Un escándalo sostenido por corruptos y cenutrios

rajoy.camps.rita

 

Audiencia Nacional. Crespo nombra en Gürtel a Costa, Fabra y Camps. Y, Rajoy, en FITUR, rodeado de periodistas, dice… que 2017 fue un año magnífico para el turismo. Así funciona el tinglado. En los últimos días, varios encausados por corrupción han cantado ante la justicia para confirmar las sospechas largamente avanzadas. En España, miembros del Partido Popular o de los nacionalistas catalanes de Convergencia i Unió contrataron obras, pagadas con dinero público, a cambio de mordidas astronómicas en las que el que pudo metió el cazo para volcarlo a su bolsillo. De estos partidos básicamente y también de otros. Una práctica que se presume habitual, una forma de ejercer la función pública. Pero el problema ni siquiera acaba ahí.

Constatamos que a amplios sectores de la sociedad les da lo mismo que les roben, que nos roben. Que la justicia va por barrios, dejando oasis de intocables y deteniendo con aroma de arbitrariedad por opiniones  o actitudes convertidas en delito. Sabemos que nada sano puede salir de la abismal disparidad de criterios al abordar los problemas. Que el río revuelto viene con víctimas asfixiadas y pescadores que se aprovechan ignorando todo escrúpulo. Comprobamos que las injusticias sociales alcanzan cotas de escándalo. O que un empresario condenado por las tarjetas Black, investigado por otra trama de corrupción, recién denunciado por un compinche como receptor de una comisión millonaria, llamadocompi yogui por los Reyes de España, viaja a Davos en la comitiva que nos representa como país y que encabeza el propio Felipe VI.

Vivimos tiempos complicados que parecen encaminarse a un futuro peor. Hasta la ficción literaria y cinematográfica nos presenta un espejo negro, un Black Mirror, al que avanzamos. Se han aparcado los coches voladores y los trajes fluorescentes, la ciencia ficción nos lleva a un terreno más oscuro. Quizás porque es más realista, más apoyado en datos del presente. Solo que el futuro no está escrito; el espejo no es barrera, es cristal frágil y quebradizo. Detrás puede haber esa sima que auguran o nuevos horizontes para construir, dejando atrás la mugre.

Depende de nosotros, de todos nosotros. En gran medida, de los cómplices de este estado insostenible. Una de las primeras obras que vi representada en un teatro –el Teatro Principal de Zaragoza- fue “A puerta cerrada”, de Jean Paul Sartre. Tan rotunda que, con ella, entendí para siempre que El infierno son los otros.  La mayor de las armonías puede verse alterada por las relaciones personales hasta  crear un clima insostenible. El infierno son los otros, a menudo, del mismo modo que hay personas que, por el contrario,  se convierten en aliados y soporte.

Hoy, en España y en muchos otros lugares del mundo, van ganando los colaboradores necesarios de la sinrazón, el abuso y la tiranía. Un grupo significativo como coautores directos, otros por pura tibieza y una gran mayoría sin ser conscientes siquiera. ¿Cuántos valores tienen que fallar en una sociedad, en cada persona, para que se apueste por dirigentes corruptos, aprovechados, sin preparación ni ética, turbios, falaces, a pesar de que dañan hasta los propios intereses de sus electores?  Los hilos son ya tan gruesos, hay tanto que cargar y es tan innecesario ya disimular, que sin duda cabe hablar de influencias y manipulaciones pero eso no lo explica todo, ni mucho menos lo justifica.

El infierno son los otros, los que enturbian la vida.  Estamos conviviendo en el mismo país donde millones de personas miran a otro lado cuando el gobierno deja sin atención a los dependientes o aplica políticas que aumentan la pobreza mientras favorece la sobreabundancia de las grandes fortunas. Son datos y lo saben por más que sus gurús de baba les mareen con las cifras. Hay 13 millones de personas en España en riesgo de exclusión social, casi 5 no pueden calentar su casa cuando hace frío.  Cada semana  mueren 8 trabajadores durante su jornada laboral.  Según datos del Ministerio, en 2017 hubo 451 accidentes mortales y 3.500 graves.  Las cifras aumentan. Habrá razones.

Y sigue habiendo desahucios. Agustín  Moreno, un profesor que acaba de jubilarse y que venía escribiendo textos imprescindibles sobre educación, empleó su recién estrenado tiempo libre esta semana en acudir a un desahucio. Lo contó en Cuarto Poder. Y previamente escribió en Twitter: ¿Cómo se puede dejar en la calle a una madre con 2 hijos de 16 y de 12 años, uno de ellos con una minusvalía del 41%, y que no se les caiga la cara de vergüenza a todos los que tienen la responsabilidad de evitarlo?  Esto se vota. ¿Cuántas valores han de anularse para llegar a este extremo? ¿Cuánta miseria esconde el silencio cómplice?

Y se vota la privatización de la sanidad y las goteras, una tromba de agua en realidad, en la UCI pediátrica de un hospital público. La Unidad para niños en estado de máxima gravedad. El colapso de las urgencias y las listas de espera. Y se apuesta en las urnas por los empleos de una semana de duración que trajo la reforma laboral, los sueldos precarios, la disminución de los subsidios de desempleo. Y por la subida de casi 500 euros en las tasas universitarias. Y el aumento descomunal de la Deuda Pública, negocio de especuladores. Está en el 99,4%, en 2007 la teníamos en el 35,5%, echen cuentas. Y la politización de la justicia. Y la RTVE manipulada para contar lo contrario de lo que ocurre. Y las subvenciones en forma de publicidad institucional a los medios que terminan siendo concertados con el gobierno, con el poder, con todos los que comen en esa mesa.

Se está privando a políticos de sus derechos civiles sin haberse determinado su culpabilidad en un juicio. Se invirtieron  87 millones de euros en el despliegue policial para enfrentar el referéndum en Catalunya. El Ministro Zoido llamó al operativo Operación Copérnico por, dice, “el giro copernicano” que tendría que darse. Un ministro a juego con sus votantes, sin duda. Se está pervirtiendo el lenguaje con fines precisos como no soñó ni Orwell. O sí, él sí. Se manda, insisto, a Davos a una representación de España que, sin quererlo, es demasiado fidedigna, porque nada trae consecuencias.  Aunque no lo parezca, también todo esto se vota.

Hemos tenido gobiernos que, no solo rescatan con nuestro dinero a bancos y empresas, sino que consintieron el fraude de las preferentes. Y ahí los vemos en comisiones de pasar el rato, echando culpas fuera. Lo hicieron solos y en compañía de otros. Lo hacen aún con tantas cosas. Se vota, esto se vota. Dando la confianza a los partidos responsables de esta gestión y a los partidos que les apoyan. Es cierto que uno no puede asumir todos los errores de aquellos a quienes eligió, pero lo que está pasando en España dista mucho de ser el ejercicio normal de la política. De la justicia y el periodismo también. Demasiadas irregulares y trampas que los tuercen. Nos sentencian a una condena que se da como irremediable y no lo es.

El infierno son los otros. Se ven ejércitos de zombis, tabernios, cuñados, cenutrios, neutrinos, encandilarse con quienes ponen en peligro su propia sanidad, su propia pensión, la educación de todos, el progreso en forma de investigación, la cultura. Apriétense los cinturones los pensionistas que hay que rescatar a las  autopistas privadas y no hay más dinero. España consolidó ese modelo que, además, se cree muy sabio y avispado, exactamente igual que las víctimas del timo de la estampita o el tocomocho. Los que, siguiendo la flecha, condenan a los conductores varados en la nieve y se enfervorizan con el “a por ellos”.  Los que censuran severamente a las víctimas de la codicia y bajan los ojos ante sus verdugos. Parece haber millones de seres que no relacionan sus hechos con las consecuencias que ocasionan. Hijos de esa España eterna que se ocupó a fondo en disuadir el pensamiento crítico y propio.

Son demasiados. Tras el Black Mirror no está el coche fantástico, está el ejército de espectros guiados por los Caminantes Blancos. En este juego de tronos son decisivos. Avanzan sin mirar atrás, pierden brazos, piernas, la cabeza, y siguen andando, abatiendo, sepultando, como enemigos. Cuando hay otra realidad tras el espejo: una puerta, y vías abiertas, y una luz, una sociedad y un país que podría apostar por la decencia y el futuro. Es que por este camino no va a haber ni mañana.

