La revolución árabe y las redes sociales

Vivo expectante y emocionada la rebelión que se gesta en el mundo árabe. Por muchas razones. Una de ellas, por cuánto se parece a la que derribó el Muro de Berlín hace poco más de 20 años a la que tuve el privilegio de asistir en directo. Para cuando Alemania del Este, la RDA, cayó, ya lo habían hecho gran parte de sus vecinos: una llama prendió en un reguero sembrado por todo el suelo de influencia soviética, en el corazón de sus ciudadanos sobre todo. Igual está sucediendo en el Magreb primero, en Egipto ahora. Túnez ya ha expulsado a su dictador, mientras hierve Egipto, y se mueven Argelia, Yemen, Jordania…

Todos los muros los derriba el ansia de libertad. Y de justicia. Y de dignidad. Y, también, el hambre o la penuria y la riqueza mal repartida, tan relacionada con los anteriores conceptos. Se está dando una importancia desmesurada a “las redes sociales” en la revuelta árabe. Como os he comentado alguna vez, me encuentro a caballo de dos mundos que quieren hacerse antagónicos sin serlo: “creadores versus internautas”, decía hace nada la ministra de cultura. Como si los “creadores” se comunicaran por señales de humo, escribieran en papiro o elaboraran música con latas. Frente a ellos, los herederos de Luis Candelas, van a ver cómo les chupan la sangre porque todo lo quieren gratis. O se unen en la indignación sorteando censuras. Es muy peligroso esto de las “nuevas” tecnologías. Hay mucha gente, intelectuales incluidos, gobernantes -que es lo que peor- que no entienden Internet, y, como no lo entienden, le tienen miedo. Y temen perder el control. Y extienden su miedo para atemorizar a la población, con el único deseo de no perder su poder.

Cuando cayó el comunismo no había ni móviles, ni casi teléfonos fijos en aquellos países sojuzgados. Pero igual se enteraron sus ciudadanos de qué les pasaba y qué querían hacer. Porque, insisto, hay un deseo irrenunciable cuya carencia se hace insoportable: la libertad. Y con ella, repito, justicia y equidad, dignidad. Y hay, también, otra sensibilidad humana inscrita en los genes que busca comunicarse con los otros, especialmente cuando sufre y ansía, cuando ve una salida.

¿Qué las redes sociales han mejorado la comunicación? Vaya si lo han hecho, de forma portentosa. Por eso quieren coartarlas desde el poder. Menudo riesgo los ciudadanos unidos y hablando entre sí. Pero solo es un instrumento. Empleado por realidades diversas.

En una impagable conferencia que dieron Ramón Lobo, la presidenta de la Casa árabe de Madrid y Javier Valenzuela, para presentar el libro de este último, Javier dijo que las dictaduras se derriban en la calle, con sangre y con muertos –y bien lo están sabiendo tunecinos y egipcios-, no haciéndose “amigo” de tal o cual iniciativa en una página de Facebook. Ahora bien, para comunicarse y unir voluntades es fantástico.

Es la sociedad en Red la que está logrando encontrar resquicios al sistema del atado y bien atado. Wikileaks es un ejemplo. Ciudadanos asiduos de este blog, sin ir más lejos, están intentando también detener la ejecución del embargo de la casa de José Luis Burgos en huelga de hambre contra el Banco de Santander. Sorteando el entramado oficial.

Hace 20 años intuí que tan podrido estaba el Muro de Berlín por su fachada oriental como por la occidental. Acribillado por los mercados neoliberales y todos sus sostenes, ese otro cerco que nos aprisiona engrosó su basura en dos décadas hasta apestar desde lejos, y muestra hoy la inmundicia de sus cimientos. Llegará también el día en el que sus víctimas reaccionarán. Es nuestra hora. Con redes sociales o con tambores de montaña a montaña. Es que, normalmente, los humanos con dignidad la reivindican, más pronto o más tarde.

¿Está pasando? ¿Lo estoy viendo?

