El caso Bárcenas/PP, la degeneración de un partido

Bárcenas está en la cárcel finalmente. Ya tardó. Y eso ha permitido constatar una vez más la podredumbre en ascenso del partido que acapara todos los órganos de poder en España. Su líder, Mariano Rajoy, le defendía en 2009. Con esos lapsus suyos acompañados del tic en el ojo izquierdo que solían denotar lo poco que él mismo creía en sus palabras: “Estoy convencido de que nadie proda, podrá, probar que no son inocentes” (se refería también a Galeote). Por cierto, ahora se ve lo oportuno de la actuación de Baltasar Garzón y espero que sean cada vez más personas las que se pregunten por qué le inhabilitaron.

Ahora -ya en el Gobierno, el Parlamento, las CCAA, la mayoría en la UE, y el control que se ha mercado del poder judicial- ni lo nombra. Ante el ingreso en Soto del Real de Bárcenas el PP se despachó con un comunicado anodino de 17 palabras. Y en Bruselas, Rajoy, con total desfachatez, ha vuelto a tirar balones fuera, como si no fuera con él, culminando con esta patética respuesta ante las preguntas de los periodistas.

No queda ahí la cosa.

La portavoz adjunta del grupo popular en el Congreso, Matilde Asián, ha asegurado que ha sido el Gobierno quien ha pedido el ingreso en prisión de Bárcenas, a través de la Fiscalía General del Estado que, como se sabe –ha insistido-, actúa a los órdenes de su superior el Ministerio de Justicia. No es extraña su confusión vistas las actuaciones recientes de Torres-Dulce. Pero éste se ha visto obligado a comparecer enfadado para decir –más o menos- que no es constitucional que un poder judicial depende del gobierno. Un poquito de prudencia, mujer.

Pero algo parece haber. Esta exclusiva de eldiario.es aporta grandes claves de cómo Gallardón está haciendo la guerra por su cuenta en actitud que sería muy poco digna hacia sus colegas que le han encumbrado. Y también la concepción que de este ministerio –Justicia- y del de Interior tiene Mariano Rajoy.

Un auténtico poema todo esto. Si no fuera porque además este gobierno se está puliendo hasta la hucha de pensiones pues igual sería una cochambre ética y algo a perseguir judicialmente en todos sus extremos. Pero es que su eficacia en la destrucción del Estado del Bienestar y nuestros derechos es realmente notable también.

 

 

Periodismo y política: una relación contaminada

A estas alturas de la historia, quienes piensan que la situación que vivimos hoy  es culpa de Zapatero ascienden al 33% de los encuestados, según datos de Metroscopia. Los que creen que Rajoy, el 24%. El 37% estima se debe a PP y PSOE por igual. Los recortes de Zapatero aquel inolvidable Mayo de 2010 ascendieron a 15.000 millones de €. Así lo contaban los medios en tónica muy similar: notablemente críticaLos de Rajoy a 65.000, en 2012. El tratamiento periodístico fuemucho más comprensivo y benevolente, sobre todo en quienes mayor acidez vertieron hacia su antecesor. El inicial bocado al Estado del Bienestar practicado por el presidente socialista se ha convertido en una auténtica merienda, comida y cena de azules en manos de Rajoy contra los pilares fundamentales de los servicios públicos. Constatable. Y todavía hay que sumar lo que ha seguido en 2013 y lo que queda por venir dado que el FMI y la UE coinciden en pedir más podas.

Lo peor es el diseño de país que, nos dicen, aspira a una presunta recuperación sin ningún proyecto innovador de crecimiento –ni uno solo- salvo el regresivo: devaluar a los ciudadanos. Esos grandes “logros” de retrasar el objetivo de déficit –inexorable compromiso al que nos comprometieron constitucionalmente tanto Zapatero como Rajoy- tienen muy graves contrapartidas. El hueco “pacto ante Europa” no va a remediar nada sustancial.

¿Nos lo cuentan los grandes medios en toda su profundidad, con sus claves y relacionando datos? ¿Tenemos una opinión pública informada y formada?

