¿Qué parte de «No nos representan» no entendieron?

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La Casta tiene claros los modelos que admite y da total importancia a las formas

Son ese sector que todo lo quiere, que todo lo sabe, que todo lo impone. El nombre es lo de menos: la casta, el establishment, los establecidos. En todo caso, esa fórmula de estratificación social compuesta de grupos caracterizados por su rigidez e inmovilismo, que tiende a separar y jerarquizar para asentar su pretendida supremacía sobre los demás. Vinculadas, cómo no, al Imperio español y a otros vecinos, las castas –salvo excepciones como en India- fueron sepultadas por la socialización y la democracia. Pero persisten, vaya sí lo hacen. Y en momentos como los que vivimos en España sacan toda su virulencia y malas artes.

La cutrez impenitente de las castas españolas les ha llevado a ensañarse, ahora, con unos titiriteros para que el mundo sepa cómo se las gastan aquí. El Financial Times –que llevó el caso a portada- y otros medios internacionales lo encuentra “desconcertante” y, desde luego, lo relacionan directamente con las gestiones para formar nuevo gobierno. A la casta se le ven las posaderas al aire apenas se dan la vuelta. El intolerable encarcelamiento durante cinco días, la libertad con medidas cautelares desorbitadas, de unos artistas por un espectáculo de marionetas ha vuelto a situar a todos los personajes y mostrarles  con su verdadera faz. Y estos sí salen del escenario: tienen en su mano poder, incluso para desgraciar la vida de cualquiera.

Han vivido siempre de espaldas a la gente. Sin mirar, ni querer enterarse ni de sus anhelos y preocupaciones, ni de sus necesidades. Políticos, periodistas, poderes económicos, la casta cerrada de la justicia que castiga con saña hasta a colegas díscolos. Y cuantos emanan de todos ellos, cuantos viven de todos ellos. El descrédito de la política no ha nacido hoy, ni esos intrusos que les soliviantan y todavía les sorprenden llegaron sin razón.

En el dorado 2007 de burbujeantes ladrillazos, el barómetro de abril del CIS contó que casi un 70% de los encuestados creía que “los gobernantes solo piensan en sus intereses”  y “no se preocupan de gente como yo”.  En diciembre de 2009 aparece la clase política destacada ya como el principal problema para el 16% de los españoles. En mayor de 2010 alcanza a casi el 20%,  un quinto de la población. En 2013 sigue subiendo hasta el 31%. La corrupción y el fraude –que en 2011 solo preocupaban al 5,5%- pasa a ser la segunda mayor inquietud de los consultados, con el 44,5%, en 2013. Y hoy ambos conceptos –los políticos y su corrupción- permanecen en altos niveles de contestación ciudadana. Al menos en sus expresiones que no todos reflejan aún en sus votos, pero que ya ha provocado cambios. La situación económica alcanzó, por supuesto, grandes niveles de inquietud, demostrando la estrecha relación entre los gestores, la gestión y la forma de llevarla a cabo.

No fue solo la crisis: no se enteraban de nada. Ni ellos, ni sus voceros. Ni siquiera el periodismo de todos los días, sin contaminar. Y lo cierto es que una parte de la sociedad española bullía. En los blogs, en el periodismo de Internet, se palpaba la angustia, el afán constructivo y los deseos de cambio. En octubre de 2010, ATTAC organizó un acto llamado ContrATTACando en el Círculo de Bellas Artes de Madrid. Con grandes voces informadas.  Pues bien, se triplicó el aforo, al punto que tuvo que venir el director del centro a advertir del peligro físico de tan desbordada avalancha humana. Ningún medio cubrió el acto. De ahí nació un germen que se impulsó con Indignaos de Sthepane Hessel y Reacciona, de Sampedro, Mayor Zaragoza, Ignacio Escolar y varios más. Muchos otros movimientos latían con similar espíritu. Pero en las alturas no se oían sus voces.

El 15M también les pilló por sorpresa a los establecidos. Y así siguieron, de susto en susto, hasta que otra política, otras personas, irrumpieron por las urnas en las instituciones. Podemos y las Mareas de confluencia, sí.  Y ahí nos encontramos, con un Parlamento sin mayorías que no entiende. Y con la casta, o varias de ellas, queriendo repetir los esquemas rechazados, sumidos en la cólera y la irritación. Siguen sin enterarse de nada.