Nunca creí que viviría esto. Una nació a la consciencia responsable entre revoluciones ingenuas de flores e ideales, tras sentir una especie de tenaza difusa en la niñez que obligaba a no hablar de ciertas cosas con nadie y a hacerlo en casa en voz muy baja por si las paredes oían. Vi después que, con esfuerzos y tropiezos, algunas cosas comenzaban a marchar. Y fui testigo privilegiada de la caída del Muro de Berlín que tanto recuerdan hoy las revueltas del Norte de África. Solo éstas, porque también fui descubriendo los graves defectos estructurales del lado occidental del Muro que, llegados al paroxismo, son asumidos por los afectados con una pasividad que enerva a gente como yo y muchos otros.

Hablábamos ayer del insultante acuerdo sobre pensiones y del paro juvenil. Los datos de la EPA de hoy, profundizan en el descalabro. 20,33% de paro, casi 4.700.000 personas, la más alta desde 1997. Crece el desempleo, precisamente, en el tramo de los menores de 35 años. Muy pocos de ellos se jubilarán con el subsidio completo, si es que llegan a trabajar alguna vez. Aumenta el trabajo de las mujeres (las peor remuneradas). El número de hogares con todos sus miembros activos en paro aumenta en 35.600 en el trimestre y se sitúa en 1.328.000. Lo que deja entrever que, sí, que hay que recurrir a la “red social” de Caldera –es decir, la familia como en los países subdesarrollados- y que cada vez más gente se pasa a la economía sumergida, evaluada hace tiempo en el 23% Esta gente, por necesidad o no, nos roba a todos los demás. Y han de existir leyes y parlamentos que pongan coto a tanto desmán. Pero no parecen estar por la labor.

De hecho, me tiene auténticamente irritada el plan que nos prepara el CGPJ para consagrar que, todavía más que nunca, la justicia sea solo para los ricos. Esto dice El País:

El Poder Judicial avala recortar derechos ciudadanos para acabar con los atascos de los juzgados 12.000 recursos contra la Agencia Tributaria esperan desde hace años que el Supremo los resuelva . El anteproyecto legal, supone, en la práctica, un recorte de garantías ciudadanas, puesto que restringe y endurece la posibilidad de los ciudadanos de que sus casos lleguen hasta el Tribunal Supremo. Obliga a los ciudadanos a pagar tasas para interponer demandas, suprime recursos e impone que los ciudadanos que pierdan un pleito contra la Administración (por ejemplo, un recurso contra una multa) paguen las costas del proceso (las minutas de los abogados).

Miro más abajo y veo que han desaprovechado la oportunidad de oro de solucionar el abuso de los bancos en los desahucios. Esto dice el anteproyecto:

«En ningún caso podrá el acreedor ejecutante adjudicarse los inmuebles por una cantidad inferior al 50% del valor por el que fueron tasados». Inferior al 50%, pero sí al 50%.

¿Y los políticos? Las durísimas medidas económicas, el estrangulamiento de nuestros derechos adquiridos, no han servido para crear empleo. Hugomabarca me apunta en twitter: han servido para que suba el IBEX, ayer lo hizo, hoy sigue por el mismo camino. ¿»Tranquilizan» los parados a los inquietos mercados? Los sumisos, sin duda.

Y, entretanto, nos están vendiendo el Estado en el mercadillo. Una vehemente y extraordinaria tribuna del catedrático Antón Costas, dice que, con las Cajas, estamos ante “El mayor desmán financiero de nuestra historia”. Traducidlo a todo lo público que están vendiendo y que, caso de dejar algo los socialistas, el PP terminará de liquidar. Desde el espacio aéreo que les han colado a los indignados y sufridos veraneanetes fastidiados por los controladores, a RENFE y transportes públicos que figuran en el punto de mira del PP, si antes no se les adelanta el PSOE.

Así empieza Costas:

“Tengo en el cuerpo la incómoda sensación de que estamos a punto de cometer el mayor desmán financiero de nuestra historia: la entrega de la mitad, ¡la mitad!, del sistema financiero español, a precios de saldo y desguace, a bancos, inversores privados y «fondos buitres», como les llama un conocido y reputado analista financiero, José Carlos Díez, en su blog».

