Jack El Destripador como método de diagnóstico

Puigdemont, Catalunya, legalidad, PP, millones, Catalunya, Puigdemont, Puigdemont, imperio de la ley, millones, PP, PSOE, Ciudadanos, jueza homófoba, millones, empleo, legalidad, millones, PP, Puigdemont.  La cantinela suena en nuestros oídos de la madrugada a la noche.  Como una letanía se repite en un eco interminable de sonidos y textos. Interpretada desde la severidad de una maestra de escuela en el Telediario 1 que se torna júbilo en el “PP, ora pro nobis”, a la gomina de sus tertulias.

Agrias, justicieras, censoras, superiores de nacimiento en las ondas de las radios, la sorna mal disimulada entre los aposentados en la derecha de todas los televisiones.  Salta de ellas al papel, a las ondas de voz y de regreso a las pantallas de la temible red. Puigdemont, Catalunya, PP, millones, millones, we are the best, siempre the best, a por ellos. Agua, por favor, un vaso de agua.

Dice la magistrada Elósegui que el tribunal de Estrasburgo debía elegir entre un juez al servicio del gobierno y ella que es neutral. Neutral y homófoba. Y machista y retrógrada.  A veces la disyuntiva ni siquiera es tal y viene todo junto en el mismo paquete. Ése es nuestro drama, la España de hoy, la peor de siempre. Fuera de nuestras fronteras nos conocen bien pero en la Europa de los mercaderes pesa mucho contar con un contable que paga las cuentas a los acreedores de la deuda pública convertida por Rajoy en descomunal. Es el mercado, amigos.

Nuestras élites andan reunidas en Davos, Suiza, mira qué casualidad. Nieve y bancos. Bancos de cuentas opacas si se precisa, ciudadanos que votan hasta si vender pipas en los kioscos. A Davos hemos mandado un rey, jefe de Estado no electo, que da lecciones de democracia y riñe a Catalunya. Ningún otro jefe o jefa de Estado con corona ha acudido, nos lo contaba el catedrático Pérez Royo. Y no es una anécdota.

Toda la selecta delegación española ha podido constatar que Catalunya preocupa mucho, que los palos policiales del 1-0 hicieron un daño enorme a la Marca España.  Cómo será que TVE entrevista al presidente del BBVA -el bien pagado Francisco González- para que cuente que se siente tranquilo con el tema de Cataluña. Noticia de alcance. Si él está tranquilo, si los grandes magnates y empresarios de postín que se ocupan de nuestros destinos en Davos están tranquilos, no hay más que hablar.

La vicepresidenta sale con gafas retro y moviendo rítmicamente las dos manos, con dos dedos enhiestos (se llevan las maestras de derechas esta temporada) para decir que su jefe el impoluto, inmaculado, Mariano Rajoy,  hará cuanto sea necesario y más por evitar que Puigdemont vuelva a ser presidente de la Generalitat de Catalunya. Pide el gobierno un dictamen al Consejo de Estado, les dice que no procede, que Puigdemont tiene intacto sus derechos civiles -como los tiene el encarcelado Junqueras-, pero el gobierno del PP no se arredra. Ahora toca apelar al Constitucional. Para poner al alto tribunal en un brete. Expertos independientes lo consideran incluso «un fraude de ley».

En el recurso de inhabilitación preventiva de Puigdemont, al PP le apoyan sus socios. Ciudadanos saca a la palestra hasta a Girauta que ya es haber perdido el miedo al ridículo. Pedro Sánchez Castejón pone tuits. El empleo es precario, te están robando tu pensión, la electricidad está al doble de precio que hace una década, los estudiantes han de abandonar la universidad porque no pueden pagar la matrícula, este es un país rico con trabajadores pobres. A su bola, como un bot, limpio de responsabilidades. Pero al Gobierno de Rajoy ni tocarlo, ni siquiera a RTVE, una de sus voces más activas. De Rajoy y del PP.

Catalunya. Corrupción. Gurtel. ¿Qué me dice usted de corrupción?, alma de dios, son estrategias de defensa. En estéreo, en cadena de estéreos. Desigualdad de récord, injusticia, listas de espera médicas, privatizaciones, sarna en los hospitales, goteras en las UCI infantiles, te cambio balas por ciencia… déjadlo ya¡ qué plastas. El Bernabeu, el Atleti, el Barça, Messi, Zidane, Puigdemont, Cataluña, ¡Venezuela!, oh, my God, regresa Venezuela.

Seamos fuertes, ellos hacen lo que pueden. Sin meterse en algunas cosas. A ver si les vamos a decir a los empresarios qué es lo que tienen que pagar a las mujeres. El presidente alado levita en estado de ingravidez. En Davos toman canapés, la amenaza tuitera muerde sin fuerza. Lo que apalea es el BOE. O los juzgados, según toquen.

El ex president les ha hecho un buen roto. Está amortizado nos dicen, con suerte se convertirá en el catalán errante surcando las aguas y los aires europeos. Pero les lleva a maltraer. Interior lo busca hasta en aeropuertos que solo admiten aterrizajes en paracaídas. Puigdemont, convertido en el rebelde involuntario con bufanda y sonrisa, antihéroe de manual, es de lo poco que alivia la desvergüenza convertida en rutina que nos ha engullido. Y hay algo, mucho, de épica lucha contra el cíclope podrido. A ese nivel en el que nos movemos en España. Por los siglos de los siglos y desde los siglos de los siglos.

Los diagnósticos habituales ya no sirven, rebotan en los cómplices de este drama como en la pared de un frontón. Hay que ser todavía más didácticos con quienes ni siquiera se reconocen al mirarse al espejo. Lo que está ocurriendo en España es como si,  degollada la enésima víctima de Jack el Destripador, volviéramos a decirle: eso qué haces está mal. Te lo dije muchas veces, está mal. Y saliera la letanía en eco: Puigdemont, Catalunya, legalidad, PP, millones, Catalunya, Puigdemont, Puigdemont, imperio de la ley, millones, PP, PSOE, Ciudadanos, somos los mejores, millones, a por ellos. No sería lógico, ni aceptable.

Jack, el destripador, el más famoso asesino en serie británico, no llegó a ser identificado: quedó casi en un concepto. Las víctimas sí, eran reales y fueron asesinadas con la máxima crueldad. Los delitos quedaron impunes. Llevamos el mismo camino. Aquí nos están descuartizando el Estado del Bienestar, la decencia, los derechos y libertades,  y, al paso que vamos, la Democracia. Una parte de la sociedad es una amenaza para el resto, hemos de ser conscientes de ello. Con sus creencias, sus líderes, su nula autocrítica, la irresponsabilidad de sus actos sobre la sociedad. Y todo lo apaga la cantinela, Puigdemont y lo que sigue, ya saben, ya lo sufren.

Olvídense de razonamientos, no atienden a ninguno. Apelen como mucho a su dignidad, o a su sentido del deber por amor a la  España del PP y socios, para ponerse los primeros en la lista que autoriza a ser robados, engañados, degradados, minusvalorados, prevaricados, extorsionados, insultados, agostados. O no. Aquí elegimos lentejas: o las tomas o no las dejas. Y mientras no enfoquemos el fondo del problema, no hay salida.

Grecia vota… a Syriza

Syriza ha ganado las elecciones en Grecia.

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Un 23,1% de los griegos vive en riesgo de pobreza

El PIB ha caído un 25% desde 2008.

