Linde y Griso, nuestros mayores y nuestros menores

Luis María Linde de Castro es uno de nuestros mayores. Tiene 72 años y ostenta el cargo de gobernador del Banco de España. El PP cambió la ley para que no tuviera que dejarlo a los 70 como marcaba el estatuto de la entidad. Linde lleva toda su vida trabajando como funcionario del Cuerpo Superior de Técnicos Comerciales y Economistas del Estado. En su caso, se ha dedicado básicamente a actividades bancarias  y en particular al Banco Central de nuestro país, en diferentes puestos.

Linde no ha comentado ni media palabra de las pensiones que van a quedarles a sus colegas de estatus.  13 grandes consejeros, como Ana Patricia Botín o Francisco González, llevan acumulados 197 millones de euros para cuando se jubilen. Sus empresas les facilitan ese colchón.  El propio Linde cobra, en activo, 176.000 euros tras subirse el sueldo recientemente un 5,8%. 14.666  euros al mes

Linde piensa que ellos lo valen, con toda probabilidad.  No así el resto de los jubilados, “nuestros jubilados”, los suyos, que osan quejarse teniendo muchos de ellos una casa en propiedad que ya es en sí misma una renta, se ha atrevido a decir. Como si el PP hubiera pagado las hipotecas particulares, considera los pisos parte de la pensión. Hay que oírlo para creerlo:

VÍDEO El Gobernador del Banco de España, Luis María Linde, dice que muchos jubilados tienen vivienda y eso ya «es una parte importante de su pensión de jubilación»

Me recuerda un chiste malo que contaba mi padre. Un orondo Prior preguntó ante su suculenta comida por el menú de los hermanos del convento:

  -Sopa de ajo, monseñor- le respondió el cocinero.

 -Ah, qué bien, con ajico y todo- se congratuló el Prior.

Todavía les quedan pisos a algunos ancianos. Todavía no han arramplado con ellos para dar el dinero “que no tienen” a las constructoras de autopistas quebradas, a las Cajas, o a quienes les parezca. Todavía hay dinero disponible para saquear el erario en su provecho, como han hecho muchos de los suyos. Miles de jubilados ayudan a hijos y nietos que de otra forma no podrían mantenerse con la precariedad sentenciada. Tiren del piso que tanto les costó pagar para que Linde y los demás sigan disfrutando de la vida que creen les corresponde. Y así debe ser, porque la tienen.

La táctica del PP consiste en negar la existencia del problema de entrada. Las pensiones estaban garantizadas, juraban por sus muertos. Luego avanzar que el palo va a venir porque “no hay dinero para todo”. Y seguir con zanahorias paliativas como marcan los cánones más clásicos de la manipulación.

Montoro anuncia medidas como reducir el IRPF a los más vulnerables. Los más vulnerables no pagan IRPF. O dar una regalía a los mayores de 80 años, siempre que no cobren más de 14.000 euros al año. Un cheque, en forma de “impuesto negativo” una figura tributaria de la que “Montoro es un firme defensor” – nos cuentan– y que  se atribuye al economista Milton Friedman. Es decir, al inspirador de la ola ultraliberal y de la propia “crisis” que vivimos.

Volver al sistema de vincular la revalorización acorde con el IPC, es un antigualla según Montoro. Su colega y coetánea Celia Villalobos -68 años- propone ahorrar 2 euros al mes desde jóvenes. De 20 a 65 años sumarían 1.080 euros en total, una fortuna para afrontar la vejez. Esta lumbreras preside la Comisión para las pensiones del Pacto de Toledo.

Nuestros mayores y menores en el poder se niegan a aceptar que las pensiones son un derecho. Echen cuentas, además, de los impuestos que hemos pagado durante toda nuestra vida. No precisamente 2 euros al mes. Para detalles consulten, por ejemplo, el artículo del economista  Eduardo Garzón Espinosa demostrando que dinero sí hay para lo que quieren y desenmascarando sus falacias. Las soluciones también están estudiadas. Más trabajo y mejor remunerado. El empleo actual paga las pensiones en justa correspondencia a lo que se ha venido haciendo.

Dinero hay, y muchas deudas también por la mala gestión y la gestión interesada, y sobre todo prioridades políticas en el diseño ultraliberal de la desigualdad. Y si se pueden ahorrar unos cuantos millones de las pensiones buenos serán, caiga quien caiga. Lo peor es que también han entrado con éxito en el juego del enfrentamiento entre víctimas. A los jóvenes les han agostado el futuro, ni siquiera dispondrán de pensión por este camino. Tengan presente al segmento de parados de 45 años, los olvidados, los que llevan clavada la angustia en el corazón.  O a los que se encaminan a esa meta porque siempre habrá un precario más joven y barato que sustituya al que ya cobra de más. ¿No serán las políticas que se siguen y las estafas que se perpetran lo que falla?

Sí, el mayor porcentaje de votantes del PP y también del PSOE se da entre mayores de 65 años. Pero, como se está demostrando en las actuales protestas masivas de pensionistas, no todos participan de un conservadurismo cerril incapaz de ver lo que ocurre o de no sentir lo que les afecta directamente. De ahí que el brazo mediático de la derecha (PP y Ciudadanos) actúe implacable.

Susana Griso en Antena 3 fue este jueves un paso más allá en su conocido activismo político conservador. Bochornosa coacción a una mujer de 92 años a la que llevó al estudio para “alertarla” del peligro que supone su opción política de izquierdas. Con ejemplos falaces, por parciales. Le recordó Grecia, pero no mencionó el éxito de Portugal  y, en particular, obvió la propia España del PP que paga a esta anciana 700 euros al mes de pensión. Con ajico y todo, ya ven.

Una historia de terror.
Susanna Griso explica a Francisca Martínez, de 92 años, las posibles consecuencias de confiar en Podemos o IU para solucionar el problema de las pensiones

El mayor error de una sociedad esquilmada, engañada y timada es caer en la tentación de culpar a sus semejantes y no ver quién dirige los hilos y ostenta la mayor responsabilidad. En la generación de mayores de 65 años, están quienes lucharon contra la dictadura y construyeron la democracia. La generación que abrió cauces y rompió tabúes y barreras. Este jueves, Ochéntame Otra vez, de TVE, mostró aquella pléyade de escritores que popularizó la literatura, los programas culturales de aquella televisión que  ni en sueños se harían ahora.

En esta generación de sesentones, estamos las mujeres que fuimos a la universidad  entre hombres, en abrumadora minoría. En 1977, solo el 2,1% de los universitarios españoles éramos mujeres. Y en algún caso trabajando a la vez. Y las que propiciamos poderosos cambios en la liberación de la mujer que, en franca regresión, retomamos ahora y a todas las edades y en gran parte del mundo.

Estragante paternalismo el que explica a Paquita lo que hicieron los izquierdistas malos de Grecia. Y tantos otros que se emplean con igual tono. Ofensiva, la extendida creencia de que nos volvemos cretinos, lelos y estúpidos al cumplir años. Miren, de “nuestros mayores”, nada. Desde luego no somos “los mayores” de Linde, con sus 72 años.  Y, de ser “los mayores” de políticos y escribidores que no se quitan la expresión de la boca, es que algo serio se torció en el camino de la evolución. Los mayores no son una propiedad colectiva.  Y tragar con una rebaja de la pensión, en las insultantes circunstancias actuales, creo que no va a colar

*Publicado en eldiarioes 02/03/2018 – 

Rajoy, un presidente normal para un electorado normal

Mariano Rajoy ha vuelto a sacar del fondo de armario el concepto “normal” que nunca le ha fallado hasta ahora entre sus votantes normales. Gentes toda ellas con un “sentido común”: el de la normalidad de la derecha española. Común, normal, frecuente, ordinario,  general, universal. Como el Barón de Claret, ministro Portavoz, o la Condesa consorte de Murillo, Esperanza Aguirre por su casa, a la que le acercan los pies a los juzgados para responder de alguna de las tramas de corrupción de su partido. Lo normal, en el PP.

Sin irnos tan lejos, García Albiol, defenestrado en Catalunya, encuentra que no está a la altura del cargo quien suena para la presidencia de la Generalitat: Elsa Artadi, Doctora en Ciencias Económicas por la Universidad de Harvard. “Esta señora no ha demostrado nada”, dice el líder popular. Para precisar a su jefe, Mariano Rajoy, que urge a buscar un presidente “normal”, porque, en caso de que no le parezca normal a él, mantendrá el 155. Lo normal en una democracia.

