La recuperación del PP y el burro que casi aprende a no comer

Acabada la primera ronda de entrevistas con el Rey, no hay candidato para la investidura. Rajoy ha dicho que, de momento, no tiene los apoyos y pasa.  Un «de momento» que me parece abre ciertas incertidumbres.  Grandes movimientos en el conjunto y numerosos resquemores. Hablaremos de ello. De momento, os dejo el artículo de eldiario.es porque el fondo que se dilucida creo que sigue siendo éste. 

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Viñeta de Eneko. Una forma gráfica de ver lo que llaman Recuperación.

España ha de formar gobierno con urgencia para acabar con la inestabilidad y seguir la senda de la recuperación que es hoy orgullo del neoliberalismo. Así están apremiando los grandes portavoces de esta doctrina económica -desde el FMI a la Comisión Europea por boca del presidente Juncker- a que los políticos electos tomen una decisión que otros países en nuestras circunstancias meditaron mucho más tiempo. El gobierno que desean –y se han cansado de sugerirlo- es el que mantenga al PP en el poder, con el apéndice de Ciudadanos, y -como la mala suerte ha querido que ni con la suma de ambos los votos den de sí- con la abstención positiva del PSOE. Y parece que el actual candidato del partido socialista no está por la labor.

Semejante contratiempo encuentra al sistema a las puertas de otra grave crisis. Esta vez no se atreven a decir que es porque «hemos vivido por encima de nuestras posibilidades», dada la saña con la que las han podado. En la anterior, 2008, tampoco fue esa la razón. Ahora es que el gran experimento chino de capitalismo salvaje con represión dictatorial se les está yendo a pique, el petróleo ya no es oro negro, las bolsas se despeñan y en las altas cumbres se estremecen por la ‘incertidumbre del crecimiento’

De entrada, debe seguir la recuperación propiciada por las políticas de Rajoy y todos sus colaboradores en todas las esferas del poder. Es algo que han visto claro 7.200.000 votantes del PP, y alguno que percibió  cuánto de centrista tenía Ciudadanos.  A mí –y a las cifras de la realidad- nos salen otras cuentas.

Lo que realmente se ha recuperado con Rajoy ha sido la gran banca. A falta de cerrar el balance anual, vemos que, hasta septiembre, aumentaron sus beneficios un 48% respecto a 2014, una gloria. Ni en el mejor de los mundos soñados lograrían una posición tan ventajosa. Esa banca que tan cara nos costó y nos está costando. Las empresas del IBEX en su conjunto se embolsaron un 22% más que el año anterior.

La gente rica se ha recuperado mucho en España esta legislatura, esa es la verdad. Pletórica anda. Despilfarran su dinero comprando y sus gastos suntuarios elevan las cifras del consumo para que Rajoy – y sus portavoces- puedan presumir ante las visitas. Los pisos caros, el lujo, son sectores en alza. Las ventas de vehículos como Porsche, Lexus, Jaguar, Ferrari, se han disparado en España por encima de la media europea, como detallan en el diario bez.es. Y, mientras algunos conciudadanos nuestros pagaban hasta 120.00 euros por un Porsche 911el coche de moda entre ellos esta temporada, el parque automovilístico añadía años a su vejez hasta llegar a los 11,6 como media. Una antigüedad excesiva para circular con seguridad. Hace una década solo el 35% de los vehículos que circulaban por nuestras carreteras tenían más de 10 años. Y ya se citaba como riesgo acreditado de accidente. Pero son cosas que la macroeconomía no tiene en cuenta. Contabiliza en euros, no en vidas.

Todos los datos ahondan en el mismo contraste: el aumento de las desigualdades en España, hasta liderarlas en Europa, junto a Chipre. “Durante la crisis” dicen, pero con un marcadísima acentuación con el PP.  El último en acreditarlo ha sido el informe de Oxfam, pero todos los índices, todos, certifican esta realidad. Con cuanto implica. Casi 14 millones de personas, el 30% de la población, en riesgo de exclusión social, por ejemplo. Estos no se han recuperado nada con Rajoy, han entrado en barrena. Como tantos otros a quienes les han mermado las condiciones de subsistencia.

Lo que realmente se ha recuperado con Rajoy ha sido la gran banca. A falta de cerrar el balance anual, vemos que, hasta septiembre, aumentaron sus beneficios un 48% respecto a 2014, una gloria

No estaría de más pues ensayar otras fórmulas de recuperación, que igual también les sirven a sociedades aquejadas del mismo virus. En Europa y en China, sin duda. Imaginemos que los ajustes se hacen al revés, pondrían el grito el cielo . Ya lo ponen solo por el temor de perder una pizca de su poder y oportunidades de lucro.

Se trataría de tender al equilibrio reduciendo el poder adquisitivo de las grandes fortunas -y sus servidores en la política y en la prensa- un 10% como ha sucedido con las de los asalariados. E invertir ese dinero en el bien común, vía redistribución, ese concepto casi olvidado.

De que echaran a sus espaldas el 85% de la carga fiscal española, como soportamos el resto de los ciudadanos. Para que ellos se vayan a “invertir”, como se escribió, un 2.000% más en paraísos fiscales el año pasado.  En todo caso, sería exigible que pagaran sus impuestos de forma proporcional a sus ingresos, como manda la Constitución, y como hacemos los demás.

