¿Y si el fin no es la unidad de España?

Pablo Casado, cualificado portavoz del PP, avisó a Roger Torrent con toda claridad: «tiene dos hijos y sabe a qué se atiene».  Este ha sido uno de los más chirriantes solos de trompeta en la fanfarria que culmina la gran ópera bufa de nuestra democracia, ahora en cartel. El presidente del Parlament, en la encrucijada establecida para la investidura de Puigdemont, ha decidido aplazar la sesión. Sin ceder. Quiere una toma de posesión con garantías pero el Constitucional se ha ratificado en los requisitos impuestos. Torrent ha sido rotundo en la idea central: «Ni la vicepresidenta Soraya ni el TC decidirán quién tiene que ser el President de la Generalitat», ha dicho. La tensión es ya mucha, y por la tarde se han producido incidentes aislados en el acceso al Parlament.

Plumas, teclas y micrófonos hacían guardia desde primera hora de la mañana.  Desde hace muchos días, en realidad. Salvo a los más adictos, tienen al personal agotado. En Radio Nacional de España hablaban de «la corresponsal en Barcelona», la «corresponsal» en ese país extranjero. Un tertuliano advierte de que, como insistan con Puigdemont, «volveremos a tener que aplicar el artículo 155». Volveremos.  Como las oscuras gaviotas que nunca abandonan el nido. La idea dominante situaba este martes como un día terrible para la democracia, un día más. Y como principal problema de los españoles, Catalunya. Con una sociedad rehén, está arrastrando por el suelo el prestigio del país, oigo. El Gobierno y los partidos que sustentan al Gobierno se manifiestan en parecidos términos.

Volvamos al balcón donde anidan las oscuras gaviotas. «Tiene dos hijos y sabe a qué se atiene». La amenaza de Pablo Casado suena a problema grave. Claro que también dijo que Puigdemont podía acabar como Lluís Companys [fusilado], y no pasó nada. En los últimos días hemos asistido a una escalada insólita de la desvergüenza, como gran colofón a una obra largamente trabajada. Cada nota es de una seriedad extrema.

Tras filtraciones de la operación, El País confirma que algunos ministros, el propio Rajoy, y, desde luego, la vicepresidenta Soraya Sáenz de Santamaría  llamaron a miembros del Tribunal Constitucional para «trasladarles lo grave que sería investir a Puigdemont». La separación de poderes saltaba por los aires, con ella suele ir el Estado de Derecho, y apenas nadie se inmutó. «Estamos asistiendo -de la mano del TC- al nacimiento del ‘derecho constitucional del enemigo’. La idea es que frente a quien desafía al Estado no rigen las normas estatales y cabe cualquier acción que lo frene políticamente. Aunque sea inconstitucional», escribía el profesor de la materia y antiguo letrado del TC  Joaquín Urías.

Hagamos una salvedad: el Tribunal Constitucional dejó de ser un órgano exclusivamente consultivo desde 2015, cuando el PP le otorgó con su mayoría absoluta poder sancionador, una revolución jurídica, se dijo. Casualmente, puso al frente al magistrado Pérez de los Cobos, el mismo al que quería estos días colocar en el Tribunal de Derechos Humanos de Estrasburgo, donde han de verse recursos a actuaciones del gobierno del PP, también desde Catalunya. La jueza homófoba que logró el puesto -mintiendo en el currículo- alegó que este candidato trabajaba para el Gobierno de España. Luego supimos que  el Constitucional elaboró ‘a posteriori’ los fundamentos jurídicos de la decisión sobre Puigdemont. El prestigio de España está con todo esto que da gusto verlo.

Las llamadas del Gobierno al Constitucional, lejos de provocar un clamor de indignación, han sido alabadas por quienes están siempre dispuestos a estos menesteres. Se diría que aplican el principio maquiavélico según el cual «el fin justifica los medios». El fin, aparentemente, es preservar la unidad de España. Sin atenerse a molestos requisitos legales. Sin tener en cuenta los votos obtenidos por la opción independentista en Catalunya. Para un demócrata, la propia democracia es un bien superior en sí misma. Ya no es hora de hablar cuánto se hizo mal en este camino, el fraude que supone que el PP, hoy en el Gobierno, se ponga a recoger firmas para declarar inconstitucional el Estatut aprobado por los ciudadanos. Ese que ahora añoran algunos que ayudaron a hacer crecer esta enorme madeja. Supuestamente ese es el fin, pero permítanme que lo dude.

Al mismo tiempo, y en pleno juicio Gürtel, nos salta la Fiscalía pidiendo que no se juzgue al PP en el caso de los ordenadores de Bárcenas en aplicación de la doctrina Botín. La Fiscalía no ve delito en borrar 35 veces su contenido ni en el contenido que no conoce a través de la investigación por el simple hecho de que lo han hecho desaparecer. El Ministerio Fiscal tiene entre las misiones que lo definen «promover la acción de la Justicia en defensa de la legalidad, de los derechos de los ciudadanos y del interés público». Y tampoco pasa nada. No protesta la gran familia por los daños causados a la imagen de España. A la realidad de España, a su democracia.

Entretanto, el Tribunal Supremo -que también ha de decidir sobre denuncias contra el Gobierno- conoce nuevos nombramientos, entre ellos el número dos de Gallardón y un ex senador del PP.  En la línea de lo que viene siendo la tónica.

La labor que dirige Mariano Rajoy cubre un amplio espectro. Acabo de leer en eldiario.es que la nueva Ley de Contratos del Sector Público para poner coto a prácticas que facilitan la corrupción eleva del 10% al 50% los sobrecostes permitidos en contratos como los de las mordidas de Gürtel. No hay más preguntas, señoría.

El Rey Felipe VI tampoco se ha pronunciado sobre estos graves asuntos. Nos cuentan los cronistas que en Davos saludó al magnate asiático Lim Boon Heng, a quien quería conocer. Es el presidente de Temasek, uno de los fondos soberanos más grandes del mundo que opera desde Singapur y que  declaró a periodistas españoles: «Espero que Catalunya esté bajo control». Bajo control.

Este 30 de enero, en su 50 cumpleaños, Felipe de Borbón ha sido homenajeado efusivamente por los medios afines. El País nos servía la gran frase del día como estímulo para empezar la jornada:

«El Rey no se presenta a las elecciones, pero eso no quiere decir que no esté sometido al escrutinio de los ciudadanos. La Casa del Rey sondea regularmente el estado de la opinión pública».

Tranquiliza mucho. Un escrutinio de uso interno sin consecuencias. Quizás para lanzar o no los vídeos familiares con almuerzos entrañables. Eso sí es que someterse a un escrutinio, no me dirán. A la misma hora sabíamos que laAudiencia Nacional ha condenado a un hombre por llamar corrupto malparido al rey Juan Carlos en Facebook. Se le ha encontrado culpable de injurias a la Corona que pueden atentar contra la paz social.

Casi a la vez Rajoy decía que lo más sensato es proponer un candidato limpio en Catalunya. Predicando con el ejemplo. Y que «por encima de la ley no hay nada». Salvo algunas cosas. Muchas, como vemos.

Donde haya sondeos, que se quiten las urnas. No dan más que problemas a estas buenas gentes que mandan, si a los ciudadanos se les ocurre votar lo que no les gusta. Ciertamente, con el apoyo de partidos muy concretos, corresponsables por tanto. Y de millones de personas a quienes se supone que al menos conocerán la razón de sus prelaciones. En estas circunstancias, a ver qué sociedad es rehén de qué. ¿De Catalunya? ¿De Puigdemont?

Y ahora díganme: ¿de verdad creen que lo que se dilucida de forma prioritaria es la unidad de España?

 
 

¿Qué fue antes, el tuit o la violencia real?

“Que los padres hubieran venido antes a por su hijo y no por su cadáver”. Daniel Velilla, PP, Consejero de Bienestar Social de Melilla, hizo estas declaraciones en rueda de prensa, en vivo y en directo. Se refería a uno de los dos adolescentes marroquíes muertos mientras estaban bajo su tutela en un centro asistencial. Antonio Nogales, IU, alcalde de Pedrera, Sevilla, declara fuera de sí ante graves incidentes raciales en su municipio: “ A mí me gustaría ver a gente fusilada”.  Delante de un micrófono y una cámara. El País titula a cuatro columnas en portada: Puigdemont exige violar otra vez la ley para ser investido. En papel físico, del que se puede tocar.  Es la vida real.