La deuda está en el 174% del PIB

El paro juvenil es del 52,8%.

El salario mínimo ha bajado un 20% desde 2010

Los empleos públicos se han reducido casi un 40% desde 2009.

Las pensiones quedaron reducidas a apenas 400 euros y se han suprimido las dos extraordinarias, tras seis «reformas».

Han cerrado prácticamente todos los ambulatorios como pidió la Troika.

Tres millones de personas, más de la cuarta parte de la población,  se han quedado sin cobertura sanitaria..

El cáncer solo se atiende ya en estado terminal.

Todo esto ha sido a cambio de rescates financieros por valor de 200.000 millones de euros. A los bancos se les entregó 1,6 billones de entrada, al inicio de la crisis, sin contrapartidas. Y luego barra libre.

El Consejo de Europa expresó su alarma.  Este organismo no tiene nada que ver con el Consejo europeo que es UE puro. La UE de hecho se felicita por las «reformas» griegas. Merkel las aplaude y dice que hay que incrementarlas. Mariano Rajoy también. Se encamina a dejarnos como a los griegos si vuelve a ser elegido.  Ya nos queda poco. Todos los índices internacionales muestran a Grecia a la cabeza del descalabro social, seguida de España.

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Forges publicaba  una viñeta que era todo un editorial. Me alegra la vista. Finalmente ha sido así. Queda mucho por hacer, ahora es cuando empieza el reto, pero algo está cambiando y es el primer paso para que cambie Europa. Al Mariánico, se añadan el Especuladórico y el Complicidiábulus (éste es básico porque la gente lo engulle sin darse cuenta del contenido).

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Mecánica para demoler un Estado Social o el extraño caso del edificio desaparecido

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Pasear por Madrid depara sorpresas como la de encontrar que ha desaparecido un edificio completo. No uno cualquiera, estaba ubicado en una esquina del Parque del Retiro con la plaza que alberga la estación de Atocha. Más de una vez había reparado en sus tiendas, más que cerradas, abandonadas. ¡Et voilà! Ya no queda nada de él.

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Ese agujero urbanístico es, en manos del PP –piensa una-, un bocado demasiado apetitoso y, basta indagar un poco, para comprobar que se cumplen las peores sospechas, como es habitual en ese partido. El portavoz de UPyD del ayuntamiento y ciudadanos en defensa del patrimonio han seguido y denunciado el proceso. El derribo, argumentan, ha incumplido la ley porque se trataba de un edificio protegido. Una nueva normativa aligera los requisitos para que baste con conservar poco más que la fachada.

Se lo han pulido completo, claro está. Pero, desde la Dirección General de Patrimonio Cultural y Calidad del Paisaje Urbano del Ayuntamiento de Madrid han contestado a la asociación ciudadana. Dicen que el edificio estaba en “ruina grave”. Lo declararon así en 2014 (atentos a la fecha). Pero les piden estén tranquilos porque van a reconstruir la fachada para dejarla como estaba e incluso han conservado algunas rejas de los balcones originales.

 2014 es el año en el que se decreta su ruina ¿verdad? Pues en 2013 el grupo Ayre Hoteles, que cuenta entre sus socios a El Corte Inglés y a Abel Matutes, anunció ya la apertura de un hotel frente a la Estación de Atocha y exactamente en el mismo sitio donde ahora ha quedado libre el solar.

El edificio Atocha/Retiro antes de ser demolido

El edificio Atocha/Retiro antes de ser demolido

 Es importante que fijemos nuestra mirada en ese edificio compacto, sólido, con sus cimientos y sus vigas y luego en el vacío que deja. Porque eso exactamente es lo que está haciendo el PP y sus correligionarios con cuanto tocan. La sanidad, la educación, pensiones, empleo, subsidios, dependencia, servicios, nivel de vida, derechos… todo. Es la política de hechos consumados, de tierra quemada. Y hay leyes para conservar fachadas pero nada impide al parecer enajenar o derruir valores fundamentales para una sociedad.

 Ha pasado igual con la sanidad, insisto. Teníamos uno de los mejores servicios de salud del mundo y de gran eficiencia para su coste, y ahora andamos repagando, hablando de “medicinas y tratamientos caros”, de cierres de servicios indispensables, de dolor y muerte incluso. Llegó la piqueta del PP y la tiró abajo. Aún quedan profesionales esforzados que trabajan entre los cascotes pero el entramado anterior, los ladrillos y soportes, no está.

 Por si cuela en esas mentes atoradas que aún les siguen, dicen que reconstruirán la fachada tal como estaba. ¿Para qué la has tirado entonces? Se había quedado vieja. Ah, entonces nos deshacemos también de Las Meninas de Velázquez que tenemos unos copistas muy eficientes que van a hacer otro cuadro que ni lo notarás.

¿Nos deshacemos? No exactamente, lo que proporciona beneficio no se destruye por completo: se transforma. La mecánica siempre es la misma. Las demoliciones del PP –o de CiU y toda esta gente- tienen indefectiblemente un beneficiario privado claro. En algo tan serio como el cuidado de la salud han entrado hasta fondos especulativos, empresas con familiares de políticos,  e incluso se apuntan órdenes religiosas en Madrid, conocedores de las debilidades del partido que gobierna España por los cuatro costados.

 No me digan que no es casualidad que el solar que deja el edificio derribado en Atocha/Retiro vaya a ir a parar, precisamente, a El Corte Inglés y al gran cacique ibicenco del PP.

Inicio de las obras del complejo de lujo en Canalejas

Inicio de las obras del complejo de lujo en Canalejas

En su febril actividad, Ana Botella también ha dado vía libre a la Operación Canalejas, esta vez al lado de la Puerta del Sol. Las obras, ya iniciadas, levantarán un complejo de lujo con hotel y centro comercial que aquí le ha correspondido en suerte a la Constructora OHL, vinculada al amigo Villar Mir.

La operación incluye “la remodelación del aparcamiento subterráneo y reordenación del tráfico”. Es decir, el ayuntamiento ha acordado invertir casi 21 millones de euros porque ha de indemnizar a la actual concesionaria del parking cuyo contrato expiraba en 2027. Aprendida la lección, Botella se la va a dar a los nuevos por ¡40 años! para que no haya ocasión de arrepentirse. Y, si no, se paga con el dinero de otros y ya está. Como hizo su mentor y antecesor, promovido después a Ministro Demoledor de la Justicia que ha dejado herencia de pago para varias generaciones.

El dinero estaba y ya no está, como el edificio de Atocha/Retiro, pero renace en los bolsillos adecuados con mayor o menos estética que eso es lo mismo.

Para demoler un Estado Social pues, primero hay que votar a un partido como el PP o todos sus primos hermanos y comprensivos sustentadores del sistema. Dotarse de unos eficaces cómplices mediáticos que hagan magia con los datos, atemoricen con los peligros que acechan a los que se alejan del carril o que mareen la perdiz para que los más débiles de mente no se aclaren y se queden solo con lo que ha farfullado Marhuenda para comentarlo jocosamente. Y luego asistir a los sucesivos derribos, a los engaños de que va a quedar igual o mejor, a la lista de beneficiados privados de bienes públicos, al dispendio de nuestro dinero porque, al final, encima terminamos pagando.

