Los narco negocios y el lavado de imagen

Con asombrosa exactitud, grandes problemas de nuestra sociedad aparecen como el dedo roto que duele cuanto toca. Pautas comunes para satisfacer el imperio de la codicia, sin mirar más. Las soluciones, complejas, bajo el mismo reinado. La indefensión de las víctimas resignadas a serlo, ignorantes de cuánto lo son, incluso. Todo es susceptible de compra y venta. Turbias, si es preciso.

El narcotráfico es uno de los negocios más rentables que existen actualmente. Equivale al 1% del producto interno bruto global y forma parte del circuito mundial de la economía, según se estima. Un negocio en toda regla, con enormes beneficios que goza de estabilidad en la demanda y en la oferta. Se recompone a pesar de las detenciones. Utiliza los adelantos más sofisticados de la ingeniería financiera. Se beneficia de debilidades institucionales. Y, por el dinero que maneja, compra complicidades en cuantos estamentos necesita. Llega a influir en  la toma de decisiones políticas.

Una mesa redonda, un panel, en el Seminario Internacional sobre “Drogas, políticas y violencia”,  puede llegar a suscitar interrogantes comunes a los diversos daños que nos aquejan. Se desarrolló esta semana en Barcelona. Con expertos auténticos.

El sur produce y el norte distribuye y se lleva el beneficio. Hasta el 65% en el menudeo de las calles estadounidenses, explicaba el economista colombiano y director del Observatorio sobre Redes Ilícitas Transnacionales, Luis Jorge Garay. “Sin lavado de activos, la economía de los Estados Unidos podría contraerse un 15%”, concretó. Con la droga ocurre casi como en el cultivo del tomate o los limones de cualquier parte del mundo. Solo que los sueldos de los productos que acaban en estupefacientes quintuplican el salario medio del país de origen.

Una tonelada de hoja fresca de coca sale, tras la elaboración, a 800 dólares el kilo. Se pone a 2.200 tras su distribución y  exportación por contrabando. Terminará vendiéndose a 50€ el gramo en España (solo con el 44% de coca real) y a 137 en Finlandia por ejemplo, con un 48.5% de “pureza”. Los datos los aportó Marco Antonio Jiménez, Sargento de Mossos, policía autonómica catalana.

“Pero los muertos los pone México”, resumió la periodista Ana Lilia Pérez, cuyas investigaciones le han merecido premios internacionales y temporadas de exilio de su país. Más de 180.000 víctimas mortales se vinculan al narcotráfico en México. Y luego están las víctimas de su consumo en cualquier parte,  en la salud pública y en la individual, en la calidad de vida.

“Los cárteles tienen un problema importante en la división de Recursos Humanos, no pueden contratar a los mejores”, decía el sargento Jiménez con ironía. Tampoco pueden acudir a la policía a resolver sus conflictos, robos incluidos. De ahí, la violencia mafiosa como método de relación laboral.

De ahí, la existencia de una zona gris, un híbrido de aparente legalidad que trabaja para la ilegalidad, detallado en la exposición de Luis Jorge Garay. Impregna el esqueleto de la sociedad hasta la cooptación del Estado. En creciente expansión.

Los datos fluían apabullantes. Los paraísos fiscales como máquina de lavado. Las bitcoins. El Pitufeo. Las discotecas. La instrumentalización de algunas ONGs como tapadera. Los binladens, o billetes de 500 euros. Un millón de euros en esa moneda, solo pesa 2,2 kilos, se pueden llevar en un bolso. Y, en billetes de 50€, 22 kilos, caben en una maleta. 

Cultivo ilegal "indoor" en Murcia. Archivo. Guardia Civil
Cultivo ilegal «indoor» en Murcia. Archivo. Guardia Civil

La marihuana que ya da cuatro cosechas al año, con uso abundante de electricidad  en el cultivoindoor para no ser detectados por la investigación área. Los errores pueden provocar facturas tan elevadas que levanta sospechas y  llevan a detenciones.

El lavado… de imagen, a cargo de ese ejercito de colaboradores del gris en todos sus tonos. Socialmente admitido, objeto de chanzas, hasta políticos esnifan. En México los capos regalan juguetes a los niños por navidad, apunta Ana Lilia Sánchez. Sito Miñanco sigue siendo un héroe en Galicia, sabemos. La coca no mata, no es como la heroína,  comentan.  Sí mata, sobre todo las conexiones neuronales. Lo constaté en algún reportaje. A menudo está adulterada con anfetaminas y otras sustancias irreconocibles. Pero la cocaína pura es nociva en sí misma, va directamente al cerebro  y al sistema cardiovascular. Sus adictos son considerados enfermos neurológicos. Los efectos son perfectamente detectables en resonancia magnética.

Hay cuestiones pujantes y comunes a cuanto narcotiza a la sociedad. Para lucros ajenos, no conviene olvidarlo.

La legalización o regulación de las drogas, miradas desde un punto de vista pragmático, acabaría con buena parte del negocio al suprimir la clandestinidad. Pasó con el alcohol. En el Seminario hubo consenso casi total en avanzar hacia esa regulación. Canadá ya lo ha hecho con la marihuana. En España lo ha propuesto Pablo Iglesias, en nombre de Unidos Podemos. Porque hay grados. No es lo mismo el cannabis de cuyas flores se produce marihuana y hachís con la resina, que la heroína, otros opiáceos, la cocaína incluso. Cuestión aparte son las metanfetaminas, enorme problema actualmente por su más fácil acceso.  Los daños a la salud física y mental de afectados podrían ser tratados. Los narcos se dedicarían a otros contrabandos, oponen para no mover nada. Pero ya lo hacen. A todos y más que se incorporan. Vuelve con fuerza la minería ilegal.

Grandes dilemas éticos sí se dan y se saldan del lado oscuro, en mi opinión. Producir drogas como modo imprescindible de vida, fabricar armas o barcos de guerra para preservar el pan de los hijos. Es el estadio primario del  lavado de negocios manchados de dolor. El que haya muerto por su causa ya no tiene ese problema. Sus hijos, sí.  Ha de haber, hay, otros trabajos que no impliquen esas cesiones. La organización de los países ha de prever otras salidas. Imprescindiblemente.

Pero eso nos lleva a la clave fundamental. ¿Quién lo lleva a cabo, quién le pone el cascabel al gato? Todos los negocios ilícitos se nutren de la impunidad que llega por complicidades compradas.  Muchos de los lícitos, con graves consecuencias sociales también. “El gran reto es fortalecer las instituciones y atacar los mercados negros generados por el narcotráfico”, apunta Ana Lilia Pérez.

Luis Jorge Garay tiene la respuesta global: La solución está en la mano de las élites. Ellas pueden operar los cambios necesarios. Lejos de hacerlo, caminamos hacia sociedades cada vez menos democráticas, con menos derechos. El capitalismo termina fracasando por esa vía . “Todas las medidas deben ir forzosamente acompañadas de la construcción de sociedades incluyentes, cuyos sujetos sean “ciudadanos y no meros habitantes”, concluye.

No las tenemos. El narcotráfico con su ingente volumen financiero, de daños y beneficios, es un síntoma de un problema más complejo. Sociedades compuestas por un número suficiente de personas adictas a la ignorancia, al odio, a la irracionalidad, a la banalidad, a un hedonismo destructor, a la cesión de sus libertades, al olvido de sus obligaciones, al egoísmo. Sus propias frustraciones les hacen sujetos vulnerables y más proclives a evadirse por cualquier método y se alimenta el círculo. Drogados con narcóticos que no detectan (seguramente el negocio más eficaz y lucrativo). Los que expanden desde la zona gris quienes no tienen escrúpulo alguno en lucrarse a su costa, a costa de toda desgracia.

 

¿Hasta dónde puede llevar el ejercicio abusivo del poder y el silencio que lo ampara?

Un periodista decente acaba de ser asesinado con crueldad extrema. Troceado en vivo hasta la muerte, según indicios concluyentes. Jamal Khashoggi, saudí, entró en el Consulado de su país en Estambul para gestionar los papeles de su boda y ya no salió. Espeluznantes detalles de la tortura sufrida. Sus artículos en The Washington Post eran críticos con el Príncipe heredero y viceprimer ministro de la poderosa petromonarquía, Bin Salmán, de 33 años. Un aperturista, nos contaban. La identificación de  Maher Abdulaziz Mutreb en la escena del crimen vincula el caso al Príncipe a cuyo servicio de seguridad pertenece. La última columna de Khashoggi decía: « Lo que más necesita el mundo árabe es libertad de expresión«.

Y no pasa prácticamente nada. Trump no sabe cómo quitarse el muerto de encima. “Puede perjudicar sus relaciones con Arabia Saudí”, escuché en una crónica de un telediario. Y a nuestro Ministro de Exteriores le da justo por echar a cónsules contrarios a su cruzada, sin nada que decir del asesinato de Khashoggi. Todos miran para otro lado, sí. Hasta periodistas. Las gentes acaudaladas tienen muchos negocios por hacer. Y el resto mucha impotencia que asumir.  Pero con Khashoggi  ha sido asesinada la libertad de expresión y los derechos de todos. Una vez más.

El Príncipe heredero de Arabia Saudí, Bin Salman Abdulaziz al Saud (c), a su llegada a la Base Aérea de Torrejón, Madrid, con motivo de su primera visita oficial a España. EFE/Emilio Naranjo.
El Príncipe heredero de Arabia Saudí, Bin Salman Abdulaziz al Saud, a su llegada a España. Descendiendo del avión, Maher Abdulaziz Mutreb. EMILIO NARANJO / ELDIARIO.ES

Hoy sabemos que el presunto cabecilla del asesinato de Khashoggi acompañó al príncipe saudí en su visita a España  en abril para cerrar la famosa compra de cinco corbetas de los astilleros públicos de Navantia por 2.000 millones de euros. Y otros cuatro contratos.

