Mientras atendías al himno…

España vive un nuevo apasionado debate por sus esencias y sus patrias. Ahora con música, ministros de cultura y cultura de ministros, presidentes de partidos de derechas en función de gobierno y los coros habituales de apoyo a la moción y palo al disidente. Entretanto, hay movimientos decisivos -mucho menos entretenidos para el gran deporte nacional del chismorreo-, que cualquier ciudadano sensato debería tener en cuenta.

Luis de Guindos será vicepresidente del BCE. A los expertos les preocupaba que “los próximos altos cargos del BCE (…)  serán quienes lidien con la próxima gran crisis (…) los líderes europeos deberían elegir a los mejores”. Lo Explicaba Paul de Grauwe, de la London School of Economics, a Claudi Pérez en El País. La “próxima gran crisis”, anoten. La van anunciando. El sistema corrompido en el que vivimos se alimenta de esos movimientos. Cruje, y unos ganan y otros pierden. Sin importar las víctimas que orillan.

Los intereses han inclinado la balanza a favor De Guindos. En contra de la opinión del Europarlamento que prefería al candidato irlandés, Philip Lane. Doctor en economía por la Universidad de Harvard, profesor adjunto en la cátedra de Economía y Asuntos Internacionales de la Universidad de Columbia y actual gobernador del Banco de Irlanda. De Guindos es licenciado en economía por el Instituto de Estudios Financieros, CUNEF, en Madrid y Doctor por la Complutense.

El ministro del gobierno español carga en su maleta de marca haber sido el director para España y Portugal (y asesor para Europa) de Lehman Brothers, en el momento justo en el que quebró para ser históricamente la espoleta de la crisis que padecemos. Su gestión en España se saldó con recortes y mentiras. Los ciudadanos no íbamos a pagar nada del rescate y lo pagamos casi todo. El Banco de España dio por perdidos no menos de  60.000 millones del dinero públicoentregado para sanear el sistema bancario.

Así nos dirigimos a la “próxima gran crisis”.

Así y con una cadena de datos en España tan contundentes como indicadores de seria alarma.

Estamos con los bolsillos vacíos. Como país –amarillo y rojo y no pido perdón- con la Deuda Pública más alta de la historia y saqueando la hucha de las pensiones. La Deuda la han triplicado durante la “crisis”. La de la Seguridad Social creció más en 2017 que en los 22 años anteriores juntos.

 Como sociedad, con la tasa de ahorro bordeando el mínimo de su historia. El colchón se desinfla. Solo se ahorra un 6% de los ingresos, como media. Pero un 38% de los ciudadanos no puede afrontar ningún gasto extra. Los que ni les cabe encender la calefacción, ni hacer las tres comidas al día, parecen ya descontados.Y hay quien nada en la abundancia. La media se saca con todos ellos.

Los ingresos del Estado, vía recaudatoria, flaquean también y con manifiesta injusticia. En los impuestos han ejecutado una auténtica revolución en las últimas décadas. En este  recorrido que analiza Joaquín Estefanía vemos que desde los años noventa, ha habido un “desplazamiento de la carga tributaria desde las rentas del capital hacia las del trabajo”. Añadamos el consumo, con la espectacular subida del IVA. Los ciudadanos sostenemos el tinglado, con cada menos servicios a cambio. La evasión de capitales a paraísos fiscales goza, entretanto, de una salud envidiable.

Un panorama que afrontamos como país con sueldos cada vez más precarios. El asalariado medio español ha perdido, al menos,  347 euros de poder adquisitivodesde 2015. Y eso que al auténtico tajo se arrastra desde 2012, año en el que el PP implantó su Reforma laboral, aquella que, precisamente Luis De Guindo anticipó, satisfecho y haciendo méritos, en la UE como “ extraordinariamente agresiva“. Esto sí lo cumplieron. Ha arrojado un 26% de temporalidad y un 32% de asalariados cobrando el salario mínimo, entre otras pérdidas de derechos. Visto en millones, los contratos temporales han pasado de 12,8 millones en 2012 a 18 millones en 2017. Las mujeres y los jóvenes son quienes más lo sufren.  Casi la mitad de los contratos formativos actuales son de peones, camareros y dependientes, según CCOO.

Y, mientras, vuelven a inflar la burbuja del ladrillo. Los pisos para vivir se siguen diseñando como objeto de especulación y no como una necesidad social. Con algún matiz añadido.  La construcción de  vivienda de protección oficial se ha reducido un 93% entre 2007 y 2016. Los alquileres están por las nubes, sobre todo por su potenciación como uso turístico, caiga quien caiga. Los alquileres son mas caros que las hipotecas, dicen en las inmobiliarias. Pero las hipotecas exigen un compromiso de pago -so pena de desahucio-, que requiere un trabajo o unos ingresos fijos que, hoy por hoy, no se pueden asegurar. Ahora asistimos al boom de los autónomos, a los que aún se lo ponen peor en este punto.

Al mismo tiempo, no solo restan, sino que expolian servicios esenciales. La escuela pública ha vuelto a las  cifras de inversión de los años 80, como detallaba Antón Losada. “Tras sobrevivir a los recortes y a la precarización de los docentes, la escuela pública soporta una nueva oleada de acoso y abuso por parte de la vieja y la nueva derecha”, destacó Losada. Y ya ni se esconden.  Defendemos la educación concertada, claro que sí -de pago,  y subvencionada-  declara Cifuentes presidenta de la Comunidad de Madrid.

España ha perdido 12.000 científicos desde 2010 por los brutales recortes a la ciencia bajo la excusa de la crisis. Algunos por completo, se dedican a otra cosa.  Las empresas españolas, entretanto, invierten la mitad que la media europea en investigación.

Mientras atendías al himno, rojo y amarillo, para emocionarte o abochornarte, supimos por eldiario.es que la ministra Tejerina  frena en Europa una bajada de tóxicos en los fertilizantes. Fue alta directiva de Fertiberia, el mayor productor español de fertilizantes, que pertenece al grupo Villar Mir. El Gobierno se opone a que la nueva regulación introduzca límites de cadmio estrictos: “Nos sacaría del mercado”, dice un documento interno de Agricultura. Ni con la salud, se conmueven, no como con el himno de la exiliada fiscal en Miami Marta Sánchez.