No pierdan de vista el agujero. Allí había un edificio que se dejó deteriorar para después tirarlo sin contemplaciones. Pronto habrá otro, pero ya no será igual. Solo podremos entrar pagando. En él, como en sanidad, educación, derechos y todo lo demás. No sé si las fuerzas y leyes de las que se dota el PP para amedrentar a los críticos permitirán mendigos en las inmediaciones. Poco después de hacer la foto, se estableció  un control policial, al parecer indispensable en el desértico Madrid de agosto.

Porque ése es el diseño de país en el que el PP y compañía trabajan. El de la desigualdad, el del embudo, el del lujo y la pobreza, el de la injusticia, dado que el único I+D+i al que atienden, promocionan y goza de toda prosperidad es, como ya se está diciendo, el de la corrupción.

Éticas personales como edificios demolidos, cerebros como solares vacíos, sustentan esta increíble situación.

Lo utópico (Podemos) y lo pragmático (regalar bancos rescatados con dinero público)

La congregación lo tiene claro: las propuestas de Podemos y la izquierda en general son irrealizables. Id y comunicad la sentencia de la alta magistratura por los cauces habituales. Y la consigna vuela en todos los tonos, desde la condescendencia a la amenaza e incluso la desesperación. Alguna mosca entre los votantes se pegará al reclamo impregnado de miel. O de hiel.

 Lo auténticamente quimérico hubiera parecido un sistema en el que se paga con dinero de todos el rescate a los bancos por sus malas prácticas. Y que, como sucedió este mismo lunes, se regale prácticamente Catalunya Banc al BBVA perdiendo casi 12.000 millones de euros procedentes de nuestros impuestos, a los que prevén añadir no menos de 300 millones más para cubrir distintos pufos como las preferentes o las cláusulas suelo. Que se prime –y se logre- en general el enriquecimiento desmesurado de unos pocos a costa de la mayoría. Y ahí lo tenemos. Lo irreal era imaginar que ciudadanos adultos aceptaran una merma radical de sus condiciones de vida sin rechistar, como así han hecho. Que permitieran la rebaja de sus sueldos, el restringir la comida de sus hijos o cercenarles el futuro. Devaluar su educación, repagar en sanidad llegando a prever que si cae una enfermedad cara te puedes dar por muerto si no tienes dinero para curarte. Ilusorio resultaba que personas poseedoras de unos derechos, unos servicios y una vida perdieran tanto y no montaran un auténtico escándalo. Que bajaran la cerviz ante el brutal aumento de las desigualdades que han traído políticas deliberadas para llegar a ese fin. Pero ha sucedido.

 A cualquiera que le hubieran dicho hace 5 años que tragaría lo que ha tragado, no lo hubiera creído. Sería digno de ver cómo se expresan los ejecutores en sus reuniones, deben estar asombrados de que cuele tanto atropello, tanta mentira, tan burdas consignas. A alguno de ellos –como Santamaría o Montoro- hasta se le escapa a veces una risa burlona.

 Las aberraciones que pasan por ser de lo más coherente y ortodoxo tienen un amplio recorrido.  Por ejemplo que un gobierno pague a una empresa que produce terremotos  (de Florentino Pérez por más señas) dinero público para que cese esa actividad. O que hayan quedado impunes las muertes de seres humanos a quienes se disparó pelotas de goma en Ceuta mientras nadaban indefensos. O que se maltrate de forma alucinante a los enfermos. Como al que han reducido su pensión de invalidez absoluta, entendiendo que «ayudar a los enfermos es como un trabajo» y que igual no está tan malo. O que sancione la presunta bondad de la Reforma Laboral su inspirador, devenido en presidente del Tribunal Constitucional por el cupo de jueces que pertenece al PP. El propio hecho de que los tribunales de Justicia se formen por cuotas de partidos da idea de la calidad de nuestra democracia que, por definición, establece la separación de poderes.

 Pura ficción hubiera parecido que se fuera convenciendo sucesivamente a la opinión pública de que “alquilar es tirar el dinero”, “comprar es una inversión que siempre se recupera”, “te dimos la hipoteca por un valor, pero ahora que no puedes pagar las cuotas, se ha depreciado que no veas”,“vete a la calle que este piso es del banco y encima le debes dinero” y “ni se te ocurra acercarte a parar el desahucio que te clavo una multa de 30.001 euros”. ¿A qué eso hubiera parecido por completo absurdo?

 Lo delirante era suponer que un partido con caja B –según confirma la policía judicial, el juez y Hacienda- siga tan campante al frente del gobierno. Que continúen cobrando sobresueldos –al menos los que según Rajoy “cobra todo el mundo” por no hablar de que para algo estará ahí esa caja de dinero negro- y que se atrevan a hablar de regeneración. Habrá que oír sus carcajadas sin micrófonos.

 Lo fantástico es comprobar que todo esto y mucho más es obviado o aligerado por unos medios de comunicación entregados al poder o al dinero que palia su ruina (por una temporada al menos). Porque algunos políticos ya habían avisado –siquiera en conversaciones grabadas- que entraban en esto “para forrarse” o que pretendían joder a los perdedores en las urnas, como dijo en sede parlamentario la diputada popular Andrea Fabra en aquellos inicios prometedores. Pero, como periodista, me cuesta entender, me parece irreal, que existan personas amparando, desde la manipulación de la verdad, los atropellos a una sociedad a la que deberían prestar un servicio público. Lo asombroso es que pase por información la propaganda, por debate el espectáculo, por periodismo los intereses de partido y de empresa.

Cuando la congregación de notables afirma que una política diseñada para el bien común es utópica ¿en qué razones se basa? Dado que económica y socialmente es viable otra fiscalidad, la persecución del fraude, exigir la devolución de lo robado de las arcas públicas, o –entre otras muchas medidas- recuperar sectores estratégicos que muchos países incluso con mayoría de derechas conservan ¿Por qué dicen verlo irrealizable? El ataque de terror a que otra forma de organizarse les levante de la poltrona, es de una evidencia diáfana. Alguna desequilibrada anda como una peonza pasándose de vueltas. Entonces, ¿a qué se refieren?  probablemente a que los poderes fácticos –buena parte de ellos mismos, para concretar- no permitirán que se alteren sus beneficios y prebendas. Y a que ellos, no solo no pondrán el mínimo reparo, sino que contribuirán a que todo siga como está. Sea cual sea la forma que se elija para detener el avance de la sociedad. Entonces ya estaríamos hablando de otra cosa, no de política realista. Ni siquiera de política.

Cuando un político, por muy bien intencionado que sea, afirma que es utópico atenuar las desigualdades y acabar con los recortes y abusos, que una vez que llegas al poder las cosas cambian, debe reconocer su impotencia y marcharse. Dejar sitio a otra persona que obre para lo que fue elegido: representante de la sociedad, uno más que trabaja por ella. No para sí mismo o para su grupo.

Y aquí estamos, con un sistema en el que la corrupción a todos los niveles y por múltiples flancos nos enfanga. Con una deuda pública disparada a un insólito 97% cuando “venden” recuperación. Saqueados, empobrecidos, engañados, insultados, apaleados, amordazados por leyes hechas para mantener los privilegios de unos pocos. ¿Esto es lo pragmático, lo realista?