El dinero, en grandes cifras, siempre en el centro.

La prensa convencional española acababa la semana desolada por el fallo del Tribunal Supremo contra los gastos hipotecarios que cobraron indebidamente los bancos. “Batacazo de la banca tras la sentencia de las hipotecas” dice ABC. “Los bancos en “shock” al endosarle el TS el tributo a las hipotecas” titula El Mundo. “Mazazo a la banca: podría llegar a peligrar hasta la mitad de su beneficio en España”. Los programas radiofónicos del bloque instruían en el mismo espíritu. Quizás confiaban en el sacrificio de sus lectores y oyentes hipotecados. En sus renuncias por un bien superior. Pero l os llantos  por el «mazazo» a la banca   han llegado más alto y más al corazón de la efectividad, al parecer.

A mediodía,  el Supremo comunicaba la paralización de su sentencia  para revisar “con urgencia”  la decisión sobre el impuesto de las hipotecas debido a su repercusión económica y social. Una reacción insólita, sin precedentes. El anuncio del Supremo dispara las ganancias de los bancos en bolsa. No cabe mejor titular de esta España en la que ocurren cosas tan insólitas. 

Es un escándalo que ha causado impacto. El dinero mueve algunas solidaridades más. Pero la semana acaba con otra cadena de tropelías  que mañana o pasado a más tardar habrán entrado ya en el Purgatorio informativo de los justos o limbo. Éste aún existe a diferencia del ubicado en el reino de los cielos.  Allí donde la jerarquía católica española pone al frente de su Comisión antipederastia al obispo que ocultó el caso de abusos de La Bañeza, León.

Y el gobierno, el presidente Sánchez en persona, nombra Consejera de Estado a Soraya Sáenz de Santamaría.  Hace poco más de un año inició el proceso de solicitud de reprobación como vicepresidenta del gobierno del PP por su gestión de la represión en Catalunya contra los votantes del 1-O. Luego lo retiró como pedían “voces críticas” del PSOE.   Ahora, le ha dado un puesto de honor.

A nadie puede extrañarle lo que ocurre en España. Vivimos en un país poco transparente. Un país de dossieres, sin duda, como puede conocer cualquiera que siga las andanzas judiciales del Comisario Villarejo, sus tramas labradas durante años. Con ramificaciones. Con tramas parejas.

No salimos de nuestro asombro, dicho sea en frase retórica. Un alto cargo del gobierno de Mariano Rajoy se reunió fuera de agenda con el presidente de Andorra una semana después de la confesión de Jordi Pujol.  Ese país que acogió la fortuna amasada por la familia del ex president catalán.  Y a quien se le ocurrió decir cuando comenzó la investigación sobre  el origen de sus cuentas: «Si caigo yo, caemos todos». Y ahí lo tienen ustedes al fresco cuatro años después.

Es un país en el que ni los atentados más terribles que ha sufrido España paralizan el afán depredador de algunos desaprensivos. El 11M precisamente, Francisco Granados  (PP) y López Madrid, el famoso compiyogui real,  amañaron un contrato de Ifema, donde iban llegando los cadáveres, por cierto. Según la investigación de la UCO manipularon la adjudicación de un aparcamiento de la gran Feria de Madrid para dársela a una modesta constructora que solo hacía viviendas residenciales.

Ya no se deroga la Ley Mordaza tampoco. Van a estudiar su reforma. Ciudadanos llevará al Congreso como asesor de los cambios a un policía que vincula inmigración y terrorismo. «Me cago en la ideología de género» asegura en sus redes sociales, además.  No puede estar en mejores manos ¿verdad?

El PP on fire entretanto.  Pablo Casado hastía a Angela Merkel a la que ido a ofrecerse para presidente del gobierno español. La ex ministra Tejerina insulta a los niños andaluces y a la izquierda  desde el pedestal de su soberbia y su ignorancia.  Dolors Monserrat presume ella misma de su ridículo. Y, ya en plena efervescencia, el PP  pide al Supremo que ordene repetir el juicio de Gürtel con un tribunal «sin apariencia de parcialidad». Oiga, que visto lo visto, nunca se sabe. 

La derecha tiene crítica y chanza para rato con la visita de Pablo Iglesias a Oriol Junqueras en la cárcel para hablar de los presupuestos. En la cárcel, en donde  lleva casi un año de prisión preventiva bajo cargos discutidos en sectores judiciales de Europa y de España.  Los políticos que intentan actuar les hacen mucha gracia a los parásitos.

Como buena parte de los refranes, el que habla de sacar las castañas del fuego se inventó en un tiempo sin guantes aislantes y, al parecer,  casi sin cucharas o pinzas. Pero las castañas o las patatas calientes, los derechos conculcados, siguen abrasándose en la lumbre y alguien habrá de afrontar la tarea de sacarlos. Hablamos de responsabilidades con lo propio.

Hemos llegado a un punto en el que a quienes, en su dejadez, permiten que pisotean sus propios derechos y los de todos, aún hay que contemplarles, mimarles e intentar convencerles.  Los peores son los que siempre encuentran una buena coartada para callar: hay casos parecidos y peores, no se habló en é ste o aquél.

¿Hasta dónde puede llegar el ejercicio abusivo del poder y el silencio que lo ampara?, también es retórica la pregunta pero cada cesión es una necrosis de la democracia, más aún de todo aquello que nos permite considerarnos seres humanos.

Libertad de difamación y de extorsión

No se puede negar que el cambio de gobierno ha supuesto un terremoto. Aun aguardando ver materializarse las medidas anunciadas, muestra un cambio notable en la poza de corrupción y retroceso en la que hemos vivido.  Pero esa podredumbre sigue ahí, no hemos salido, y persiste en su actitud como las arenas movedizas que succionan y empujan hacia el fondo.

RTVE ha sido la prueba. Las casualidades apenas caben en tema tan serio y menos por parejas. Podría ser pero suena especialmente raro. En todo caso, utilizable. Aviso a navegantes. Ya redoblan, por supuesto, las alusiones a la “fragilidad parlamentaria” de Pedro Sánchez, en busca de la profecía autocumplida.  El gobierno podría caer, por más “despistes” de estos o de otros. Ésa es la clave.

Curiosamente, ocurre con un PP al que el impacto de su expulsión del gobierno -por la sentencia de la Gürtel-  ha dejado con todo su hedor al aire. En su línea, caminan tiesos y perfumados como si nada ocurriera, pero los navajazos entre las distintas facciones rasgan el aire. Completan el cuadro sus militantes de quita y pon y su competición por la derecha de la derecha.

Los Ciudadanos de Albert Rivera hacen cabriolas cada vez más estentóreas siquiera para que se les vea. También a ellos los ha desplazado el nuevo gobierno, de ministras y ministros con peso propio, y un tono del siglo XXI.  Con apoyos parlamentarios de progreso. Para una mayoría de ciudadanos que aspiran a ver sus problemas resueltos y que no participan del soez sostén de las tramas que nos invaden.

RTVE era la clave, quién no los iba a decir. Ni Defensa con su costoso armamento siquiera. En la que dicen nefasta gestación del Consejo, metieron la cuchara para agitar las aguas muchos más de los que parece. Y la alucinante campaña de desprestigio para derribar a los candidatos brinda todo un tratado de las formas que imperan en este país. Merece la pena analizarlo como fenómeno en sí mismo, como muestra del modus operandi.

En España funciona algo que no tiene que ver con la libertad de expresión: es la libertad de difamación y de extorsión. Le pasó desde al Juez Castro a los denunciantes de la Gürtel, y a cualquiera que tuerza mínimamente su posición dominante. Y en impunidad. Una especie de Omertá cuajada de silencios. Se da por aceptado que, a quien le toca, le tocó. Siempre a los mismos, con preferencia a las mismas. Mencionar ciertos temas es como pinchar en un nido de avispas.

Son ataques destinados a destruir el honor de las personas a quienes contemplan como obstáculos. El problema no es solo el PP, es todo el entramado que rige en España. Que se siente incómodo con el nuevo gobierno y sus apoyos. O solo con sus apoyos. O con una parte del PSOE.

De ahí que, como fugaz consejera de RTVE -llegaron a enviarme por carta certificada el nombramiento del Congreso-,  te puedas ver en el renovado diario El País con un artículo en el que reducen tu extensa biografía profesional a los tuits recopilados por Inda y similares hace un par de años, manipulados o descontextualizados de los hilos de Twitter. Ni siquiera se menciona tu trabajo en el propio diario desde hace más de 30 años. Ni siquiera el conjunto responde a la estricta realidad.

Las agresiones diarias en forma de “alertas de Google” –que ya ni lees pero guardas, según la moda – llegan a este esperpento, nada inocente.  «Comunicado de prensa» de todo un conglomerado televisivo por un tuit de hace 4 años, difundido ya hasta el colmo.

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Son un par de ejemplos, entre decenas. No se acierta a entender por motivaciones profesionales tanta inquina. El sistema –como en otras muchas víctimas–  se ayuda de la difusión por las tribus wasaperas. La maledicencia de toda la vida propagada por las zonas del oscurantismo social. En tiempos de Fake News y con esa falta de criterio el daño que se infieren a sí mismos se amplifica. Cuesta creer que seres adultos no se hagan preguntas esenciales. Incluso sobre su participación activa en los matonismos.

Habría alguna cuestión más que lanzar. Los recolectores de tuits, los vendedores y compradores de ecografías que porta en la mano una joven embarazada y tantos otros colegas ¿Cómo les explican a sus hijos a qué se dedican y consiguen el dinero que traen a casa?

