Bajando a la basura borradores de libros

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Cuando los papeles se la comen a una, lo prudente es operar con la frialdad de un cirujano. La mayor parte de lo que tiremos no vamos a usarlo jamás, pero alguna cosa jugosa he encontrado en ese repaso a bulto del que alguna noticia se desparrama en el momento justo que vas a meterla en la bolsa de la basura. Y solo por eso se acumula más de lo que cabe. ¿Solo? Igual merece la pena.

12 libros llevo escritos, sola o en colaboración. Más un par que no han sido publicados. Solo los borradores ocupan buena parte de un armario. Así que, preparado para bajarlo al contenedor de reciclaje, acabo de incluir dos versiones de mi último trabajo: Salmones contra Percebes. Sin piedad alguna.

Fueron varios meses de todas las horas. Terminas, imprimes, encuadernas con una espiral baratita, lees, corriges. Terminas, vuelves a imprimir, encuadernar, leer, corregir. Publicado en Abril aún se ve en alguna librería lo que es bien raro, después de “tanto tiempo”. Pero nada que ver con lo que “se lleva”.

escritor

Son dos borradores. Uno ha caído donde explico la psicología de los percebes y los salmones. Los primeros inspirados en Mariano Rajoy y su PP que, pillada silla, no se sueltan ni con tempestades. Los salmones somos los que vamos remontando el río y la corriente y dándonos contra los obstáculos.

El otro cuadernillo quedó abierto donde hablo del espíritu gregario de los percebes. Si es que como la piña nada. ¿Quiere ser Usted independiente y encima se queja?

borregos

Lo que será la pasión por escribir y comunicar que me pasa por la cabeza dejarlos al lado del contenedor, no dentro. Por si alguien se los topa de casualidad y tiene, por curiosidad, la tentación de leerlo. Con sus correcciones y todo. Pero creo que Ana Botella, la alcaldesa de Madrid ha dispuesto brigadas de inspección de basuras y pone unas multas tremendas si encuentra un desperdicio fuera de su sitio. No me puedo arriesgar. ¡Fuera sentimentalismos! ¡A la basura! ¡A su cajita! Las cajitas son tan, tan, percebes…

La sociedad percebe tiene a su líder en La Moncloa

No hay día que no escuche la idea en sus diferentes sinónimos: “Hay que aguantar”, “Para cómo está todo, mejor no me quejo”, “Es lo que toca”. El líder del movimiento percebe, Mariano Rajoy, añade al mismo comportamiento un matiz diferente debido a que él sí presenta su posición mejorada: “El que resiste, gana”. Fue el lema que le aupó a lo alto de la piña. Demasiados años cuajados de esfuerzos –mínimos, para no agotarse- y sobre todo sinsabores y hasta humillaciones. Cuando nadie daba un euro por él. No se irá por su voluntad. Una vez cementado, solo los poderes financieros y medios internacionales de prestigio podrían soltarle de la silla. Quienes realmente deciden en ese punto. Por ellos hace como que comparece ante los diputados, aunque sea un 1 de Agosto a las 9 de la mañana. Ni el remedo de representación popular, ni la sociedad que protesta cuentan en su  opinión.

Si a Rajoy le guía un objetivo, su bienestar, no es así en el caso de gran parte de la ciudadanía que se limita a sufrir mansamente, esperando que dejen de batir las olas con tanta intensidad. Aquellos que se indignaban porque Zapatero bajó un 5% el sueldo de los funcionarios, congeló las pensiones y suprimió el cheque-bebé (que él había implantado), llevan año y medio “aguantando” cuanto les echan. Han visto crecer el número de parados, a muchos les ha tocado ese número en el bombo. La reducción de salarios y subsidios. Las podas a la sanidad o la educación. La ayuda a la dependencia… para otros. Se han encontrado en la calle por un desahucio mientras han contribuido a regalar a los bancos más de 26.000 millones de euros a fondo perdido durante el mandato del PP. Los repagos, la elevación descomunal de precios de casi todo. La amenaza a cuanto constituían sus seguridades. Y lo soportan. Con resignación. Y es distinto, radicalmente opuesto, el “resistir” de Rajoy defendiendo sus logros, que el “aguantar” mermas, padecerlas.