No consiguen encajar en sus cabezas ni siquiera que se cuestione la forma de hacer seguida hasta ahora. La que por cierto nos ha llevado a una deuda pública de más de un billón de euros  (gracias al gran endeudamiento que ha propiciado Rajoy), a un trabajo que la neoliberal CEOE denuncia como uno de los más degradados entre sus miembros  o a niveles históricos de desigualdad. La economía mundial, al borde de un nuevo crack demuestra, igualmente, lo mal que funcionan las políticas “de siempre”.

En su zozobra, los establecidos sienten especial aversión por las formas. Cuestionan la manera de vestir, peinarse y comportarse de los que despectivamente llaman “la nueva política”, la de izquierdas claro. Se les caen los ojos de las órbitas al ver coletas en un hombre, niños en una madre, o ropa casual. No, al Congreso hay que ir a trabajar vestido como para una boda, con un corte de pelo típico de los reclutas del antiguo servicio militar, la mili, y cumpliendo todos los cánones de la cortesía más superficial, no confundir con la educación.  Vamos, lo que cualquiera se encuentra en el autobús, el metro, los mercados, las tiendas, las obras o las calles a diario.  Lugares que todos esos políticos y periodistas no pisan o no ven. La vida tiene poco que ver con los salones en los que ellos residen.

Como damas de alcurnia de un siglo o dos atrás, despellejan a los advenedizos. Llaman arrogancia e insulto a hacer propuestas con el valor de casi tantos votos como el encargado por el Rey de formar gobierno, aunque con menos escaños por la ley electoral. No han cursado la invitación con orla que mandan las reglas de urbanidad.  Demasiado tiempo repartiéndose cargos y plantas en los grandes almacenes sin mirar siquiera a los clientes. O en las salas de juntas de las empresas adulando a los jefes. O maquinando para desvalijar el dinero público –que se detrae de nuestras necesidades- y repartir prebendas o presiones  para que les vendan el producto los que pasan por ser periodistas. Llevan tanto tiempo en los cenáculos y comederos del poder que ya no conocen la realidad en la que viven la mayoría de los ciudadanos. Aún andan a ver a qué cuñado arrancan una sonrisa con el chiste rancio de la “nueva política”, con el que ellos se reconcomen.

El presidente del Gobierno en funciones y de un partido en el que se le desparraman las manzanas podridas de la corrupción, se permite decir que “ya” no se tolerará una más y tres días más tarde blinda a su Rita Barberá, la alcaldesa de una Valencia corroída, para que siga aforada

Es cierto que se desarrolla una ceremonia de la normalidad que aparentemente sostiene -con hilos- el tinglado. En ella, el presidente del Gobierno en funciones y de un partido en el que se le desparraman las manzanas podridas de la corrupción, se permite decir  que “ya” no se tolerará una más y tres días más tarde blinda a su Rita Barberá, la alcaldesa de una Valencia corroída, para que siga aforada. Rajoy empezó mintiendo, siguió mintiendo y ahí continúa. Con sus ministros imposibles poniendo velas al ángel del aparcamiento y letreros sucios a los pactos. Y que este PP es tenido en cuenta entre buena parte de los creadores de opinión y la nueva política de derechas.

Y que son de temer los pactos que miran más a la derecha ultraliberal que a la izquierda. Y los posibles incumplimientos de  promesas inaplazables como la derogación de la Ley Mordaza, propia de Estados autoritarios,y ambigüedades que tocan materias altamente sensibles como la ley de Educación y la Reforma Laboral. Y que no se puede ser al mismo tiempo día y noche, salvo en el breve tránsito –amanecer y puesta de sol- que conduce a uno de los dos estados. Y de momento, la dirección está muy marcada.

Y, sí, todavía hay personas que se dejan atemorizar  por la descarnada campaña de descrédito contra la izquierda y la alarma social que, deliberadamente, crean con ella. Es de tal calibre que ya no se le puede llamar política, no es política, es la defensa marrullera de intereses muy concretos que no son los de la gente corriente. Y hay adeptos capaces de votar corrupto, sí, con una venda en la nariz y una pinza en los ojos. Pero todos ellos se encuentran en franco retroceso, como vienen avisando desde hace ya años. Son cada vez más los ciudadanos hartos hasta la médula de la política sucia cuyas consecuencias pagan. Ven las maniobras de los cuervos oteando sus presas para repartirse el botín, para continuar repartiéndose el botín. Lo saben. No consiguen comprender que son modelos escasamente ejemplarizantes y muy pocos ya quieren parecerse a ellos.  Y que por más que aprieten el mismo tornillo no los apreciarán más. Puede que a muchos ni siquiera les importe, pero tiene consecuencias. Ya las han visto.