Ayer unos cuantos salieron a la calle a protestar por el pensionazo. Las teles nos mostrarán hoy a “los violentos jóvenes radicales antisistema» Solo. Cometieron varios delitos, sobre todo éstos: ser radicales, antisistema y jóvenes, ése el peor. La “gente de bien” se asustará que es el objetivo. Pero lo que pasó de verdad, mayoritaramente, fue esto:

Copépodo nos relata la experiencia de convertirse en un «violento antisistema» que vivió ayer. «Yo y el jubileta que tengo al lado, y la señora con una niña (que probablemente sólo pasaba por allí) y se apretuja en un portal. ¡Somos violentos antisistema!» Solo que muestra las técnicas policiales ya ensayadas en Londres, por ejemplo.

¿Será eso lo que nos muestre la tele? Y con lo feo que está criticar y protestar. Es que, como dice el propio hugomabarca, «nunca nos mean a gusto de todos».

http://www.youtube.com/watch?v=bVbk5zeeGYw

Este largo post es porque me voy unos dias e igual escribo menos o nada. Así que hasta añado encuesta. Admite varias selecciones.

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¿Olvidar el Muro de Berlín?

 

  Estos fragmentos del Muro de Berlín los cogí con mis propias manos hace hoy 21 años, cuando por las noche se abrieron las puertas que hasta entonces incomunicaban dos mundos. Muchos picaban también para acelerar su destrucción.

Cada 9 de noviembre desde entonces es un aldabonazo que despierta innumerables recuerdos para mí. Lo he contado ya muchas veces. El año pasado, en el aniversario redondo, hasta la saciedad.

Somos muy aficionados los humanos a la nostalgia y a fijar los recuentos en el punto de partida o en el presumido final.  Un solo momento. Y no, no deberíamos decir “hace 21 años que cayó el Muro”, sino, quizás, “21 años sin Muro”.

Sólo 11 meses después de aquel histórico 9 de noviembre de 1989, los trozos de muro se vendían ya con olor a pintura fresca. recién hechos para los turistas. La sociedad de consumo había irrumpido en la eufemísticamente llamada República Democrática Alemana que fue engullida por la RFA con la rápida reunificación.

En Gran Bretaña mandaba Margareth Tatcher y EEUU despedía al actor-presidente Ronald Reagan para recibir a papá Bush. Precisamente esos tres grandes mandatarios, los que sentaron las bases del neoliberalismo. Europa era una inmensa bandera roja con la socialdemocracia triunfante. Y todos nos pusimos muy contentos con la caída del Muro.

Y, vaya, resulta que hoy, 9 de Noviembre de 2010, unos entes llamados «mercados» ordenan a los gobiernos lo que tienen que hacer con sus ciudadanos. Los organismos internacionales actúan de portavoces de esos señores -muy pocos frente a la sociedad mundial- que buscan obtener obscenos beneficios a costa de lo que sea y, junto a agencias privadas financieras, “califican” y castigan países para que no se aparten de la ortodoxia neoliberal. Europa es una mancha azul, burocratizada, retrógrada y obsoleta, porque así la votaron los ciudadanos. Y, éstos, parecen creer en su propia culpabilidad, que se excedieron en gastos, que vivieron por encima de sus posibilidades, y se aprestan a apretarse el cinturón hasta la yugular si es preciso, porque un dulce manto narcotizador sale por pantallas, radios y periódicos. Más aún, se disponen a reforzar el liderazgo neoliberal por su propia voluntad. La socialdemocracia vencida, asimilada y obediente. Una ola de involución democrática sacude a la ciudadanía con todos sus anclajes.

Bush hijo lava su imagen. El pobrecito no quería usar la fuerza en Irak, no sabemos aún quién le convenció contra su voluntad, y es solo un ejemplar ciudadano «honesto y sencillo«.  Así quedará para la historia que reescriben. Tratando de traspasar el Muro de Berlín murieron en 28 años entre 136 y 250 personas. Cada año, en la frontera México-EEUU perecen 500 inmigrantes. Ni griegos, ni franceses en la calle detienen el dogma neoliberal dictado por Bruselas. Tampoco los alemanes logran parar un tren nuclear. Los poquitos que se animan a esas osadías en la Europa de más arriba. Aquí tenemos, entre otras muchas desgracias,  un molesto incordio con otro muro y una incómoda sociedad que se harta por nada, por sus condiciones de vida y por sólo llevar esperando respuestas desde mucho antes que cayera el Muro de Berlín, desde hace -durante- 35 años, cuando, siendo conciudadanos nuestros -vía colonia- España los dejó tirados.