Es lo que toca”. Como si les hubiera sobrevenido una enfermedad virulenta que invalida. Tiene nombre: se llama neoliberalismo. E inoculadores con filiación completa. En este momento en España: Mariano Rajoy y todos los miembros del PP. Con parcelas anidadas como la de CiU en Cataluña. Con híbridos como el PSOE. Y también existen causas que la precipitan. Hábitos perniciosos que bajan las defensas y atoran el cuerpo propio y el social. La principal no pensar, no prever, no unir conceptos. Fiarse de opiniones interesadas. Guiarse por reacciones viscerales que no permiten calibrar el resultado de los actos que se llevan a cabo. Como dar la llave del país, los derechos ciudadanos y la caja fuerte a quienes sobradamente avisaban de su malignidad.

Puede que no al punto de podredumbre corrupta que se está evidenciando. Es cierto también que las alternativas no eran estimulantes, al menos en el bipartidismo que se propicia, aunque no solo. Y aquí viene en ayuda para la propagación de la enfermedad imponderable –de serlo, que no lo es- esa educación  basada en el mínimo esfuerzo, en distraerse para no pensar, en la sumisión, en entregar a otros las decisiones que corresponden a uno mismo, en… aguantar. Inermes, permiten que el daño campe a sus anchas y gane terreno. Ha vencido la resistencia a combatirlo.

Hemos llegado a la fase final de la Doctrina del shock –que tan magistralmente describió Naomi Klein en 2007 como aviso de lo que llegaba-.  Cuando, tras ver sacudidas las estructuras económicas inicialmente y afectados nuestra forma de vida y nuestro futuro, tratan de vaciar la mente, para introducir un disquete nuevo con instrucciones precisas. “Os exprimiremos hasta la saciedad y luego os llenaremos con nuestra propia esencia”, escribió previamente George Orwell en 1984.

La historia, sí, es vieja, pero ahora “nos toca” afrontarlo a nosotros. Pasiva o activamente. Prima la aceptación estoica. Con un inconveniente serio en contra: la comunicación masiva que antes no existía. Los medios de propaganda o los que igualmente la ejecutan atrapados en las trampas que ellos mismos fabricaron. ¿Para cuándo una sesión completa –con imagen y sonido- de la acreditada y prolífica sarta de mentiras del PP, en prime time, y ante sus autores enfrentados a sus propias palabras?

El miedo a algo peor es el argumento básico que inmoviliza. Y por él se engullen mermas y atropellos que no se hubieran aceptado en momentos de mayor fortaleza. Y por él, parte de los españoles están dispuestos a suprimir prácticamente de su dieta las proteínas, por ejemplo, y alimentarse de pasta o arroz “porque tampoco está tan mal” y después a “rezar” porque no les toque el despido o una excesiva rebaja en el sueldo o la pensión, o la expulsión de su casa, o lo que sea. A causar estupor por su nivel de tragaderas. Y sabiendo que es a causa de un mal que no provocaron. Es más fácil, al parecer.  Vuelven a no usar su cabeza. A hacer dejación de su dignidad. Menos mal que este país presume de valentía.

Tras las vacas gordas, vienen las flacas, y tras las flacas, las gordas, hay que tener paciencia”, dicen quien han hecho elipsis de siglos de desarrollo… agropecuario. Ya asoman, dicen, por la verde pradera. Muchos asistimos perplejos a esos datos estadísticos que valoran sesudamente los expertos, incluso los bien intencionados. Ya cae menos nuestra economía ¡qué bien! y si tenemos en cuenta que se han incrementado un poco las exportaciones de las empresas, etc… igual la deuda pública que crece descomunalmente no nos arrolla. O este gobierno tan eficaz consigue volver a llenar de nuevo con los vestidos de Zara, cosidos en talleres de explotación tercermundistas, la hucha de las pensiones que saquea cuando le apura. O llegamos a cobrar lo mismo que los obreros de Bangladesh y así nos dan matrícula de honor en competitividad. Por poner un ejemplo, entre muchos, de esta locura.