En España ya llevamos dos legislaturas con un  presidente normal llamado Mariano Rajoy. Más los previos de toda su carrera política con hilillos de plastilina y una catástrofe ecológica incluidos. En su mandato ha recortado hasta en medicamentos de uso común como antiácidos –por mano de la Señora del Confeti Ana Mato- porque una ciudadanía con ardor de estómago conoce mejor el valor de lo normal. Aquel medicamentazo del que tan poco se habla tenía ese único objetivo: fastidiar porque de ahorro, nada de nada. La normalidad de Rajoy y sus lugartenientes en las CCAA se llevó ciencia, cultura, educación, sanidad, ayuda a la dependencia, a la lucha contra la violencia de género. Lo normal. En el PP.

Lo mejor es que todavía queda bastante de dónde tirar. Un consejo de ministros el de este viernes destinado a dar satisfacción a los sentimientos de su electorado normal. A esta gente le gusta la Cadena Perpetua –que esto es la Prisión Permanente Revisable- y extendida a más delitos. Aunque no sirva como disuasión – lo argumenta Ignacio Escolar al detalle– la venganza satisface a un determinado tipo de personas normales versión PP. España tiene una larga tradición en los placeres de este tipo. El desollamiento de infieles en los gloriosamente normales tiempos de la Inquisición parece que fue muy reconfortante. Por cierto, como siga en vigor el delito de blasfemia en esta normal democracia española del Siglo XXI, podríamos volver a reeditarlo. Ni siquiera es constitucional ahora, como explica Joaquín Urías, ex magistrado del TC.  Pero si la quiere la gente normal del PP está todo dicho. O la lapidación que también descarga muchas tensiones en los que arrojan la piedra.

Las pensiones están sentenciadas. El saqueo de la Hucha de reserva, tan ideológico, es solo un síntoma pese a su magnitud.  El gobierno ha decretado medidas nada inocentes este viernes. Un plan de estímulo para fondos de inversión, tal cual, a los que reducirá comisiones para apoyar a bancos y usuarios con la capacidad económica de suscribirlos. Los nuevos pensionistas-si llegan a serlo- cobrarán cada vez menos. Hasta el 30% según algunos cálculos. Por eso el presidente normal del gobierno ha dicho que vaya pensando el personal en hacerse un plan privado sí o sí. Lo reiteran a menudo en todas las voces, pero ahora ya lo presentan como inevitable. En EEUU ya van por los  79 años para seguir subsistiendo trabajando en minijobs.

Lo “normal” es hacerse un plan de pensiones. Solo que la inmensa mayoría de los ciudadanos no puede afrontar ese gasto.  Únicamente  el 25,7% lo hacían en 2013, al inicio de la precarización más brutal, según el libro de dos economistas solventes: Juan Torres y Vicenç Navarro. Y no va a mejor. A 3,90 euros están pagando la hora en España, contaba Laura Olías en eldiario.es, ahorre usted así para el plan de pensiones y para el resto de los gastos. En aumento, con las privatizaciones y copagos. Los votantes normales del PP -pensionistas, el grueso de su electorado- se niegan a ver las evidencias, al parecer, o algo les compensa.

Vayan ahorrando también para la educación de sus hijos y nietos. Lo normal en los nuevos tiempos. Cifuentes acaba de  regalar suelo público para un colegio en el que habrá que pagar.  Es la tónica. Y el normal apoyo a la ideología de la desigualdad. La Comunidad de Madrid se sitúa en cabeza de Europa, solo por detrás de la Hungría de ultraderecha oficial , en segregación de escolares. Los ricos con los ricos, los pobres con los pobres. Con ayuda de dinero público en muchos casos. Y gracias. Ahorre para el futuro, lo anuncia el Presidente normal.

Rajoy, Sáenz de Santamaría, Báñez, De Guindos, Cospedal, Zoido, Casado, Hernando, son la normalidad del PP que valoran sus votantes. Y Cañete, Camps, Wert, Mato, Soria, Celia Villalobos, viviendo aún de las rentas en mayor o menor grado. Los mejores, será, de esa derecha española tan normal.

Los votantes del PP son capaces de tragar y apoyar una corrupción que salpica con su mugre en cada nueva declaración de sus propios autores. Avalan la educación clasista aunque procedan de capas con escasos recursos y se lo pongan más difícil a los suyos. Se da ese nivel. Sustentan la precarización y privatización de la sanidad. Ni con la salud cejan en su cruzada. Engullen sin problemas las mentiras flagrantes, el uso partidista de la justicia. El borrado y machaco de los ordenadores de Bárcenas y que la Fiscalía diga que no es delito en contra del criterio de jueces. Son personales normales, tan normales como Rajoy.

Se diría que al electorado del PP con un buen palo al que se desvíe de su normalidad y unos cuantos whatsapps de escarnio para enviar a las amistades ya les compensa. Convierten en asunto nacional cualquier estupidez. Aunque, entretanto, se dejen saquear y propicien el saqueo de todos. La educación en valores ha fallado ostensiblemente en España bastante más que la gramatical, que también.

Lo anormal -tras décadas de mayor o menor progreso- es salir como la gente del PP. Pero no desviemos la atención de lo esencial. Un votante puede equivocarse –al punto de creer que es normal lo que hace el partido al que entregaron su confianza-, pero los auténticos responsables de este escarnio son otros. Son los políticos y medios que secundan la profunda anormalidad en la que vivimos. Aquellos, entre los periodistas, que ofrecen una visión distorsionada e interesada de la realidad. El PP que calla y otorga desde todos los puestos de poder y quienes se auparon en las elecciones prometiendo que nunca apoyarían un gobierno de Rajoy. En este caso, Pedro Sánchez y Albert Rivera. No solo lo mantienen en La Moncloa sino a todas las leyes regresivas que uno o los dos anunciaron revocar. Los que siguen subiendo y bajando en los sondeos ante una ciudadanía desconcertada que ve desmoronarse sus pilares sin saber cómo afrontarlo.

 

*Publicado en eldiarioes 9/02/2018 – 

Un país de carceleros y censores

Vivo en un país en el que miles, millones de personas optan por el golpe y la mordaza en la resolución de conflictos. O cierran los ojos para no verlo.  Un país de carceleros y censores para castigar a ciudadanos como ellos, más pacíficos, solo por no compartir sus ideas. El aplastamiento como medida de diálogo. La mirada de embudo como norma. Porque no cuela esgrimir la ley como argumento cuando se vive en un país en el que miles, millones de personas, votan corrupto y apoyan corrupto, o siguen mirando para otro lado cuando la corrupción les sube hasta la boca.

Todos los argumentos parecen sobrar ya, todos se han dicho, y cada cuál escoge el que quiere creer. Incluso el que le sirve para justificarse. Solo queda apelar a la razón de los sentimientos y a la razón de los valores. Las heridas abiertas no se van a curar en mucho tiempo, si lo hacen. Brechas profundas que duelen. Tenemos el corazón roto. No como quienes sacan partido del mayor de los quebrantos. Los que “no querían hacer”, pero han hecho. Los que tiran la piedra, esconden la mano, y ponen expresión de correctos. Un dolor que alcanza a todo sufrimiento, a los temores extendidos en una población indefensa que teme al futuro.

La torpeza de la sinrazón. En la economía también. Quienes alientan la marcha de empresas de Catalunya, deberían saber que afecta a España entera. Y que los grandes patriotas de la priorización del dinero se irán a otro país si vienen mal dadas. Quedarán aquí sosteniendo el bastión quienes se muestran incapaces de sacar conclusiones de los hechos que se muestran diáfanos. En una secuencia clara y rotunda.

El artículo 155 aprobado por el Gobierno y consensuado con PSOE y Ciudadanos, ofrece dudas jurídicas suficientes como para ser tenidas en cuenta. Un buen resumen es el de Joaquín Urías, ex-letrado del Tribunal Constitucional, que cuestiona las principales medidas que se prevén.  Considera que la opción adoptada por Rajoy puede ser “una carta blanca para usurpar las competencias de cualquier comunidad autónoma con la que discrepe”. De hecho ya llegan nada sutiles amenazas al País Vasco, por las críticas del presidente Urkullu. A Castilla-La Mancha y a Navarra.

