Mariano Rajoy dará la cara. A petición propia. Para aclarar dudas sobre lo que preocupa a los ciudadanos. La cadena de tópicos previsibles no oculta la verdad: Rajoy será Rajoy y volverá a esconderse. En los datos de una irreal recuperación económica. En que la corrupción es mal de muchos -de otros partidos, del rival elegido para fidelizar a su electorado-, pero la suya en concreto son insidias. Con agosticidad y alevosía –comparece el 1 de Agosto- volverá a mostrar su rostro tapado, invisible, vacío, el símbolo de la España de hoy. Porque Mariano Rajoy no es una casualidad, es la consecuencia de lo que entre todos hemos hecho de este país. Hoy y a través de mucho tiempo, siglos incluso.
Partamos de la base de que por lo general cada persona ama a su tierra de origen y considera que su país es el mejor del mundo por una exclusiva razón: porque él ha nacido allí. Egocentrismo en estado puro. Subjetividad de manual. Pero si uno sabe relacionar los datos llega un día en el que toma conciencia de la realidad y se hace una idea bastante aproximada de cómo es su país.
Pioneros desde los reinos medievales en buscar el control del poder considerado omnímodo, de una suerte de democracia, una y otra vez la caspa succionó la innovación y el progreso. Ese conservadurismo español, endogámico, ultra religioso, analfabeto de letra y ética, castrador, ladrón, tirano y manipulador. Pero siempre se le enfrentó el ansia de regeneración, aunque chocara contra el pétreo muro.
Una crisis financiera mundial, los errores locales sólidamente labrados, nos traen a hoy, cuando parece que la cloaca de nuestros cimientos haya explotado expandiendo toda su porquería. No es normal lo que nos pasa.
El partido en el poder de casi todo con sombras de corrupción -sustentadas en papeles y datos- durante más de dos décadas al menos. De “donaciones” que actúan de sobornos para conseguir contratos. De sobresueldos bajo mano y… a las claras –según su contabilidad oficial-. Un triunfo electoral basado en la mentira de un programa que se incumple casi en su totalidad, salvo en cuanto representa involución ideológica. Una manipulación sistemática. Uso desmedido de la demagogia. Presiones turbias. Una mente racional deduciría que nos encontramos ante una organización creada para lucrarse por cualquier método.
No es lógico que plantee duda alguna el que un presidente de Tribunal Constitucional no puede militar, ni haber militado, en un partido cuyos recursos y acciones de gobierno ha de juzgar. No lo es que otro del Supremo y el Poder Judicial usara dinero público para irse de vacaciones con su fornido guardaespaldas. No es en absoluto tragable que la Justicia dependa de los partidos, que no haya en la práctica separación de poderes. Hasta llegar a ver cómo el PP crea a su medida los principales órganos judiciales. Para asistir a una rebaja de condena tan sonrojante como la de Jaume Matas. A este paso, cabe pensar que el resto de los corruptos seguirán similar itinerario.
Debe inducir preguntas y responsabilidades que el Partido Popular atacara por tierra, mar y aire a todo cuánto investigaba la trama Gürtel -que tan de cerca le toca-. Destituyó la cúpula policial y la de la Agencia Tributaria en cuanto llegó al poder y, previamente, la judicial sufrió un “oportuno” descabezamiento con la inhabilitación del Juez Garzón.
Es vergonzante que el yerno del Rey de España usara su condición para una trama corrupta de altos vuelos, presunta hasta que se juzgue. Si se juzga. Y que haya quedado fuera de imputación su mujer y socia, la infanta Cristina. Y que el propio monarca nos pasee a su amiga especial mediadora en finanzas. Y que en el siglo XXI sea inviolable.
Estamos hablando de las más altas instituciones del Estado. De una corrupción endémica que ya arroja su maldad visible sobre el tejido social. Aunque no de forma troncal como en el caso del PP a juzgar por los indicios, afecta a otros partidos. A comunidades autónomas y ayuntamientos. Fosas sépticas que se extienden por prácticamente la totalidad del territorio patrio. Y al sistema financiero, y al empresariado, y a casi todo cuanto ostenta poder. Si “todos lo hacen” como dicen los adoctrinados, “todos a juicio” y “todos los culpables a la cárcel”. Implacablemente.
No es digerible que una trama mediática actúe de soporte de tanta desvergüenza. Desviando la atención de lo esencial a través de sus múltiples tentáculos para desactivar la reacción. Que engañe hablando de una inminente reactivación económica que –al parecer y es bien denigrante- lo justificaría todo. Hasta la corrupción.