La afinidad de muchos periodistas con el PP y, sobre todo, con la corrupción, nunca se menciona como apellido de múltiples periodistas. Marhuenda y poco más. Tampoco demasiado las afinidades del PSOE u otros partidos. Solo las presuntas con Podemos. El concepto “independiente” no se contempla.

A estas alturas de la historia, con las revelaciones o reediciones mejor diseñadas, de cómo operan las cloacas del Estado, cualquier ciudadano racional tiene las respuestas a casi todas las preguntas. Mafias policiales enfrentadas. Dosieres. Grandes fortunas edificadas ofertando, textualmente, “medidas mediáticas y judiciales”. ¿Hace falta traducción para este servicio?

Y ya nos hemos “olvidado” de la trama Ausbanc y Manos Limpias, por la que, presuntamente, durante una década -¡una década!- se extorsionó a bancos y grandes empresas. Que pagaron. Por algo.

Hasta en El Corte Inglés, tan familiar, nos relatan tramas de dosieres.

Y en medio el rey emérito y su amante convertida en testaferro, según las grabaciones “que desvelan”, nos dicen, dos adalides del periodismo de investigación y la ética profesional como Eduardo Inda y Pedro J. Ramírez.

Y voces oficiales diciendo que es mejor dejarlo todo como está. Incluso hemos leído que España no está preparada para una República. Lo que implica que estamos mucho más preparados para los Borbones.

Un viejo amigo sueco, al que menciono a veces, profesor de Ciencia Política, se asombraba del gran número de periodistas conservadores que detecta en España. Es una excepción en democracias avanzadas. El periodismo real actúa como vigilante del poder y es difícil asistir impávido a las injusticias que se producen. Colaborar con ellas se aleja por completo del espíritu del periodismo.

El panorama es como para echar a correr y no parar hasta Copenhague. No he dejado de insistir en mis artículos en la dificultad de salir de este sucio pozo que tan gravemente ha afectado a la sociedad española. Pero no a toda, hay muchas personas con ganas de cambio e ilusiones. Con derecho a tenerlas.  Y lo maravilloso es ver que sí es posible.

La osadía y la reinvención de Pedro Sánchez y la unión de políticos para echar la corrupción de las Instituciones siguen siendo prometedoras. Pero el enemigo acecha, lo lleva en su ADN de escorpión, en las cuentas corrientes permanentemente hambrientas.

RTVE se ha convertido en la pieza del engranaje que más temen, al parecer. En ningún otro ministerio u organismo ha habido tanto ruido. Ojalá sea cierto que nada tuerza un concurso público y  que sea una mayoría de progreso, con ganas de limpieza y reconstrucción, quien decida.

 
 

Expulsar al PP del gobierno es una exigencia ética

Lo terrible de este país es que se dude de la ineludible necesidad de deponer al gobierno del PP.  O se obstaculice. Ya es inaudito en una sociedad democrática que Rajoy no haya dimitido y convocado elecciones. Pero, dado el comportamiento continuado del Partido Popular, es la actitud esperable. No ha habido ningún error. Lo alarmante, por tanto, es que no sea  un clamor, político, mediático, ciudadano y de todas las instancias, que el PP no puede seguir en Moncloa.

Nos encontramos ante una organización que ha parasitado el país. Con una red, apenas invisible, de apoyos mediáticos y empresariales. Incluso ha infectado a la sociedad que la aguanta como normal. Todos saben lo que han hecho.  Saben de la Caja B del PP, acreditada en la sentencia de la Gürtel, y cómo han usado ese entramado con los principales condenados. Corrupción desde hace casi 30 años. Y, lo juzgado, es solo una primera parte de Gürtel, queda ese abecedario de casos que desde Púnica a Lezo ha saqueado el erario público. Cómo será que ha sido condenado a tres años y medio de cárcel un ex vicepresidente autonómico, de Castilla León, y ha pasado hasta desapercibido.

Sonroja ver salir a toda la cuadrilla de notables con esa cadena de mentiras, blanqueo de la corrupción y ataques a Pedro Sánchez que les ha presentado una moción de censura.  Cospedal, con su potente ministerio de Defensa tras ella, acusa al líder del PSOE,  de ser “Enemigo del Estado de Derecho”.  Un Estado de Derecho en el que la número 2 del PP ha llegado hasta a rechazar la sentencia de la Gürtel y descalificar a los jueces.  La vieja y chirriante táctica que no hace sino confirmar la urgencia de echar al PP del gobierno.

En todos los tonos, han ido destacando que con la moción peligra la estabilidad de España. Es decir, que la estabilidad de España es la corrupción. Insultante y doloroso si se tiene un mínimo de decencia. Dastis, ministro de Exteriores, dice que “quién esté libre de pecado –pecado- que tire la primera piedra”. Desde el PSOE, el expresidente extremeño Rodríguez Ibarra declara que «le importa más el independentismo que lo que haya robado el PP».  Esa laxitud moral es causa de no pocas deficiencias en España.

Nada hay  que desestabilice más que la corrupción y, con ella, la falta de escrúpulos con la que se acepta. Han salido ministros, portavoces. Individuos que son considerados personalidades y reciben tratamiento de excelentísimo en muchos casos. Esta España de la que nos obligan a enorgullecernos, bajo patriotismos de banderas  y no por valores esenciales,  arrastra una indecencia secular en sus élites.

Es tremendo el silencio  sobre la corrupción del PP de intelectuales, organizaciones varias, la privilegiada jerarquía católica de quien se espera salvaguarde como mínimo la moralidad. Del jefe del Estado que tan presto y decisivo fue en octubre para la dura reacción contra el referéndum del 1-O en Catalunya. Dado que entonces se pronunció, no se entiende que no lo haga ahora.

La moción de censura es de resultado incierto. Podría salir, digan lo que digan. Con el voto de los nacionalistas, sin duda. Como ha hecho, cuando le ha convenido, el PP. Conservando los acuerdos que les dio Rajoy  al PNV (los iban a tener igual si siguiera el PP). Unidos Podemos y Compromís suman 71 diputados y dan apoyo sin condiciones.

En principio el apoyo del PSOE lo tiene también, aunque con las reticencias habituales de barones, baronesa y vieja guardia.  A los independentistas, ni agua, vienen a decir, cuando necesitarían sus votos. Las conversaciones iban marchando, a salvo de torpedos que pueden ser lanzados en cualquier momento, como éste de Borrell.

El obstáculo fundamental para la moción del PSOE está en Ciudadanos -que marca la agenda política con 32 diputados y… las encuestas-. No quiere que Sánchez sea presidente, quiere elecciones que supone le harían ganar o conseguir más escaños.

El Ibex ha irrumpido sin tapujos a su favor y al del partido de la Caja B. Plantea un pacto de estabilidad Rivera-PP de 12 meses antes de ir a elecciones. Un directivo dijo: «Esto no puede seguir así».  ¿La corrupción? En absoluto. En «la economía» que va tan bien. Para ellos. La presunta recuperación económica es tan sesgada, que un informe del Banco de España certifica  el constante aumento de la desigualdad y el  enriquecimiento desproporcionado de las grandes fortunas con “la crisis”. A costa del resto de la población, por supuesto.

Sí, echar a Rajoy es una exigencia ética y nada justifica demorarlo.  El resultado de una moción de censura, de toda decisión democrática, está en las mayorías. Si gana Sánchez y forma gobierno será un resultado impecablemente democrático. Y no lo es descalificar a diputados elegidos por millones de personas como hacenAlbert Rivera y varios miembros de Ciudadanos y del PP.

Un gobierno sin Rajoy de inmediato

Tenemos los políticos que tenemos, insisto una vez más. No son esperables milagros, no existen. Pero hay grados. Imaginen, por un momento, que el sábado, ya no es presidente del gobierno Mariano Rajoy, con cuanto implica. Ya no toca sufrir las filípicas de Soraya de Santamaría y sus maniobras orquestales en la oscuridad. Ya no se ocupa de la Defensa María Dolores de Cospedal.  Ni adoctrina niños en valores castrenses,  junto al portavoz y ministro de Educación, Méndez de Vigo y ambos pueden cantar con el ya ex ministro de Interior, Zoido, y el ex de Justicia, Rafael Catalá, El novio de la muerte en la intimidad.

El sábado puede no ser Ministro de Hacienda Cristóbal Montoro. Ni Fátima Báñez tener a su cargo el empleo, el paro y las reformas laborales. No representarnos fuera de España, Dastis. Que el portavoz Rafael Hernado se guarde sus coces para repartir desde su escaño. Que no se ocupe de agricultura, pesca, alimentación y medio ambiente, García Tejerina, si alguna vez lo hizo. Ni de la sanidad, Dolors Monserrat.  El sábado o poco después todo ello, cuando establece el reglamento el relevo.

La semana próxima RTVE puede tener un presidente que devuelva la libertad de expresión y el derecho a la información. Piensen en cuántos organismos podrían ser renovados para cumplir el servicio a los ciudadanos. Cuánta labor se puede hacer por recuperar los derechos y aventar las mordazas.

No hacen falta prodigios. La política, la sociedad, están muy tocadas por  la degradación.  Cualquier persona preparada, honesta, consciente de su papel como servidor público, es mejor que quienes han secundado esta larga etapa de ignominia.

¿Ocurrirá así? No es fácil, aunque no imposible. Es posible, aunque hay muchos dispuestos a impedirlo. Pero ¿a qué es hermoso el sueño posible de que llega el fin de la pesadilla? Porque implicaría el comienzo de otra etapa, con dificultades sin duda, para construir sobre terreno más limpio, al menos.