Pueden ser mayores y para todos. Desencantar de la política a los que habían empezado a ilusionarse, defraudarles otra vez, no será inocuo. Mal vamos, porque  hay algo que llama poderosamente la atención desde el punto de partida: ¿Qué parte del “No nos representan” no entendieron?

*Publicado en eldiario.es

Antes, en y después del #15M

  • Antes del #15M

  • En el #15M

Titulé mi crónica presencial: Despertamos. 

Lo vieron antes los medios internacionales que los españoles.

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Aunque muchos supieron que algo importante sucedía…

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Verdades como puños, sueños como alas…

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Tras el #15M, cuatro años después:

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jrmora.aguirre.prensa

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Hay situaciones que resulta casi imposible resumir. Han sido someres apuntes.

El futuro. El más cercano pasa por el 24M, cita con las urnas, con la historia, con la dignidad.

Esto sí fue #MarcaEspaña, asombramos al mundo. Salir de la cueva de la caspa y del shock es posible.

«Debajo de la alfombra» por José Luis Sampedro para Reacciona (2011)

Basta levantar un pico de la alfombra para que inevitablemente surjan preguntas clave:

¿Por qué se atrevieron los bancos a ser tan codiciosos?

¿Por qué lo permitieron los gobernantes en vez de controlar el desenfreno, del mismo modo que controlan los productos alimentarios o las medicinas?

¿Por qué el público ha seguido votando a políticos tan descuidados en la defensa del pueblo?

Y, si seguimos levantando un poco más, tirando del otro pico ya encontramos algunas respuestas:

La primera que se me ocurre es que los actuantes en la crisis (desde el gobierno hasta el que pide el crédito y el desempleado), todos somos piezas de algo mucho más complejo que es nuestra sociedad, nuestro sistema de vida, nuestra cultura europea.

La segunda es que Europa está, pero ya no es. Ni siquiera es el “pequeño cabo de Asia”, como la definiera hace un siglo Paul Valéry. Europa está en coma, como así lo demuestra su apatía ante los grandes problemas. Incluso parece simbólico que siendo Bruselas la capital europea, Bélgica lleve más de medio año sin gobierno.

 (…)

Pero lo más grave y lo más destructivo para una civilización es, en mi opinión, la pérdida de los valores morales superiores y, con ello, de las más altas referencias para la conducta humana. Esa decadencia es la máxima barbarie y es muy perceptible en la situación actual. El alto ideal de justicia, por ejemplo, aparece viciado con frecuencia y, sobre todo, el derecho internacional ha sido violado repetidamente según ocurrió con Irak. El desdén por la difusión de la educación y la sanidad en los países más pobres, la sobreexplotación de los más débiles, como la infancia o la mujer, violan valores, supeditándolos a los intereses materiales. El concepto de libertad es tergiversado irresponsablemente para permitir abusos de los poderosos como ocurre en la desregulación financiera o en la globalización incontrolada. Más que en la economía de mercado vivimos en una sociedad de mercado donde todo tiene su precio en vez de considerarse su valor. El sistema, como expresó tajantemente Marx, lo convierte todo en mercancía. Ejemplo de ello es la corrupción generalizada que, en definitiva, significa que hasta los hombres mismos (y los más responsables por los puestos que ocupan), se ofrecen en venta, con otros dispuestos a comprarlos. Y lo que es peor, ese tráfico ya ni siquiera escandaliza, se toma como algo natural, sin repercusión electoral alguna. La Rochefoucauld afirmaba que “la hipocresía es el homenaje que el vicio rinde a la virtud”. Pues bien, actualmente la hipocresía ha sido sustituida por el cinismo y hasta altos dignatarios se pavonean de sus conductas inmorales, se consideran modelos dignos de admiración y de seguimiento por los ciudadanos. ¡¡Y son votados!! He aquí otro descubrimiento debajo de la alfombra que empieza a revelar una maraña de injusticias, irracionalidades, y hasta delitos, impunes o encubiertos, dejando la impresión desoladora de que tanta brillantez de la técnica y la ciencia es realizada por un organismo social vivo, pero cuyas contradicciones internas lo están descomponiendo. De ahí la sensación de ocaso y de barbarie, entre cuyos componentes se encuentra la crisis.