Porque entretanto nuestra economía sigue cayendo –“menos”, qué bien-. Y la deuda pública crece a niveles nunca vistos. Y los ciudadanos nos hemos empobrecido hasta cambiar nuestro modo de vida. Los recortes y repagos pasan factura. Y aún así no les llega. Y saquean la hucha de las pensiones, además de especular con ella. Nada les detiene. No es lícito basar la economía de un país en la degradación de la sociedad y del mercado laboral. Y ofrecer como un éxito una cifra de creación de empleos de camarero en el mejor año del turismo debido a las crisis de Turquía y Egipto que no serán eternas. Y a que los extranjeros están huyendo del naufragio. Y anular, mientras, el progreso destruyendo la ciencia y la investigación. Es obsceno vivir como Reyes a cargo del erario público mientras se masacra a la población.
Denuncian los medios internacionales la insostenible situación de España. Hasta con mofa en el caso de The Guardian que carga contra la sociedad española no sin suma razón. Para el diario británico ni siquiera existe, en su opinión, como elemento sólido: “Nadie espera que él [Rajoy] renuncie a su trabajo en un país en el que las renuncias por cuestiones éticas son casi inexistentes”.
Mariano Rajoy es el mejor símbolo de esa España que agoniza. Un ser tan patético como él jamás hubiera llegado, ni menos aún se mantendría con todo lo que está ocurriendo, si este país tuviera un mínimo de cordura, dignidad y decencia. Ni él, ni el corifeo que le secunda. Del primero al último.
Se revuelven en sus tumbas desde Padilla, Bravo y Maldonado o Mariana Pineda, a las cenizas sin lápida de las cunetas. Joaquín Costa u Ortega y Gasset se siguen doliendo de la España nunca regenerada. Antonio Machado desde su exilio mortuorio francés continúa harto de la “España de charanga y pandereta, cerrado y sacristía”, pero aún verá -en optimismo desesperado- nacer la otra: la “del cincel y de la maza”, la “España de la rabia y de la idea”. Nosotros estamos vivos. Quienes en 2011 -y fuera de siglas- alentaron el grito de un cambio, los que aún luchan por él, merecen otra cosa. Hasta la losa borreguil con la que cargamos lo necesita porque casi nadie es digno de semejante desastre. Intolerable significa que no puede admitirse más. Que se acabó, que no seguimos así. Es empezar a trabajar en serio, cueste lo que cueste. Limpiar a fondo hasta que no quede ni la sombra de una mota de inmundicia… O aceptar el vacío tiznado, sin futuro, de ese rostro que hoy simboliza la degradación absoluta de España.
Miguel
/ 26 julio 2013Extraaordinario y brutal artículo Rosa María. Justo en este momento después de leerlo, no sé que más decir..
Saludos
Aunque puedo añadir esto, que tambiénn va relacionado con el accidente:
Los Chikos del Maiz hacen publico un escrito sobre el accidente de Santiago.
Hoy quiero hacerme eco de un escrito de Los chikos del maiz sobre el trágico suceso de Santiago. El accidente de tren que se ha llevado por delante a 80 personas y cientos de victimas. Es polémico, pero creo que en el fondo da en el clavo. Es algo que después del lógico luto por respeto a los familiares deberíamos pensar todos.
«Apostar por la alta velocidad es política. Recortar en lo público es política. Despidos y ERE’s en RENFE es política. Insinuar como una rata que detrás del descarrilamiento estaba ETA o Resistencia Galega es política. Que el tramo de la vía en el que el tren ha descarrilado fuera construido por una empresa que ha hecho donaciones en B al Partido Popular y aparece en los papeles de Bárcenas es política. Que se haya reducido en un 70% el gasto en RENFE destinado a mantenimiento es política. Que se penalice económicamente a los conductores de AVE que llegan tarde (o tengan primas por llegar antes que es lo mismo) también es política. Que el presidente del gobierno copie y pegue un comunicado del terremoto en China, mucho me temo que sí, también es política. Que los mismos bomberos en huelga la interrumpan para ir al rescate o los mismos médicos en paro despedidos por la Xunta Galega acudan a ayudar, también es política, de la buena además.
Pero vosotros a lo vuestro. Podéis seguir pensando que la política es votar cada cuatro años como robots y una campaña electoral. Y gritar que los rojos judeo-masones politizamos las tragedias. Pero también, el no querer politizar la tragedia y pedir responsabilidades, es hacer política. Guardar silencio ante la injusticia es el mayor ejercicio de política. Pero claro, luego los que lo politizamos todo somos otros.
El hecho de que se trate del mismo gobierno que hablaba de unos ‘hilillos de plastilina’ cuando el Prestige, que da ruedas de prensa en una tele de plasma o que haya pagado los abogados del caso Yakolev 42 con dinero negro, debería poneos en alerta pero no, creéis en el azar de la misma forma que creéis que los comunistas os van a quitar la casa, aunque luego quien os quita la casa sea el banco capitalista.