 

La prensa que odia Trump

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La propia familia de Trump y figuras de la Fox acaparan la escueta lista de 43 personas a las que el presidente sigue en Twitter. Fox no es prensa enemiga

La prensa está en entredicho. Una crisis mal afrontada y peor resuelta la mantiene en situación de debilidad. Donald Trump, el nuevo presidente de Estados Unidos, ha decidido usar ese estado vulnerable a su favor para avanzar en unos planes realmente temibles. Pero no es el único peligro que acecha a la información y por tanto a la sociedad. La bola avanza en caída arrolladora engrosándose, con excepciones como asideros.

Donald Trump ha declarado la guerra a la prensa de su país. La llama incluso «enemiga del pueblo «. En su escalada bélica por todos los frentes, ha denegado la entrada a The New York Times, CNN y Politico, entre otros medios, a un acto en la Casa Blanca. Es el comienzo de una persecución anunciada. Pero conviene matizar. Trump carga contra la prensa que informa, la que expone sus (escandalosas) medidas, la que cuenta la verdad. Hay medios a los que el presidente adora. Son su guía, de hecho. De Breitbart News, la web de agitación ultraderechista y manipulación, procede su estratega y principal asesor: Steve Bannon. Y todo el grupo mediático Fox es faro y norte de Trump. Lejos de menospreciarles, les rinde veneración.

Pocos datos ilustran con más precisión la personalidad del actual inquilino de la Casa Blanca que el reducido grupo de personas a las que sigue en Twitter, la red de la que hace un uso casi diarreico. Su cuenta personal, anterior a su acceso a la presidencia, tiene más de 25 millones de seguidores, él se limita a seguir a 43. En ese exclusivo grupo, lo que más se repite es el apellido Trump. Allí tiene a su familia, comenzando por su hija Ivanka, y sus empresas. Están varios miembros de su equipo, no todos. Un par de estrellas, de la canción y del deporte, con el común denominador de añadir a su fama el extremismo religioso, y el resto son todos de Fox News. El resto del mundo no parece interesarle, y llama la atención semejante pobreza de fuentes y hasta de inquietudes personales en alguien con tan enorme poder de decisión.

Para quien no conozca la línea editorial de Fox, viene a ser lo que en España resume a la Caverna mediática, una mezcla de 13TV, Intereconomía, Losantos y OKdiario. Son famosos sus locutores increpando agriamente a los enemigos políticos de la derecha más reaccionaria y a los periodistas rigurosos. Véase el caso del mexicano Jorge Ramos tratado con extrema agresividad por el presentador. La objetividad no se roza ni por equivocación.

Donald Trump intenta, por lo que vamos viendo, acallar a la prensa, expulsar a los testigos de sus atropellos. Para seguir sembrando el desconcierto en esa masa que le apoya y cree sus «verdades alternativas», es decir sus mentiras. Los inexistentes sucesos de last night, la última noche, en Suecia o en Júpiter, que siembren el miedo y justifiquen ese  brutal aumento del arsenal militar que se dispone a contratar  54.000 millones de euros a detraer de las necesidades de los ciudadanos. Como se anunció, Trump avanza por las sendas del totalitarismo y ni su propio partido, el Republicano, le detiene. En ese objetivo es clave restar el derecho a la información de los ciudadanos a muchos de los cuales deja tan desvalidos como a todos con su acopio de bombas.

¿Se imaginan guiarse únicamente por Fox y Breitbart News? Trasladado a nuestro país, por todos esos cascabeles y gatos de ultraderecha mediática de agitación. La verdad es que numerosos cargos del PP acuden asiduamente a sus programas. Las investigaciones judiciales dan cuenta de que el PP financió con dinero negro a Libertad Digital, por ejemplo. No es preciso incidir en sus desbordamientos de opinión y hechos tergiversados. Son de sobra conocidos. Basta verlo. De la mañana a la noche además.

El problema aquí reside en el deslizamiento de medios, antaño más o menos fiables, hacia posiciones dudosas. Esas portadas, editoriales, artículos, programas de radio y televisión generalistas en los que se encuentra a menudo mucha más propaganda que información, por expresarlo de una forma mesurada. Pueden ir al kiosco, siquiera virtual, y cada día encontrarán ejemplos. En España el problema de la prensa es la credibilidad. Y en ambos casos pierde la sociedad destinataria.

No es el caso de los «Estados de Trump», pero la siembra de sospechas sobre la veracidad de los hechos y las creativas versiones acerca de lo que realmente sucede en España y con su Gobierno también dañan la información a la que tienen derecho las personas. En todos los medios, o en su inmensa mayoría, se pueden encontrar periodistas que siguen informando a veces con riesgo de su puesto de trabajo. La dirección de las propias empresas sabe de esa exitosa mezcla de contar medias verdades y verdades completas que regularicen todas. Y, sin duda, existen medios que no se amilanan, como éste, eldiario.es y varios otros sin duda, y entienden la importancia de una sociedad que disponga de datos que le afectan para tomar decisiones. De la información. Si con todo lo que está ocurriendo que nos tiene ahogados de escándalo contásemos solo con las portadas panfletarias o las soflamas de algunas emisoras, la impunidad sería mayor.

Para que nos entendamos de la forma más gráfica más posible. Trump justificó sus ataques a la prensa hace unos días afirmando que, «los periodistas están fuera de control». Aquí, la única queja que se ha oído del Gobierno ha sido hacia medios digitales y algunos programas de La Sexta, cadena donde no es unánime –como en la mayoría– el apoyo al PP. Con el resto de los medios están encantados. El rey lo resumió mejor que nadie en la entrega de unos premios periodísticos de ABC. En estos días convulsos de sentencias judiciales que crean alarma social y de juicios múltiples a autores de tuits afectados por la Ley Mordaza del PP, Felipe VI destacó «el papel de la prensa para la estabilidad en un año político inédito».

De ahí que resulten hasta enternecedoras las comparaciones entre los ataques reales de Trump a la prensa que informa y la que aquí se duele, henchida de autocomplaciencia, de las quejas fundamentadas a sus desvíos. En Estados Unidos ya hacen alguna autocrítica por haber primado las ganancias inmediatas a la labor de informar. Aquellos días en los que los directivos de las cadenas, como Les Moonves de CBS, decía: «Donald Trump quizás no sea bueno para los Estados Unidos pero es una bendición para CBS», lo han sentado en el despacho oval. De alguna manera la prensa se construyó la soga de la que ahora la cuelgan. Los más desaprensivos. En la campaña electoral francesa también se han apuntado, con Marine Le Pen a la cabeza, a la exitosa táctica de disparar a la prensa crítica. El trumpismo mediático, como amenaza a la democracia, está ahí.

*Publicado en eldiarioes

Dos años de esperanza, frustración y maniobras mediáticas

Enero de 2015. La ministra de Empleo, Fátima Báñez,  escribía a los pensionistas para venderles la gestión de gobierno del PP  y una exigua subida del 0,25% en las mensualidades. En la actual legislatura la ha mantenido pese a no contar con mayoría absoluta. Los enfermos de hepatitis C se lamentaban de su viacrucis sin la medicación que puede salvarles. Hoy, dos dirigentes de la sanidad pública gallega se enfrentan a la investigación (antigua imputación) por asesinato sin que, por cierto, los principales periódicos locales llevaran la noticia a sus portadas.

La máxima preocupación de los grandes medios españoles en aquel inicio de 2015 era Syriza. Al margen de los creativos “Desgrecia” de La Razón, El País vaticinaba a 4 columnas que la victoria de Syriza en las elecciones griegas anticipaba “un periodo de agitación en Europa”. Y acudía en el subtítulo a una opinión de calidad: Rajoy advertía que “no jugaría a la ruleta rusa con Podemos”. En realidad, ahora, el período “de agitación” en Occidente corre a cargo de la extrema derecha, obviamente fanática y demagoga, que está a punto de coronar a su máximo exponente, Donald Trump, en la primera potencia mundial: Estados Unidos.

DENTRO DE 20 AÑOS, LOS HIPÓCRITAS HABITUALES LLORARÁN SUS LÁGRIMAS DE COCODRILO POR GRECIA COMO A TORO PASADO LO HACEN POR SREBRENICA

Machacaron a la Grecia de izquierdas, igual que la había sangrado su conservador bipartidismo. Aquel  verano de 2015, la UE protagonizó uno de los episodios más deleznables que quepa imaginar para cortar las alas a Tsipras, y lo logró. Con decidida voluntad de humillar, como castigo ejemplarizante, y el presidente griego se plegó. Esos días, por cierto, marcaron el principio de la profunda deriva en la que se encuentra la propia Unión Europea cuya actitud con los refugiados sonroja a la más tibia decencia. Los están dejando morir de frío. Dentro de 20 años, los hipócritas habituales llorarán sus lágrimas de cocodrilo por Grecia como a toro pasado lo hacen por Srebrenica o por cada atropello que históricamente propiciaron o no quisieron evitar, escribí entonces, pero, al paso que vamos, serán tantos los destrozos que ya no quedará llanto.

