Un escándalo sostenido por corruptos y cenutrios

rajoy.camps.rita

 

Audiencia Nacional. Crespo nombra en Gürtel a Costa, Fabra y Camps. Y, Rajoy, en FITUR, rodeado de periodistas, dice… que 2017 fue un año magnífico para el turismo. Así funciona el tinglado. En los últimos días, varios encausados por corrupción han cantado ante la justicia para confirmar las sospechas largamente avanzadas. En España, miembros del Partido Popular o de los nacionalistas catalanes de Convergencia i Unió contrataron obras, pagadas con dinero público, a cambio de mordidas astronómicas en las que el que pudo metió el cazo para volcarlo a su bolsillo. De estos partidos básicamente y también de otros. Una práctica que se presume habitual, una forma de ejercer la función pública. Pero el problema ni siquiera acaba ahí.

Constatamos que a amplios sectores de la sociedad les da lo mismo que les roben, que nos roben. Que la justicia va por barrios, dejando oasis de intocables y deteniendo con aroma de arbitrariedad por opiniones  o actitudes convertidas en delito. Sabemos que nada sano puede salir de la abismal disparidad de criterios al abordar los problemas. Que el río revuelto viene con víctimas asfixiadas y pescadores que se aprovechan ignorando todo escrúpulo. Comprobamos que las injusticias sociales alcanzan cotas de escándalo. O que un empresario condenado por las tarjetas Black, investigado por otra trama de corrupción, recién denunciado por un compinche como receptor de una comisión millonaria, llamadocompi yogui por los Reyes de España, viaja a Davos en la comitiva que nos representa como país y que encabeza el propio Felipe VI.

Vivimos tiempos complicados que parecen encaminarse a un futuro peor. Hasta la ficción literaria y cinematográfica nos presenta un espejo negro, un Black Mirror, al que avanzamos. Se han aparcado los coches voladores y los trajes fluorescentes, la ciencia ficción nos lleva a un terreno más oscuro. Quizás porque es más realista, más apoyado en datos del presente. Solo que el futuro no está escrito; el espejo no es barrera, es cristal frágil y quebradizo. Detrás puede haber esa sima que auguran o nuevos horizontes para construir, dejando atrás la mugre.

Depende de nosotros, de todos nosotros. En gran medida, de los cómplices de este estado insostenible. Una de las primeras obras que vi representada en un teatro –el Teatro Principal de Zaragoza- fue “A puerta cerrada”, de Jean Paul Sartre. Tan rotunda que, con ella, entendí para siempre que El infierno son los otros.  La mayor de las armonías puede verse alterada por las relaciones personales hasta  crear un clima insostenible. El infierno son los otros, a menudo, del mismo modo que hay personas que, por el contrario,  se convierten en aliados y soporte.

Hoy, en España y en muchos otros lugares del mundo, van ganando los colaboradores necesarios de la sinrazón, el abuso y la tiranía. Un grupo significativo como coautores directos, otros por pura tibieza y una gran mayoría sin ser conscientes siquiera. ¿Cuántos valores tienen que fallar en una sociedad, en cada persona, para que se apueste por dirigentes corruptos, aprovechados, sin preparación ni ética, turbios, falaces, a pesar de que dañan hasta los propios intereses de sus electores?  Los hilos son ya tan gruesos, hay tanto que cargar y es tan innecesario ya disimular, que sin duda cabe hablar de influencias y manipulaciones pero eso no lo explica todo, ni mucho menos lo justifica.

El infierno son los otros, los que enturbian la vida.  Estamos conviviendo en el mismo país donde millones de personas miran a otro lado cuando el gobierno deja sin atención a los dependientes o aplica políticas que aumentan la pobreza mientras favorece la sobreabundancia de las grandes fortunas. Son datos y lo saben por más que sus gurús de baba les mareen con las cifras. Hay 13 millones de personas en España en riesgo de exclusión social, casi 5 no pueden calentar su casa cuando hace frío.  Cada semana  mueren 8 trabajadores durante su jornada laboral.  Según datos del Ministerio, en 2017 hubo 451 accidentes mortales y 3.500 graves.  Las cifras aumentan. Habrá razones.

Y sigue habiendo desahucios. Agustín  Moreno, un profesor que acaba de jubilarse y que venía escribiendo textos imprescindibles sobre educación, empleó su recién estrenado tiempo libre esta semana en acudir a un desahucio. Lo contó en Cuarto Poder. Y previamente escribió en Twitter: ¿Cómo se puede dejar en la calle a una madre con 2 hijos de 16 y de 12 años, uno de ellos con una minusvalía del 41%, y que no se les caiga la cara de vergüenza a todos los que tienen la responsabilidad de evitarlo?  Esto se vota. ¿Cuántas valores han de anularse para llegar a este extremo? ¿Cuánta miseria esconde el silencio cómplice?

Y se vota la privatización de la sanidad y las goteras, una tromba de agua en realidad, en la UCI pediátrica de un hospital público. La Unidad para niños en estado de máxima gravedad. El colapso de las urgencias y las listas de espera. Y se apuesta en las urnas por los empleos de una semana de duración que trajo la reforma laboral, los sueldos precarios, la disminución de los subsidios de desempleo. Y por la subida de casi 500 euros en las tasas universitarias. Y el aumento descomunal de la Deuda Pública, negocio de especuladores. Está en el 99,4%, en 2007 la teníamos en el 35,5%, echen cuentas. Y la politización de la justicia. Y la RTVE manipulada para contar lo contrario de lo que ocurre. Y las subvenciones en forma de publicidad institucional a los medios que terminan siendo concertados con el gobierno, con el poder, con todos los que comen en esa mesa.

Se está privando a políticos de sus derechos civiles sin haberse determinado su culpabilidad en un juicio. Se invirtieron  87 millones de euros en el despliegue policial para enfrentar el referéndum en Catalunya. El Ministro Zoido llamó al operativo Operación Copérnico por, dice, “el giro copernicano” que tendría que darse. Un ministro a juego con sus votantes, sin duda. Se está pervirtiendo el lenguaje con fines precisos como no soñó ni Orwell. O sí, él sí. Se manda, insisto, a Davos a una representación de España que, sin quererlo, es demasiado fidedigna, porque nada trae consecuencias.  Aunque no lo parezca, también todo esto se vota.