Sumemos la comisión del Senado que concretará las medidas. Con personajes tan ejemplares como Arenas, García Albiol, Imbroda o el propio García-Escudero mentado en los Papeles de Bárcenas y declarante como testigo en la Gürtel.  El Gobierno, además, trata de evitar que las medidas más duras se debatan en el Congreso donde tiene oposición molesta. De acuerdo con el PSOE,  han prescindido en el debate de los presidentes autonómicos.  El ministro portavoz Méndez de Vigo no excluye la aplicación de la violencia para imponer lo acordado, mientras reedita la  Formación del Espíritu Nacional en los colegios.  El de Exteriores, Dastis, tras hacer el ridículo en la BBC, emprende gira internacional para convencer de la versión del Gobierno. El reprobado fiscal del Estado piensa en detener a Puigdemont, y el reprobado ministro de Justicia, dice que ya no basta con convocar elecciones desde Catalunya. El 155 ha partido ya. El esperpento también.

Todo lo secunda el PSOE. Sin su participación no se otorgaría Rajoy poder absolutoen Catalunya. Ahora es un sí a Rajoy, y se apoya  al “no decente”. Hemerotecas llenas de cambios de opinión del secretario general del PSOE para terminar siendo cooperador de medidas tan extremadamente autoritarias, este es el punto que más chirría. El PSOE tiene una responsabilidad histórica en los hechos, y algunos socialistas se lo plantean. Inés Arrimadas, de Ciudadanos entretanto, se postula para presidenta de un Gobierno de concentración por el artículo duodeno, en este caso.

El bloque del 155 cuenta con el apoyo de Europa. La UE que mantiene a Grecia sometida y expoliada por los ominosos sucesos de 2015, cómo va a aplaudir que se abra el melón de las independencias. Con Antonio Tajani a quien se trajeron para recibir el inmerecido Premio Princesa de Asturias de la Concordia a esa UE que deja morir a cientos de refugiados, y para politizar el acto. El cofundador de Forza Italia con Berlusconi sabe de cambiar y usar las leyes, no cabe duda.

Y los medios.  Gonzalo Boye explicaba que la toma de la radio y televisión catalanas solo responde al autoritarismo de Rajoy, no figura en el artículo 155. La toma de las comunicaciones figura en otros manuales, de hecho. Y es una pura obscenidad que los autores de la descomposición de RTVE argumenten que, en sus manos, darán rigor y veracidad a los medios públicos catalanes.

Silencio de las asociaciones de la prensa, de múltiples periodistas que muestran sus retratos completos en las galerías de este desastre, con sus comprensiones y parabienes. Las heridas, insisto, no se curarán en mucho tiempo, puede que nunca.  Y, a la par, las pirañas mediáticas haciendo caja con sus más vomitivos montajes y obsesiones. Vivo en un país en el que decenas, cientos, de ciudadanos se las tragan y las expanden en memes.

Solo la somera enumeración de estos hechos fundamentales da idea de qué se está dilucidando en España. Cuáles son los peligros, cuál la relación entre este recorte de derechos y libertades y las deficiencias que nos atenazan. Corrupción y gestión de abusos. La Fiscalía en sus conclusiones asegura que Gürtel creó «un sistema» para delinquir con ayuda de cargos del PP. Y no pasa nada.  La luz dispara su precio y logra en el inicio de semana el récord del año. A pagar por ricos y pobres. Y la economía “va tan bien” que llegan generaciones perdidas, con pensiones mermadas y trabajos precarios, como explicaba Joaquín Estefanía. Todo cabe bajo la bandera. Todo compensa si se castiga al catalán. Hasta por decir “adeu” y no adiós, exponiendo el torpe y reducido mundo de su ignorancia.

Negros nubarrones en el futuro. Como escribía Suso de ToroEl Estado guiado por el partido de Rajoy y sus dos partidos lacayos. Con un penetrante olor a franquismo, a inmoralidad, a intereses espurios. Todos en el mismo barco, con el Rey que -a diferencia del  jefe del Estado portugués, electo, por ejemplo-, poco parece tener de cercano, dialogante y solidario.  La izquierda tiene reservado el derecho de admisión. Cualquier discrepancia, por el camino que vamos.

Blanes, Girona
Blanes, Girona

“Y si te toca llorar, es mejor frente al mar” cantaba Joan Manuel Serrat en uno de los cortes de su mítico álbum Mediterráneo, de 1971. Inmenso manto de calma para una zozobra que se extiende sin ver el límite. En un montículo de Blanes, Girona, ondea una señera. Algunos ciudadanos suben a mirar más alto. No sé si logran el objetivo. Vivo en un país en el que miles, millones de personas,  prefieren ser utilizados y optan por quienes les quitan el futuro a sus hijos, una vida digna en medios o sus pensiones. Claro que también vivo en un país en el que miles, millones de personas, no valoran seriamente la democracia. Ese lastre secular con el que cargan los demócratas españoles.

El egoísmo como motor de vida se ha exacerbado estos días de incertidumbres y miedos. Vivo en un país con miles, millones de egoísmos unidos por esa bandera de patria. Aunque tantos lo hayan olvidado, aquella canción de Serrat concluía con la sentencia más certera: « Los muertos están en cautiverio y no nos dejan salir del cementerio».

Las cloacas del periodismo

Empecemos ahondando en misterios insondables de la realidad española. La pensión media subirá 3 euros al año hasta 2022, al incrementarse el mínimo previsto por la reforma del PP que desvinculó las prestaciones al IPC. Lo calculó Airef, Autoridad Independiente de Responsabilidad Fiscal. Otros estudios estiman en 200 euros anuales lo que cada pensionista perderá en ese mismo periodo. La franja de edad en la que arrasa el PP en las elecciones es de 60 años en adelante. ¿Cómo es posible que prefieran esa opción que merma su poder adquisitivo? ¿Cómo, viendo que repercute en la ayuda que muchos ancianos prestan a sus hijos y nietos afectados por los recortes, bajos sueldos o directamente el paro atribuibles a las políticas seguidas? Porque creen que otros les dañarían más. Un amplio porcentaje está convencido de ello. Le han convencido de ello. Lo ven tan cierto como que existe el día y la noche.

Un gran número cierra los ojos, además, a la corrupción de su partido favorito. A los daños que causan sus políticas. «Personas de orden», según se ven, tragan el desorden como quien bebe un refresco. Los valores de la derecha no pueden incluir, honestamente, semejantes desviaciones. Así vemos a religiosas llevar a votar a ancianos seniles con la papeleta cerrada. Son millones los conservadores que se apuntan a una moralidad de fachada, sepulcro blanqueado de nuestros tiempos. El golpe en el pecho y el incienso no pueden tapar el saqueo público. Quieren creer quizás, como les dicen algunos, que «todos lo hacen» aunque sea clamoroso lo que realmente sucede y aunque, en decencia, nunca es una excusa.

Lo cierto es que la labor de los medios de propaganda del PP y del sistema en general –que pasan por ser informativos– constituyen hoy pieza clave de la situación que atravesamos en España. El referéndum celebrado en Venezuela por la oposición a Maduro ha sido ejemplo paradigmático. Ningún país europeo compartió la febril pasión de la prensa oficial española en sus portadas. Ni siquiera en Latinoamérica registró la noticia tal unanimidad. País por país, algunos medios la traían y otros no. La prensa argentina fue la que más espacio le dedicó. Pero no mayoritariamente como aquí. Tiene que tener una explicación, la tiene y es obvia.

Son, de continuo, titulares valorativos, intepretativos, opinativos, editorializados. Una de las primeras reglas del periodismo era, es, que la separación entre información y opinión ha de permanecer nítida. Es la prensa escrita, y las radios en machacona impenitencia, las televisiones, las tertulias en la que no suele faltar el desaprensivo que osa, desde la más acreditada bajeza moral, llamar miserable a la ex magistrada Manuela Carmena, hoy alcaldesa de Madrid por una formación de izquierdas. Y ahí entramos ya en las otras batallas de esta prensa activa en objetivos políticos. Cierra el círculo dominante Catalunya para evidenciar cómo algunos ciudadanos son capaces de engullir que hay votaciones ilegales malas, en Catalunya, y votaciones ilegales ejemplares como en Venezuela.

Cualquier persona con unas mínimas exigencias intelectuales –y éticas– vería la maniobra que ya muestran sin pudor. A toda esa gente que nos «instruye» no les importan ni en lo más mínimo los venezolanos, ni los catalanes, ni –si me apuran– seriamente las víctimas del terrorismo. No tanto como sus réditos políticos.

Pero se encuentran enfrente con esa ciudadanía desactivada capaz de comprar sus discursos, con todas sus comas, entonaciones y frames completos. Bruselas pide más ajustes cuando es clamoroso que las políticas del PP se han ensañado con los españoles para cuadrar sus cifras y encima no lo han logrado. Lean a Claudi Pérez. Con dos dedos de frente en uso, se cotejaría el aumento de la riqueza de los ricos en el mismo tiempo. Hasta la compra de coches de lujo. Sí, somos campeones de la desigualdad.