Estamos hablando de personas, no de anotaciones contables. Las que día a día vivimos el abrumador retroceso que nos han inferido y que no se revertirá en absoluto por este camino. Pero la consigna es “aguantar”, como el percebe. Como Rajoy o cualquiera de sus clones. Él, aferrado su poder  y a sus prebendas, resiste. Es un pulso. Con uno de los oponentes autoderrotado de antemano. ¿Quién “aguantará” más? ¿Y “aguantará” los mismos contratiempos? Por el momento, esta sociedad tiene lo que ha trabajado por merecer por acción u omisión: Rajoy. Hay grúas disponibles si uno no sabe cómo levantarse: se están oxidando por falta de manos suficientes.

*Publicado en eldiario.es

«Al final la vida es resistir y que alguien te ayude»

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Al final la vida es resistir y que alguien te ayude, tampoco hacen falta muchos”. Éste es uno de los SMS que, según El Mundo, envió Mariano Rajoy a la mujer de Bárcenas. La comunicación con ambos miembros del matrimonio se ha mantenido, por las capturas de pantalla que ofrece el diario, al menos hasta Marzo de 2013. Moncloa ha validado estos mensajes, demostrando que Rajoy mintió una vez más al negar que se comunicaba con Bárcenas. Ellos lo «explican» de otra manera, claro.

Lo peor es que nadie a esta hora piensa que Rajoy vaya a dimitir como presidente del Gobierno. Su táctica es aguantar. Como el percebe. Apoyarse en la piña a la que usa. Al percebe solo le interesa su propia estabilidad y la consecución de los fines que persigue. “No hacen falta muchos {apoyos]”. No. Voluntades cómplices cerca y votantes con la misma cooperación y escaso espíritu crítico y ético.

Toman posiciones los sospechosos tertulianos. Evaden la atención las portadas de los medios hablando hasta de Sarkozy, a estas alturas. En el mismo periódico que denuncia los SMS, El Mundo, la redactora jefe Lucía Méndez se marca un artículo de opinión titulado “Rajoy es un ingenuo”.  Y, asombrosamente, lo dice en serio.  La eterna «creencia»: los mediocres no pueden ser mezquinos cuando Rajoy es ejemplo paradigmático de esta coincidencia.El País, por su parte, nos ofrece a toda portada los delirios de Luis De Guindos diciendo que «La recesión ha quedado atrás» o que «No hay la más mínima connivencia de este gobierno con la banca». Léase por ejemplo la actitud del gobierno ante los desahucios o las preferentes. La entrevista a De Guindos, por cierto, sería hasta relajante por chistosa.  «La recuperación es una flor de invernadero que hay que cuidar”. “Una metáfora que recuerda a los luego marchitados brotes verdes que tanto persiguieron a su antecesora, Elena Salgado”, explica el periodista. O las plantas alucinógenas que se fuma, igual.

«Claman las redes sociales indignadas» que dice el tópico. Estamos perplejos. Y ahí queda la cosa. Vaya por dónde vaya la investigación judicial, políticamente esta situación es insostenible. Pero ¿qué mandangas son éstas?  que sí se explica o no se explica, la única salida posible es la convocatoria de nuevas elecciones. No dejarnos en herencia a ningún miembro de este partido que apesta y que está subvirtiendo todos los estamentos del Estado, dado que en todos tiene poder omnímodo. Un partido que llegó al poder engañando, que no ha cumplido su programa, que se está merendando el Estado del Bienestar, el Estado. O que trata de imponer, hasta por ley, una involución sociológica que nos retrotrae medio siglo atrás como poco. Porque el pobre «ingenuo» no puede ser más eficaz en esas tareas.

Y mientras…

El Congreso de los diputados cumple un año vallado y blindado.

La Unión Progresista de Fiscales pedirá a Torres-Dulce que explique si pidió disculpas a Cospedal (por haber sido llamada a declarar por un Juez, de esos del poder judicial independiente).

El CSIC a punto de hundirse por falta de financiación, cuando… Salvar el CSIC cuesta menos que dos kilómetros de AVE.

El ministro José Manuel Soria salva de los recortes a una central solar por la que está interesado EEUU y que figuraba en los cables de Wikileaks

O vemos las preferencias de los espectadores de televisión: Lucha sin cuartel en Antena 3 y Telecinco: crimen y sexo con pelos y señales

Y en el mundo, Grecia ficha a los seropositivos. Y alcaldes franceses atizan el fugo del racismo contra gitanos y nómadas.