Hemos tenido gobiernos que, no solo rescatan con nuestro dinero a bancos y empresas, sino que consintieron el fraude de las preferentes. Y ahí los vemos en comisiones de pasar el rato, echando culpas fuera. Lo hicieron solos y en compañía de otros. Lo hacen aún con tantas cosas. Se vota, esto se vota. Dando la confianza a los partidos responsables de esta gestión y a los partidos que les apoyan. Es cierto que uno no puede asumir todos los errores de aquellos a quienes eligió, pero lo que está pasando en España dista mucho de ser el ejercicio normal de la política. De la justicia y el periodismo también. Demasiadas irregulares y trampas que los tuercen. Nos sentencian a una condena que se da como irremediable y no lo es.

El infierno son los otros. Se ven ejércitos de zombis, tabernios, cuñados, cenutrios, neutrinos, encandilarse con quienes ponen en peligro su propia sanidad, su propia pensión, la educación de todos, el progreso en forma de investigación, la cultura. Apriétense los cinturones los pensionistas que hay que rescatar a las  autopistas privadas y no hay más dinero. España consolidó ese modelo que, además, se cree muy sabio y avispado, exactamente igual que las víctimas del timo de la estampita o el tocomocho. Los que, siguiendo la flecha, condenan a los conductores varados en la nieve y se enfervorizan con el “a por ellos”.  Los que censuran severamente a las víctimas de la codicia y bajan los ojos ante sus verdugos. Parece haber millones de seres que no relacionan sus hechos con las consecuencias que ocasionan. Hijos de esa España eterna que se ocupó a fondo en disuadir el pensamiento crítico y propio.

Son demasiados. Tras el Black Mirror no está el coche fantástico, está el ejército de espectros guiados por los Caminantes Blancos. En este juego de tronos son decisivos. Avanzan sin mirar atrás, pierden brazos, piernas, la cabeza, y siguen andando, abatiendo, sepultando, como enemigos. Cuando hay otra realidad tras el espejo: una puerta, y vías abiertas, y una luz, una sociedad y un país que podría apostar por la decencia y el futuro. Es que por este camino no va a haber ni mañana.

 

Rajoy, culpable

Hoy es día de hablar de la declaración de Rajoy, todo un presidente de gobierno, ante la Audiencia Nacional.  Un Rajoy que ha precisado ayuda legal y asesoría -a las que añadirá su acreditada desfachatez- para actuar tan solo como testigo en la trama que sacude a su partido. En una de ellas, la Gürtel.  El presidente de la Audiencia Nacional  tiene previsto – como contaba Elisa Beni – salir a recibir al testigo, abrirle la puerta del coche y acompañarlo hasta la sala de vistas. Bajo palio, mejor, sí, que suben las temperaturas. Tengamos en cuenta que al ciudadano Mariano Rajoy Brey, no al presidente del gobierno,  le « obligó el Tribunal a declarar presencialmente», como titulaba la prensa.

Es importante lo que el tribunal le pregunte y lo que Rajoy conteste. Un pequeño paso para la justicia y uno grande para aliviar la sensación de impunidad.  Pero raro será que se salga de su manual y no responda con un constante «esa corrupción de la que usted me habla», alabe su propia gestión azote de corruptos y descargue culpas en otros. Arropado desde afuera por declaraciones exculpatorias de miembros del PP, portadas y artículos de apoyo, sin descartar alguna Venezuela, Catalunya, o escándalo sobrevenido para distraer la atención.

Ocurre, sin embargo, que España es un país, hoy por hoy, agobiantemente corrupto. Ese conglomerado que aglutina a los diversos poderes y que, como en un cesto con cebollas podridas, ha alcanzado unas cotas de putrefacción difícilmente superables en un país desarrollado. Pueden contar y cantar, disuadir, distraer pero la realidad se muestra cada día más tozuda. Y alguien tiene la culpa. No solo Rajoy, pero Rajoy, desde luego, por sus cargos y porque siempre ha estado ahí.

Resulta que el último detenido, Ángel María Villar, llevaba treinta años treinta, rebañando millones para sus bolsillos, según el auto judicial. Ya hemos arrinconado el caso de Luis Pineda y Ausbanc , con otros veinte años como mínimo extorsionando a empresas poderosísimas –lo más granado del país como BBVA y Santander entre otras- que pagaban y callaban ¿por qué? ¿De esto no se hablaba en los palcos de negocios de altos vuelos? ¿No se comentaba en otros cenáculos del poder?

De las tramas de corrupción «vinculadas al PP», como se dice cortésmente, ya hemos perdido la cuenta. Las más gruesas parecen Gürtel, Púnica y Lezo, pero arrastramos una amplia soga de múltiples nudos que se extiende por toda España prácticamente.  No hay semana que no aflore de los sumideros un nuevo atraco al erario. Casos aislados, dicen. Vamos, anda.

Estos días andan declarando ante el juez –sin que merezca mayor atención informativa-,  investigados en la Operación Prisma, también conocida como Arpegio, parte de Púnica. Haría falta una guía detallada para seguir la corrupción española. Ésta es en la Comunidad de Madrid y se vincula a « la voracidad de Granados por “un botín de 3.000 millones de euros».  Según cabe deducir,  buena parte de quienes pasaban por el tema, pillaban. Como en el resto de las tramas, es el modus operandi. Casualidades de la vida, uno de los dossieres extraviados últimamente es de Arpegio y atañe al hoy numero 3 de Cifuentes, González Taboada.  Cifuentes gobierna gracias a Ciudadanos que ha tenido una contundente reacción:  Pide a Cifuentes que custodie mejor los documentos. 

Borrado de los discos duros de Bárcenas -35 veces, una tras otra-, asaltos a domicilios de fiscales, incluido al nuevo Fiscal Anticorrupción mientras tomaba posesión como marcando territorio, desaparición continuada ya de dossieres judiciales completos sobre casos de corrupción de miembros del PP,  implicados muertos en extrañas circunstancias ¿qué país se traga esto como normal? ¿Qué sociedad con todos sus estamentos desde el más alto al común de la gente es capaz de vivir en esta pocilga?

La otra gran pata de la corrupción atañe a la propia democracia. A estas alturas de la historia está documentada la existencia de una política “política” al servicio del PP para tratar de eludir sus imputaciones por corrupción y para atacar a sus enemigos políticos.  Hechos y personas que revelan una red impropia de un Estado de Derecho. Presuntos periodistas,  aún en ejercicio y estrellato, que difunden informes falsos. O, a modo de ejemplo simplemente de concomitancia, en una de las empresas privadas del Comisario Villarejo impartían clases dos altos cargos de Justicia: Moix y Maza, (minuto 41,56).

Los periodistas de Público Patricia López  y Carlos Enrique Bayo investigaron esta policía política del PP  hasta elaborar el documental “ Las cloacas de Interior”, lo que a su vez llevó a una comisión parlamentaria saldada de forma un tanto vergonzante.  Aunque con frutos, saber por ejemplo los premios con falsos destinos a agentes de Fernández-Díaz.

