber el vídeo. Lo tenéis aquí:

http://www.rtve.es/mediateca/videos/20101120/informe-semanal-vidas-hipotecadas/936583.shtml?s1=programas&s2=informe-semanal&s3==

BCHC, el Banco de los Ciudadanos Hartos y Cabreados

Fragmento portada de Chris Ware, censura en Fortune (abril 2010)

 

Desde que escribí una entrada en el blog con un título muy similar el 10 de Mayo de 2009, la situación ha empeorado para la mayoría de la población mundial. 30 millones de parados se ha llevado la “crisis de los pobres” –los ricos han obtenido más beneficios aún de ella-. Se han apretado las tuercas a los ciudadanos, mermando sueldos, derechos, y expectativas. Y no hay un solo indicio de que nada vaya a cambiar de signo y sí de que pretenden agravar el problema con nuevos ahogos que eufemísticamente llaman “reformas”.  

Del otro lado, vemos a los bancos por ejemplo comprando a colegas de otros países mes sí, mes no. El Santander a uno polaco por 3.000 millones de euros la semana pasada. Y, lo que más me ha llamado la atención: que hasta ahora con que dispongan en efectivo del 2% del monto de dinero que manejan ya es suficiente. Y su “reforma”, estudiada estos días en Basilea, va ser tan revolucionaria que llegará a que les sea exigido el 6% de dinero real en 2019.  

Traduzcamos a sueldos, a un sueldo decente: 3.000 euros mensuales. Con tener 60 euros demostrables es suficiente para endeudarse, pagar, comprar, responder. 180 euros dentro de casi una década. Si no llegamos, el Estado nos ayuda. ¿Nos ayuda hoy? A colgarnos de la soga.  

Puesto que los bancos SIEMPRE tienen beneficios -son  «To big to fail» (demasiado grandes para caer) como ha demostrado la inyección de dinero público para su mantenimiento- , ha llegado la hora de crear el nuestro, el BCHC, unas siglas muy adecuadas, no me lo negaréis. Banco de los Ciudadanos Hartos y Cabreados.  

Los principales escollos para la constitución del banco –porque el resto es puro trámite burocrático- son:  

  • Capital social inicial no inferior a 3.000 millones de pesetas (Decreto de 1995), por tanto 18 millones de euros, desembolsado íntegramente en efectivo. 18 millones de ciudadanos hartos y cabreados no somos, que sería lo más asequible, pero puede que 1.800 sí, incluso 18.000 a invertir 1.000 euros. 180.000 a 100 euros (este porcentaje sería el que mejor me vendría a mí).
  • Honorabilidad comercial y profesional acreditada por una trayectoria personal de respeto a las Leyes que regulan la actividad económica. Yo creo que si no has devuelto jamás un recibo y similares será suficiente. Y me da que ciertas excepciones en los ya constituidos ya se dan.
  • La idoneidad valora los medios patrimoniales con que cuentan dichos accionistas para atender los compromisos asumidos. Éste es más peliagudo porque sólo permite crear bancos a los ricos.
  • Y la decisión final de aceptarnos es del Ministerio de Economía con el visto bueno del Banco de España. Acreditados neoliberales, con grandes querencias por las ingentes fortunas, pero si ponemos el dinero sobre la mesa igual nos aprecian también.

Encontrar alguien con experiencia bancaria, financiera o económica no será mayor problema, parece que con esos conocimientos sólo son precisas tres personas.  

De cualquier manera se trata, como digo, se aprovechar el propio sistema. Vamos con 1.000 euros a un banco y pedimos un crédito de 6.000. Con esos 6.000 a otro banco, y lo aumentamos a 10.000. Si nos juntamos un grupo suficiente de personas, podemos reunir fondos, no sólo para crear el banco y el papeleo sino también para una sede. Hagámosla de diseño, distinta, en un parque, en un mercado. Aunque probablemente es mejor no despertar sospechas, una sede de piedra y madera noble será más aconsejable. Alquilada, por supuesto.  

Atrevámonos a ingresar nuestras nóminas y ahorros –de tenerlos-, a facilitar créditos humanos. Los bancos siempre ganan cifras que rondan los 5.000 millones anuales. Nosotros vamos a ser modestos en nuestros inicios, pero también conseguiremos sustanciales beneficios. Seguro.  

Nos unimos a continuación a un grupo de comunicación. Logramos prebendas e influimos en su línea editorial para lograr más beneficios, más poder para cambiar algo. Incluso podemos crear uno nuevo, innovador, honesto, realmente informativo. Procuramos, entretanto, seguir favoreciendo a los clientes. Sin engañarles con productos trampas, y facilitando sus inversiones y proyectos. Ya estamos instalados. De producirse trapicheos y desfalcos -la terrible condición humana-, nos hayamos a salvo de Hacienda y de la justicia, mucho más que si robamos una pera en una frutería. Y al infractor, lo expulsamos. Creamos una fundación anexa al banco para desgravar impuestos. Y contratamos a los mejores abogados para que nos salgan las cuentas a devolver. ¿Qué tal si también formamos o nos anexionamos a un partido político, con sus sueldos e influencias? Los amigos nos pueden construir hasta aeropuertos privados al lado de casa. Como vemos, nos irá igual de bien sea cual sea quien ocupe el gobierno.   