Si los sueldos y las condiciones de trabajo han disminuido para la mayoría, podíamos probar ahora a rebajar los márgenes de beneficio empresarial. Tantear a modo de experimentación cómo viven algunas grandes fortunas sin ningún ingreso, que es el caso de casi la mitad de los parados de larga duración.  Y cómo lo hacen con 426€ al mes, que es lo que reciben un número mínimo -600.000- de los casi 14 millones de pobres. Un mes de ponerse en la piel de los demás. Destinar las ayudas públicas y las ventajas fiscales que se han dado a los bancos a todos los demás a ver si logramos ganar hasta un 48% más, igual que ellos.

Retirar las subvenciones a sus empresas –periodísticas, constructoras, concesionarias, la CEOE como tal y muchas otras- y que las reciban quienes las necesitan. Atar corto las mamandurrias entre poderes varios y atemperar los privilegios. Que devuelvan lo robado los corruptos, esos que se nos desparraman encima a diario y que lo mismo trincan de colegios de niños a los que tienen en barracones, que de todo tipo de licitaciones y contratos públicos. Y que se estudie qué responsabilidad y reparación cabe por el escandaloso aumento de la Deuda Pública alcanzado por este Gobierno.

Y sin duda establecer como sueldo de Christine Lagarde, Mario Draghi, y todos los mandos del neoliberalismo 4.000 euros al mes, que tampoco es para pasar hambre. Al menos replantear su remuneración: la directora del FMI firmó 467.940 dólares libres de impuestos de sueldo anual más 83.760 dólares en dietas libres de impuestos y gastos aparte. Su labor es muy rentable al capitalismo, pero nos recupera poco al resto. Como la de su antecesor Rodrigo Rato que encima se volvió a España a hacer lo que hizo.

Es solo un ejercicio retórico. Si algunas de estas medidas u otras similares se pusieran en marcha, se abrirían las entrañas de la Tierra y se organizaría el mayor escándalo que jamás haya conocido el planeta. Por eso es tan extraordinariamente asombroso que sea vea como normal cuanto se ha perpetrado contra los ciudadanos. Todos esos recortes y repagos. Sin que la mayoría vea el atropello que representa cargar siempre  sobre las mismas espaldas la “recuperación” de estas mimadas  élites. Han llegado a tal nivel de abuso que solo resulta comprensible la aceptación o el aplauso en mentes poco despiertas o con fuerte vocación de siervos. Cierto que las campañas emprendidas sin asomo de pudor para mantener en pie el tinglado deben influir, pero en quien estime muy poco su nivel intelectual. Se llega a niveles impensables de descrédito del periodismo, como en el caso de la “exclusiva” que enlazo aquí porque no merece más espacio. La única gravedad del tema es lo que están haciendo algunos con el derecho a la información. Sus intenciones.

Y lo más delirante y procaz: que nos vendan esta recuperación, la de las desigualdades flagrantes, la de los injustos recortes e impuestos, como un aval para el PP. Y aseguren en todos los tonos que lo más sensato para el país sea repetir con ellos, como no nos casamos de oír y leer. Y como si querer recuperar, además, la honestidad, los derechos recortados, la información, la dignidad, no importara.

 Tras tanto batacazo, secular y que se acelera al mismo nivel que el aumento de la codicia, ¿no habría que ensayar otras fórmulas? Igual si la mayoría viviera con algo menos de estrechez, sí se producía un crecimiento para todos con mayor justicia social.

Para entendernos, millones de personas ya están aprendiendo la dieta suministrada por la recuperación de los PP del mundo: no comer, en sentido metafórico. Ni bocado. La balanza de ingresos y gastos se recupera una barbaridad así. Pero la experiencia ha demostrado en los burros de carga que a la larga no resulta.

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Los españoles que no creen en la democracia

Cada vez que la corrupción salta en noticia para acorralar al PP, sacan de la chistera la presunta recuperación. Y ahora que se añade la proximidad electoral, todos los medios y comentaristas a su servicio redoblan el esfuerzo: la crisis es historia, consumimos como locos, se está creando empleo.

Cualquiera puede comprobarlo, los ciudadanos con un trabajo de algunas horas durante una semana se lanzan a las tiendas a dilapidar el dinero que les sobra. Lo mismo hacen los parados sin subsidio alguno. Levantan las persianas de nuevo los negocios fracasados. Nos crece el dinero en los bancos, disipando nuestra angustia por el futuro. Los ancianos que mantienen a sus familiares más jóvenes les han podido dar un extraordinario con los dos euros mensuales de media que el Gobierno ha subido su pensión. Los niños que no cubrían sus necesidades alimenticias (en cifras récord desde la llegada de Rajoy al Gobierno) ya comen lo que necesitan. Ya encienden la calefacción quienes se morían de frío. Las lacerantes cifras de la desigualdad sobrevenida en pocos años, se han atenuado. Los jóvenes y no tan jóvenes obligados a buscarse la vida en la emigración regresan al paraíso que el PP nos ha preparado a todos en España.

La bonita historia cuela. Especialmente en quienes no han padecido la crisis y nunca tuvieron problemas para consumir. Ha crecido… la confianza, ese sentimiento subjetivo que, como la fe, no precisa asentarse en bases sólidas. La orquesta del Partido Popular interpreta a diario la partitura y dóciles ciudadanos siguen la batuta, la música y la letra, como haría cualquier rebaño de corderos.

Y funciona al punto de que se tiende a priorizar los mensajes económicos del Gobierno sobre otras cuestiones altamente decisivas. Al PP le ha estallado la Gürtel con múltiples imputaciones en su entorno y con un nuevo dictamen (de la Fiscalía en este caso) que corrobora los anteriores: el PP usa caja B y se lucra de la trama, recibe comisiones de empresas a quien entrega obra pública, paga bajo mano y se reparte sobresueldos. El cemento con el que cubren su expresión logra que tales aseveraciones, que mandarían a cualquier Gobierno a casa, ni les salpiquen. Carlos Floriano ya lo ha dicho bien claro: el PP no tiene nada que ver con los delitos cometidos por “algunos”, hablarán los jueces, resplandecerá la verdad y algunos tendrán que pedir perdón.