 El documental, concluido en 2016, empieza a tener amplia difusión a pesar del escaso interés mostrado por él en los medios. Su contenido alcanza tal nivel de escándalo que algún periodista de prestigio intachable llegó a preguntarse: “¡Es acojonante! ¿Cómo puede no ocurrir nada?”.  Pregunta retórica sin duda: Esto pasa porque el PP cuenta con numerosos y estratégicos cómplices.

El País sale de la parquedad para decir que “al gobierno deberían preocuparle las prácticas dañinas de Interior en la etapa de Fernández Díaz”. Un gobierno que preside Rajoy y que nombró a ese ministro al que reiteró su apoyo en toda controversia. Un ministro que en una de las conversaciones grabadas afirma queel presidente lo sabe pero es un hombre muy discreto.

La corrupción española acumula larga solera, es una forma de vivir y, en la etapa posterior a la Transición, nos ha ido invadiendo, colonizando, durante varias legislaturas y gobiernos. La muerte de Miguel Blesa ha vuelto a situarnos ante el “Aznarato”  y su asalto al poder. Uno de sus periodistas afines, descontento después, lo contaba en ABC.  Y nunca tiene repercusiones de entidad.

No las va a tener para Rajoy su declaración como testigo privilegiado.  Ni judicial, ni socialmente. Al margen de lo que añada a nuestro conocimiento del personaje.  Solo abundará en las causas profundas de nuestra situación y la atribución de responsabilidades.

Rajoy es culpable, solo y en compañía de otros. Son culpables de haber convertido España en un cenagal putrefacto e indigno. Del bochorno que sentimos muchos ciudadanos por tener semejantes linajes, aristocracia de la caspa, en el ejercicio del poder.  De la vergüenza ajena, tan honda y cercana en el caso de los medios, que enrojece como propia al ver impúdicas complicidades. De haber cultivado ese submundo de siervos manejables que se apunta hasta acallar el sentido común. De habernos hecho perder prácticamente la esperanza de una regeneración.  Así que lo que diga Rajoy e interpreten las crónicas monclovitas casi es lo de menos.

¿Cómo resistir a esta obscena manta de miserias?

 

“¿Cómo transmitir a tus hijos que existe la Justicia, que el esfuerzo recompensa, que el mal se castiga… cuando vives lo contrario?” Las preguntas en Twitter de Lore Beltz, una joven madre aparentemente, son las que se hace cualquier persona dotada de conciencia. Y es cierto que la obscena manta de miserias que nos está cayendo no permite apenas ni recuperarse tras cada andanada. Allí tenemos vomitando corrupciones a los imputados de la trama Gürtel y otras tramas, en las que siempre está el Partido Popular. Y ves a sus portavoces eximiéndose de responsabilidades con un cinismo que excede todos los límites imaginables. Las mismas personas que se disponen a gestionar otra vez los asuntos de todos, apoyados por un poderosos y turbio sector del colega PSOE.

Oír a Francisco Correa, la cabeza visible de la Gürtel, es entender en qué terminó convertido el bipartidismo español. Y hiere tanto el saqueo, como la desvergüenza con la que se cuenta. Y la conspiración política a la altura de cómo se argumenta. ¿Se puede declarar sin sonrojo como ha hecho el portavoz de la Gestora del PSOE que “investir a Rajoy servirá para “sanar el daño” que hizo el PP”?  Modistos y curanderos por el mismo precio.

Produce indefensión comprobar que, cuando más ansias de cambio se pedían y se precisaban, vuelve a triunfar esa concepción de la política que consiste en sacar provecho de la sociedad que te ha dado las llaves del poder, sin el menor escrúpulo en saquearla. Y pensar que a unos cuantos millones de personas les da absolutamente igual que nos roben a todos.  Y que emigrar empieza a no ser una opción porque puedes toparte con la Raza Brexit que no te deje ni entrar en su paradisiaco país o que también te lo impidan en el resto de países que abrazan con igual ceguera la ultraderecha o, con más precisión, reeditan los fascismos.

Habrá tiempo de analizar el Golpe de Octubre en España que está a punto de mandarnos otra vez a la historia de la infamia, lo importante ahora es salir de la ira y el estupor para volver a preguntarse si ser decente vale la pena. Si buscar el bien común tiene algún futuro.  Si mantenerse en pie es preferible a la técnica para avanzar en el poder que definía Heinrich Mann en “El súbdito!: “Para arriba encorvarse, para abajo pisotear”. Estos días, el festejo del día 12 en particular, nos dejó pruebas hasta gráficas de ello.

“La resistencia es, seguramente, ese descubrimiento. Así que todas las apelaciones al desastre total, corrupción endémica y demás no suelen contribuir a la resistencia, sino que consolidan la reacción y niegan la posibilidad de oponer fuerza a la violencia del otro. Pero la resistencia no debe formar parte de la duda. Incluso si se cree que las cosas no tienen remedio, existe la obligación de estar decidido a cambiarlas”, escribía aquí la periodista Soledad Gallego Díaz en un estimulante artículo apelando a los “veranos invencibles”. (Puedes leerlo aquí).

No es solo cuestión de dignidad –que también-, pero no son solo valores éticos los que han de ser invocados. Las sociedades desiguales e injustas funcionan peor que las igualitarias y libres. En las primeras aumentan las tensiones sociales,  las enfermedades, los problemas mentales. Se reduce la esperanza de vida. Crece la violencia.  Las sociedades con mayor respeto a los derechos sociales, a los derechos en general, responden mejor a las crisis. Son incluso más competitivas.

Desde ese punto de vista pragmático, una sociedad más abierta permite desarrollar el potencial  de distintos modelos de creatividad, es más plural y rica. Las monolíticas -y más si  el grupo dirigente es como el que se dibuja ahora en España, ultraconservador y muy cerrado en ideas- se vuelva en crear zotes. Ese pavoroso prototipo de la mediocridad que rechaza la diferencia con la represión y la trampa.  No renta apostar por la injusticia. Basta ver las consecuencias de estar gobernados por personas con alma de general o sargento chusqueros.