Mientras atendías al himno…

España vive un nuevo apasionado debate por sus esencias y sus patrias. Ahora con música, ministros de cultura y cultura de ministros, presidentes de partidos de derechas en función de gobierno y los coros habituales de apoyo a la moción y palo al disidente. Entretanto, hay movimientos decisivos -mucho menos entretenidos para el gran deporte nacional del chismorreo-, que cualquier ciudadano sensato debería tener en cuenta.

Luis de Guindos será vicepresidente del BCE. A los expertos les preocupaba que “los próximos altos cargos del BCE (…)  serán quienes lidien con la próxima gran crisis (…) los líderes europeos deberían elegir a los mejores”. Lo Explicaba Paul de Grauwe, de la London School of Economics, a Claudi Pérez en El País. La “próxima gran crisis”, anoten. La van anunciando. El sistema corrompido en el que vivimos se alimenta de esos movimientos. Cruje, y unos ganan y otros pierden. Sin importar las víctimas que orillan.

Los intereses han inclinado la balanza a favor De Guindos. En contra de la opinión del Europarlamento que prefería al candidato irlandés, Philip Lane. Doctor en economía por la Universidad de Harvard, profesor adjunto en la cátedra de Economía y Asuntos Internacionales de la Universidad de Columbia y actual gobernador del Banco de Irlanda. De Guindos es licenciado en economía por el Instituto de Estudios Financieros, CUNEF, en Madrid y Doctor por la Complutense.

El ministro del gobierno español carga en su maleta de marca haber sido el director para España y Portugal (y asesor para Europa) de Lehman Brothers, en el momento justo en el que quebró para ser históricamente la espoleta de la crisis que padecemos. Su gestión en España se saldó con recortes y mentiras. Los ciudadanos no íbamos a pagar nada del rescate y lo pagamos casi todo. El Banco de España dio por perdidos no menos de  60.000 millones del dinero públicoentregado para sanear el sistema bancario.

Así nos dirigimos a la “próxima gran crisis”.

Así y con una cadena de datos en España tan contundentes como indicadores de seria alarma.

Estamos con los bolsillos vacíos. Como país –amarillo y rojo y no pido perdón- con la Deuda Pública más alta de la historia y saqueando la hucha de las pensiones. La Deuda la han triplicado durante la “crisis”. La de la Seguridad Social creció más en 2017 que en los 22 años anteriores juntos.

 Como sociedad, con la tasa de ahorro bordeando el mínimo de su historia. El colchón se desinfla. Solo se ahorra un 6% de los ingresos, como media. Pero un 38% de los ciudadanos no puede afrontar ningún gasto extra. Los que ni les cabe encender la calefacción, ni hacer las tres comidas al día, parecen ya descontados.Y hay quien nada en la abundancia. La media se saca con todos ellos.

Los ingresos del Estado, vía recaudatoria, flaquean también y con manifiesta injusticia. En los impuestos han ejecutado una auténtica revolución en las últimas décadas. En este  recorrido que analiza Joaquín Estefanía vemos que desde los años noventa, ha habido un “desplazamiento de la carga tributaria desde las rentas del capital hacia las del trabajo”. Añadamos el consumo, con la espectacular subida del IVA. Los ciudadanos sostenemos el tinglado, con cada menos servicios a cambio. La evasión de capitales a paraísos fiscales goza, entretanto, de una salud envidiable.

Un panorama que afrontamos como país con sueldos cada vez más precarios. El asalariado medio español ha perdido, al menos,  347 euros de poder adquisitivodesde 2015. Y eso que al auténtico tajo se arrastra desde 2012, año en el que el PP implantó su Reforma laboral, aquella que, precisamente Luis De Guindo anticipó, satisfecho y haciendo méritos, en la UE como “ extraordinariamente agresiva“. Esto sí lo cumplieron. Ha arrojado un 26% de temporalidad y un 32% de asalariados cobrando el salario mínimo, entre otras pérdidas de derechos. Visto en millones, los contratos temporales han pasado de 12,8 millones en 2012 a 18 millones en 2017. Las mujeres y los jóvenes son quienes más lo sufren.  Casi la mitad de los contratos formativos actuales son de peones, camareros y dependientes, según CCOO.

Y, mientras, vuelven a inflar la burbuja del ladrillo. Los pisos para vivir se siguen diseñando como objeto de especulación y no como una necesidad social. Con algún matiz añadido.  La construcción de  vivienda de protección oficial se ha reducido un 93% entre 2007 y 2016. Los alquileres están por las nubes, sobre todo por su potenciación como uso turístico, caiga quien caiga. Los alquileres son mas caros que las hipotecas, dicen en las inmobiliarias. Pero las hipotecas exigen un compromiso de pago -so pena de desahucio-, que requiere un trabajo o unos ingresos fijos que, hoy por hoy, no se pueden asegurar. Ahora asistimos al boom de los autónomos, a los que aún se lo ponen peor en este punto.

Al mismo tiempo, no solo restan, sino que expolian servicios esenciales. La escuela pública ha vuelto a las  cifras de inversión de los años 80, como detallaba Antón Losada. “Tras sobrevivir a los recortes y a la precarización de los docentes, la escuela pública soporta una nueva oleada de acoso y abuso por parte de la vieja y la nueva derecha”, destacó Losada. Y ya ni se esconden.  Defendemos la educación concertada, claro que sí -de pago,  y subvencionada-  declara Cifuentes presidenta de la Comunidad de Madrid.

España ha perdido 12.000 científicos desde 2010 por los brutales recortes a la ciencia bajo la excusa de la crisis. Algunos por completo, se dedican a otra cosa.  Las empresas españolas, entretanto, invierten la mitad que la media europea en investigación.

Mientras atendías al himno, rojo y amarillo, para emocionarte o abochornarte, supimos por eldiario.es que la ministra Tejerina  frena en Europa una bajada de tóxicos en los fertilizantes. Fue alta directiva de Fertiberia, el mayor productor español de fertilizantes, que pertenece al grupo Villar Mir. El Gobierno se opone a que la nueva regulación introduzca límites de cadmio estrictos: “Nos sacaría del mercado”, dice un documento interno de Agricultura. Ni con la salud, se conmueven, no como con el himno de la exiliada fiscal en Miami Marta Sánchez.

Ese punto hemos de tenerlo claro. El negocio de la salud es un bocado muy apetecible para el sistema que nos gobierna y aplican políticas que lo favorecen como tal. La sanidad privada crece imparable a costa del deterioro del sistema público. La inversión en la sanidad pública cae 4.000 millones en 5 años. La sanidad privada ingresa 5.000 millones más. Entre 2009 y 2015.

 En el diario de la corrupción, tenemos hoy la declaración en juicio de uno de los grandes conseguidores de la Gürtel. ‘ El Bigotes’ apunta al marido de Cospedal y dice: “Venía a soltar ‘el mondongo’ y no le he visto en ningún banquillo”. Los espectadores del Telediario de TVE han recibido una versión muy recortada de la realidad, el marido de la ministra de Defensa no existe para la tele pública. En nivel presunto, surge  la número dos del PP de Málaga pagándose un máster y cenas de lujo con dinero público.

Los próceres del PP, inquietos por el ascenso en las encuestas de Ciudadanos, se dieron un buen homenaje hasta con carabineros y jamón de bellota en una comida, al tiempo que el PP pedía ahorrar para la educación de hijos y nietos y  para la pensión. Desde jóvenes incluso propugnan en un anuncio que los jóvenes empiecen ahorrar. Porque ya no se esconden. Es ideológico. Calculan que los jubilados perderán 350 euros al mes, a la larga, por las últimas reformas de pensiones.

La cultura oficial la tenemos en listón Marta Sánchez.

Ricos sí somos ahora, en recortes de derechos y demagogia. El Supremo acaba de confirmar la pena de tres años y medio de cárcel para el rapero Valtonyc, al que considera culpable de injuriar al rey Juan Carlos en sus letras. Lo que lleva a plantearse lo impropio de tal sentencia en un país democrático.

Todo esto y más pasaba mientras mirabas lo que se cotillea del himno. Los medios lo han ido contando, pero sin obtener el potente foco mediático y político del que disfrutan los temas viscerales. Aguanta Marta Sánchez. Sube puntos Anna Gabriel. Puigdemont es pieza fija.

Es para estar amarillo de ira y rojo de vergüenza.

Rajoy, un presidente normal para un electorado normal

Mariano Rajoy ha vuelto a sacar del fondo de armario el concepto “normal” que nunca le ha fallado hasta ahora entre sus votantes normales. Gentes toda ellas con un “sentido común”: el de la normalidad de la derecha española. Común, normal, frecuente, ordinario,  general, universal. Como el Barón de Claret, ministro Portavoz, o la Condesa consorte de Murillo, Esperanza Aguirre por su casa, a la que le acercan los pies a los juzgados para responder de alguna de las tramas de corrupción de su partido. Lo normal, en el PP.

Sin irnos tan lejos, García Albiol, defenestrado en Catalunya, encuentra que no está a la altura del cargo quien suena para la presidencia de la Generalitat: Elsa Artadi, Doctora en Ciencias Económicas por la Universidad de Harvard. “Esta señora no ha demostrado nada”, dice el líder popular. Para precisar a su jefe, Mariano Rajoy, que urge a buscar un presidente “normal”, porque, en caso de que no le parezca normal a él, mantendrá el 155. Lo normal en una democracia.