Todo esto y mucho más sucedía cuando salió una  sentencia de cárcel para una mujer por desear en un tuit que Inés Arrimadas fuera víctima de una violación en grupo. Ocurrió el 3 de Septiembre, la líder de Ciudadanos en Cataluña la denunció y ya está resuelto el caso. No he dejado de darle vueltas en mi cabeza: una condena a prisión por “desear” un mal y hacerlo público. Fue un tuit horrible, nadie lo discute, su autora lo ha pagado con una dureza extrema. La despidieron ipso factodel trabajo, su nombre ha quedado grabado para su futuro laboral, tiene que hacer un curso para aceptar a quienes tienen ideas distintas y cuidarse de la mínima infracción para no ir al calabozo.  Leí algo de ella, sus problemas venían de antes.

En tuits, acompañados de ilustración gráfica impactante en ocasiones, han proferido gravísimas amenazas –incluso de muerte- a periodistas como Cristina Fallarás o Ana Pastor o juristas como Victoria Rosell. La lista es tan larga que no cabe en un artículo. De los tuits seriamente ofensivos pueden dar cuenta, podemos dar cuenta, un gran número de periodistas y no periodistas. No ha ocurrido nada, ni investigaciones, ni condenas, dudo que siquiera se les haya cerrado la cuenta de Twitter.

Las  graves intimidaciones a la entonces diputada de la CUP, Anna Gabriel, no fueron ni virtuales. Aparecieron numerosas pintadas en el mismo recinto donde iba a dar una conferencia por la tarde. La Facultad de Historia de la Universidad de Valencia. Aludían a un tiro para ella. Por cierto, Inés Arrimadas, preguntada en Al Rojo Vivo de La Sexta, dijo condenar las amenazas aunque añadió un fatídico “¿Qué esperaba?”, al parecer era lógico esperar algo así tras las actividades de un grupo juvenil de su formación, ni siquiera de ella. Ese día se definió, al menos para mí. Y el retrato se atragantaba.

Hay que dejar constancia de la abismal diferencia de trato a las agredidas, a los agredidos. Mediático y judicial. Hasta agresiones a botellazos a cargos públicos entran en el limbo si son a personas incómodas al sistema. O si los autores pertenecen al grupo del mucho españoles con bandera. Pero no debemos quedarnos solo en esa flagrante diferencia que lastra nuestra maltrecha democracia, hay que ir al quid de la cuestión: el alucinante cerco al tuit como la gran amenaza de nuestros días, convertido en enemigo público.

La caza del tuit como prioridad

Las redacciones añorantes de la máquina de escribir viven bajo el síndrome de los ejércitos de tuiteros que dañan la que fuera su preciada estabilidad al margen de la crítica. Personajes públicos se despiden de la red con altavoces y banda de música por lo mismo.  Otros se van hartos de ultrajes sin dar un ruido. Y, lo que es mucho peor,  poderes del Estado con capacidad inculpatoria  y sancionadora enfocan la persecución del tuit como asunto prioritario para la Seguridad.

Los tenemos a todos. A Cospedal, desde Defensa, fijando las supuestas noticias falsas en la Red en los protocolos. A Zoido, el inefable ministro de Interior, advirtiendo que el simple RT de un tuit puede ser un delito de terrorismo. En el saco legal que se mercaron PP, PSOE y Ciudadanos en el que cabe más que el terrorismo. Cabe la represión y la censura, cabe el castigo a la disidencia política.  No busquen la raíz del odio en Twitter porque está en la vida real. Es pura desfachatez circunscribir a las Redes sociales las noticias falsas y los insultos  desde poderes especializados en mentir, en diferido y en directo, o en declaraciones incendiarias, o en acciones que dañan. Repasen lo que han soltado por sus bocas desde Rafael Hernando a Pablo Casado, pasando por una extensa lista, y encontrarán odio y siembra de odio sin freno.

La prensa convencional que abomina de la falta de rigor de las redes sociales se presenta a diario como lo ha hecho este viernes sin ir más lejos: “La apostasía de Forn, los Jordis y Forcadell aísla a Puigdemont en la vía unilateral”, titula El Español, a modo de Gaceta de la Inquisición. Y en sintonía con las portadas de la prensa de papel editada en Madrid que parecen sentirse vencedores de la Cruzada contra el infiel catalán: Se retractan, reniegan, desbandada…

Lo penado es el tuit. La policía nacional ha informado en Twitter, precisamente, de la detención de un hombre  por injurias y calumnias contra la Corona y el fallecido Fiscal José Manuel Maza en Internet. Afirman, según ABC, que el arrestado utilizaba las redes sociales para publicar graves amenazas a responsables de las Instituciones del Estado e incitar al odio y acosar a agentes de la Policía Nacional.

La violencia y el odio están en la vida real

Cuesta creer que se pene con cárcel en la España de hoy hasta el deseo, por muy salvaje que este sea, cuando hay tanta violencia real que atajar. Y no solo, no solo, por procedimientos coercitivos. La violencia, el odio, el malestar, los más bajos instintos, están en la sociedad. Y en período de crecimiento, se palpa su ascenso. Habría que preguntarse por qué. Y cuánto los condiciona la injusticia, la desigualdad, el abandono, y las incitaciones desde las instancias provocadoras oficiales.

Twitter, es cierto, nos ha mostrado que existen seres bípedos que parecen de la especie humana aunque con unas carencias cognitivas muy graves. Incapaces de entender incluso lo que leen o de relacionar hechos con consecuencias.  Desparraman sus insultos en la Red, como autónomos o por cuenta ajena. Tenemos constancia –por investigaciones judiciales- de campañas de desprestigio pagadas incluso con dinero público por el PP de Madrid o por la que fuera alcaldesa de Alicante, Sonia Castedo, PP también.

En Twitter todo está bajo sospecha; en los medios de derechas, nada.

Aquí y ahora, depende de quién agrede y de quien es la víctima y del medio que se utilice. En Twitter todo está bajo sospecha; en los medios de derechas, nada. La impunidad es total si un comunicador ultra amenaza a alguien de izquierda. Va para dos años que Federico Jiménez Losantos confesó por las ondas que miembros de Podemos “le suscitaban odio”. Es verlos y le «sale el agro” y “ si lleva la lupara, dispara”. Lupara, una escopeta siciliana. Nada hizo la Administración de justicia y nunca oirán a sus colegas políticos y mediáticos mencionarlo siquiera.

Hay varios más de similar corte. Operan desde publicaciones que rebasan la prensa amarilla para entrar en un subgénero dedicado a divulgar falsedades con intencionalidad política y de lucro personal. Hay medios, televisiones de la TDT y en particular 13TV propiedad de la Conferencia Episcopal, que son fábricas de odio netas, destinadas a despedazar al que ven como contrincante sin pararse ante nada. Han provocado protestas de curas católicos. El círculo de tertulianos especializados en estas prácticas rotan en sus medios, televisión, prensa, radio, prodigando su veneno.

Tengo experiencia personal como víctima de estas campañas. En algún momento fueron miles y miles de tuits insultantes, manipulados, troceados, recompuestos, inventados. En sintonía con lo que emitía la caverna mediática como tal. Los amigos llegan a preocuparse de cómo puede una periodista responsable sufrir semejante trasmutación en un ser delirante de la noche a la mañana. La imagen se resiente. Basta saber la escoria de la que emana, sin asomo de credibilidad, pero todavía hay gente que cree en lo que ve escrito o sale en la tele.

El auténtico daño lo hace ese clima. Deberían existir colegios profesionales o asociaciones de la prensa con altas miras para evidenciar la falta de deontología profesional de quien miente y difama, y por interés. A los periodistas que compran indicios sin buscar la verdad yo les sitúo en el apartado de cantamañanas nefastos a obviar.  A los tuiteros se les silencia o bloquea, mejor sería cerrarles la cuenta, pero Twitter es muy selectiva con esta medida. Pensar en cárcel  son palabras mayores.  Hay que ser muy cuidadoso con lo que es delito y no lo es. El delito de odio se pensó para proteger a las minorías, no como instrumento indiscriminado del poder. Para proteger a una pareja de homosexuales a los que agredieron  al grito de «maricones» sin que, mira por dónde, la jueza haya visto delito de odio.