Hombre, hablar ya habló Baltasar Garzón, el juez que inició la causa. Y Elpidio José Silva, a cargo de otro caso de un pariente muy querido de la familia. Ambos han sido debidamente expulsados de la carrera judicial. A Ruz no le puede dar el PP más facilidades, desde borrar los ordenadores de Bárcenas a largarlo de la instrucción. Siempre apoyado en la legalidad, en su legalidad. Hasta el Fiscal General del Estado dimitió, con lo bien que se había portado al principio. Aquella   viñeta, aquí, de Manel Fontdevila escenificando el intento de control de los jueces –muchas veces consumado– helaba la sangre en su denuncia. Y son tantos ya los que bailan al son de las batutas que maneja la cúpula del Gobierno, que corren a llevar el palito en la boca, que cabe esperar toda clase de atropellos más.

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Los que se están produciendo. Como una máquina que engrasaran y dirigieran a diario las personas más tecnocráticas del Gobierno, nos han dado la vuelta a las leyes del Estado. La ola de terrorismo y de expansión del miedo desde el poder ha caído –en desgraciada carambola– como agua de mayo, pero la ley mordaza o la reforma del Código Penal ya venían de atrás.

Así tenemos en el Gobierno a un partido  implicado, según las investigaciones judiciales, policiales y de la agencia tributaria, en una corrupción de envergadura que dicta leyes severísimas: ¿para proteger a quién de quién? Se diría que a su proyecto –de país, personal y de empresa– de las protestas sociales. Esa pretendida lucha por la transparencia y contra la corrupción casan mal con el rechazo a rebajar la cifra del delito fiscal o las que marcarían la prisión por donaciones ilegales. Asombra que personas normales apoyen semejante paquete. La labor de filigrana que está llevando a cabo el PP se demuestra hasta al introducir en la Ley de Seguridad, por ejemplo, modificaciones que afectan a otras leyes (como la de extranjería), evitando tener que pedir dictámenes a organismos competentes o sufrir ningún control.

Esto se ha convertido en un festín en el que ‘demócratas’ de toda la vida se animan unos a otros. Podemos llegar a imaginar las reuniones del Consejo de Ministros con peticiones de este tenor: ‘Pues yo me pido delito de terrorismo para los escraches, que son muy molestos’. Esa reforma del Código Penal que preparan para que apruebe su aplastante mayoría, y que tan magistralmentecontó Gonzalo Cortizo, llega a proponer que sea considerado terrorismo “alterar la paz social y el funcionamiento de las estructuras políticas”. En ambiguo, para que entre todo. Pero ¿qué es alterar el funcionamiento de las estructuras políticas? ¿Votar algo diferente al bipartidismo? Los cajones de sastre son muy peligrosos en ciertas manos.

En plena Represión-Party se actúa ya sin el menor freno. El Ministerio de Fernández Díaz se propone  imponer límites de  velocidad a los peatones y obligarlos a pasar un control de alcoholemia y drogas cuando ‘la autoridad’ estime que han cometido alguna infracción. Entre otras cosas. Cómo será de demencial la ley de la DGT que hasta el Consejo de Estado le ha pedido que se moderen un poco. Es de no creer lo que nos ocurre en España.

Si lo que está ejecutando el PP aterra, todavía causa más miedo el consentimiento, la indiferencia social. Hay un sector de la población que se siente muy cómodo atado y recortando las libertades de los demás con su propia actitud. Tienen que distraerse, además, los angelitos. Las noticias más vistas en los diarios tradicionales, los trending topics de Twitter, nos muestran –no siempre pero ya a menudo– una sociedad cada vez más entregada a la basura mediática, al fútbol y otros deportes, a los famosos (con especial querencia por sus esperpentos), a la huida, a la anestesia.

Tras distintos aperitivos a lo largo de la semana, la cita principal es el sábado por la noche. Ávidos de saber más sobre la difícil situación que vivimos, ocupan sitio en la grada virtual para terminar simplemente por apuntarse o rechazar a los Inda o los Marhuenda. Hasta hay espacio para las cuñas de propaganda al calor del éxito. Muy gráficas, sin embargo: Pablo y Pablo, el duelo de los sábados. Vaya. Era la noticia más vista en ABC el domingo. En La Vanguardia, un buen periódico, lo que más interesaba era esto: “No se olvide de apagar el wi-fi por la noche” y “Una becaria deja su trabajo en Wall Street para dedicarse al porno”.

Y, mientras, el PP, a su tarea. Sin provocar grandes revuelos. Se llega a la terrible conclusión de que a muchos españoles no les importa la democracia. No creen en ella, les da igual que se la quiten o restrinjan. En aras de una pretendida seguridad que en absoluto se garantiza controlando y reprimiendo a todos, castigando hasta el pensamiento. Ni siquiera se cuestionan las razones que esconden estas medidas. En realidad, no les incomodan, les dan igual.

