Los que sí estuvimos en el #15M: Crónica de 6 meses de Mayo

Me adhiero a vuestras reivindicaciones, hago mío el manifiesto, me solidarizo y deseo un clamoroso 15-M. Pero sobre todo, os animo a avanzar en la lucha hacia una vida más humana. Los medios oficiales no se van a volcar con vosotros y encontraréis muchos obstáculos en el camino, pero está en juego vuestro futuro. El 15 de mayo ha de ser algo más que un oasis en el desierto; ha de ser el inicio de una ardua lucha hasta lograr que, efectivamente, ni seamos ni nos tomen por “mercancía en manos de políticos y banqueros”. Digamos NO a la tiranía financiera y sus consecuencias devastadoras.
(José Luis Sampedro, 15 de Mayo de 2011)

El éxito residió en aunar adhesiones hasta dispares a priori,  trabajo de Democracia Real Ya!  En convocar manifestaciones en más de medio centenar de plazas de España. En aglutinar un descontento, un hartazgo superlativo por las políticas económicas y sociales seguidas, que no tenía otro remedio que estallar. Y lo hizo en una erupción de energía.  Encontró vías de comunicación y salida en la horizontalidad de Internet. Sin que quienes tenían la obligación de enterarse –políticos, periodistas– hubieran intuido siquiera el malestar que se gestaba. Bajo los adoquines —y la arena, el cemento, la hierba, los campos sembrados, el barro o la tierra, el agua de ríos y mares, las nubes incluso— había rabia, pero también decisión, sensatez, ilusión ,esperanza, trabajo, ideas, ganas de un mundo mejor.

Desde el primer minuto la manifestación del 15M fue distinta a todas. “No somos mercancía en manos de políticos y banqueros” fue su lema. Y por tanto no había ni un cartel o pancarta de partidos o sindicatos. Todos cuantos se veían, fabricados a mano con los lemas que hicieron tanta fortuna («No nos representan», “Si no nos dejáis soñar, no os dejaremos dormir”, etc). En el escenario de la Puerta del Sol, las voces eran nuevas o en tonos nuevos.  Eternamente sabias como la de José Luis Sampedro. Lourdes Lucía, una de las fundadoras de ATTAC, una de las autoras deReacciona (el libro que en España canalizó la Indignación sembrada en Francia por Hessel), leyó el texto de Sampedro, otro de los autores.

El 15M mutó aquella misma noche. Con quienes optaron por acampar en las plazas. Con los que reaccionaron en masiva adhesión al intento de desalojo policial. Con los que decidieron seguir allí a pesar de las órdenes que decían impedirlo en jornada electoral. Con los que mantuvieron su espíritu, incluso hasta un año después en manifestaciones continuas.  Porque el 15M de 2012 nos encontró con el PP en el gobierno y por mayoría absoluta, y en gran parte de ayuntamientos y comunidades autónomas.  Caliente el hachazo a sanidad y educación. Metiendo Deuda Pública en Bankia. Recién solicitado un rescate que el gobierno camufló en sus eufemismos  habituales, que el sector bancario no nos devolvió y aún pagamos.

Con la prensa internacional alarmada de nuestra ¿inconsistencia? Los Angeles Times se asombraba de que los bares estuvieran llenos y siguiéramos “tomando tapas”. Ocurre que muchos se suman masivamente, como ocurrió con el 15M con altas cifras de aceptación en las encuestas, a la parte romántica de la idea, pero luego votan al PP, al continuismo.  Solo comen las castañas cuando se las han sacado del fuego.

Lo más reseñable del Mayo de 2013 fue la aprobación de la Ley Wert, con la que el PP cubría el otro flanco de su obra: la involución ideológica. Contra viento y marea,  José Ignacio Wert sacó adelante su llamada Ley de Mejora de la Educación, LOMCE. “Hasta ahora, ningún Gobierno, tampoco el de Aznar, había legislado a satisfacción plena de los obispos”, analizaba  Juan González Bedoya. Hoy, tenemos al tertuliano que devino en ministro de Educación becado en París con 10.000 euros mensuales de sueldo, residiendo en una lujosa villa, con servicio y gastos cubiertos.

Mayo de 2014 sí trajo novedades importantes. En las elecciones europeas –que vuelve a ganar el PP– los españoles dan 5 diputados a una formación nueva, Podemos. Son los que, haciendo caso a los sabios consejos de Cospedal y varios otros expertos, han entrado en política.  El cabeza de lista lleva coleta y se viste en Alcampo, critican en el Olimpo escandalizados. Es profesor. Un gran comunicador. Un amigo me cuenta que un ejército de inquisidores escudriña ya su pasado a ver si un día, a los cinco años, le quitó un helado a un compañero. Hoy la persecución de Pablo Iglesias y Podemos llega al paroxismo, como muestra la portada deABC de este 14M, sin ir más lejos. Ya lo avisó Sampedro.

Podemos sacó de las calles a los manifestantes, dicen los puristas del 15M. Podemos y las leyes Mordaza del PP y su aplicación en la que hizo carrera por Madrid el valor emergente del nuevo PP, Cristina Cifuentes, como delegada del Gobierno. “Que ser valiente no cueste tan caro”, cantaba Joaquín Sabina.

En 2015, Mayo se anima todavía más. El día 24, las elecciones municipales suponen una debacle para el PP al punto de que apenas le queda otra mayoría absoluta que Ceuta. Grandes dinosaurios son apeados sin contemplaciones: Cospedal o Barberá, León de la Riva, Monago, Maroto, entre otros. El cataclismo es de los que hacen historia y las reacciones también. Al día siguiente ya declara uno de los esperpentos de las tertulias,Eduardo Inda: “Manuela Carmena me produce asco moral”. Se refiere a la alcaldesa de Madrid, prestigiosa magistrada y relatora de la ONU. En Barcelona, Ada Colau, forjada en la lucha contra los desahucios, ocupa también la alcaldía para desesperación de las élites conservadoras que tan a menudo la mandan a fregar.

El 15M de 2016 nos encuentra en una nueva campaña electoral. Con el PP en funciones al mando de decisivos sectores del Gobierno como se está haciendo notar. Con una guerra sucia casi sin precedentes, aun habiendo conocido otras memorables. En la que se envilece más esa clase política que el 15M rechazaba ya desde mucho tiempo atrás. En 2007, en pleno  ladrillazo, el barómetro de abril del CIS señalaba que un 70% de los encuestados creía que “los gobernantes sólo piensan en sus intereses” . A partir de diciembre de 2009, los políticos son problema fijo de los españoles. Ése fue el germen, el descontento fue previo. Y se mantiene y acrecienta.

Este 15M también contemplamos a gentes a las que no vimos ni en foto hace 5 años, capitalizando aquel movimiento que impactó al mundo. ¿Saben que Ana Botella presumía de ellos en el dossier de su sueño olímpico que, también, pagamos aún?