Vivimos tiempos tenebrosos. Al cesado vicepresidente de la Generalitat, Oriol  Junqueras, le mantienen en prisión preventiva como culpable –sin juicio siquiera- de la violencia policial en la manifestación del 1-O, de la reacción que provocó en las fuerzas de seguridad la convocatoria del referéndum. Lo relataba aquí el catedrático Pérez Royo sin que haya movido ninguna reacción. Este viernes el magistrado del Supremo le ha negado -y también a Sánchez y Forn-  asistir a los plenos.  Si hemos llegado a esto ¿qué más nos queda por ver? La libertad de expresión ya se ha visto reducida por las leyes vigentes y avanzan a extremos de establecer una policía del pensamiento, si no existe ya.

Da la sensación de que  -con un tropel de ladrones, corruptos y delincuentes de variada etiología- el gobierno detrae recursos para vigilar a los tuiteros que escriben cosas molestas. Si no fuera tan grave, podría parecer un chiste. Da la sensación de que según en que lado ideológico te sitúe tu conciencia, tienes las de perder o las de ganar en carroza alada.  Un indignación sorda se va extendiendo. Hay gente muy harta de ver a delincuentes convictos «de rositas», rigores extremos por mucho menos motivo, y una sensación de libertad vigilada en el ambiente.

Preocúpense por quienes realmente siembran odio y daño a la convivencia. Por quienes amordazan y se aprovechan cuando se ven dueños de los instrumentos del Estado de Derecho y para el Estado de Derecho.  La violencia está en la vida real, Twitter es un pálido reflejo.  Preocúpense de lo que siembran.

De la minifalda culpable a La Manada bruta

Vuelta a empezar. Una y otra vez. La lucha de las mujeres por nuestros derechos en España, de las mujeres como tales, brinca hacia atrás al menor descuido. El juicio en Pamplona a 5 sujetos, apodados a sí mismos “La manada”,  acusados de la violación grupal a una chica de 18 años durante los Sanfermines de 2015, parece la continuación de una larga historia. Con algunos agravantes. Ahora el caso se retransmite en directo por todas las pantallas y, convertido en circo, se abre a la opinión de los espectadores. En culpabilizar a la víctima no hay diferencia, es un clásico.

Es tan largo el camino que una se resiste a volver a hurgar en las carpetas archivadas y, sobre todo, en los recuerdos que empujan vivos como recién nacidos en cada nueva agresión. Sí, esto viene de muy lejos, y cuesta encontrar un punto de hasta dónde se remonta. Quizás a aquellas mujeres que empezaban a respirar en derechos y oportunidades, cuando el tajo fatal del franquismo les cortó las alas para atarlas al hombre, a la casa, y a un destino subordinado. Nuestras madres, vuestras abuelas, hasta bisabuelas hay ya. Por cierto a muchas las castraron para siempre, hasta en los genes educacionales que reproducen, otras siempre dejaron encendida la llama de la libertad.

  En una gran elipsis nos vamos hasta la famosa Transición. Todo lo hicimos prácticamente solas. Las gradas del Parlamento estaban llenas de hombres casi en exclusiva. Como todos los centros de poder, todos. Hubo que protestar, plantarse, luchar, insistir, trabajar. Cada una como pudo. Que la mujer adúltera no siguiera siendo penada con cárcel se consiguió gracias al empecinamiento de una abogada de Zaragoza: Gloria Labarta. La doctora Elena Arnedo, entonces esposa de Miguel Boyer, fue decisiva en la aprobación de los anticonceptivos que estaban prohibidos. Tantas y tantas, desde cualquier lugar y cometido, un trabajo de muchas en realidad. Algún hombre lo citó. Antonio Fraguas, Forges, recalcó en un reportaje esa lucha solitaria de las mujeres españolas, lo injusto del desinterés masculino. Y todo lo esencial fue llegando.

  Un reportaje. Hubo unos cuantos. Míos, de otras mujeres, pocas veces un hombre trató el tema. La mentalidad tardó mucho más en cambiar. Porque sí cambió algo. El machismo iba surcando las leyes y la interpretación de las leyes. Así llegamos, en otro salto con pértiga, hasta 1989 –el año de todos los hitos- cuando un juez de Lérida, dicta una sentencia por agresión sexual que supuso un antes y un después: la sentencia de la minifalda.

La sentencia de la minifalda, un revulsivo

Ya no los decía Manolo Escobar que no solo interpretó el «Que viva España», himno indeseado -hasta por su familia- de esa mayoría que se arrastra de siglo en siglo afirmando sus esencias. Escobar advertía que no nos pusiéramos minifalda para ir a los toros, la bestia no solo estaba en el ruedo.  De ahí que la Audiencia de Lérida dictara una sentencia en la que una joven de 17 años, menor de edad, María José, “pudo provocar, si acaso inocentemente, al empresario J**** F******* por su vestimenta” para que el hombre, su jefe, le metiera mano desde el borde de la falda hasta el escote por así decirlo. Le pusieron una multa de 40.000 pesetas, pero la culpa popular fue para la agredida “que iba provocando”.

 No toda. La sentencia causó una reacción notable, un hasta aquí hemos llegado de muchas mujeres hartas de ser castigadas doblemente por despertar la libido -incontrolable al parecer- de algunos machos de la especie humana. Y su cuajo de aprovecharse de su situación de superioridad, jerarquía laboral en este caso.

Solo era violación la penetración vaginal

Otra de las leyes que cambiaron a raíz de poner el foco en el machismo judicial, fue la que consideraba que la violación con coito anal era únicamente un abuso deshonesto.  Años anduvimos oyendo -con sordina bien es verdad por hipócritas remilgos- los ataques a mujeres con todo tipo de vejaciones saldadas con una pena mínima. Y al empacho de saber que solo era violación la penetración vaginal. Solo lo que puede originar una gestación o restar la prioridad de otro varón a la siembra procreadora. La mujer como objeto por todos los conductos. En 1989 se retiró del Código Penal esa distinción. Y en 2003 se incluyó como violación las penetraciones con cualquier miembro corporal -no solo el pene-, básico en las agresiones a niñas.

No resistirse en una violación no es eximente para el agresor

La abogada María José Varela fue otro de los nombres clave. Ella y la Asociación de Abogadas del Colegio de Barcelona impulsaron avances decisivos, como los citados. Varela logró la primera condena por acoso sexual. En 1998. Como quien dice anteayer. Y, previamente, e n 1986, retirar de la jurisprudencia -nunca estuvo en el Código Penal- que la no resistencia de la víctima a la violación sea un eximente para el agresor. Algo de lo que no quiere enterarse mucha gente. Una joven violada en el portal de su casa inició con Varela el pleito porque era discriminatorio, porque a nadie le exigen no resistirse a un robo para ser tenido en cuenta el delito.

Costó que calara, de hecho no lo ha hecho, permanece el estigma. Y seguían las  sentencias escandalosas. La de una chica de 25 años que fue violada por cinco hombres en el Parque Güell de Barcelona -lugar al que la arrastraron desde un barrio cercano-, absueltos porque ella no mostró resistencia, precisamente.  El fallo judicial fue en 1986. Alguno de los acusados admitió la violación y que la amenazaron con una navaja. Le robaron además el bolso. “Temía por mi vida, claro que no me resistí”, explicó ante la cámara. El caso más parecido al de La Manada en Pamplona. Todos los prejuicios aparecieron. Hasta  «la discreta energía con que el varón vence el pudor de la doncella que en realidad desea y consiente», contaba Varela en este artículo, pieza valiosa para entender de dónde venimos. 

El bebedero del perro, un animal muy limpio

En torno a los 90 -y siempre en reportajes para Informe Semamal de TVE-  hablé con casi todas las partes de otro caso flagrante de violencia machista. Salvo con la mujer, con la víctima, que sí se defendió de su pareja mordiéndole un dedo, lo que le acarreó condena a ella. No seguí después si la cumplió. El maltratador, encarcelado, me contó que la tuvo atada, sí, durante 24 horas, y que le daba agua en el recipiente del perro, “un animalito muy limpio, no había que ponerse así”. Luego la cosa fue a más, a mucho más, una brutalidad sin límite.  “Se me fue la cabeza”, creo que dijo. Ella tardó tiempo en curarse de lesiones gravísimas en los genitales, le quedaron secuelas.

