Homenaje a José Luis Sampedro en el Ateneo

Algunas intervenciones de un recuerdo emocionado, una explosión de cariño sincero. Eso fue el acto. Todo el Ateneo de Madrid. Desde el escenario a lo más alto del anfiteatro.








Federico Mayor Zaragoza: ¡Basta!

Federico Mayor Zaragoza es un hombre que siempre se ha empeñado en construir desde los cargos que, por su extraordinaria brillantez, ha ocupado. Por ejemplo, Director General de la UNESCO durante 12 años. Con las armas del diálogo y la convicción por las ideas. Profundamente demócrata. Pieza fundamental de los libros que coordiné Reacciona y Actúa, autor de muchos más, incluidos poemarios, publica ahora “¡Basta!” en el que propone “Una democracia diferente, un orden mundial distinto”.

Se trata de una recopilación -muy pensada, con un hilo conductor definido con precisión-, de artículos y fragmentos de libros, conferencias y entrevistas. En su pensamiento, siempre, la lucha por la defensa de los derechos humanos y el rearme ético.

Empecemos ya. Yo creo en el futuro. Y tú ¿a qué te resistes? va desgranando en el prólogo de un texto que cuenta desde cómo hemos llegado a esto, al trabajo estrella que ahora le ocupa fundamentalmente: conseguir una… “Declaración Universal de la Democracia”.

Os dejo la referencia del libro pero quiero añadir que Federico Mayor Zaragoza es uno de los intelectuales vivos en la cumbre del pensamiento, la democracia, la libertad de criterio y el afán de construir. Inaccesible al desaliento, al día de cuantas innovaciones aparecen, es un lujo que tenemos en España y que, por tanto, apenas reconoce como tal el pensamiento oficial.

No sé cuánto sabes de él, de lo que piensa y promueve, te invito a bucear más en ello. Conocer a Federico Mayor Zaragoza es un privilegio. Es quererle, de inmediato.

¿Existe la libertad de información?

Hoy es el día internacional de la libertad de prensa, tan vinculada a la libertad de información y de expresión. Las principales referencias a la efeméride, a la exigencia, las encuentro en periódicos latinoamericanos. México se queja de sus 61 periodistas asesinados en la última década, de los límites que sufren.También se preocupan en Colombia, Honduras, Venezuela. En Cuba, ni pueden abrir la boca.

El primer mundo, al que pertenecemos, apenas ve amenazas a la libertad de prensa, o no de ese calibre. El informe anual de Reporteros sin Fronteras nos presenta el mapa de sus 40 “predadores” mundiales. España está en al lista por ETA que, es junto a la mafia italiana, la única organización europea reseñada en tan amargo capítulo.

Ahora bien ¿gozamos de libertad de información? La búsqueda del beneficio máximo a cualquier precio, ha abaratado los costes del periodismo. Cada vez menos inversión, cada más copia y pega en lugar de elaboración propia. Y cada vez sueldos más precarios y más despidos. ¿Sirven, con esos condicionantes, la mejor información?

El periodismo, como todo, sufre de la sobreabundancia de oferta. Son tantos los medios que quien ha de responder, no parece disponer de tiempo –o de ganas- para todos. En algunos acontecimientos importantes, la organización exige el establecimiento de un “pull”, un pequeño grupo que entra y sirve lo que ve a los demás. Lógicamente, no elige a la Gaceta de Bollullos del Condado, y mucho menos a casi nadie de Internet. La masificación resta poder al periodismo. Lo diluye. Y también la asunción de responsabilidades por las disfunciones que es de lo que se trata.

Noticias repetidas, seleccionadas con el criterio de la venta, en los grandes medios, para una sociedad cuya infantilización se busca premeditadamente para hacerla más manejable.

Y al otro lado la gran esperanza blanca: Internet. La veo cada vez más sumida en un gueto. Tan obsesionada por el medio y las formas que casi parece ignorar los contenidos. Inventa palabras: nube, tractor, para viejos conceptos, en la idea de expedir carné a los socios, excluyendo al resto. Incluso algunos altos representantes de la cosa, elevan su tiernos puñitos para despreciar a quien no conoce la jerga.