Pero el ocaso no es el fin de la historia, sino el del sistema. porque el mundo sigue adelante. La barbarie no es destrucción sino una mutación, una fase violenta del cambio. El mundo no es un compuesto de innumerables equilibrios, sino de interdependencias desequilibradas que se compensan unas con otras en el funcionamiento, aunque a veces hay distorsiones.

 (…)

La crisis financiera estalló por el abuso de los beneficios, pero el hecho de que los daños no los hayan sufrido los causantes sino sus víctimas (con pérdidas o con desempleo) es consecuencia de la estructura del sistema, cuyas reglas permitieron los atropellos y cuyas autoridades no los controlaron a tiempo. La raíz de los daños no radica en los préstamos mismos, sino en el poder dominante de los bancos, libres para poner condiciones al crédito. Más que un problema económico se trata de una desigualdad de poder, un hecho político que, si no se remedia, provocará crisis ulteriores.

Pese a ello, los gobiernos no han hecho gran cosa para regular mejor el crédito, desoyendo todas las propuestas de reformas importantes. Esa pasividad de las autoridades obliga a reflexionar sobre la jerarquía real de poderes, a darnos cuenta de que si el capital logra evitar los necesarios controles es porque su poder no solo supera al de los clientes, sino que también es más fuerte que el de los gobiernos. Dicho de otro modo, en nuestro sistema quien manda es el capital. También en los casinos las reglas de juego de la ruleta permiten a veces que se enriquezca algún cliente, pero en el conjunto de operaciones siempre gana la empresa. Los gobernantes dependen del capital que, entre otras cosas, financia sus campañas electorales. Las técnicas de ventas se han extendido a la esfera política (recuérdese: todo es mercancía). Publicidad, creación de imagen, manejo de relaciones e influencias y otros medios se adaptan a las competiciones electorales. Con ello la democracia sólo lo es nominalmente. En realidad el poder lo ejercen los grupos dominantes.

¿Democracia?

Es verdad que el pueblo vota y eso sirve para etiquetar el sistema, falsamente, como democrático, pero la mayoría acude a las urnas o se abstiene sin la previa información objetiva y la consiguiente reflexión crítica, propia de todo verdadero ciudadano movido por el interés común. Esos votos condicionados por la presión mediática y las campañas electorales, sirven al poder dominante para dar la impresión de que se somete al veredicto de la voluntad popular expresada libremente en las urnas. En ocasiones, como se ha visto, sirven incluso para avalar la corrupción. Se confunde a la gente ofreciéndole libertad de expresión al tiempo que se le escamotea la libertad de pensamiento.

Ya en la primera infancia se inculcan al niño creencias, que la mente infantil no puede sino asumir. Así continúa la formación mental de súbditos, en las sucesivas etapas de una enseñanza orientada a formar productores competitivos y consumidores, que son los que interesan a los dominantes. Fuera de las aulas los medios audiovisuales siguen inculcando las ideas del mando, sugieren preferencias políticas y desvían el interés de las personas hacia los atractivos del consumismo y los espectáculos. Es imposible enumerar la infinidad de argucias contra el pensamiento crítico, sin el cual la famosa libertad de expresión pierde su valor. Con un somero repaso a los programas y resultados electorales de nuestro entorno descubriremos fácilmente bajo la alfombra, etiquetada y vendida como ”democracia occidental”, un sistema oligárquico en manos de las minorías dominantes.

Resumiendo: queda claro que la crisis -en principio problema económico- nace de una dominación política (gobiernos sumisos al poder financiero) en la que influye el problema social de los votantes condicionados por la propaganda. En la degradación de esos tres niveles del suelo bajo la alfombra –económico, político, social- se encuentran las respuestas a nuestras tres preguntas iniciales. En la terna, sin duda, el poder del dinero es el más fuerte.

 (…)

En conclusión: debajo de la alfombra aparece un suelo corroído que no va a mejorar remendando la alfombra para taparlo mejor. Occidente puede correr la misma suerte de otros imperios extinguidos, dejando un vacío bajo la palabra Europa.

Pero la Historia no admite vacíos: imparable la Vida los llena. Todo ocaso ofrece una ocasión. Así aprovechó Carlomagno el de Roma bajo los bárbaros y erigió su imperio, semillero de Europa. Ha llegado el tiempo del cambio, de un cambio que va más allá de la restauración del estado del bienestar en retroceso y de la defensa de los derechos conseguidos por nuestros antecesores. El sistema reclama un cambio profundo que los jóvenes entienden y deberán acometer mejor que los mayores atrapados aún en el pasado.