Después como gilipollas, os sorprendéis cuando el Évole hace un reportaje sobre el accidente del metro de Valencia y ponéis el grito en el cielo, cosa que algunos llevábamos denunciando años. Tendremos que esperar a que lo diga la tele. De otra manera no os entra en la puta cabeza esa que tenéis de chorlito. Pero mejor hagamos como que nada ocurre y culpemos al azar y a la mala suerte, mejor incluso: culpemos al maquinista como se hizo en el Metro de Valencia y así no tendremos que pedir responsabilidades políticas. Mejor lamentarse que pelear no?, es algo a lo que estamos muy acostumbrados los españolitos verdad?
ForzaGaliza»
Vía Los Chikos del Maiz
JOSEP
/ 26 julio 2013Me duele escribirlo, pero:
¿Desde cuando es necesario dar explicaciones veraces al Pueblo para gobernar sin contar con el mismo?
¿Es que los que nos gobiernan por encima y al margen de las instituciones democráticas nos explican algo más que los repetitivos «mantras» que han conseguido inocular en esta Sociedad desmovilizada, a sabiendas de que son falsos?
¿Qué creéis que pasaría si no se convocaran nuevas elecciones con la excusa de que la caótica situación del país desaconseja convocar una confrontación electoral, y es mejor prolongar el mandato actual?
Cabe recordar que la división de poderes defendida por Motsequieu murió en tiempos de Alfonso Guerra.
Que Dios nos coja confesados
Saludos
Patricio
/ 26 julio 2013Patricio.
Magnífico artículo Rosa.
La Marca España no es Rajoy, ni el Rey, ni la Roja, ni ningún político.
La Marca España son los» sufridos» autónomos que están aguantando a capa y espada esta tremenda crisis , que pagan religiosamente sus impuestos a HACIENDA y a la vez mantienen a flote el País. (Cada vez más jodido)
Que curioso que a los autónomos se les llame eufemísticamente «emprendedores,» cuando la palabra más acertada para ellos sería PRINGAOS.
Josemi
/ 26 julio 2013El próximo 1 de agosto en el Congreso de los Diputados-que pronto pasará a denominarse Congreso del Pueblo Soberano-habrá un espectáculo circense.Este sujeto adoptará una actitud patética y numantina,porque seguirá NEGANDO LA EVIDENCIA.
Saludos.
Compotrigo
/ 26 julio 2013Nada que añadir al artículo.
Por otra parte, si tenéis un ratito, echad un vistazo a estas peticiones, a ver si las firma mucha gente…
http://www.change.org/es/peticiones/gobierno-de-espa%C3%B1a-no-se-deben-maquillar-las-estad%C3%ADsticas-de-violencia-machista
http://www.change.org/es/peticiones/gobierno-de-espa%C3%B1a-no-al-injusto-gravamen-de-la-electricidad-autoproducida-y-autoconsumida
Paco
/ 26 julio 2013Menos mal que existes Rosa María, nos represenras a muchos que pensamos como tú. ¿Qué habría que hacer para movilizar a los bienpensantes, lo peor que existe en este país? Están a la izquierda, a la derecha, entre los que se reclaman anarquistas. Pero todo es pura boquilla, nada de acción.
María Dolores Amorós
/ 26 julio 2013Rosa, qué artículo tan maravilloso. No dejas de sorprenderme con cada nuevo escrito. ¡Que bien escribes, con qué lucidez y precisión!
Magnífico todo, verdad absoluta y necesidad ya imperiosa de que los ciudadanos pongamos freno a tanta estupidez, mentiras, corrupción, desfachatez y burla. Es, en efecto, intolerable. Ni por dignidad ni por ética debemos seguir soportando tanta bellaquería.
Mal actúa el PSOE, que anuncia una Moción de Censura ligth, y luego «se conforman» con la salida de tono del 1 de agosto. Bajo mi punto de vista, todo pactado. No hace falta que Rajoy comparezca. Sabemos lo que va a decir. Una burla más y con vuelta de tuerca.
El PSOE nos la clavó y bien doblada como partido de izquierda. El resultado de aquellos pactos en la Transición entre PSOE, la entonces UCD y con la aceptación de los Sindicatos mayoritarios tenemos ahora un país para llorar.
Nos salva el empeño personal de muchos de nosotros -que no nos conformamos- y el de aquellos que se están movilizando en Plataformas trabajando día a día contra tanta dictadura que se nos va imponiendo. Lo necesario es conseguir la unión de todos y que la protesta social no quede atomizada. Diez puntos, solo diez puntos básicos y amplios que podamos compartir todos. Los matices se van perfilando después. Y la mayoría social progresista y demócrata estará conformada.
Excelente la aportación de Miguel.
Un beso a todos, aguantando 38º con la ayuda de un buen abanico.