El atentado contra la revista satírica Charlie Hebdo con un balance de 12 muertos, entre ellos los principales autores de la publicación beligerante contra los integrismos religiosos, supuso el despegue de una espiral diabólica. París, otra vez, Niza, Bruselas, Estambul, Berlín, sufrieron el impacto del terrorismo. Y, como siempre, Siria, Irak, Afganistán, Pakistán, Yemen y tantos otros países olvidados. La espiral que siembra el miedo con causa y el miedo irracional que otros aprovechan. La que atribuye a una colectividad de 1.500 millones de personas el salvajismo de unos pocos, lo que no hace en buena lógica con otras comunidades: la de los noruegos rubios por poner un caso. La que  termina por extender la represión a todos, sin atajar soluciones efectivas si están vinculadas a poder y lucro.

El mundo ha cambiado. Los ciudadanos holandeses, por ejemplo, despertaron el año 2015 con una nueva ley que suponía un tajo mortal al Estado del bienestar. El cuidado de ancianos y dependientes, incluso niños discapacitados, pasaba a ser una obligación exclusiva de “familiares, amigos y vecinos”. Los Países Bajos se convertían en “una sociedad participativa”, un “allá te apañes por tu cuenta”, tras haber sido uno de los paradigmas del paraíso del bienestar. Imaginemos el estado de otras sociedades mucho menos exigentes con lo que importa, como es el caso de la española. Hoy, Donald Trump es el presidente de los EEUU aplicando con urgencia un programa xenófobo, insolidario, brutal que se puede encuadrar en el fascismo.

José Ignacio Wert sacaba adelante su ley de educación y sembraba el BOE de adoctrinamiento religioso: el alumno “reconoce con asombro y se esfuerza por comprender el origen divino del cosmos”, dice el Boletín Oficial del Estado Español aconfesional. Hoy lo tenemos becado en París, como embajador de España ante la OCDE, en unas condiciones laborales dignas de un príncipe. Otro embajador, Federico Trillo, fue descabalgado bajo las alas de un Yak-42 que nunca debió volar, pero poco, como se hacen las cosas en la derecha española y quienes la alientan.

DA LA SENSACIÓN DE QUE TODO SIGUE IGUAL QUE SIEMPRE, O PEOR SI SE MIRA LA INCERTIDUMBRE MUNDIAL, PERO LA POLÍTICA CIUDADANA HA PUESTO UN PIE EN LAS INSTITUCIONES

La corrupción lucía vigorosa. The Times publicaba en marzo de 2015:  “La élite gobernante española acusada de robar 450 millones de euros de dinero público”. Y añadía nombres. A la Gürtel se había sumado la PÚNICA y siguieron EMARSA, GUATEQUE, POKEMON, TAULA… vinculadas al PP. Las sagas familiares cleptómanas, como los Pujol, continuaron mostrando su desvergüenza. O supimos de las tarjetas black de la quebrada Bankia –que tuvimos que rescatar– con las que se solazaron a nuestra costa miembros de los principales partidos y sindicatos. Según la investigación judicial, el nuevo Sodoma y Gomorra estuvo regido por Blesa y Rato, otros dos destacados miembros de la formación en el gobierno.

Algo más pasó: volvió a despertarse ese poder ciudadano que se repliega como un gato al menor atisbo de duda. O de los palos y multas de las leyes y códigos Mordaza con los que se guarneció el PP. En mayo de 2015, las elecciones locales traen ayuntamientos de cambio. En las principales ciudades españolas. Barcelona, Madrid, Zaragoza, Valencia, además de Coruña, Cádiz o Santiago. Son acribillados desde el minuto 1 por la prensa convencional. Contrasta con el trato dispensado a los salientes. Fuera de Madrid, incluso en Madrid, muchos ciudadanos desconocen el caso de las viviendas sociales –ocupadas, no vacías– que Ana Botella vendió a un fondo buitre.

Podemos, el partido revelación de 2014, consolidó su fuerza al lograr, en unión de las confluencias, casi el 21% de los votos y 69 diputados en las generales de diciembre de 2015. La alianza Unidos Podemos no sumó  los votos de las dos formaciones por separado en junio de 2016, aunque logró 71 escaños. Ciudadanos, “el Podemos de derechas” que pedía el poder, no respondió a las expectativas creadas por los medios, pero sirvió para apuntalar al PP. Con un PSOE protagonista de un golpe interno que aún le cruje y cuyos vencedores manifiestan sin pudor que lo mejor para España es, al parecer, lo que hizo: un gobierno del PP.

La prensa de parte jugó un papel fundamental durante este tiempo, con una descarada apuesta porque nada cambiase. Sin temor a perder las formas. El director de El País, Antonio Caño, llegó a  enviar una carta a los suscriptores que se habían dado de baja, disconformes con la línea editorial del periódico. Caño atribuyó los editoriales incendiarios y cargados de insultos contra Pedro Sánchez, el secretario general del PSOE defenestrado a la brava porque se negaba a apoyar al PP,  a la “efervescencia” que se produce en algunos momentos en este tiempo en que “los ánimos están exaltados”.

LOS SUEÑOS DE JUSTICIA Y DIGNIDAD TAMPOCO SE MARCHITAN. EN ALGUNOS PERÍODOS, COMO ÉSTE, CUESTA MÁS PERO OCURRE QUE LOS DERECHOS HUMANOS NO CADUCAN. Y ES IMPERATIVO DEFENDERLOS

La prensa independiente que fluye por Internet –la independiente entre la que utiliza esa vía– ha tenido también un papel esencial. En rescatar la información, dar los datos fundamentales para estimular el pensamiento crítico, y destapar numerosos casos de corrupción. Desde las tarjetas black a los papeles de Panamá por los que grandes figuras han evadido impuestos que detraen al funcionamiento del país.  Fueron perseguidos por ello, colean aún las denuncias… por contar lo que el poder no quiere que se sepa. No está todo perdido por tanto.

Es un largo recorrido de luces y sombras. Hubo puertas que no se abrieron, y realidades no asumidas. Cerrojos que se atrancaron dejando a los más vulnerables fuera. Da la sensación de que todo sigue igual que siempre, o peor si se mira la incertidumbre mundial, pero la política ciudadana ha puesto un pie en las instituciones. Y hay una poderosa siembra de cambio aún no agostada por los temporales. La realidad se impone tozuda en su rotunda injusticia: ocho personas acumulan tanto dinero como los 3.500 millones más desfavorecidos, según informe de Oxfam. Uno  de esos nombres es el español Amancio Ortega. Nuestro país sumaba 7.000 nuevos millonarios en 2016 mientras el 30% de la población más pobre perdía otro tercio de su poder adquisitivo. Sube la electricidad y la bombona de butano y las grandes soflamas de Báñez no permiten cuadrar las cuentas.

Los cantos de recuperación de la prensa cortesana (periódicos, radios y televisiones) no pueden ocultarlo. Ni la política que colabora con esta situación, desdibujar sus intereses. La prensa independiente se lo seguirá contando. Porque los sueños de justicia y dignidad tampoco se marchitan. En algunos períodos, como éste, cuesta más pero ocurre que los derechos humanos no caducan. Y es imperativo defenderlos.

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Publicado aquí: CTXT. Orgullosos de llegar tarde a las últimas noticias

CTXT cumple dos años y escribí este recopilatorio comparado

González, Cebrián y la monarquía tailandesa

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Cebrián, González y García-Margallo a su llegada al foro ‘Venezuela: una reflexión sobre el presente’, en junio de este año. FLICKR CASA DE AMÉRICA

Acaba de morir el Rey de Tailandia, Bhumibol Adulyadej, tras 70 años en el trono. Tenía 88. Se han decretado 12 meses de luto y a quien no llora adecuadamente por él  le obligan incluso a golpes y arrastrado en público escarnio ante la multitud. Desde mayo de 2014 la figura fuerte en el gobierno del país es el general Prayuth Chan-ocha, autor de un golpe de Estado contra la entonces primera ministra Yingluck Shinawatra. A partir de entonces gobierna una junta militar. El objetivo, se dijo, era incrementar el poder de la monarquía.