Y sin embargo millones de personas son capaces de preferir ese paquete a un cambio. Les han hecho temerlo más. Escuchar insultos a la inteligencia como los que despliega Pablo Casado –entre otros– deberían ser una poderosa llamada de alarma. Pero si les funciona con el número suficiente de seres votantes, les basta.

Se observan movimientos de periodistas, activos garantes del sistema y sus corrupciones implícitas entre ellos, abriendo una alternativa al PP que pase por el PSOE y un Podemos moderado. La vieja doctrina del Mal Menor que tanto daño ha hecho a este país. Es evidente que, en el actual estado de la situación, con tales injerencias y dopajes, ese gobierno nominalmente progresista represente la posibilidad más viable.

Un gobierno PSOE/Unidos Podemos debería acometer con urgencia dos medidas esenciales: tratar de rehacer RTVE y replantear las subvenciones y regalías que el gobierno reparte entre su prensa afín con nuestro dinero. Es lo mínimo en aras del derecho a la información e incluso a la libre competencia.

Llama la atención, en cambio, el escaso respeto que siguen mostrando los dirigentes de RTVE a las decisiones del Congreso. Articulado ya que habrá una presidencia por consenso,  ni se han inmutado ante las críticas a la manipulación que despliegan y justifica la urgencia de la medida. Se diría que la han acrecentado. Ese descaro va más allá del «manipula mientras puedas». No parece que exista el menor temor a perder la batuta. Si ya es difícil recuperar el prestigio demolido de RTVE, en estas condiciones sería su fin. Y el caso es que una radio y televisión públicas rigurosas ofrecerían una opción imprescindible a la ciudadanía.

Cribar las subvenciones para que dejen de ser instrumento político al servicio del que las otorga es medida ineludible para recuperar el derecho a la información. Sería interesante ver los nuevos babeos al surtidor del dinero.

Victoria Prego llamaba desde la Asociación de la Prensa de Madrid a resistir. Desde el servicio a la derecha, loas a distinguidos fiscales, ominosos silencios, hay quienes al parecer se sienten acorralados. No sé qué más pueden solicitar. Hasta el defenestrado director de El Mundo, Pedro Cuartango, dice que hay « menos libertad de expresión que en la Transición«. Las denuncias de Patricia López de Público por la odisea que se ha visto obligada a padecer al investigar la cloacas del Estado deberían haber suscitado un escándalo. Por no hablar de las denuncias de otros profesionales de toda solvencia como Rosa María Calaf Olga Rodríguez. Esto demuestra, por cierto, que hay periodismo y periodistas que ejercen su labor, lo injusto de las críticas generalizadas y que quien quiera obtener información rigurosa la encuentra.

«La neutralidad, el silencio y el miedo no son las mejores opciones ni para el periodismo, ni para la vida», dice el periodista de origen mexicano Jorge Ramos en una charla TED memorable Cuestionar y desafiar a los poderosos es regla para el periodismo. Lo que es azul es azul, pero «la neutralidad no me va a llevar a la verdad», explica quien comenzó desafiando al poder con 24 años en México y se vio insultado y expulsado en su madurez en Estados Unidos por los guardaespaldas del racista Trump.

La dirección está clara. Y si no son capaces de enfrentar esos desafíos profesionales, al menos que no colaboren de parte. De parte del poder. Es exigible que la desinformación interesada deje de ser un problema para la sociedad española.

 

Entre la gerontocracia y la gerontofobia

Hoy que el gobierno ha vetado la subida del 1,2% de las pensiones, 1,2%, que le pedía la oposición, es buen momento para recuperar este artículo que todavía no había enlazado en el blog.

 Dos mujeres. De un lado tenemos a Carmina,  una maestra jubilada del idílico municipio asturiano de Villaviciosa que comete un pequeño error de percepción al escuchar el soniquete de la lotería de Navidad. Su familia y amigos, el pueblo entero, en lugar de decirle: oye, que la tele hablaba del sorteo del año pasado, deciden engrandecer la equivocación y engañar a  la pobre mujer.  Del otro a una actriz de 81 años. Nuria Espert. Todavía resuenan –un tanto sepultadas por numerosos impactos noticiables-  sus palabras al recibir hace unas semanas el Premio Princesa de Asturias de las Artes 2016.  Tan dispares las situaciones y hablan de lo mismo. De la consideración de la mujer mayor que apenas mejora con los años. Al tiempo que se acrecientan barreras de incomprensión entre viejos y jóvenes en general. Hay matices a tener en cuenta.

Nuria Espert conmocionó a buena parte del auditorio y la audiencia al recitar un monólogo de “Doña Rosita, la soltera” de García Lorca, en sus palabras de aceptación. Traía un discurso necesario sobre un problema latente del que no se habla en profundidad. Aun siendo decisivo. “ Muchachos y muchachas me dejan atrás, porque me canso”, “ya soy vieja”, “¿es que no tiene derecho una mujer a respirar en libertad?”, se lamentaba Doña Rosita, viva y vibrante en la voz de Nuria Espert.

A partir de los 30 o 35 años como máximo, la mujer es “mayor”, la obligan a ser mayor si se deja. Cada década que pasa añora la cifra pérdida. Ay, si tuviera por los menos 40, 50…   Lo han convertido en un problema específico de las mujeres. Añadido, porque hay otro común con los hombres: la edad, la vejez, con todos sus eufemismos, algunos francamente estragantes: Tercera, ancianidad, “mayores”, “nuestros mayores” (ay), o simplemente “de”, “de edad” están llegando a decir. Como para no ofender. No ofender desde luego a un colectivo numeroso, con capacidad adquisitiva –aunque no por igual distribuida ni mucho menos- y derecho a voto, lógicamente que les convierte en muy decisivos en las urnas.

No es un grupo homogéneo en modo alguno, pero al hablar de él se unifica en dos conceptos simultáneos: la gerontocracia que supuestamente practican, y la gerontofobia que provocan.  Para algunas personas de simpleza superlativa, los seres humanos se vuelven idiotas según cumplen años. Es como si al soplar las velas de la tarta se nos fueran detrás unos miles de neuronas. Salvo que sean ricos y poderosos. El nuevo presidente de Estados Unidos, Donald Trump, tiene 70 años y no es la característica que más preocupe en él. De hecho es que no parece que su peculiar forma de ser haya aparecido recientemente, venía de serie como en tantos otros.

No deja de ser curioso que en la parte gerontócrata no se mencionen las aptitudes, como sí ocurre con los viejos sin poder. Se rigen por distinto baremo. No nos han contado jamás las enfermedades o mermas del Marqués de Villar Mir, 85 años, por poner un caso. Si algún día una noticia de la tele le induce a confusión. Nadie vituperó a Emilio Botín por llegar hasta los 80 años dirigiendo un banco todopoderoso. La gerontocracia, la elevada edad de quienes en España dirigen las principales empresas, es un hecho, aunque haya asistido a algunos relevos. Nadie asegura, por cierto, que los sucesores de 50 no vengan con los mismos defectos y virtudes. Unos cuantos ya se han visto.

Muchos políticos son mayores: Teófila Martínez, 69. Celia Villalobos, 67. García Margallo, el compungido exministro de Exteriores, tiene 72 años. Como la alcaldesa de Madrid, Manuela Carmena. Por los 66 anda Jorge Fernández Díaz cuyas conversaciones con Dios y con su ángel Marcelo datan ya de bastante tiempo atrás.  Su gran amigo, el poderoso Isidró Fainé, ha cumplido 74 este verano, fecha en la que dejó la presidencia de La Caixa, nominalmente, si bien conserva la de otras influyentes entidades.

En cuanto a los gerontócratas de moda, Felipe González va por los 74 y Juan Luis Cebrián cumplió 72, el 30 de Octubre. Precisamente al día siguiente de que España tuviera el  gobierno por el que tanto había trabajado: el del PP de Mariano Rajoy, con la ayuda de Ciudadanos y el PSOE. El decisivo y fulminante episodio ha demostrado que las malas artes no son patrimonio exclusivo de una edad, un género, o una latitud geográfica.  Y se practican en norte, centro y sur, hombres y mujeres, viejos y jóvenes, cuando son múltiples los matices a tener en cuenta.

La imagen del anciano que juega al dominó con Rajoy o se deja achuchar por María Dolores de Cospedal, no se corresponde con todos los mayores de 60 años. Pero es cierto que de esta franja se nutren los votos tanto de PP como de PSOE. Deciden gobierno. Esta otra gerontocracia contribuye a incrementar la gerontofobia.  El número, un gran número, es poder.