Este ocaso es el momento de la acción entre todos porque otro mundo no solo es posible, es seguro. Si mejor o peor, dependerá de nuestra reacción. Mi mensaje a los jóvenes es que es llegado el momento de cambiar el rumbo de la nave. Aunque sus líderes sigan en el puesto de mando y al timón, aunque desde allí sigan dando órdenes anacrónicas, los jóvenes puestos al remo pueden dirigir la nave. Solo necesitan unirse y acordar que a una banda boguen hacia delante, mientras en la otra cíen hacia atrás y el barco girará en redondo, poniendo proa hacia un desarrollo humano».

*Son solo fragmentos de la pieza maestra y tan premonitoria que José Luis Sampedro escribió para Reacciona (Aguilar 2011). Pasados dos años, estamos peor. Y así seguirá en tanto no se detenga el germen y rumbo de este deterioro en cascada. Buen momento para recordarlo hoy, cuando hace tan poco que el gran pensador nos ha dejado.

Se va Hessel, es nuestro turno

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Sthèphane Hessel y José Luis Sampedro

Acaba de morir Sthèpane Hessel. Tenía 95 años. Su libro ¡Indignaos! ( 2011), 19 páginas, tamaño apenas de cuartilla, editado en Francia en una pequeña editorial y vendido a 3 euros, fue una sacudida que impregnó a medio mundo y caló particularmente en España. Un ataque frontal al neoliberalismo y sus políticas degradadoras, un llamamiento a la juventud para que tomara las riendas. Era un panfleto, el renacer del género y  apareció en España con prólogo de José Luis Sampedro vendiendo varios cientos de miles de ejemplares. Tenían la misma edad, unos meses menor Hessel que no ha llegado a cumplir los 96 en Octubre.

Sin apearse ni de la vida ni de su constante lucha, ambos hombres arrostraron los achaques lógicos de la avanzada vejez para dar una lección de empuje y coherencia. Eran muy distintos. Hessel se crió entre la intelectualidad -hijo de una pintora, mujer singular e inconformista, y de Jules, judío alemán traductor de Proust-, en la familia que dio origen a la película Jules et Jim de François Truffaut. Debido a su origen judío el joven Sthèpane fue detenido y recluido en los campos de concentración de Buchenwald y Dora-Mittelbaus, donde fue torturado. Lejos de salir vencido, siguió su lucha y en 1948 sería uno de los redactores de la Declaración Universal de los Derechos Humanos, el anhelo de un mundo mejor. Sampedro, a la par, aspiraba en su niñez otras culturas en Tánger, para comenzar a trabajar a los 16 años ya en España, tras ganar una oposición a funcionario de aduanas, y escribir libros que aguardarían incluso más de cuatro décadas en ser publicados. Casi un siglo ambos de trayectoria plena e insobornable compromiso. La preocupación por la deriva de la sociedad actual les unió.

Juntos estuvieron en un acto en España, organizado por la embajada francesa. Largas colas, sobre todo de compatriotas de Hessel en un día de lluvia. Le veneraban. Estaba por encima de todos. No había otro en Francia como él, decían. «No, en España no sentís lo mismo por nadie», comentaron.

Hessel nos regaló un pequeño prólogo también para Reacciona (2011), el libro que en España siguió su senda y que apareció casi simultáneamente a Indignaos. España se encontraba mucho peor, cobrábamos –sin ir más lejos- la mitad del sueldo de nuestros vecinos franceses. En aquél texto que coordiné, participaron José Luis Sampedro, Mayor Zaragoza, Baltasar Garzón, Ignacio Escolar, Àngels Martínez Castells, Lourdes Lucía, Juan Torres o Javier Pérez de Albéniz, entre otros. También fue muy influyente. Hessel abría la puerta a la convocatoria a hacer algo ante lo que nos sucedía:

«Frente a los peligros que enfrentan nuestras sociedades interdependientes, es tiempo de acción, de participación, de no resignarse. Es tiempo de democracia genuina.  Tiempo de movilizarse, de ser actores y no sólo espectadores impasibles, progresivamente uniformizados, gregarizados, obedientes”.

Apenas han pasado dos años de aquellos días y parece una eternidad. Muy poco después arrancaría -y no por casualidad- el 15M como una eclosión de ciudadanía, llenando las plazas de España, enarbolando la indignación de Hessel. Luego llegó el cambio político en España, hacia más neoliberalismo. Luego llegó… mucha más injusticia, mucha más desesperación, indignación… dosificada. Decía Hessel que “la dificultad agudiza el ingenio”.