Al cumplirse un año del golpe, Chan-ocha reunió a la prensa local y a los corresponsales extranjeros, unos 200 periodistas, para darles un cursillo sobre cómo hacer preguntas que no le ofendieran. No nos facilitaron detalles del temario. La población también recibió directrices. Fue creado el Consejo Nacional para la Paz y el Orden destinado a lograr la felicidad de los tailandeses. Por las buenas o por las malas. El propio Chan-ocha compuso una balada titulada  «Devolviendo la felicidad a Tailandia». Más les valía cantar y dar saltos de alegría, el descontento sería castigado con los llamados “ajustes de actitud”. Numerosos críticos, académicos y prensa entre ellos habían sufrido sus rigores: arrestos y represión por esas desviaciones que no gustaban a la Junta.

Los tailandeses, por tanto, están obligados a ser felices por decreto y también a sentir enorme dolor por la muerte de su monarca. Un sinvivir.

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Chan.ocha se postra ante el Rey ahora fallecido

Indudablemente, los guardianes de las esencias de un país, una sociedad, cuanto viven y quieren, su felicidad, su tristeza, creen estar en posesión de la verdad. No hay nada como sentirse un ser excepcional para indicar, imponer si se da el caso, las conductas correctas.  La realidad a veces les contradice. De forma flagrante incluso.

Se levanta España sobrecogida a golpe de periódico, prensa y radio, porque este miércoles un grupo de 200 estudiantes, alborotadores, o lo que fuera, protestaron en la Universidad Autónoma de Madrid ante el expresidente del gobierno y del PSOE, Felipe González, y el presidente del grupo PRISA, Juan Luis Cebrián. Iban a dar una conferencia y los manifestantes se lo impidieron.

Ya estamos de nuevo con portadas, editoriales, escritos desde la “efervescencia” –ahora les cuento esto-, en donde se compara la protesta de la Universidad con el 23F y, sobre todo, se culpa de la revuelta… a Podemos. Decían lo mismo que Pablo Iglesias en el Parlamento, argumentan. Hablaban de cal viva y eso no se toca, ni se desentierra. La cal viva existió y algún día este país deberá enfrentarse a ello, hay asuntos que por su desmesura se empeñan en sacar la mano de la tierra que los sepulta. De hecho, hasta José María Aznar se lo refregó a González en 2004, con lo que él tiene que callar.

Por supuesto que no es la mejor actitud obligar a suspender una conferencia. Tampoco situar en la precariedad y falta de futuro a los jóvenes –y no tan jóvenes- por las políticas que estas dos personas se empeñan en avalar en la práctica. La violencia tiene muchos caminos y matices, pero, categóricamente, no es lo mismo una protesta en una Facultad universitaria que estas portadas y artículos señalando dianas.

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Dicen que hay que atar corto a las redes sociales, ¿A la sociedad? ¿A los desacuerdos? ¿A las justas reivindicaciones de esta ominosa época? Desde los púlpitos mediáticos, nos dan clases como en Tailandia. Algunos las llevan bien aprendidas de casa.  Chirría escuchar a periodistas censurando la crítica que es consustancial a nuestra profesión. Y escandaliza este salto a la primera fila del  lavado de ofensas cuando tanto se ha callado y acallado.

El papel de Felipe González y de Cebrián en el motín dentro del PSOE es visible. Les hemos oído y leído. Son ya numerosas las voces que no dan crédito a lo que, especialmente, El País, un diario de referencia, está haciendo. Y el giro en el PSOE Supone un cambio drástico en las expectativas para un cambio de políticas. Tampoco ha sido nada airosa la forma. La maldita casualidad hizo que el mismo día de la protesta en la Autónoma, Infolibre publicara la carta que el director de El País, Antonio Caño, ha enviado a los suscriptores que se han dado de baja, disconformes con la línea editorial del periódico. Caño atribuye los editoriales incendiarios y cargados de insultos a la “efervescencia” que se produce en algunos momentos en este tiempo en que “los ánimos están exaltados”. La dirección de un medio puede perder los papeles, soltar exabruptos, pero no unos jóvenes muy enfadados y con razón.

Este jueves la prensa y en particular El País vienen sobrados de burbujas. Con espadachines varios, siempre dispuestos a salir valedores del sol que más calienta. Mientras no languidezca, que deben venir bien duras cuando Caño manda cartas para ver de salvar los muebles anegados.

En los palacios de oro no dan crédito a la osadía de los estudiantes. ¿Ha podido ocurrir algo en España más grave que una protesta contra dos personalidades tan relevantes que, además, han acreditado de tal forma su prestigio con el tiempo? ¿Gurtel y todas las corrupciones? ¿El ascenso a la troposfera de la Deuda Pública?  ¿El vaciado de la Hucha de las pensiones? ¿El incremento del número de pobres? No, desde el 23F, no ha habido nada similar a la protesta en la Autonóma contra González y Cebrián. Desde la Batalla de las Termópilas probablemente. Y hay que pronunciarse. Pasan lista de fidelidades y de “desajustes de actitud”. Se estudian castigos. De entrada, el señalamiento público arbitrario.

Jóvenes descarriados –no solo un poco, mucho- beben en las fuentes que les mandan desde Podemos. Igual que una parte del PSOE díscolo, antes oficial.  Huecas sus cabezas, se dejan dirigir por cantos de sirena con coletas. Eso dicen. En primera fila, el portavoz de la Junta, perdón, de la Gestora, que un día se ve redimiendo al PP de sus culpas y otro acusa sin pruebas.  Son las caras del Susanato, del tiempo que viene. La teoría -que la prensa conservadora y periodistas aposentados comparten- da idea de su concepto de la información y de la propaganda. Igual llega el día en el que los periodistas no complacientes con el poder nos veamos obligados a recibir clases de trato a los que mandan.

Son momentos difíciles que pagarán los de siempre, porque los de siempre así lo han organizado. Hoy no es día de ser felices por decreto. Hoy es día de llorar y rendir pleitesía a los próceres agraviados y de mandar a galeras a esos poderosos, sibilinos e inmundos seres que se introducen en mentes endebles, no cómo otros que no lo logran del todo aunque lo intenten profusamente. La felicidad ya llegará con el futuro gobierno que aglutina voluntades en pensamiento único de trono tan longevo. Ése que va a proporcionar tanto alivio a los que saben lo que nos conviene a todos.

*Publicado en ctxt.es

Los verbos que acabaron con el periodismo, la corrupción que mató un país

La noticia es de extrema gravedad. Un juez, Salvador Alba, es grabado proponiendo a un imputado fabricar indicios contra su predecesora, la jueza Victoria Rosell. Quiere acabar con la carrera política de la que ha sido diputada de Podemos en la reciente legislatura, cuenta. El Tribunal Supremo, previamente, ha admitido a trámite la denuncia del ex ministro offshore José Manuel Soria, en contra de la opinión de la Fiscalía. Rosell y su pareja, el periodista Carlos Sosa, resultan incómodos a los poderes locales. Pero el montaje en el que es cazado Alba sobrepasa todo lo admisible en un Estado de Derecho. Es como  si un médico hiciera planes para matar a sus pacientes. Como si un periodista engañara a sus lectores. Solo que con más profundo significado: la Justicia es uno de los pilares de la Democracia.

 La noticia era de las que “paran las máquinas”, y no ocurrió así.  Las principales cadenas de televisión no abrieron con ella, ni la mencionaron siquiera. Las  grandes cabeceras de prensa escritas, tampoco. El Mundo la colocó al final de su página web y titulando con la denuncia de la Jueza Rosell al conocer el contenido de la grabación. Hay un verbo que está acabando con el periodismo oficial: suprimir; suprimir noticias, no contarlas. Y así viene sucediendo cada vez más para sumirnos en la estupefacción. Destacados nombres pillados con cuentas en Panamá como Miguel Blesa o la segunda mujer de Felipe González no merecieron ni una línea en algunos medios. Otros han desaparecido como por encanto. Este jueves se podía hablar ya de auténtico “apagón informativo” respecto al caso Alba/Rosell. Otro más.

Es de reseñar que la prensa oficial parece tener especial sensibilidad con la jueza de Podemos. Muchos han llevado a portada, a sus informativos de televisión (Antena 3 por ejemplo), hasta una discusión en el control del aeropuerto de Las Palmas. Culpándola a ella, por cierto, cuando una grabación evidenciaba un curso muy diferente de la situación. Medios que sí informan del caso lo siembran depresuntos como si la voz grabada fuera de un ventrílocuo. Prudencia que llama la atención, dado el poco uso “presuntos” que dedican a otros a quienes presentan prácticamente como reos, en acusaciones incluso inventadas.