La acusación pidió para él la calificación de intento de asesinato, pero el juez sentenció “detención ilegal” y “lesiones”. Un año de prisión menor por la primera, y cuatro por lesiones.  Aprovechó la sentencia para dictar esta otra: “es norma de cultura, al parecer imposible de erradicar, nacida de mitos y creencias religiosas que dibujan a la mujer como formada del único material desechable del que puede prescindir un hombre y que ello define su inferioridad. Todo ello y otras consideraciones similares explican que no justifican estos hechos”, concluía.

El juez mantenía que eran las leyes las que habrían de ser cambiadas. Llegó a estar en televisión respondiendo a la alarma social creada por sentencias judiciales varias en casos de agresión a mujeres. En un plató en donde “cayó sobre él toda la ira de las mujeres maltratadas que no han encontrado justicia en la justicia”, escribió un afamado comentarista de televisión. Año 2002.

El legado

De todo eso venimos. Del lastre y de los esfuerzos por remontarlos. Cuánto se avanzó y a qué velocidad retrocedemos. Pareció durante un tiempo que algo había cambiado en el machismo feroz. Pero tiene una poderosa fuerza de regeneración por la complicidad social. Ahí siguen los empresarios ofreciendo trabajo a cambio de sexo, hasta un político al que ayuda en su campaña una mujer joven, nuevo valor de su partido que luego da lecciones de ética. Siguen las creencias ancestrales basadas en mitos o bulos absurdos. La culpabilización de la mujer por las turbas censoras, reverdecidas de nuevo. La agresión como espectáculo. Indignos opinadores disparando encuestas contra la víctima. Los tribunales que admiten el testimonio de un detective privado que un acusado contrató para espiar a la víctima, para darle otra vez.  Y siguen los machos cada vez más violentos y organizados. Con cloroformo, los reinoles, las cuerdas… para no cogernos los dedos porque después queremos violar todos. La violación como botín de guerra o botín de fuerza bruta.

Otra actitud destaca enfrente. Un cambio notable respecto a otras épocas. Lleva el impulso de tantas otras  mujeres de todos los tiempos, la energía de las alas que nunca les abatieron. La razón que sustenta y reafirma cuando se trata de luchar por los derechos y la justicia. Aumenta, en número y decisión, nuestro querer ser, querer poder.

El conflicto catalán desnuda la crisis de España

Puigdemont da una rueda de prensa en Bruselas con 7 de sus consejeros, como estrategia de defensa y buscando ganar la batalla de la imagen. En 4 idiomas además, para desesperación de los monolingües. El aguerrido españolismo les llama cobardes desde la barrera. Tras aplaudir con pasión la petición de delitos que, como sedición y rebelión, más parecen decimonónicos. Vivimos tiempos de alta épica y poca racionalidad. Con extremos que se inscribirían incluso en el sainete de no ser por sus dramáticas consecuencias. La independencia de Cataluña ha sido el detonante que permite ver el profundo deterioro del poder y sus valedores. El Régimen del 78 se derrumba y amenaza con arrastrar cuanto encuentre a su paso. Los síntomas son palmarios, nadie ya se molesta ni en disimularlos, a pesar de esa exultante reafirmación que pretende ignorar los fallos estructurales.

Tenemos a un presidente de Gobierno que pasa por ser en los medios un “brillante estratega” por haber convocado elecciones en Catalunya, tras destituciones sumarias, en lugar de enviar los tanques. Al menos de momento. Un Gobierno sustentado en un partido al que la acusación pública considera “plena y abrumadoramente” implicado en la corrupción de la Gürtel. Prepararon el desembarco  desde Abril, sin advertirlo y sin desarrollar el artículo 155. Contamos con un Fiscal General del Estado reprobado por el Parlamento, extremo que ahora ni se menciona. De su nivel de madurez puede dar idea el nombre dado al documento de las querellas contra Puigdemont y Forcadell: “Más dura será la caída”.  Puigdemont en Bruselas ha hecho especial mención del hecho que le han servido en bandeja. En el Govern que enamora a la derecha hay varios ministros del Gobierno central reprobados también. Y la presidenta de allí, vicepresidenta aquí, se ha librado -pese a su gestión incendiaria y torpe del conflicto catalán- por sublimes intereses de Estado. De estado electoral, en la práctica. El maquiavelismo en fascículos hace furor esta temporada.

Las manifestaciones españolistas de Barcelona les han dado la vida. La calle puede ser muy mala o muy buena, según quien la llena. Los medios se han lanzado a una desenfrenada carrera dominada por la opinión, no información, como si se tratara de una cruzada. Igual lo es. También están muchos de ellos en el barco que se hunde. Se leen artículos impensables. A lo más tirado del infraperiodismo le ha salido una dura competencia.  ¿ Saben aquel que diu que independentistas y Podemos tienen “ cerebros de gallina”?

En las concentraciones, van de la mano defensores de la unidad de España, ultraderecha, falangistas, y destacados miembros del PSOE o del PSC, incluso un ex dirigente del PC. Todos caben en la Constitución, nos dicen las crónicas. Menos los soberanistas. Nunca pudieron ni pudimos imaginar llegar a verlos en esas compañías, ese flamear de banderas rojigualdas a su paso, esa sed de triturar al disidente. Su participación decisiva en una involución histórica aprovechando la coyuntura en Catalunya.

Y ya no falta más que la campaña electoral, otra campaña electoral con los mismos tópicos y trampas. Estrategias tan repetidas que estragan a cualquiera que tenga al menos dos dedos de frente. Ese afán de poder, de preservar o ampliar el número de sillas, mientras los problemas se enquistan. No han resuelto nada. Se niegan a entender que Puigdemont y cuanto defiende no quiere hacerse perdonar, ni congratularse con sus opositores, juega sus cartas. Guste o no, es su estrategia. Y ha vuelto a descolocarles. Y le castigan con ineficaces insultos. Andan reivindicando una valentía de torero en la plaza y no la que exige -a otros- vivir entre tantos condicionantes y atropellos consentidos. El independentismo no nació ayer, ni ha muerto hoy. Una sociedad polarizada como la catalana exige algo más de cordura en la resolución de sus conflictos. La política española, tan bonita, está hecha un eccehomo.

El PP, pringado hasta lo indecible, ofreciendo a un xenófobo como Albiol de modelo. Ciudadanos desaforados en busca de mano dura y cargo. El PSOE, inmerso en contradicciones, reivindicándose como “la” izquierda y exaltado por sus periodistas sin medida. Verán,  no es ser de izquierdas abstenerse en el Tratado de Libre Comercio CETA para que salga adelante.  No es de izquierdas  vetar que el SAREB ceda pisos de su stock a un fondo de viviendas sociales.  No es de izquierdas apoyar al PP, ni tragarse reprobaciones y hemerotecas. Zapatero, que empezó bien sus gobiernos,  fue reconducido en años. Sánchez lo ha sido en meses. La de Zapatero representó una potente espoleta de demolición.

El 78 se hunde. Y su más temible enemigo en el conjunto de España no es siquiera el independentismo, es Unidos Podemos, sobre todo Podemos. Seguimos en el mismo bucle. Vivían en su Arcadia feliz hasta que, sin advertirlo siquiera, estalló la indignación. Cualquier periodista que quisiera verlo, se enteró. Venía de atrás, pero la gran estafa fue aprovechar la quiebra del sistema financiero para instaurar un modelo económico y social mucho más duro. La gota que colmó el vaso. Era un clamor, era angustia y desesperación de muchas personas, por eso estalló el 15M.

Nadie quitó el sitio a una izquierda que no lo ocupaba ya. No somos mercancía en manos de políticos y banqueros, se enarbolaba como lema esencial. Que se lo pregunten a las víctimas del fraude de las preferentes y las clausulas abusivas que aquellos gobiernos autorizaron y consintieron. Más aún, siguen amparando las trabas a su devolución. Está pasando ahora mismo.

Hicieron abdicar al rey Juan Carlos para tratar de mantener el estatus. Felipe VI, con una buena acogida, tuvo la oportunidad de ser un monarca moderno y cercano a los problemas de los ciudadanos, que no súbditos. Sus intervenciones políticas y próximas al PP le han marcado para bien y para mal.

Es cierto que la sociedad vive momentos de exaltación patriótica. Producto en buena medida, como suelo mantener, de algo tan poco ejemplar como la xenofobia que les inspiran los catalanes. Hasta TVE la fomenta en prime time. Un soufflé que bajará. Las banderas son el contenido que representan. Y se les ha colado una levadura que reivindica, con cánticos al sol, la más negra y perniciosa historia de este país. Ignorados o permitidos, con sin igual irresponsabilidad.