Es una vieja tradición. Son los del “Viva las caenas” que recibieron encantados al Borbón Fernando VII. Los que hartaron a Amadeo de Saboya hasta que se fuera diciendo a España: ahí te quedas. Los que mataron a Prim. Los que detuvieron las ideas de progreso pioneras incluso en la Edad Media. Distintos historiadores han reseñado el peso del analfabetismo (hoy funcional, cívico y político) en España. En el siglo XIX, el real alcanzaba al 70%, lo que ya no ocurría a ese nivel en países de nuestro entorno. Lo hemos pagado y pagamos muy caro. Solo la educación, en conocimientos y en decencia, puede cambiar esta condena que amenaza ser de cadena perpetua.

La democracia debería contar con mecanismos de defensa contra quienes dentro del sistema defienden, apoyan y votan postulados antidemocráticos. Una ola de involucionismo recorre el mundo y en ella el Gobierno del PP está en la avanzadilla. Pero hay otra España, otra gente, otra sociedad. Cada vez más pujante, cada vez más consciente de que nos lo jugamos todo si aceptamos perder esta nueva batalla.

* Publicado en eldiario.es 

Paisaje de la recuperación de Rajoy

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En apenas dos manzanas del Barrio de la Concepción de Madrid, barrio obrero y de lo que fue clase media antes de la guadaña neoliberal, he encontrado varias persianas echadas. No por agosto, para siempre.

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Las oficinas de prensa y propaganda del PP, mal llamadas periódicos de información, nos venden el mensaje de la recuperación. Este viernes el mentiroso mayor del reino tiene función estelar y la buena publicidad -los voceros del PP- prepara el mercado.

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Unas cifras macroeconómicas que no repercuten en absoluto en las personas. Un modelo de país basado en la brutal devaluación interna, con menos trabajo, menores sueldos,  disminución notable del nivel de vida y merma de derechos. Solo en eso y en el turismo que ya registraba notables descensos hasta que los conflictos en el norte de África retornaron las visitas. ¿Para siempre? La investigación y la ciencia han sufrido también los recortes de ese depredador sin escrúpulos. Y los negocios de autónomos y PYMES, a quienes embaucó especialmente, llevan esta vida: el cierre de muchas de ellos.

Y mientras, las familias del régimen (los Pujol no son los únicos) robando como si no hubiera mañana.

Torpe el que no vea la profunda relación entre una cosa y otra.

 

 

 

Qué hace el PP en el Consejo de Ministros

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Solo así, con este tipo de deliberaciones del Consejo de Ministros, se explica la borrachera de mentiras y salidas de tono que está pariendo el gobierno. Se ha intensificado en los últimos días. Como si hubieran entrado en un delirum tremens.

El inefable Carlos Floriano, número 3 del PP, decía hace unos días primero que estamos saliendo de la crisis. Segundo que lo hacemos “gracias al esfuerzo de los que más tienen”. Tercero, “sin tocar la educación y la sanidad públicas”. Se comenta por sí solo: los datos atestiguan que es justo al revés. Pero alguien debe creerles aún cuando se atreven a seguir diciendo estas paridas. Que, por otro lado, no son nada inocentes. 

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El ministro del Interior, Jorge Fernández Díez, -tras hablar con Dios directamente en Las Vegas- ahora dialoga con sus subalternos y así declaró hace poco que “Santa Teresa está intercediendo para mejorar la situación del país».  Se va ampliando el equipo, el paro lo lleva la Virgen del Rocío.

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Hay muestras de que en parte se creen sus falacias. Que ajustan la realidad a sus deseos con gran desparpajo. La Cadena SER ha tenido acceso a la memoria de impacto de la aprobada Ley del Aborto de Gallardón. Sin despeinarse, dicen y escriben que “la reforma del aborto hará más libres a las mujeres» y que «tendrá un efecto positivo en la economía”. El gobierno confía en un «impacto neto positivo por los beneficios esperados por el incremento de la natalidad».  Ya andamos muchos diciendo que será por los viajes al extranjero para hacer lo que no se va a permitir en España, pero estas barbaridades no deberían tomarse a broma.

Como mentir debe ser el medio para conseguir el fin buscado que les perdonan en confesión, el Ministerio de Gallardón dice que la reforma se justifica porque no han disminuido los abortos con la ley que aún está en vigor. Es falso, rotundamente falso.

Debería dar qué pensar a los fieles a este partido, a los que aún le sustentan –porque alguien debe sostenerles para que todavía sigan ahí con todo lo que están haciendo- si todos sus cálculos económicos se basan en los mismos parámetros fiables y racionales.

El desmantelamiento de la Justicia y por tanto del Estado de Derecho, es decir, de la Democracia formal, sigue también su curso. Gallardón de nuevo -aunque por supuesto con la aquiescencia de Rajoy, Sáenz de Santamaría y todo el gobierno- preparan otra reformita para evitar enjuiciar genocidios y torturas. El fin de la Jurisdicción Universal la inició el PSOE de Zapatero a petición (sospechosamente) de Israel -y fue uno de los primeros temas sobre los que escribí en el blog-, el PP la remata. La justicia es algo molesto para ciertas gentes: acaba con la impunidad.

Entretanto, también se acrecienta la subasta de nuestra salud –en especial en Madrid, ciudad en la que empieza a ser un riesgo vivir-. A la denuncia de la Cámara de Cuentas que hablaba de subcontratas sin control en los hospitales privatizados de segmentos claves como anestesiología o hematología, se añade otro matiz: El hospital Infanta Elena, de gestión privatizada, encarga la anestesiología a un grupo de médicos del centro que han formado una empresa. De seguir esto así, para “ahorrar” igual contratan para anestesiar a los Vigilantes Jurados –ascendidos ahora con la Ley de Seguridad Ciudadana del Gobierno- para que la practiquen a base de mamporros.