Pero, por encima de todo, es innegable que España ha cambiado. El 15M les obligó a cambiar a todos, hasta a los que, como el PP, lo hacen solo para la galería. El ciclón aparcó de la primera línea a prebostes impensables. Algunos están yendo a juicio por corrupción.  Es el temor de los partidos que gestaron estas miserias  lo que desata los golpes bajos propios y de su corte mediática. Llegada ésta por cierto a los más altos grados de degeneración.  Y, aun así, parece que están intentando sembrar la idea de que el cambio es un espejismo, que no se puede. Claro que se puede, siempre se puede y se ha podido. Estaríamos en las Cavernas si así no fuera.

Desde ahí hemos dado muchos pasos. En La Energía Liberada (Aguilar, 2011) cité algunos que, creo, merece la pena señalar ahora. En momentos críticos conviene echar mano de nuestros ancestros y nuestra herencia en permanente evolución: somos los que pusimos la primera piedra y la segunda sobre la primera. Los que descubrimos cómo hacer fuego e inventamos la rueda que iban a sentar bases de progreso. Los que consagramos en un documento que los seres humanos tienen derechos. Los que subimos con Rosa Parks a un autobús en Montgomery y marchamos sobre Washington diciendo que los derechos no tienen nada que ver con el color de la piel. Los que supimos que los sueños vuelan más alto arrancados desde el suelo. Los que nunca más moriremos en las hogueras de la intolerancia, porque habrá muchos para apagar el fuego. Los que siempre empezamos otra vez. Los que sí estuvimos en el 15M.

*Publicado en ctxt.es

No podemos esperar

Lema con el que se convocó el 15M en 2011. Arranque de la manifestación en Madrid

Las altas magistraturas del pensamiento oficial ya lo tienen decidido: no prevén grandes cambios en las elecciones españolas y respiran tranquilos porque sus intereses siguen estando a salvo. Aún son posibles sorpresas pero harán lo posible por evitarlas. Los elegidos –lo estamos viendo estos días- se organizan entre ellos para asuntos de trascendencia: Pedro llama a Mariano, Mariano llama a Albert. ¿A Albert también? Si alguien pregunta, se argumenta que su partido –no él- es oposición en Catalunya. Sí, con Albert también pueden contar. Y luego ya a Pablo Iglesias, marcando jerarquías y estrategias. Al deteriorado armazón político español, le vino dios a ver con la declaración de los independentistas catalanes. Y no hace sino reforzar el mapa de siempre.

Rajoy, Sánchez, Rivera… Todos ellos son considerados por el sistema  gente seria y de fiar y con un programa económico realista, sin experimentos: el capitalismo total. El que, libre de ataduras y prejuicios, ha logrado una hazaña sobresaliente: que el 1% de la población mundial tenga tanto dinero como el 99% restante. Es decir que todo cuanto poseemos cada uno de nosotros, sumado a lo que tienen todos los europeos, africanos, asiáticos, americanos del norte y del sur, oceánicos varios incluyendo neozelandeses y australianos,  equivale a lo que desborda las arcas de una insignificante minoría. Como debe ser. Ya lo decía Adam Smith y su carnicero y sus incontables intérpretes. La forma de lograrlo es asunto baladí en estos tiempos.

El programa económico realista del neoliberalismo ha conseguido récords de desigualdad en tiempo de plusmarca. En España, en estos cuatro años de gloria del PP, se ha duplicado la pobreza infantil de forma que es hoy “l a mayor desde que existen los registros”. Esos cuerpos que crecen con carencias limitando su desarrollo son daños colaterales. El mercado se regulará solo. Algo que, según demuestra la ya larga experiencia, ocurrirá cuando a las truchas les crezca pelo.

Cuanto se les diga a estos ilusionados ejércitos del ultraliberalismo es inútil. Saldrán a la selva desnudos a batirse por el porvenir, por la sanidad, la educación, la acera que se construirán para andar, el futuro, sin ninguna cobertura. A salvo de la que cajas, bancos y grandes empresas prestan a los pastores de este disciplinado rebaño.

Enaltecidos, todavía se han tapiado más los oídos y forman un muro de grueso hormigón. Allí sigue peleando por  el liderazgo el PP que aún lidera las encuestas por muy increíble que parezca. Ciudadanos como nuevos contratistas de la obra, sus diversos primos periféricos, y el PSOE que no quiere, de entrada, que el neoliberalismo siga haciendo estragos sobre la población pero que a veces no tiene más remedio. Menos mal que en un alarde coherencia se halla inmerso en  proceso de regeneratrización que puede dar grandes frutos.

Queríamos dejar de ser mercancía a manos de políticos y banqueros, pobres de nosotros, y nos han servido tres tazas que a varios miles se les han subido a la cabeza. A sus herraduras vamos a acabar atados, si nos descuidamos. Es que no podía ser porque alguno tiene “mucho ego”; el resto no, el resto ha hecho voto de humildad y de obediencia a los deseos de la ciudadanía.

Hay quienes valoran la tentación de conformarse –una vez más- y se dicen que, si ahora no se produce un cambio sustancial, ya se hará dentro de cuatro años. Tras reforzar al sistema transfundiéndole sangre joven –que no nueva-. Tierna ingenuidad.

Lo peor es que muchos no podemos esperar.

Un tercio de los niños españoles que viven en la pobreza no pueden esperar. Tampoco el resto, toda la infancia y adolescencia, a recibir una educación en valores que le forme para enfrentarse a la vida. A ésa sí que le han puesto afilados cuernos y no se aprende a lidiarla en aberrantes escuelas de tauromaquia.

No pueden esperar los jubilados a que, ordeñada hasta la extenuación la hucha de las pensiones, un milagro les devuelva el trabajo que entregaron a la comunidad. A los tiburones ultraliberales, las pensiones les parecen un dispendio. A los escualos dulces también.

Ni los trabajadores a que la subasta de su empleo les permita pagar sus gastos y su futuro. Ni los emigrantes a un mundo laboral que los acoja de nuevo en su país: no hay, ni habrá trabajo decente para todos por este camino. No pueden esperar los enfermos a que su dolencia cure con tisanas porque las medicinas son “caras”. Ni los dependientes y crónicos a que un gobierno vuelva a considerarles personas y no “gastos” o “estorbos” –en la Inglaterra de Cameron, ya pasa-. Ni a que todo deje de tener un precio. No se puede esperar a vivir más adelante mientras el presente ahoga.

No podemos diferir el momento de que nos devuelvan las libertades recortadas, el estado de democracia y de decencia que se ha perdido.

No podemos dar más tiempo a que sea derrotada en las urnas la mugre ciudadana que no tiene empacho en votar a corruptos.

Cuatro años más así. Creciendo en abusos. En desfachatez. Sigue sin haber pan para tanto chorizo, ni temple que resista tanta desvergüenza. No podemos aguardar más, precisamente, a que nuestra esperanza se agote.

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*Publicado en eldiario.es

Antes, en y después del #15M

  • Antes del #15M

  • En el #15M

Titulé mi crónica presencial: Despertamos. 

Lo vieron antes los medios internacionales que los españoles.

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Aunque muchos supieron que algo importante sucedía…

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Verdades como puños, sueños como alas…

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Tras el #15M, cuatro años después:

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Hay situaciones que resulta casi imposible resumir. Han sido someres apuntes.