Tratamos de explicarnos cada día el silencio de una ciudadanía masacrada a recortes y arbitrariedades, engañada y coaccionada. Una sociedad que siente –inmóvil- su empobrecimiento paulatino mientras contempla los saqueos a las arcas públicas en corrupciones a todos los niveles, jurídicamente todavía “presuntas” aunque se puedan cortar en su solidez. O en sobresueldos de políticos que no tienen suficiente con su salario también costeado por nosotros. Salvo meritorios esfuerzos de distintos colectivos e individualidades, el resto se contenta con despotricar en la escalera, el bar, las redes sociales… o ante un televisor

¿Hasta qué punto son los ciudadanos conscientes de por qué les sucede lo que tan duramente está afectado sus vidas? Pues depende de quién se lo cuente. ¿Se lo explican los políticos? Como mucho tendremos las declaraciones en las que uno dice blanco y el otro negro, alguno más gris, y todos son medidos en sus tiempos por sus resultados electorales, especialmente en televisión. ¿Tiene algo de noticia lo que opinan? ¿Y el que se distribuyan a peso? La permanente presencia de políticos en los medios sin aportar información alguna sino manifestaciones de su propaganda ideológica en gran parte de los casos sitúa en muy mal lugar al periodismo español y es, en algunos extremos, insólita.

Decía en una entrevista al Intermedio la periodista Rosa María Calaf  que ningún país que conozca -y conoce tres cuartas partes de los existentes- practica las “ruedas de prensa” sin preguntas… salvo China. Los periodistas no lo admitirían. Aquí es práctica consolidada. Y tanto o más la figura -todavía más dañina por más imperceptible para el gran público- de las ruedas de prensa o entrevistas sin réplica donde el político queda con la última palabra aunque mienta.

Así las cosas, el parlamento ha sido sustituido por los platós de televisión o, en menor medida, los estudios de radio. Incluso han descubierto que –dada la profundidad de la crisis- dan más espectáculo los debates políticos que los escándalos del corazón.

Se reproducen los cupos políticos en los tertulianos, solo con algunas excepciones. Y vemos, sobre todo en el conservador, auténticos militantes del PP que actúan como portavoces del partido en lugar de como periodistas o analistas. Más aún, la moda de los debates ha supuesto una repesca profesional importante de viejas glorias de la ultraderecha mediática. El espectador de ideología contraria se indigna o se divierte al ver a esos especímenes de infinita mediocridad intelectual además. Y ahí queda todo. A llevarlos a los trending topics de Twitter. Cosa cada vez más habitual.

No buscan un diálogo que aporte claridad, sino confrontación para entretener. Para distraer. Cierto que hay gente que al menos se está enterando de algo al escuchar -mientras se afirma con las palabras del que le gusta, del que coincide con sus ideas-, parte de lo expuesto por  “el otro”, o por esas menos frecuentes excepciones que sí analizan lo que ocurre. Pero en el fondo se diluye la verdad. Se siembra la duda ante verdades objetivas. Y si la duda, el cuestionamiento, siempre es positiva para llegar a la verdad, no lo es que una parte del combinado a valorar sean mentiras interesadas, propaganda política de nuevo.

O los expertos politizados. Se están viendo auténticas confusiones entre quienes consideran cercanos a sus intereses a economistas rabiosamente neoliberales dispuestos a darles un tajo a sus pensiones o a sus sueldos, solo porque parecen criticar al gobierno, cuando en realidad le refuerzan.

La principal víctima de esta relación viciada entre periodismo y política es la sociedad. No nos engañemos, unos medios acuciados por la crisis y convertidos en buques tocados o hundidos por la quimera del crecimiento ilimitado neoliberal, cuajados de deudas y créditos que dependen precisamente de muchos causantes de la crisis, no pueden hacer otra cosa que defender al sistema ideológico imperante. La distracción de la audiencia es un buen instrumento para ello. La contrarevolución neoliberal trabajó desde el principio en cambiar el sistema económico, en degenerarlo, para obrar a favor de unos pocos a costa de la mayoría. Y, para lograrlo, a la vez, en favorecer una educación y una información que no permita cuestionar o afrontar lo que están haciendo. Con prensa adepta es más fácil.