El dato es que se ha invertido la pirámide poblacional. 11,5 millones de electores cuentan con 60 o más años.  Es casi el 31,7% del censo que convoca a 36 millones de personas. Por el contrario, disminuye con fuerza el número de votantes menores de 30 años que no llegan a representar el 15%. España es el país más envejecido de una Europa envejecida, según algunos baremos.  PP, PSOE y Ciudadanos han votado ya en el Congreso para rechazar el voto a los 16 años  y para mantener el voto rogado que, debido a sus impedimentos, está privando de ejercer su derecho a miles de jóvenes emigrados por falta de oportunidades aquí. Esto es, por cierto, lo que siempre mantuve, antes de pasar por los rigores caudinos de los Goebbles de corrala y pandereta con su manipulación de tuits.

Cada poco, este martes en el Congreso, se despliega la Espada de Damocles sobre el futuro económico y de supervivencia que para millones de personas constituyen las pensiones. Y es como si la ministra Báñez hablara para un inmenso horizonte de Carminas con billetes de lotería por caducar. Según costumbre, asegura que no peligran las pensiones pero ha vaciado prácticamente la hucha. Quedan 16.000 millones de las 66.815 que recibió el PP del gobierno de Zapatero en 2011. Se han utilizado para pagar otros apartados, como la deuda pública que crece en gran parte por culpa del rescate al sector bancario. Un corazón neoliberal lo que le pide es suprimir o reducir este gasto. No lo harán de forma drástica, nadie, ningún partido, por lo que se juegan en votos. De entrada. El PP ya busca nuevas argucias.

Encandilados con esas pensiones en permanente objetivo de la tijera, los viajes del Imserso y la adulación, la realidad no ofrece tantas venturas. Ha regresado a España el tercermundista “colchón familiar”. El 40% de los pensionistas mantiene a su familia, hijos y nietos, y otro 40% más les presta algún tipo de ayuda. Muchos se ocupan de los niños mientras los padres trabajan que no deja de ser un esfuerzo aunque se haga con gusto. La mitad de las pensiones en España están por debajo del umbral de la pobreza, no llegan a percibir 667 euros al mes, el límite que marca la exclusión social. Lo que muchos saqueadores de las arcas públicas se gastan en un fin de semana, lo que cobran en una o dos tertulias de un par de horas quienes intentan llenarles la cabeza de insidias.

Los ancianos de hoy se nutren de generaciones que tuvieron que luchar mucho para salir adelante. A través de la dictadura franquista y la Transición, además; épocas que marcan. Algunos viven como dádivas del gobierno lo que son derechos que se labraron. No es entendible que prime el miedo a fantasmas imbuidos cuando es el tiempo de las últimas oportunidades para afrontar los retos. El ahora o ya nunca. El tiempo de hacer lo que viene en gana, sin miedo. Es un contrasentido votar a quien suprime los cuidados cuando más se necesitan.  A quien siembra pantanos a los pies de los jóvenes y diezma a los trabajadores en activo que son quienes mantienen las pensiones por el método establecido (existen otros). Y hay algo seguro por este camino: los que difícilmente cobrarán pensión serán los jóvenes de hoy que tantos escollos tienen para trabajar por el presente de sus vidas.  Se precisa una reflexión para restaurar el contrato social que permita el bien de todos, el bien común.

Y queda la mujer, la mujer mayor.  “ A ésa ya no hay quien le clave el diente. Y yo lo oigo,  y me digo: adelante, con la boca llena de veneno y unas ganas de dormir y descansar… Me acuesto y me levanto con el más terrible de los sentimientos que es el de tener la esperanza muerta«, escribió Federico García Lorca en la España de 1935. Su última obra de teatro, antes de ser asesinado por los fascistas. Nuria Espert la lanzó como un grito en el Teatro Campoamor de Oviedo ante miradas que se conmovían, sabiendo, y miradas cortas que no entendían nada. La mujer añade con los años, fealdad, al parecer, y se utiliza su aspecto físico para insultarla a la mínima controversia. Aquí, en el reparto de la peor parte, hermanan a Carminas y Nurias, a cualquiera, a todas siempre que ellas lo permitan.

La vejez es uno de los grandes tabúes de la sociedad de la ignorancia. Convive la incomprensión y el halago interesado. Ay, el “nuestros mayores” que impele a estampanar a los repulidos seres que lo dicen. Aquellos tiempos del respeto a la experiencia, pasaron. En esta sociedad, se desprecia la vejez. Se la criminaliza, aludiendo a pastillas y geriátricos. Vejez  no es sinónimo de senilidad, por más que se empeñen. Ni  llegan a coincidir necesariamente. Miren en el escenario a Mick Jagger (73) o Bruce Springsteen (67) y dígannos quiénes necesitan “la pastilla” y un asilo. La actriz británica Angela Landsbury acaba de subirse de nuevo al escenario recién cumplidos los 91 años. Ha estrenado en Broadway,  ‘The chalk garden ‘ una obra que siempre quiso hacer. Hay quien no se deja cortar las alas. 

Ilógico tirar piedras a la casa, a la etapa de la vida, en la que todos terminamos. De no fenecer en el intento. Injusto, jubilar proyectos y esperanzas por mandato del calendario. Errático, cortar caminos a los jóvenes, refugiados en el egoísmo que caracteriza esta época. Mantener la curiosidad intelectual es básico para estar vivo con todas las consecuencias.  El compromiso con los demás, indispensable para ser persona. Y de personas hablamos.

*Publicado en eldiarioes

Para alcanzar los sueños

Cada año el mismo rito, el mismo cúmulo de tópicos. Depositar esperanzas en un cambio del calendario y fijarse una serie de propósitos a abordar y metas a conseguir. Llegar a convencerse de que el Año Nuevo, por serlo, cumplirá nuestros deseos. Lo que puede suceder o no, según nos dicta la experiencia de haber recorrido ese tránsito una y otra vez. En realidad, para alcanzar los sueños, hay que fabricar escaleras y afianzarlas en el suelo. O hacerse con unas alas –y un motor preferiblemente- si los sueños son muy altos. Cualquier instrumento que haya probado su efectividad en estas lides, antes que fiar la consecución de los anhelos a un billete de lotería, la ropa interior roja o 12 uvas.

 Esta vez, el año a estrenar nos encuentra a los españoles digiriendo las elecciones recientes y  esperando se forme gobierno. Empujando para que el voto que otorgamos en conciencia –o como fuera- se abra paso para resolver los problemas que nos aquejan como sociedad. En el plano teórico, por supuesto. Las elecciones de diciembre nos han demostrado que hay, al menos, 7.200.000 personas contentas con lo que ha llevado a cabo el PP y dispuestas a que siga así. A saber, un desgarrador aumento de la desigualdad que se muestra en carencias tangibles de muchas personas, una legislación reformada para darle tintes autoritarios o una corrupción escandalosa que se salda con notable impunidad. Están cómodos con ese paquete, aunque algunos de ellos sean los únicos que creen que la corrupción del PP se limita a unos cuantos cestos, sí, quizás, el contenedor de un tráiler, de manzanas podridas. Lo mismo, por cierto, que quienes mantienen al partido que en Catalunya alumbró, gestó y engordó a los Pujol, y su amplia familia y allegados. Todos ellos han colocado los travesaños adecuados para que todo continúe como estaba.

No suficientes. De ahí, que con diferentes voluntades y dispares niveles de errores y autoengaños, unos cuantos millones más de españoles hayan apostado por pequeños cambios. En algunos casos se nota que no han reparado demasiado en la idea de que se trataba de encontrar un gobierno que gestione problemas muy serios –el aumento de la Deuda y el agujero de la hucha de las pensiones a añadir al paquete esencial-. Un gobierno, no  el vencedor de un concurso de entretenimiento.

La verdad es que si todo sigue igual o parecido, si sale adelante la Gran Coalición decretada porque quienes ni pisan las mismas calles que el común de los ciudadanos, hay propósitos que no van a cumplirse. Cualquiera en edad de votar debería saber relacionar conceptos y hechos concatenados. Y tejer los cimientos de sus empeños. Y distinguir si buscan el bien común o solo el propio. Y hasta qué punto la basura, la trampa y el saqueo de lo público les suponen un obstáculo a sus fines.