En España ya llevamos dos legislaturas con un  presidente normal llamado Mariano Rajoy. Más los previos de toda su carrera política con hilillos de plastilina y una catástrofe ecológica incluidos. En su mandato ha recortado hasta en medicamentos de uso común como antiácidos –por mano de la Señora del Confeti Ana Mato- porque una ciudadanía con ardor de estómago conoce mejor el valor de lo normal. Aquel medicamentazo del que tan poco se habla tenía ese único objetivo: fastidiar porque de ahorro, nada de nada. La normalidad de Rajoy y sus lugartenientes en las CCAA se llevó ciencia, cultura, educación, sanidad, ayuda a la dependencia, a la lucha contra la violencia de género. Lo normal. En el PP.

Lo mejor es que todavía queda bastante de dónde tirar. Un consejo de ministros el de este viernes destinado a dar satisfacción a los sentimientos de su electorado normal. A esta gente le gusta la Cadena Perpetua –que esto es la Prisión Permanente Revisable- y extendida a más delitos. Aunque no sirva como disuasión – lo argumenta Ignacio Escolar al detalle– la venganza satisface a un determinado tipo de personas normales versión PP. España tiene una larga tradición en los placeres de este tipo. El desollamiento de infieles en los gloriosamente normales tiempos de la Inquisición parece que fue muy reconfortante. Por cierto, como siga en vigor el delito de blasfemia en esta normal democracia española del Siglo XXI, podríamos volver a reeditarlo. Ni siquiera es constitucional ahora, como explica Joaquín Urías, ex magistrado del TC.  Pero si la quiere la gente normal del PP está todo dicho. O la lapidación que también descarga muchas tensiones en los que arrojan la piedra.

Las pensiones están sentenciadas. El saqueo de la Hucha de reserva, tan ideológico, es solo un síntoma pese a su magnitud.  El gobierno ha decretado medidas nada inocentes este viernes. Un plan de estímulo para fondos de inversión, tal cual, a los que reducirá comisiones para apoyar a bancos y usuarios con la capacidad económica de suscribirlos. Los nuevos pensionistas-si llegan a serlo- cobrarán cada vez menos. Hasta el 30% según algunos cálculos. Por eso el presidente normal del gobierno ha dicho que vaya pensando el personal en hacerse un plan privado sí o sí. Lo reiteran a menudo en todas las voces, pero ahora ya lo presentan como inevitable. En EEUU ya van por los  79 años para seguir subsistiendo trabajando en minijobs.

Lo “normal” es hacerse un plan de pensiones. Solo que la inmensa mayoría de los ciudadanos no puede afrontar ese gasto.  Únicamente  el 25,7% lo hacían en 2013, al inicio de la precarización más brutal, según el libro de dos economistas solventes: Juan Torres y Vicenç Navarro. Y no va a mejor. A 3,90 euros están pagando la hora en España, contaba Laura Olías en eldiario.es, ahorre usted así para el plan de pensiones y para el resto de los gastos. En aumento, con las privatizaciones y copagos. Los votantes normales del PP -pensionistas, el grueso de su electorado- se niegan a ver las evidencias, al parecer, o algo les compensa.

Vayan ahorrando también para la educación de sus hijos y nietos. Lo normal en los nuevos tiempos. Cifuentes acaba de  regalar suelo público para un colegio en el que habrá que pagar.  Es la tónica. Y el normal apoyo a la ideología de la desigualdad. La Comunidad de Madrid se sitúa en cabeza de Europa, solo por detrás de la Hungría de ultraderecha oficial , en segregación de escolares. Los ricos con los ricos, los pobres con los pobres. Con ayuda de dinero público en muchos casos. Y gracias. Ahorre para el futuro, lo anuncia el Presidente normal.

Rajoy, Sáenz de Santamaría, Báñez, De Guindos, Cospedal, Zoido, Casado, Hernando, son la normalidad del PP que valoran sus votantes. Y Cañete, Camps, Wert, Mato, Soria, Celia Villalobos, viviendo aún de las rentas en mayor o menor grado. Los mejores, será, de esa derecha española tan normal.

Los votantes del PP son capaces de tragar y apoyar una corrupción que salpica con su mugre en cada nueva declaración de sus propios autores. Avalan la educación clasista aunque procedan de capas con escasos recursos y se lo pongan más difícil a los suyos. Se da ese nivel. Sustentan la precarización y privatización de la sanidad. Ni con la salud cejan en su cruzada. Engullen sin problemas las mentiras flagrantes, el uso partidista de la justicia. El borrado y machaco de los ordenadores de Bárcenas y que la Fiscalía diga que no es delito en contra del criterio de jueces. Son personales normales, tan normales como Rajoy.

Se diría que al electorado del PP con un buen palo al que se desvíe de su normalidad y unos cuantos whatsapps de escarnio para enviar a las amistades ya les compensa. Convierten en asunto nacional cualquier estupidez. Aunque, entretanto, se dejen saquear y propicien el saqueo de todos. La educación en valores ha fallado ostensiblemente en España bastante más que la gramatical, que también.

Lo anormal -tras décadas de mayor o menor progreso- es salir como la gente del PP. Pero no desviemos la atención de lo esencial. Un votante puede equivocarse –al punto de creer que es normal lo que hace el partido al que entregaron su confianza-, pero los auténticos responsables de este escarnio son otros. Son los políticos y medios que secundan la profunda anormalidad en la que vivimos. Aquellos, entre los periodistas, que ofrecen una visión distorsionada e interesada de la realidad. El PP que calla y otorga desde todos los puestos de poder y quienes se auparon en las elecciones prometiendo que nunca apoyarían un gobierno de Rajoy. En este caso, Pedro Sánchez y Albert Rivera. No solo lo mantienen en La Moncloa sino a todas las leyes regresivas que uno o los dos anunciaron revocar. Los que siguen subiendo y bajando en los sondeos ante una ciudadanía desconcertada que ve desmoronarse sus pilares sin saber cómo afrontarlo.

 

*Publicado en eldiarioes 9/02/2018 – 

Un escándalo sostenido por corruptos y cenutrios

rajoy.camps.rita

 

Audiencia Nacional. Crespo nombra en Gürtel a Costa, Fabra y Camps. Y, Rajoy, en FITUR, rodeado de periodistas, dice… que 2017 fue un año magnífico para el turismo. Así funciona el tinglado. En los últimos días, varios encausados por corrupción han cantado ante la justicia para confirmar las sospechas largamente avanzadas. En España, miembros del Partido Popular o de los nacionalistas catalanes de Convergencia i Unió contrataron obras, pagadas con dinero público, a cambio de mordidas astronómicas en las que el que pudo metió el cazo para volcarlo a su bolsillo. De estos partidos básicamente y también de otros. Una práctica que se presume habitual, una forma de ejercer la función pública. Pero el problema ni siquiera acaba ahí.

Constatamos que a amplios sectores de la sociedad les da lo mismo que les roben, que nos roben. Que la justicia va por barrios, dejando oasis de intocables y deteniendo con aroma de arbitrariedad por opiniones  o actitudes convertidas en delito. Sabemos que nada sano puede salir de la abismal disparidad de criterios al abordar los problemas. Que el río revuelto viene con víctimas asfixiadas y pescadores que se aprovechan ignorando todo escrúpulo. Comprobamos que las injusticias sociales alcanzan cotas de escándalo. O que un empresario condenado por las tarjetas Black, investigado por otra trama de corrupción, recién denunciado por un compinche como receptor de una comisión millonaria, llamadocompi yogui por los Reyes de España, viaja a Davos en la comitiva que nos representa como país y que encabeza el propio Felipe VI.

Vivimos tiempos complicados que parecen encaminarse a un futuro peor. Hasta la ficción literaria y cinematográfica nos presenta un espejo negro, un Black Mirror, al que avanzamos. Se han aparcado los coches voladores y los trajes fluorescentes, la ciencia ficción nos lleva a un terreno más oscuro. Quizás porque es más realista, más apoyado en datos del presente. Solo que el futuro no está escrito; el espejo no es barrera, es cristal frágil y quebradizo. Detrás puede haber esa sima que auguran o nuevos horizontes para construir, dejando atrás la mugre.

Depende de nosotros, de todos nosotros. En gran medida, de los cómplices de este estado insostenible. Una de las primeras obras que vi representada en un teatro –el Teatro Principal de Zaragoza- fue “A puerta cerrada”, de Jean Paul Sartre. Tan rotunda que, con ella, entendí para siempre que El infierno son los otros.  La mayor de las armonías puede verse alterada por las relaciones personales hasta  crear un clima insostenible. El infierno son los otros, a menudo, del mismo modo que hay personas que, por el contrario,  se convierten en aliados y soporte.

Hoy, en España y en muchos otros lugares del mundo, van ganando los colaboradores necesarios de la sinrazón, el abuso y la tiranía. Un grupo significativo como coautores directos, otros por pura tibieza y una gran mayoría sin ser conscientes siquiera. ¿Cuántos valores tienen que fallar en una sociedad, en cada persona, para que se apueste por dirigentes corruptos, aprovechados, sin preparación ni ética, turbios, falaces, a pesar de que dañan hasta los propios intereses de sus electores?  Los hilos son ya tan gruesos, hay tanto que cargar y es tan innecesario ya disimular, que sin duda cabe hablar de influencias y manipulaciones pero eso no lo explica todo, ni mucho menos lo justifica.

El infierno son los otros, los que enturbian la vida.  Estamos conviviendo en el mismo país donde millones de personas miran a otro lado cuando el gobierno deja sin atención a los dependientes o aplica políticas que aumentan la pobreza mientras favorece la sobreabundancia de las grandes fortunas. Son datos y lo saben por más que sus gurús de baba les mareen con las cifras. Hay 13 millones de personas en España en riesgo de exclusión social, casi 5 no pueden calentar su casa cuando hace frío.  Cada semana  mueren 8 trabajadores durante su jornada laboral.  Según datos del Ministerio, en 2017 hubo 451 accidentes mortales y 3.500 graves.  Las cifras aumentan. Habrá razones.