Fuera de extremos tan radicales, se advierte que muchas personas prefieren la unidad de España y el respeto a esas leyes, a que les defrauden con otras normativas incumplidas. Prefieren que les roben y les engañen si tienen sujetos a los díscolos. Ni la deuda pública por las nubes, ni los trabajos precarios, ni el incierto futuro con las pensiones importan si Puigdemont es encarcelado y los catalanes son vencidos y humillados en justo castigo a la actitud que tanto les irrita. Siguen pensando, en definitiva, que PP y PSOE “no les representan”, pero nada es comparable a esa unidad de España que defienden. Una actitud viciada en origen.

Para muchos ciudadanos –y es un tema clave- Podemos, en este momento, no está respondiendo a las expectativas que le otorgaron cinco millones de personas. Es verdad que gran parte de ellas no engullen los mensajes de los medios de propaganda y seguirán votando esa opción. De ahí que continúe en los medios el síndrome obsesivo compulsivo con Podemos y sus dirigentes. Diario. Su postura ha sido a favor de un referéndum con garantías, todo lo demás es mentira. Como la de Podem, a cuya dirección ha desautorizado Madrid a pesar de ello en controvertida decisión. Conflictos tambien hay.  Si Podemos evitara los vicios que lastraron a otros partidos, al menos no carga con pesadas herencias por mucho que les atribuyan hasta la pérdida del paraíso terrenal.

El problema es serio. En distinto grado, se han quemado políticos y partidos, sobre todo lo partidarios de atrincherarse y que nada cambie. No se le ve solución fácil. Lo último, seguir atizando el fuego con potentes cargas de irracionalidad . Más dura será la caída enarbola la Fiscalía del Gobierno, mientras reparte delitos de enorme envergadura. Oigo a Martín Pallín, Fiscal emérito del Tribunal Supremo, decir que criminalizar los votos en un Parlamento debilita la democracia. Es la apuesta de PP y sus socios.  Había caminos menos drásticos. Pero da votos. Aquí y ahora. A ellos y a sus voceros les vale, serán los primeros en ponerse a salvo si el edificio se derrumba. Hay salida pero no desde el toril embistiendo, sino usando la cabeza.

Rajoy, culpable

Hoy es día de hablar de la declaración de Rajoy, todo un presidente de gobierno, ante la Audiencia Nacional.  Un Rajoy que ha precisado ayuda legal y asesoría -a las que añadirá su acreditada desfachatez- para actuar tan solo como testigo en la trama que sacude a su partido. En una de ellas, la Gürtel.  El presidente de la Audiencia Nacional  tiene previsto – como contaba Elisa Beni – salir a recibir al testigo, abrirle la puerta del coche y acompañarlo hasta la sala de vistas. Bajo palio, mejor, sí, que suben las temperaturas. Tengamos en cuenta que al ciudadano Mariano Rajoy Brey, no al presidente del gobierno,  le « obligó el Tribunal a declarar presencialmente», como titulaba la prensa.

Es importante lo que el tribunal le pregunte y lo que Rajoy conteste. Un pequeño paso para la justicia y uno grande para aliviar la sensación de impunidad.  Pero raro será que se salga de su manual y no responda con un constante «esa corrupción de la que usted me habla», alabe su propia gestión azote de corruptos y descargue culpas en otros. Arropado desde afuera por declaraciones exculpatorias de miembros del PP, portadas y artículos de apoyo, sin descartar alguna Venezuela, Catalunya, o escándalo sobrevenido para distraer la atención.

Ocurre, sin embargo, que España es un país, hoy por hoy, agobiantemente corrupto. Ese conglomerado que aglutina a los diversos poderes y que, como en un cesto con cebollas podridas, ha alcanzado unas cotas de putrefacción difícilmente superables en un país desarrollado. Pueden contar y cantar, disuadir, distraer pero la realidad se muestra cada día más tozuda. Y alguien tiene la culpa. No solo Rajoy, pero Rajoy, desde luego, por sus cargos y porque siempre ha estado ahí.

Resulta que el último detenido, Ángel María Villar, llevaba treinta años treinta, rebañando millones para sus bolsillos, según el auto judicial. Ya hemos arrinconado el caso de Luis Pineda y Ausbanc , con otros veinte años como mínimo extorsionando a empresas poderosísimas –lo más granado del país como BBVA y Santander entre otras- que pagaban y callaban ¿por qué? ¿De esto no se hablaba en los palcos de negocios de altos vuelos? ¿No se comentaba en otros cenáculos del poder?

De las tramas de corrupción «vinculadas al PP», como se dice cortésmente, ya hemos perdido la cuenta. Las más gruesas parecen Gürtel, Púnica y Lezo, pero arrastramos una amplia soga de múltiples nudos que se extiende por toda España prácticamente.  No hay semana que no aflore de los sumideros un nuevo atraco al erario. Casos aislados, dicen. Vamos, anda.

Estos días andan declarando ante el juez –sin que merezca mayor atención informativa-,  investigados en la Operación Prisma, también conocida como Arpegio, parte de Púnica. Haría falta una guía detallada para seguir la corrupción española. Ésta es en la Comunidad de Madrid y se vincula a « la voracidad de Granados por “un botín de 3.000 millones de euros».  Según cabe deducir,  buena parte de quienes pasaban por el tema, pillaban. Como en el resto de las tramas, es el modus operandi. Casualidades de la vida, uno de los dossieres extraviados últimamente es de Arpegio y atañe al hoy numero 3 de Cifuentes, González Taboada.  Cifuentes gobierna gracias a Ciudadanos que ha tenido una contundente reacción:  Pide a Cifuentes que custodie mejor los documentos. 

Borrado de los discos duros de Bárcenas -35 veces, una tras otra-, asaltos a domicilios de fiscales, incluido al nuevo Fiscal Anticorrupción mientras tomaba posesión como marcando territorio, desaparición continuada ya de dossieres judiciales completos sobre casos de corrupción de miembros del PP,  implicados muertos en extrañas circunstancias ¿qué país se traga esto como normal? ¿Qué sociedad con todos sus estamentos desde el más alto al común de la gente es capaz de vivir en esta pocilga?

La otra gran pata de la corrupción atañe a la propia democracia. A estas alturas de la historia está documentada la existencia de una política “política” al servicio del PP para tratar de eludir sus imputaciones por corrupción y para atacar a sus enemigos políticos.  Hechos y personas que revelan una red impropia de un Estado de Derecho. Presuntos periodistas,  aún en ejercicio y estrellato, que difunden informes falsos. O, a modo de ejemplo simplemente de concomitancia, en una de las empresas privadas del Comisario Villarejo impartían clases dos altos cargos de Justicia: Moix y Maza, (minuto 41,56).

Los periodistas de Público Patricia López  y Carlos Enrique Bayo investigaron esta policía política del PP  hasta elaborar el documental “ Las cloacas de Interior”, lo que a su vez llevó a una comisión parlamentaria saldada de forma un tanto vergonzante.  Aunque con frutos, saber por ejemplo los premios con falsos destinos a agentes de Fernández-Díaz.

 El documental, concluido en 2016, empieza a tener amplia difusión a pesar del escaso interés mostrado por él en los medios. Su contenido alcanza tal nivel de escándalo que algún periodista de prestigio intachable llegó a preguntarse: “¡Es acojonante! ¿Cómo puede no ocurrir nada?”.  Pregunta retórica sin duda: Esto pasa porque el PP cuenta con numerosos y estratégicos cómplices.

El País sale de la parquedad para decir que “al gobierno deberían preocuparle las prácticas dañinas de Interior en la etapa de Fernández Díaz”. Un gobierno que preside Rajoy y que nombró a ese ministro al que reiteró su apoyo en toda controversia. Un ministro que en una de las conversaciones grabadas afirma queel presidente lo sabe pero es un hombre muy discreto.

La corrupción española acumula larga solera, es una forma de vivir y, en la etapa posterior a la Transición, nos ha ido invadiendo, colonizando, durante varias legislaturas y gobiernos. La muerte de Miguel Blesa ha vuelto a situarnos ante el “Aznarato”  y su asalto al poder. Uno de sus periodistas afines, descontento después, lo contaba en ABC.  Y nunca tiene repercusiones de entidad.