Nuevos medios más baratos y más libres están cambiando el panorama, pero no llegan a todos. Todavía son muchos quienes se sientan ante la pantalla y engullen el cebo sin hacer uso de su pensamiento crítico. Los que jalean a los tertulianos más histriónicos, nuevos bufones del circo social en el que nos hemos convertido. ¿Qué los leones cada vez más hambrientos producen víctimas entre el público? Ah, pero el espectáculo debe continuar. Hay quien paga religiosamente su entrada y obliga a entrar en la carpa de las consecuencias a quienes no quieren participar de esta tragedia.

*Publicado en eldiario.es

Wyoming: Wert es un mentiroso compulsivo

Lo ha encontrado Àngels Martínez Castells que lo incluye en este artículo de imprescindible lectura.

Andar sobre la cuerda floja

Se llama Nik Wallenda, tiene 34 años, y esta noche ha recorrido un tramo de 426,7 metros sobre el Gran Cañón del Colorado andando sobre un cable suspendido de solo 5 cms. de diámetro. El paseo ha durado 23 minutos. Nik ha conseguido el récord de lograr esa hazaña y además de realizarla a 455 metros de altura. El viento en contra circulaba a 30 kms/hora que no es poco.

Con una camiseta del canal de televisión que ha patrocinado y retransmitido a todo lujo el evento, el funambulista no ha dejado de nombrar a Dios en todo su periplo. Y le ha agradecido el éxito de su aventura. La fe –que como se sabe es creer lo que no se basa en hechos racionales- ha sido para él un importante soporte. Pone una venda en los ojos.

Menos mal que tenía  también a su favor que pertenece a la séptima generación de una estirpe de acróbatas que durante 200 años han trabajado en circos. Conoce pues la técnica. Si bien algunos familiares sufrieron accidentes irreparables en profesión tan arriesgada, demostrando que no hay regla fija. Pero andar sobre la cuerda floja tiene en su contra –además de la escasa base para apoyar los pies-, saber y ver el abismo que se cierne sobre uno, la inestabilidad del camino. Ese mismo recorrido a medio metro del suelo resulta mucho más fácil de llevar a cabo. La consciencia del peligro es básica para el cometido. La inconsciencia, por tanto, también.

Como él, una sociedad completa avanza sobre bases de escasa solidez y sobre el abismo que entierra su presente y futuro, el de sus hijos. Pero no lo advierten, creen caminar seguros. Miran la camiseta, el éxito, los dividendos ajenos y no ven más. El pajarito que se mueve. La mirada dirigida que obvia el suelo y la altura. Ni siquiera a los que se despeñan en el intento. Metáfora de la vida hoy la hazaña de Nik.  Por lo menos, él ha sacado un beneficio. En nuestro caso, se lo llevan otros.

 

Las colas, lugar de máxima identificación de percebes y salmones

2013-05-30 15.06.35 (2)

Percebes y salmones se diferencian hasta en los aspectos más intrascendentes de la vida. Aquí tenemos un ejemplo. Llegada del tren a la estación. Ésta es Atocha, en Madrid. Hay dos escaleras para salir. Una cerca, la primera que encuentras. Está abarrotada. La segunda, a la derecha, un poco más allá, permite caminar sin agobios por el andén y subir también holgado. Esta escena se repite una y otra vez, en todos los viajes.

E igual sucede con las partidas. En los accesos a las estaciones de tren o en los aeropuertos que, muchas veces, terminan por habilitar una segunda mesa de recepción de billetes. En la fila larga están los percebes, en la corta los salmones. Estos miran primero si se han dispuesto dos, y se dirige adonde menos personas haya. Las colas es un lugar de máxima identificación de percebes gregarios: siempre van a donde van los demás. Por la ley del mínimo esfuerzo. Porque les gusta estar en piña.