El futuro. El más cercano pasa por el 24M, cita con las urnas, con la historia, con la dignidad.

Esto sí fue #MarcaEspaña, asombramos al mundo. Salir de la cueva de la caspa y del shock es posible.

#15M de 2014, mirando al pasado desde el naufragio

Me adhiero a vuestras reivindicaciones, hago mío el manifiesto, me solidarizo y deseo un clamoroso 15-M. Pero sobre todo, os animo a avanzar en la lucha hacia una vida más humana. Los medios oficiales no se van a volcar con vosotros y encontraréis muchos obstáculos en el camino, pero está en juego vuestro futuro. El 15 de mayo ha de ser algo más que un oasis en el desierto; ha de ser el inicio de una ardua lucha hasta lograr que, efectivamente, ni seamos ni nos tomen por “mercancía en manos de políticos y banqueros”. Digamos NO a la tiranía financiera y sus consecuencias devastadoras”.

Es un fragmento de la carta de José Luis Sampedro animando al 15M que, hoy hace tres años, leyó en la Puerta del Sol de Madrid, Lourdes Lucía, una de las fundadoras de ATTAC y coautora de Reacciona, un libro que entonces volaba en ventas. Sobre el escenario voces que no solían escucharse, la gente. En la explanada, la gente también sin pancartas oficiales. Una cincuentena de ciudades y pueblos al unísono. Lo había conseguido Democraciarealya al aglutinar infinitos descontentos, algunos de las cuales podían parecer hasta antagónicos. Es la única solución: unirse por encima de lo que nos separa. El lema: “No somos mercancía en manos de políticos y banqueros”.  Y estas propuestas consensuadas. 

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Grandes periódicos internacionales se hicieron eco.  Hasta en primera noticia de portada. Se acuñó un hashtag que recorrió el mundo #spanishrevolution. España se llenó de acampadas que una policía dura pero democrática, no arrasó. Salvo en Barcelona, los mossos del convergente Felipe Puig hicieron mucho daño. Multitud de periodistas internacionales acudieron. Todos querían ver el fenómeno. Amigos de los que huyen de las multitudes se aprestan a decirte les acompañes, jefes que piden a sus empleados les lleven a contemplar el espectáculo. Las asambleas, los debates, la explosión de imaginación. Allí se discute de economía y hasta de urbanismo. Muchas personas acuden simplemente a informarse, porque entienden que no lo estaban por los medios tradicionales. Cualquiera puede hablar, pidiendo turno. “Vamos despacio porque vamos lejos”. La pesada y casposa carcundia española, con sus medios a la cabeza, traga a regañadientes, aunque ya sembrando mucha basura. Lo importante para ellos es conservar el control del chiringuito.

 

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“No hay pan para tanto chorizo”, «Si no nos dejáis soñar, no os dejaremos dormir“, «Pienso, luego estorbo», «nuestros sueños no caben en vuestras urnas”… Y en las municipales de ese mismo mes de Mayo, con la gente en la calle, gana el PP. Y vuelve a ganar, a arrasar por mayoría absoluta, el 20N de 2011 en las generales.

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Todo había empezado cuando Bruselas, el FMI y hasta Obama conminan a Zapatero a realizar “reformas” neoliberales. Causas y génesis más amplias las cuento en «La energía liberada«. El 12 de Mayo de 2010 anuncia en el parlamento que congela las pensiones, salvo las no contributivas, baja el sueldo de los funcionarios un 5% y quita el cheque bebé que él había implantado. En Septiembre, Zapatero vuelve a obedecer a Bruselas, a Merkel sobre todo, y reforma la Constitución en tres días a pachas con Rajoy para establecer bajo esa norma de alto rango que el pago a los acreedores se supedita a cualquier necesidad de la población. El único diputado socialista que votó en contra fue Antonio Gutiérrez, ex secretario general del sindicato Comisiones Obreras, para quien la reforma es un hecho “gravísimo”. Irritación también en los grupos minoritarios de izquierda. Gaspar Llamazares de IU llegaría a protagonizar una resistencia numantina al impedir con su veto que prosperara un acuerdo de los grandes partidos con CiU, y pediría a los parlamentarios del PSOE incluso que se rebelaran. No lo hicieron.

Contemplar la debacle sucedida desde entonces produce escalofríos. La sanidad pública española es ya irreconocible. Igual que la educación en todos sus tramos. Se ha suprimido prácticamente la ayuda a la dependencia. Hay un millón más de parados y la reforma laboral del PP ha logrado sus objetivos: menores sueldos, menos derechos, trabajo –el que lo tiene- más precario. Huyen en masa de España los jóvenes en busca de trabajo. Se han dado hachazos brutales a la investigación y a la cultura, como solo podrían hacerlo los trogloditas. Y, por no extenderme, la mutación ideológica de este país nos retrotrae al franquismo.

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Hoy 15 de Mayo, tres años después de la histórica #spanishrevolution, un pueblo acogotado o herido ha de soportar hasta que amenacen con cercenarle la libertad de expresión en twitter, en las redes sociales, de forma absolutamente surrealista… porque una militante del PP, o dos, han descerrajado una ensalada de tiros a otra militante del PP, incluso rematándola en el suelo. Una vendetta en el clan se salda culpabilizando a la sociedad, manipulando cerebros. A estos niveles imposibles para la decencia y la cordura.

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En el día, además, en el que el juez Ruz que instruye la trama de corrupción Gürtel/Bárcenas, certifica la caja B del PP y los sobresueldos provenientes de empresas donantes. Esos apuntes reflejaban ingresos (más de siete millones de euros en 18 años) en forma de donaciones anónimas de empresarios que no estaban permitidas por ley porque excedían el límite y procedían de contratistas del Estado, algo que prohibía expresamente la legislación, dice.

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Y además, se añade que “Rajoy aparece entre los ‘avalistas’ que permitieron a Bárcenas abrir su cuenta suiza en el Dresdner Bank. El nombre del presidente se cita en un informe del banco suizo junto al de Luis Fraga y el de un empresario, ambos amigos personales del extesorero del PP”.

En un país serio, el gobierno -democrático- estaría ya dimitiendo. Todas las fuerzas políticas democráticas lo exigirían. La sociedad estaría espantada reclamando justicia democráticamente. Y no pasa nada. Se disponen a celebrar un debate electoral sacando pecho como si todo esto fuera normal. En el 15M de 2014 estamos muy fastidiados y es nada con lo que queda por venir.

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Mantuve entonces y mucho tiempo después que “Los del 15M no son “ellos”, somos “nosotros”, hasta quienes aún no han querido saberlo”.