Y sigue habiendo desahucios. Agustín  Moreno, un profesor que acaba de jubilarse y que venía escribiendo textos imprescindibles sobre educación, empleó su recién estrenado tiempo libre esta semana en acudir a un desahucio. Lo contó en Cuarto Poder. Y previamente escribió en Twitter: ¿Cómo se puede dejar en la calle a una madre con 2 hijos de 16 y de 12 años, uno de ellos con una minusvalía del 41%, y que no se les caiga la cara de vergüenza a todos los que tienen la responsabilidad de evitarlo?  Esto se vota. ¿Cuántas valores han de anularse para llegar a este extremo? ¿Cuánta miseria esconde el silencio cómplice?

Y se vota la privatización de la sanidad y las goteras, una tromba de agua en realidad, en la UCI pediátrica de un hospital público. La Unidad para niños en estado de máxima gravedad. El colapso de las urgencias y las listas de espera. Y se apuesta en las urnas por los empleos de una semana de duración que trajo la reforma laboral, los sueldos precarios, la disminución de los subsidios de desempleo. Y por la subida de casi 500 euros en las tasas universitarias. Y el aumento descomunal de la Deuda Pública, negocio de especuladores. Está en el 99,4%, en 2007 la teníamos en el 35,5%, echen cuentas. Y la politización de la justicia. Y la RTVE manipulada para contar lo contrario de lo que ocurre. Y las subvenciones en forma de publicidad institucional a los medios que terminan siendo concertados con el gobierno, con el poder, con todos los que comen en esa mesa.

Se está privando a políticos de sus derechos civiles sin haberse determinado su culpabilidad en un juicio. Se invirtieron  87 millones de euros en el despliegue policial para enfrentar el referéndum en Catalunya. El Ministro Zoido llamó al operativo Operación Copérnico por, dice, “el giro copernicano” que tendría que darse. Un ministro a juego con sus votantes, sin duda. Se está pervirtiendo el lenguaje con fines precisos como no soñó ni Orwell. O sí, él sí. Se manda, insisto, a Davos a una representación de España que, sin quererlo, es demasiado fidedigna, porque nada trae consecuencias.  Aunque no lo parezca, también todo esto se vota.

Hemos tenido gobiernos que, no solo rescatan con nuestro dinero a bancos y empresas, sino que consintieron el fraude de las preferentes. Y ahí los vemos en comisiones de pasar el rato, echando culpas fuera. Lo hicieron solos y en compañía de otros. Lo hacen aún con tantas cosas. Se vota, esto se vota. Dando la confianza a los partidos responsables de esta gestión y a los partidos que les apoyan. Es cierto que uno no puede asumir todos los errores de aquellos a quienes eligió, pero lo que está pasando en España dista mucho de ser el ejercicio normal de la política. De la justicia y el periodismo también. Demasiadas irregulares y trampas que los tuercen. Nos sentencian a una condena que se da como irremediable y no lo es.

El infierno son los otros. Se ven ejércitos de zombis, tabernios, cuñados, cenutrios, neutrinos, encandilarse con quienes ponen en peligro su propia sanidad, su propia pensión, la educación de todos, el progreso en forma de investigación, la cultura. Apriétense los cinturones los pensionistas que hay que rescatar a las  autopistas privadas y no hay más dinero. España consolidó ese modelo que, además, se cree muy sabio y avispado, exactamente igual que las víctimas del timo de la estampita o el tocomocho. Los que, siguiendo la flecha, condenan a los conductores varados en la nieve y se enfervorizan con el “a por ellos”.  Los que censuran severamente a las víctimas de la codicia y bajan los ojos ante sus verdugos. Parece haber millones de seres que no relacionan sus hechos con las consecuencias que ocasionan. Hijos de esa España eterna que se ocupó a fondo en disuadir el pensamiento crítico y propio.

Son demasiados. Tras el Black Mirror no está el coche fantástico, está el ejército de espectros guiados por los Caminantes Blancos. En este juego de tronos son decisivos. Avanzan sin mirar atrás, pierden brazos, piernas, la cabeza, y siguen andando, abatiendo, sepultando, como enemigos. Cuando hay otra realidad tras el espejo: una puerta, y vías abiertas, y una luz, una sociedad y un país que podría apostar por la decencia y el futuro. Es que por este camino no va a haber ni mañana.

 

2017: el año en el que cayeron las caretas

2016 fue el año que no vinieron venir como se cansaron de señalar porque cuesta ver desde los cenáculos del poder. A pie de calle, más cerca, se apreciaba mucho más la realidad. 2017 ha sido el que ha visto caer todas las caretas y algunos velos. Los años no son sino convencionalismos, periodos de tiempo, pero sirven para evaluar la marcha. Tras ir repitiendo elecciones y algún golpe de mano interno al efecto, 2017 se estrenó con Mariano Rajoy sin salir de la Moncloa. Al gusto del poder establecido. Unos partidos presuntamente de oposición iban a controlarle, nos dijeron, pero lo cierto es que Rajoy ha hecho, desecho y parado cuanto ha querido. Como si dispusiera de mayoría absoluta de nuevo. Hasta más legitimado por el consenso que le aportan quienes terminaron siendo sus socios. Una gran coalición de facto, a la derecha y a lo suyo. Es un primer dato significativo del año que termina.

A partir de ahí, el gran hecho distintivo de 2017 ha sido la caída de múltiples caretas. Algunas se habían ensamblado prácticamente con el rostro pero sus dueños las han despegado con soltura. Catalunya con todos sus avatares ha sido el catalizador para saber que hay personas capaces de defender un territorio por encima de las necesidades de una sociedad. Y vale tanto o más para el nacionalismo español que para el catalán. Esa fue la gran revelación, no el que salieran tantos mucho españoles o independentistas irrevocables, sino sus prioridades excluyentes.

Ha sido el año del “A por ellos”, a un alto coste. El campo de batalla quedó sembrado de heridos y de caudillos en pie más o menos averiados, pero ya todos sabemos dónde estamos, quién es quién. Un paisaje desolador que no deja de tener ese aspecto positivo,  al lado de tanta hipocresía congénita.

2017 nos trajo la revitalización milagrosa de Ciudadanos. Las uvas del 2016 les tenían prácticamente evaporados, al desdecirse de cuanto prometieron para apoyar a Rajoy y no ser esenciales en su investidura. Al PP le bastaba la abstención de aquel PSOE  de la gestora. Parece que hubieran pasado siglos y apenas son doce meses. La reina en el Sur -nominalmente socialista- fue derrotada por el Pedro Sánchez del No es No que también aparcó sus promesas de hacer dimitir a Rajoy y terminó de constitucionalista del 155 y del 135 ante “el desafío secesionista” ese del que hablábamos.

Con un PP tocado por la pésima gestión catalana, el premio de la lotería le ha correspondido a Ciudadanos. Aupados por las banderas de la unidad, sin haber cambiado ni un punto de su programa ultraliberal. Su líder en Catalunya, Inés Arrimadas, con un papel bien estructurado, gusta más que el del jefe nacional, el presidente Albert Rivera. La gran inversión de los medios concertados, los bancos, el dinero en sí, en Arrimadas, salió rentable y el pastel está en alto a la espera de saber si es suflé o masa sólida. El soberanismo catalán no está descabezado en absoluto y si algunos piensan que reivindicaciones seculares se agostan a palos es que andan muy perdidos.

A Unidos Podemos les ha afectado la otra campaña simultánea, la de derribo ejercida contra ellos, diaria, y sus propios errores. Se nota cansancio que resta la frescura que les llevó al éxito. En un país con tanta zancadilla a las izquierdas, con el nivel de exigencia de sus votantes, se precisa doble entusiasmo y doble imaginación. Los tuvo y seguirán ahí, se supone. Los ciudadanos de izquierda genérica tienen mucho qué decir, al PSC ya se lo han dicho.

Todo dependerá pues de las prioridades de la ciudadanía. Este año, altamente exaltada, también ha aventado las caretas para -en un gran número- expresar que prefiere banderas y territorio a sus propias necesidades vitales. Carencias e injusticias han desaparecido prácticamente de la agenda, solo se habla de Catalunya. Una sociedad madura, una democracia tan madura como nos contaba el Rey que tenemos, revisaría qué quiere para su vida y la de los suyos. Los más civilizados, incluirán lo que viene en llamarse el bien común. El Pacto Social, si atendemos a Rousseau, que lo tenemos hecho una pena.

Y es que cada día sale un pufo de corrupción, casi todos en el entorno del Partido Popular, que se los echa a la espalda con admirable soltura. Cuenta con la inestimable ayuda de buen número de medios, bien es verdad. En RTVE les hacen un lavado y planchado de exposición cada vez que lo necesitan. 2017 ha sido además el año de los robos de expedientes y pruebas, de casos que afectan al PP. El de Madrid sobre todo. Y no pasa nada.

Ya somos el país más desigual de Europa, hemos vencido en aquella batalla por ese liderazgo que nos disputábamos con alguna de las más famélicas repúblicas de la Europa oriental.  Vuelve a subir la luz y el gas, mientras las pensiones pierden ya poder adquisitivo. Baja, a la par, la base de cotización para que los nuevos beneficiarios vayan cobrado cada vez menos. Aprueban, con banda de música y fuegos artificiales, un incremento del salario mínimo –indigno aun así de la cuarta economía de la Eurozona- y meten Rajoy y Bañez una cuña que no nos contaron, Para llegar a los ingresos prometidos hasta 2020 se ha de dar una conjunción cósmica. Los contratos de trabajo son cada vez más cortos y más provisionales. Balance del año: temporales el 90,1%, el  25,8% de duración menor a una semana. Pero la mayoría solo se mueve al compás de las banderas ondeantes.