¿Qué más podría decir? Que la bolsa de plástico en la que guardo uno de los trozos del Muro de Berlín amarillea. Que soy más vieja aunque puede que más luchadora. Que ya no coge el primer avión a Berlín el amor que no puede resistir mi ausencia.

Ayer hablaba con Javier Valenzuela en jugosa conversación, coincidiendo los dos, en el que el Muro fue una putada para quienes lo padecieron, pero para nosotros ha sido casi idéntica putada que cayera. Tras el se escondía… el primo de Zumosol. Sólo entienden eso. La dinastía alauita de Marruecos lo saca continuamente a pasear. Y entre eso y lo que algunos se llevan a sus bolsillos privados, queda todo como está.

Me perdonará Javier que utilice su brillante símil: “Ellos” juegan un partido de fútbol americano, nosotros un partido de tenis en campo inglés. Cuando nos dan una patada en la espinilla -los que reaccionan que tampoco son tantos-, llaman al árbitro. “Mire Vd lo que me ha hecho”. Y él se encoge de hombros. Y no, es que juegan en su campo y marcan las reglas. Lo que se disputa es un campeonato de fútbol americano, con zancadillas, puntapiés y lo que sea menester, no tenis británico. Habremos de jugar también fútbol americano. Y, para el rudo encuentro, parecen imprescindibles algunos primos de Zumosol. Así que aparquemos un ratito al menos el Muro y los recuerdos que la supervivencia se libra hoy, y con las reglas de hoy.

El símbolo Obama en una sociedad inmadura

Obama está siendo sometido a una severa crítica en el primer aniversario de su elección, ni siquiera de su gestión que arrancó a finales de Enero de este mismo año. Palabras como derrota y decepción aparecen hasta en voces de acreditada solvencia. El problema de inmadurez en la sociedad mundial aparece así como mucho más serio de lo que se atisbaba. Un ordenamiento social que se cae a pedazos aquejado de flagrantes injusticias, esperaba que llegará un superman con una varita mágica de luces fosforescentes y lo solucionara todo en tres meses. No lo ha hecho, y hay que hundirlo. Promovamos mensajes para derribar al ídolo que el circo precisa nuevos fetiches, más espectáculo. Salpicado, por supuesto, de muchos anuncios que inciten a consumir y mantener todo tal cual está.

Esto va en serio. Agota esbozar cada día las lacras del sistema, el adocenamiento ciudadano cuidadosamente promovido por los poderes que hoy nos gobiernan, en la luz y en la sombra. No es una película, ni un programa de televisión en el que nominar y expulsar al concursante; alimentar una nueva figura ilusionante, para después apagar el receptor, cerrar los ojos y dormir. Son reales el dinero que se mueve, el hambre, las injusticias sociales, los servicios sociales, la investigación, la cultura, nuestra propia vida de cada día enfrentada a retos, carencias y, desde luego, pequeñas satisfacciones.

Obama rompió moldes al utilizar nuevos métodos de acercamiento y participación ciudadanas, abrió una brecha importante en el arraigado mito del racismo. Entre sus primeras medidas, levantar la prohibición para investigar con células madre, viviendo en el siglo XXI y no en la Edad Media como su antecesor. Promover la igualdad salarial entre mujeres y hombres. Restaurar a los sindicatos.  Ha puesto coto a algunos abusos económicos, no a todos desde luego ¡a ver quién lo hace!

 “Simplemente no es sostenible tener un sistema financiero del siglo XXI que esté gobernado por las reglas y la regulación del siglo pasado, que permitían que la imprudencia de unos pocos amenazasen toda la economía. No es sostenible una economía donde el 40% de los beneficios empresariales han venido de un sector financiero basado en la burbuja inmobiliaria, tarjetas de crédito al límite, bancos sobreendeudados y activos sobrevalorados; una economía donde los ingresos del 1% más rico se han disparado mientras que la renta media de los hogares ha disminuido casi 2000 dólares”, decía en un discurso en Abril.