Precisamos mucho del que ahora se va con el gran hombre francoalemán y universal. Sobre todo, el compromiso del que él nunca dimitió. Es necesario tomar el relevo. No son tiempos de desperdiciar la energía ni los terrenos ganados que se están yendo por un sumidero. El final de Indignaos cobra hoy todo su significado: “Una verdadera insurrección pacífica contra los medios de comuniciación de masas que no proponen otro horizonte para nuestra juventud que el del consumo de masas, el desprecio hacia los más débiles y hacia la cultura, la amnesia generalizada y la competición a ultranza de todos contra todos”. Llamando “a los que harán el Siglo XXI” a la acción porque “Crear es resistir, resistir es crear”. Él descansa ya, es nuestro turno.

*Publicado en eldiario.es

Tratando de explicar lo que nos pasa


Reacción o caos

Portada del periódico frances Libération. La UE sigue cocinando con sal y estiércol nuestro futuro. Y no todo el mundo acata.

La derecha cómplice habla de «castigo». Y ni siquiera del que sufren diariamente los ciudadanos, sino a los pobrecitos bancos que han de mostrar ahora un 9% de su capital… limpio. ¿Cómo está el resto? La foto asocia el «castigo» a un culpable… como no podía ser de otra forma: Zapatero. ¿Se rebelará Rajoy y todo el PP a una ideología neoliberal que comparte y que, precisamente, dicta las políticas de la UE donde es mayoría el PPE?

Yo me quedo con el periódico de ese país con coraje que inició la era moderna con su revolución. Aunque Esperanza Aguirre considere que aquello fue «un golpe de Estado» e ímplicitamente defienda la pervivencia de la monarquía absoluta de Luis XVI. Como digo en mi próximo libro: En España siempre triunfan los castizos frente a los afrancesados. Ahora, en Europa… también. Aunque no todos.

¿Reacción o caos? Reacción, sin duda. Pacífica, institucional si se quiere -como probablemente sugiere Libération-, pero no más caos.

El vídeo es de la televisión pública francesa (país con gobierno conservador) que saluda el «despertar a la española» de los ciudadanos… «hartos de andar encorvados».

Reaccionando en la Universidad

  Con esta imagen me saludaba la mañana. El sonido, el golpear de las olas. La Universidad Internacional Menéndez Pelayo de Santander nos invitó a dar una conferencia sobre Reacciona. Fuimos cinco autores. Llamo la atención sobre los argumentos de Carlos Martínez, investigador del CSIC, quien, con Javier López Facal, escribe el artículo sobre… la «reacción» en ciencia. No suele participar en las presentaciones y merece mucho la pena atender a su lección magistral. Por lo demás, creo que la conferencia fue de gran altura, incluyendo la presentación del vicerrector, Ángel Pelayo. La Universidad inspira…  

Aquí tenéis el enlace por si queréis echarle un vistazo.  El vídeo duro dos horas, pero se puede parar, adelantar, retroceder…

http://redsocial.uimp20.es/pages/reacciona?xg_source=activity

Hasta luego, Sol

 Sol se ha movido. Ha terminado la acampada surgida espontáneamente tras el #15M aunque seguirán las comisiones y las acciones, como la manifestación el 19 de Junio en protesta por el Pacto del Euro que nos prepara la UE y que es para echarse a temblar.

   Los empresarios de la Puerta del Sol ya pueden regresar a sus ventas millonarias. Dicen que han perdido 30 millones de euros por la acampada, y ese monto han reclamado al Ministerio del Interior. En las primeras tres semanas. Llamó la atención sobre la desorbitada cifra un avispado lector en la presentación de Reacciona en la Feria del libro el sábado. Os pongo una foto para que veáis que majos estábamos. El discurso fue de un gran nivel. Y nos sentimos todos muy cómodos.

Pero volvamos a lo nuestro. 10 millones de euros por semana se gana en conjunto -eso dicen- teniendo un negocio en la Puerta del Sol. Claro que son esenciales para la vida en comunidad.

  La genial foto de Ludens nos muestra las dos caras de la vida que veníamos admitiendo aunque tengo la impresión de que ya no y nunca más. Adios no, hasta luego Sol.