Salvo gloriosas excepciones -algunas de las cuales reseño a menudo en el blog-, se diría que a las nuevas generaciones de periodistas la objetividad y el compromiso en la información les parecen conceptos trasnochados y tópicos. Prefieren la “objetividad” y… el funcionariado. Pero ni unos ni otros tienen voz, audiencia, no la suficiente. Todo se cuece más arriba, como en cada parcela del mundo en el que vivimos. Y la libertad se coarta por el miedo, en forma de autocensura, incluso mental. El miedo a perder el puesto de trabajo, influencia, y, de alguna manera, el favor de los poderosos -que lo son y mucho-.

Leo con pasión estos días a José Vidal-Beneyto, a cuyo homenaje asistí hace unos días. Demócrata practicante, permanente crítico, siempre esperanzado, confiado en el criterio de la sociedad, la única que ya tiene la llave del cambio (en la que habrá de madurar con información y educación, añado, siguiendo también el contexto de Vidal-Beneyto). Aterrado por el triunfo de la desmemoria. La última palabra que escribió fue –nos dijo otro intelectual de gran talla, Federico Mayor Zaragoza- Camus. Por esto: “los desprecio porque pudiendo hacer tanto han hecho tan poco”. No sé por qué, me parece que todo guarda relación. Yo me voy a abrir la mañana del lunes, como Passolini.

 ABRO LA MAÑANA

Abro a la mañana de un blanco lunes

la ventana, y la calle indiferente

roba entre su luz y sus rumores

mi presencia infrecuente entre las hojas.

Este moverme… en días totalmente

fuera del tiempo que parecía consagrado

a mí, sin regresos ni paradas,

espacio lleno todo de mi estado,

casi prolongación de la existencia

mía, de mi calor, del cuerpo mío…

y se ha truncado… Estoy en otro tiempo,

un tiempo que dispone sus mañanas

en esta calle que yo miro, ignoto,

en esta gente fruto de otra historia.

Pier Paolo Passolini Italia, 1922 – 1975

 

Los políticos que nos merecemos

Dos tercios de los ciudadanos desconfían tanto de Zapatero como de Mariano Rajoy. Es la primera vez en la historia de nuestra joven democracia que el retroceso de la popularidad de un presidente de Gobierno, no catapulta a su opositor. Nunca ha habido mayor desencanto de la ciudadanía por la política. Estas ideas fueron algunas de las expresadas por expertos, anoche,  en Hoy, el programa de Iñaki Gabilondo en CNN+, un espacio tan poco masivo y promocionado que hoy ya no es posible encontrar, por ejemplo, los nombres de los sociólogos que participaron. Y es el mejor Gabilondo, el del análisis sosegado, el de la búsqueda de las causas que desencadenan noticias. Necesitamos, imperiosamente además, foros públicos con esa filosofía. Jornadas en las que –en lugar de contar “Los retos del parlamento europeo”, pongamos por caso- se hable sin prisas de todos nuestros porqués.

A Fernando Vallespín, catedrático de ciencia política, sí le conozco –no personalmente-. También estaba allí. Él, los sociólogos, y las preguntas perfectas de Iñaki, ofrecieron un diagnóstico certero. Veamos. A Zapatero la ciudadanía le reprocha sobre todo su ingenuidad, ése que llaman optimismo antropológico, que le hace quitar importancia al más terrible temporal, dejando a la sociedad a la intemperie, porque le ha disuadido de coger chubasquero y paragüas. A la gente le enfada su irrealidad. Y también creen que no tiene un plan trazado, que improvisa. En ese punto, lo mismo que Rajoy, los ciudadanos piensan que carece de ideas claras, y le reprochan sobre todo su negatividad. Que se opone sistemáticamente a todo lo que hace y propone el gobierno, y sin dar soluciones alternativas que despierten esperanzas. La crispación política es lo que ha hundido definitivamente la confianza de los ciudadanos en sus políticos.

Comentaban los expertos que en otras democracias más consolidadas, los debates parlamentarios tienen mucha más altura y elegancia. “En el británico, pueden hasta soltar carcajadas ante la intervención del contrario, pero no hay mala fe, saña, deseo de aniquilar, y eso la sociedad lo percibe”, vino a decir Vallespín, según recuerdo más o menos textualmente. Pero todos convinieron que más arriba de los Pirineos, los ciudadanos también son mucho más civilizados, más participativos en la obtención del bien común. En definitiva, que en el país de la saga «belenestebanjaneiroanarosaquintanaydemás», tenemos los políticos que nos merecemos. Es un círculo que se retroalimenta, pero por alguna parte habrá que enderezarlo. La desafección a la política, el divorcio entre dirigentes y sociedad, resta.