Hay más. La Cadena SER informa de cómo la Embajada francesa alertó a la española del riesgo de atentado de Kabul, Afganistán, 8 horas antes de que se produjera, causando la muerte a 8 personas: dos policías españoles, cuatro agentes afganos y dos empleados locales.  También es difícil encontrar la noticia en otros medios. Quizás porque evidencia, de nuevo, la caótica gestión del PP, también con los militares desplazados al extranjero. Relevante es la noticia.

Un criterio periodístico riguroso no comparte apenas la selección y prioridad de noticias que se están ofreciendo. Este jueves las declaraciones sobre actitudes personales de Anna Gabriel de la CUP ocupaban lugar destacado, cuando no figuraban los temas fundamentales. Los dos reseñados y varios más de envergadura.

Los verbos con intención calificadora han ido minando a ese periodismo de cámara, cortesano. El favorito es “desafiar”, palabra de querencia en la actual etapa de El País (basta teclearla en google) y adoptada por varios de sus colegas. Cada paso de posiciones de izquierda es un desafío, tanto en España como en Europa y cualquier parte del mundo. Pero hay muchos más verbos todavía.

Sobrevivir. “El PSOE tratará de sobrevivir a la pinza entre Podemos y el Partido Popular”, encabeza. sin un rubor y firmado por tres periodistas, El País. Es el diario que inventa el término “superficie lucrativa” –en este caso adjetivo- para criticar el recorte de esa parte precisamente practicado por el Ayuntamiento de Carmena en la Operación Chamartín.

Entregar. Este verbo se lo debemos a El Mundo: “Garzón entrega IU a Iglesias a cambio de ocho escaños”, bajo foto que bautiza el pacto como “el de los botellines”.

Provocar. El Mundo también para calificar actitudes: “Iglesias provoca a Sánchez para ir juntos al Senado”. Igual que La Razón que parece referirse al Coloso de Rodas cuando habla del líder de Podemos: “Iglesias levanta a los barones contra Sánchez: Puig y Lamban sí negociarán con Podemos”.  Una potencia de la que gozan también las confluencias porque, como titula La Voz de Galicia, llegan al extremo de forzar voluntades: “Marea fuerza a PP y PSOE a votar juntos para salvar su aportación al presupuesto”. Pobriños.

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Recuperar, colar y amarrar. El Mundo este jueves. “Sánchez recupera a Borrell”, pero “Iglesias cuela al exJEMAD –sin nombre- por Almería para amarrar su escaño”.

Entretanto, pasa desapercibida la portada de ABC con entrevista a Albert Rivera en la que el líder de Ciudadanos declara para explicar el fallido pacto de investidura con Sánchez: “No queríamos que Podemos asaltara el poder”.  Asaltar. Ellos, acceden al poder, lo facilitan, pero la izquierda “asalta” -con sus votos- los gobiernos, porque la expresión “asaltar el cielo” utilizada por Iglesias es demasiado sutil para no ser manoseada al gusto.  El “no queríamos” en plural de Rivera puede no incluir a Sánchez pero sería raro que no conociera las intenciones de su socio y el resultado de su Pacto a la naranja. Seguir con las continuas acusaciones a Podemos de ser el causante de repetir elecciones es quedar muy en evidencia. Pero para eso la audiencia ha de saber el conjunto de datos y no está ocurriendo. Ése es el problema.

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Sin información rigurosa no hay democracia. Uno no puede ir a votar ignorando el montaje contra Rossell o predispuesto en contra de cualquier paso que dé Podemos, por su desafiar, colar, amarrar, etc…  No se puede emitir un voto justo y real si el ciudadano no conoce todos los extremos de la gestión del PP, desde el brutal aumento de la Deuda Pública a sus desastres varios, como el de Kabul. Si no está al tanto de las intenciones de Rivera al pactar con el PSOE y del fundamento que tienen las acusaciones de éste. Y así un sinfín de cuestiones que le afectan.

Las palabras vienen cargadas de metralla. Y los verbos parecen tener más fuerza que los adjetivos porque implican acción.  El léxico deportivo se impone. El equipo propio no gana partidos, vence, aplasta. El rival, sucumbe.  Pero estamos ante una sociedad de seres humanos, su convivencia, su presente y su futuro.  Preocupantes en alto grado. Porque al salto cualitativo del juez Alba, se suma un rosario de hechos muy graves.  De repente conocemos que Ausbanc  y Manos Limpias llevan más de 20 años extorsionando  a bancos y empresas bajo la amenaza de publicar informaciones que les perjudiquen, falsas o no. Otro asunto de gravedad extrema por el hecho en sí, los implicados, el tiempo que se ha venido manteniendo esta práctica y por la inaudita circunstancia de que nadie dijera nada y nadie se enterara aparentemente.  A jueces y fiscales participando en actividades de estas empresas, en conferencias y otros cometidos.

Tenemos a los afamados jueces, López y Espejel, recusados por su vinculación demostrada con el PP, deambulando por diferentes procesos de corrupción que implican al partido a ver si caen en sus manos.  Son continuos los hallazgos –también por la acción de miembros de la  justicia- de nuevos latrocinios del dinero público. Lo que nos permite contemplar esas orgías de comisiones, rapiñas y evasiones, aderezadas con “volquetes de putas”,  a nuestra costa y las camarillas que se vislumbran atando y bien atando lo que no quieren que cambie.

 Son otros los verbos que dominan en este desgraciado país que tanto precisa sobreponerse a sus miserias. Robar, prevaricar, corromper, enviciar, ocultar, amañar, desinformar, manipular, conchabar, dominar, engañar…  Y, como consecuencia, sufrir, doler, padecer, descompensar, embobar,  aturdir, perder, empobrecer, morir.

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Cuadro: Pastora Gallardo

Los verbos están acabando con el periodismo oficial, mientras el  independiente se abre paso contra sus vientos y mareas en los que califican, con cierto tonillo, de “publicaciones digitales”.  La corrupción nos pudre como país, son demasiados los pilares afectados. Pero las personas – sobre todo las decentes- disponemos de otros verbos de uso y aspiración diaria: saber, luchar, limpiar, descubrir, prosperar, elegir, dignificar, descansar, disfrutar, amar, vivir. Con ellos habremos de edificar un tiempo distinto.

*Publicado en eldiario.es

¿Hablamos?

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Muchas voces, políticos implicados incluso, dicen: hablen ustedes, la voluntad de los electores ha sido que dialoguen y se entiendan. La idea de base no la comparto en absoluto: cada cual votó a quien creía que iba a defender mejor sus intereses o los de la colectividad. Y evidenció lo complejo y variopinto de la sociedad española. Cada uno pensó y sigue pensando que es su candidato quien debe prevalecer. No en el caso de Rajoy pero ésa es otra historia. Lo cierto es que probablemente sí hemos perdido como colectivo la capacidad de dialogar y que el hecho se sitúa como uno de los mayores problemas actuales. Raíz de muchos otros. No solo de nuestra sociedad.

Muchos experimentamos ya la sensación de hablar en el vacío o para un grupo de afines que, ni juntos, somos suficientes para hacernos oír. De calar la información, de reflexionar todos sobre lo que ocurre ¿estarían las cosas como están en España? La corrupción teñida ya de tintes mafiosos, emulando al Chicago de los años 30, con estamentos esenciales del Estado chantajeados o captados por la trama. Añadamos los manejos mediáticos. O, como Unión Europea, la barbarie perpetrada contra los refugiados y el crecimiento exponencial de la ultraderecha o fascismo. Cuesta creer que tantos padres se jueguen hasta el futuro de sus hijos, el suyo. O que la sociedad soporte lo intolerable. Quizás es que se producen demasiados soliloquios cruzados que no van a ninguna parte.

Una conversación tiene un mecanismo simple: hablar y escuchar, escuchar y hablar. Contenidos, por supuesto. Pero en España ha arraigado la técnica del tertuliano que consiste en monólogos sucesivos con cruces de acusaciones y preferentemente a voz en grito. Para ser precisos, se dan argumentos serios aunque a menudo quedan sepultados por la táctica del experto en grescas. Se limita a no dejar hablar al otro, interrumpirle, hasta agotarle para quedar con la última palabra y que permanezca su mensaje. Los espectadores se sientan, solos en muchos casos, a mirar, oír y, como mucho, volcar en las redes sociales críticas y opiniones. Pero sobre todo odios y amores como en los partidos de fútbol.