 ¿Cuándo van a entender que hay amplios sectores de la sociedad que están hartos de ellos? ¿De qué se sorprenden? Llega un momento en el que, lejos de ser utópico, resulta de los más práctico asegurarse de que uno va a poder vivir con lo que gana, curarse si enferma, llegar a la vejez con una pensión digna, poseer derechos, no sufrir humillaciones en su dignidad, defenderse de las agresiones con una recuperada y regenerada justicia, ser libre y hasta feliz. Que como varias de mis amigas, jóvenes periodistas, podrán ejercer su profesión honestamente, en lugar de trabajar de dependientas en Primack, cajeras en Ikea o realizar innumerables masters para luego, preparadísimas, no encontrar trabajo. En la línea de muchos otros profesionales de cualquier actividad.

  Lo práctico, lo posible, lo conveniente, es acabar por la vía de las urnas con este sistema que hizo posible el sueño de pisotear a toda una ciudadanía haciéndole engullir que eso es lo normal y lo realista.

*Publicado, con título corto, en eldiario.es

Devuélvannos nuestro dinero

Sres. Gobernantes, tenemos que plantearnos la revisión de nuestro contrato de ciudadanía. Hablo en mi nombre pero también en el de muchos a quienes ni les salen las cuentas, ni justificaciones razonables y éticas a las decisiones que se están adoptando. Verán, yo acepté pagar impuestos porque, según nuestra Constitución, vivimos en un Estado social que iba a ocuparse de necesidades básicas de las personas que lo componemos. De sanidad, educación, trabajo, vivienda, pensiones, transportes, justicia, información, protección a los más desfavorecidos, derechos. Somos un país que históricamente ha dedicado menos dinero que la media europea a estas partidas y podíamos comprender una cierta demora en la obtención de objetivos plenos; lo que es intolerable es que, lejos de avanzar, se hayan recortado hasta los extremos que hoy nos ocupan.

En mi caso concreto, trabajo desde los 13 años. He pagado, por tanto, dinero al Estado como para residir en mi jubilación con todo tipo de comodidades, una sanidad sin cortapisas, y, si nos ponemos exquisitos, hasta para viajar frecuentemente a los balnearios de Baden-Baden o donde quiera que me apetezca. Como soy solidaria y hasta ahora me sentía parte de una comunidad, prefiero que reviertan en mí una cantidad digna, que me libre de sobresaltos, y repartan el resto para cubrir lo que otras personas necesitan. Que jueguen con mi dinero y me ofrezcan un futuro de precariedad no me parece admisible.  En absoluto.

Yo pagué, pago y pagaré mientras viva, también y sobre todo para que mi hijo y todos los hijos de otros padres pudieran tener una vida. Un trabajo de acuerdo con su preparación que les permitiera formar una familia si era su deseo, les pagara casa, un buen pasar y un retiro seguro. Carecen completamente de todo eso. Salvo los hijos, sobrinos, amigos y toda la parentela de Vds.

He cotizado durante décadas para que los enfermos puedan curarse al menos como se hacía hasta que Vds. llegaron a los diversos gobiernos que regentan. Para que niños y jóvenes puedan acceder a una educación en conocimiento y en valores, en espíritu crítico. O para que no dejen en la calle a familias enteras, bancos y cajas a los que Vds. han dado nuestro dinero.

Pido también no romperme la crisma al andar por las calles llenas de socavones cuando son capaces de gastarse 220.000 euros en que la alcaldesa que me dejaron en herencia haga el ridículo internacional alardeando de relaxing cafés con leche.

Es cierto que  España, su España, debe mucho dinero. Mucho más desde que están Vds. en el gobierno. Gracias exclusivamente a su gestión, la deuda pública ha crecido exponencialmente. Los más de 30 puntos de incremento en apenas dos años que aceptan, sin mover un músculo, entran en los anales de la economía ficción, si no fuera tan dolorosamente cierto. No cabe alimentar más el negocio de la especulación que representa cuanto rodea a la gestación, pago e intereses de la deuda pública, a la que Vds. se dedican con especial preferencia.  Costéenlo de su bolsillo, sáldenlo como les parezca, pero no nos esquilmen más.

También he pagado por derechos inherentes a residir en un país democrático. Mi derecho a la información –hoy tan manipulada– o a la libertad de expresión y manifestación, tan legalmente amenazadas. Devuélvannos al menos los derechos que teníamos.

Quiero que no me timen con la Justicia, ya ven. Que los chorizos vayan a la cárcel sea cuál sea su pedigrí. Ya saben de qué hablo, las personas no tenemos pedigrí; me refiero a las alimañas que se aprovechan hasta de la vida de otros para lucrarse.

Vamos a ser razonables. De no cumplir estas demandas con prontitud, hemos de regresar a las condiciones básicas para suscribir un nuevo acuerdo. Comencemos por la devolución del 90% de todos los impuestos que hemos pagado. Es lo justo y se lo explico. Su gobierno –como otros con anterioridad– aprobó una amnistía para las fortunas evadidas a paraísos fiscales, cuentas opacas dentro y fuera del país y dinero negro. No fue muy exitosa porque Vds no dan una más que a derechas, pero a estos delincuentes solo les cobraron un 10% de impuestos. La necesaria igualdad ante la ley exige que todos los ciudadanos recibamos igual trato. Nos sentimos discriminados –y lo que es casi peor– estúpidos por haber pagado lo que los evasores se quedaron íntegra y tan ricamente para ellos.

Con ese dinero, nuestro, podemos organizarnos para volver a tener –mejorado– un Estado del Bienestar como la lógica manda. Apáñense con sus compromisos adquiridos. Ensayen ese hermoso Estado Mercantil y usurero que les gusta en una isla a la que se trasladen todos Vds. y que ahora con el neoliberalismo pueden comprar a buen precio. Déjennos vivir al resto.

Han roto el contrato social, el contrato de ciudadanía. La menor de las reparaciones –igual hay que estudiar más– es siquiera que nos devuelvan nuestro dinero. Lo dice, con especial ímpetu, aquel himno que tiene su origen en los cantos de los estibadores negros más sojuzgados, con este gran énfasis perifrástico: Pay me My Money down. No sé si lo saben, pero la esclavitud se erradicó hace tiempo.

*publicado en eldiario.es

Adiós democracia, cada día un paso más hacia la barbarie

Holanda certifica el fin del Estado del Bienestar. Lo ha dicho con solemnidad en el Parlamento su nuevo Rey en un discurso escrito por el gobierno del centro izquierda del país”. Pepa Bueno, en la SER, me despertaba esta mañana con un valiente y atónito editorial. Sí, es la primera vez que lo cuentan. Uno de los países ricos de la UE, con enorme tradición democrática, anuncia que el Estado del Bienestar se ha acabado y que hay que ir… a una “sociedad participativa”. Humo. El sálvese el que pueda neoliberal que, en curiosa paradoja, tantas ayudas proteccionistas dedica a los causantes y beneficiarios de la crisis. Que la medida la declare en Holanda el “centro-izquierda” no tiene nada de extraño. Ya veis que en todos los países del entorno y en el nuestro la socialdemocracia está derrotada. Autoderrotada.

No acababa ahí la cosa. En España aún coleaba la decisión del Tribunal Constitucional de rechazar la recusación de su presidente, miembro del PP. ex militante de pago del PP y colocado en ese puesto por el PP, presentada entre otros por la Generalitat de Catalunya. Es ejemplo sintomático, este señor ha puesto a parir a Catalunya por escrito. Será sin duda muy imparcial, como lo es el resto del Tribunal.

En la misma línea la presunta Fiscalía Anticorrupción rechazaba investigar quién destruyó los discos duros de los ordenadores de Bárcenas pedida por varias acusaciones particulares.