Por ejemplo…  Los que consagramos en un documento que los seres humanos tienen derechos. Los que subimos con Rosa Parks a un autobús en Montgomery y marchamos sobre Washington diciendo que los derechos no tienen nada que ver con el color de la piel. Los que inventamos el rock para hacernos inmortales. Los que buscamos arena bajo los adoquines y quisimos entronizar la imaginación. Aquellos que luchamos con flores contra la guerra. O con pancartas y presencia masiva cada vez que algo se tuerce de forma insoportable. Los que pensamos que el amor es el mejor motor y argamasa. Los que derribamos un muro para dejar volar a la libertad y habremos de horadar el otro lado y exigir que se impongan también la equidad y la justicia. Los primeros que salimos con las cacerolas en Islandia. Los que elegimos al primer Obama. Los que devolvimos su premio Nobel de la Paz y un día iremos a recoger el suyo con el disidente chino Liu Xiaobo. Los que quisiéramos haber estado atentos para que no se suicidara el joven tunecino Mohamed Bouzazi. Los que supimos que los sueños vuelan más alto arrancados desde el suelo. Los que nunca más moriremos en las hogueras de la intolerancia, porque habrá muchos para apagar el fuego. Los que siempre empezamos otra vez. Los que creemos firmemente, luchando por ello, en un mundo mejor para nuestros hijos y los hijos de nuestros hijos, pero también para los hijos de otros padres.

Y, si se da el caso de que tampoco seamos nosotros quienes lo logren, lo que sabemos es que habrá más que lo intenten hasta obtener el objetivo perseguido: un ordenamiento social más justo en el que merezca la pena vivir —y construir— con la dignidad inherente al ser humano. Todos.

¿O no?

De cuando éramos marca España y no por la corrupción, France 2

 

 

¿Nos merecemos a estos líderes?

Son líderes en distintas actividades. Los medios recogen sus palabras. Influyen, son “importantes”. Mucho más que el común de los mortales ¡dónde va a parar! Cada poco alguno de ellos, sin embargo, nos deja perplejo y desata nuestra indignación. Muchos los ven como hijos lógicos de la sociedad que les encumbra. Otros piensan que se han convertido en penosas excepciones de una ciudadanía que merece algo más de talento, ética y dignidad en las élites que le dan visibilidad. 

Cuesta creer que Gerardo Díaz Ferrán –ahora detenido por blanqueo de dinero y alzamiento de bienes- fuese elegido por lo más granado y numeroso del empresariado español para representarles. Que cuando ya atisbaban sus chanchullos y él quería alejarse del foco, no le permitieran ni dimitir para seguir regidos por él. No hacía falta ser un lince para ver por qué vericuetos se deslizaba el caballero, ni cuál era su talla (intelectual y todas las demás). Resulta extraño que una actividad que ama el emprendimiento, la apertura de cauces, pusiera en manos de Díaz Ferrán su imagen, que lo considerara, por tanto, el mejor de ellos. Claro que se comprende si miramos alrededor. A su cuñado, Arturo Fernández, por ejemplo, que escala puestos con verborrea y aspecto similar y que fue hasta consejero de Bankia, caso por el que está imputado. Otro, José Luis Feito, nos quiere mandar a Laponia (y  también es premiado con una consejería en Bankia) o, por poner el caso del ejemplar dueño de Mercadona, declara que el modelo de trabajo es el chino -sin derechos y sueldos miserables-.  

 Cualquiera puede repasar la presidencia de los grandes emporios, los consejos de administración y los “asesores” españoles y se encuentra con un personal que en muchos casos no responde a esos criterios de excelencia que dicen valorar. Ni siquiera se expresan bien, ni en su idioma, ni en otros. Menos, cuanto más alto se sitúan.

 Si pasamos a los desprestigiados políticos sucede algo similar. Es radicalmente imposible que la espuma que aflora sea la de sus mejores efectivos. Tenemos a un ministro que incendia la vida social a la manera de un tertuliano del cupo ultra. Solo que con consecuencias más graves. Empeñado en “españolizar” hasta a las nubes que pasan, retrotrae la educación a hace medio siglo y ha convertido la cultura en una mercancía. A un consejero de sanidad en Madrid, Javier Fernández-Lasquetty y Blanc, que hasta se permite mofarse de los profesionales de la sanidad pública. A la ministra del ramo, la del Jaguar gurteliano invisible en su garaje, que aconseja “remedios naturales” para ahorrar en medicamentos, mientras sin mover ni uno de sus bronceados músculos –seguro que hasta allí han llegado los rayos UVA- destroza uno de los mejores sistemas sanitarios del mundo. A la que dirige ese empleo que se despeña de mes en mes, mano a mano con la Virgen del Rocío. A un ministro del Interior que habla con Dios y lo cuenta. A otro que también debe hacerlo, aunque con el calvinista de los ricos a juzgar por sus decisiones en Justicia. Al de los gravámenes y regularizaciones de activos ocultos o al que cada mañana se desayuna con una sorpresa viendo que las cifras económicas no son las que él suponía y se empecina el crecimiento… negativo. A una secretaria de Estado de inmigración que atribuye al “espíritu aventurero” la dramática emigración de los jóvenes. A una líder regional, inflada de botox, que protesta con faltas de ortografía. A otra que habla con faltas… de coherencia y mucha desfachatez. A alcaldes y alcaldesas de grandes capitales que uno imaginaría de ediles de pueblos de 500 habitantes apenas tocados por el desarrollo. Por tener, tenemos hasta una diputada, Andrea Fabra, que grita exultante “que se jodan”, encantada con los recortes que nos practica su partido. A muchos otros que, como ellos, insultan la inteligencia cada vez que abren la boca. Un circo. Algo ocurre en nuestro país cuando gozamos en la cúspide de un presidente del gobierno como… Mariano Rajoy, no digo más. Y no andan muy lejos –en distintos grados- varios de sus antecesores y sus equipos.

  Los personajes populares, los que salen en la tele acaparando audiencia, están a un nivel similar. Un rosario del esperpento. Ay, esos que dicen ser “periodistas” por husmear en vidas privadas –con predilección por los fluidos sexuales- y cotillear sus hallazgos, haciéndonos soltar un respingo a quienes adoramos esta profesión. La auténtica.  

 ¿Por qué pues “disfrutamos” de estos líderes de poder y de opinión? ¿Por qué políticos preparados, con discursos coherentes, honestos -como pueden ser Gaspar Llamazares, Uxue Barkos, Ramón Jáuregui y otros diputados- no ostentan la mayoría del Parlamento? ¿Por qué personas que piensan y saben comunicarlo se quedan tantas veces fuera de los centros de decisión y de los medios? Si se acabó la época de los grandes líderes que ilusionaban ¿índica que ahora son más parecidos a la sociedad de la que emanan? ¿Es así la ciudadanía española? ¿Somos aún peores dado que estos son los “notables”?

 No todos. Es cierto que España ha venido siendo un país con una educación y una cultura inferior a la media europea. Pero eso estaba cambiando. La actual juventud española es la más preparada de la historia, el 39%  de quienes tienen entre 25 y 35 años posee un título universitario o de FP de grado superior. En este grupo sobrepasamos la media de la UE  que se sitúa en el 34%. De ahí que el gobierno se apresure a ponerle remedio igualando a la baja, a su propio nivel. Hay científicos españoles a las puertas incluso del Nobel o desarrollando avanzadas investigaciones (trabajando fuera en su mayoría). Creativos que superan las trabas impuestas aquí para triunfar internacionalmente. La gente que salió a las plazas del 15M, tan educada, innovadora, pacífica y constructiva hizo emerger otra España diferente a la del tópico. Mucho mejor. Y así se vio internacionalmente. También quieren silenciarla. Pero todo eso existe.  