Ha lavado algo la cara de un país detestado por los desmanes de su antecesor. Ha apostado por el multilateralismo y no por el Imperio. Se fue a El Cairo a decir lo que ningun otro se había atrevido. Así lo contaba Javier Valenzuela. Por ejemplo esto:

“En cualquier caso, Obama empleó el tono y las palabras exactas para comenzar a poner fin a una relación entre Estados Unidos y ese mundo que él mismo calificó como de “tensión”, “miedo” y “desconfianza” mutuas. Obama también abordó todos y cada uno de los temas conflictivos, sin escabullirse ni al hablar de por qué EE UU sigue en Afganistán, ni de la desastrosa e injustificada invasión de Irak, ni del mucho dolor de los palestinos, ni de la ausencia de democracia y derechos humanos en buena parte del mundo árabe y musulmán, ni de la necesaria igualdad de la mujer”.

Ha prohibido las torturas y las cárceles ilegales ¿otra nimiedad? Se le atraganta cerrar Guantánamo que no parece tarea fácil. Y el polvorín de Afganistán. Y la reforma del sistema sanitario en donde fracasaron cuantos lo intentaron porque la mentalidad estadounidense parece aceptar que sus conciudadanos enfermen y mueran si no pueden pagar.

Es el presidente de un país, no del mundo entero, su interés prioritario se concentra, por tanto, lógicamente, en Estados Unidos. La sociedad debe madurar y no esperar arrellanado en el sofá a que el héroe le saque las castañas del fuego. Obama es humano, es real. Las guillotinas francesas duermen oxidadas en un rincón, y no parece haber otra vía que el pragmatismo, el posibilismo incluso. Eso es lo que, en mi opinión, es realmente Obama, diría que algo más también. Los bebes perpetuos –en que nos han convertido- habrán de tomar conciencia de su responsabilidad. Gorbachov, motor que derribó el telón de acero, y sumamente impopular por ello en su país, advierte sin cesar a Obama que también tiene que arrasar con la piqueta el muro aún en pie en su terreno. Casi a diario lo digo. El sistema en el que nos asentamos es insostenible. Banalizados, desactivados, los ciudadanos y hasta los medios informativos, nos ilusionamos o desilusionamos con el ídolo de ficción de turno. Nos manejan a encuestas, a mensajes. Nosotros pensamos, soñamos, no nos movemos. Mientras, otra nomeclatura similar a la que mantuvo en pie la ominosa valla de Berlín… actúa para mantener sus desorbitados e injustos privililegios.

Esta noche entrevista en la SER

 Esta noche estaré de 9,30 a 10,00 en la SER para dar testimonio de la apertura del Muro de Berlín hace 20 años, de la que fui testigo presencial al frente de un equipo de Informe Semanal. Fue una peripecia bastante interesante, incluso novelesca, y puede que os guste.

  Hasta luego

Impuestos: que todo siga igual

Si no leo, oigo y veo mal desde Berlín, el PSOE ha retirado un acuerdo por el que se proponía elevar los impuestos a los más ricos. Argumenta que IU no le garantiza su apoyo en los presupuestos. ¿Y qué? ¿Entendemos que, por tanto. pagamos una trifulca política todos… menos los ricos?

Lo hemos comentado varias veces. Con los sueldos más bajos de la Europa anterior a la ampliación, a excepción de Grecia y Portugal, con una alegre subida de la inflación desde la entrada del euro que nos equipara casi en precios a los más ricos, el 34% de media de impuestos no es poca cosa. Lo peor es que el tramo entre el más y el menos es más corto que en otros países y deja con el 42% a las rentas más elevadas, cuando en Dinamarca u Holanda, en Suecia también –dentro de Europa- pagan el 60%, los demás no. Y en Grecia, por ejemplo, cuyo pico alto está a la par que el nuestro, las rentas bajas no llegan a pagar el 10% de sus ingresos.

Primero quitaron el impuesto de patrimonio, ahora renuncian a subir los impuestos a los ricos. CIU se oponía. Atentos, CIU se oponía, no lo olviden sus votantes con temor a perder el empleo. De igual modo que ya han confesado todos los partidos conservadores que son partidarios de “la reforma laboral”: despido barato y bajada de sueldos. Recuérdenlo también con la papeleta en la mano. La precariedad de acuerdos parlamentarios del PSOE nos está saliendo muy cara.