El partido de los recortes no dejó de usar la tijera en lo social.  Desde 2011, por ejemplo, ha recortado 3.000 millones de euros a la ayuda a la dependencia. 320.000 personas aguardan ahora en lista de espera. En 2016, 46.000 murieron sin recibirla.  La España ultraliberal, dirigida a que cada uno se apañe como pueda, pague lo que pague de impuestos, es lo que tiene. Y esperen si prosperan de verdad los políticos de diseño, de esos que se compran en nada un chalet de un millón de euros, en el exclusivo Pozuelo de Alarcón, Madrid. Idealista, uno de los mejores portales del sector, nos aclara que allí viven “personalidades como Cristiano Ronaldo o Borja Thyssen».

En los finales de año se hace balance de fallecidos. Quisiera recordar a Rafael Luque, un trabajador que este verano se dejó la vida asfaltando la carretera A-406 a pleno sol -hasta a 45º- en Morón de la Frontera. Al anciano de 82 años al que, en primavera, se dejaron olvidado, muerto, en un banco del jardín de una residencia de Alcorcón, Madrid. Las quejas por la falta de medios en estos centros son continuas.  Y a la mujer que  acaba de morir, sola, en el Hospital de Úbeda tras estar aparcada en urgencias 12 horas sin que nadie la atendiera. Se llamaba Aurelia, tenía 64 años, y venía de otra residencia. Estas imágenes ilustran mejor que varios tratados el maltrato al empleo, a la sanidad y a los servicios públicos en general que ejerce el PP, con ayuda de sus socios. Y aún se propone bajar más el presupuesto para «gasto» social. Pero las banderas siguen en los balcones solo para exigir la unidad de España.

La vida de los desfavorecidos cada vez vale menos. 2017 ha avanzado en el egoísmo y menosprecio general por las personas que se arriesgan a huir del horror y acaban muchas veces en la barbarie desoladora. Un año  especialmente dramático que ha llenado campos, playas y mares de Aylanes abandonados y abusados. La indiferencia social a estas tragedias, la deshumanización manifiesta es otra de las características de 2017. La banalidad adormecedora como vía de eludir la realidad.  Y, a su calor, crece la ultraderecha que llega a los gobiernos. Crece en España, en medio de una tolerancia preocupante. Este viernes, el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, no ha sido capaz de llamar dictadura al «régimen no democrático» que precedió «a la democracia», según ha preferido denominarlo con su repetición cacofónica y todo.

A finales de 2016 empezamos a conocer un concepto llamado posverdad –las mentiras de toda la vida, aceptadas-. Se implantaría con la elección de Donald Trump y se iría generalizando con las Fake news. Se ha instalado la inseguridad acerca de lo que es cierto y no lo es, para ganancia de pescadores. Capitalismo 3.0dijimos, más que bots rusos. A oídos taponados.

Miles de personas abarrotan Washington para una marcha por los derechos de las mujeres que puede ser histórica.
Miles de personas abarrotan Washington para una marcha por los derechos de las mujeres histórica. EFE

Los medios generalistas siguen su despeñe en credibilidad y aceptación. No saben siquiera que ya no son competitivos en los quioscos. De no ser tan dañina su labor, produciría hasta lástima ver su temor a los gigantes que pueblan las Redes, llenas de ejércitos de tuiteros. Al final, siempre son molinos.

Empezamos con la posverdad y acabamos con la memez conservadora de Tabarnia que viene con cuerda para rato.  Y el tedio anunciado de repetición hasta el infinito, difusión en tertulias, artículos, whatsapp. Ya no se puede ignorar, coincido con Carlos Hernández. Lo peor es que son los tabarnios los que mandan, los que han acrecentado su hegemonía en este 2017. Y, de ahí, que haya sido este el peor año para la libertad de expresión en España desde Franco. Preludio de días mucho peores si no variamos el rumbo.  Es el año del apogeo de la mordaza en nuestro país. El que ha instaurado el delito de odio, pensado para la protección de minorías o personas oprimidas ahora es otro instrumento del poder. Para despedir el año el Ministro del Interior avisa que será delito de terrorismo retuitear tweets, solo darle al RT, que quepan en el cajón de sastre que le dispusieron en el Pacto antiterrorista.

Tuvimos cruentos atentados en Catalunya. 15 muertos, entre ellos dos niños, y más de 130 heridos de distintos países. El mundo lloró con nosotros y nuestro desconsuelo. Pero, en pocos días, la marea de solidaridad fue ocultada por las banderas de guerra del “a por ellos”. Y el símbolo de la heroicidad de aquellos días amargos, el Mayor Trapero de los Mossos, fue destituido, degradado, y aún le buscan cómo meterlo en la cárcel.

Año terrible 2017, salvo porque, además de las caretas, cayeron algunos velos. Sobre la impunidad del machismo social y del machismo asesino. Millones de mujeres salieron a protestar recién llegado a la Casa Blanca Donald Trump.  Una inyección de coraje, del «Basta ya» inundó el corazón de los EEUU. 2017 ha registrado el fin del silencio sobre el acoso machista. Actrices de Hollywood fueron revelando las vejaciones y represalias de las que habían sido objeto, algunas durante años. Y grandes nombres del cine quedaron al descubierto como depredadores sexuales. Apenas empiezan a pagar sus ataques.

Y fueron emergiendo las víctimas en muchos otros países a contar sus historias, a denunciar las agresiones. En España también. El número de mujeres asesinadas por la violencia machista ha crecido pero ha de ser la última vez.  Si hay una esperanza  es que la mujer ha tomado conciencia del problema. Muchas han cambiado de actitud. Como nunca. «Feminismo» es la palabra del año. En eldiarioes el vídeo “ A mí también” de denuncia del machismo es el más visto del año.

2017 nos deja una herencia visceral y ultraconservadora que tapó la boca a todos los agravios que como sociedad padecemos. Un futuro preocupante, en consecuencia. Mucho. Habrá que recuperar al menos la racionalidad. Por supervivencia. Contamos con personas que lo saben y lo quieren, por supuesto. Hay un momento en el que ya no se puede más y salen fuerzas hasta de donde no se sabe existían.

A por… un año sensato y constructivo ¿Se apuntan?

Test: Dónde le sitúa su nivel de ingresos en el Nuevo Orden

La Administración estadounidense ha dado un nuevo y trascendental paso para consagrar el poder de las corporaciones poniendo fin a la neutralidad en la Red. Cada puntada que cose Donald Trump va en la misma dirección. De hecho, el ejecutor de la orden fue uno de los primeros nombramientos del magnate, llegado a la Casa Blanca. Ajit Pai es presidente de la  Comisión Federal de Comunicaciones desde enero. La medida supone un Internet para ricos y otro para pobres.  A partir de ahora, “las operadoras de Internet norteamericanas podrán discriminar el tráfico de sus redes como les parezca comercial y políticamente oportuno”, advertía  Marta Peirano. “La neutralidad de la Red es el principio que impide que Internet se convierta en un negocio”, explicó también  Ignacio Escolar alertando del “creciente dominio de las grandes empresas de Internet”.  Todavía no ha llegado a España pero sus consecuencias se dejarán sentir.

El Nuevo Orden establece una nueva brecha digital, una nueva brecha de conocimiento. Si paga, tiene.   Busque su lugar, según su desembolso.

Para tener o no tener, para acceder a cualquier servicio, lo primordial es estar vivo. En España 22 hospitales tienen colapsadas las urgencias, según denuncian los sindicatos. Las autoridades e incluso algunos medios dicen que es por la ola de frío. Las centrales sindicales argumentan que se han suprimido 50.000 plazas de personal sanitario. Faltan profesionales, faltan camas. Urgencias del Hospital de La Paz de Madrid, muy activos en la crítica, facilita fotos, como la del paciente que ha de orinar en una botella al lado de una enferma, mujer, sin cortinas, ni biombos. La presidenta de la Comunidad de Madrid, Cristina Cifuentes, niega el colapso y culpa a los profesionales de estar generando alarma. Es un mal que no se reduce a Madrid. El PP, como en su día CiU, apuesta por una sanidad privatizada. El Sistema de Salud Español era uno de los más eficientes del mundo. Lo sigue siendo, pero los recortes le están haciendo mella. Y van a más. Los profesionales se esfuerzan pero, por ejemplo, en Gran Bretaña, los gobiernos conservadores dieron ya un tajo mortal a su servicio de salud, NHS.

Foto facilitada por Urgencias La Paz, Hospital de Madrid
Foto facilitada por Urgencias La Paz, Hospital de Madrid

El Nuevo Orden establece que si te haces una póliza privada puedes evitarte alguno de estos problemas. Cuanto más pagues, mejor. Luego puedes mirar tu futuro haciendo cuentas con la cartera.

El Correo informa que han tenido que poner freno a los  comedores sociales por el fuerte aumento de la demanda.  Avalancha, dicen. Darán dos comidas en lugar de tres. En el rico Bilbao se han saturado también los lugares para comer de beneficencia.

¿Ha calculado cuánto le falta para llegar a esto? ¿Cuándo le correspondería buscar estas soluciones en un mundo en el que todo sea de pago o repago?

Cuenta una joven en Twitter que tiene dos carreras y no gana para encender la calefacción. Es un caso que afecta ahora mismo a varios millones de personas. La ola de frío de nuevo, el frío del invierno, tiene ateridos a muchos ciudadanos que no pueden pagar el precio que cuesta la energía eléctrica. Y aún andan recurriendo los tribunales o el gobierno del PP -que a  veces se confunden- las medidas de varias comunidades o ayuntamientos progresistas que intentaron paliar el problema. Ciudadanos siempre ha ayudado al PP en esta tarea.