Se cuecen en Europa nuevos fascismos similares a los desencadenados en los años treinta. Y España es un caos sin precedentes. Sí, en el país del eterno caos, éste es sin precedentes.

¿Al final la vida es resistir? ¿A que vuelva a salir Soraya Sáenz de Santamaría a decir que Rajoy ya se ha explicado ante el mutismo de los periodistas presentes en la sala? ¿A que vuelva a hacerlo  González-Pons utilizando abyectamente a una víctima del terrorismo? ¿A que vuelvan a insultar nuestra inteligencia con desmentidos Cospedal o Floriano? ¿A que Alonso acuse a la «oposición» de ejercer de abogados del delincuente Bárcenas? ¿A que Rajoy decida seguir escondiéndose, huir de los periodistas o comparecer en plasma a decir que él no ha cobrado nada con la credibilidad que tienen sus palabras? ¿Sus mentiras, su cobardía egoísta, su profunda deshonestidad al fin?

¿Estamos locos? la vida es luchar contra las dificultades y disfrutar de los logros. Y cuando uno se encuentra en este fangal o hace algo determinante para salir de él o se hunde sin remisión. Esta gente tiene las espaldas cubiertas, no así la mayoría de los cómplices o tibios que no exigen responsabilidades drásticas.

Las colas, lugar de máxima identificación de percebes y salmones

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Percebes y salmones se diferencian hasta en los aspectos más intrascendentes de la vida. Aquí tenemos un ejemplo. Llegada del tren a la estación. Ésta es Atocha, en Madrid. Hay dos escaleras para salir. Una cerca, la primera que encuentras. Está abarrotada. La segunda, a la derecha, un poco más allá, permite caminar sin agobios por el andén y subir también holgado. Esta escena se repite una y otra vez, en todos los viajes.

E igual sucede con las partidas. En los accesos a las estaciones de tren o en los aeropuertos que, muchas veces, terminan por habilitar una segunda mesa de recepción de billetes. En la fila larga están los percebes, en la corta los salmones. Estos miran primero si se han dispuesto dos, y se dirige adonde menos personas haya. Las colas es un lugar de máxima identificación de percebes gregarios: siempre van a donde van los demás. Por la ley del mínimo esfuerzo. Porque les gusta estar en piña.

Evidentemente el espíritu salmón hace todo lo contrario. Utiliza los recursos disponibles. Por eficacia y porque detesta el hacinamiento.

Estas actitudes opuestas se reflejan como cabe deducir en cuestiones fundamentales para la colectividad. Con resultados dramáticos en tiempos como los que vivimos. El percebe no mueve un dedo por su inactiva, espera que los problemas se resuelvan solos y, si no lo hacen y vienen mal dadas, “aguanta”, se sacrifica. El salmón hace de su vida una lucha por resolver los escollos y llegar a la meta que se ha propuesto.

Todo esto y mucho más es el espíritu de mi libro Salmones contra Percebes. Si no lo has leído, si no lo has recomendado, ya tardas.

El percebe pertenece a la categoría de los idénticos, la que construye la gran masa humana. Casi indistinguible de sus congéneres, intercambiable, buscando cobijo a la sombra de los poderosos sin molestar, huyendo de heroísmos. El percebe carece de aristas definitorias. Su perfil no rompe las monotonías. No suele construir. Nadie hablará de ellos cuando hayan muerto, porque tampoco se habla demasiado de cada uno de ellos mientras viven. El salmón, en cambio, pertenece a los iguales. A los que levantan la cabeza y aguantan la mirada. A los que dejaron de ser súbditos por méritos propios y viven con pasión su calidad ciudadana. A los que huyen de las invisibilidades y protagonizan la historia.

«Salmones contra percebes», de la roca al mar abierto

Rocío Martínez publica en «La Huella Digital» esta crítica a mi libro.

Rosa María Artal publica nuevo libro: Salmones contra percebes (Temas de Hoy)en el que hace un retrato de la España más actual, sumida en una innegable crisis que no sólo es, ni mucho menos, de carácter económico.