No las va a tener para Rajoy su declaración como testigo privilegiado.  Ni judicial, ni socialmente. Al margen de lo que añada a nuestro conocimiento del personaje.  Solo abundará en las causas profundas de nuestra situación y la atribución de responsabilidades.

Rajoy es culpable, solo y en compañía de otros. Son culpables de haber convertido España en un cenagal putrefacto e indigno. Del bochorno que sentimos muchos ciudadanos por tener semejantes linajes, aristocracia de la caspa, en el ejercicio del poder.  De la vergüenza ajena, tan honda y cercana en el caso de los medios, que enrojece como propia al ver impúdicas complicidades. De haber cultivado ese submundo de siervos manejables que se apunta hasta acallar el sentido común. De habernos hecho perder prácticamente la esperanza de una regeneración.  Así que lo que diga Rajoy e interpreten las crónicas monclovitas casi es lo de menos.

Dicen que se está poniendo en peligro el Estado de Derecho

El PP ha copado la cúpula judicial. El nombramiento de los jueces Concha Espejel y Enrique López –recusados en la Gürtel por su vinculación al PP–, para dirigir dos salas fundamentales de la Audiencia Nacional, ha producido un escándalo considerable. Ambos, desde Penal y Apelaciones, tendrán a su cargo precisamente dilucidar los casos de corrupción del PP. Ha sido posible por los votos de los vocales adscritos al PP en el CGPJ, el órgano de gobierno de los jueces. Disculpen la repetición de las siglas PP en el texto, es que se repiten igual en nuestras Instituciones.

«Se cierra el círculo», decían desolados desde Jueces para la Democracia. «Hay un asalto enorme del poder político para colocar jueces y fiscales afines en órganos decisivos que juzgan la corrupción», escribe su portavoz Joaquim Bosch. Se pone en riesgo el Estado de Derecho, concluyen expertos independientes. Hasta los prudentes o tibios habituales se muestran estupefactos.

No hay mayor problema. El PP ha podido comprobar que sus escándalos se diluyen en poco tiempo y les compensa pasar unos días rebatiendo acusaciones, limitadas, con cara de cemento. El mecanismo es siempre el mismo. Las operaciones que se avistan terminan confirmándose –imprescindible la serie de artículos de Elisa Benisobre justicia–. Se produce un alboroto, limitado, y el hecho consumado se queda. El tratamiento mediático ayuda mucho en la tarea. De los periódicos grandes –cada vez menos grandes– de tirada nacional solo El Mundo traía en portada este viernes el acceso a un puesto clave de la Audiencia de una jueza afín, muy afín, al PP. Pasen ustedes a las radios y televisiones y verán cuántas hablan de esto que nos afecta de forma concluyente. Igual el periodismo también está copado, colonizado.

Todo empezó mucho antes. Aquella mayoría absoluta del PP en 2011 desencadenó una contrarreforma judicial sin precedentes. Se ampliaron las funciones del Tribunal Constitucional para darle poder sancionador y fueron accediendo a cargos fundamentales profesionales de reconocida solvencia… en el PP. O, aunque en mucha menor medida, en el PSOE. Porque los relevos en el TC  a repartir entre ambos partidos, excluyendo a los demás, se realizaron en este marzo, en el curioso tiempo de prórroga del que disfrutaba Rajoy como presidente del Gobierno.

A la cúpula fiscal, en constante entredicho, se la considera diseñada al servicio de los intereses del PP. El ministro de Justicia ha sido hasta recusado en el Congreso. Se les sorprende en inexactitudes, por no decir mentiras, reiteradas, Moix, fiscal jefe Anticorrupción, es un claro exponente, y no pasa nada. Ayuda, insisto, el tratamiento mediático. La presidenta de la Asociación de la Prensa de Madrid, Victoria Prego, se molestó en escribir un artículo laudatorio a « Moix, el buen fiscal vapuleado«.

Preguntémonos como haría el Derecho Romano, fuente de todo el Derecho, a quién beneficia este estado de cosas. Más aún, preguntémonos qué tipo de organización monta esta estructura judicial y la acompaña de las leyes y códigos «Mordaza» para castigar las protesta. Fueron calificados de antidemocráticos por el Consejo de Europa. De Ley Ominosa por el New York Times y no fue obstáculo alguno para promulgarlos y para que permanezcan. La justicia española es una de las más desprestigiada de Europa.

La separación de poderes es la esencia del Estado de Derecho. ¿Está en peligro en España?

Pasemos a la política. El socio de gobierno del PP, Ciudadanos, calla sustancialmente ante esta situación. El tiempo ha confirmado lo que desde el comienzo se apreciaba: su objetivo prioritario es el mantenimiento en el gobierno del PP, de la derecha incluso corrupta. Sean cuales sean sus declaraciones, los hechos lo confirman.

El caso del PSOE merece una disección ordenada. El Gobierno de Rajoy ha cerrado ese círculo judicial en la actual legislatura. El golpe de mano interno que apartó a Pedro Sánchez de la Secretaría General el 1 de octubre fue esencial para ello. Imprescindible. Las nuevas primarias han demostrado que se obró en contra de la militancia. Que realmente la militancia era partidaria del No a Rajoy. Igual que sus votantes que recibieron el mismo mensaje antes de acudir a las urnas. Ateniéndonos a los hechos, el objetivo prioritario del PSOE que quedó era evitar un gobierno progresista y por tanto apostar por la continuidad del PP. Siguiendo el hilo del razonamiento fue una decisión que cambió el rumbo previsto. Una decisión que afectó a toda la sociedad.

Es el colmo oír en tertulias o ver en la prensa que Pedro Sánchez está haciendo «tragar sapos» a los susanistas. Después de lo sucedido. Todavía habrá que ver si la guerra no trae nuevos episodios. El Intermedio, de la Sexta, elaboró un resumen de declaraciones antes y después de las primarias del domingo, demoledor.

Tenemos que atender a otros elementos esenciales. Es inaudito en democracia, intolerable, digan lo que digan los reglamentos que se fabricaron que un presidente o una presidenta no responda a una moción de censura presentada legítimamente. Es lo que va a hacer Rajoy y también Cifuentes, presidenta de Madrid, señalada por corrupción. Ciudadanos lo ve bien, el PSOE no se opone.  El PP despliega esa prepotencia porque lo sabe.

Lo poco que permanece al margen de ese entendimiento tácito es el Parlamento. Algunos ayuntamientos también. Con Unidos Podemos entró un tipo de diputados y senadores al que los establecidos tratan como advenedizos. Por eso se niegan a responder personalmente a su moción Rajoy y Cifuentes. La endogamia es corta de miras, siquiera para ver al conjunto de la ciudadanía a la que las Cortes representan. La realidad española no admite esperas a una moción de censura a Rajoy y a cuantos le sustentan. Aunque venga mal al PSOE y sea comprensible en este momento.

El papel de la prensa afín es fundamental al objetivo, determinante. El silenciar o alterar noticias, el descomunal embudo con el que se aborda la información internacional por si influye en la política española. La protesta por la corrupción del presidente que echó a Dilma Russeff en Brasil y la represión con el ejército patrullando por las calles apenas se ha difundido o comentado.

La deuda pública, cebada como para un banquete de inversores y especuladores. Bruselas, sin levantar la vigilancia a otras desviaciones como ha hecho ya con Portugal. La desigualdad, disparada. Los recortes en lo esencial, inamovibles. Subvencionando con dinero público los errores de bancos, concesionarias de autopistas y operaciones como Castor. Y la justicia que escandaliza con sus nombramientos y deja voces grabadas de vergüenza, como la de un expresidente de Madrid hoy encarcelado y un exministro. Jueces que convienen o no convienen y hay que «poner a tomar por culo a Onteniente», en la senda de lo que luego ocurre.

Y todavía es un «numerito» una moción de censura, o hay que esperar.

Con todo ello y mucho más, ¿se puede considerar que está en peligro el Estado de Derecho? Un riesgo es algo que se vislumbra y está por venir.

¿Ustedes qué opinan?

Estado de indecencia

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Catalá y Rajoy en el Congreso.