Ese punto hemos de tenerlo claro. El negocio de la salud es un bocado muy apetecible para el sistema que nos gobierna y aplican políticas que lo favorecen como tal. La sanidad privada crece imparable a costa del deterioro del sistema público. La inversión en la sanidad pública cae 4.000 millones en 5 años. La sanidad privada ingresa 5.000 millones más. Entre 2009 y 2015.

 En el diario de la corrupción, tenemos hoy la declaración en juicio de uno de los grandes conseguidores de la Gürtel. ‘ El Bigotes’ apunta al marido de Cospedal y dice: “Venía a soltar ‘el mondongo’ y no le he visto en ningún banquillo”. Los espectadores del Telediario de TVE han recibido una versión muy recortada de la realidad, el marido de la ministra de Defensa no existe para la tele pública. En nivel presunto, surge  la número dos del PP de Málaga pagándose un máster y cenas de lujo con dinero público.

Los próceres del PP, inquietos por el ascenso en las encuestas de Ciudadanos, se dieron un buen homenaje hasta con carabineros y jamón de bellota en una comida, al tiempo que el PP pedía ahorrar para la educación de hijos y nietos y  para la pensión. Desde jóvenes incluso propugnan en un anuncio que los jóvenes empiecen ahorrar. Porque ya no se esconden. Es ideológico. Calculan que los jubilados perderán 350 euros al mes, a la larga, por las últimas reformas de pensiones.

La cultura oficial la tenemos en listón Marta Sánchez.

Ricos sí somos ahora, en recortes de derechos y demagogia. El Supremo acaba de confirmar la pena de tres años y medio de cárcel para el rapero Valtonyc, al que considera culpable de injuriar al rey Juan Carlos en sus letras. Lo que lleva a plantearse lo impropio de tal sentencia en un país democrático.

Todo esto y más pasaba mientras mirabas lo que se cotillea del himno. Los medios lo han ido contando, pero sin obtener el potente foco mediático y político del que disfrutan los temas viscerales. Aguanta Marta Sánchez. Sube puntos Anna Gabriel. Puigdemont es pieza fija.

Es para estar amarillo de ira y rojo de vergüenza.

La prensa que odia Trump

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La propia familia de Trump y figuras de la Fox acaparan la escueta lista de 43 personas a las que el presidente sigue en Twitter. Fox no es prensa enemiga

La prensa está en entredicho. Una crisis mal afrontada y peor resuelta la mantiene en situación de debilidad. Donald Trump, el nuevo presidente de Estados Unidos, ha decidido usar ese estado vulnerable a su favor para avanzar en unos planes realmente temibles. Pero no es el único peligro que acecha a la información y por tanto a la sociedad. La bola avanza en caída arrolladora engrosándose, con excepciones como asideros.

Donald Trump ha declarado la guerra a la prensa de su país. La llama incluso «enemiga del pueblo «. En su escalada bélica por todos los frentes, ha denegado la entrada a The New York Times, CNN y Politico, entre otros medios, a un acto en la Casa Blanca. Es el comienzo de una persecución anunciada. Pero conviene matizar. Trump carga contra la prensa que informa, la que expone sus (escandalosas) medidas, la que cuenta la verdad. Hay medios a los que el presidente adora. Son su guía, de hecho. De Breitbart News, la web de agitación ultraderechista y manipulación, procede su estratega y principal asesor: Steve Bannon. Y todo el grupo mediático Fox es faro y norte de Trump. Lejos de menospreciarles, les rinde veneración.

Pocos datos ilustran con más precisión la personalidad del actual inquilino de la Casa Blanca que el reducido grupo de personas a las que sigue en Twitter, la red de la que hace un uso casi diarreico. Su cuenta personal, anterior a su acceso a la presidencia, tiene más de 25 millones de seguidores, él se limita a seguir a 43. En ese exclusivo grupo, lo que más se repite es el apellido Trump. Allí tiene a su familia, comenzando por su hija Ivanka, y sus empresas. Están varios miembros de su equipo, no todos. Un par de estrellas, de la canción y del deporte, con el común denominador de añadir a su fama el extremismo religioso, y el resto son todos de Fox News. El resto del mundo no parece interesarle, y llama la atención semejante pobreza de fuentes y hasta de inquietudes personales en alguien con tan enorme poder de decisión.

Para quien no conozca la línea editorial de Fox, viene a ser lo que en España resume a la Caverna mediática, una mezcla de 13TV, Intereconomía, Losantos y OKdiario. Son famosos sus locutores increpando agriamente a los enemigos políticos de la derecha más reaccionaria y a los periodistas rigurosos. Véase el caso del mexicano Jorge Ramos tratado con extrema agresividad por el presentador. La objetividad no se roza ni por equivocación.

Donald Trump intenta, por lo que vamos viendo, acallar a la prensa, expulsar a los testigos de sus atropellos. Para seguir sembrando el desconcierto en esa masa que le apoya y cree sus «verdades alternativas», es decir sus mentiras. Los inexistentes sucesos de last night, la última noche, en Suecia o en Júpiter, que siembren el miedo y justifiquen ese  brutal aumento del arsenal militar que se dispone a contratar  54.000 millones de euros a detraer de las necesidades de los ciudadanos. Como se anunció, Trump avanza por las sendas del totalitarismo y ni su propio partido, el Republicano, le detiene. En ese objetivo es clave restar el derecho a la información de los ciudadanos a muchos de los cuales deja tan desvalidos como a todos con su acopio de bombas.

¿Se imaginan guiarse únicamente por Fox y Breitbart News? Trasladado a nuestro país, por todos esos cascabeles y gatos de ultraderecha mediática de agitación. La verdad es que numerosos cargos del PP acuden asiduamente a sus programas. Las investigaciones judiciales dan cuenta de que el PP financió con dinero negro a Libertad Digital, por ejemplo. No es preciso incidir en sus desbordamientos de opinión y hechos tergiversados. Son de sobra conocidos. Basta verlo. De la mañana a la noche además.

El problema aquí reside en el deslizamiento de medios, antaño más o menos fiables, hacia posiciones dudosas. Esas portadas, editoriales, artículos, programas de radio y televisión generalistas en los que se encuentra a menudo mucha más propaganda que información, por expresarlo de una forma mesurada. Pueden ir al kiosco, siquiera virtual, y cada día encontrarán ejemplos. En España el problema de la prensa es la credibilidad. Y en ambos casos pierde la sociedad destinataria.