 La endogamia, el paquidermismo, los manejos e intercambios de prebendas por encima de los méritos reales, la baja exigencia de la sociedad pueden ser explicaciones más plausibles al bajo nivel de nuestras “fuerzas vivas” e ídolos. El elogio de la mediocridad del que muchos quieren hacer su profesión, también. El que no se enseña a pensar en España, ya sabéis, e incluso se disuade el espíritu crítico.

 ¿Qué hemos hecho para merecer estos líderes? Callarnos. Ahí reside nuestra culpa… y nuestra condena. Permitir encumbrarse a quien carece de méritos o los tiene muy devaluados. Y así seguirá, con la economía y la democracia en caída libre, si no se producen cambios. Mucha caspa flotante en la superficie y un potencial inmenso bajo ella. Nos hace daño, mucho daño, tanto en la vida cotidiana como en nuestro prestigio internacional. Hay espumaderas que pueden apartarla a un rincón donde ni se vea ni moleste. Más aún, el ímpetu de la razón, el talento, el coraje y la dignidad. Un 6 de Diciembre es el mejor día para pensar en recomponer la soberanía popular, ésa que reside en el pueblo y en nadie más, según la Constitución.  

*Publicado en eldiario.es

No nos representan

Hay una indignación ciudadana contra los políticos de cuyas dimensiones ellos mismos no parecen ser conscientes. Lo cierto es que llega un otoño cargado de protestas, ira creciente de múltiples matices, conviviendo con quien aparentemente muestra la actitud del cordero que se dirige a su sacrificio por propia voluntad no viendo otra salida.

El denominador común culpabiliza a los políticos de lo que ocurre. Mes tras mes se sitúan como el tercer problema para los españoles y el rechazo (en bloque) a su labor crece por momentos. No sin razón. Les hemos elegido para representar nuestros intereses y no parecen querer o saber frenar a la exclusiva minoría que impone sus normas sobre todos. Nuestras desdichas desaparecían en buena parte si los políticos cumplieran su misión y trabajaran para la soberanía popular. No para mantener privilegios de unos pocos –los de ellos incluidos–.

De hecho, esta tenebrosa época podría culminar en un Núremberg para juzgar a sus responsables. El descrédito de los políticos representa, entretanto, un serio peligro para la democracia que puede acarrear males aún mayores. 

Es inaplazable regenerar la política y los partidos, y en esa tarea deberían ser ellos los primeros interesados. Aunque no únicamente. Se hace preciso remozar el viejo edificio parlamentario del XIX con las puertas abiertas de la participación, real ya en la sociedad más comunicada de la Historia. Urge hacer cambios. Cuando las bases de la democracia tiemblan, emergen peligrosas perversiones. Fascismos, populismos y, de cuño más reciente, tecnocracias dando forma oficial a la idea de que los países son empresas dedicadas al lucro y no una unión de ciudadanos cuyas vidas y derechos son lo primero a mantener y acrecentar.

A Mariano Rajoy y su equipo se les está cayendo España a pedazos. Con una rapidez solo pareja a su empeño en cambiar el modelo social a su imagen y semejanza. Ni una cifra se les mantiene en pie. Y, además, se han gastado todo el presupuesto en siete meses, mientras huye el capital despavorido –en palmaria muestra de desconfianza–, al punto de récord: 219.817 millones de euros en el primer semestre, cuando en el mismo periodo de 2011, entraron 22.457. Demasiada basura acumulada en los sótanos de este desgraciado país emerge ahora, batida en los despropósitos continuos.

Como los impuestos a las grandes fortunas, o las subvenciones a la Iglesia católica, y otro sin fin de capítulos, no se pueden tocar, el PP va como un borracho en un incendio, tapando fuegos… con la gasolina de los recortes –muy precisos en el orden ideológico– y las subidas de impuestos. ¿Hasta dónde? ¿Hasta cuándo? A Portugal tampoco le cuadran las cuentas. A Grecia menos.  Ese es nuestro futuro. Las políticas neoliberales solo funcionan en sueños.

Los espejismos de la visita de Merkel o de la “ayuda” del BCE de Draghi no solucionarán los agobios de la población. El nuevo rescate –para el que ya han inventado un nuevo eufemismo: “precautorio”–, no deja de ser un crédito, a devolver con contrapartidas (a estas las han llamado “estrictas” para que no quepa duda). Las ideas fuerza son “austeridad” y “reformas”, o sea, recortes, más recortes. En estas circunstancias, las convulsiones sociales, el propio incumplimiento del programa del PP, podrían, quizás deberían, propiciar un adelanto electoral. Y es un escenario a contemplar para estar prevenidos y actuar en consecuencia.

Y ahí volvemos al principio: no nos representan, la política está desprestigiada, el manido –e injusto– “todos son iguales”. No es camino, aunque, realmente, el panorama se presenta bastante sombrío y los principales implicados no dan la impresión de estar tomando conciencia del problema.

Como el PP de Rajoy en su día, el PSOE de Rubalcaba parece aguardar el desgaste del contrario. Por completo alejado de la indignación que sienten sus votantes, se contenta con una oposición “calmada” e “institucional”. Y además le pesan las políticas neoliberales que aceptó aplicar. Ambos partidos bajarán presumiblemente en votos.

Lo mismo que en esa Grecia con la que compartimos la tolerancia social a la corrupción –que siempre se paga– y su apuesta por el turismo como principal motor económico, el voto se fragmentará. IU subirá, aunque parece tener un techo porque también precisa renovación interna y porque solo destacan en la formación unas pocas brillantes individualidades, no hay mujeres entre ellas, y se oscurece el trabajo continuo en las instituciones en las que participa.

Podría ascender notablemente esa amalgama ideológica y de personas que se aglomera bajo las siglas de UPyD y que solo parece tener como argamasa el populismo y el nacionalismo español. Al Equo silenciado en la anterior campaña electoral se le frenó en la salida y no parece despegar, habrá que ver. Incrementarían sus votos, sin duda, los nacionalismos como respuesta a la actitud que ha venido teniendo con algunas comunidades el PP. Todo ello expresado como opinión personal.

Un país ingobernable o muy dividido en el voto, en el que como a los griegos se nos atemorizaría con diluvios universales si osáramos salir de la pauta marcada, lo que no hace sino prolongar la agonía. Son otras soluciones las que hay que buscar. Se dictan –con escasa audiencia mediática, es cierto– a diario, desde el punto de vista del bienestar de la sociedad en su conjunto.

Mucha gente está algo así como “Esperando a Godot”, el mítico personaje de Samuel Beckett… que nunca apareció. Un nuevo partido o coalición ilusionantes disiparía la depresión social que nos embarga. Algunos movimientos se están dando, no de envergadura por el momento.

