Al mercado le gustan redondas las burbujas de la tónica

semprun.lluevenelefantes

Día de encuestas, festejando el Extremo Centro tan deseado por los guardianes del sistema. Es hora de seguir intentando reflexionar. Si llueven elefantes no sirven de mucho los paraguas. Y menos las cucharillas proburbujas que, sin embargo, pueden ser útiles en la cocina que tanto «se lleva».cucharilla.corto

Las instrucciones lo dicen bien claro: se trata de una cucharilla para evitar que “la fina burbuja de la tónica no se rompa al caer en la copa de tu combinado”. Cuando la vi en una cadena de supermercados de precios muy asequibles, pensé que a quien le vendieran este artilugio podrían venderle todo. Y así es. El mercado de compra/venta de productos políticos, económicos y mediáticos asiste a uno de sus momentos más boyantes. Puro marketing que tantas veces enmascara la mediocridad. La televisión y los medios en general como catapulta imprescindible.

España se recupera… aunque trabajar ya no asegura unos mínimos de calidad de vida. Y más de un millón de personas tuvo que acudir el año pasado a Cáritas aun contando con el sueldo de algún familiar. Rajoy y demás miembros del PP se empecinan en cantar las excelencias de su labor y el mensaje se vende sin prospecto de uso y contraindicaciones. De la económica. Aunque tienen la osadía de presumir también de su lucha contra la corrupción, cuando el andamiaje se les ha caído por completo y comienzan a cantar los tesoreros. Siempre hay alguien que compra este discurso. Y muchos otros.

En el mercado político se ha puesto de moda cantar y bailar. La vicepresidenta todoterreno se marca una rumbosa coreografía y besa calvas. Pura espontaneidad. Y parte de la sociedad programada compra que es campechana y simpática y “muy distinta” a Rajoy con quien comparte toda la ideología de gobierno y su ejecución. Los recortes a la ciencia en un 25%, la expulsión de la filosofía y la música de las aulas, las leyes y códigos mordaza. Si se proponen sacar la vena carismática de Mariano podríamos verlo hasta bailando el twist con pantalón campana. Y es que a Iceta le fue bien con Queen. A Pablo Iglesias, fatal con el Cuervo del pobre Krahe.

Aquí se vende y se compra todo, se planifica y diseña para colocarlo. Los periódicos informan. Todos. Los debates confrontan argumentos en busca de la verdad y el mejor servicio a la sociedad. Los periodistas más afamados son los que cuentan con mayor preparación y sentido crítico. Con un sólido backgroundpersonal, limpios y éticos.  Todos. Las encuestas pasan por una sana elaboración en la cocina que ayude a su mejor digestión. Y los distribuidores de amores y odios solo piensan en nuestro bien.

Y, así, los Ciudadanos de pasarela son de centro y van a regenerar España. De hecho, leemos editoriales que deberían titularse con más precisión: “Rivera, más bonito que un San Luis”. Cuando ya descendían en intención de voto, surge la revitalización en Catalunya, vía anti-independentismo más presentable que el PP, y vuelve a inflarse el ‘soufflé’. Providencial y alivio de los sustentadores del sistema que ven crudo seguir manteniendo el bipartidismo tras las tropelías perpetradas. Con un poco más de esfuerzo, igual se consigue suavizar los recuerdos. ¿Se llevará o no Pedro Sánchez el gato de Schrödinger al agua?

Los guardianes de la izquierda exquisita defienden la parcela que adquirieron en propiedad y rechazan que nadie les discuta ese derecho; nadie, ni los votantes que se fueron hace tiempo. Con los cimientos resquebrajados, esforzados valores individuales la mantienen aún en pie. Grandes medios neoliberales se muestran muy preocupados de su desgracia a manos de Pablo Iglesias. A Podemos le ha desorientado la leña sin pausa y ha perdido la iniciativa de quién marca el discurso que fue clave de su éxito. Alguna vez también los nervios. Y mientras la izquierda discute, una campaña que ni para los presidenciales estadounidenses, busca que todo siga como está. Ellos, la gente común en general, son apenas el aperitivo a servir en el banquete.