No es el caso de los «Estados de Trump», pero la siembra de sospechas sobre la veracidad de los hechos y las creativas versiones acerca de lo que realmente sucede en España y con su Gobierno también dañan la información a la que tienen derecho las personas. En todos los medios, o en su inmensa mayoría, se pueden encontrar periodistas que siguen informando a veces con riesgo de su puesto de trabajo. La dirección de las propias empresas sabe de esa exitosa mezcla de contar medias verdades y verdades completas que regularicen todas. Y, sin duda, existen medios que no se amilanan, como éste, eldiario.es y varios otros sin duda, y entienden la importancia de una sociedad que disponga de datos que le afectan para tomar decisiones. De la información. Si con todo lo que está ocurriendo que nos tiene ahogados de escándalo contásemos solo con las portadas panfletarias o las soflamas de algunas emisoras, la impunidad sería mayor.

Para que nos entendamos de la forma más gráfica más posible. Trump justificó sus ataques a la prensa hace unos días afirmando que, «los periodistas están fuera de control». Aquí, la única queja que se ha oído del Gobierno ha sido hacia medios digitales y algunos programas de La Sexta, cadena donde no es unánime –como en la mayoría– el apoyo al PP. Con el resto de los medios están encantados. El rey lo resumió mejor que nadie en la entrega de unos premios periodísticos de ABC. En estos días convulsos de sentencias judiciales que crean alarma social y de juicios múltiples a autores de tuits afectados por la Ley Mordaza del PP, Felipe VI destacó «el papel de la prensa para la estabilidad en un año político inédito».

De ahí que resulten hasta enternecedoras las comparaciones entre los ataques reales de Trump a la prensa que informa y la que aquí se duele, henchida de autocomplaciencia, de las quejas fundamentadas a sus desvíos. En Estados Unidos ya hacen alguna autocrítica por haber primado las ganancias inmediatas a la labor de informar. Aquellos días en los que los directivos de las cadenas, como Les Moonves de CBS, decía: «Donald Trump quizás no sea bueno para los Estados Unidos pero es una bendición para CBS», lo han sentado en el despacho oval. De alguna manera la prensa se construyó la soga de la que ahora la cuelgan. Los más desaprensivos. En la campaña electoral francesa también se han apuntado, con Marine Le Pen a la cabeza, a la exitosa táctica de disparar a la prensa crítica. El trumpismo mediático, como amenaza a la democracia, está ahí.

*Publicado en eldiarioes

Ya debemos un billón de euros: 270 mil millones más que en 2011

La deuda pública española se ha disparado en manos de Rajoy, sobrepasa ya el billón de euros. Su gestión nos ha ocasionado  endeudarnos en 269.913 millones de euros, un récord histórico. Mes tras mes, la deuda crece de forma vertiginosa. Solo en Julio nos alarmábamos –algunos- porque estábamos a 3.000 millones de euros de esa cifra diabólica que hoy alcanzamos. Entre mentira y mentira, el PP de Rajoy ha llegado a ella tan campante.

Es cierto que lo que llamaron crisis y cada vez aparece más claramente como una estafa, un cambio de paradigma, también incrementó la cifra notablemente durante el gobierno de Zapatero. No en su primera legislatura en la que incluso rebajó la deuda pública (ved), sino a partir del inicio oficial de la crisis con la caída de Lehman Brothers cuando las economías cayeron como un castillo de naipes. Sin embargo, España la contuvo más que otros países en nuestra situación, hasta el 68,5% en 2011, ajustado a final de 2011 en cifras definitivas en un 70,50%.

Grecia estaba en el  142%, Italia en el 120%, Irlanda, Bélgica, Francia y, curiosamente, Alemania, sobrepasaban el 80%. EEUU, el 100% del PIB. (Datos de mi libro La Energía Liberada, 2011).

Era el mazazo de la crisis. Se tomaron medidas, muy «dolorosas» dicen, recortes sin cuento. Nos han vendido recuperación ahora. De hecho las grandes fortunas se han “recuperado” muchísimo. ¿Por qué pues seguimos pidiendo dinero a este ritmo de escándalo?

El gobierno y sus medios (cómo duele calificar así al periodismo) apenas dan importancia a deber un billón de euros. Se comen las palabras de hace un tiempo de De Guindos achacando este aumento a distintos eufemismos:

Los déficit públicos acumulados, las medidas específicas como el pago a proveedores o el Fondo de Liquidez Autonómico, que facilita fondos a las regiones pagar sus deudas”, es decir que están gastando lo que no está en los escritos y que si fuera para invertir en la sociedad aún sería admisible, pero es que el endeudamiento ocurre cuando nos han restado servicios e incrementado impuestos. El Ministro de Economía aludió también como causa a “cuestiones como el programa de asistencia financiera para los bancos españoles”, vamos que seguimos rescatando bancos o regalándoles dinero.

Un aumento tan brutal de la deuda pública (ya en el 98,4% del PIB) exigiría un debate parlamentario de urgencia, una reacción de los medios y de la sociedad. El nuevo PSOE no deja de atacar a Podemos porque cuestiona el pago de la deuda. Ellos, al parecer, ven normal lo que está haciendo Rajoy, o al menos no piensan cuestionar los porqués de este incremento.

Los medios están destacando más el frenazo en la zona euro, aunque sin mencionar prácticamente los datos que aportaba anoche The Guardian: la producción industrial está cayendo en la zona euro, una media de 0,3% y preocupa que España está tirando para abajo con su descenso del 0,8%. Frente a ese dato, los medios españoles cuentan que “el negocio” industrial creció en junio. No es lo mismo.

Este jueves, en la SER, en Hoy por Hoy, el economista José Carlos Díaz apuntaba que la recesión es seria porque, además de Europa, han decrecido EEUU y Japón. Añadía que España lo tiene peor por las cifras de paro (cada día descubrimos el engaño que escondían los datos de creación de empleo con una temporalidad que los invalida) y la deuda pública cuyo escalofriante ascenso aún no se conocía.

Pero estamos en el puente de Agosto, Ferragosto que dicen los italianos, el gobierno de vacaciones y la mayoría sin ganas de pensar en grandes cosas. Aplacemos pues responder a un par de preguntas: 

¿Quiénes y cómo vamos a pagar un billón de euros que debemos a los prestamistas con sus correspondientes intereses?