¿Dónde estaríamos sin aquellos cuyo esfuerzo hizo avanzar a la Humanidad? Desde Copérnico a Darwin, a Newton, a Fleming si se quiere, a quienes siguen avanzando en el conocimiento científico. Algunos de ellos se dejaron más que la piel en su batalla contra la intolerancia. Que se lo digan a Hypatia de Alejandría. ¿Y dónde sin todos aquellos que prefirieron la firmeza de sus convicciones, el valor, a bajar la cerviz y tragar? Rosa Parks cuando se negó a bajarse de aquel autobús para blancos en Montgomery. Sin quienes cada día hoy siguen dando ejemplos de dignidad y de coraje en los mares de la vergüenza europea y todos los campos de la codicia.

¿El mal gana siempre? Muchas veces, demasiadas. Aunque no todo el que se arrastra consigue levantar al final la cabeza del barro. La maldad, la bajeza, la trampa, no vacuna contra la caída. A veces todo lo contrario, siempre habrá alguien más rastrero dispuesto a auparse sobre quien sea sin escrúpulos.

Nos acaban de hacer Nobel de Literatura a Bob Dylan. Nos lo han hecho en particular a aquellos que crecimos en varias primaveras de sueños de libertad, resistentes y fructiferos como los veranos invencibles. Sembrando bajo los adoquines las raíces de la posibilidad. Porque una cosa es retroceder, como está haciendo está sociedad, y otra regresar a las ideas que nos sustentaron en tiempos de avances. Ya son de todos. De los que tengan vista y coraje. Para volver a convencerse de que los tiempos están cambiando y  sumergirán como una piedra a los que se niegan a nadar con todos.

La respuesta existe. Vuela libre en el viento. Y pensar que no solo hay héroes y tiranos, la mayoría son simplemente arrastrados por la corriente.

*Publicado en ctxt.es

El jardín prohibido de la corrupción

Imaginemos a un periodista a quien las circunstancias sitúan ante claves fundamentales de la corrupción en su país. Durante meses, extrae información, habla con actores decisivos de la trama y termina recibiendo de manos del principal inculpado una confesión de sus delitos. Está moviendo sus hilos porque trata de negociar con la Fiscalía anticorrupción mejores condiciones en su condena y presiona con el clásico “tirar de la manta”. Lo que Ignacio Escolar, el periodista, ha conseguido es precisamente la porquería que en torno al hoy partido en el poder, PP, se escondía tapado. Presuntamente. Se la ha entregado uno de los responsables de esa acumulación de mugre, Francisco Correa. La operación se aborta. Correa vuelve a estirar el cobertor como si nada ocurriera y Escolar, director de eldiario.es, con esa información en la mano, decide publicarla.

Es un riesgo. Siempre, pero más en momentos difíciles como los que vivimos, informar de lo que no conviene al poder es un riesgo. Y un deber. Un deber fundamental. El periodismo solía ser llamado Cuarto Poder por ser el contrapoder al servicio de la sociedad. Ahora se ha convertido en gran medida en el Tercer Pilar del sistema junto al poder económico y al poder político.

Lo que cuenta Correa, como lo que contó Bárcenas, como las innumerables pruebas ya recogidas por la policía, la agencia tributaria y la justicia, nos sitúan ante un relato verosímil –con SMS presidenciales de apoyo y todo-, que, por supuesto, en un Estado de Derecho han de ser probados. El grave problema es que al tercer poder, el judicial, le ocurren cosas extrañas.

Todo empezó cuando el juez Baltasar Garzón inició el sumario de la Gürtel. Por una denuncia de cargos del PP, no lo olvidemos. A la vez comenzó a instruir otra causa contra el franquismo. Era el mes de julio de 2009 e Ignacio Escolar escribió en su blog:

Es una constante en los cuentos, leyendas y religiones de todas las tradiciones. El poder –sea dios, el rey o la propia sociedad– impone un tabú, una manzana prohibida, un jardín secreto que no se puede hollar, so pena de sufrir los peores castigos. Aquel que se atreve a comer del árbol de la ciencia, aquel que pisa el jardín prohibido, debe pagar por ello.(…) Del jardín secreto casi siempre se sale muerto.

 Parecía increíble, pero sí, Baltasar Garzón salió “muerto” del jardín secreto, aunque naturalmente pareció un accidente. Muertos quedaron los ordenadores de Bárcenas, la permanencia de jueces incómodos. Y muy vivas las reformas legales –como la que ahora mismo ya acorta los plazos de instrucción por una ley que jueces y fiscales consideran un pasaporte a la impunidad de los corruptos-. Y los contratos empresariales y las donaciones, y las indemnizaciones por errores, y los indultos, y los nombramientos, y los rescates, y las comisiones, y más tramas que nunca nadie prodá probar. Y los ceses y traslados de periodistas . Y todo es casualidad.

Y nunca pasa nada, escribía hace poco Ignacio Escolar. Así es. La primera que no parece exigirlo es la sociedad afectada ¿o creen que no les pasa factura?. Y aun así hay jueces que, como hizo Baltasar Garzón, se meten en el jardín prohibido porque no pueden hacer otra cosa. Y periodistas que publican lo que afecta gravemente a su país, a sabiendas de lo que le espera. Es un deber que no se puede eludir. Aunque “no pase nada”.

No es sano para una ciudadanía mantener un jardín acotado que acarree tales males por el solo hecho de pisarlo o, más bien, intentar desbrozar la maleza. Poco a poco nos está engullendo a todos. Esa es la manta que, presuntamente, quería echar a un lado Francisco Correa, esa es la manta que –por intereses espurios- tantos ayudan a volver a colocar.

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Mato y PP de Rajoy, de «partícipe a título lucrativo» a «partícipe a título lucrativo»

pp.auto.ruz

El auto del Juez Ruz lo dice bien claro: el PP es partícipe de la trama Gürtel a título lucrativo. Lo mismo que Ana Mato a quién finalmente se ha obligado a dimitir para intentar salvar los trastos del partido. Regla de tres: si Ana Mato tiene que irse porque «es partícipe a título lucrativo», ¿por qué nadie asume responsabilidades en el PP, también «partícipe a título lucrativo». Por el contrario, su presidente, Mariano Rajoy, ha vuelto a llevar al Congreso un discurso vacío en el que da entender que la corrupción no va con él. Sus señorías se han aplaudido a sí mismas, de hecho, cuando ha dicho el presidente: «España no está corrompida, la mayoría de los políticos son decentes».  Parece que le preocupa más que se hable tanto de corrupción, que se publique tanto y se insista tanto sobre los mismos casos.

En el PP, en concreto, ese partido en el que Rajoy siempre ha tenido cargos relevantes parece que más extendida sí está. A nivel de fosa séptica. Entre los implicados, grandes figuras del partido y puestos clave. Ruz sentará en el banquillo a 3 de los 4 ex tesoreros del PP, el cuarto Rosendo Naseiro también estuvo implicado, en su día. Pero se anuló el proceso porque las escuchas de sus conversaciones fueron consideradas ilegales (Trillo aquí jugó un gran papel según se comentaba). Algo así pasó con el inicio de la Gürtel, aquí fueron a mayores y quién pagó al punto de ser inhabilitado fue el juez: Baltasar Garzón.