Queda el 15M. La sociedad que se apuntó a escuchar, saber, hablar y compartir. La que hasta en un 66% se pasó por las plazas para asistir al prodigio, también era 15M. Y sigue estando ahí con su indignación creciente, con su desconcierto, con ganas de desterrar tanto atropello. Desde el poder se piensa en multas y palos para acallarla. Y eso hace mella en un sector decisivo. Cuarenta años de ser educados en la ignorancia, la sumisión, el infantilismo y el miedo han dejado un poso social, siquiera imperceptible en algunos casos.

La progresión del deterioro de España, de las condiciones de vida y derechos de sus ciudadanos, exigen soluciones. Democráticas, absolutamente democráticas. Los partidos harían bien en bajarse del Olimpo en el que –algunos, muchos– viven y tomar medidas para regenerarse porque solo así llegarán a los ciudadanos.

El 15M ha de pasar a una nueva fase que prime la efectividad. Y la sociedad en general pensar que está en sus manos más que en ningunas otras cambiar del destrozo a la construcción positiva. A través de informarse primero, de utilizar sin descanso el pensamiento crítico y la reflexión, exigir a sus representantes, primar lo que une sobre lo que separa, pensar en el bien común y actuar como seres adultos. Es decir, el civismo, la democracia.

 

Qué día es hoy

El niño coge el bocadillo de pan de barra con alguna materia grasa dentro que le entrega su madre y se dispone a salir para el colegio. Aprenderá latín, gramática, matemáticas, una asignatura con nombre moderno (aunque sea el adoctrinamiento católico de siempre) y poco más. Basta para ser un buen súbdito. Sueña sin embargo con estudiar una carrera y llegar a ser investigador –si llega el dinero en casa– para poder emigrar a Alemania.

Si vive en una ciudad, asistirá a un aula abarrotada. Si se trata de un pueblo con compañeros de distintas edades –de 5 a 16 años por ejemplo–, los atenderá el maestro de toda la vida que lo mismo sabe de álgebra que de sintaxis o gimnasia.

El padre en paro ha encendido el ventilador para intentar paliar los severos calores. La abuela sin embargo prende en el rincón un brasero: está destemplada por la diarrea que no cura y ni las tisanas ni los “avemarías” le hacen efecto. El abuelo cada día se encuentra peor por falta de medicación para su senilidad y debe aguantar porque es su pensión la que básicamente aporta el colchón de subsistencia a la familia. 

La prensa alaba las acciones del Gobierno y, aún sabiendo que el país se encuentra prácticamente en quiebra, dedica el lugar prominente a los triunfos del deporte. El fútbol apasiona, evade penas y se oirán los gritos de ese exacerbado patriotismo que, sorprendentemente, aflora en los momentos de la peor de las Españas.

¿Qué día es hoy? Cualquiera del verano de 2012 –y mejor que no aguardemos a asistir cómo vendrán los del invierno.., pero podría ser de hace 40 años, e incluso 50 y 60. El relato sería tildado de demagógico si no mostrara una realidad que se está colando en nuestras vidas.

Existen diferencias claro está. El niño estudiará inglés. Lo harán también las niñas. Emigrará a Europa si se ha licenciado en una carrera de alta gama como ocurría, al menos, hasta hace poco. Los medios ofrecen también opiniones contrarias a la oficial para que la audiencia elija cuál le gusta. Y en lugar de en SEPU se puede saciar el gusto por comprar en numerosos comercios chinos que venden ropa y accesorios extremadamente baratos. De eso no falta. Elaborados en la explotación, no se suele pensar que ese modelo laboral precario y sin derechos es el que persigue el empresariado local y ya empieza a asemejarse al que tenemos tras la reforma acabada de perpetrar este jueves.

¿Que hemos vivido por encima de nuestras posibilidades? Nunca los españoles disfrutamos del Estado del Bienestar que aún tienen los europeos de nuestro nivel. Ganan el doble y el triple que nosotros y sus gobiernos, conservadores incluso, siguen costeando cristales de gafas, dentista o largos periodos de permisos de maternidad y paternidad remunerados. Zapatero lo intentó. Hasta tuvo que pedir perdón y argumentar que no supondría demasiado costo al erario público, pero la tenaza liberal le cortó las alas.

“Si la Europa arruinada de la posguerra fue capaz de construir el Estado del bienestar, ¿por qué la Europa próspera del siglo XXI va a ser incapaz de mantenerlo?”, pregunta Ignacio Escolar en Actúa. Porque no es ése el objetivo, sino el contrario.

Europa ha olvidado sus buenos propósitos tras la Gran Depresión y la Guerra y se empecina en repetir la debacle. Ya se culpabiliza al emigrante y se sienta la ultraderecha en los parlamentos. En España ostenta el poder un PP salido sin una brizna evolutiva de la cámara de criogenización de la que entra y sale durante el último medio siglo y más, y en la que nacieron sus hijos e hijas (en algunos casos perennemente bronceados en curiosa paradoja).

Reivindicamos un Gibraltar español. El enemigo de la seguridad es quien protesta, y no la corrupción, la concomitancia de poderes, el doble rasero contributivo y la ineficacia que nos han traído hasta aquí. Hay un regusto por la época de “extraordinaria placidez” en la que, dicen los viejos desmemoriados, “podías dejar abierta la puerta sin que nadie te asaltara”. Salvo en los crímenes que traía El Caso. O los de aquellas niñas –como yo misma– a las que sendos sujetos abordaron en el portal a la vuelta del colegio para intentar violarlas. No quedaba constancia. La única defensa era el padre que bajaba a saltos las escaleras sin ascensor. De denunciar ni pensarlo: la violencia contra la mujer se sufría en “el entorno familiar” o en “el entorno machista” de la sociedad.

¿Qué día es hoy? Lo peor es que tampoco es 15 de mayo de 2011. Entre quienes heroicamente mantienen la antorcha –o cualquiera, en cualquier ámbito, que intente hacer algo– se empiezan a registrar deserciones o desmotivaciones por la falta de resultados que cambien la faz de la tragedia y por el acoso innegable que se sufre desde la autoridad competente.

La lacra, la pesadísima losa al cuello, son los otros. Quienes sufren aunque se “distraen”, olvidan y tapan sus cabezas a ver si pasa el temporal. No lo hará. El plan del PP es el viejo, el que conocen, el que jamás dio resultado, excepto para los privilegiados hundiendo el sistema social. La argolla, el lastre, son los que siempre delegan en otros la resolución de sus propios problemas y también se desmotivan en este caso porque no les traen la solución a casa.

¿Qué día es hoy? Ayer. Pero ayer redivivo, retorcido contra natura. Cuando el paternalismo y la sumisión, los desequilibrios sociales aceptados también, eran la norma. El reloj de la Historia camina hacia atrás, hacia los años 30 quizás. Solo que el mundo y el progreso han entrado a raudales por las puertas y ventanas de los que las han  mantenido abiertas.

¿Qué día es hoy? El inicio del mañana, solo con que lo queramos de verdad y con eficacia. Como es lógico. Por las leyes de la geofísica, a las noches le suceden los días: el tiempo avanza… si no se le detiene.