Y, a la vez, nos esquilman (porque nos dejamos) por todos los flancos. Los precios de la electricidad duplican en España los que pagan los ciudadanos del Norte de Europa. Será porque en la Europa culta hay, eso, ciudadanos, que ejercen como tales. Recordemos que allí los salarios medios duplican o triplican los españoles. Resumo: ganan el doble y pagan la mitad de luz.

La viñeta de Vergara, basada en declaraciones de estos individuos que forman ahora el gobierno español, no está completa. Lo dice uno de los comentarios en eldiario.es: Falta el mazo: A dios rogando y con el mazo dando. Lo que realmente falta es una letanía de gracias por el coro de amebas sumisas que les permiten seguir perpetrando tantos insultos a la inteligencia y tantos atropellos. No es cuestión ya ni de ideología, solo hay que tener neuronas y dignidad y usarlas.

La moto de la recuperación en 2014

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La prensa es casi unánime: sirve -con mayor o menor énfasis- lo que ha dicho el gobierno. Con la deuda desbocada, los 6 millones de parados, los brutales recortes a todo, 2014 es el año de la recuperación. Tímida o a lo grande según las versiones.

El periodista Carlos Elordi publica en eldiario.es un artículo que contiene información imprescindible para que cada uno evalúe lo maravillosamente bien que marcha esa moto. Resumo dos puntos fundamentales: las oficinas legales de evasión de impuestos que existen en España y la jugada maestra de contabilizar como ganancias las pérdidas de los bancos. Os dejo con él.

LOS FAVORES A LOS PODEROSOS QUE EL GOBIERNO OCULTA

Con el seguimiento entusiasta de los medios oficiales y oficiosos y la aquiescencia de la mayor parte de los que no lo son, el gobierno está intensificando su campaña de optimismo económico. De nuevo, el ministro Montoro lidera ese esfuerzo. Sus intervenciones en la rueda de prensa que tuvo lugar en La Moncloa tras el consejo ministros de este viernes rayaron el disparate. Aunque, sentado a su lado, el titular de economía, De Guindos, dijo que, en el mejor de los supuestos, el porcentaje de parados bajará únicamente un 0,1 % al final de 2014, Montoro no dejó de repetir que hemos entrado en una nueva era, en la era del crecimiento y que a partir de ahora todos los problemas de la economía se resolverán como por ensalmo. También pregonó como un éxito que la inflación no llegará este año al 1 %, cuando los expertos coinciden en que la caída de los precios confirma que la economía está entrando en un proceso de deflación, de caída de la actividad económica, una situación de la que se puede tardar más de una década en salir.

Montoro adujo todo eso, y algunas cosas más, no menos insostenibles, para justificar el recorte de pensiones que prepara el gobierno –que, según él, quedaría en “nada” gracias al descenso de los precios- y también el presupuesto para 2014, marcado, en todos sus capítulos, y no sólo el relativo a los sueldos de los funcionarios, por la más estricta austeridad: caen los gastos en todos los frentes y no se recortan un ápice los ya altos impuestos que pagan los ciudadanos corrientes. De esto último habló poco el ministro. Y tampoco hizo referencia alguna a algo que esa misma mañana contaba el Financial Times y que tiene que ver directamente con su departamento.

Aunque el asunto ya había sido citado con anterioridad por algún medio español –sin que tuviera mayor trascendencia, como suele ocurrir con este tipo de informaciones-, el diario británico desvelaba con toda suerte de detalles que desde 1996 en España se permite la creación y funcionamiento de un tipo de empresas, las ETVE (Entidades de Tenencia de Valores Extranjeros) que son lisa y llanamente instrumentos para la evasión de impuestos. Gigantes como Exxon, Hewlett Packard, Pepsi, Eli Lilly, Anheuser-Busch o Vodafone, llevan años utilizando las ETVE para transformar los beneficios obtenidos por sus filiales en todo el mundo en dinero libre de impuestos –de los países en los que se generaron y, por supuesto, de los españoles- que trasladan a sus casas matrices. Gracias a esa figura totalmente legal, no sólo España es, de hecho, un paraíso fiscal, sino que buena parte de los capitales que en nuestras macro-cuentas figuran como “inversiones extranjeras” y que, en la práctica, son dinero de paso que aquí no rinde un duro ni crea trabajo. En efecto, según el Financial Times, la mayoría de las ETVE tienen como mucho una pequeña sede, a lo más un despacho, y un solo empleado. Y, a veces, ni eso. En 2010, más del 50 % de la inversión extranjera fue a las ETVE.

Montoro tampoco explicó el porqué de esa reducción del déficit del Estado –del 0,2 %, sobre el 6,9 % previsto, sin contar el rescate bancario- del que tanto ha alardeado Mariano Rajoy en sus recientes reuniones y entrevistas televisivas en Nueva York. Tal logro nada tiene que ver con la gestión presupuestaria de nuestro gobierno. Es simplemente una concesión que nos van a hacer Bruselas y Berlín –a cambio de seguir negándonos apoyos más sustanciales, como podrían ser los eurobonos- y que consiste en un cambio del método de cálculo del llamado “déficit estructural” -el que se considera que no se deriva de la situación coyuntural- que se reduciría en el porcentaje citado –que parece poco, pero que en cuanto a expresión de una tendencia no es pequeño- y que permitiría al gobierno español alardear de un éxito en su “lucha” contra el desarreglo en las cuentas públicas sin tener que molestar a los beneficiarios de las grandes subvenciones estatales… ni a los dueños de las citadas ETVE.