Para los amantes de la manipulación, la referencia de wikipedia al Caso Naseiro es una pieza maestra. Un auténtico calvario dice que pasó José María Aznar. El tiempo ha demostrado, y este auto de Ruz es un ejemplo, cuánta verdad había detrás.

Si llegaron hasta a pagar las obras de su sede en negro o borrar los ordenadores de Bárcenas, ¿qué sinceridad se puede esperar de la lucha contra la corrupción de Rajoy y su corte de los milagros? Nos habla desde el fiemo que impregna su partido.

El nivel de cinismo -casi de esquizofrenia- que alcanza el hombre que 11 millones de españoles encomendaron dirigir este país lo evidencia, de nuevo, su propio discurso de hoy. Un pequeño ejemplo:

«La vida pública debe hacerse en la plaza pública, a la vista de todos», dice Rajoy, que oculta hasta sus reuniones con Urkullu o Mas.

Soraya Sáenz de Santamaría, ¡cómo no!, asume las funciones de Ana Mato -sanidad, asuntos sociales e igualdad- hasta que se nombre sustituto. Con éste, serán ya 12 cargos los que acumule la vicepresidenta. Porque es una superdotada que si no… Nadie podría ejercer bien tantos trabajos y de tanta responsabilidad. ¿O no lo hace bien?

La situación es insostenible. Hasta El País, que tantos quiebros ha hecho al PP en aras de su difícil situación económica, pide prácticamente la convocatoria de elecciones. Culmina su muy crítico editorial con Rajoy, así:

Esto es solo un anticipo de los estragos que el proceso de la trama Gürtel puede causar a un Gobierno débil. Se hace difícil pensar que la legislatura en curso pueda continuar un año más.

La noticia positiva es que la ministra que nunca debió serlo, Ana Mato, se va (aunque se queda de diputada). Su gestión será recordada como la de la persona que -a las órdenes de Mariano Rajoy y Sáenz de Santamaría y con la colaboración de los virreinatos populares y convergentes por las Comunidades Autónomas- deterioró casi de forma irreversible la sanidad pública española. Ángels Martínez Castells le dedica este emocionado recuerdo, con un repaso a las tropelías de la ministra. Una muestra:

Quedan pendientes las imperdonables responsabilidades de Mariano Rajoy, que debería dimitir de inmediato no sólo por beneficiarse también, por su cargo, de todas las tramas descubiertas en su Partido, sino sobre todo -y eso sí es criminal- por poner en manos de una política emblemática de la Gurtel un servicio público fundamental y nuestro derecho a la sanidad. Y hacerlos trizas entre insufribles incompetencias, rapiñas desmedidas y a contra reloj… Y ni un gesto de pesar por el sufrimiento y las muertes que sus destrozos han provocado. También en memoria de Alpha Pam, no te echaremos de menos, Ana Mato, pero esperamos que se vayan sumando cargos que te encadenen al banquillo.

Y una preocupación añadida. ¿En qué quedará todo esto con la justicia que disfrutamos? Ignacio Escolar plantea, entre otras cosas, la situación de Ruz ahora:

Desde la derecha culpan ahora al juez Pablo Ruz por hacer su trabajo: por sacar adelante la instrucción de un caso, la Gürtel, que ya iba por su quinto año triunfal. Dicen que ha escogido a propósito la fecha de este auto para fastidiar al presidente del Gobierno el pleno monográfico en el Congreso sobre corrupción.

El juez tiene prisa, pero no por aguar el enésimo discurso pomposo de Mariano Rajoy. Va corriendo porque sabe que es posible que  en un mes le toque abandonar el juzgado de la Audiencia Nacional y quiere dejar el trabajo hecho. El mismo Consejo General del Poder Judicial (CGPJ) que hace apenas cinco meses alababa su instrucción, el mismo que barajó dejarle como juez de apoyo para agilizar el juzgado más complicado de toda España, el central cinco de instrucción, ahora no tiene tan claro que este incómodo magistrado deba seguir en acción.

Después de la dimisión de Mato, el PP querrá dimitir a Pablo Ruz. Del politizado CGPJ depende que lo puedan conseguir.

¿Y qué hará la sociedad? Mariano Rajoy es un cadáver político, no se sabe si el hedor procede de esa condición o de la corrupción que emanan Génova y sus sedes regionales. Sin embargo tiene la costumbre de permanecer amarrado a su silla y la gente se lo permite. Todo el PP está tocado, pero también suelen usar sus aguijones con precisión. Que no clame toda la sociedad -excepto los cómplices- ante lo que está ocurriendo indica una grave patología. No sé si son conscientes de cuánto nos jugamos.

 

Los Pujol, garbanzos negros en una saca… de garbanzos negros

Treinta y cuatro años confesos eludiendo responsabilidades fiscales. Del hilo asomado por el ex presidente de la Generalitat catalana, Jordi Pujol, salen pesados fardos de podredumbre. Una familia actuando como en aquellos virreinatos de las Indias en los que lo normal era pagar peaje al poderoso a cambio de protección o prebendas. Algunas informaciones hablan hasta de mansiones de más de un millón de euros simplemente como regalo, contrapartida supuesta de contrato público.

 Es literalmente imposible que los sucesivos gobiernos y oposiciones, los ministros de Hacienda e inspectores de las Agencias tributarias, los vecinos de los susodichos incluso, no advirtieran nada. No cuela. De hecho Hervè Falciani, el “delator” del HSBC, informó y documentó al gobierno de Rajoy en enero de 2013 que Pujol figuraba en su lista de defraudadores españoles. Ha pasado año y medio desde entonces. Nueve años desde que el socialista Pasqual Maragall pronunciara una comprometedora frase -en alusión, se dijo, a contratación de obra pública- extensiva a toda la coalición de CiU: “Su problema se llama 3%”.   Tiempo ha habido de investigar algo.  Alguien lo intentó, los fiscales Mena y Jiménez Villarejo. Impresiona leer, en este diario, a Villarejo declarar:«Los fiscales generales del Estado que nombró el PSOE me prohibieron investigar a Pujol».

 ¿Por qué nadie ve nada? ¿Por qué callan o mandan callar quienes lo saben? ¿Se puede llegar al punto de conversar con una informante esencial ante micrófonos de una agencia de detectives sin enterarse de ese tema? Los Pujol son una familia, muy numerosa eso sí, pero una, el problema reside en que en el resto del Estado hay muchas más con similar actuación.