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La temida y perpetuada palabra en tantos discursos que abarca numerosas realidades, crisis, tiene un origen socioeconómico que no todos conocen. ¿Por qué estamos alcanzando, en 2013, tasas inauditas de corrupción política que va de la mano de la ineficiencia más supina de los dirigentes? ¿Es la justicia, más que ciega, inexistente en el país de los EREs, los fusilamientos de periodistas, los desahucios y la precariedad laboral? ¿Sabía usted que los recortes económicos más duros que se han realizado corresponden a las áreas de educación, sanidad y cultura?

Este libro, aunque ameno y delicioso, no es plato que uno se serviría con gusto. Su aparición ha sido propiciada por una situación lamentable que ha hecho ponerse en pie a más de uno. Artal, periodista veterana, le toma el pulso a este circo del “y tú más” que se está resquebrajando, y a través de este análisis asistimos al espectáculo de la desnudez de un país que ni siquiera se molesta en adecentarse para la foto. Haría falta mucho maquillaje para disimular los pelotazos fiscales que se descubren casi semanalmente, la espita de la emigración juvenil abierta de par en par, los ciudadanos ninguneados (¡y criminalizados!) por el aparato político, el “periodismo plasmático” que coloca en ruedas de prensa a una televisión de alta definición, la inoperancia de los medios de comunicación que han sustituido la capacidad de movilizar por la de desinformar… ¿Cómo se puede vivir así? Es evidente que algo falla.

No obstante, no debemos caer en la desesperanza. Casi todo es cuestión de actitud y, he aquí la buena noticia, aunque los sectores más afectados por la crisis están pagando unas circunstancias que no pudieron escoger y que ahora no pueden cambiar, lo positivo es que casi siempre podemos elegir cómo afrontarlas. Pero… ¿de qué manera elegir? Bien, eso dependerá de cómo se tome usted la vida. ¿Es usted un salmón o un percebe? Los salmones, peces valientes y robustos, se caracterizan por un espíritu aventurero e irreductible, que les lleva a buscar nuevas oportunidades en aguas lejanas. Los percebes, crustáceos aferrados a la seguridad de su amada roca, harán lo imposible por mantenerse en suzona de confort, desde la cual evitarán o ignorarán los cambios y la realidad exterior. Paseando por estas páginas, notaremos cómo nuestro autoconcepto se da, en una u otra ocasión, por aludido. ¿Nos resignamos o nos movemos?

Influida por el recientemente fallecido José Luis Sampedro -con quien colaboró en Reacciona-, Artal examina en este sonrojante libro las “pautas de comportamiento” de cada especie, a las que se suman otras como “tiburones”, “orcas” o los bancos de “krill”… así, entre la etología, la metáfora y sin ahorrar en ironía, podemos hacer un ejercicio de autocrítica repasando la historia de este país –cargada de tópicos inherentes- y asomándonos al continente del que formamos parte, pero que parece habernos olvidado. ¿Qué hacen los percebes cuando se anuncian nuevos recortes, medidas de austeridad, sacrificios? ¿Cómo reaccionan los salmones ante el aumento de la desigualdad social y el atropello de los derechos más básicos de la ciudadanía? ¿Qué les queda esperar a los salmones alevines? La concisión del texto, sumada a su labor de documentación, le hace ganar enteros. Quizá se echa en falta, eso sí, una perspectiva “desde fuera” más pormenorizada: junto con la inmersión en hemerotecas nacionales, un análisis de la prensa internacional que arroje datos sobre cómo se nos ve desde otras partes del mundo, le habría otorgado una tridimensionalidad más acusada. Resultan particularmente estupendos los dos últimos capítulos del manual, en los que se descubren las pautas para blindar nuestro derecho a definirnos (informarse, relacionar, sacar conclusiones, relacionar) y decidir. Que, “con la que está cayendo”, al menos, no nos quiten ese.

Éramos pocos y parieron el LAPAO y el LAPAPYP

Con un Aragón que se les cae a pedazos –tanto o más que el resto de España- por su mala gestión política, leo que las Cortes de Aragón con su mayoría PP/PAR han decidido “bautizar” al catalán que se habla en la franja (que limita con Cataluña) y en otros lugares de la comunidad como LAPAO. Igualmente, el aragonés (la fabla) pasa a llamarse LAPAPYP, que ya tiene mérito. Este editorial de El País  califica  la hazaña de Creacionismo lingüistico”. Y cita que, concretamente el Lapao es “el nombre de un dialecto del naxi que hablan más de 300.000 personas en China y Myanmar”. Una de entrada, se pregunta si los políticos conservadores aragoneses disponen de tanto tiempo libre como para parir cosas de este cariz. Y sí es porque consideran que gobiernan una Comunidad sin problemas reales.