Una persona adulta y con criterio recelaría al menos de la insistencia de políticos, periodistas y medios -y hasta algún iracundo Premio Nobel de Literatura- en que se acuerde un gobierno  con PP, PSOE y Ciudadanos.  Dicen que es la solución más democrática y moderna, y que satisface a los mercados. A ésos a los que entregaron PSOE y PP la cobertura de nuestras necesidades en la reforma exprés de la Constitución a cambio del rescate bancario en el que no tuvimos ni culpa, ni voz.

A una persona formal le alarmaría que para los valedores de estos pactos no sean “líneas rojas”, ni dignas de ser mencionadas,  la corrupción, el autoritarismo y las desigualdades. En esta brecha entre ricos y pobres  estamos batiendo récords según todos los índices, hasta propiciar una regresión insostenible. La crisis, dicen, cuando –fundamentalmente- deberían decir las políticas del PP de Rajoy, esta legislatura. Pero desde las poltronas no parece preocupar lo más mínimo, si hay «estabilidad».

Se puede firmar lo que 2016 no traerá por este camino. Ya pueden encender velas de todos los colores que esos propósitos no se cumplirán. Pongamos algunos ejemplos. El 80% de los jóvenes españoles viven aún con sus padres porque no tiene medios para emanciparse. No los van a lograr. Con las mismas o similares políticas no se crean empleos que lo permitan.

3.000 médicos han tramitado marcharse de España en 2015. La mayoría no volverá  de inmediato. La sanidad pública no hace sino empeorar con las privatizaciones y el concepto salud/beneficio. Ni vendrán los más de 10.000 investigadores que ya no realizan su trabajo en España,  el idílico tripartito no pondría tampoco los medios para que lo hicieran, dado el dominio neoliberal en su composición. Y veremos cuántos más, de todas las edades y profesiones, han de hacer las maletas.

El gobierno del PP acaba de subir el salario medio en 6,48 euros al mes hasta dejarlo en 655 euros. Todos los países de nuestro nivel macroeconómico lo duplican como mínimo y hasta en la Eslovaquia salida del Este cobran más que los españoles. Pero uno no puede vivir a la sopa boba o creer en cuentos y a la vez tener los derechos que le corresponden.  El eurito y medio incrementado a los pensionistas se sitúa en el mismo saco. Pues no nos pagarán más, no con PP y Ciudadanos. Y depende de quién sobreviva en la guerra del PSOE.

Algunos de los daños causados en esta legislatura son irreparables o de muy ardua solución. Los jóvenes que no han podido ir a la universidad por la elevación de tasas, tienen muy difícil reenganche y menos en este panorama laboral.  Ha condicionado sus vidas, como las de tantos otros.

Si queremos conseguir nuestros sueños, los sueños para la colectividad también -si entra en nuestras preocupaciones-, lo primero es no andar en sentido contrario. Y construir las bases para alcanzar lo que nos hemos propuesto.

La desigualdad ha sido una opción, no un resultado económico inesperado”, insiste el Nobel de Economía Joseph Stiglitz en su último libro. Cabe revertirlo, por tanto. Engullir que no se puede es cerrar los ojos a la evidencia de la cantidad de fortunas que ha fabricado esta crisis y en concreto, en España, la política de Rajoy. Sistemáticamente, sin resquicio. Pero el resultado electoral también da oportunidades  de cambio. Si se quiere. Lo básico sería priorizar los objetivos. Pensar en las personas. Si se dejan.

Este país precisa educación, sobre todo en ética y dignidad, en democracia, y sin cambios sustanciales no llegará. Es irrenunciable regenerar la justicia, poniendo todos los mecanismos jurídicos y democráticos al servicio de la separación real de poderes. Dotarla de medios para luchar realmente contra la corrupción. Y acabar con la impunidad de los delincuentes de cuello blanco. Anular inexcusablemente las leyes represivas. O lograr canales públicos de información independiente al servicio de los ciudadanos. Una RTVE, limpia de inmundicias, que  compita por la audiencia sin estar sujeta a estrategias comerciales y, por tanto, al gancho del espectáculo en detrimento de la información.

 Escaleras, ascensores, para subir. Taladros, si se trata de poner cimientos, sembrar semillas y alimentar raíces. Piernas, ruedas. Remos, barcos. Aviones, cohetes, lanzaderas. Motores, alas. Planificados, medidos, bien ensamblados, engrasados, con soportes que les sujeten si se balancean.  Que nos lleven al destino propuesto. Porque, si se empeñan en hacer inalcanzable la justicia social, la decencia, el bien común, los mismos mecanismos sirven para volar a numeroso sueños personales, incluso por descubrir, que hagan cierta esa felicidad que hoy nos deseamos. Y cada cual que aguante su vela. En particular, si es de las que dirige y zarandea el viento.

*Publicado en eldiario.es

La ejecución de Grecia: no es economía, es política

Esta ocurriendo ante nuestros ojos y no parece dársele la atención que merece: el ultracapitalismo que defiende ahora mismo la UE está ejecutando a Grecia y a los griegos para dar un escarmiento ejemplar a España e Italia por si pretenden escapar del yugo de la austeridad, sus beneficiarios y víctimas.  No es una cuestión económica, es política. Y se lleva a cabo en nuestros nombre.

Un nuevo y extraordinario trabajo de Íñigo Sáenz de Ugarte, Guerra Eterna, subdirector de eldiario.es, aporta numerosas claves: Es una Operación de castigo:

Un boligrafo con muy clara intencionalidad tacha las propuestas griegas

Un boligrafo con muy clara intencionalidad tacha las propuestas griegas

Los negociadores han rechazado punto por punto las propuestas del gobierno de Tsipras. En esta línea:

“Las instituciones [antes llamadas troika] han presentado una nueva propuesta que transfiere la carga [de la austeridad] sobre los asalariados y jubilados de una forma socialmente injusta, mientras al mismo tiempo evita aumentar la carga sobre los que más tienen”, dijo el comunicado de respuesta del Gobierno griego.

Y así es como demuestran los hechos y detalla Guerra Eterna:

Lo que vemos en esos cinco folios tachados es un rechazo completo de las propuestas de Tsipras. El Gobierno estaba dispuesto a obtener 7.900 millones de euros en dos años, pero en más de un 90% la diferencia procedía de aumento de ingresos vía impuestos. Pero el FMI exige dar la vuelta al cálculo. Quiere que los ingresos extra procedan en un 80% del recorte de gasto, y sólo el resto del aumento de impuestos. La negociación continúa en la noche del miércoles y continuará en la mañana del jueves.

Los folios tachados por la troika exigen que el “complemento de solidaridad” que reciben los jubilados más pobres queden eliminados a final de 2017. Tsipras proponía empezar a recortarlos a partir de 2018 y acabar con ellos en 2020. Y eso que Olivier Blanchard, del FMI, dijo hace unos días que los planes del Fondo suponían recortar el gasto en pensiones pero sin tocar a los pensionistas más pobres.

Lo que la troika propone es endurecer la austeridad para obtener a cambio los fondos que permitan a Grecia seguir pagando los intereses de una deuda insostenible.

Tras aportar muchos más datos y argumentos (recordemos que la quiebra de Grecia se produjo con el gobierno conservador de Nueva Democracia y tras el maquillaje -falseo- de cuentas de la Goldman Sachs de Dragui), Sáenz de Ugarte concluye con esta clave:

Al final, el problema de Grecia continúan siendo el mismo que había el primer día. No era el único país en una situación financiera desesperada por los problemas estructurales creados por la moneda única, además obviamente por sus propios errores. Otros países se encontraban en una situación similar y tenían el tamaño perfecto, es decir, no demasiado grande, como para gastar dinero en ellos para que siguieran pagando sus deudas. Sólo había dos que podían caer en la misma situación, pero que eran demasiado grandes como para ser digeridos, España e Italia. El principio (moral e ideológico, no económico) de que las deudas hay que pagarlas, aunque supongan una carga insostenible, obligaba a sostener a Grecia moribunda en la UVI, pero sin aplicar la cirugía habitual en la deuda en estos casos, la que el FMI siempre ha aplicado en Asia, África y Latinoamérica, para impedir que España o Italia abandonaran sus habitaciones de planta.

Una reestructuración de la deuda griega sería ahora un ejemplo terrible para cualquier otro país europeo, para sus habitantes, porque se da la molesta circunstancia de que esos estados son democracias en las que los ciudadanos pueden exigir en las urnas soluciones diferentes a las impuestas desde Bruselas.