Uno de los intelectuales que más admiro –de los pocos, realmente- es Federico Mayor Zaragoza, ex director general de la UNESCO, ex UCD. Precisamente este jueves publicó una tribuna en El País, con ese espíritu constructivo a envidiar. Todos, pero mucho más los españoles, tenemos pendientes pasar “De súbditos a ciudadanos, la gran transición”. Entresaco algunas de sus espléndias ideas y propuestas:

“La solución a los gravísimos desafíos que enfrentamos es más democracia, mejor democracia. Y ello exige participación activa y conocimiento profundo de la realidad, que se dan especialmente en los «educados», es decir, los que actúan en virtud de sus propias reflexiones y nunca al dictado de nadie”.

(…)

“El artículo primero de la Constitución de la UNESCO establece que el resultado del proceso educativo deben ser personas «libres y responsables». Educación para todos a lo largo de toda la vida. Para todos, no para unos cuantos. Y todos es muy peligroso, porque los educados no permanecerán impasibles, resignados, sometidos. No serán espectadores, sino actores. No receptores adormecidos, distraídos, atemorizados, sino emisores. No permanecerán silenciosos ni silenciados. Expresarán, con firmeza y perseverancia pero pacíficamente, sus puntos de vista.

Con ciudadanos educados ya no habrá dogmatismo, extremismo, fanatismo, ya nada será «indiscutible» ni se obedecerá de forma inexorable. La educación vence la apatía, induce a la acción.

Sí, la educación es la solución. No hay democracia genuina si no se participa, si los gobernantes y parlamentarios no son, de verdad, la «voz del pueblo». Educación, pues, para la ciudadanía mundial, teniendo siempre presente el artículo 21/3 de la Declaración Universal: «La voluntad del pueblo es la base de la autoridad del poder público».

(…)

“La historia de la humanidad va unida al temor: temor al poder, temor a los dioses, en lugar de amor. Es preciso vencer al miedo con la palabra.

Es esencial «escuchar» el mundo. Observarlo, que es mucho más que verlo y que mirarlo. Tener esta visión planetaria, esta consciencia del conjunto de la humanidad, que es lo que nos permitirá reaccionar sin esperar a tsunamis que nos emocionen, que nos pongan en marcha”.

(…)

“¿Y la gente? ¿Cuándo se «rescatará» a la gente? Es indispensable un multilateralismo eficiente, con instituciones internacionales dotadas de los medios de toda índole que requieren para el ejercicio de su misión”.

(…)

“Y la transición de una economía especulativa, virtual y de guerra (3.000 millones al día en gastos militares al tiempo que mueren de hambre más de 60.000 personas) a una economía de desarrollo sostenible global, que amplíe progresivamente el número de personas que pueden acceder a los servicios y bienes”.

Federico Mayor Zaragoza, que tiene 76 años, es otro de los lúcidos ancianos con visión de futuro, y partidario de no cercenar libertades. Las circunstancias han cambiado: los ciudadanos tenemos Internet.

“Los poderosos, que han ahuyentado desde siempre a los ciudadanos que, con mayor atrevimiento, ocupaban el estrado, no contaban con la «revolución virtual». La capacidad de participación no presencial (por telefonía móvil. SMS, Internet…) modificará los actuales procedimientos de consulta y elecciones. En síntesis, la democracia”.

Pues eso, cambiemos nosotros para que cambien ellos. Ayudémosles impidiendo que prolonguen el tiempo de la espera hacia una sociedad mundial educada -por todos los medios a su alcance-. Hoy el consejo de ministros debate cortar las alas a Internet. Los autores y firmantes del #manifiesto estamos inquietos por ello y así lo expresan algunos en sus webs y blogs. Acabo de darme cuenta de que – con la ayuda de las valiosas reflexiones que enlazo en el texto- ésta podría ser mi contribución a señalarles a los políticos que están -en numerosos aspectos esenciales para la sociedad- en el camino equivocado.

«Escribo sobre un naufragio / … sobre lo que hemos destruido /ante todo en nosotros… Pero escribo también desde la vida… / de un tiempo venidero».

José Ángel Valente en

Sobre el tiempo presente.