Ante las continuas mofas que tal decisión ha provocado, el Partido Aragonés Regionalista se aprieta el cachirulo y decide soltar esta perla: “El PAR desafía a la Generalitat a enviar a los Mossos si quieren ‘imponer el catalán’”. En una nota de prensa, el PAR del Aragón Oriental critica a las formaciones nacionalistas catalanas también por “los insultos y vejaciones que están recibiendo los aragoneses”, cuenta El Mundo. Los aragoneses no, este desvarío fue rechazado en la cámara por PSOE, CHA e IU. Recuerdo los tiempos de la fundación del PAR. Era un partido regionalista conservador pero jamás hubiera secundado este bochorno. Producen vergüenza… propia, dado que el resto de España pueden pensar que todos los aragoneses somos como los del PP y el PAR. Y fuera de aquí, hasta en China.

Mal deben andar las cosas en previsión de votos para meterse en este jardín. El sentimiento anticatalanista (no recíproco) es muy fuerte en Aragón, como sucede en territorios vecinos a los que se considera más privilegiados. Sobre todo en los sectores más conservadores y menos informados. Destino prioritario Cataluña de la emigración aragonesa, hubo tiempos en los que en efecto  “se nos llevaban el agua” con aquella pretensión –política- de trasvasar el Ebro sin hacer en Aragón los mil veces aplazados planes de regadíos. Los ríos aragoneses se poblaban de presas hidroeléctricas para alimentar a la Comunidad vecina. Por decisión de políticos de nuevo y de empresarios que operaban a sus anchas. Mantenemos un largo litigio por bienes eclesiásticos que el episcopado catalán se niega a entregar pese a sentencias en su contra. Y tampoco han gustado nunca los mapas que anexionan territorios aragoneses a los Países Catalanes, elaborados por una minoría ultranacionalista.

Pero estamos buenos si hay que resucitar el anticatalanismo para ganar votos apelando a sentimientos ultramontanos. Y valerse de ello “bautizando” idiomas.

En mi último libro, Salmones contra percebes,  dedico un capítulo completo a eso de “ser de un país”. Y en el párrafo dedicado a esta Europa a la que han destrozado los nacionalismos también, escribo:

«En definitiva, en un mundo presuntamente globalizado, los límites por países permanecen sólidamente consolidados, parapetados en su casa como los percebes. Aunque los nacionalismos y localismos varios terminen siendo una frontera que se cierra sobre sí misma con un lazo y distorsione realidades propias y ajenas. Incluso en tiempos de comunicación masiva. La diferencia se engrandece o se enfrenta, apenas se utiliza para sumar la siempre rica diversidad. Los nacionalismos exagerados —tanto de Estado como de comunidades— son profundamente percebes, cementarse a la roca sin ver mucho más allá. Pero algún sentimiento atávico existe cuando, tras recorrer miles de millas, el espíritu salmón regresa a casa a llevar a cabo sus más preciadas gestas. Dicho todo ello, apuntemos el otro gran sentido del nacionalismo empecinado: poder odiar al que compite con él en intensidad. Cuanta más cerca esté, mayor es la rivalidad. Más encono, más animadversión, más deseo de aplastarlo y someterlo. Más intransigencia. Los ejemplos son múltiples. Cuando lo cierto es que hasta en los núcleos más pequeños hay personas distintas que no responden a los patrones de la etiquetas del grupo o país. De ahí lo cierto de la frase atribuida a tantas voces en diferentes versiones: “¿Le gustan los franceses? No lo sé, no los conozco a todos”».

Políticos catalanes y del nacionalismo español entretienen al personal para distraerlo de su mala gestión, de la ruina insostenible que nos han provocado,  con las animadversiones nacionalistas. Ahora se suman los aragoneses, los conservadores aragoneses. Es una muy mala noticia. Porque en definitiva, en Aragón, en Cataluña, en España, en Europa y en todo el mundo, los amos de nuestra tierra son como El perro del Hortelano que cantaba La Bullonera: ni se atreven a salvarla, ni nos dejan defenderla.