*Publicado en Zona Crítica de eldario.es

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No es una pesadilla: está pasando

 Se levanta uno con una losa encima a poco que se tenga consciencia y conciencia. No se puede hacer tanto daño social en 4 meses de Gobierno. Se les cae el país a pedazos –se nos cae- y persisten con inusitado empeño en la pertinaz destrucción del sistema de todos. Este jueves se consuma el atropello a la sanidad y la educación públicas con la aprobación de los decretos de reducción de 10.000 millones (adicionales sobre los recortes ya perpetrados en los presupuestos) a estos servicios. Y la vuelta a una televisión pública partidista (del PP) que también se aprueba por decretazo.

   Cada día los destrozos vienen en aluvión. Un día nos enteramos que se han de pagar sillas de ruedas y ambulancias “no urgentes”. Otro, que se suprime el diagnóstico de enfermedades a los recién nacidos porque también es caro. O que –en nuevos proyectos- se estudia el pago de la nutrición en dietas especiales a enfermos. Por ejemplo, por sonda, lo que les supondrá entre 119 y 920 euros mensuales.

    Que los recortes a la investigación suponen en realidad dejar los presupuestos a la mitad. Que habrá menos profesores y más alumnos por clase en los colegios. Que las tasas universitarias serán prohibitivas. Mientras, se subvencionan y promocionan los toros.

La corte de ilusos (y/o zoquetes) creen –a pesar de tanta mentira pasada, presente y futura- que así se arreglarán los problemas, pero si utilizarán la cabeza sabrían que se equivocan. Ningún país ha salido adelante recortando la educación y la ciencia (han salido solo y muy enriquecidos quienes utilizan a una sociedad ignorante). Lo que se amputa en lo esencial se dilapida en lo superfluo. Pero ni siquiera es eso: los resultados económicos que ofrece el gobierno del PP son catastróficos. Más paro, como no podía ser de otra forma con una ley que facilita el despido y los sueldos precarios, y una recesión galopante, consecuente con la política de “austeridad”.

Tenemos la prima de riesgo en niveles de peligro día sí, día no. El sistema bancario en bragas fruto de largos errores que competen a todos los gobiernos. Desde Felipe González (cuando los bancos españoles eran los que más dinero ganaban del mundo para nuestra perplejidad), a la burbuja inmobiliaria que infló el PP con su ley de liberalización del suelo de 1998 que ha podrido sus tripas fatalmente, a la alegría de Zapatero que no afrontó el problema. Y luego el desastre de las Cajas que, con sabrosas regalías a sus dirigentes, se desfondaron financiando circuitos de F1, megaobras, y hasta los pufos de los corruptos. El caso es que estamos supervisados ya. Y, como hace el neoliberalismo, por dos firmas norteamericanas que ya analizaron a los países a punto de rescate. Entrarán en los bancos, en sus contabilidades. Un fiasco completo. Por cierto ¿Alguien espera que en estas condiciones se reactiven los créditos?

 España no inspira confianza. Difícilmente puede hacerlo con un gobierno y un presidente, seleccionado entre el culmen de la incompetencia. Ana Mato, por ejemplo, se mercó el decreto de nuestros dolores con tantos errores que ha precisado su corrección en 5 páginas del BOE. Su escasa pasión por la cultura, les ha llevado a enviar un telegrama de pésame por la muerte del gran escritor mexicano Carlos Fuentes (premio Príncipe de Asturias, por más señas) atribuyéndole la paternidad de Artur Mas, porque hicieron un copia y pega del último pésame mandado. Hombre, que hubieran cogido el de Manuel Fraga que era mucho más sentido.

Escuchar a toda la corte, desde Montoro a Rajoy produce escalofríos y vergüenza ajena. Ana Botella pide a dios que ilumine a los gobernantes, y de otros campechanos y mentirosos compulsivos ya ni hablo. Parecen haber salido de la cámara de criogenización con la ideología con la que entraron hace 40 ó 50 años, ellos mismos o sus ancestros. Pues no resucitan ¡Gibraltar! Y prohíben ir a la Reina a Londres. Y ponen a la Guardia Civil a vigilar el peñón, en el que por cierto los gibraltareños son soberanos en sus decisiones, como dice el mandatario británico. ¿A qué juegan? A distraer de los problemas reales. Con ideología. Los ultras neoliberales sienten pasión por los conflictos internacionales que reavivan su patriotismo de hojalata. Desde Thatcher a Cameron en la propia Inglaterra, a este Rajoy indescriptible.

Mano dura con las protestas. Ninguneo, intento de minimizar su impacto (hábilmente secundado por los medios cómplices). ¿No es representativo de la sociedad el 15M por su número? Pues que alguien me explique cómo es posible volver al Medioevo a un país con el 23% del voto de los españoles y el 30.2% de los electores.

Preocupación, pesimismo, por uno mismo y por los demás. Una losa, ya digo. Que solo se aligera en las plazas reales de la protesta, o en las virtuales de Internet donde compartimos el pasmo y la rabia. Y es que no parece posible que todo esto esté ocurriendo, pero así es. No es una pesadilla, es una realidad aterradora. Sustentada, además, como digo, en unos resultados de gobierno que no pueden ser peores. O sí, a este paso llegamos al derrumbe. Ahora que, de las pesadillas se despierta, pero de la realidad también.

 

De espaldas al bien común

Una vieja fábula de Tomás de Iriarte (1750-1791) nos refiere la historia de dos conejos que sucumbieron distraídos del peligro por no ponerse de acuerdo en si los perros que les perseguían eran “galgos o podencos”. Llama la atención la similitud –probablemente acrecentada- con lo que sucede en nuestros días. Mientras el mundo se derrumba, nosotros -en lugar de enamorarnos como en Casablanca- parecemos seguir en una discusión que se reduce al terreno patrio y a dos únicos vectores: el PP y el PSOE.

Debates, medios, políticos, ciudadanos con poca pasión por el raciocinio, reducen sus problemas a dos culpables o dos salvadores, según sus preferencias. Tienen ya una etiqueta, un enemigo a abatir o alguien en quién confiar. Si la solución no llega, se cambia, olvidando los estadios de los que se partía.

Cuando alguien critica al PP, en algunos –muchos- cerebros no cabe otra explicación que el autor pertenezca al PSOE. Si buscando alguna otra adscripción no se encuentra fácilmente, se zanja con otra división cómoda: derecha o izquierda. Sacos inmensos donde cabe lo más heterogéneo. La simplificación quita de en medio toda la gama cromática de los colores. Es más fácil, no hace falta usar la cabeza y queda libre para toda suerte de cómodas distracciones. Galgos o podencos –que igual da- siguen acercándose sin embargo.

    Cuatro años después de la caída de Lehman Brothers la crisis es más grave que cuando empezó, según nos alerta entre otros el BBVA. ¿Por qué? ¿Tan complicado es deducir quiénes causaron la debacle económica y cómo se está afrontando? ¿Tan arduo reflexionar a qué han llevado los recortes neoliberales a pueblos como el griego o el portugués sin hacer otra cosa que acrecentar sus problemas? ¿Qué ha pasado de repente –desde Agosto- con la deuda? ¿Por qué el PP que reclamaba su lugar en la Moncloa para “inspirar confianza” gobierna una España en momentos críticos? ¿La herencia? ¿Por qué la situación es peor ahora que cuando hace justo 2 años Bruselas impuso a Zapatero recortes neoliberales? ¿En toda Europa hay “herencia”?