Las revelaciones del muy estimat y honorable Pujol coincidían con el fin de la investigación del  Caso Gürtel. Aquella que iniciara el oportunamente defenestrado –oh casualidad- Baltasar Garzón y concluye Ruz. ¿Y que dice el auto tras 5 años de trabajos? Muchas cosas, evidentemente. En resumen, que el PP tiene caja B, continuada en el tiempo y textualmente “nutrida de donativos ajenos a la contabilidad oficial y que habría sido destinada al pago de gastos de campañas electorales, el pago de sobresueldos a personas vinculadas al partido o a gastos en beneficio del PP”. Siempre el mismo funcionamiento. Gravísimo. Inaceptable. Por si no fuera poco indicio la imputación de tres tesoreros del PP, tras haberse librado en su día el cuarto, Rosendo Naseiro, cuando el Supremo declaró nulas las escuchas por no haber sido autorizadas judicialmente. No fue absolución, sino nulidad.

 Y no pasa nada, los garbanzos negros se arropan. Vemos comparecer a Rajoy con su cara de titanio y su verbo ramplón para seguir mintiendo y tergiversando los datos como si no hubiera mañana y no tuviera ya tiempo de mentir cuanto se había propuesto. ¿A alguien le extraña que el presidente o cualquier miembro de un partido así, mienta? Si les escuchamos hasta sobornar en cintas grabadas -aunque no las valore la justicia-, sacando pecho ¿de qué más desfachatez se puede hacer gala?

 España está atravesada de corrupción, a todos los niveles y en todo su trazado prácticamente. Los caciquismo y las redes clientelares campan -con distintas intensidades- de punta a punta del territorio. Algunas actuaciones judiciales serias están atajando los delitos cometidos pero mínimamente para la envergadura del desastre al que nos enfrentamos.  La lacra ha llegado a impregnar hasta a la familia del Rey y Jefe del Estado. ¿Qué decir también de las curiosasactuaciones de la judicatura o la fiscalía? O del periodismo. ¿Qué país se sostendría de esta manera?

 La corrupción no viene sola. Esta gente roba porque tiene en su mano el poder de suscribir contratos e incluso de hacer leyes para silenciar protestas. Los estudios sobre el tema nos hablan de que el corrupto causa un destrozo enorme para el beneficio real que obtiene. Gana mucho, sin duda, pero casi sería preferible –entiéndase como amarga metáfora- oficializar las técnicas mafiosas y pagarles el pizzo o la mordida directamente, que afrontar el daño que hacen para obtenerla. En Latinoamérica, calculan que para pillar 100 hay que destruir 1000, como poco.

 Un ejemplo muy gráfico lo encontramos en Castilla-La Mancha. Estos son los hechos sin entrar en responsabilidades: Bárcenas presentó dos recibos firmados por el gerente del PP en la Comunidad por valor conjunto de 200.000 euros. Eran reales, el gerente dijo que Bárcenas le conminó a estampar su firma, sin que él hubiera recibido el dinero. Ahora bien, la empresa de la presunta donación, Sacyr (vieja amiga de cuanto se construye en España, incluidas autopistas deficitarias), tenía a través de una sus filiales el contrato de basuras de la ciudad de Toledo. Ascendía a 6 millones de euros, que pasaron a ser 17 millones muy poco después de esas entregas que dice el PP no existieron. 11 millones más.  Puede que la basura creciera en Toledo como llovida del cielo. Igual debe suceder en España entera.

 Porque ni siquiera se trata de evaluar un caso concreto, pendiente de investigación, es la mecánica  y lo que todo esto implica.  Reparemos, sin más, en las mejoras de los contratos que se incrementan cuando -presuntamente- entra en Caja B un donativo. Contratos públicos, que quedan para el debe del Estado, y que pueden llegan a engrosar la Deuda Pública. Ese escandaloso 97%, por ejemplo, al que en tiempo récord ha llegado Rajoy, el mismo que presume de recuperación. Luego hay que devolverlo; nosotros, los contribuyentes. Con intereses. Y pasa “lo de Argentina” que le compran la deuda negociada unos fondos buitre y piden por ella un astronómico porcentaje muy superior a su valor de adquisición. Y llegan los voceros del poder a contarnos que “las deudas hay que pagarlas”. ¿Todas las deudas? ¿Las que se suscriben, tras -casualmente, sin relación- recibir unos dineros para sobresueldos en la Caja B?

 Estamos saturados de tanto detritus pero debemos ser muy conscientes de que sobre esas bases se asienta nuestra vida, nuestro presente, el futuro de todos. Sobre una masa  en descomposición que pudre las raíces de la ética. También de la social por tolerarlo. Las personas que se consuelan con el “todos roban” son cómplices de esta situación que nos hunde como sociedad. Cada vez son más quienes lo saben y tienen la certeza de que es posible afrontar la tarea. Más aún, es ineludible. Nada sano y vigoroso puede crecer ahí, ni hoy ni nunca hasta que no se limpie. La corrupción es la madre de todos nuestros problemas.

 

*Publicado en eldiario.es

Apuntes para un diario de la corrupción en España

Ocupados en hechos noticiables o en los que los medios deciden marcar como tales, olvidamos el incesante goteo de corrupciones varias que surgen casi a diario. Para que algo sea noticia debe ser novedoso o atípico e interesar a una comunidad. Y al parecer hemos dejado de prestar atención, por repetitivo, al latrocinio continuo del erario. Como es atípico e ilegal, como tiene graves consecuencias, convendrá hacer un repasito de vez en cuando sobre el estado del expolio de lo nuestro. O de actuaciones que pueden llevar marchamo de legal pero apestan. De lo más reciente, sin más.

Hay más. Esto no es sino una recopilación casi a vuela pluma y de lo último publicado. Y no he entrado en las graves corrupciones mediáticas diarias intoxicando al personal. Si alguien cree que crecer en este caldo no tiene consecuencias, debería revisar sus criterios.

Un 5% de los ciudadanos piensa que la corrupción no está generalizada en España

Un estudio de la Comisión Europea muestra que el 95% de los españoles cree que la corrupción está institucionalizada en nuestro país, que es generalizada, que ataca a las estructuras fundamentales. Nos superan Grecia (99%) e Italia (97%). Síntoma de que tolerar la corrupción se paga muy caro.  Los ciudadanos de los países nórdicos son quienes piensan –y aciertan- que viven en sociedades poco corruptas.