¿Se puede seguir consintiendo el endeudamiento diario al que nos está llevando Mariano Rajoy?

Actualización:

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Compareció este jueves Rajoy con su séquito, presumió de sus presuntos éxitos y no dijo ni media palabra de la deuda, ni hubo periodista al parecer que le conminara a hablar de ello, quizás ni se lo preguntaron.

Hace 5 años, con la deuda en el 54% y por tanto prácticamente la mitad de las abultadas cifras que hoy manejamos, el hoy presidente decía esto:

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¿Cuántos botones estamos dispuestos a apretar?

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El español era hasta hace muy poco el quinto sistema de salud más eficiente del mundo, pero las noticias sobre su profundo deterioro son cada día más alarmantes. Sobre todo se aprecia un profundo cambio de concepción: hay que guiarse por criterios de rentabilidad y no todos los ciudadanos merecen el gasto de curarles. Lo incomprensible sigue siendo por qué lo acepta la sociedad.

Fuentes médicas alertan de instrucciones en el Hospital de Toledo para no ingresar a los mayores de 80 años, dos ancianos murieron en pasillos en ese mismo centro en diciembre. Crecen las denuncias por el aumento de las listas de espera, por el traslado de enfermos a la sanidad privada, por la privatización encubierta. Hasta por trampas como la de ofrecer el adelanto de una operación pagando más de 9.000 euros. Podrán marear los datos pero uno elige los que presentan mayor verosimilitud y proceden de fuente fiable y rechaza la propaganda. Desde el poder están hundiendo la sanidad pública.

Los profesionales libran una dura batalla. Saldada con éxito espectacular en Madrid al lograr detener la privatización de 6 hospitales. La maquinaria arrasadora continúa, sin embargo. Al punto de que algunos médicos, metidos a gestores, se están dejando influir en toda España por la política del recorte. Ya afinan presupuestos y deciden que los tratamientos caros no se pueden malgastar en ciertos pacientes. Ya dicen que no llegan los recursos para proporcionar a todos lo que precisan. Parece que no se preguntan qué viene después, qué vida les espera.

Se empieza con los ancianos y débiles, se sigue por los malos pacientes que no tienen un estilo sano de vida frente a los buenos que se cuidan, se pasa a distinguir entre enfermedades caras y baratas, y se continúa –se está llegando ya- con los pobres, con los que no pueden pagar y repagar. El neoliberalismo ha abierto una especie de cámara de gas para las víctimas del sistema. Los sanos y ricos –clase que consideran superior- se libran de ella.

De alguna manera, la mayor parte de la sociedad está aceptando que la tijera ha venido para quedarse y anda “ahorrando”. Sin preguntarse qué ha cambiado en realidad a partir de aquél día que nos contaron que una financiera norteamericana, Lehman Brothers, quebraba. Desde una comunidad de vecinos a lo vital como es la salud, todos recortando gastos… o inversiones en los seres humanos. El gasto se pierde, la inversión en salud o educación por ejemplo es una ganancia de presente y futuro.

¿Crisis? Esto es un plan perfectamente diseñado para que unos pocos se enriquezcan obscenamente a costa de la mayoría de la población. En eso y nada más se basa el sistema. A eso y nada más se encaminan todas las reformas y se entregan nuestros derechos. Los recortes en prestaciones esenciales se van a pagar esa deuda pública, por ejemplo, que Mariano Rajoy ha aumentado del 68.5% al 94% en un tiempo récord. Nadie en la historia logró semejante récord, y ahí está él y están sus voceros diciendo que España va como un tiro.

La gente sabe y siente que su vida ha empeorado y mucho. Descerebrados que atribuyan a Zapatero esta bancarrota, posterior incluso en dos años a su gestión, ya van quedando pocos. Y así  llegamos una y otra vez al mismo punto: ¿por qué se acepta? ¿Por qué se acepta si nos va la vida en ello?

Habrá que recurrir a la psicología, más allá de todos los condicionantes que nos marcan históricamente.  A aquel experimento revelador de Stanley Milgram, publicado en 1963, en los tiempos en los que indagar en estos comportamientos importaba. Un estudio con voluntarios en los que el maestro –que es en realidad el sujeto analizado- llega a infligir insoportables dolores alalumno que yerra. Escuchando sus gritos, alguno quiere parar, pero le ordenan que siga y continúa apretando el botón de las descargas eléctricas. El 65% de los participantes llegaron a aplicar 450 voltios a sus víctimas aunque se sintieran incómodos al hacerlo, aunque los vieran fingiendo –eran actores- estertores. Ni uno solo de los convocados exigió detener el estudio. La autoridad le mandaba seguir. Y lo hacía. Como lo habían hecho los alemanes ante el nazismo.

Y como explicación complementaria alguna variante de la indefensión aprendida, aquellos perros que otro psicólogo, Martin Seligman, demostró incapaces de saltar una pequeña valla que les libraba de descargas eléctricas arbitrarias.  La pasividad, el sentimiento de impotencia, subjetivo,  ante los atropellos que uno cree no puede cambiar. Esas personas que aceptan cuanto castigo tengan a bien inferirles como está ocurriendo ahora. También aprietan botones de dolor y muerte. No solo para sí mismos, para otros.

Todo el que hoy se inhibe está dejando sin cama a los mayores que acuden al hospital de Toledo, está dejando morir a ancianos en los pasillos, prolongando las listas de espera, matando a los que vayan quedando fuera del círculo de los buenos pacientes para el neoliberalismo. O los buenos estudiantes dóciles. O los niños de buena familia. O los corruptos cum laude autores del diseño.

¿Dónde para esta deriva? ¿Cuántos botones más estamos dispuestos a apretar?

*Publicado en eldiario.es

Y añadiría este estudio que acaba de salir publicado. 

La mitad de los españoles cree que sus condiciones laborales en prestaciones sociales, servicio médico y vacaciones empeorarán en el futuro. Que «habrá que trabajar más horas, ganando lo mismo».