Fotografía de @ludens76

Alerta: se desata una grave epidemia en Cataluña

Hubo un tiempo en el que pensar en Cataluña era pensar en Europa cuando el resto del Estado se dolía de su presente y su secular pasado casposo. No sé en qué han pensado los votantes catalanes para entregar el poder a CiU –y más votos a un PP allí xenófobo- dando, como daba, sobradas muestras de lo que iba a hacer. La demagogia culpa de las crisis a la inmigración y cala en una sociedad desinformada que probablemente ignora, para empezar, que este colectivo entrega más que recoge en el erario público.

El Gobierno de Artur Mas prepara una ley con más de 600 artículos que, como dice El País, “al margen de ciertas medidas que recortan sustancialmente el Estado de bienestar, arrasan la herencia del tripartito y rectifican parte de lo aprobado por los anteriores Gobiernos, incluidos los Ejecutivos de Jordi Pujol, la ley contiene el peligroso germen de la demagogia respecto a la inmigración. Se trata de limitar el acceso a la sanidad a quien no lleve por lo menos seis meses empadronado”. Para El País esto se enmarca en el “síndrome danés”, yo lo veo más próximo al síndrome “berlusconiano” de una Italia hundida en la mafia, la idiotización de la sociedad, y próxima a la herencia de Mussolini. Berlusconi llegó a promover por ley que el personal sanitario denunciara a los inmigrantes indocumentados (las personas no son ilegales salvo que delincan como hacen muchos “respetables” políticos en el poder).

Hínchense pues los inmigrantes de salchichas alemanas, infectadas de E.Coli ¿por qué no? ¿no acusan ellos a los demás productos a voleo? y extiendan su mal y todos los que acarreen (los virus viajan en patera y primera clase de los aviones por igual) y niégueseles la sanidad, para que se expandan las enfermedades -mirado del lado egoísta-.  Pobre Cataluña. Pobre España. Porque, aún peor que la enfermedad del cuerpo, es este fascismo que está empezando a correr por nuestras venas. El alcalde de Badalona (PP xenófobo, hasta denunciado por ello), hace una gracieta con la inmigración y los Reyes de Oriente.. Su partido “se ha impuesto incluso en barrios con un índice de inmigración inferior al 1 por ciento donde el único inmigrante que a lo mejor han visto pasar es el rey Baltasar en la cabalgata de los Reyes Magos«. Pedazo de alcornoque ¡ que Melchor y Gaspar también son “inmigrantes” aunque sean blancos!

Insistiré una vez más en que Duran i Lleida pasa por ser -en la imbecilidad de este remedo de opinión pública que tenemos- un hombre demócrata y sensato. Ahora, en línea con su formación política anda diciendo que «el sistema sanitario es insostenible». Será por el exceso de gasto en reconvertir homosexuales en “normales” con tratamiento médico, como ya dijo impunemente.

Deben dinero a la sanidad pública a espuertas las autonomías, mientras se gastan en canapés lo que no está escrito: 18.000 euros esta mañana el imputado Camps para celebrar su victoria. Y no es por señalar, algo parecido harán el resto. No os dejéis engañar cuando os hablen de co-pago, es re-pago, ya pagamos el mantenimiento de nuestra salud con los impuestos. Los que también costean a estos políticos y sus prebendas, canapés incluidos.

Una temible epidemia se esta desatando pues en Cataluña: el fascismo.

Nota al margen: el que se quiera pasar esta tarde por la Feria del libro de Madrid. 19.00 a 21.00, Carlos Martínez, ex presidente del CSIC, y yo estaremos firmando Reacciona en la caseta 97. Librería Alberti.

Y el sábado…

Despertamos

 «Este ocaso es el momento de la acción entre todos porque otro mundo no solo es posible, es seguro. Si mejor o peor, dependerá de nuestra reacción”. Lo escribe José Luis Sampedro en Reacciona. No hay vuelta atrás, caminamos hacia otro escenario y, de momento, con negros augurios –y realidades ya- para la ciudadanía.

El éxito de la movilización popular de este domingo en España hace concebir esperanzas. Implica un cambio de tendencia. Grandes periódicos internacionales se han dado cuenta. Algo ya se puede afirmar: hemos despertado. Democraciarealya cuenta entre sus principales virtudes –además de coraje, tesón y originalidad- el haber conseguido aglutinar a un gran número de fuerzas, algunas de las cuales pueden parecer hasta antagónicas. Es la única solución: unirse por encima de lo que nos separa. 