Evidentemente el espíritu salmón hace todo lo contrario. Utiliza los recursos disponibles. Por eficacia y porque detesta el hacinamiento.

Estas actitudes opuestas se reflejan como cabe deducir en cuestiones fundamentales para la colectividad. Con resultados dramáticos en tiempos como los que vivimos. El percebe no mueve un dedo por su inactiva, espera que los problemas se resuelvan solos y, si no lo hacen y vienen mal dadas, “aguanta”, se sacrifica. El salmón hace de su vida una lucha por resolver los escollos y llegar a la meta que se ha propuesto.

Todo esto y mucho más es el espíritu de mi libro Salmones contra Percebes. Si no lo has leído, si no lo has recomendado, ya tardas.

El percebe pertenece a la categoría de los idénticos, la que construye la gran masa humana. Casi indistinguible de sus congéneres, intercambiable, buscando cobijo a la sombra de los poderosos sin molestar, huyendo de heroísmos. El percebe carece de aristas definitorias. Su perfil no rompe las monotonías. No suele construir. Nadie hablará de ellos cuando hayan muerto, porque tampoco se habla demasiado de cada uno de ellos mientras viven. El salmón, en cambio, pertenece a los iguales. A los que levantan la cabeza y aguantan la mirada. A los que dejaron de ser súbditos por méritos propios y viven con pasión su calidad ciudadana. A los que huyen de las invisibilidades y protagonizan la historia.

Y qué hiciste de la felicidad que me juraste

Faltaba apenas un mes para las elecciones del 20N y Mariano Rajoy -en su tierra y al calor de una empanada, mejillones y carne a o caldeiro bien regados de Ribeiro a buen seguro – llegó a prometer en comida-mitin multitudinaria que su objetivo iba a ser hacer todo lo posible por  “devolver la felicidad” a los españoles. Respondía a una mujer que se lo había pedido. Se sentía triste y agobiada por la situación que vivíamos en 2011 y soñaba con la felicidad perdida que iba a reintegrarle el paisano.

Paradojas del destino, si hay un sentimiento que domina hoy sobre todos entre los españoles es la tristeza, la desolación para ser más exactos. Se advierte hasta en los actos más triviales de nuestra vida: los ciudadanos cargamos con una losa que nos aprisiona y nos hunde el ánimo. Apenas el escape del sarcasmo o el bastante más positivo enfado. Cuando la depresión convive con la rabia aún hay posibilidades de cambio, porque la indignación es un sentimiento activo frente a la tristeza que induce a la pasividad.

El 15 de Mayo representó el triunfo de una actitud de lucha frente a las políticas de austeridad neoliberal que nos decretaba “Bruselas” y el despiadado ente que la posee. Pero si miramos atrás, aquello era casi el Paraíso comparado con lo que nos sucede ahora. Hastía el repaso constante a los extremos de una debacle que adquiere caracteres de mayor esperpento casi a cada minuto. Cuando creemos que no se puede llegar a más, se sobrepasa con toda tranquilidad, con total impunidad. No se escribiría otra cosa que una enumeración de las atrocidades cotidianas que dejan estupefacta un momento y son casi sepultadas por la siguiente. Cansa, quizás porque la denuncia parece -quizás no lo sea- infructuosa. ¿Qué más tiene que pasar?

¿Qué sentirá ahora la admiradora gallega de Rajoy? Es bastante probable que sea una de lasaforradoras afectadas por las preferentes o por las medidas sin par adoptadas por el gobierno del PP. Desconocemos su reacción aunque sabemsos que la mente humana olvida cuando no se usa, mucho más fácilmente que al tener engrasados los circuitos neuronales por la práctica de razonar y, si creyó que el Sr. de los Hilillos, iba a llevarle al nirvana le faltaba utilizar el mecanismo elemental de relacionar conceptos. Igual le canta el viejo bolero del despecho amoroso: Y qué hiciste de la felicidad que me juraste. Y qué excusa puedes darme si mataste la esperanza que hubo en mí.