Otro asunto que pasó desapercibido en la reseña del Consejo de Ministros de este viernes, es que el ministerio de Hacienda y el Banco de España tienen ya lista y a punto de publicarse una norma fiscal que permitirá a los bancos computar los llamados “activos fiscales diferidos” (DTA) como capital: un bien del que éstos andan tan escasos que el gobierno se podría ver obligado a pedir una ampliación del rescate bancario que la UE, el FMI y el BCE articularon hace un año y del que sólo se han utilizado 41.000 millones de euros sobre un total concedido de 100.000. Los bancos acumulan en torno a 50.000 millones de euros de DTA sobre todo como consecuencia de las quiebras de empresas inmobiliarias y de construcción.

Gracias a la generosidad del gobierno –seguramente movido por la presión de los bancos al respecto, pero también por su necesidad política y electoral de evitar nuevos rescates- esas cantidades, que de hecho son pérdidas de las entidades financieras, se convertirán en ganancias y les eximirán de hacer mayores esfuerzos para conseguir el capital necesario para cumplir con los requisitos europeos y sobre todo con la normativa bancaria internacional, la llamada Basilea III. Tal favor del gobierno se suma a los 87.000 millones de inyecciones de capital que el Estado ha hecho en la banca, a los 67.000 millones que le llegaron por compra de activos y a los 64.000 de avales del Tesoro, por no hablar del maná que para las entidades financieras supone  la compra de deuda pública española a los altos tipos que se registran desde hace años.

Se dice que la contrapartida que De Guindos ha pedido a los bancos a cambio de su gesto es que se comprometieran a no repartir dividendos en unos cuantos años. Pues bien, el BBVA acaba de anunciar que va a proceder una ampliación del 1,22 % de su capital –mediante una fórmula que no supondrá desembolso para sus accionistas- justamente para poder financiar el dividendo de este año.

En definitiva que seguimos en lo de siempre. Y no podía ser de otra manera, porque aquí el que manda, manda. En silencio. Es clamoroso que los grandes medios españoles ignoren absolutamente todo cuanto tiene que ver con la banca. Es un tema tabú. A diferencia de lo que ocurre en otros países europeos, en los que también cuecen habas en lo que a los privilegios del sector financiero se refiere. O acompañados de cantos a una “nueva era” económica que solo ve Cristóbal Montoro y cuya única base real es que las instituciones económicas internacionales están algo más tranquilas que hace un año sobre el riesgo de que las finanzas españolas entren, de un momento a otro, en quiebra.

Las reformas del Gobierno están dando ya fruto: el que se busca

El Gobierno prosigue su ambicioso plan de reformas que pronto darán fruto. Nos lo dice todos los viernes la vicepresidenta con voz de querer ser especialmente convincente, y, cuando les toca, el resto de los miembros del Ejecutivo. Entre las muchas virtudes que adornan a este equipo sin par debemos añadir su modestia: las reformas aplicadas sin pausa ya son más que evidentes.

Comenzaron buscando que el mercado laboral español ganara competitividad. Y sí, ahora ya rivalizamos en sueldos y derechos del trabajador con los chinos y bangladesíes o, entre los europeos, con rumanos y búlgaros. Había otras formas de ganar en la competencia. Se podían haber buscado proyectos innovadores de desarrollo como país que arrasaran por su originalidad y calidad, pero se optó por la devaluación de las personas como deferencia con los empresarios en cuyas cabezas y bolsillos no entra el concepto inversión productiva. Tanto ha gustado esta reforma del PP que el FMI ha pedido que se ahonde en ella.

Esto acarrea beneficios añadidos: se reforma también la sociedad. Quien tiene preparación, arrojo y ganas se va de España y salen de las listas del paro, y los que se quedan tragan y callan ante el temor de verse aún peor. Para los más rebeldes del interior, se aplican reformas del Código Penal y se ejecutan con severidad, logrando el mismo resultado: que no píe casi nadie y pasen por ser la dulce mayoría silenciosa que, dicen ellos, todo lo avala.

José Ignacio Wert ostenta un papel fundamental en el proyecto de reformar la propia sociedad. Ha emprendido acciones de amplio alcance. Devaluar la educación para que no se cuestione nada. Menos becas y más restrictivas para reservar la formación universitaria a los hijos de la gente destinada de forma natural a mandar, los de toda la vida. Se deja también a casi 600.000 escolares (más de la mitad de ellos) sin ayuda para libros de texto con idéntica finalidad. Se reduce drásticamente la promoción de la enseñanza de idiomas y de las becas Erasmus. Aunque se impulse la movilidad exterior y el espíritu aventurero conviene que emigren atados por el desconocimiento de la lengua y vuelvan con la cabeza baja a asumir la gloria de ser español. ¿Erasmus? Eso es lo que menos interesa, una convivencia universitaria sin barreras en donde prenden costumbres tan nefastas como la de pensar.

Las comunidades autónomas colaboran de forma entusiasta con la tarea del Gobierno. Sobre todo en la desvalorización de la sanidad pública y en su privatización. Ya se quejan las asociaciones médicas de la insalubridad de los centros gestionados por empresas con afán de lucro. Hasta ratas han mostrado como evidencia. Y ya se nota también el deterioro en la salud de los pacientes. Estas moderneces de asistencia de calidad para todos son equívocas.  La enfermedad propia o de seres queridos convierte en más vulnerables a las personas y es el momento de que asuman que mantener su salud cuesta dinero –los impuestos en realidad son los diezmos para los nuevos señores feudales- y que ese bocado es apetitoso como negocio. Que se lo pregunten a González y Lasquetty en Madrid que braman iracundos por la obstrucción judicial a su empeño.