Al asalto ultraderechista a Blanquerna donde se celebraba un acto de la Diada, añadimos ahora agresiones del mismo terrorífico signo en Majadahonda, al noroeste de Madrid. En Grecia otro grupo ultra ha asesinado a un cantante antifascista.

Y más sapos a tragar. Botín ha fichado a Rodrigo Rato como asesor internacional del Banco de Santander. En 2008 ya trabajó en este consejo, que se reúne dos veces al año, por 200.000 euros anuales. Así el brillante gestor de Bankia -cuyos desmanes aún pagamos y pagaremos durante años- encuentra otro trabajo que añadir, muy bien remunerado,  a la asesoría de Telefónica. Un lumbreras este hombre. Muy bien relacionado eso sí.  La familia se lleva divinamente.

El sonoro tajo a las pensiones ya se va cuantificando: unos 1.500 euros de pérdida al año las de tipo medio. Y vayan sumando. Y vayan contando las ingentes cantidades que nos roban muchos de los que deciden estas cosas. Y pensando que hay familias en donde nadie trabaja, o donde nos les llega, que viven de las pensiones de los abuelos. Y no se va a crear empleo, ni se va superar la crisis. Son mentiras de los voceros para engañar a gentes de débil pensamiento.

Entretanto Rajoy ha estado de paripé en el Congreso respondiendo las preguntas que ha querido. Las de Bárcenas dirigidas a él, se las ha transferido a su miniyo la maxivicepresidenta. Pero ha dicho por ejemplo, que no considera que mentir en el Parlamento sea motivo de dimisión. Un embustero tan pertinaz tiene ya muy claro este asunto. Se lo consienten.

Eso sí, Infolibre viene investigando las actividades personales del Presidente del Gobierno. Sobre todo ese opaco asunto de la que es su profesión: registrador de la propiedad. Hace ya años que venimos alertando en este blog. Un buen resumen, en este artículo de Manuel Rico.  Nos cuentan desde que «El tandem Rajoy-Riquelme ha impedido durante más de dos décadas que otro registrador ocupe la plaza de Santa Pola, que en los años de bonanza inmobiliaria facturó cientos de miles de euros al año», hasta la oportuna creación de una empresa por parte de Riquelme «un día después,  que Mariano Rajoy enviara un escrito al Ministerio de Justicia recomendándolo como su sustituto para el Registro de la Propiedad de Santa Pola», su plaza.

Y,mientras, ayer se suicidó una mujer en Madrid porque la empresa municipal iba a desahuciarles de su vivienda social. Debía… 900 euros. 45 años, casada, tres hijos en casa (de los 6 que tenía) y dos nietos ya, todos a su cargo.

¿Se está arreglando la crisis? Intermon Oxfam sigue alertando del terrible aumento de la pobreza en Europa. Pero también de que en 2025, uno de cada tres pobres europeos será español. Medio millón más al año hasta entonces  ¿cuántos de nosotros entraremos ahí? Esto claro, de no cambiar las políticas.

La crisis no se está acabando, lo que sí se está terminando es la democracia. Y hasta la decencia y la dignidad. Múltiples cómplices están propiciando todo esto. Echándonos a todos esta mierda encima. Algunos llevamos año avisando y los peores pronósticos se cumplen inexorablemente. Para algunos cabezas huecas lo que cuenta es el momento. Así estamos.

Rajoy, el peligro de un mediocre con poder absoluto

En un momento de la noche electoral, Mariano Rajoy quiso corroborar que su triunfo era por mayoría absoluta en un aparte. Su expresión lo decía todo. Tras 8 años de opositar y dos sonoros suspensos, tras toda una vida de hacer lo conveniente, de aguantar hasta ataques de depredadores de su misma piña, había ganado su silla en La Moncloa y todo el poder para hacer y deshacer a su criterio. Fue un gesto, casi imperceptible, que helaba la sangre. Ese día ya estaba claro cuanto iba a suceder. “Los electores nos han dado un mandato claro”, dijo varias veces desde entonces.

Ya no hacía falta responder a los periodistas, ni dirigirse a los ciudadanos –ni para prometerles lo que no iba a cumplir aunque por inercia lo siguiera haciendo-. Ni negociar, ni siquiera hacer como que se dialoga. El Congreso de los diputados en la realidad de nuestra estructura política es innecesario cuando la suma de los escaños da un resultado aplastante. Abrevia utilizar la vía de los Decretos Ley. Los ritos democráticos son accesorios, pérdidas de tiempo que distraen de “lo importante”.

Rajoy entró en el gobierno ya con “el síndrome de la Moncloa” y hoy ha conseguido el récord de ser “un jarrón chino” mientras continúa en el puesto. Es de escarnio mundial verle esconderse de las graves acusaciones que pesan sobre él, secundado por ese gobierno y esa camarilla que eligió a su imagen y semejanza. Algunos más locuaces –incluso en exceso-, portavoces todos de la misma iniquidad. Con insultante perseverancia en la mentira. La parodia de rueda de plasma que Rajoy se marcó el lunes, leyendo la respuesta a una pregunta pactada y amañada, da idea de quién es en realidad este individuo. Por si alguien tenía alguna duda. Parece que todavía queda alguno, bastantes incluso.

Mariano Rajoy, como el resto del equipo, pretenden obviar un entramado de corrupción que se extiende por toda la historia del partido y en el que los datos y hechos oficiales y las denuncias de Bárcenas se entrelazan formando un retrato esclarecedor. No se puede despachar con un “todo es mentira”. ¿Labrada durante ¡20 años!? ¿Con qué objetivo? El eficiente tesorero, tantas veces defendido por todos ellos -incluso cuando ya se le investigaba judicialmente-, hoy es un delincuente que les engañó. ¿Podría gestionar un país una gente tan absolutamente torpe de ser cierta esa explicación? Porque no lo olvidemos, su propósito sí lo están cumpliendo. Mariano Rajoy -y los que eligió para acompañarle-, tenía una meta muy definida y la está culminando con enorme eficacia.

Ante la mirada estupefacta e indignada de buena parte de los españoles y la cómplice o bobalicona -dispuesta a tragarse un elefante con pintas en un solo bocado- de quienes aún le apoyan, Rajoy y los suyos siguen su estrategia sin fisuras. Dicen no poder perder el tiempo para atender a “tareas de gobierno”, y seguir con “el programa de reformas” imprescindible para sacarnos de la crisis. La ambiciosa vicepresidenta de todo es especialmente amante de la frase.

¿Y en qué consiste el programa de reformas? ¿Se lo han preguntado los que confían en el PP y se distraen con el loro que repite “pues el otro más”? En una loca carrera por desmantelar la sanidad pública, destruir la educación para criar trabajadores sumisos sin brizna de pensamiento crítico, abortar el futuro del país al cercenar la investigación y la ciencia sin dar a cambio sino la competitividad de los sueldos miserables, y, desde luego, acabar con el Estado del Bienestar. Rajoy -y sus etcéteras- se lo está merendando con la misma fruición que se oculta para no dar explicaciones.

Cada “reforma” es una merma social y una apuesta por la España del pasado que nos hundió en el hoyo. Ya hemos visto los resultados de la laboral. Pasa lo mismo con la eléctrica, los transportes, la función pública, la justicia. Con la Ley de Costas o la LOMCE. Ahora le toca a las pensiones. Todo. Cada vez que nos cae una “reforma” del PP implica tijera y consolidad privilegios de aquellos para quienes se gobierna a costa de la mayoría. Saben lo que hacen. El modelo de país que añoran, predesarrollado, ultracapitalista, sin futuro como tal, con la masa empobrecida, dependiente y vulnerable, con enormes desigualdades sociales que siempre pasan factura. Grave. Para los ciudadanos. Para el propio país.