El 57,1% de los entrevistados tiene problemas para hacer frente al pago de las cuotas de la tarjeta de crédito y a la devolución de otros préstamos no hipotecarios. El  80,6% reconoce problemas para el pago de facturas y compromisos similares y un 76,4% sufre porque no se considera independiente financieramente. Las dosis de estrés que revela el estudio de una compañía aseguradora, Genworth,  son muy notables, pero…

Rajoy: ‘Hemos pedido mucho a los españoles pero se les devolverá con creces’

Me voy a limitar a copiar y pegar la «noticia» tal como viene desde la agencia Europa Press. Únicamente destacaré en negrita algunas frases o giros. Una se sigue preguntando qué mal cometimos los españoles, todos los españoles, para tener un presidente como Mariano Rajoy. Entiendo que muchos lo merecen, pero no sé si hasta este punto. Vamos con la «noticia»:

Europa Press
martes, 26 de noviembre de 2013, 09:26

Madrid.- El presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, ha asegurado este martes que se ha pedido «mucho» a los españoles durante sus dos años de mandato pero ha afirmado rotundo que se les va a devolver «con creces» porque ya ha «signos de mejora» en la economía española aunque aún sean «insuficientes».

Así se ha pronunciado en la presentación de la conferencia del presidente de la Generalitat, Alberto Fabra, organizado por la agencia Europa Press, a la que han asistido los ministros Alberto Ruiz Gallardón (Justicia), José Manuel García Margallo (Exteriores), Ana Pastor (Fomento), el presidente del Congreso, Jesús Posada; la Comunidad de Madrid, Ignacio González; la alcaldesa de la Comunidad Valenciana, Rita Barbera, entre otros.

El jefe del Ejecutivo ha señalado que hay quienes sostienen que se está atravesando «la mayor» crisis desde el punto de vista económico «en muchos años». «Soy de los que creen que esa afirmación es cierta», ha proclamado, para añadir que hay que afrontar la actual situación con «valentía» y «sumando esfuerzo entre todos».

«Le hemos pedido mucho a los españoles pero el tiempo se lo va a devolver con creces», ha enfatizado Rajoy, que ha subrayado después que hoy ya se habla del fin de la recesión y cómo será la recuperación. A su juicio, «aún queda mucho camino», pero «ya hay camino» que se va recorrer «entre todos».

Yo he escuchado un corte en la radio de este acto. En él Rajoy decía que hemos pasado una de las peores crisis en mucho tiempo pero que se sale de ella teniendo buenos gobernantes. Que es su caso, que ya salimos.

 

Las reformas del Gobierno están dando ya fruto: el que se busca

El Gobierno prosigue su ambicioso plan de reformas que pronto darán fruto. Nos lo dice todos los viernes la vicepresidenta con voz de querer ser especialmente convincente, y, cuando les toca, el resto de los miembros del Ejecutivo. Entre las muchas virtudes que adornan a este equipo sin par debemos añadir su modestia: las reformas aplicadas sin pausa ya son más que evidentes.

Comenzaron buscando que el mercado laboral español ganara competitividad. Y sí, ahora ya rivalizamos en sueldos y derechos del trabajador con los chinos y bangladesíes o, entre los europeos, con rumanos y búlgaros. Había otras formas de ganar en la competencia. Se podían haber buscado proyectos innovadores de desarrollo como país que arrasaran por su originalidad y calidad, pero se optó por la devaluación de las personas como deferencia con los empresarios en cuyas cabezas y bolsillos no entra el concepto inversión productiva. Tanto ha gustado esta reforma del PP que el FMI ha pedido que se ahonde en ella.

Esto acarrea beneficios añadidos: se reforma también la sociedad. Quien tiene preparación, arrojo y ganas se va de España y salen de las listas del paro, y los que se quedan tragan y callan ante el temor de verse aún peor. Para los más rebeldes del interior, se aplican reformas del Código Penal y se ejecutan con severidad, logrando el mismo resultado: que no píe casi nadie y pasen por ser la dulce mayoría silenciosa que, dicen ellos, todo lo avala.

José Ignacio Wert ostenta un papel fundamental en el proyecto de reformar la propia sociedad. Ha emprendido acciones de amplio alcance. Devaluar la educación para que no se cuestione nada. Menos becas y más restrictivas para reservar la formación universitaria a los hijos de la gente destinada de forma natural a mandar, los de toda la vida. Se deja también a casi 600.000 escolares (más de la mitad de ellos) sin ayuda para libros de texto con idéntica finalidad. Se reduce drásticamente la promoción de la enseñanza de idiomas y de las becas Erasmus. Aunque se impulse la movilidad exterior y el espíritu aventurero conviene que emigren atados por el desconocimiento de la lengua y vuelvan con la cabeza baja a asumir la gloria de ser español. ¿Erasmus? Eso es lo que menos interesa, una convivencia universitaria sin barreras en donde prenden costumbres tan nefastas como la de pensar.

Las comunidades autónomas colaboran de forma entusiasta con la tarea del Gobierno. Sobre todo en la desvalorización de la sanidad pública y en su privatización. Ya se quejan las asociaciones médicas de la insalubridad de los centros gestionados por empresas con afán de lucro. Hasta ratas han mostrado como evidencia. Y ya se nota también el deterioro en la salud de los pacientes. Estas moderneces de asistencia de calidad para todos son equívocas.  La enfermedad propia o de seres queridos convierte en más vulnerables a las personas y es el momento de que asuman que mantener su salud cuesta dinero –los impuestos en realidad son los diezmos para los nuevos señores feudales- y que ese bocado es apetitoso como negocio. Que se lo pregunten a González y Lasquetty en Madrid que braman iracundos por la obstrucción judicial a su empeño.

A los ancianos ya apenas se les puede exprimir sino en adquisición de bienes y servicios y en voto. A un gran estadista, como quien tenemos al frente del Gobierno, no le tiembla el pulso para llevar a cabo las reformas precisas. Por eso se les baja las pensiones “ahorrando” 33.000 millones de euros que salen de su bienestar e instándoles a morirse rápido. Por su propia voluntad o por inanición, dado en cómo les quedará la pensión conforme más vayan viviendo. O hacerse un plan privado. Además vienen muy bien al Estado cuando las cuentas se desmandan. Está pasando en Polonia, cuyo Gobierno se propone confiscar la mitad de los activos de esos planes privados de jubilación.