A los ancianos ya apenas se les puede exprimir sino en adquisición de bienes y servicios y en voto. A un gran estadista, como quien tenemos al frente del Gobierno, no le tiembla el pulso para llevar a cabo las reformas precisas. Por eso se les baja las pensiones “ahorrando” 33.000 millones de euros que salen de su bienestar e instándoles a morirse rápido. Por su propia voluntad o por inanición, dado en cómo les quedará la pensión conforme más vayan viviendo. O hacerse un plan privado. Además vienen muy bien al Estado cuando las cuentas se desmandan. Está pasando en Polonia, cuyo Gobierno se propone confiscar la mitad de los activos de esos planes privados de jubilación.

Con todo esto y alguna cosa más, se ha logrado transformar también los hábitos de consumo. Han regresado a niveles de hace 20 años. O más allá en el equilibrio alimenticio. Ha aumentado la ingesta de pan y ha disminuido la de carne y otras proteínas como sucedía en la posguerra. ¿Qué nos creíamos? ¿Que todos podíamos comer como los ricos? O viajar  y gastar como los ricos al modo como se ha hecho en la promoción de una candidatura olímpica que se le había apetecido al PP y a sus amigos constructores, de ésos que tienen jet privado e invitan.

El que quiera casa que la pague. Quien pretenda calentarse o refrigerarse según las inclemencias del tiempo que apechugue con su costo. Los resultados de las reformas están siendo ya muy palpables.

La vuelta a una sociedad que sabe de su condición desigual trazada por el destino ha propiciado también que toda España esté en venta. Hasta los pisos de alquiler social se han entregado a una empresa como dios manda que meterá a los inquilinos en cintura. Lo más granado de la riqueza mundial –rusa, china, venezolana, estadounidense- está adquiriendo a precio de saldo nuestros edificios históricos o esos pisos que dejó la oportuna burbuja inmobiliaria –el antecedente de las reformas del PP-. Nos vamos a volver muy cosmopolitas. Con la gente que cuenta, con la que echa por delante el dinero y no hace ascos a nada.

El diseño es perfecto ¿es posible que no se haya advertido? No se trataba de crear empleo sino de abaratarlo. Ni de solucionar otra crisis que la que hace entrar los beneficios en aluvión a ciertas cuentas corrientes. De modular caracteres para crear súbditos dispuestos a acatar lo que ordena el poder y mostrarse convencidos de que “no hay otro remedio” que el propuesto, por muy a aberrante que parezca. De tomar el bastón del mando y aporrear con él si se hace preciso.

Eso sí, en tanto las reformas de Wert y Gallardón, dan sus frutos educacionales, se echa mano de otra reforma: la de los medios de comunicación. Se trata de pagar esbirros en dinero o en prebendas que manipulen la realidad. Es rentabilísmo. O de acogotar por sus deudas contraídas a quienes no se prestan con la misma diligencia a cumplir esa labor.

La intención era refundar la sociedad no el capitalismo. Si Europa se desangra en aumento de la pobreza, aquí nos la dan incluso toreada a puyazos. Y muchos aún ríen contemplando –incluso sufriendo- el espectáculo. ¿Quién ha dicho que el ambicioso plan de reformas no está funcionado? no cabe hacerlo mejor.

*Publicado en eldiario.es

Instructivas noticias viejas

Es tal la sinrazón y el agobio de la actualidad en estos días, que recurro a noticias viejas. La hemeroteca siempre ilustra sobre por qué suceden las cosas en el momento que vivimos, cómo se han gestado. Incluso qué cabe prever para el futuro.

Noticias del último verano, primero.

En Septiembre, la deuda pública (que Zapatero dejó en el 68%) subía a su mayor nivel en un siglo: 75,9%. En 800.000 millones de euros de débito nos han metido los sucesivos gobiernos y su complacencia con los «mercados».  Esperan que llegue al 90,3% el año próximo. La gestión del PP, como se ve, está siendo ejemplar.

En el mismo mes nos decían que «El ahorro por los ajustes se destina a pagar intereses». No deuda, intereses tan solo.

¿Quién lo costea? «El 40% de los asalariados ya paga más impuestos que sus jefes«, según datos de Hacienda.

Madrid, Baleares y Valencia (PP) renuncian a 444 millones del impuesto de patrimonio.

El coste de los medicamentos para los pacientes sube un 36% por el copago.

Los alemanes ricos duplican su patrimonio en 20 años y crece la brecha social.

El déficit portugués sigue aumentado pese a las medidas de austeridad.

España. Más de 170.000 empleados públicos han perdido su trabajo en lo que va de año (Septiembre, 3 trimestres.

Ésta es de 2011. El presidente de la patronal madrileña (Arturo Fernández) coloca a la mujer de Ignacio González de vicepresidenta, causando malestar en el gremio. Grandes destinos les aguardaban.

Enero 2010. Almunia, entonces comisario europeo de la competencia: 2010 será el año de la recuperación.

Enero 2011:

UE declara: 2011, año de la recuperación económica y el control financiero.

Esperanza Aguirre: «El año 2011 va a ser el de la recuperación del optimismo«. Un par de meses o tres les duró a los ingenuos votantes del PP. Quiero decir a los ingenuos entre sus votantes.

2012:

Lagarde: 2012 debería ser el año de la recuperación.

Septiembre 2012. «Rajoy pone fecha a la recuperación: Junio de 2013»  

Dos meses más tarde, en noviembre: «Rajoy sitúa en 2014 como el año de la recuperación económica de España».