Ayer, con toda emoción, regresé al puente de Bolrnholmer, donde hace 2 décadas asistí a la apertura del Muro de Berlín. Bien abierto para insuflar libertad. Pero allí empezó a morir también la izquierda. El capitalismo dueño y señor de nuestros destinos. Pero a la ciudadanía de otros países les pilló mejor preparados y con las espaldas más cubiertas.

El día en el que «me» abrieron el Muro de Berlín

Un periodista puede enorgullecerse de una exclusiva cuando es fruto de la investigación. Pero, a veces, la suma de datos despierta el olfato y uno acude al lugar preciso pudiendo -si las cosas van bien- encontrarse a la hora oportuna, con las personas y medios necesarios, justo en el sitio adecuado, para ser testigo de un hecho excepcional y poder contarlo. No es más que eso.

9 de Noviembre de 1989. Han pasado 20 años y aún me estremece el recuerdo de aquel paso fronterizo del puente de Bornholmer, en Berlín, cuando el Muro de la vergüenza se abrió. Y el pensar que sólo estábamos allí para dar testimonio del hecho el equipo de Informe Semanal, compuesto por el realizador Jose Luís Martí –prematuramente fallecido-, el cámara Laureano González y un fugaz ayudante de sonido que dejó la profesión; el embajador en la RDA, Alonso Álvarez de Toledo y Kerstin, la intérprete.

Ayer mismo recordaba lo que apenas he contado y, hoy, es Arcadi Espada quién lo reseña en El mundo y en su blog. Le llaman la atención muchas cosas de aquella noche. Y creo llegado el momento de ir comentando algunas -lo haré más próximamente-. Arcadi ve ahora a Alonso Álvarez de Toledo como «un embajador de la época post Flandes», pero debo decir que hoy y entonces era también un lúcido representante de nuestro país en una zona difícil a quien apasionaban los cambios que estaba viendo en Alemania y en todo el bloque del Este y que se moría por darle trascendencia. Como si alguien conociera un secreto que va alterar la historia y no encontrara quien le escuchase. Por eso me brindó toda su ayuda, cuando le llamé con un visado en las manos -largamente demorado por las autoridades de la RDA- que de repente y sin saber porqué se convertía en apremiante urgiendo a acudir aquel mismo día –miércoles 8 de Noviembre- a Berlín. Tras hacer maleta de emergencia, llegamos sobre las 11 de la noche.

Aprendí mucho aquellas intensas 24 horas que siguieron. Fui de sorpresa en sorpresa. La mayor, quizás, no entender cómo ese comunismo había podido mantenerse tanto tiempo en esas circunstancias. Insisto, nadie derribó el muro –visualización del telón de acero-, cayó por consunción, podrido. Habrá tiempo de ir explicando porqué llegué a ese rápido convencimiento, corroborado por ya dos décadas de distancia.

El caso es que acudimos a una rueda de prensa, en la que apenas se entiende nada –aunque lo tradujera textualmente Kerstin-. Habla el portavoz comunista de una ley de viajes -tenían prohíbido salir y el Muro se construyó para impedirlo-, pero apenas concreta detalles. Contesta, a una pregunta imprecisa sobre esas medidas que intenta saber cuándo se van a hacer efectivas, un «ahora» que, sin embargo, no parece significar nada. Nos vamos a casa del Embajador, escuchamos las noticias, tampoco son explícitas, pero pensamos que lo mejor es darse una vuelta por el Muro. Álvarez de Toledo dice: aquí mismo tenemos un paso, Bornholmer. Por eso fuimos a ese punto y no a otro y fue el primero que se abrió. Apenas había 50 personas curiosas y expectantes. Laureano enciende la cámara y el foco. Comienzo a hacer preguntas. La pequeña antorcha de potente luz enfoca, detrás, a los guardias poco acostumbrados al periodismo viviendo en una dictadura y ¡abren la puerta! Nadie me quita la idea de que la llave fue aquél foco. Porque el resto de los pasos fronterizos se franquearon después y no había -la historia lo ha confirmado- una orden precisa de apertura, no en ese momento.  Mi corazón, lo confieso, galopa. Casi me cuesta hablar. Sé lo que está pasando. A Arcadi le sorprende la mesura. En efecto, nada mejor que las imágenes vivas. Éste es el vídeo.