No nos engañemos, felices solo son los actores principales de este drama. Los ejecutores por propia voluntad del dolor de la mayoría. De existir un mínimo de empatía en su interior, no osarían burlarse de tal forma de la inteligencia y la dignidad de sus víctimas. Están deprimidos hasta los componentes del corifeo que les mantienen en el puesto para que sigan cometiendo atropellos. Los fieles al PP todavía creen a quienes, disfrazados de periodistas, actúan como propagandistas políticos a sueldo –material o en prebendas-. Todavía meten ruido y cacarean que todo se debe “al despilfarro de Zapatero”, aunque muten y señalen a Merkel como causante de nuestros males, o a esa Europa hoy madrastra. Difícil coautoría que no cabe en una mente racional. O no en la progresión ilógica que se propone.

Y también están apesadumbrados los del palo “no pensar para no sufrir” que se embuten igualmente de basura a ver si un milagro consigue evaporar la realidad, el día a día negro como un túnel. Hasta ellos son capaces de dudar de esa luz en su final que con tanto desparpajo prometenpara ya los dueños del cotarro, por la gracia de los votos y algunas cosas más bastante menos lustrosas.

Me leyó el pensamiento Javier Gallego con su artículo “Rajoy morirá en la cama”. Nos sucedió a muchos. Dan ganas de tirar la toalla, arrinconar escrúpulos y buscarse un buen abrevadero como tantos otros, ante cómo se convierte en irresoluble un problema que no lo es. Con la cabeza por delante, con el corazón a flor de piel, terminamos por darnos  contra el mismo muro una y otra vez: esa masa acrítica, apercebada, dispuesta a aguantar lo que les echen a ellos y –por ellos- nos echen a todos. Los que pierden la memoria, los que han guardado su dignidad bajo siete llaves, los que usan la cabeza solo para peinarse, los que “creen” que la crisis pasará y todo volverá a ser como antes.

Por mi edad acarreo mayor memoria vivida que Javier o que muchos que luchan aún contra el Muro hoy imponderable por pura inacción. Tuve la suerte de ir creciendo en un mundo que abría horizontes. Abandonar un pozo y respirar. Desgañitarnos empujando L´estaca que estaba a punto de caer y ya quemábamos con las manos. O porque EEUU se empecinaba en una guerra en Vietnam en la que algo vencimos porque salió trasquilado. Aún quedaba por buscar bajo los adoquines la playa imposible en un París renovador. Y, si seríamos ingenuos, nos adornábamos con flores… precisamente para reivindicar la felicidad y el amor. Construimos unos años, unas décadas y luego… se acabó. Paulatinamente se vio cómo. Si Berlín abrió la puerta al monstruo, en Maastricht se consolidó. La caída de Lehman Brothers en 2008 representó el asalto definitivo. El mal crece si no se le combate… hasta que muere por el peso de su inmundicia.

Por eso sé con certeza que nos encontramos ante el fin de una civilización y lo siento por quienes no están conociendo otra cosa. Marca desarrollarse de una u otra manera. Lo que diferencia a esta época es la falta de ilusiones de presente y futuro. Estar atrapados en la Europa abatida por la irracionalidad y en la España que nos retrotrae al pasado más nefasto desenterrando toneladas de caspa e inmundicia. El sistema muestra todos los signos de la degradación. Es ya una bestia que fenece y nos puede sepultar entre sus estertores. Usar la cabeza. Para huir del hundimiento por cualquier método o –aún- para luchar en la formación de un espíritu crítico. Este mundo que conocemos se derrumba. Habrá otro. Seguro. Incluso representa una oportunidad que se abre. Lo decía José Luis Sampedro quien añadió a renglón seguido: Si mejor o peor, dependerá de nuestra reacción. 