La Bullonera (F) – Jota del perro del hortelano / Jota de la Virgen del Pilar

Nadie ha dicho que sea fácil

Nadie hubiera imaginado que una sociedad fuera capaz de soportar tantos atropellos –y de tal calibre– sin estallar masivamente de rabia. Nada más injusto que juzgar a una ciudadanía en bloque, sin tener en cuenta las distintas actitudes que en ella conviven, pero sí es cierta la existencia de una mayoría decisiva que no se mueve. Prácticamente la misma que solo ve dos únicas alternativas convencionales y piensa que ya no hay salidas y ahora toca “aguantar”, en lo que he venido en denominar actitud percebe.

El problema –nos dicen– es que “no es fácil” encontrar otras soluciones. Esta sociedad se ha apuntado a la ley del mínimo esfuerzo como a un dogma inapelable. No solo la nuestra, está ocurriendo en buena parte del mundo sojuzgado por el neoliberalismo. Una ideología que, en sus inicios, propugnaba precisamente el arrojo y la asunción de riesgos como filosofía de vida y ahora expande el miedo a la libertad. Islandia es ejemplo paradigmático. Cuando ya tocaban con la mano el final de su amarga travesía, olvidan el origen de sus sinsabores y vuelven a votar a los causantes de su derrumbe. Es que lo están pasando mal, han de aceptar sacrificios para salir del atolladero y se aferran a un pasado que se idealiza. Los años en los que se mantuvieron haciendo cabriolas en el aire sin pisar tierra y gestando lo que inevitablemente iba a producirse: darse de bruces contra el suelo.

Sea o no sea una maniobra calculada, lo cierto es que gran parte de los ciudadanos tienden a comportarse como si estuvieran condicionados a eludir cualquier sufrimiento inmediato aunque sea mayor el que habrá de venir si no se toman medidas, o con mucha más precisión: cualquier responsabilidad. Una educación en el infantilismo que en España se agrava por su historia y los cuarenta años de dictadura dedicada concretamente a ese objetivo. El de crear seres dependientes, incapaces de salirse del cauce marcado y precisados de tutela. A la altura de quienes lo diseñaron. Dirigentes de tan escasas luces como profundamente mezquinos. Eso es lo más patético: la infinita  mediocridad de los caudillos que nos sojuzgan, hoy como ayer.

Imbuida la mayoría en la búsqueda de soluciones “fáciles”, asistimos a preguntas en las que se pide dar en un minuto o dos la salida a la crisis. Rápido, claro, y que no cueste mucho trabajo entender. Si hablamos de ponerlas en práctica, entonces invade un agotador cansancio preventivo.  Esfuerzos ni uno, yo quiero que me traigan a casa el remedio y empaquetado con un lazo para que me haga más ilusión. El percebe en su roca abriendo la boca para comer el plancton que pasa.

Claro que no es fácil. Se trata de revertir por completo las políticas que se están siguiendo. Solo para empezar a hablar hay que arbitrar que todos paguen impuestos proporcionales a su renta. Prohibir los paraísos fiscales y perseguir a los defraudadores. Si estamos hablando de entre 16 y 24 billones de euros el monto de lo evadido, ¿cómo puede nadie practicar el mínimo recorte a los ciudadanos permitiendo ese escandaloso agujero negro? Un tercio de la riqueza mundial. ¿Cómo pueden consentirlo personas hechas y derechas para ellos y para sus hijos?  Ni un euro público más a los bancos por otro lado. Si tienen problemas, se toma el control para ponerlos realmente al servicio de los ciudadanos y que faciliten préstamos. Fin de los créditos del BCE al 1% mientras ellos los cobran en torno al 10%. Si es libre mercado que lo sea de verdad. Devolución y pena a los robos de la corrupción, con responsabilidad subsidiaria del partido que “nos los presentó” incluso. Cobro a la Iglesia católica de los impuestos que le corresponden como cualquier institución o ciudadano. Control y un buen expurgue de “asesores de libre designación”. Inversión en el sector público que no solo proporciona empleo, sino bienestar a las personas. Recuperación también de todo el patrimonio y servicios públicos privatizados. Inversión del dinero recobrado en medidas de estímulo a la economía. Solo con alguna de esas medidas –ni siquiera con todas– no sería preciso recorte alguno y el conjunto de la sociedad viviría mucho mejor. Se propiciaría el crecimiento cuyos beneficios han sido taxativamente probados. Tanto como la perversión del austericidio o la imaginaria autorregulación del mercado.