No bastaban el saqueo reiterado del dinero público y las maniobras de distracción, ahora se da el salto cualitativo de intentar normalizarlo. La laxitud moral que nos atribuyen a los españoles desde los tiempos de la Picaresca vive momentos de esplendor. En Rumanía el gobierno se propuso hasta legalizar la corrupción (leve, decían) y dos ministros han saltado para calmar la indignación ciudadana. Aquí ya ni causan especial sobresalto la cadena de desvergüenzas que nos caen encima a diario. Lo prueba lo sucedido en apenas una semana, citando solo lo más relevante.

El ministro de Justicia, Rafael Catalá, coparía él solo la ración para revolver estómagos curtidos. Es el autor del dicho ‘Prevaricar no es corrupción’, formulado al indultar a unos funcionarios condenados por su actividad delictiva continuada. Los jueces no saben, las fiscales, mucho menos. Catalá descalificó expresamente a las del Caso Púnica. Apoyando por la banda derecha, llegaba el portavoz del PP Rafael Hernando para defender que la Fiscalía General ponga límites a los fiscales que se «inventen delitos». Como se sospechaba los cambios anunciados este miércoles han relevado a Fiscales esenciales, como el de Murcia,  y ponen de Fiscal Anticorrupción a uno especialmente cómodo para el PP, como se puede apreciar por la información de eldiarioes.

La Fiscalía General, precisamente. La que proporcionó al presidente de Murcia, Pedro Antonio Sánchez, información reservada de su imputación, según admitió Catalá sin un pestañeo. La que le avisaba de que no sería imputado. El presidente murciano está acusado de prevaricación continuada, fraude contra la Administración pública, falsedad en documento oficial y malversación de caudales públicos. Y va a tener que declarar ante la Audiencia Nacional, a pesar de la oposición de la Fiscalía Anticorrupción. El PP le apoya con firmeza. No ven corrupción por parte alguna.

En la Murcia entregada al PP ocurren hechos curiosos, como recordando el ambiente de la Tangentópolis italiana. El asalto a la casa de un subinspector de Hacienda que investiga para la Fiscalía casos de corrupción en la Comunidad y, en la misma semana, un nuevo allanamiento al domicilio del fiscal anticorrupción, tras el de junio en el que se llevaron el ordenador con datos de casos judiciales.

Otro presidente autonómico del PP, Pedro Sánz, se ha librado por el momento de ir al juzgado por el caso de su chalet ilegal y del decreto que aprobó para regularizarlo. La Fiscalía también lo ha evitado. Concretamente, el fiscal del caso cambió de criterio en menos de dos semanas, según informaba El Mundo.

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Al exministro offshore José Manuel Soria le ha ido peor a causa de la tenacidad periodística. Los hechos se inician cuando eldiario.es publica que ha sido invitado a una suite de lujo en Punta Cana (con mayordomo las 24 horas del día), por un empresario amigo suyo que tiene un hotel ilegal en Lanzarote. Soria lo niega y demanda al diario.es, a su director Ignacio Escolar y al autor de la noticia Carlos Sosa. Tras un intento de componenda a la que Escolar se negó. Un juez acaba de sentenciar contra Soria, afirmando la veracidad de la información e incluso su interés como servicio público. Obliga a pagar las costas al exministro.

Para la historia del cinismo quedan las declaraciones de inocencia de Soria cargadas de acusaciones. Gran parte de la prensa parece no compartir la necesidad de esta información relevante. Cuesta encontrar la noticia destacada en los medios.

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Rajoy con el presidente de Murcia

Y entre tanto Rajoy no sabe nada. No ha leído siquiera la sentencia contra Soria, dice. De nuevo osan hablarle de alguien de su remoto pasado. Aquel señor que nombró ministro al llegar al gobierno en 2011 y hace solo meses quiso mandar «becado» al Banco Mundial. Rajoy nunca sabe nada, salvo cuando «tiene la impresión» de que a la infanta le irá bien. O cuando tiene «la convicción moral de que ha sido ETA», respecto a los atentados del 11M en entrevista publicada en El Mundo en día de reflexión en 2011. O cuando pide respeto y presunción de inocencia para el presidente de Murcia.

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Faltaba la sentencia del Caso Nóos. Cristina de Borbón resultó absuelta de responsabilidad penal, no así de una tenue multa. Su marido Iñaki Urdangarin fue condenado a 6 años y 3 meses de cárcel. La tercera parte de lo que pedía el fiscal y dos años menos que su segundo en la trama Diego Torres. La hija del Rey Juan Carlos y hermana del Rey Felipe ha sido considerada por la justicia ignorante de los hechos.

Aquí se han saltado todas las barreras. Medios y políticos se volcaron en parabienes. El PSOE afirmó que «la sentencia muestra el funcionamiento ejemplar de la justicia». Ramón Jáuregui llegó a calificarla de «Orgullo para la democracia» en la Cadena SER. La derecha oficial, PP y Ciudadanos, participaron del mismo júbilo. «Queda demostrado que en España funciona el Estado de Derecho y que nadie está por encima de la ley», concluía en editorial El País. Para ABC, Nóos ha entrado en «sus proporciones». Por el contrario, Ignacio Escolar argumentaba, con datos comparados, que « Sin la infanta no habría habido negocio, con ella se gastó el botín. Cristina de Borbón estaba allí. Era cómplice y coartada, escudo y arma de su marido, Iñaki Urdangarin». La Razón ya avanza que Zarzuela debate sobre la rehabilitación de la infanta tras su absolución.

La enumeración de esta semana delirante chirría pero hay que ir más allá. Incluso personas poco sospechosas de contaminación han alabado la simple celebración del juicio sobre Nóos. Alegando que hubiera sido impensable hace 15 años. ¿15?, entonces ¿vivimos en un remedo de democracia con condiciones? ¿Debemos dar las gracias por permitirnos soñar con la justicia? ¿No condenar a familiares de sangre del rey son las «proporciones» requeridas? El colmo es ya explicar esta sentencia por «Razón de Estado», compartida o no. ¿Hemos de entender que España se tambalea si se certifica por sentencia judicial que parientes directos del rey son unos delincuentes que han robado o distraído dinero público? ¿Los problemas de honestidad de la familia del jefe del Estado serían intocables por el bien del conjunto de los españoles?

El dinero público ha desaparecido de las arcas en todos los casos. En la Púnica, la Gúrtel, Nóos y la larga lista de corrupciones que son atropellos a la integridad y dignidad como pueblo. Mantener al mando a estas élites tan tiznadas dice mucho de España. Toda la sarta de perversiones que nos aquejan son hechos consumados. Las responsabilidades en cambio se diluyen.

Por las palabras de personajes de relevancia pública, la honradez y la credibilidad son ya valores negociables. De manera que se está educando en la indecencia. También en el abandono de valores éticos que sí sustentan una sociedad. Un padre de la Constitución «levita» por la absolución de la infanta, como un vendedor de telefónica rindiendo cuentas, en palabras de Antón Losada. Juan Luis Cebrián, director de El País, se lanza un poco más y pide que se invada Cataluña y se suspenda su autonomía; denosta la Ley de Memoria histórica y le saca la cara al franquismo. Un diputado canario rechaza que se investigue a la Fundación Francisco Franco porque es «inquina innecesaria». Mucha complicidad y mirar para otro lado desde sillas del poder se ha dado para llegar a esta situación.  Demasiada comprensión ante la inmundicia. Tantos pelillos se han echado al  mar de la decencia que lo han atascado.

Pocos han resumido estos días el espíritu que impera en estas gentes. Rafael Hernando lo declaró en ABC: « Mantener principios inquebrantables te convierte en una opción inútil». No puede estar más claro, ni Groucho Marx  lo hubiera dicho mejor.

*Publicado en eldiarioes

¿Practican alguno de estos puntos?

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Las fotos las tomé este verano en Villaviciosa, Asturias. Y creo que, en estos entrañables días, o semanas, o meses, en los que la publicidad nos aboca a los sentimientos puros que inspira la Navidad, es un buen momento para compartirlo.

Una parroquia remitía al Jubileo de la Misericordia que justo está ahora en plena celebración. Bien es verdad que era misericordia, no justicia. Pero, viendo la enumeración, tan bien intencionada sin duda, me quedé perpleja. ¿Tiene algo que ver la teoría y la práctica?