La técnica del tertuliano ha llegado a la calle, a la vida cotidiana. Es ya frecuente que incluso cuando te preguntan datos que necesitan saber en la más trivial de las conversaciones, sigan hablando sin dar espacio a la respuesta. No hay forma de meter baza y, al protestar, se opone la muletilla: Es que no me dejas hablar. Empieza a ser una tendencia. En lugar de escuchar, se aguarda con  impaciencia a que el otro acabe “su rollo” para intervenir. La atención hacia el interlocutor se apaga porque toca en breve soltar el discurso propio. Estudios norteamericanos (como suele suceder) señalan que nunca hemos estado tan polarizados. Tan aferrados a nuestros criterios y tan impermeables a ideas ajenas. Salvo las que, servidas profusamente por los medios como gotas malayas, coinciden con nuestros prejuicios. Incluso subconscientes.

En España ha arraigado la técnica del tertuliano que consiste en monólogos sucesivos con cruces de acusaciones y preferentemente a voz en grito

Estos vicios son los que numerosos políticos significativos –incluidos los que participan en tertulias bajo el eufemismo de periodista– han llevado a la máxima expresión. En público y en privado defienden sus intereses, sin oír al otro más que para contradecirle o anularle con el argumentario que traen de casa. Cuando esos intereses son tan distintos –basta ver sus hechos- no es fácil el acuerdo. Ni para formar gobierno, ni para gobernar. Lo hemos visto en la agónica post campaña.

No allanan el camino los exabruptos, las premisas previas, las mochilas -con piedras, cuchillos, cuentas y créditos pendientes-. Se han dicho cosas, en contenido y en tono, que más parecían la provocación para un duelo al amanecer que ganas de buscar acuerdos. Enmascarando algunos las intenciones reales de forma tan burda que solo los adictos no veían el truco. Por este camino no llegaremos a la meta que los ciudadanos precisan. Repugna tanta trampa. La política ha de ser otra cosa. Conversar, debatir, exponer la verdad al menos. El arte de la dialéctica no incluye mentir como rufianes. No, disparar porquería hasta que todo quede embadurnado. Deberían asumir a estas alturas que el descrédito de la política -que no deja de aumentar- viene de empecinarse en estos vicios. Y que siguen cavando su propia fosa.

Las voces de alarma remiten como fondo de la incomunicación a la soledad. Paradójica. Y es la que más debe preocuparnos. A la que crece de forma alarmante y se está imponiendo en esta sociedad que parece la más acompañada que haya existido. La que anda con un terminal en la mano para dar cuenta de  cualquier eventualidad. La que cruza absorta los semáforos en rojo gesticulando mientras parlotea en alta voz como si no pudiera hacer una cosa detrás de otra entregando a cada una dedicación completa. Al tecleo que se impone con comunicadores remotos mientras se está compartiendo mesa con alguien de carne y hueso que asiste en obligada ausencia. A Twitter en el que siempre hay alguien que lee y responde, pero que jamás sustituye al hablar y saber cómo está, cómo mira, qué siente, cuando escucha y habla. ¿Conversamos? No. Conversar es algo distinto.

“Si tu boca está abierta no estás aprendiendo” es frase certera que se atribuye a Buda. La escuché en una deliciosa charla de TED de la periodista de la Radio Pública norteamericana Celeste Headlee sobre la pérdida de la conversación. Y las reglas para recuperarla. La básica es escuchar al otro, tener interés por el interlocutor: “ Cada persona que llegues a encontrar sabrá algo que tú no conoces.Sal, háblale a la gente, escucha. Con la mente abierta para sorprenderte”.

Y es cierto, aunque, con el tiempo o la saturación por la futilidad aplastante, nos volvemos más selectivos y prestamos atención solo a quienes tengan algo qué decir. Algo. Serio, alegre, denso, jocoso, ingenioso, trivial, estimulante, emocionante, inquietante, enternecedor, apasionado. Algo. Se está más entrenado para ver en pocos síntomas si damos a la tecla mental de la desconexión. Pero, sin duda, los hallazgos existen cuando se aparcan los prejuicios y se camina con apertura de miras. Con tal universo de seres humanos, de ideas, de sensaciones alrededor, resulta estúpido perder el tiempo.

Hay demasiados invitados en esas mesas de las que se esperaba un gobierno. No aguardemos utópicos idealismos en quien solo aspira a llenarse la cartera o llenar la de las élites a las que realmente representa. Si la gente fuera capaz de repensar sus vidas y sus actitudes, algún cambio se lograría. Escuchar cuando oímos. Aislar el ruido. Reflexionar sobre cómo, por no conversar en el estricto sentido de la palabra, estamos dejando pasar y pudrirse asuntos esenciales. Encontrar interlocutores con quienes dialogar, aprender, e ilusionarse de nuevo. Hacer un curso conjunto para sacar castañas del fuego. Buscar otras vías que nos liberan de esta nociva e inmensamente aburrida, tediosa, repetitiva, falsa, desfasada, hueca, mediocre jaula de grillos. E ir al grano.

¿Hablamos? ¿En serio? Merece la pena. Tenemos un gobierno que elegir, volviendo a las urnas con gran probabilidad.

*Publicado en eldiarioes

A lomos de Panamá para acusar a Podemos

 

Un sí unánime del Congreso para que todos los agentes tengan chaleco antibala

 

Cada país afectado por las revelaciones de los Papeles de Panamá anda lamiéndose las heridas que le dejan sus corruptos. Evadir obligaciones fiscales no es una conducta honrada. Islandia ha echado a su presidente sorprendido con las manos en la cuenta opaca. Lo ha pedido a voz en grito la ciudadanía, harta de ser despojada por sus próceres. Otros lugares plantean preguntas a sus implicados. Cameron con la cuenta de papá y desempolvando cartas poco airosas con el respeto a las obligaciones tributarias. Los hay, como España, que tratan de enmascararlos. Es el caso de nuestra patria hija Argentina que ya tiene un presidente del gusto de las élites, no es cuestión de obstaculizar su camino por unas evasiones fiscales. En esa larga lista de los aprovechados habituales, de los que no se pierden una, hay naturalmente españoles. Pero aquí se da la más insólita de las reacciones: portadas e informativos se llenan con lo que llaman financiación de Podemos.

España es ese país en el que estos días la Comisión de Interior del Congreso ha constatado que el Gobierno del PP ha mantenido una “policía política” a su servicio. Entre sus cometidos, la elaboración de informes anónimos contra adversarios políticos. Se diría que los ha acaparado Podemos. La gravísima noticia hubiera sido destacada en la prensa seria de países serios, aquí no. Aquí publican, dados por ciertos, “informes” de ese cariz que vinculan a Podemos con la Venezuela de Hugo Chávez. Por lo demás, varias veces repetidos y desestimados por la Justicia. Pueriles, pocas cabezas se tragan que ese dichoso país caribeño eligiera a España para exportar sus políticas teniendo muchos otros países más a mano. Jamás tuvo la relevancia de hoy en España hasta que surgió Podemos.

Prensa y periodistas los repiten amplificándolos sin mediar ni investigación, ni crítica. La máquina del fango en acción. Apoya una de las grandes cadenas de televisión con un reportaje casual sobre Venezuela en prime time. No sobre Panamá, sobre Venezuela una vez más. Y La Razón se firma una portada capciosa de manual y en ella pretende sembrar la sospecha de otra financiación dudosa para Podemos: algunas personas que le prestaron dinero en crowdfunding –retornado tras el cobro por escaño- no tributan a Hacienda, unos pocos exentos al no tener suficientes ingresos. Los poderosos pillados en Panamá tampoco pagan aquí, pero eso no merece sus portadas.

Estamos sabiendo que el jefe de la UDEF (Unidad de delincuencia económica y fiscal) de cúpulas varias veces “renovadas” por el PP llamó al Supremo para impulsar una querella contra Pablo Iglesias. O que el informe que circula entre los medios incluye como financiación de Podemos una beca a Pablo Iglesias de una fundación de El Corte Inglés en 2008, 6 años antes de la formación de Podemos. Beca que reciben anualmente numerosos investigadores con total transparencia. No todo el mundo es rico por su casa. Las tres asociaciones de Jueces denuncian lo que califican de «insólita injerencia de la UDEF contra Podemos». Nadie más ha dicho nada. Y esto no es política, ni periodismo, echar a un partido político con trampas atenta la democracia. Con todas sus consecuencias.

El cúmulo de despropósitos, la inversión de dinero y efectivos para perseguir cada paso de Podemos, la difusión mediática con añadidos propios, es de suma gravedad. Tenemos implicada a la hermana del rey Juan Carlos en evasión de impuestos -40 años con cuenta opaca en Panamá que coincide exactamente con su reinado-, según la información del Consorcio Internacional de Periodistas de Investigación, ICIJ. A, Micaela Domecq, esposa del comisario europeo Arias Cañete. A implicados en la Gürtel del PP. Y, sin embargo, los esfuerzos fundamentales son para desprestigiar o sembrar dudas sobre Podemos.