Múltiples datos cruzan hoy España. El brutal ataque del PP a la educación con la elevación de tasas que contabiliza ya 86.000 alumnos menos en solo tres años. Un gobierno volcado en privatizar la sanidad pública a base de entregarle millones. ¿Todavías hay algún incauto que crea que las empresas de sanidad privada son ONGs y que su fin prioritario no es la búsqueda de beneficio económico y que de algun lado sale? Perfectamente admisible como opción, mientras no lo subvencionemos y quitándolo de la pública.

Y por si faltara un detalle en la ecuación, Linde, el gobernador del Banco de España, avisa otra vez que el tajo a las pensiones es un hecho, que se acabó  revertir en los ancianos dinero que puede mplearse en otra cosa más lucrativa para algunos. Al ultracapitalismo le gusta mucho ese bocado. Ahorre Vd para la vejez con 1.200 euros brutos de sueldo -es el salario mayoritario en España- o estando en el paro.

Los correligionarios del PP y el PSOE (Nueva Democracia y PASOK), causantes de la bancarrota, tragaron. Syriza sigue batallando contra una pétrea ideología que no ha hecho otra cosa que aumentar las desigualdades. España en cabeza con su liderazgo en el incremento de multimillonarios que son para quienes trabajan.

Con malnacidos varios que se apuntan a defenderlos y masacrar a los griegos solo porque gobierna Syriza y por mantender su plato de lentejas, es nuestra sociedad la que también está en el tablero. ¿Les han explicado a los partidarios del «hay que pagar lo que se debe y como los señores gusten mandar» que Rajoy nos ha metido en un billón de euros de Deuda Pública tras un aumento histórico y nada casual? Que vayan ahorrando.

«¿Promesas que no se pueden cumplir?»¿por qué no habla esta paniaguada mediática, una más de las que trabajan por el sistema viciado, del bolígrafo de la UE y Lagarde?

De cualquier forma, la ética que se definió precisamente en Grecia, no permite a ningún demócrata alentar este atropello evidente que se está perpetrando con grecia. Los datos hablan. Las trampas también. No es economía, es política. Contra los ciudadanos.

Por cierto, Rajoy y De Guindos, con su largo historial en la materia, también están con la pala, aguardando la muerte de una Grecia que quiso luchar por sus ciudadanos y que aún respira.

grecia.merkel.lagarde

Carta a la Ministra Báñez con texto alternativo a su misiva

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Escasamente estimada Sra. Báñez:

Acuso recibo de su carta y me dispongo a responderla porque realmente lo merece. Ha irrumpido Usted en la vida de millones de pensionistas (unos 9 millones) para espetar unas afirmaciones que no se ajustan a la verdad.

El crecimiento de empleo del que Vd. presume no llega a enjugar la destrucción que su gestión y la de su partido han ocasionado. Hoy todavía hay más paro y  menos personas trabajando que cuando Vd. accedió al cargo. Menos población activa porque han tenido que emigrar. Y su Reforma laboral ha precarizado el trabajo y los derechos de todos los españoles asalariados. El empleo creado es precario al límite. Vd sabe que su gobierno anota como “trabajo” los contratos a tiempo parcial y temporales, incluso los de unas horas a la semana y una sola semana. Esos detalles una persona honesta debería contarlos para que cualquiera se hiciera una idea exacta de la cuestión. Y de las expectativas de futuro.

La sociedad española no ha acatado sus atropellos voluntariamente por “compromiso solidario”. Se los ha tragado sin más y esa actitud dista mucho de ser ejemplar. Máxime cuando, a través de las Gürtel, Púnicas y demás tramas de corrupción investigadas, sabemos que muchas personas en su partido se lo llevan crudo. A costa de los demás.

“2015 será un año clave en la recuperación de la economía y el empleo en España”. Verá, eso es propaganda de partido. Aún en el caso de que ésa fuera la intención del PP –que en absoluto lo parece al menos por los medios utilizados para el objetivo- la afirmación no deja de ser especulativa. Está muy mal que Vd. engañe a unos pobres pensionistas, alguno de los cuales –no creo que muchos salvo que padezcan ya mermas cognitivas- podrían llegar a creerla. Me dirá que también Vd. cree en lo que no se ve –léase la Virgen del Rocío- pero reconózcame que para llegar y mantener su cargo ha necesitado algo más que esa fe. Sé que en su congregación o empresa ayuda, pero mucho más las amistades que ha cultivado, que es lo que le ha proporcionado ese suelo de realidad para andar, disponer y cobrar sueldo,dietas y complementos.

Adular a personas que, tras toda una vida trabajando, tienen derecho a una pensión y a unos servicios sociales que su partido está cercenado, con el cuento del apoyo que representan para sus familias, es ya mezquino. Los impuestos cotizados durante años deberían servir –y de hecho sirvieron hasta que el PP llegó a la Moncloa- para poder tener acceso a los servicios sociales básicos, ecuación, sanidad sin copago, etc, ya sabe. Para comer y vestir también. El colchón familiar es tercermundista, máxime cuando –como le digo-, con lo pagado previamente, nos podíamos haber hecho uno de esos que cuestan más que un coche, ubicado en un palacete o casa solariega como las que disfrutan varios de sus colegas de partido.

Está muy feo que una servidora pública (es lo que deberían ser todos Vds, ) utilice dinero público para hacer publicidad de su partido. Y es un pecado grave en una persona devota como Usted suele mostrarse mentir tan reiteradamente. En este punto, lo que más me molesta a mí es el insulto a la inteligencia de las personas. Comprendo que no sea algo que Vd valore en particular, Vd. misma ha gozado de una suerte inmensa pese a sus aptitudes, pero hay gente, mucha, no crea, a la que molesta que la tomen por tonta. Sin serlo.

Porque lo que ya es el colmo absoluto es presumir de un incremento miserable de las pensiones que además esconde la pérdida real de poder adquisitivo. Ya se estipuló así desde el comienzo, cuando decidieron utilizar otros baremos distintos a la revaloración con el IPC, usando los subterfugios adecuados para que algunos lo engulleran también. Dado como la vemos riendo y dando saltititos cuando charla con la Virgen del Rocío, tengo la sensación de que también se divierte mucho con estas pequeñas trampitas. No lo creerá pero hacen daño a la gente.

Viendo a las firmas del IBEX ganar un 67% más desde que el PP llegó al gobierno en Noviembre de 2011, y los miles de millones entregados a los bancos, a las empresas deficitarias como las autopistas, viendo también lo robado de las arcas públicas, que las pensiones hayan subido de media 2,50 euros al mes es un chiste macabro.

Su gobierno no está manteniendo el sistema de bienestar, ni siquiera el que teníamos. Su agradecimiento nos importa tanto como el de su jefe, Mariano Rajoy. De la sinceridad de ambos y de todo el gobierno tenemos sobradas pruebas: nula, consulte  las hemerotecas y ríase otro poco de los cándidos que aún les apoyan. Desde la primera línea miente. Lo de “Estimado/a” no es verdad a tenor de la experiencia. Si tuvieran el mínimo afecto a los españoles, un poco de respeto al menos, no nos estarían haciendo tanto daño, ni serían tantas sus mentiras y su pitorreo.

Es mutuo. Se cosecha escaso aprecio con actitudes como la suya. Y ya puestos, hubiera sido mejor una carta más breve, y más sincera. Imagínese que existe realmente la Virgen del Rocío y toda la corte celestial ¿qué pensarán de alguien que miente con tal soltura? Venga, una carta real, no del Ministerio, del partido, aunque sea pagada con las subvenciones públicas que les damos, las de la contabilidad en A ¿entiende? Una cosa así:

“Pringado/a:

Aquí va un panfleto con propaganda electoral. Aunque la verdad, mejor hágase un plan de pensiones privado o ahorre, porque todo lo público es susceptible de hacer negocio. Pague y calle. Si no puede, no es asunto nuestro.

Sabemos que igual Vd no se traga el cuento de la recuperación y el resto de milongas que han escrito mis asesores y yo firmo –con esa dirección ascendente fruto de la felicidad que me embarga por estar donde estoy-, pero muchos otros sí y de eso nos valemos. Nos dieron mayoría absoluta y lo del diálogo y el consenso son milongas. Tampoco es que gran parte de la oposición nos lo ponga difícil.

Así que ya sabe lo que dijo Andrea Fabra.

Y si es de “los nuestros” entonces sí, muchas gracias, tenemos ya la España que añorábamos y nosotros la estamos disfrutando como no se imagina. Algunos colegas muy brillantes dicen que jamás pensaron que colara lo que está colando. Ya ve”.

Yo me hubiera quedado más tranquila, que me engañen lo llevo realmente mal.