¿Una caricatura? ¿Una ingenuidad? ¿Mayor que la de tragar sin obtener sino palos y tijera? No es fácil, no. Una vez trincado el botín, no quieren soltarlo, sean cuales sean las víctimas de estas políticas. Pero todavía parece más difícil soportar que resten la sanidad –es decir, el cuidado de la salud– con resultado de enfermedad, malestar, infelicidad o muerte. Y todo para crear una nueva burbuja especulativa, nido de nuevas corrupciones, como alertaba The New York Times, a costa de algo tan preciado e insustituible como la vida. O la educación. O la Seguridad Social y las pensiones. ¿Hasta dónde se puede poner el listón de “aguantar” las mermas? ¿Hasta la muerte? ¿Hasta el futuro de las nuevas generaciones? Y en derechos civiles ¿hasta la rendición absoluta de la condición de ciudadanos libres?

Esa minoría depredadora que está destrozando la sociedad en su provecho, está organizada. Y sabe lo que quiere. Las víctimas no. Tampoco les hubiera sido fácil a ellos lograr su objetivo a no ser por la inacción de los ciudadanos. Deben reír asombrados de que se engulla todo, hagan lo que hagan.  Hay algo rigurosamente cierto: cuantos más sean quienes se pongan a trabajar por el cambio preciso… más fácil será lograrlo. Ya hay algunos, muchos, que nadan para remontar los acontecimientos… cargando a sus lomos con el peso de los inertes. Dejen, encima, de ofenderlos. Y sepan que cuanto más se tarde en reaccionar, menos fácil, más difícil, será restituir siquiera lo perdido.

 *Publicado en eldiario.es

Rajoy lo dice… sin ningún ánimo de triunfalismo

Me ha gustado mucho este artículo de Ignacio Escolar, con sus correspondientes enlaces…

Las frases salen todas ellas de su último discurso en el Congreso de los Diputados. Los enlaces son míos. Con ustedes, el presidente del Gobierno, don Mariano Rajoy Brey, en su más absoluta literalidad.

«Estamos realizando la mejor política de empleo posible«.

«Las cosas están cambiando en España, afortunadamente, y están cambiando mucho. Tal vez, el mejor signo de la recuperación lo representa la facilidad con que nos olvidamos de todo lo que hemos dejado atrás«.

«¿Le importa mucho a quien no encuentra un puesto de trabajo que el interés de nuestra deuda haya caído al 4 por 100? Sin duda, señorías, muchísimo».

«¿Y qué ha cambiado en nuestra financiación exterior? Algo sorprendente, señorías: queEspaña ya no necesita más«.

«No es que estas cosas las imponga Bruselas, señorías; es que las exigimos los europeos porque así queremos que sea Europa

«No es tampoco un milagro que nos ofrecieran hasta 100.000 millones de euros para superar la crisis financiera en unas condiciones extraordinarias: un plazo de quince años, al 0,5% de interés, con diez años de carencia».

«Afortunadamente, gracias a lo que algunos critican la España de hoy tiene poco que ver, poco, con la de hace un año».

«Afortunadamente, España está ya en una situación nueva, más sólida y con más futuro que hace un año».

«En suma, señorías, esto empieza a funcionar. Nos queda todavía mucha tarea que atender, pero llegará la cosecha«.

«No estamos en el camino equivocado, ni hemos perdido el tiempo, ni tenemos las manos vacías. Hemos salido de lo peor, hemos detenido la caída, vamos a empezar a mejorar y los resultados llegarán, porque todos sabremos recorrer, con firmeza, el camino que nos falta».

«Y todo esto, señorías, lo digo sin ningún asomo de triunfalismo«.

*En la entrevista con Pepa Bueno, en la Cadena SER esta mañana, también he hablado de este singular personaje como germen de mi libro Salmones contra Percebes.

 

Entrevista en Onda Regional de Murcia sobre Salmones contra Percebes

Ésta es la entrevista que me hizo Antonio Escolar

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