Por si faltara poco, se lanza a cargar el obús con más metralla uno de los candidatos en liza para formar gobierno, Albert Rivera, quien obtuvo sus 40 escaños basándose en un programa de limpieza y regeneración que le diferenciara del PP. En el Congreso no hubo un “rifirrafe” político el miércoles como adora llamar el periodismo tópico. Hubo acusaciones de Rivera cuya falsedad tiene obligación de conocer antes de hablar. La cruel tijera del periodismo actual resume diciendo: «Íñigo Errejón rechazó las acusaciones de financiación ilegal». No, recordó que el Supremo ha archivado las querellas dos veces y la Fiscalía ha declarado que no hay caso, pidiendo que si alguien tiene dudas vaya a comisaria a denunciarlo de nuevo. Y no es lo mismo. Aquí pueden oír lo que la prisa periodística –o lo que sea- no incluye.

Es cierto que otros partidos sufrieron en el pasado los rigores de sucias campañas para desbancarles de sus opciones políticas. Siempre fueron los mismos. Y es un dato clave. Ni siquiera fue con esta virulencia y trampa manifiestas. A Adolfo Suárez, a UCD, se la cargaron muchos de quienes hoy militan en las filas del PP o sus herederos naturales. Fue una ejecución en toda regla que también sufrieron otros líderes como Julio Anguita del PCE. La campaña contra Felipe González la diseñó y aplicó la prensa de la caverna. Ahora más nutrida y con la complicidad de periodistas que  no quieren significarse.

Como en el cuento de la madrastra, a Iglesias, Errejón, Bescansa… les toca la ración amarga, mientras el hijo predilecto se lleva las mieles. ¿Para cuándo doscientos artículos sobre “el liderazgo de Albert Rivera” o quinientos sobre  «la financiación de Ciudadanos»? Dediquen a ello siquiera una décima parte de sus esfuerzos. Sobre el machismo congénito y ofensivo de dos de sus más señalados miembros, De Azúa y Girauta ¿No hay nada qué decir? ¿Dónde están los análisis y editoriales sobre el voto en contra de los naranjas a derogar la LOMCE o la Ley Mordaza? ¿saben los ciudadanos con minúscula cómo se explica ese voto? Este artículo del profesor Agustín Moreno da muchos datos, comenzando porque el programa educativo de Ciudadanos lo presentó un economista: Garicano. Informar es esto.

El periodismo es investigar, ordenar los datos, separar los hechos de las especulaciones. Como está haciendo el Consorcio Internacional de Periodistas de Investigación, ICIJ, con los papeles de Panamá. Ante la avalancha –de diferentes grosores y colores- para que exceda su labor y prácticamente juzgue y condene, se niegan. Lógicamente. Los descontentos tienen una larga lista de paraísos fiscales que investigar. Hay muchos más Panamá, amparados por el Sistema. Manden ahí a sus policías, periodistas y husmeadores, alívienlos de Venezuela que lo tienen ya muy visto.

A los periodistas sin mochilas nos están obligando a un papel que no es el nuestro y que resulta muy cargante ya. Tratar al menos de restablecer una cierta justicia en lo que se cuenta a los ciudadanos. Porque les va mucho en ello. Vemos a víctimas de este sistema corrompido, a obreros que trabajan de sol a sol, a jubilados  con sus pensiones en el aire  como no dejan de advertir desde instancias oficiales incluso, a los que sufrirán los nuevos recortes consecuentes al aumento del Déficit y la Deuda de la legislatura del PP, a saqueados por la corrupción y las decenas de Panamás, comprando el mensaje de la maldad y peligros de Podemos. Lo conveniente que es seguir como estamos inducen sin pudor. Y resulta clamoroso el silencio ante estos atropellos y ante la manipulación mediática. Porque no, no, salvo para adictos acríticos, esto no es política, ni periodismo: son negocios. Sucios. Privados.

La noticia no es ya si vuelven a sacar el ajado informe de la financiación de Podemos, sino por qué se está produciendo esta campaña. Se lo digo yo: para que nada cambie. Usted paga.

*Publicado en eldiario.es

PD.

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Gracias, @golondrinadnata

Pastora Gallardo, resume.

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La música la pone José Antonio Troyano: «Los pájaros en el Seto» de Los Cuentos de Hoffmann

No muerdas la mano que te da de comer

Eldiario.es publica cómo la Comisión de Interior del Congreso ha podido constatar la existencia de una «policía política» que ha venido trabajando esta legislatura a favor del PP en distintos campos. Uno de ellos, como señala el Portavoz del PSOE, ha sido la elaboración de «informes anónimos» contra adversarios políticos. Del PP, naturalmente.

Portadas y telediarios de hoy mismo se llenan de uno de ellos, largamente repetido y presentado como nuevo, insistentemente desestimado por la justicia, que como siempre pretende implicar a Podemos como receptor de financiación de la Venezuela de Hugo Chávez.  Y a la que la prensa da prioridad incluso sobre las cuentas de Panamá, incluso de la hermana del Rey Juan Carlos. Y a todo tipo de financiaciones de partidos con datos reales.

Viene a cuento, pues, recordad el funcionamiento de esta amorosa confraternidad entre ciertos políticos y cierta prensa.

 

Vargas Llosa: "La palabra felicidad tiene nombre y apellido: Isabel Preysler

Botella dio trato de favor a medios afines en la publicidad institucional

En los últimos días hemos podido constatar el desproporcionado reparto de publicidad institucional que desplegó la anterior alcaldesa de Madrid, Ana Botella, beneficiando a los medios afines al PP. Una lluvia de dinero público –más de 21 millones en 3 años– empleada a la postre en exaltar su gestión. Y, tal vez, algo más. Con el eufemismo Publicidad Institucional se ha gestado en España un opaco engendro, fuera de control, que actúa como subvención de distintos medios informativos. Un maná discrecional que premia y castiga. Al que, por tanto, se le suponen ciertas contrapartidas. Y que puede tener efectos devastadores sobre el derecho a la información. Y, por tanto, sobre otros derechos ciudadanos.

La publicidad institucional es una cadena masiva que, partiendo de la administración central con todos sus ministerios, organismos y ramificaciones, se expande por autonomías, ayuntamientos y todo tipo de corporaciones locales y hasta internacionales. Si precisan explicarse, publicitar sus actuaciones, debe estar regulado y ser diáfano. En muchos casos sirve como medio de supervivencia de algunos periódicos. A menudo se convierte en loa al político que paga. Los hechos demuestran cómo se minimizan también decisiones políticas controvertidas.

Los datos –publicados por infolibre y eldiarioes- hablan claro. Medios minoritarios recibieron mucho más dinero de las arcas municipales de los madrileños que otros que, por su tirada o audiencia, tenían más repercusión. Curiosamente, durante el mandato de Botella y de su predecesor Alberto Ruiz Gallardón la deuda del consistorio aumentó un 780% según dice y se propone investigar el Ayuntamiento que dirige Manuela Carmena, a propuesta de Ahora Madrid y PSOE. En 12 años de PP, el endeudamiento pasó de 990 millones de euros a 7.733 millones en 2012.

Fueron los años de las megaobras. El soterramiento de la M30 o la sede de la propia corporación en la Plaza de Cibeles. Y del sueño olímpico que enterró no menos de 500 millones de euros en complejos deportivos que no se han usado, al margen de promociones y viajes. Un puro dislate. A Ana Botella le corresponde además la venta de viviendas sociales a fondos buitre, adjudicaciones inmobiliarias, el descontrol de la contaminación, los contratos a la baja  de las basuras, el abandono de parques y jardines que (con la caída de árboles) ocasionó hasta víctimas mortales, o la tragedia del Madrid Arena. Ahora, háganme el favor de valorar el tratamiento informativo que mereció su gestión. Y compárenlo con el que se dispensa al nuevo Ayuntamiento.

Gráfico publicidad del Ayuntamiento en radios

Gráfico publicidad del Ayuntamiento en radios

Revisemos también cómo trata la prensa a Ada Colau, alcaldesa de Barcelona. Por ella supimos que, por ejemplo, el diario La Vanguardia recibía una subvención extra de 5 millones de euros anuales del Ayuntamiento, que Colau le retiró. ¿Por qué se la daban? ¿En qué concepto? Era al margen de la publicidad institucional que Colau le mantuvo junto al resto de los medios.  Hasta “terrorista” le llamaron en las tertulias. De la Generalitat de Pujol algo supimos. Tarde, para pringar buena parte de aquel periodismo. De lo posterior poco.