*Publicado en eldiario.es

Realidad española: acostarse deprimida, levantarse optimista

Ayer fue un día especialmente duro por los hechos noticiables que se producían. La Audiencia provincial de Madrid atendía el recurso de la Fiscalía del Estado español –o sea la que debe obrar en favor de los intereses de los ciudadanos- y anulaba la causa contra Miguel Blesa por haber facilitado desde Caja Madrid a Díaz Ferrán 26 millones de euros en créditos que avaló con una empresa quebrada. El ex presidente de la patronal CEOE está ahora en la cárcel e inmerso en varios procesos acusado de todo tipo de actividades fraudulentas. Blesa saldrá a no tardar. Hasta ha sido amonestado el juez que osó entrullarle.

Seguía el sainete con el carné de la infanta, las atribuciones de la Hacienda Pública y las no-explicaciones de Montoro.

El Gobierno “reformaba” la Administración para dejar en la raspa el servicio público y ponía a la venta 15.000 edificios de nuestro patrimonio. Hace poco la alcaldesa de Madrid “liquidó” unos cuadros por el 40% de su valor.

Ignacio González andaba viendo de adjudicar nuestros hospitales públicos en su persistente tarea de dar negocio con nuestra salud a inversores privados. Los sindicatos denunciaban también que reducía la seguridad en el Metro de Madrid en un 40%.

Y, entre otras muchas tropelías, el FMI nos recetaba las medidas de “estar en el buen camino”: bajar los sueldos, despedir gratis, bajar pensiones, etc..

Y encima, por esta manía mía de querer estar informada, me fui a dormir con esta horrible visión en las portadas anticipadas. Ese temple, esa seguridad, esa resolución, ese poder, ese circo ambulante…

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Hoy me he despertado, afortunadamente, algo más tarde lo habitual y como ya en la radio andaban tertuliando, se me ha ocurrido mirar en la cama las noticias más destacadas que ofrece el servicio de mi móvil. No estaba ninguna de todas éstas que os cito. Todo había sido un mal sueño. Como también he podido comprobar al hacer un repaso ya a los medios. Una que creía que se habría abierto el suelo en canal y estarían los españoles en las barricadas ante tanto atropello y ¡nada! Lo que anoche me preocupaba no ocupa lugares dramáticos.

Pero me centraré en ese fascinante despertar informativo vía móvil Samsung por más señas. Entre las noticias destacadas del mundo, hablan del pacto de Rajoy y Rubalcaba. “Orgullosos de ser españoles, a pesar de todo”, titula otra que remite a ABC. “El gobierno –de España imagino- despliega un plan contra incendios”. ABC. “Un defensor férreo de la Constitución presidirá el TC”. La Razón.

Me paso entonces a las noticias más importantes de España para este servicio que –como digo- se facilita a  miles o millones de usuarios. Encabeza de nuevo el pacto Rajoy-Rubalcaba. “La infanta vuelve a un acto institucional en pleno revuelo por el…”. El Mundo. “Un avión de 25 millones contra el fuego”. El País. “El Vaticano beatificará 500 mártires españoles”. ABC. Y como insisten con lo del orgullo de ser españoles, no tengo más remedio que pincharlo a ver qué es para reforzar ese naciente optimismo matutino.

“Nuestro patrimonio cultural y la selección de fútbol nos llenan más de orgullo que las multinacionales o que Baltasar Garzón”, apunta de subtitulo la noticia. Promete. Es un Barómetro del Instituto Elcano. Y por él descubro que Garzón –al que ABC trata de forma peyorativa por no producir tanto orgullo como la Selección de Fútbol-  compite con Instituciones completas como el Ejército. A título individual, únicamente están Ferrán Adriá con un 6,8 y Amancio Ortega con un 6,2. Garzón “solo” tiene un 5,4. El diario aclara: es el único que hace sentir más orgullosa a la izquierda que a la derecha. ¡Acabáramos! Por cierto en la lista de razones para el orgullo patrio -puestos a comparar que tanto les gusta- no está ni el resoluto Rajoy de sus portadas, ni la sencilla y sincera Soraya Sáenz de Santamaría, ni siquiera alguno de sus periodistas.