Con todo esto y alguna cosa más, se ha logrado transformar también los hábitos de consumo. Han regresado a niveles de hace 20 años. O más allá en el equilibrio alimenticio. Ha aumentado la ingesta de pan y ha disminuido la de carne y otras proteínas como sucedía en la posguerra. ¿Qué nos creíamos? ¿Que todos podíamos comer como los ricos? O viajar  y gastar como los ricos al modo como se ha hecho en la promoción de una candidatura olímpica que se le había apetecido al PP y a sus amigos constructores, de ésos que tienen jet privado e invitan.

El que quiera casa que la pague. Quien pretenda calentarse o refrigerarse según las inclemencias del tiempo que apechugue con su costo. Los resultados de las reformas están siendo ya muy palpables.

La vuelta a una sociedad que sabe de su condición desigual trazada por el destino ha propiciado también que toda España esté en venta. Hasta los pisos de alquiler social se han entregado a una empresa como dios manda que meterá a los inquilinos en cintura. Lo más granado de la riqueza mundial –rusa, china, venezolana, estadounidense- está adquiriendo a precio de saldo nuestros edificios históricos o esos pisos que dejó la oportuna burbuja inmobiliaria –el antecedente de las reformas del PP-. Nos vamos a volver muy cosmopolitas. Con la gente que cuenta, con la que echa por delante el dinero y no hace ascos a nada.

El diseño es perfecto ¿es posible que no se haya advertido? No se trataba de crear empleo sino de abaratarlo. Ni de solucionar otra crisis que la que hace entrar los beneficios en aluvión a ciertas cuentas corrientes. De modular caracteres para crear súbditos dispuestos a acatar lo que ordena el poder y mostrarse convencidos de que “no hay otro remedio” que el propuesto, por muy a aberrante que parezca. De tomar el bastón del mando y aporrear con él si se hace preciso.

Eso sí, en tanto las reformas de Wert y Gallardón, dan sus frutos educacionales, se echa mano de otra reforma: la de los medios de comunicación. Se trata de pagar esbirros en dinero o en prebendas que manipulen la realidad. Es rentabilísmo. O de acogotar por sus deudas contraídas a quienes no se prestan con la misma diligencia a cumplir esa labor.

La intención era refundar la sociedad no el capitalismo. Si Europa se desangra en aumento de la pobreza, aquí nos la dan incluso toreada a puyazos. Y muchos aún ríen contemplando –incluso sufriendo- el espectáculo. ¿Quién ha dicho que el ambicioso plan de reformas no está funcionado? no cabe hacerlo mejor.

*Publicado en eldiario.es

Adiós democracia, cada día un paso más hacia la barbarie

Holanda certifica el fin del Estado del Bienestar. Lo ha dicho con solemnidad en el Parlamento su nuevo Rey en un discurso escrito por el gobierno del centro izquierda del país”. Pepa Bueno, en la SER, me despertaba esta mañana con un valiente y atónito editorial. Sí, es la primera vez que lo cuentan. Uno de los países ricos de la UE, con enorme tradición democrática, anuncia que el Estado del Bienestar se ha acabado y que hay que ir… a una “sociedad participativa”. Humo. El sálvese el que pueda neoliberal que, en curiosa paradoja, tantas ayudas proteccionistas dedica a los causantes y beneficiarios de la crisis. Que la medida la declare en Holanda el “centro-izquierda” no tiene nada de extraño. Ya veis que en todos los países del entorno y en el nuestro la socialdemocracia está derrotada. Autoderrotada.

No acababa ahí la cosa. En España aún coleaba la decisión del Tribunal Constitucional de rechazar la recusación de su presidente, miembro del PP. ex militante de pago del PP y colocado en ese puesto por el PP, presentada entre otros por la Generalitat de Catalunya. Es ejemplo sintomático, este señor ha puesto a parir a Catalunya por escrito. Será sin duda muy imparcial, como lo es el resto del Tribunal.

En la misma línea la presunta Fiscalía Anticorrupción rechazaba investigar quién destruyó los discos duros de los ordenadores de Bárcenas pedida por varias acusaciones particulares.

Al asalto ultraderechista a Blanquerna donde se celebraba un acto de la Diada, añadimos ahora agresiones del mismo terrorífico signo en Majadahonda, al noroeste de Madrid. En Grecia otro grupo ultra ha asesinado a un cantante antifascista.

Y más sapos a tragar. Botín ha fichado a Rodrigo Rato como asesor internacional del Banco de Santander. En 2008 ya trabajó en este consejo, que se reúne dos veces al año, por 200.000 euros anuales. Así el brillante gestor de Bankia -cuyos desmanes aún pagamos y pagaremos durante años- encuentra otro trabajo que añadir, muy bien remunerado,  a la asesoría de Telefónica. Un lumbreras este hombre. Muy bien relacionado eso sí.  La familia se lleva divinamente.

El sonoro tajo a las pensiones ya se va cuantificando: unos 1.500 euros de pérdida al año las de tipo medio. Y vayan sumando. Y vayan contando las ingentes cantidades que nos roban muchos de los que deciden estas cosas. Y pensando que hay familias en donde nadie trabaja, o donde nos les llega, que viven de las pensiones de los abuelos. Y no se va a crear empleo, ni se va superar la crisis. Son mentiras de los voceros para engañar a gentes de débil pensamiento.

Entretanto Rajoy ha estado de paripé en el Congreso respondiendo las preguntas que ha querido. Las de Bárcenas dirigidas a él, se las ha transferido a su miniyo la maxivicepresidenta. Pero ha dicho por ejemplo, que no considera que mentir en el Parlamento sea motivo de dimisión. Un embustero tan pertinaz tiene ya muy claro este asunto. Se lo consienten.

Eso sí, Infolibre viene investigando las actividades personales del Presidente del Gobierno. Sobre todo ese opaco asunto de la que es su profesión: registrador de la propiedad. Hace ya años que venimos alertando en este blog. Un buen resumen, en este artículo de Manuel Rico.  Nos cuentan desde que «El tandem Rajoy-Riquelme ha impedido durante más de dos décadas que otro registrador ocupe la plaza de Santa Pola, que en los años de bonanza inmobiliaria facturó cientos de miles de euros al año», hasta la oportuna creación de una empresa por parte de Riquelme «un día después,  que Mariano Rajoy enviara un escrito al Ministerio de Justicia recomendándolo como su sustituto para el Registro de la Propiedad de Santa Pola», su plaza.