¿Qué grado de frío tiene usted ya para ir previendo el porvenir?

Dice el periodista y activista por la Memoria Histórica  Emilio Silva : “A qué nivel de deterioro habremos llegado como sociedad si hemos consentido que las familias sin recursos pagaran tres euros por calentar un tuper en el comedor del colegio mientras la consejera Lucía Figar se gastaba 122.000 euros en cuidar su imagen”. Lucía Figar era consejera de Aguirre y, como varios de sus colegas, está en los tribunales, investigada por corrupción.

¿Qué nivel de comprensión ha adquirido usted para  este tipo de desajustes? Este es un baremo básico,  decisivo. Sobre todo cuando se dan muchos y con grandes tragaderas. 

Vamos sumando pues y haciendo un tanteo de a qué sanidad podemos aspirar cada uno. A qué  necesidades básicas de confort, la de no estar helado por ejemplo. La de comer. La de comer caliente que es otro lujo para muchos. La educación también anda tocada. A qué información podremos acceder cuando todo vaya siendo de pago… o repago. Los tratados internacionales de comercio van en el mismo sentido. Primero el negocio de las empresas, después los seres humanos. No hace falta insistir en que en España esto ya lo ha establecido – de alguna manera-  en el artículo 135 de la Constitución, modificado a ese fin en 2011. La intocable Constitución. Prioridad absoluta, dice. Los acreedores. Cuántas multas y cuánta defensa jurídica podrá pagar si protesta y molesta al poder que para algo también se han reformado las leyes.

¿Qué tal colocado está en el Nuevo Orden? ¿dónde le sitúa su nivel de ingresos, su salario, su pensión? Anote. Sume.

Y ahora sigan mirando las fotos, leyendo las declaraciones, admirando las sonrisas, contrapesando los ataques y los «zascas» de unos y otros, instruyéndose con las portadas y titulares. De estas elecciones inminentes y de cuantas vendrán. Piensen si se pueden permitir ustedes y sus hijos obviar el paquete completo que votan. Etiquetas e ilusiones de este mundo trastocado que regresa al “tanto tienes, tanto vales”. Tanto puedes, porque valer es otra cosa.

 

*Publicado en eldiario.es 15/12/2017 – 

Un país de carceleros y censores

Vivo en un país en el que miles, millones de personas optan por el golpe y la mordaza en la resolución de conflictos. O cierran los ojos para no verlo.  Un país de carceleros y censores para castigar a ciudadanos como ellos, más pacíficos, solo por no compartir sus ideas. El aplastamiento como medida de diálogo. La mirada de embudo como norma. Porque no cuela esgrimir la ley como argumento cuando se vive en un país en el que miles, millones de personas, votan corrupto y apoyan corrupto, o siguen mirando para otro lado cuando la corrupción les sube hasta la boca.

Todos los argumentos parecen sobrar ya, todos se han dicho, y cada cuál escoge el que quiere creer. Incluso el que le sirve para justificarse. Solo queda apelar a la razón de los sentimientos y a la razón de los valores. Las heridas abiertas no se van a curar en mucho tiempo, si lo hacen. Brechas profundas que duelen. Tenemos el corazón roto. No como quienes sacan partido del mayor de los quebrantos. Los que “no querían hacer”, pero han hecho. Los que tiran la piedra, esconden la mano, y ponen expresión de correctos. Un dolor que alcanza a todo sufrimiento, a los temores extendidos en una población indefensa que teme al futuro.

La torpeza de la sinrazón. En la economía también. Quienes alientan la marcha de empresas de Catalunya, deberían saber que afecta a España entera. Y que los grandes patriotas de la priorización del dinero se irán a otro país si vienen mal dadas. Quedarán aquí sosteniendo el bastión quienes se muestran incapaces de sacar conclusiones de los hechos que se muestran diáfanos. En una secuencia clara y rotunda.

El artículo 155 aprobado por el Gobierno y consensuado con PSOE y Ciudadanos, ofrece dudas jurídicas suficientes como para ser tenidas en cuenta. Un buen resumen es el de Joaquín Urías, ex-letrado del Tribunal Constitucional, que cuestiona las principales medidas que se prevén.  Considera que la opción adoptada por Rajoy puede ser “una carta blanca para usurpar las competencias de cualquier comunidad autónoma con la que discrepe”. De hecho ya llegan nada sutiles amenazas al País Vasco, por las críticas del presidente Urkullu. A Castilla-La Mancha y a Navarra.

Sumemos la comisión del Senado que concretará las medidas. Con personajes tan ejemplares como Arenas, García Albiol, Imbroda o el propio García-Escudero mentado en los Papeles de Bárcenas y declarante como testigo en la Gürtel.  El Gobierno, además, trata de evitar que las medidas más duras se debatan en el Congreso donde tiene oposición molesta. De acuerdo con el PSOE,  han prescindido en el debate de los presidentes autonómicos.  El ministro portavoz Méndez de Vigo no excluye la aplicación de la violencia para imponer lo acordado, mientras reedita la  Formación del Espíritu Nacional en los colegios.  El de Exteriores, Dastis, tras hacer el ridículo en la BBC, emprende gira internacional para convencer de la versión del Gobierno. El reprobado fiscal del Estado piensa en detener a Puigdemont, y el reprobado ministro de Justicia, dice que ya no basta con convocar elecciones desde Catalunya. El 155 ha partido ya. El esperpento también.

Todo lo secunda el PSOE. Sin su participación no se otorgaría Rajoy poder absolutoen Catalunya. Ahora es un sí a Rajoy, y se apoya  al “no decente”. Hemerotecas llenas de cambios de opinión del secretario general del PSOE para terminar siendo cooperador de medidas tan extremadamente autoritarias, este es el punto que más chirría. El PSOE tiene una responsabilidad histórica en los hechos, y algunos socialistas se lo plantean. Inés Arrimadas, de Ciudadanos entretanto, se postula para presidenta de un Gobierno de concentración por el artículo duodeno, en este caso.

El bloque del 155 cuenta con el apoyo de Europa. La UE que mantiene a Grecia sometida y expoliada por los ominosos sucesos de 2015, cómo va a aplaudir que se abra el melón de las independencias. Con Antonio Tajani a quien se trajeron para recibir el inmerecido Premio Princesa de Asturias de la Concordia a esa UE que deja morir a cientos de refugiados, y para politizar el acto. El cofundador de Forza Italia con Berlusconi sabe de cambiar y usar las leyes, no cabe duda.

Y los medios.  Gonzalo Boye explicaba que la toma de la radio y televisión catalanas solo responde al autoritarismo de Rajoy, no figura en el artículo 155. La toma de las comunicaciones figura en otros manuales, de hecho. Y es una pura obscenidad que los autores de la descomposición de RTVE argumenten que, en sus manos, darán rigor y veracidad a los medios públicos catalanes.

Silencio de las asociaciones de la prensa, de múltiples periodistas que muestran sus retratos completos en las galerías de este desastre, con sus comprensiones y parabienes. Las heridas, insisto, no se curarán en mucho tiempo, puede que nunca.  Y, a la par, las pirañas mediáticas haciendo caja con sus más vomitivos montajes y obsesiones. Vivo en un país en el que decenas, cientos, de ciudadanos se las tragan y las expanden en memes.

Solo la somera enumeración de estos hechos fundamentales da idea de qué se está dilucidando en España. Cuáles son los peligros, cuál la relación entre este recorte de derechos y libertades y las deficiencias que nos atenazan. Corrupción y gestión de abusos. La Fiscalía en sus conclusiones asegura que Gürtel creó «un sistema» para delinquir con ayuda de cargos del PP. Y no pasa nada.  La luz dispara su precio y logra en el inicio de semana el récord del año. A pagar por ricos y pobres. Y la economía “va tan bien” que llegan generaciones perdidas, con pensiones mermadas y trabajos precarios, como explicaba Joaquín Estefanía. Todo cabe bajo la bandera. Todo compensa si se castiga al catalán. Hasta por decir “adeu” y no adiós, exponiendo el torpe y reducido mundo de su ignorancia.

Negros nubarrones en el futuro. Como escribía Suso de ToroEl Estado guiado por el partido de Rajoy y sus dos partidos lacayos. Con un penetrante olor a franquismo, a inmoralidad, a intereses espurios. Todos en el mismo barco, con el Rey que -a diferencia del  jefe del Estado portugués, electo, por ejemplo-, poco parece tener de cercano, dialogante y solidario.  La izquierda tiene reservado el derecho de admisión. Cualquier discrepancia, por el camino que vamos.

Blanes, Girona
Blanes, Girona

“Y si te toca llorar, es mejor frente al mar” cantaba Joan Manuel Serrat en uno de los cortes de su mítico álbum Mediterráneo, de 1971. Inmenso manto de calma para una zozobra que se extiende sin ver el límite. En un montículo de Blanes, Girona, ondea una señera. Algunos ciudadanos suben a mirar más alto. No sé si logran el objetivo. Vivo en un país en el que miles, millones de personas,  prefieren ser utilizados y optan por quienes les quitan el futuro a sus hijos, una vida digna en medios o sus pensiones. Claro que también vivo en un país en el que miles, millones de personas, no valoran seriamente la democracia. Ese lastre secular con el que cargan los demócratas españoles.

El egoísmo como motor de vida se ha exacerbado estos días de incertidumbres y miedos. Vivo en un país con miles, millones de egoísmos unidos por esa bandera de patria. Aunque tantos lo hayan olvidado, aquella canción de Serrat concluía con la sentencia más certera: « Los muertos están en cautiverio y no nos dejan salir del cementerio».

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