Hay ya personas desnutridas, pero para muchos que no lo están cada pago es un una preocupación. Todos reduciendo gastos, vacaciones, aire acondicionado en este tórrido julio, comida incluso, para lograr… ¿qué? ¿Costear los intereses de la deuda que crece sin cuento? ¿Los sobresueldos y todo tipo de lujos, mangoneos y corrupciones?

El gobierno de Rajoy –recordémoslo una vez más- inició su mandato con la deuda pública en el 68,5% y la tiene –a día de hoy- en el 89,5%. Un ritmo de aumento descomunal y sin precedentes. Ya debe más de 20.000 euros por ciudadano. Solo en un trimestre, el primero de este año, se pulió 40.000 millones de euros, 23.000 en Mayo en aceleración ya inaudita. Nadie más que ellos “ven” brotes verdes y flores de invernadero ¿Es posible que aún haya algún incauto que crea que él va a salir de la crisis si no es de los que nunca la padecieron?

Todos entraremos en la precariedad de no variar el rumbo. Cada dolor que nos cuentan, cada ansiedad por lo que viene, cada desesperación, tiene una única respuesta: ya no es un problema aislado, ya no es tu problema, nos va a llegar a todos, sino se erradica… el cáncer. Las revelaciones de estos días nos hablan de uno enormemente dañino y virulento, con extendida metástasis. Arroja sus fluidos purulentos, su cadena de carcoma, sobre el tejido social, sobre los fundamentos democráticos del Estado. Y se va extendiendo ¿hasta dónde? Lo dicen incluso los medios internacionales. El Financial Times habla de un “ venenoso fondo de reptiles” en la España del Partido Popular.

En su delirio, Rajoy llegó a identificarse él mismo con el Estado de Derecho en su comparecencia del lunes. Mediocre pero no solo, también prepotente, enorme embaucador, dios en su pedestal. Mezcla letal cuando se acompaña además de escasos fundamentos éticos, por no decir nulos a tenor de su actitud. Igual que cuantos le secundan. Ni uno nos sirve por eso. Todo lo que no sean elecciones generales, libres e informadas, con compromiso de cambios estructurales que impidan repetir esta situación, es inadmisible ya. España es un país enfermo, casi terminal si no se actúa. Un mal inmenso nos corroe. Y ante eso solo cabe cirugía radical y urgente.

*Publicado en eldiario.es

La cámara criónica del PP

Algo sospechamos  –no todos, bien es verdad- al escuchar a Mariano Rajoy  hablar de El Tato, un personaje muy de moda en España en torno a los años 40 y 50 del siglo XX. Muchas más pistas dio al hacer prolijas en su vocabulario frases tan arcaicas como “ de matute”, “escurrir el bulto”, “¿de qué sirve cambiar la peana sin cambiar el santo, una imagen vale más que mil palabras”,  o “todo el mundo”. Expresión, esta última, utilizada por Ortega y Gasset en 1930 para definir características del hombre-masa , vehemente defensor de la mediocridad .

Mariano Rajoy, todo el PP en realidad, parece residir en una cámara de enfriamiento profundo, mal llamada de criogenización. La técnica se denomina en realidad Criónica y su acción criopreservar, un proceso por el cuál se congelan células, tejidos o cuerpos enteros a temperaturas de entre-80ºC y -196ºC (el punto de ebullición del nitrógeno líquido) con el fin de reanimarlos cuando los avances científicos permitan devolverlos a la vida curadas sus dolencias fatales.

La medicina acepta que la memoria, la personalidad y la identidad se encuentran almacenadas en la estructura y la química cerebrales y que, en efecto, la actividad cerebral puede detenerse y después reactivarse bajo determinadas circunstancias. Lo que no saben aún es cómo llevarlo a cabo con garantías. La literatura y el cine se han sentido fascinados por la posibilidad de guardar personas congeladas que vuelven a la vida en un momento determinado. Y, evidentemente, en el Partido Popular español pueden encontrar un ejemplo empírico. No se explicaría de otra manera su actitud.

La derecha patria lleva viviendo en ese bunker criónico desde hace siglos. Se descongelan un rato, salen, hablan y vuelven a entrar al útero helado que les conserva. En períodos de sequía de poder apenas irrumpen hacia el exterior sino para hacer patente que siguen existiendo. No sin dar pistas como digo. Allí han nacido sus hijos y sus nietos por generaciones, quienes hacen sus debidas incursiones para prepararse para mejores tiempos: cuando consiguen el mando e intentan reproducir el mundo que conocen y les es querido. No es extraño por tanto su aire momificado o sus tics y muecas fruto indeseado de la endogamia.

Beben de los ilustres congelados a su diestra y siniestra. Desde Don Pelayo e Isabel La Católica a Franco y “Doña Carmen”, pasando por Torquemada o Pilar Primo de Rivera, y muchos otros. De ahí que también viésemos a la hoy vicepresidenta Soraya Sáenz de Santamaría insultar a Zapatero en el Congreso con versos del Tenorio de Zorrilla, anunciando que iba a hacer “una cita culta”.  No han visto otra cosa las criaturas. Los años, la civilización y el progreso han pasado por sus vidascomo un rayo de sol por el cristal sin romperlo, ni mancharlo.

Por eso también salieron en tromba al conseguir la mayoría absoluta en 2011, gritando “Gibraltar español”, “nación española”, “toros, sí”,“aborto culpable”. Salieron del bunker y… del armario donde se dejaron el disfraz de cordero centrista del que presumían.  Aunque evidentemente siguen utilizando el bunker de retiro espiritual y conservador de las esencias algunas horas al día. Solo así puede mantenerse recio el espíritu que les alienta y contrarrestar el aire fresco de la vida.

En año y medio han conseguido transformar España: la han devuelto a los tiempos que añoraban. A las desigualdades sociales acentuadas. A las estampas de las castas privilegiadas y el hambre de la plebe a las que rezan al descongelarse temprano por la mañana antes de acudir a la misa diaria. A la supresión de los derechos en educación y al adoctrinamiento en el fervor religioso católico. Al ladrillo y a la salud como fuente de ingresos a particulares. Sueñan ya con la beneficencia para quien no pueda pagarse la sanidad privatizada y encarecida. Subida de tributos para costear cruzadas: la del dios del dinero (como en realidad fue siempre). Expurgación de sus bienes y derechos al pueblo llano, autoridad, mucha autoridad, y austeridad, mucha austeridad, aunque solo para la chusma del sistema (casi todos). E impunidad de la corrupción a gran altura.Como toda la vida, como dios manda.

Aunque empiezo a sospechar que, en realidad,  las cámaras criogénicas proliferan en buena parte de los partidos. Es evidente que el socialista Rubalcaba y su cúpula también hacen ejercicios espirituales en similar o el mismo bunker pactado. Los nacionalistas conservadores muestran parejos síntomas. Y lo mismo sindicatos, y organizaciones empresariales y profesionales. Se podría decir que -con esforzadas excepiones- existe un inmenso refrigerador de uso común en buena parte de la sociedad española, que petrifica en hielo, que ya ni mantiene constantes vitales.