Y,mientras, ayer se suicidó una mujer en Madrid porque la empresa municipal iba a desahuciarles de su vivienda social. Debía… 900 euros. 45 años, casada, tres hijos en casa (de los 6 que tenía) y dos nietos ya, todos a su cargo.

¿Se está arreglando la crisis? Intermon Oxfam sigue alertando del terrible aumento de la pobreza en Europa. Pero también de que en 2025, uno de cada tres pobres europeos será español. Medio millón más al año hasta entonces  ¿cuántos de nosotros entraremos ahí? Esto claro, de no cambiar las políticas.

La crisis no se está acabando, lo que sí se está terminando es la democracia. Y hasta la decencia y la dignidad. Múltiples cómplices están propiciando todo esto. Echándonos a todos esta mierda encima. Algunos llevamos año avisando y los peores pronósticos se cumplen inexorablemente. Para algunos cabezas huecas lo que cuenta es el momento. Así estamos.

Rajoy, imagen y símbolo de España

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Mariano Rajoy dará la cara. A petición propia. Para aclarar dudas sobre lo que preocupa a los ciudadanos. La cadena de tópicos previsibles no oculta la verdad: Rajoy será Rajoy y volverá a esconderse. En los datos de una irreal recuperación económica. En que la corrupción es mal de muchos -de otros partidos, del rival elegido para fidelizar a su electorado-, pero la suya en concreto son insidias. Con agosticidad y alevosía –comparece el 1 de Agosto- volverá a mostrar su rostro tapado, invisible, vacío, el símbolo de la España de hoy. Porque Mariano Rajoy no es una casualidad, es la consecuencia de lo que entre todos hemos hecho de este país. Hoy y a través de mucho tiempo, siglos incluso.

Partamos de la base de que por lo general cada persona ama a su tierra de origen y considera que su país es el mejor del mundo por una exclusiva razón: porque él ha nacido allí. Egocentrismo en estado puro. Subjetividad de manual. Pero si uno sabe relacionar los datos llega un día en el que toma conciencia de la realidad y se hace una idea bastante aproximada de cómo es su país.

Pioneros desde los reinos medievales en buscar el control del poder considerado omnímodo, de una suerte de democracia, una y otra vez la caspa succionó la innovación y el progreso. Ese conservadurismo español, endogámico, ultra religioso, analfabeto de letra y ética, castrador, ladrón, tirano y manipulador. Pero siempre se le enfrentó el ansia de regeneración, aunque chocara contra el pétreo muro.

Una crisis financiera mundial, los errores locales sólidamente labrados, nos traen a hoy, cuando parece que la cloaca de nuestros cimientos haya explotado expandiendo toda su porquería. No es normal lo que nos pasa.

El partido en el poder de casi todo con sombras de corrupción -sustentadas en papeles y datos- durante más de dos décadas al menos. De “donaciones” que actúan de sobornos para conseguir contratos. De sobresueldos bajo mano y… a las claras –según su contabilidad oficial-. Un triunfo electoral basado en la mentira de un programa que se incumple casi en su totalidad, salvo en cuanto representa involución ideológica. Una manipulación sistemática. Uso desmedido de la demagogia. Presiones turbias. Una mente racional deduciría que nos encontramos ante una organización creada para lucrarse por cualquier método.

No es lógico que plantee duda alguna el que un presidente de Tribunal Constitucional no puede militar, ni haber militado, en un partido cuyos recursos y acciones de gobierno ha de juzgar. No lo es que otro del Supremo y el Poder Judicial usara dinero público para irse de vacaciones con su fornido guardaespaldas. No es en absoluto tragable que la Justicia dependa de los partidos, que no haya en la práctica separación de poderes. Hasta llegar a ver cómo el PP crea a su medida los principales órganos judiciales. Para asistir a una rebaja de condena tan sonrojante como la de Jaume Matas. A este paso, cabe pensar que el resto de los corruptos seguirán similar itinerario.

Debe inducir preguntas y responsabilidades que el Partido Popular atacara por tierra, mar y aire a todo cuánto investigaba la trama Gürtel -que tan de cerca le toca-. Destituyó la cúpula policial y la de la Agencia Tributaria en cuanto llegó al poder y, previamente, la judicial sufrió un “oportuno” descabezamiento con la inhabilitación del Juez Garzón.

Es vergonzante que el yerno del Rey de España usara su condición para una trama corrupta de altos vuelos, presunta hasta que se juzgue. Si se juzga. Y que haya quedado fuera de imputación su mujer y socia, la infanta Cristina. Y que el propio monarca nos pasee a su amiga especial mediadora en finanzas. Y que en el siglo XXI sea inviolable.

Estamos hablando de las más altas instituciones del Estado. De una corrupción endémica que ya arroja su maldad visible sobre el tejido social. Aunque no de forma troncal como en el caso del PP a juzgar por los indicios, afecta a otros partidos. A comunidades autónomas y ayuntamientos. Fosas sépticas que se extienden por prácticamente la totalidad del territorio patrio. Y al sistema financiero, y al empresariado, y a casi todo cuanto ostenta poder. Si “todos lo hacen” como dicen los adoctrinados, “todos a juicio” y “todos los culpables a la cárcel”. Implacablemente.

No es digerible que una trama mediática actúe de soporte de tanta desvergüenza. Desviando la atención de lo esencial a través de sus múltiples tentáculos para desactivar la reacción. Que engañe hablando de una inminente reactivación económica que –al parecer y es bien denigrante- lo justificaría todo. Hasta la corrupción.

Porque entretanto nuestra economía sigue cayendo –“menos”, qué bien-. Y la deuda pública crece a niveles nunca vistos. Y los ciudadanos nos hemos empobrecido hasta cambiar nuestro modo de vida. Los recortes y repagos pasan factura. Y aún así no les llega. Y saquean la hucha de las pensiones, además de especular con ella. Nada les detiene. No es lícito basar la economía de un país en la degradación de la sociedad y del mercado laboral. Y ofrecer como un éxito una cifra de creación de empleos de camarero en el mejor año del turismo debido a las crisis de Turquía y Egipto que no serán eternas. Y a que los extranjeros están huyendo del naufragio. Y anular, mientras, el progreso destruyendo la ciencia y la investigación. Es obsceno vivir como Reyes a cargo del erario público mientras se masacra a la población.