Todavía peor es que España lidera en Europa la sensación de que esas prácticas han empeorado en los últimos tres años. Casualmente. Lo cree así el  77%. Todo agravamiento es preocupante.

No he dejado de preguntarme desde que he leído los resultados por ese 5% tan benevolente. Cabía pensar que fueran los propios corruptos pero ellos mejor que nadie saben lo que están haciendo. Luego los estudiados son unos cándidos de manual. Porque al menos debe haber un 25% que tragan igual con todos los trapicheos bajo el “argumento” del todos lo hacen. Si todos lo hacen, todos a juicio, cabe oponer. Este 5% ni eso. Llamaría un vendedor de pianos de cola a su puerta y le comprarían uno aunque su apartamento tuviera 30 metros. Lo colgarían del techo. Les contarían milongas mientras les roban la cartera, y creerían que les estaban acariciando. Unos benditos son.

Precisamente, el periodista José María Izquierdo ha iniciado una serie de artículos sobre el Caso Gürtel en el que explica las cosas con enorme claridad. Veamos por ejemplo este comienzo del titulado: “El largo y tortuoso proceso que nadie logró frenar”.

“Baltasar Garzón cogió el caso Gürtel en sus manos y fiel a su estilo, apretó a fondo. Para neutralizar sus efectos tuvieron que ponerse a trabajar a tope todas y cada una de las células dormidas que el gran brujo jurídico-judicial del PP, Federico Trillo, había colocado en lugares estratégicos a lo largo de sus muchos años de dirigir o supervisar las tropelías de la derecha judicial, un subgénero especialmente reaccionario de la derecha más rancia de este país. Al mismo nivel, por cierto, que los medios de comunicación españoles, caverna mediática que para sí la quisieran la extrema derecha de algunos países europeos. Unos medios de comunicación que no solo acompañaron, sino que elevaron hasta la repugnancia la desaforada y feroz estrategia de ataque político al Gobierno socialista por parte del PP y todos sus dirigentes. Y juntos, unos y otros, no solo lograron arrancarle el caso Gürtel, sino que acabaron con su carrera como juez. Pero un caso en manos de Garzón durante todo un mes da mucho de sí. Tanto que sobrevivió al letargo del Tribunal Superior de Madrid y sus intentos de dejarlo en nada”.

Y ya puestos extraigo algún párrafo más del primer capítulo: “El caso Gürtel que sí es el caso PP”:

“No hay entre el caso Gürtel y el caso Bárcenas una separación nítida, porque la suciedad nunca tiene límites perfectamente definidos. El llamado caso Bárcenas es —por ahora— tan solo una pieza separada del caso Gürtel. El tesorero, aquel que señaló el pícaro Correa, está en la cárcel porque es uno de los principales imputados en Gürtel. Pero les decíamos que su propio caso ha alcanzado tal volumen de dinero y notoriedad pública que se merece otra serie. La tendrá. Porque ya el desarrollo de la Gürtel, sin el gran tesorero, tiene lo suyo”.

(…)

“Y es que Gürtel —su equipo, su alineación— es inseparable del PP. Se adhiere a él como una segunda piel. No habría uno sin el otro. Siameses: trama Correa-cargos del PP. Y por eso, porque sí es una historia del PP, hay más de 70 excargos del partido imputados en las distintas causas, y por eso la Unidad Central de Delincuencia Económica y Fiscal (UDEF), de su propio Ministerio del Interior, en su informe definitivo del 30 de diciembre de 2013, señala hasta cinco veces que el Partido Popular se ha servido durante años y años de la trama Gürtel para financiar, entre otras cosas, sus actos electorales. Allí están las facturas y allí están los proveedores. ¿Todo era una maniobra contra el inocente PP?”

Pues bien, el PP sigue gobernando España, Comunidades autónomas, ayuntamientos,  es el más votado para el Parlamento Europeo. Y decide, recorta, dicta leyes ideológicas, de su ideología. Los trapicheos de los ERES andaluces y alguna cosa más tampoco dejan en buen lugar al PSOE, aunque no se pueda comparar la magnitud. Y la derecha nacionalista catalana anda bien pringada también.

En el fondo me parece esperanzado que el 95% de los españoles, al menos, sepa a que nos enfrentamos. Lo engullen tan campantes que es una forma de apoyarlo. Pero quizás un día comprendan el daño troncal que la corrupción hace a una sociedad. Lo enternecedor es ese 5% que pasa por la vida como una pluma incontaminada.

pluma

Viviendo en el desvarío

Verlo aparecer, como una apolillada marioneta de cartón piedra, sin asomo de autocrítica, orgulloso de sí mismo hasta el ridículo, ofreciéndose como salvador patrio insustituible, cerró el círculo del diagnóstico: vivimos en el delirio. Fuera de toda lógica, criterio u honestidad. Cuando uno se encuentra inmerso en el desquicie, padeciéndolo emocionalmente, se nublan los sentidos y termina siendo cómplice de la sinrazón. Eso nos está ocurriendo y Aznar y cuanto rodeó su aparición subliminal fue el dato que faltaba.

Es de ver, sentir y sufrir… y no creer. Cada día nuevos impactos que, lejos de aclarar, aturden. Hemos llegado a tal nivel de degradación que parecemos pensar que la vida es así y no tiene remedio. Casi por cualquier lado que se mire. Aznar, dios sol centrado en sí mismo, ni se refirió a Europa. Pero es imprescindible tener en cuenta las desquiciadas políticas de austeridad que el multimando de Bruselas está imponiendo para pagar una crisis que la  mayor parte de los ciudadanos no provocamos y en la que se empeña con una desfachatez despiadada. Mientras, los dirigentes políticos la secundan como zombis. O como actores encantados de su papel. La última, la reunión de jefes de Estado y de gobierno que deciden “redoblar sus esfuerzos” contra el fraude fiscal… sin aportar una sola medida. Es decir, se han comprometido a volver a estudiar “la revisión de la directiva sobre fiscalidad del ahorro” para ver si la aprueban antes de fin de año y que los países que buenamente quieran intercambien datos bancarios. En la línea de siempre.