La avaricia rompe el saco, deberían recordar.El gobierno acaba de crear un nuevo impuesto que afectará a aparatos como los de aire acondicionado, extintores y neveras, entre otros. A buen entendedor, pocas palabras bastan. ¿Cómo se podía consentir que habiendo de dónde sacar más dinero, la plebe estuviera fresca en verano como lo están ellos? Buscar la sombra (mejor arrimados a un buen árbol), los castizos abanicos, los españolísimos botijos. ¿Para qué quieren más? Ay, pero en el pecado llevan la penitencia. Como en todos los sectores que están masacrando, las factorías dejaran de fabricar neveras y aires acondicionados para tan poco usuario. Quebrará la industria del frío. Y se les descongelará la cámara, ellos mismos se derretirán, quedando un patético esqueleto de caspa rancia como el tocino viejo. Y a ver si así y al calor del verano español, puede volver a salir un sol esplendoroso y lleno de energía para todos. Esperemos que esto por fin funcione, porque de otra manera…

*Publicado en eldiario.es

El trabajo

Empecé a trabajar a los 13 años. Sin sueldo porque se trataba de ayudar a mi esforzado padre que -buscando sin descanso una salida laboral- había montado una pequeña empresa. Aprendí mecanografía, taquigrafía y algo de contabilidad. Y pasaron varios años, algún empleo miserable en Londres –que sabía transitorio, de crecimiento-, un marido, un hijo, una casa que atender, una carrera simultánea al resto de las ocupaciones, hasta que pude dedicarme a lo que en realidad quería: el periodismo.

Emplearse en lo que a uno le gusta no tiene precio. Cambia el sentido de la vida. Se empieza la mañana con ilusión, se llena el día de matices y retos, y se llega a la noche pleno por muchos que hayan sido los sinsabores y el cansancio. El trabajo –el amado pero también el soportado, todos los trabajos- armoniza la satisfacción personal, el sentido de la utilidad hacia los otros y la necesidad de pagar las facturas y el ocio.

Y un día me echaron. Antes de tiempo. Anticipando la jubilación vital. La nueva teoría de la rentabilidad que precariza no solo la dignidad laboral sino la humana, lo exige –dicen-. Todavía me duele. Creo que, en su día –pronto ya-, me tocará una pensión modesta, permanentemente amenazada por la tijera. También entra en los cálculos restrictivos de “la sostenibilidad del sistema”.

He vivido por tanto las etapas que ahora se reproducen reiniciando y retorciendo el ciclo. Nunca creí ver -volver a ver- las injustas condiciones laborales que atenazan hoy a los jóvenes. El paro, la emigración forzada y sin retorno, la inseguridad en el empleo si se tiene, la imposibilidad de emanciparse por los escasos medios de los que se dispone. Una larga e intensa lucha –que venía de atrás- construyó otro mundo algo más justo.

Trabajar en lo que uno desea, en lo que cumple su vocación, es hoy casi una entelequia reservada a privilegiados. Hasta el ministro de educación, cultura y deportes, dice –ya lo hemos comentado- que hay que llenar los huecos de la maquinaria y no soñar con imposibles. Trabajar en lo que demanda… “el sistema”. Y demanda poco, vamos a ser sinceros. Mientras siga rigiendo la hegemonía del intercambio de apuntes financieros para enriquecer obscenamente a unos pocos, la producción o su comercio precisan escasa mano de obra. Y además la encuentran más rentable en países “en desarrollo”, aunque implique algunos “daños colaterales” de vez en cuando como ha ocurrido y ocurría en Bangladesh, y se denunciaba… y no servía para nada. Y, menos visible, en un sin fin de países donde los ciudadanos son piezas del engranaje de la fábrica general. La que ya apenas asienta sus sedes aquí. Pero aún hay empleo, cada vez menos. De las cifras estadísticas, llama menos la atención cómo está descendiendo la masa laboral.

6.202.700 parados no tienen ni eso. Ah, bueno que algunos trabajan en la “economía sumergida”, ésa que nos roba a los demás en torno a la cuarta par del PIB. Claro que como cuellos blancos nos saquean tanto o más, habrá que dejarla pasar. Y de algo hay que vivir. Del “colchón familiar” también. Que para eso somos un país que estima tanto el sosten de los entrañables lazos de sangre (como en las sociedades subdesarrolladas) y que no tiene quien defienda sus impuestos para mantener el Estado del Bienestar. Objeto de regalías privadas, no se va a ocupar en mantener, no solo los servicios, sino la dignidad de ciudadanos… que sí tienen en otros países. Lo ordena quien cobra sueldos, sobresueldos y complementos sufragados por nosotros.

Los abuelos. Las pensiones de los abuelos constituyen el gran somier del “colchón familiar”. Pero no son “sostenibles”, vaya por dios. Prácticamente las más bajas de la Europa de nuestro nivel macroeconómico, se han pagado “por encima de nuestras posibilidades”. Y, además, como no las hemos jugado para apañar la deuda, para que esté más baja y saneada, mejor no contar con eso.

Y la tierra de nadie. Los cincuentones. A quienes echan porque son más caros que los jóvenes. A los que se condena a no volver a trabajar jamás. A la sensación de saberlo y vivirlo. Cada día. Y, ya amortizados en su uso, se les quita paro y “costosos” subsidios. Y se les pone –caso de que sobrevivan- el cobro de la pensión en los 70 y absolutamente devaluada.

Este casi secular retroceso que hemos permitido no irá sino a más. Las zanahorias de Rajoy y su equipo colocadas siempre en un futuro algo más allá, carecen de tierra para crecer en el progresivo, constante y acelerado hundimiento de nuestra economía. Pero todavía se puede desandar casi por completo el progreso humano. Porque ya no nos faltaba más que la irrupción de Esperanza Aguirre, desbordada en impaciencia por llegar al cargo. Febril, como si hubiera inhalado las cenizas de Thatcher, se propone ir donde nadie llegó… en los dos o tres últimos siglos: acabar con el Estado del Bienestar de una forma radical. Un sálvese quien pueda social. Volver a la enseñanza exclusivamente para las élites o la beneficencia sanitaria, sin renunciar por supuesto a los impuestos que mantienen su estructura de poder y  “el orden” para que nadie rechiste. Aquel asfixiante sistema que hizo erupcionar las guillotinas de la Revolución francesa. Este gobierno, este partido, –probable, posible, presunto, profundamente podrido por añadidura- no puede seguir ni un día más, al menos por este camino. Este gobierno, y sus secuelas por comunidades y cargos idénticas a la matriz.

Como tantos otros, soñé y tuve un trabajo que dignifica, llena, construye y paga -incluso el futuro inactivo-. 6.202.700 carecen de él. Más de la mitad de los jóvenes españoles lo esperan. La opción es seguir siendo piezas, herramientas, accesorios y recambios  a la baja de un sistema degenerado y depredador, o pensar que no se puede demorar ni un instante más el ocuparse… de los intereses del conjunto de la sociedad.

*Publicado en eldiario.es

El programa que el PP tuvo que haber contado

Mariano Rajoy ha reconocido que tendrá que revisar las previsiones económicas que había hecho su gobierno para 2013. Y se ha quedado tan ancho. Sus cálculos fueron tachados de optimistas a todas las bandas. Todos los organismos internacionales y fundaciones de estudios españolas les dijeron que no era creíble una caída del PIB del 0,5%. Estimaban que andaría entre el 1,3% (FMI, por ejemplo) y el 1,4% (OCDE).  Un error de estas características influye –para mal- en toda la economía. De serlo. El objetivo último es presentar mejores registros aunque sean ficticios y tengan un elevado coste. Han hecho lo mismo con el déficit, al que ha maquillado retrasando pagos a enero. Y la deuda se les ha disparado del 68,5% en que la dejó Zapatero al 85,3% llegando al mayor endeudamiento en más de un siglo. Una gestión rotundamente nefasta.