Denuncian los medios internacionales la insostenible situación de España. Hasta con mofa en el caso de The Guardian que carga contra la sociedad española no sin suma razón. Para el diario británico ni siquiera existe, en su opinión, como elemento sólido: “Nadie espera que él [Rajoy] renuncie a su trabajo en un país en el que las renuncias por cuestiones éticas son casi inexistentes”.

Mariano Rajoy es el mejor símbolo de esa España que agoniza. Un ser tan patético como él jamás hubiera llegado, ni menos aún se mantendría con todo lo que está ocurriendo, si este país tuviera un mínimo de cordura, dignidad y decencia. Ni él, ni el corifeo que le secunda. Del primero al último.

Se revuelven en sus tumbas desde Padilla, Bravo y Maldonado o Mariana Pineda, a las cenizas sin lápida de las cunetas. Joaquín Costa u Ortega y Gasset se siguen doliendo de la España nunca regenerada. Antonio Machado desde su exilio mortuorio francés continúa harto de la “España de charanga y pandereta, cerrado y sacristía”, pero aún verá -en optimismo desesperado- nacer la otra: la “del cincel y de la maza”, la “España de la rabia y de la idea”. Nosotros estamos vivos. Quienes en 2011 -y fuera de siglas- alentaron el grito de un cambio, los que aún luchan por él, merecen otra cosa. Hasta la losa borreguil con la que cargamos lo necesita porque casi nadie es digno de semejante desastre. Intolerable significa que no puede admitirse más. Que se acabó, que no seguimos así. Es empezar a trabajar en serio, cueste lo que cueste. Limpiar a fondo hasta que no quede ni la sombra de una mota de inmundicia… O aceptar el vacío tiznado, sin futuro, de ese rostro que hoy simboliza la degradación absoluta de España.

*Publicado en eldiario.es

Un establecimiento acogedor en un país de turismo de primera

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Éste está en Madrid. Y había pensado si será por la crisis y el panorama que tenemos en España. Que estamos todos de un humor de perros hambrientos y con garrapatas. Y nunca mejor dijo. Pero antes de la crisis, encontré en una zona de descanso en la autopista Madrid-León, en la localidad zamorana de Mombuey,  un cutre bar de carretera, regentado, sin duda, por alguien amante de que las cosas funcionen. O no funcionen de otra manera a como él lo tiene previsto. No sabe -como el de Madrid- nada del lema del viejo mayo francés: “prohibido prohibir”. Y así sus poco aseadas paredes estaban  plagadas de letreros. A saber:

“No se sirve en la terraza”

“Perros no”

“No se admiten comidas ni bebidas de fuera”

“Los servicios son exclusivamente para nuestros clientes”

“Las consumiciones serán abonadas al ser servidas”

“Para pagos con tarjeta consumición mínima diez euros”

“No cambiamos billetes de 500 €, ni de 200 €”

“Este establecimiento no dispone de farias, puros o similares”

“Importe exacto” –en la máquina de tabaco-.

…. “Hay zumo natural de naranja”.

Nueve prohibiciones y una sola esperanza: el zumo natural. Los servicios no cerraban la puerta y estaban llenos de pintadas. Una ventana con cristal transparente daba a un aparcamiento más alto, desde donde se podía contemplar sin problema las partes pudendas de los usuarios del water.

Por no hablar de la capital del reino. Un centro sucio que arroja todas las caras de la pobreza. Esta semana el aparcamiento de la calle Sevilla -el más próximo a Sol- tenía cerrados dos de los tres accesos. Uno por obras. El ascensor averiado. Quedaba uno para todos los clientes que tuvimos que aguantar una temperatura insoportable de calor para poder sacar el ticket y huir. Luego en la tele me contaron que tuviera cuidado con los golpes de calor. Hasta que no se queden fritos tres o cuatro turistas por servicios como éste las autoridades no harán nada. En el spa portugués y en los coches oficiales uno no se entera de los problemas ciudadanos.

Menos mal que con el tajo a la investigación –el CSIC está incluso en peligro de cierre– nuestra única fuente de ingresos y de «futuro» como país es el turismo.

Las colas, lugar de máxima identificación de percebes y salmones

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Percebes y salmones se diferencian hasta en los aspectos más intrascendentes de la vida. Aquí tenemos un ejemplo. Llegada del tren a la estación. Ésta es Atocha, en Madrid. Hay dos escaleras para salir. Una cerca, la primera que encuentras. Está abarrotada. La segunda, a la derecha, un poco más allá, permite caminar sin agobios por el andén y subir también holgado. Esta escena se repite una y otra vez, en todos los viajes.

E igual sucede con las partidas. En los accesos a las estaciones de tren o en los aeropuertos que, muchas veces, terminan por habilitar una segunda mesa de recepción de billetes. En la fila larga están los percebes, en la corta los salmones. Estos miran primero si se han dispuesto dos, y se dirige adonde menos personas haya. Las colas es un lugar de máxima identificación de percebes gregarios: siempre van a donde van los demás. Por la ley del mínimo esfuerzo. Porque les gusta estar en piña.

Evidentemente el espíritu salmón hace todo lo contrario. Utiliza los recursos disponibles. Por eficacia y porque detesta el hacinamiento.

Estas actitudes opuestas se reflejan como cabe deducir en cuestiones fundamentales para la colectividad. Con resultados dramáticos en tiempos como los que vivimos. El percebe no mueve un dedo por su inactiva, espera que los problemas se resuelvan solos y, si no lo hacen y vienen mal dadas, “aguanta”, se sacrifica. El salmón hace de su vida una lucha por resolver los escollos y llegar a la meta que se ha propuesto.

Todo esto y mucho más es el espíritu de mi libro Salmones contra Percebes. Si no lo has leído, si no lo has recomendado, ya tardas.

El percebe pertenece a la categoría de los idénticos, la que construye la gran masa humana. Casi indistinguible de sus congéneres, intercambiable, buscando cobijo a la sombra de los poderosos sin molestar, huyendo de heroísmos. El percebe carece de aristas definitorias. Su perfil no rompe las monotonías. No suele construir. Nadie hablará de ellos cuando hayan muerto, porque tampoco se habla demasiado de cada uno de ellos mientras viven. El salmón, en cambio, pertenece a los iguales. A los que levantan la cabeza y aguantan la mirada. A los que dejaron de ser súbditos por méritos propios y viven con pasión su calidad ciudadana. A los que huyen de las invisibilidades y protagonizan la historia.

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