Ya consolidados, empezaremos a poner dinero en proyectos que ayuden efectivamente a la sociedad. Ahogaremos a las empresas que expulsen a los trabajadores, ayudaremos a los pequeños emprendedores. Atraeremos, con los nuevos métodos, un gran número de clientes. Con nuestro poder económico y mediático –social también en nuestro raro caso-, presionaremos a los gobiernos para que efectúen cambios. El futuro es nuestro.  

  Por mi parte este artículo ha sido un mero juego malabar. Probablemente estamos ante una entelequia. O no. Hablándolo anoche en twitter enlazaron esto: ya existe banca ética.  En Suecia, cómo no.  

 Lo que sí os aseguro como rigurosamente cierto es esto: juntos podemos con todo. Únicamente se producen cambios por la presión del poder. Lo tenemos: somos más y estamos conectados en Red. Solo hace falta querer acometer proyectos. Así, sí será nuestro el futuro, bastante distinto al que nos preparan.  

¿Por qué no se puede incomodar con impuestos a los ricos españoles?

Pregunta Ignacio Escolar ¿Por qué los recortes sociales de Zapatero son para junio y las subidas de impuestos a los más ricos serán «en su momento”?

Elena Salgado declaró que si subía las tasas a las SICAV se irían de España. «El capital viaja a la velocidad de la luz«, declaró en concreto. Y en ésa idea sigue hoy mismo. Pero de hecho se han ido ya, como sucede en todos los países desarrollados, en busca de mano de obra “barata”, es decir, explotada.

 Puestos a reflexionar qué nos supondría su partida, vemos que fuera no mueren por el sello español. Se han trabajado a fondo que así sea. Sólo un centenar de empresas españolas son reconocidas internacionalmente. Las principales: Inditex, Telefónica, los Bancos y los Clubes deportivos. Nuestras estrellas económicas representan un 2% de las marcas mundiales. Sólo hay tres entre las 100 grandes compañías del orbe. La primera que aparecía en la lista Forbes de empresas 2008 -no encuentro la de 2010, quizás no la hagan ya-, es el Banco de Santander, que figuraba en el puesto número 58. Telefónica estaba en el 76 y Repsol YPF, en el 92. Puede que nos les convenga demasiado competir en el mercado internacional, sin las prebendas de las que gozan aquí.

Siempre son los mismos y el año pasado, el de la crisis,  incrementaron su patrimonio -como siempre- sobre el anterior. El único rico de solemnidad como individuo es Amancio Ortega (Inditex) eso sí en el puesto 9. Hay que llegar hasta el 400 para encontrar al grueso de los demás. Florentino Pérez con todo su esfuerzo está en el 536. Y para bucear por el resto de los Billioners de todo el mundo y sus ganancias, aquí el enlace en inglés.

 Pero veamos,  la mayoría de nuestros millonarios lo son por sus inversiones en el mercado de valores, luego tampoco dan trabajo, salvo ¿a los corredores de bolsa? Los importantes suelen ser de otros países.  Inditex fabrica fuera de España. Luego aquí emplea básicamente a dependientas. Telefónica también tiene operadoras «deslocalizadas» en países latinoamericanos. Están los técnicos, a ésos parece que dan trabajo. Los bancos a personal de gestión. ¿Y los clubes de fútbol? A los jugadores, entrenadores y equipo técnico, a los que cuidan el campo y a los vendedores de camisetas y de entradas. Vamos, nada que ver con Altos Hornos de Vizcaya o los Astilleros de Vigo, que ya no convienen a los nuevos tiempos. Ahora no se fabrica, no se da trabajo y riqueza a la zona, se juega en el casino.

  Dejan dinero, eso sí, en los comercios de lujo, siempre que no vayan a comprar a Roma o Nueva York.  En los restaurantes idem. En los clubs de golf e hípicos selectos. ¿Los fabricantes de yates?  Quizás -es una sugerencia- podríamos pasar sin ellos y reciclar a los afectados por su marcha.

  ¿Por qué no se puede incomodar a los ricos españoles? No veo otra explicación que por miopía intensa. Y, quizás, por seguir un modelo y un mito, sin analizar la realidad.

Actualización: gracias al primer comentario recuerdo que «los partidos obtienen el 70% de sus recursos de la banca«. Claro que, hace unos días, escuché a Carlos Elordi (Cadena SER) decir que pagan los créditos que reciben del BCE al 1% y lo prestan al Estado español al 4% ó 5%. Me sigo quedando con la miopía, por no insultar, vamos.