Dar de comer y beber, vestir, a quien lo necesita, evidentemente no se cumple. ¿Acoger al forastero? su sola mención produce vergüenza pensando en el maltrato que se da a los refugiados y a los emigrantes, siempre que no sean ricos. Diría que el tramo que más se aplica es el que habla de Dar buen consejo, enseñar al que no sabe y corregir al que se equivoca. Desde luego desde sus criterios y modos, no siempre compartidos.

De cualquier forma creo que estas pautas pueden ser motivo para reflexionar y buena parte de ellas metas a conseguir desde cualquier orientación. ¿No os parece?

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La infanta «enamorada» se sentará en el banquillo

Cristina de Borbón, infanta de España

Cristina de Borbón, infanta de España

El juez Castro no ha sucumbido a las intensas presiones que todos hemos podido advertir  y ha decidido sentar en el banquillo a Cristina de Borbón, hermana del rey actual. La mantiene como acusada en el auto de apertura de juicio oral del «caso Noos».  Es encomiable la valentía de Castro en los duros tiempos que corren, cuando dimite el Fiscal General del Estado y hasta el Tribunal Supremo se queja de injerencias del poder político en la justicia.

Ir a juicio no es una condena, es dilucidar responsabilidades, y hasta a eso se negaban.

La historia de la infanta ha sido patética hasta el momento. Citada a declarar por el juez –obligado a luchar contra todos los elementos: prensa, fiscalías y audiencia–, leímos que lo hacía “voluntariamente” o que “ha querido” no recurrir la imputación.

Nada sorprendente, es el habitual tratamiento como a pueriles súbditos que nos dedican. Pero donde la infinita capacidad de estupefacción llegó al límite fue al escuchar los argumentos exculpatorios de uno de los principales letrados de Cristina de Borbón: Jesús María Silva, socio del afamado bufete Roca i Junyent, encargado de su defensa.

En el siglo XXI, en Europa, este señor declaró: «Cuando una persona está enamorada de otra, confía, ha confiado y seguirá confiando contra viento y marea en esa persona: Amor, matrimonio y desconfianza son absolutamente incompatibles». Y en eso basó el bufete el intento de hacer colar que la inocencia «pasa obviamente por su fe en el matrimonio y el amor por su marido», según declara. ¿Obviamente? “Confianza y matrimonio son absolutamente inescindibles, y el que no lo vea así es que no sabe lo que es el matrimonio», dijo Silva.

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Luego, en su declaración ante el Juez Castro, Cristina deBorbón forjó esta nube de evasivas. Señoría y No lo sé en cabeza. Marido. Lo desconozco. No lo recuerdo. 579 veces dijo “no lo sé” o “no lo recuerdo”.

La primera mujer de la familia real española que estudió una carrera. Ocupando un puesto de importancia, internacional en una de las primeras entidades bancarias del país. Y nos contaron que no sabe ni de leyes ni de impuestos, sino sólo –y nada menos– de amores en plan mujer-mujer. Mutó –hasta volverse del revés– de aquella antigua infanta deportista e independiente como antaño la presentaban. Por amor… sufrió la desintegración del cerebro.

Como la otra tontita enamorada, Ana Mato, la mujer que ha dejado sin sanidad pública a miles de seres humanos  y ha obligado a restringir o suprimir tratamientos con sus repagos. La responsable de víctimas ciertas con su políticas, tampoco se enteraba de nada. Cegada por la ensoñación amorosa o quizás tan sólo por acatar la supremacía natural de su señor esposo.  Fue el juez Ruz en esta ocasión quién la imputó como beneficiaria a título lucrativo de la trama corrupta Gürtel. La misma consideración que el propio PP que ha mirado al horizonte según costumbre. Eso sí, Mato dimitió, el PP la ha nombrado vicepresidenta de una comisión parlamentaria a los pocos días. Y ha enfilado a Ruz para que deje de investigar el caso. Legalmente, claro está.

La familia real española despidió a papá a ver si frenaba el impacto de los líos de Cristina y su marido, y los propios de Juan Carlos. Y algo les ha funcionado porque hay gente encantada con lo guapos, jóvenes y elegantes que son los nuevos reyes. Se necesita mucho más. El tiempo lo dirá.

De momento parece que, si por amor se evaden en impuestos -que en eso ha quedado la acusación-, por amor se va uno tan campante a un juicio a enfrentar responsabilidades, qué menos.

cristina.amor

¿Alguien sabe qué hace el Fiscal General del Estado?

Ahora es Oleguer Pujol, el hijo menor del ex presidente de la Generalitat. Con 42 años, acumula una fortuna incalculable y la justicia indaga sobre posibles delitos en su obtención. Una familia muy organizada los Pujol para lucrarse hasta más allá de lo imaginable. Tras los trasiegos de bolsas y herencias, Oleguer se compró -como quien adquiere una bolsa de pipas-, 1.532 oficinas del Banco de Santander. Qué majos los Botín que se las vendieron. Dispone el benjamín de los Pujol de un botón de pánico en su ordenador para borrar u ocultar sus apuntes. Vamos, lo que cualquiera de nosotros tiene para que no husmeen en nuestros sentimientos, por ejemplo. Se ha negado a declarar en comisaria y queda a la espera de hacerlo ante el Juez Pedraz. La Policía, dice, intenta desentrañar la madeja societaria con la que se sospecha que Oleguer Pujol blanqueó «miles de millones».

El juez Ruz, por su parte, se ha metido de lleno con la trama Gürtel/Bárcenas/PP.  Según @eldiarioes, no espera ya al apoyo de la Fiscalía a la que solía consultar, igual es que no se ve muy diligente. Ha imputado al ex secretario general Ángel Acebes por ser quien llevo a cabo la compra de acciones de Libertad Digital… a cargo de la Caja B del PP, que es el quid de la cuestión. Y ahora investiga el caso del regalo de 200.000 euros que Sacyr hizo al PP de Cospedal. Ella lo ha negado -hasta tres veces este jueves que queda con más empaque-, pero lo cierto es que su tesorero firmó el recibí, ella lo sabe, y esa empresa aumentó su contrato con el ayuntamiento de Toledo en 11 millones de euros unos pocos días después de los cheques.

Esto de tener un detalle con los políticos que te encargan obra pública (por la que sacas unos buenos beneficios) se lleva mucho. Ferrovial lo hizo, confeso y probado, con Convergencia Democrática de Catalunya, sí, el partido de Pujol.

Los de las tarjetas de Caja Madrid para caprichos declaran que no sabían ni media, y se ocupan en solventar el asunto de las fianzas pedidas en este caso por el Juez Andreu. Rodrigo Rato ya dispone de sus tres millones gracias al Banco de Sabadell, y a Miguel Blesa le van a embargar sus cuantiosas propiedades. Es que hay inspectores de Hacienda que prosperan mucho y es su caso. Cuentan con gente que vela por ellos, como el Fiscal General del Estado que le libró de la cárcel, cuando ese malvado juez (Elpidio Silva) decretó su ingreso sin más, por unos correos en los que se descubría todo esto y más pero eran personales. Menos mal que ya está inhabilitado por 17 años y no cometerá errores de este calibre.

Baltasar Garzón, otro juez expulsado de su cargo en la Audiencia Nacional ( tras iniciar la investigación de la Gürtel), dice que el Fiscal General del Estado debería ser un cargo electo por la sociedad. No designado por el gobierno y vinculado a su mandato. Gaspar Llamazares se preguntaba hoy lo que hace días vengo pensando. ¿Qué hace el Fiscal General del Estado? El silencio de Torres-Dulce cuando todo el edificio se desmorona resulta clamoroso. Una amiga de toda la vida, votante del PP en las últimas elecciones generales, dice que es muy majo, que le gusta el cine. Será eso.

Estamos agobiados, deprimidos, tenemos una sensación de vivir entre la mierda que ya resulta insoportable para quien tenga dignidad. No se entiende que un país siga andando un solo día más con esta podredumbre que lo impregna todo.

Al mando está este sujeto, presidente del PP.S.A, y su caja B que existe para el Juez, la policía y Hacienda y no para ellos. Hablando de respeto a las leyes… ¿las que tantos próceres están infringiendo para llevárselo crudo? No, se refiere a su empecinamiento catalán, a cualquier cosa que distraiga.

rajoy.leyes

Hay cosas que se llevan peor que otras, a todos nos ocurre. A mí las situaciones esquizofrénicas, me pueden.  Y en ella estamos: mientras la corrupción nos asola, este país está gobernado por… Mariano Rajoy. Igual es una correlación lógica.

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