Para saber «cómo» será «la recuperación» basta volver a leer este artículo. Y «cuándo», ah¡ ése es un misterio insondable. Pero las zanahorias ayudan a caminar.. a las liebres… más tontas.

José Luis Sampedro me contó ayer una «noticia» mucho más vieja (recordando hasta las comas a sus casi 96 años). De comienzos del siglo XIX, que conoce por sus muchas lecturas. La décima que se cantaba en tiempos de Fernando VII. En loor de multitudes –más o menos que esto es España- Adam Smith, y Jean-Baptiste Say, entonces se ensalzaba la «libertad», en lugar de la austeridad y la libertad también, pero solo «de mercado», como ahora. Y aún así, no marchaban las cosas bien para el pueblo.

«Señor Don Martín Garay,

Vd. nos está engañando,

Vd. nos está sacando

el poco dinero que hay.

Ni Smith, ni Bautista Say,

enseñaron tal doctrina,

y desde que Vd. domina

la nación con su maniobra,

el que ha de cobrar no cobra

y el que ha de pagar se arruina«.

Martín Garay era el ministro de Hacienda. Hay cosas que aquí nunca cambian.

Fin de la crisis, una mala noticia

Contemplo con preocupación las noticias que hablan del fin de la crisis y de cómo empiezan a recuperarse algunas economías: Francia y Alemania han crecido un 0,3% en el segundo trimestre y Japón inicia un espectacular despegue con un 3,7%. Mientras tanto, China avanza en tromba hacia la reactivación -que nunca abandonó del todo- y a convertirse en motor de ella. Tal como reiteradamente se ha venido pronosticando, llega la nueva era china con sus dudosos métodos.

Lo leo con disgusto digo, frente al alborozo de los demás. La transfusión de fondos públicos sin control ha reanimado al agonizante, promete que no hará excesos una temporada llevando una dieta adecuada, y el esparadrapo que cubre las cicatrices aún aguanta. En este panorama, que España siga en declive es una mala noticia sin embargo porque sola no podrá acometer la cirugía que precisa el sistema, ni gran intención de ello hay por otra parte.

   De cualquier forma hasta en el supuesto mal informado EEUU, la población – según una encuesta Gallup-, cree en un 57% que la multimillonaria  ayuda para salvar al capital no mejoró en nada o poco la economía real, un 60% que el plan de ayuda no hará nada por el crecimiento en los próximos años y el 51% que se tendría que haber gastado menos-

Hemos puesto el parche a esta crisis… hasta la próxima. La anterior de similar envergadura, la del 29 del siglo pasado, se saldó con el ascenso del fascismo y el nazismo y una guerra mundial. La involución ideológica ya está aquí. Se añaden elementos nuevos, sin embargo: la fiereza del lucro con sello chino a costa de sus trabajadores. Ha marcado el modelo que siguen de alguna manera el resto de las economías, también la española -si nos atenenos a cuantos piden reestructurar el mercado laboral-. El problema reside, dicen, en esa gravosa mano de obra que además exige derechos y pide seguridades. Ya os conté que en China el gasto de personal representa el 1% del total, según nos declaró para un reportaje de Informe Semanal un jefe de personal. Y nos despreciemos la gula del agonizante una vez repuesto ¿cuánto tardará en volver a desmandarse?

El capitalismo caerá o nos hundirá. Y no parece haber más alternativas. Confío parcialmente en la linea Obama, al menos intenta cambiar algo y no entrega por completo nuestros destinos a los consejos de administración privados como se ha venido haciendo en todo occidente los últimos años. Pero no dejan de ser medidas paliativas, cada recaída será, previsiblemente, peor. Hubiera sido preferible tocar fondo y cambiar el sistema. Así sólo prolongamos la vida del enfermo.

El monstruo necesita alimentarse del consumo, del gasto individual de unos ciudadanos cada vez más apretados. No soy ni de lejos economista, pero contemplo como causa fundamental del problema lo que los regentes de la economía neoliberal ven como solución. Hay una sobreabundancia de oferta. Si nos atenemos a España, cada ciudad, incluso pueblos, llena sus alrededores de multitud de centros comerciales. Doscientos Caprabos, trescientos Carrefour y quinientos Mecadonas, por citar algunos. Grandes cadenas de ropa han engullido al comercio tradicional, de forma que hoy la fisonomía urbana en ese aspecto es igual en todas partes. Allí tenemos a Zara, HM y las demás, en Pernambuco y en Cádiz, y no una dependencia, sino varias. Ya hablamos de las oficinas bancarias: somos el país del mundo con más sucursales por habitante del mundo. En Berlín costaba encontrar un cajero automático, están los justos, o menos, aquí los tenemos cada cuatro pasos. Y el problema es extensible prácticamente a todos los sectores, hoy habla El País del turismo, ya habíamos tratado el asunto. Y la gran pescadilla enroscada: nos han hecho sentir la necesidad de comprar sin medida, trabajar más para comprar más.

Parecería más racional que dispusiéramos de una oferta proporcionada –que tampoco ha redundado en una bajada de precios por la competencia-. Hace falta una reestructuración mundial. Grandes hilos ocultos trabajan en nuestra contra frente políticos serviles, esos que dependen de los bancos para subsistir, y a quienes les entregan nuestro dinero como pago de su propio secuestro. El sistema en el que vivimos no tiene remedio, debería haber petado con esta crisis, así sólo prolongamos su agonía o nuestro sometimiento. Pero, igual estoy equivocada, no soy economista. Los regentes del mundo lo hacen mucho mejor y saben lo que nos interesa.

Una foto «histórica»: comercios tradicionales. Están en Girona.

    verano 2009 168

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