10 propuestas básicas para sanear la economía

Los sabios expertos en economía –esos que tan sagazmente alertaron de la crisis para atenuar su impacto y proponen, sin cesar, medidas para salir de ella- no pueden estar solos en tan decisiva labor. Cada ciudadano puede ayudar a los gobiernos con soluciones por más modestas que sean. Nunca serán tan efectivas como las que vemos a diario salidas de las prodigiosas mentes de quienes saben de esto, pero grano a grano también nosotros podemos contribuir a sanear la economía.

1) Vacaciones de Navidad de 15 días para los parlamentarios. Sus señorías vuelven hoy al Parlamento tras las vacaciones de aquella fiesta que vivimos en el remoto pasado: la Navidad. Propongo que diputados y senadores disfruten de 15 días libres en este período –como los más privilegiados-, y no de mes y medio.

2) Plenos de un representante por partido. Una medida más operativa que la actual sería que acudieran a los plenos un solo miembro de cada partido, dado que cada formación vota lo que le dice la dirección. El resto podría emplear el tiempo en trabajar por los ciudadanos en pequeñas y múltiples comisiones. Podrían incluso hacerlo desde sus circunscripciones –para evitar dietas- por medio de emails y teléfonos fijos con tarifa plana.

3) Racionalización de los móviles. La comunidad valenciana gastó en un solo año 451.753 euros en teléfono. Algunos incluso se descargaron politonos y llamaron a concursos. Se han denunciado otros muchos casos a lo largo de nuestra geografía. Parece un práctica general y, probablemente, extensible a los parlamentarios europeos. Se propone un control exhaustivo del uso de los móviles pagados con cargo al erario público.

4) Reducción en actos protocolarios.La Comunidad de Madrid se gastó 1,200.000 euros en el acto de inauguración del Teatro del Canal de Isabel II. En el desglose había 126.000 euros para el cóctel a los 900 invitados y 57.000 para las bolsas regalo personalizadas. La Comunidad luego justificó su necesidad. No es fijación, es uno más de los saraos ostensosos. Con enorme frecuencia, todos los estamentos, de todos los partidos, celebran diversos festejos. Una medida de choque sería servir patatas fritas y panchitos, con un buen vino español. Para empezar.

5) Extrema reducción en publicidad. Madrid y Andalucía -por este orden- gastaron el año pasado en publicidad más de 14 millones de euros cada una. La Comunidad de Madrid ha hecho un considerable esfuerzo de austeridad dado que en 2007 invirtió en publicidad más de la mitad que toda la Administración central; 169 millones de euros 268 millones la Administración Central. Innecesarios: Todos sabemos ya lo maravillas que son los entes que nos gestionan.

6) Racionalización o supresión del Plan E, arbitrado por el Gobierno. Ni como excepción sería tolerable: el Ayuntamiento de Torrejón de Ardoz, Madrid –sí, uno de los que ahuyenta inmigrantes- construyó, con cargo a esta partida, reproducciones de la Puerta de Brandenburgo, la Fontana de Trevi o el Taj Mahal. En el enlace las fotos de la indispensable obra.

7) Exhaustivo control de las subvenciones, especialmente a las asociaciones autodenominadas “sin ánimo de lucro”. En este post os di cumplida cuenta de unas cuantas que encontré. Un ejemplo: 500.000 euros  en Baleares “destinados a fundaciones, personas jurídicas privadas sin ánimo de lucro, iglesias, confesiones, comunidades religiosas y entidades que les están vinculadas, y cualquier otra persona jurídica privada sin ánimo de lucro, que promuevan una actividad pública mediante actuaciones de interés general…”

8 ) Supresión parcial de Grandes Superficies y prohibición de establecer sucursales de tiendas de las mismas cadenas de venta a menos de 4 kms una de otra. La medida tendería a disuadir del consumismo en lugar de incitarlo.

9) Reciclaje de los trabajadores de las fábricas de coches para efectuar otras labores de elementos más precisos a la sociedad. Eliminaríamos la hiperconcentración de vehículos en la calle, estimularíamos el aprovechamiento del coche para quien lo posea, y el transporte público.

10) Conversión de las Cajas de Ahorros en bancos públicos. Competirían con los privados en concesión de créditos y facilidades para el usuario. Condición inexcusable: eliminar el «mamoneo»  -con perdón- de los partidos en sus cargos directivos. Observad en el enlace la composición del Consejo de Administración de Caja Madrid –el más recientemente remodelado- y decidme qué saben de economía algunos de ellos.

  Hay muchos otros sectores donde actuar, y os invito a proponer nuevas medidas.  No sabemos de economía como los grandes y eficaces expertos, pero toda idea sensata, toda ayuda constructiva, habrá de ser bien recibida.

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