Pues nada a seguir con esta esperanzadora jornada. ¿La realidad? ¿Y eso qué é?

España: aumenta la mortalidad… y el número de millonarios

Aunque no lo parezca, este extraño título muestra una gran relación causa-efecto. Del cúmulo de atropellos diarios me han llamado la atención dos índices de lo menos llamativo mediáticamente –por escandaloso- que certifican la gravedad de lo que nos está sucediendo. 2012, con España en manos del PP a todas la bandas, consagra un enorme retroceso como país. Pocas cosas hay más significativas que la esperanza de vida para medir el desarrollo. Pues bien, hemos perdido dos décimas. Y  a costa de las mujeres –que es bien relevante como tendencia-. Y hemos registrado el mayor aumento de la mortandad en una década durante 2012.

“Durante el año 2012 fallecieron en España 405.615 personas, lo que supuso un 4,6% más que en el año anterior. Se trata del mayor incremento anual de la década”, dicen los fríos datos del INE. Así mismo hay un fuerte descenso en el número de nacimientos.

Hablamos pues de un país que envejece por momentos y a cuyos ancianos se les ha restado poder afrontar sus enfermedades con repagos y mayor precariedad económica. Un país que expulsa a los jóvenes y donde se piensa mucho más traer hijos al mundo, dado el futuro  que les espera. Eso sí que es traspasar todas las barreras. Esto es recortar… el desarrollo.

Pero hay otra noticia mucho más “alentadora”. Porque demuestra que hay quien sí se beneficia y mucho de esta estafa que llaman crisis. España sumó más de 7.400 nuevos millonarios en 2012. Los estándar internacionales considera “millonarios” ahora a personas con más de un millón de dólares en «activos susceptibles de inversión», sin contar la residencia principal, los objetos coleccionables,  los bienes consumibles y los de consumo duradero. Lo que les sobra después de un buen vivir, vamos. De un vivir estupendo. De esos hay ya en España hay 144.600 personas. Para ellos se gobierna.

La tendencia al enriquecimiento de los más adinerados es mundial y con grandes perspectivas. De no cambiar nada, seguirán acumulando riqueza en cantidades obscenas.

Es otro de los exponentes del brutal aumento de las desigualdades sociales. Lo peor para nosotros es que sitúa a España a la cabeza de Europa en todos los estudios. Pasa factura. Y mucha. Pero cuando solo se mira por los ojos de un tertuliano manipulador, por ejemplo, o cuando simplemente no se mira no vaya a hacer pupa, es lo que pasa.

Homenaje a José Luis Sampedro en el Ateneo

Algunas intervenciones de un recuerdo emocionado, una explosión de cariño sincero. Eso fue el acto. Todo el Ateneo de Madrid. Desde el escenario a lo más alto del anfiteatro.








Almunia: «Si todo tuviera el tipo de IVA general, España recaudaría el doble»

Lo ha dicho en RNE. Eso y muchas otras cosas… en la misma línea.

Le dejo el comentario a Trancos quien apunta en el blog:

Elemental, señor comisario de la incompetencia: con el pan, la leche, los huevos, la fruta, las verduras, el agua, las medicinas… con un tipo impositivo del 21%, (en vez del 4%) mientras hablamos de niños malnutridos y de abrir comedores escolares en verano para que coman por lo menos una vez al día porque la cosa del papeo no sabe de vacaciones, se recaudaría mucho más (o no, como se ha demostrado con la última subida). Lo que sí es seguro es que mucha más gente se estaría c****** en la madre que los parió (a ustedes, señor Almunia, en general, sin entrar en detalle).

Este tipo milita en el partido que aspira a gobernar cuando le toque, en régimen de alternancia, cuando la plebe se canse del PP. El partido cuya máxima preocupación al día de hoy es pactar algo con los otros. Para tener una sola voz contra Europa, dicen. O sea, contra usted, que por lo visto es Europa, y a la vez milita en el partido que pide un pacto contra usted (¡Uy, que dolor de cabeza me está entrando! ¡no entiendo nada!)