“¿Sabía usted que las cámaras de Informe Semanal fueron las únicas que grabaron el acontecimiento aunque luego nunca hicieron gala de aquel éxito periodístico?”, escribe Arcadi Espada. Y eso tengo que explicarlo. En el periodismo español hay mucha gente que vive de las rentas incluso de hechos en los que no ha participado, os lo aseguro. Se aúpan y se promocionan a sí mismos. Y establecen redes. También existen redes en esta profesión. En consecuencia:  siempre he tenido un tonto pudor por un lado, admitía la dosis de suerte en haber estado allí en el momento justo y no creía que fuera una exclusiva buscada como otras,  y , asimismo, mantenía la ingenua esperanza de que exista una cierta justicia que pone las cosas en su sitio. Eso no pasó. En absoluto. Tampoco  estaba inscrita en ninguna red o partido. Añadamos que esos días en Berlín entendí la obra de Jean Paul Sarte en donde dice que el infierno no es una caldera en llamas, sino “los otros”.

Un día, muchos años después, empecé a pensar que TVE sí tenía derecho a presumir de su exclusiva en la apertura del Muro de Berlín -y que se había obstinado, seguramente por desidia, en ignorar-, incluso libros alemanes han relatado que éramos allí, en Bornholmer, los únicos periodistas presentes. Y nadie me escuchó. Cuando se buscan en youtube vídeos de la caída del Muro de Berlín, aparece el primero uno sobre un programa llamado «La imagen de tu vida», emitido por TVE, que tuvo gran éxito. Pusieron un trozo del telediario hecho en Madrid. Ese programa recordatorio lo elaboró una productora. Más abajo en las búsquedas está «Documentos TV». Otra productora. Ni una mención a la exclusiva de la empresa. Un día, con ocasión de los 30 años de Informe Semanal en 2003, Curro Aguilera me llamó y me invitó a contarlo entre otros muchos reportajes destacados. Al poco conseguí regresar al programa desde el «exilio». Y volver a hacer reportajes. Llegó así el aniversario de los 50 años de la televisión en España. Me correspondió elaborar -con Carlos Alonso- uno de los tres temas programados, una visión sociológica del cambio que había supuesto para nosotros. Marga Gallego contó la historia en sí, en cuanto a programas, y Maite Pascual se encargó de concretar los hechos más reseñables de esos 50 años con entrevistas.

Ahí ya no me callé. Insistí en que se contara la historia tal como había sido e incluso invité a Maite –tras agrias reuniones con la dirección incluida- a que llamara al menos a Álvarez de Toledo. El caso era difundir -¡por fin!- que TVE estuvo allí. Pero ella se negó categóricamente. Y nadie pudo hacerle cambiar de idea. Tampoco sacó otras exclusivas notables, de Rosa María Calaf por ejemplo. Rivalidades femeninas. Pascual habló del Muro, sin duda, pero invitando creo a un profesor y sin decir ni media palabra de la exclusiva de TVE.

El reportaje sí está en los archivos, pero mal etiquetado -a pesar de los excelentes profesionales que hay en ese departamento-, aunque también me he agotado de decirlo. Responde a aquel infierno de “los otros” que se vivió en Berlín en 1989. A veces aún me llaman para encontrarlo. Hay que poner en el ordenador  la fecha exacta de emisión y el título: “De la vergüenza a la libertad”.  Escribiendo «caída del muro de berlín» o similares, salen imagenes de agencias y posteriores al momento de la apertura. Por cierto, Laureano y yo salimos el mismo día de TVE con el ERE, el mismo día.

Ha sido de nuevo Alonso Álvarez de Toledo el que ha removido el asunto -del que otros dan conferencias sin haber estado allí, pero, indudablemente, basados en sus muchos conocimientos-, con sus cartas y llamadas. Para él fue el hecho más importante de su vida profesional. Para mí también. Gracias a Arcadi Espada por recordarlo.

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