Rogando por su propia jubilación, un adiós como anticipo.

PD.

Muchos recuerdos de una gran número de amigos pensionistas.

 

 

Rodrigo Rato y yo acabamos de cumplir 65 años

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Rodrigo Rato y yo acabamos de cumplir 65 años. A ambos se nos abre pues una nueva etapa que –en mi caso, lo confieso- me ha producido algo de vértigo.

Mi coetáneo Rodrigo presidió Caja Madrid y su tránsito hasta Bankia durante apenas dos años, de 2010 a 2012. Hundió la entidad y está imputado en esa causa. El agujero que dejó nos lo están cobrando en sanidad, educación, y hasta en derechos, a todos los españoles. Por esta labor. le quedan 522.000 euros, repartidos entre 489.000 euros de Bankia y 33.000 euros de la matriz, BFA. Rato puede decidir si cobra el importe acumulado de una sola vez o si percibe una renta vitalicia, mes a mes.

Como exdirector gerente del Fondo Monetario Internacional (FMI) –del que salió precipitadamente y con sonoras críticas-, percibe una una remuneración anual de 80.000 dólares (57.434 euros), también con carácter vitalicio.

Desconozco qué retiro queda como ex ministro pero como diputado ronda los 6.000 euros mensuales.

Rodrigo además puede simultanear el cobro de sus pensiones y sueldos con otras actividades como las de “aconsejar” empresas. Acaba de ficharle la inmobiliaria de “La Caixa”. No sabemos tampoco qué cobrará aquí. Pero sí, como cuenta eldiario.es, que “a principios del año 2013, Telefónica fichó al exvicepresidente de Aznar como asesor por un sueldo cercano a los 200.000 euros anuales. En septiembre, el Banco Santander anunció la incorporación de Rato a su consejo asesor internacional del que había formado parte ya en 2008, poco después de su salida del Fondo Monetario Internacional”.  No han proporcionado datos sobre su remuneración.

Yo trabajo desde los 13 años pero por problemas burocráticos me han restado años de mi vida laboral –pendientes ahora de reclamación-. Aún así, percibo casi la pensión máxima que el Estado español reserva al común de los ciudadanos, dado que tuve un trabajo de bastante relevancia como periodista asalariada.

La pensión media está en España en torno a 900 euros mensuales, la máxima es de 32.000 euros anuales, pero los políticos tienen derecho a pensiones vitalicias muy superiores. Hasta de 74.000 euros. Todo ello antes de impuestos, de muchos, muchos, impuestos.

Como cuenta el libro sobre el tema de Juan Torres López y Vicençs Navarro, solo el 25,7% de los españoles ha podido suscribir planes privados. Ésos con los que se especula. No es fácil ahorrar para el futuro y menos ahora.

He recibido una carta de mi empresa con motivo de mi jubilación definitiva. Me cuentan que me quitan hasta un seguro de vida que no sabía habían tenido la amabilidad de suscribirme. Tengo de tiempo para morirme hasta el 31 de Diciembre que –por enorme generosidad que no se extiende a otras prestaciones- dura su vigencia. Si quisiera continuarlo sería a precio de mercado, como si llegara nueva..

Estoy autorizada a realizar alguna labor complementaria siempre que no sobrepase el salario mínimo anual. Podría ser consejera también. Me ofrezco a asesorar sobre honradez, ética, periodismo sin duda. No sé dónde me emplearían con esos mimbres en una gran empresa con posibilidad de pagar los sueldos que recibe mi coetáneo Rodrigo.

Hablaba de vértigo, sí. Por cómo intentan coartar la libertad de alguna manera. Por recibir un dinero que es más de cuanto percibe la mayor parte de los pensionistas pero obscenamente alejado del que cobran los privilegiados y que con estas políticas nos irá mermando a todos salvo al colega Rodrigo y sus amigos.  Llamo para papeleo y cuando nombras 65 te hablan más alto y más despacio como si súbitamente hubieras perdido neuronas. Por favor ¿no ven la enorme capacitación de Rodrigo Rato a quien, con la misma edad y su trayectoria profesional, se lo rifan como consejero?

No suelo decir mi edad. Lo hago ahora como acto reivindicativo. Porque estoy estupenda y “nadie me daría” los años que tengo. Porque ahora la vanidad es confesarlo. Porque pienso seguir dando mucha guerra y denunciar los atropellos que sufrimos.

*Publicado en eldiario.es

Tres millones de británicos no podrán calentarse en invierno ¿Y en España?

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El diario británico The Independent  lo trae en portada: 3 millones de personas no podrán encender la calefacción en invierno en el Reino Unido. No podrán pagar la factura de gas y electricidad para calentarse.  Se teme que esto cueste la vida a 200 personas diarias. Especialmente ancianos que son quienes lo han denunciado. “Los precios suben, las temperaturas bajan”, define el periódico.

El neoliberalismo mata. Globalizado, podemos encontrar problemas comunes en muchos países. También en España hay ya, justo, 3 millones de pobres y otros muchos en el umbral, con menor población. Y, como en todo el mundo desarrollado, el ataque sistemático a los ancianos a través del recorte de sus pensiones y los repagos farmacéuticos los sitúa como sector destacado entre las víctimas. Pasa en España. En Gran Bretaña se quejan. Pero no es éste la única diferencia.

Como aquí, las compañías de suministro de energía han elevado drásticamente las tarifas. Al punto –dicen allí- de facturar 1.267 euros anuales por gas y electricidad como media. Y eso porque acaban de subirlas. ¿Leo bien? ¿Los británicos pagan apenas 100 euros al mes por ambos suministros? ¿Y sabemos, saben los españoles, que el sueldo medio duplica el nuestro como poco? ¿Qué nos hemos perdido nosotros?

Hay un fuerte debate en el país, además. Las seis mayores compañías van a comparecer esta semana ante el Parlamento. Se les acusa de haber actuado como un “cartel” que acuerda y sube precios, se les critica que evadan impuestos a paraísos fiscales, y se estudia un impuesto especial.

La mayoría de los políticos se muestran indignados con esta situación –aunque sin duda la han propiciado-.  Danny Alexander, el secretario jefe del Tesoro, por ejemplo, declaró: «La gente está furiosa con razón acerca de las empresas y los individuos que evitan el pago de la cantidad correcta de impuestos. Yo estoy furioso por eso. Es algo que no es aceptable en ningún momento, pero particularmente en éste en que estamos pasando por gastos difíciles «. No todos. Angela Knight, directora ejecutiva de Energía del Reino Unido, que representa a las empresas, ha dicho que sus ganancias no son excesivas y que las empresas también “están haciendo grandes inversiones en el Reino Unido y por lo tanto tienen que tener un «margen de explotación«. ¿Grandes inversiones? ¿Y en España invierten en mejoras las colegas?

La preocupación por los jubilados que no podrán calentarse ha llevado a estudiar sensibles rebajas en sus facturas. Y se prodigan las alarmas acerca de cómo influye en la salud pasar frío. El Dr Paul Cosford, director de protección de la salud y director médico del Sistema de Salud Pública de Inglaterra (PHE), explicó: «En un clima más frío, mantenerse caliente es esencial para mantenerse saludable, especialmente para los más jóvenes, las personas mayores o los que tienen una dolencia crónica, como las enfermedades del corazón y el asma. Hay una amplia gama de problemas de salud relacionados con la vivienda y el frío clima de invierno, pero, sobre todo, un ambiente interior o al aire libre frío puede empeorar los problemas del corazón y respiratorias y pueden causar la muerte. »

El invierno es mucho más frío en Inglaterra que en algunos lugares de España –no en todos que buenos bajoceros se registran aquí-, pero al menos allí se habla de las consecuencias de la brutal religión del lucro a toda costa que ha impuesto el neoliberalismo que nos aqueja. En España nada. Claro que muchas personas no podrán encender la calefacción en invierno, ya pasaron así el pasado. El poder adquisitivo aún se ha mermado más ahora. Pero aquí nos dice el gobierno que la recesión se ha terminado y el inefable ministro Cristóbal Montoro se atreve a declarar que “la gente ya nota la recuperación”. De la cordura, querríamos. La recuperación de la cordura si alguna vez la tuvimos.

La máxima diferencia es ésa. Los ingleses se quejan, debaten, piensan los unos en los otros algo más que nosotros. Obligan a los políticos a mojarse. Aquí la mayoría está en la inopia. Aún así, es muy probable que 200 británicos mueran de frío cada día. En España ni nos enteráramos de cuántos.

(Gracias Gonzalo Semprúm por enlazar periódicos cada noche)

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