Por lo demás, sobre un terreno sembrado por la indignación y la llamada a reaccionar que provocan los graves atropellos que estamos sufriendo, los ciudadanos nos comunicamos por las redes sociales. Como el agua, los mensajes se filtran por terrenos a los que no llegan los obuses paquidérmicos de la desinformación.

Los grandes medios, perplejos y a remolque, reaccionan de distinta manera. Algunos con ganas evidentes de recuperar el paso. Muy notables, además. En mi opinión la mejor cobertura ha sido la de 20 minutos, y la peor (por su responsabilidad) la de TVE. Nos preguntamos esta mañana ¿por qué? Parece lógico que los grandes emporios empresariales defiendan “El Sistema” pero ¿por qué lo hace una televisión pública que ni siquiera tiene anuncios? 20 segundos, en colas (locutor, y qué locutor -le resbala la información-, leyendo sobre imágenes) y esta mañana en el informativo mayor atención a “los disturbios” que a la noticia.

Porque –ya lo escribí en Reacciona- se diría que hemos olvidado qué es una noticia. Y que, por primera vez, los ciudadanos se organicen fuera de los férreos cauces establecidos por la inercia y acudan en masa a poner puntos en común, ES NOTICIA. Y la sociedad tiene derecho a estar informada.

 Una amiga me afeó ayer que no le avisara de la manifestación. Es progresista y le gusta saber qué pasa en el mundo, pero no halló la convocatoria donde pensaba iba a encontrarla: en los grandes medios. Pensó que algo así se diría, y se confió.

La perplejidad aumenta esta mañana, las noticias más vistas en El País y Público por ejemplo se refieren a esta explosión de la indignación ciudadana. En el ABC lo más visto es…“Las diez mejores cervezas españolas”. Fuera de la realidad  -porque intencionadamente no será ¿verdad?, ABC enfoca su artículo a hablar de “la batalla campal” (casi como TVE). De ahí que la creatividad de Twitter haya acuñado ya este hastag #sindisturbiosnohaycobertura.

Os cuento. Pasa en todas las manifestaciones fundamentalmente de Madrid y Barcelona que acaparan mayor atención mediática. Durante dos horas –ayer- todo se desarrolla en total armonía, hasta felices de compartir con otros ideas y sentimientos. Pero luego unos pocos se van fuera del itinerario (es de resaltar este punto) y arman lío. ¡Qué gran casualidad!, enorme casualidad.

Ayer un llanero solitario del PP se presentó en la manifestación enarbolando una bandera de su partido. Acudió la seguridad de voluntarios de la organización convocante y parece que le convencieron que aquella fiesta no era de siglas políticas. El otro extremo nos apareció a pocos metros frente al escenario. Un hombre con un megáfono lanzaba mensajes “subversivos” continuamente… los aplausos de la multitud a las ideas de los oradores los acallaban. No debió, debieron, quedarse conformes. Pero la pura verdad es que la manifestación fue pacífica, y yo hasta me tomé una cerveza con amigos en una terraza contigua a Sol. Eso sí, un petardo diminuto, hizo correr con expresión de pánico -textual- a una serie de personas que pasaban por allí. Me dio que pensar.

Con todo, quienes realmente tienen que hacerse mirar lo que está pasando y su propio papel son los políticos. Viven absolutamente alejados de la realidad, en su campaña de insultos y amenazas al contrario, y no de propuestas. “Nunca hubo tal descrédito de la política ante unas elecciones”, dice Iñaki Gabilondo. Que la noticia no sea esa campaña sino la movilización ciudadana que se opone a la política que –gobierno y oposición mayoritaria llevan- debería obligarles a aterrizar de golpe en el suelo y preocuparse de los problemas y del sentir de los ciudadanos. Con todo este movimiento, por cierto, estamos descubriendo otras voces (nuevas, que se agradece ante tan cansina repetición de mediocridades). Brillantes, sanas, lúcidas, con coraje, tal vez como las tenían algunos antes de enfangarse en la partitocracia.

Iñaki inicia esta tarde «POR: Piensa, Opina, Reacciona”. Sí, estamos reaccionando, estamos despertando. Entre el miedo que se siembra y entre la apatía de la mayoría de la sociedad, sin embargo, que permite impasible que otros les saquen sus propias castañas del fuego, haciendo dejación de sus derechos y de la responsabilidad ante su vida. ¿Pueden considerarse ciudadanos plenos? Menos mal, que, de  ésos, ciudadanos, sin miedo, cada vez hay más. Despertamos.

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