En esa UE podrida, inoperante -salvo para servir a los poderes financieros-, que está aniquilando Europa y a sus ciudadanos, España es el colmo del desatino en medio de una, sin duda notable, jaula de grillos que se degradada por minutos. ¿Qué más se puede pedir? ¿Qué más nos tiene que pasar? Un partido votado por una mayoría de incautos porque promete salir de la crisis económica y atajar el desempleo… y crea un millón de parados que va a completar la escandalosa cifra de 6.202.700. O eleva la deuda pública española a ritmo y cuantía inauditos en nuestra historia. Sí, del 68,5% en que la cogió Rajoy, pasó al 84,2% al terminar el año y ha añadido 40.000 millones de euros más en un solo trimestre hasta llegar al récord absoluto de casi el 88%. Y aún espera más. Será. Todos los países tocados por las recetas de la Troika, o de Merkel sin más, han registrado alzas espectaculares de sus deudas cuando han sido… secuestrados. Como nosotros. Y mucho más cuando localmente las medidas adoptadas son un puro dislate. Esos 40.000 millones de euros más, todos los que vengan, saldrán del mismo sitio: de nuestros servicios y derechos. Y seguiremos viendo las muecas de De Guindos diciendo que todo va bien. O las de Montoro. Il Dottore y el Pantaleone de este sainete trágico.

Eso es lo asombroso, verlos sacar pecho y prometer lo que jamás cumplen y que no pase nada. Y que tampoco se desate una masiva reacción social al conocer sus jugosos sobresueldos. “Complementar” con 4.200 euros mensuales un salario notable -como ha reconocido el presidente del Senado- es una total ofensa a una ciudadanía empobrecida por sus políticas, por muy legal que (dicen) sea. Y no es el único, qué va, el desfile sigue y se encaja con la misma impudicia que el resto de sus actuaciones. Es dinero público, nuestro. El PP, forzado por la investigación, admitió que el 95% de su presupuesto procede de fondos del erario. Y ni se inmuta, hay hasta quien lo comprende.

El resto de la troupe está a su nivel. Vemos a la singular ministra Báñez invitando a marcharse a los jóvenes españoles pero firmando un convenio para atraer a “profesionales cualificados” extranjeros. A Wert empecinado en meternos el catecismo católico en el cerebro con un mazo si es preciso y en preparar empleados para el mercado y no ciudadanos. A Soraya Sáenz de Santamaría secundándolo todo, ora contrita en rueda de prensa, ora agresiva en el Parlamento. O a Gallardón “remodelando” al gusto ultramontano la justicia, el Código Penal o las libertades de las mujeres. ¿No es incomprensible que todo siga igual?

Y hay más. Cajas, bancos, empresas, arcas saqueadas a lo largo y ancho del país. Y las idas y venidas del yerno y de la hija, hasta en la casa del Rey. El periplo de políticos por la oficina de contratación que parece ser presuntamente, a tenor de las informaciones judiciales, la Zarzuela. Y la “amiga entrañable” poniendo salsa picante a la opereta.

Y Gürtel. Que paga confetis para las fiestas de los niños de Mato y ella no se entera, y sigue siendo ministra, y sigue destrozando la sanidad pública. O una iluminación de más de 30.000 euros para la boda de la hija de los Aznar, cuando la mayoría de los invitado se gastó 400 euros en vajillas clásicas. Y “la duda ofende” si se piensa que sirvió para facilitar contratos. Se ha establecido la relación directa entre las donaciones al PP y casuales adjudicaciones millonarias de contratos públicos por mucho más monto. Lo que ofende es el insulto a la inteligencia.

Y todo esto no es sino la espuma de un pozo profundo que nos aturde. Oposición “responsable”… de quedarse quieta. Insuficientes apuestas de regeneración. Luchas ya a colmillo desnudo en el PP ara desbancar a cuantos están en el poder y llegar a peor… si cabe. El museo de los horrores actual tiene desvanes profundos.

No faltaba más que Aznar. Con una entrevista a la medida en la que, como se tocaron “temas candentes”, se da por buena. O se ha extendido un desesperanzado posibilismo o hemos llegado a olvidar hasta lo que es el periodismo. Rebatir las declaraciones con datos. Preguntar, por ejemplo, por la burbuja inmobiliaria germen fundamental de nuestro descalabro. Adónde fue el dinero obtenido por las privatizaciones de grandes empresas públicas. Repreguntar de verdad. Invitar a periodistas críticos, es decir a periodistas.

Vivimos en el desvarío. Con una sociedad que sigue durante ya más de una semana como noticia más vista en uno de los periódicos la   “ruleta sexual” de Colombia. Que se empecina en el “todos son iguales” y el “y tú más” y no ve salidas. La variable que destruye la ecuación de esa “felicidad” basada en el miedo y el conformismo es, sin embargo, la realidad. La que nos mantiene tristes y angustiados, a pesar de toda la búsqueda de gratificaciones ilusorias.

No es fácil  vivir en la locura, en un ambiente desquiciado, podrido a posta, con total voluntad y ningún atenuante. premeditadamente dirigido con lucidez malsana -no están locos- a crear rentable desconcierto. Grandes obras de la literatura, desde el Mundo feliz de Huxley a Fahrenheit 451 nos mostraron personas oponiéndose a la marea de la inercia. Bichos raros que usaban su cabeza y su dignidad, afrontando riesgos, sobre todo el de la soledad heroica. Pero quizás el primero fue nuestro, D. Quijote de la Mancha. El cuerdo en un mundo perturbado que ha de ser perseguido como anomalía. ¿España país de Quijotes? De algunos, sí, pocos. De quienes entierran la razón que brota pujante, mucho más. Hasta ahora. Porque ahora ya, contar con una masiva conducta contracorriente es cuestión de supervivencia. Sabemos que mañana, pasado y al otro, habrá más revelaciones, más desatinos, más sufrimiento, menos futuro.

*Publicado en eldiario.es

Las fiestas versallescas de los hijos de Ana Mato

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Publicaba hace unos días El Mundo que Ana Mato consideraba su mejor momento del día “por la mañana, cuando veo cómo visten a mis niños”. La policía ha encontrado una serie de documentos relacionados con la trama Gürtel entre los que se encuentran facturas de los viajes, regalos y coste de las fiestas de cumpleaños y comuniones que regaló –presuntamente- a la hoy ministra de Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad -que tiene su ironía- y a su entonces marido Jesús Sepúlveda, ex alcalde de Pozuelo de Alarcón imputado –hasta las pestañas- en esa red corrupta. No faltaba un detalle, como veréis. Una fiesta digna de príncipes versallescos.

 Esta mujer es la que ha quitado la sanidad a los emigrantes condenándoles en muchos casos a una muerte segura. La que hace pagar por ambulancias, sillas de ruedas, medicamentos. Este presupuesto es para un solo día de agasajo a alguna de las criaturitas de Mato a la que visten otras personas. Para que os hagáis una idea, había seis puntos para lanzar confetti. Como éste. En ello se pulveriza nuestra salud… y nuestra dignidad. Por aguantarlo.