 Esperanza Aguirre se gastó en publicidad de su Gobierno en la Comunidad de Madrid 220,6 millones de euros entre 2008 y 2011, según se publicó ya hace tiempo. En el mismo período, el gobierno del PSOE, invirtió en publicidad de todo el Estado 378,1 millones. Ignacio González, sucesor de Aguirre, siguió en la misma senda a ritmo más moderado. Y esto sucedía mientras se practicaban durísimos recortes a la población. Y se hacía propaganda de lo contrario. Por ejemplo, se gastaron 1,5 millones para promocionar la sanidad pública madrileña.

El gobierno de María Dolores de Cospedal en Castilla La Mancha se saldó con un claro uso de la publicidad institucional que gratificaba a los medios que encumbraban su labor y sancionaba a los que no le rendían pleitesía. Cada paso que daba la también secretaria general del PP nacional era seguido por una pléyade de periodistas. Es realmente llamativo su periplo por romerías y actos religiosos que recoge Internet. Y siempre con un tratamiento reverencial. Basta teclear «Cospedal» y «Virgen». La orgía de prebendas de la televisión pública castellano-manchega, presidida por el tertuliano de ultraderecha Nacho Villa que ella misma eligió, entra en los anales de la ignominia. Acaba de saberse, que Cospedal benefició con regalías a medios de los obispos casi hasta el mismo día de marcharse.

La cadena episcopal, 13TV, por cierto, también recibió publicidad institucional desproporcionada del ayuntamiento de Madrid y ha gozado un trato preferente por parte del gobierno central que le concedió una licencia de emisión (antes la tenía alquilada). 10 millones de lo recaudado a través del IRPF destinó a 13TV la Conferencia Episcopal. A pesar de que es deficitaria y solo tiene un 2% de audiencia. A Cáritas, le dedica 6 millones. La línea editorial tiene objetivos muy definidos en sus ataques políticos, sin demasiados escrúpulos en faltar a la verdad. En pura paradoja sobre el carácter de la Institución dueña de la empresa.

¿Sabían ustedes que el gobierno del PP invirtió 7 millones de euros en publicitar la deuda pública? Sí, ésa que ha llegado a superar con creces el billón de euros en escalada de récord histórico con Rajoy. No leemos editoriales indignados, ni es tema preferente en los debates cuando nos supone una hipoteca letal. Muchos de los casos, los conocemos a través de la plataforma ciudadana CIVIO y su esforzado expurgue del BOE. Porque, conviene insistir, la publicidad institucional no goza de la más elemental transparencia. Buceando se puede encontrar que Galicia triplicó su presupuesto para generar confianza en su economía. Y cabe pensar que no habrá sido la única comunidad autónoma. O que Ana Mato tampoco distribuyó la publicidad de Sanidad, Igualdad y Asuntos Sociales guiada por criterios de audiencia. La Gaceta de Intereconomía (que llegó a cerrar por falta de ventas) y La Razón, el periódico menos leído de los nacionales, obtuvieron hasta 27 veces más publicidad que 20 Minutos y El País, que eran los de mayor tirada.

No es sino la punta de un iceberg. Y llega en un momento crítico de los grandes emporios periodísticos sumidos en una intensa crisis económica.  Cuando vemos portadas, titulares, editoriales y artículos con sesgos que entran en lo radicalmente injusto ¿podemos estar seguros de que responden a criterios objetivos? ¿Sabemos qué dinero les entra por publicidad institucional u otras vías? Son datos esenciales. Un país serio no se puede permitir ni la más pequeña sombra sobre las motivaciones de las líneas editoriales.

Siembran dudas las noticias que no se publican o las que sí; las que dejan de seguirse o las que se incrustan cada día en el temario. Esas encuestas que parecen inducir el voto, tanto a favor como en contra y con cálculos poco ajustados. Destaca la serie de un año completo de Metroscopia en El País que, apenas un mes antes del 20D, llegó a dar casi el doble de porcentaje a Ciudadanos del que obtuvo: 22,6%. Luego consiguió un 13,9%. Ante tan abultados errores ¿se puede confiar en las actuales subidas y bajadas en la intención de voto para unas eventuales nuevas elecciones? Lo cierto es que terminan influyendo por el eco amplificador que le presta, sin más preguntas, la repetición de periodistas y medios ¿De buena fe todos?

La arbitrariedad en el reparto de dinero público en la llamada Publicidad Institucional, la opacidad de su distribución, cuantía y criterios, da un trato de favor a unos medios sobre otros. Se suele primar a los que ayudan a los gobiernos en el poder. Todo trato de favor implica y amplifica la desigualdad: no se participa con los mismos recursos. Termina, pues, beneficiando a unas ideas sobre otras. Los resultados no son justos. Y atentan contra nuestros derechos. Por evitar informaciones críticas, por apoyos y rechazos con sombras, se desvirtúa el papel de ese periodismo. Es la mano que les da de comer la que muerde a toda una sociedad.

*Publicado en eldiarioes

El partido que sustenta al Gobierno a juicio por la trama de corrupción Gürtel

El Juez Ruz ha abierto juicio oral por el proceso de corrupción Gürtel contra 40 personas, buena parte de ellas cargos del Partido Popular, entre ellos 3 de sus 4 tesoreros. Recordemos que a Naseiro, el cuarto,  le declararon en su día juicio nulo por defectos de forma.  También imputa los que llama «beneficiarios a título lucrativo» (que «se lo han llevado crudo», decía para entendernos el periodista José Mª Izquierdo en la SER). A saber: el PP, Ana Mato y la exmujer del alcalde de Majadahonda.

El PP está al frente del gobierno de España, de numerosas comunidades autónomas y de un sin fin de ayuntamientos. No hemos oído decir nada a Angela Merkel, o Draghi, a Juncker que estuvo justo ayer en Madrid (aunque él, presidente de la Comisión Europea, anda también librándose de la trama LuxLeaks). De fuera que yo sepa, a nadie.

La prensa se presentaba así este viernes:

portadas.gurtel.6marzo.La sociedad, informada, la que mira periódicos al menos, mostraba estos intereses fundamentales, en los medios que se han molestado en llevar la Gürtel y el PP a portada:

pais.visto.6marzo

vanguardia.+visto.6marzo.

Ya lo dice el gran Cesc

Cesc

Cesc

 

Falciani, Monedero y la prensa española

Hoy ha comenzado a hacerse pública una investigación internacional sobre las maniobras fiscales de más de 100.000 clientes de la filial suiza del banco HSBC. Lo que se conoce como la lista Falciani, el informático que destapó el caso hace ya más de 7 años. 4.000 personas relacionadas con España están en esos manejos de muy altos vuelos. En cabeza, la familia Botín. Saldrán muchos más.  Entre ellos unos 600 políticos como mínimo. Montoro, el ministro de Hacienda, la conoce y no ha dado datos. En cambio, se están «filtrando» los de Juan Carlos Monedero, mentor de Podemos.

Y es el tema que hoy sigue ocupando a buena parte de la prensa, que da un tono informativo menor al enorme trabajo de  investigación  sobre la evasión fiscal internacional, coordinada por Le Monde y el Consorcio Internacional de Periodistas de Investigación (ICIJ), que en España publican El Confidencial y La Sexta.

Esto se sabía en la noche de este domingo cuando los medios escritos elaboraban sus portadas. Veamos qué consideraban lo más importante.

elmundo.monedero.cuentaabc.monedero.chavezSorprende que estos medios y otros publiquen los datos fiscales de Monedero  (muy protegidos en España), pero, ya puestos,  no los de Aznar y Botella, Rajoy que deben ser jugosos, Cospedal por ejemplo. Tienen o han tenido responsabilidades de gobierno. Y que la vicepresidenta no haya salido 2.600 veces (el monto de lo que atribuye de elusión fiscal, ya regularizada, a Monedero y lo que se sabe hoy de evasión y elusión de los Botín)  a decir que «como todos los españoles hicieran lo de Botín no tendríamos ni sanidad, ni educación».

Pero más sorprendente aún es la poca relevancia que le dan a que el gobierno español venda material antidisturbios a Venezuela, con la que buena caña está dando a los opositores. Hasta casi 3 millones veo por aquí y solo en una de las partidas, confirmado por la Secretaria de Estado de Comercio en informe entregado al Congreso de los diputados. Cosillas de nada, como… ¡cianuro!

El ministro español de exteriores con su homólogo venezolano

El ministro español de exteriores con su homólogo venezolano

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