  Cada uno puede –y debe- sacar sus conclusiones. Hay algunas explicaciones sin embargo. El dinero público evadido hacia las entidades financieras con dificultades (por sus errores nada inocentes) desde el comienzo de la crisis ha pasado factura y el neoliberalismo impone -como en una plantilla sin fisuras- recortes para cubrir el agujero: no piensan en el bien común sino en el de unos pocos. Esta afirmación se fundamenta en la pruebas de las mermas practicadas –como en España- a servicios esenciales para la sociedad: sanidad, educación, cultura, ciencia y hasta justicia, que quedan bastante restringidos a quien no pueda pagarlos. Cuando hay mucho de dónde cortar, y mucho de dónde ingresar.  Lo que asombra es la pasividad con la que se acepta. Es más entretenido decidir si son galgos o podencos los causantes.

 Es la búsqueda del bien común lo que diferencia a las sociedades civilizadas de las que no lo están en grado suficiente. Y la española, tomada globalmente, no destaca en esa clasificación. La socialdemocracia nórdica –que inventó el Estado del Bienestar- se dio en países educados en valores durante decenios. La cultura actual disuade en cambio el pensamiento crítico y la colaboración, mientras fomenta el egoísmo. La crisis ética puede estar en la raíz de la crisis económica y la política, como causa ahora, tanto como solución inaplazable. Es lo que intenta de forma llamativa el #15M, frente a otros “movimientos” como el de los #resignados y el de los #ilusos. Una nueva sociedad generosa que piense en todos.

    Porque, se están infiriendo daños muy serios a la democracia. Como reprimir duramente la disidencia pacífica cuando se están dando además tan graves atropellos al cuerpo de la sociedad. O degradar la imprescindible Política quitando de un plumazo a sus representantes cuando no salen las cuentas. Y lo preocupante es que mucha gente ni se inmuta.

El Roto. En el 15M 2011

Con las mismas auto-restricciones al gozo de buscar ideas e información, digerirlas y obrar como adultos en consecuencia, gran parte de la España oficial vive totalmente al margen de la ciudadanía a la que representa y a la que sirve, o de la que se sirve. Esos políticos alojados en el Olimpo, esos medios manipuladores que solo distinguen entre el blanco y el negro, arrogándose las venturas de la bondad nívea acarrean una seria responsabilidad en los hechos. La sociedad camina por otro lado. Viendo llegar a los galgos o podencos sin que masivamente la fuerza de la razón les ponga coto. Lo grave es que aún haya quienes siguen discutiendo sobre la etiología del enemigo poniéndonos a todos en peligro. O simplemente mirando para otro lado. Tal como demuestra la experiencia la amenaza sigue su carrera. De hecho parece que le ha tomado gusto al galope.

Publicado en Zona Crítica de eldiario.es

Fue alegre PERO fue buena

Hay veces que una imagen resume lo que uno piensa y siente, lo que se ha ido acumulando en los últimos días y bulle dentro. Y así me ha ocurrido con la viñeta de Forges. ¿Angustia? ¿Oscuridad? ¿Sabias palabras?… ¿Qué me dice Vd? “El buen nombre de aquella maña (vaya 🙂 ) yo tengo que defender”.

En la Jota de la Dolores se sintetizaban los males de aquella España que alumbró mi niñez. “Si vas a Calatayud pregunta por la Dolores que es una moza muy guapa y amiga de hacer favores”, la jota –dicen- recorre España. Le hacen películas para explicar que se trata de la calumnia de un admirador despechado, le componen una nueva letra que es casi peor. Nos cuentan que la jota mató a Dolores, maledicencia y oscurantismo que se prolonga en la pobre hija a quienes las malas lenguas le chafan los novios al explicarles “¿Sabes quien fue su madre? Dolores, la del cantar”, pero el desagravio es casi peor: “Fue alegre PERO fue buena”, interesante disyuntiva.

El PP quiere recuperar el concepto “nación española” y avanza que “Gibraltar es irrenunciable”. De momento, nos esperan días peores. La mayoría absolutísima de Rajoy le hace irrumpir con inusitada fuerza en el ideario más casposo de nuestra historia. Que 40 años no son nada. Ni Aznar llegó a tanto, aún no había triunfado el golpe neoliberal que facilita todo tipo de involuciones.

De vez en cuando, cada vez más de tarde en tarde porque sopeso el cariño inmenso que le profeso con lo que me revuelve, hablo con mi gran amiga desde la adolescencia. Es votante del PP. Se considera informada (se surte sobre todo de “debates” para elegir la opinión que coincide con la de ella). Admite que habrá más paro, suelta la letanía de que “no tenemos dinero”, y al argumentarle dónde está el dinero que sí hay (en la falta de impuestos a las grandes fortunas, evasión de capitales o economía sumergida) dice que es un gato a quien nadie pone el cascabel. Por aceptar, acepta que el PP miente al decir que desconocía el déficit, dado que procede de forma sustancial de las comunidades autónomas que controla. «No es mentir exactamente, es la jerga política», explica.

 Ahora bien, lo que a mi amiga le gusta, dice, es “la derecha”. No podía con la ideología de Zapatero que ella ve de ultraizquierda. Hubiera colgado por los pies a Bibiana Aído. Y es que la derecha tiene unos contradictorios conceptos sobre la igualdad y, por ejemplo, les preocupa sobre manera con quien se mete la gente en la cama. Los malos tratos son incidencias del “entorno familiar”. Todo “como dios manda”.

Dedico un amplio aparatado al franquismo sociológico en La energía liberada. A la influencia de la iglesia católica, la educación pasada y -lo que es peor- a la actual, a los datos de una vertiginosa derechización de la sociedad española que van reflejando las encuestas del CIS. Sin más detalles, alguien me dijo anoche que mi afirmación de esa pervivencia del franquismo es “la mayor estupidez que ha oído jamàs”.

Pero ahí está asaltando impúdico la convivencia. El “Gibraltar español”, el “una, grande y libre”, la autoridad, la firmeza, la efectividad de boquilla que se contradice con los hechos, la manipulación, el peligrosísimo populismo, el nacionalismo de vía estrecha. A mi admirado Antonio Forges también le preocupa. Pero mientras haya que defender honores y vivir de la apariencia y  “ser buena, aunque se sea alegre”, estamos salvados.

Tras la revolución francesa, los franceses llamaron a Napoleón. Volvieron a llamar a la derecha en aluvión después del Mayo del 68. ¿Qué hemos hecho para tener a “este” PP (porque hay otra derecha más civilizada) después y en el 15M? La deriva en su limbo de los presuntos socialistas influye, pero tiene que haber algo más, la caspa que afluye a la menor ocasión en España es muy preocupante. Times of trouble, mother Mary and her blessed mother. Por tanto tiempo…