Lo asombroso es que Rajoy ni se inmute –ni lo haga tampoco la sociedad- al quedar en evidencia, tanto la gestión como los cálculos presuntamente fallidos. Las mentiras a fecha fija tienen este recorrido. Cuando caduca el plazo marcado emerge la verdad. Entonces se vuelve a mentir y se mira para otro lado. Hasta ahora les ha funcionado. Pero ¿Qué pasará cuando la recuperación que sacan de la chistera cada poco se estrelle de igual modo contra la realidad?

Si un partido político no es honesto, la verdad debería ser exigible por el propio sistema democrático. El PP tenía que haber contado lo que pensaba hacer. Ayudémosles en la tarea. Cuanto sigue son actuaciones –reales- del Partido Popular de las que no dijo ni palabra en campaña. Esto es lo que debió contar:

Haremos una reforma laboral del gusto de los empresarios para que puedan pagar menor salario y despedir sin apenas costo. Una economía “competitiva” se labra con bajos costes salariales. Que luego no sea tampoco competitiva da lo mismo, mientras unos cuantos -quienes deben- ganen más.

Solo en el primer año elevaremos el paro en más de 800.000 personas y reduciremos los subsidios de desempleo que «desestimulan» de buscar trabajo. En particular, iremos contra los parados mayores de 55 años que tengan algún familiar del que tirar porque “la familia” está para eso. Un nuevo empleo no lo van a encontrar en su vida.

Lo mismo haremos con los jóvenes a los que animaremos a hacer las maletas y marcharse de España para que nos bajen un poco las cifras del INEM. Son los más molestos si se ponen a protestar.

No creemos en lo público. Cuando uno enferma, si no lo puede pagar, ha de recurrir de nuevo a la familia o buscarse la vida como pueda. La sanidad –que tan bien funcionaba hasta nuestra llegada- es cara –diremos-, y, sobre todo, muy rentable gestionada por amigos de beneficios privados. Pondremos repago farmacéutico, sacaremos de la sanidad pública más de 400 fármacos, haremos pagar por las sillas de ruedas, las muletas y hasta las ambulancias. Suprimiremos pruebas diagnósticas, incluso de prevención en los bebés. Como lo que importa es reducir el déficit –aunque no lo consigamos ni hasta arriba de anteojeras y rímel- nos cargaremos también la formación de médicos para trasplantes. De toda la vida los pobres han muerto más que los ricos.  Privatizaremos cuanto podamos. Nos obstinaremos hasta volver a quedar en evidencia porque da igual.

Subvencionar la ayuda dependencia es un regalo innecesario, cuando hay familiares –particularmente mujeres- que pueden cumplir esa función. Esto lo recortaremos hasta el chasis.

Suprimiremos médicos y maestros en el ámbito rural, y servicios de transportes. Lo bucólico se paga. Una nueva Ley de Costas, con ladrillos por doquier, hará emigrar al secano y eso no puede ser gratis. Nada es gratis.

Ya hemos avisado –esto sí- que nos sobra la asignatura de Educación para la Ciudadanía y también la de Ciencias para el Mundo Contemporáneo. Hacen pensar. Hacinaremos las aulas para fomentar la comunicación de los escolares. Pondremos a trabajar el doble y en materias que no dominan a los profesores a ver si se estrellan. De universitarios nada. Solo los ricos estudian, aunque tengan pocas luces.

Como no creemos en lo público, los funcionarios son nuestro principal objetivo. De todo tipo. Fuera pagas extraordinarias, más horario, puteo sin fin a ver si se hartan. Si protestan, campañas de desprestigio, que los españoles suelen tender a culpabilizar más a sus iguales. Fuera sindicatos, por lo mismo.

Buena tijera a la ciencia, la investigación, la cultura. Cuanto más burros, mejor. El modelo es el ocio, el juego, el lavado de dinero de negro, las prostitutas, que -si logramos apañarlo- exigirá importantes créditos bancarios que se detraerán de otras cosas. Pero contaremos que proporciona puestos de trabajo inmediatos aunque luego todo se vaya a pique.

Las pensiones son cosa del pasado. Que se acojan a un plan privado o que les atienda la familiacomo dios manda también.

Elevaremos el IRPF, el IVA, el precio de los transportes. Hay que pagar “la herencia” que permitía tener todo lo que antecede, procurando que no se note que pagan más por menos servicios, ni adviertan cómo habremos hundido la economía y aumentado el déficit y la deuda a pesar de mermas y recobros. A los bancos de la jefa Merkel –a todos en general, a los nuestros que nos subvencionan- esto les gustará.

Subiremos las tasas judiciales. Disminuiremos el número de jueces y de inspectores fiscales aunque nos llenaremos la boca de palabras como “transparencia” y «lucha contra la corrupción». Para el Registro Civil tenemos una idea mejor: entregarlo a los Registradores de la Propiedad para que amplíen el negocio y cobren también por esto como por el resto de sus gestiones que en toda Europa son gratis para los usuarios. Es el gremio del presidente y la vida puede dar muchas vueltas.

Estableceremos una nueva ley del aborto que obligue a las mujeres a volver a ser tuteladas en sus decisiones. Y una a modo de cadena perpetua que tan bien queda de cara al exaltamiento de pasiones populares. La resistencia a la autoridad será muy penada. No nos atrae de lo público más que las Fuerzas de nuestra seguridad. La de permanecer en el cargo por más tropelías que cometamos.

Cuando no nos gusten las leyes –que en Europa se envician con tachar de ilegales tantas de nuestra querida España- sacaremos la “ingenieria judicial” y las dejaremos niqueladas. Al menos hasta la próxima reclamación.

Seguiremos colocando a familiares y parientes en todos los puestos que den dinero y aseguren un vivir como corresponde a nuestra estirpe superior.

Les trataremos a Vds., sobre todo eso, como a tontos. Ya sabemos que no todos los españoles lo son ¡ni mucho menos!, pero nos bastan con unos cuantos millones que nos den mayoría y que traguen con cuanto se les haga. Los medios afines echarán una mano. Sacarán al Papa nacido santo y sencillo. Fútbol, escándalos, lo habitual. Plantearán las manipulaciones de la economía –previsiones, déficit o deuda- como un “rifirrafe” entre gobierno y oposición. Y enviaremos a tertulianos de confianza las consignas que interese cada día difundir.

Hay muchos tontos. Que incluso nos defenderán, repetirán que «todos hacen lo mismo», creerán que nuestras medidas van encaminadas a la resolución de la crisis y seguirán esperando que “ya pronto” todo cambiará.

Y, nada, hasta las próximas campañas electorales (europeas, municipales y autonómicas, generales). Les volveremos a contar a Vds. las mismas milongas. Y volveremos hacer lo mismo.

Lo más triste es que, incluso contando lo que iban a hacer y han hecho, igual muchos les hubieran votado y les volverán a votar. Pero, insisto, un sistema democrático debe prever estas eventualidades.

*Publicado en eldiario.es