Muy bien emplatado, eso sí. En los supermercados, los nuevos “locos por la cocina” buscar las estanterías donde surten tres clases distintas de wasabi que se echan a la cesta junto con la carne picada industrial. La que incluso falta en los comedores sociales para acompañar los macarrones. El sueño de la sofisticación gastronómica se ha adueñado de buena parte de los españoles desde que Ferrán Adriá sorprendiera con su muy creativa cocina molecular. Ciertamente, en aquella, casi nada es lo que parece. Los judiones de La Granja saben a uva y los raviolis a sesos de cordero líquidos. Y esa es la clave.

Y mientras se cocina, se vende y se compra, la vida sigue fuera de los escaparates. Cargada de miserias, dolor y, también, esperanzas que merecen ser alcanzadas. Los propios compradores compulsivos son quienes las cercenan.

Porque los menús arruinados se ven mejor en cabeza ajena, apuntemos lo que está sucediendo en el Reino Unido. David Cameron prometió reformar el Sistema Nacional de Salud británico. Los periódicos progresistas alertaron alarmados. Y, aun así, obtuvo mayoría absoluta. Ya sin el liberal Clegg que de alguna forma le frenaba. Owen Jones uno de los más prestigiosos escritores y columnistas británicos es un puro alarido con lo que está ocurriendo:  «Nuestro NHS está en grave peligro, deberíamos estar escandalizados», insiste.

Y esto lo votan personas, seres humanos como cualquiera de nosotros, que parecen pensar solo en sí mismos y, desde luego, en un futuro de prosperidad que pague sus medicinas y tratamientos si enferman. También el PP y Ciudadanos son ultraliberales y partidarios de privatizar la sanidad y todo lo público. Y, esperen, porque la CEOE pide despidos más baratos y más empleo precario. Pero hay quien compra cabellos repeinados y sonrisas de anuncio. Bailes que alegran la vida.

No todos. El CIS acaba de contarnos que a los ciudadanos les gustan los pactos municipales y autonómicos. Los “pactos de perdedores” que decía Rajoy. Precisamente el que menos el de Madrid que, con la ayuda de Ciudadanos, le ha dado la presidencia a la popular Cristina Cifuentes. Solo un 20% lo apoya. Ada Colau y Manuela Carmena son muy queridas en Barcelona y en Madrid. Cierto que los meses transcurridos desde la encuesta, y la labor de derribo diario, habrán hecho alguna mella. Pero hay ciudadanos que ya no tragan, que ya no compran a bulto. Y se toman, tan tranquilos, su tónica con las burbujas rotas.

*Publicado en eldiario.es

Vuelve el machismo

La foto del poder puede ir cambiando algunos elementos pero siempre es masculina

La foto del poder puede ir cambiando algunos elementos pero siempre es masculina

El 80% de los catedráticos de universidad son hombres, aunque es mayor el número de licenciadas que de licenciados. Más del 70% de los periodistas somos mujeres y ninguna dirige o ha dirigido un periódico de tirada nacional y son escasas las jefas de sección. Los consejos de administración de bancos y grandes empresas siguen ocupados por una mayoría abrumadora de hombres. En este punto compartimos honor con el resto del mundo.  Salvo en Noruega que cuenta con un 42% de mujeres en los órganos de dirección de las empresas, la media europea es del 11%. La foto del poder nos muestra siempre a un grupo de hombres con traje rigurosamente oscuro.

A este panorama ya conocido y sedimentado, se añade en España un intenso recrudecimiento del machismo. Han vuelto los culos a toda pantalla –se diría que hasta para vender estufas o gorros de playa–  como síntoma del regreso de la barra libre para usar y minimizar a la mujer. En las recientes elecciones al Parlament de Catalunya el número de mujeres se ha reducido al 38,5%, desde un 40% que tampoco era para tirar cohetes.

A quien se atreva a señalar los privilegios del machismo y defender la igualdad que busca el feminismo le caen insultos y hasta amenazas, como le ocurre a la colaboradora de eldiario.es que firma como Barbijaputa. La visceralidad en este punto, la agresividad, evidencia que mantener la discriminación por razón de presunta superioridad, se sitúa entre lo más sagrado o valioso. Tenemos un problema, va en aumento, a velocidad acelerada, y hay que hablarlo.

La crisis económica y la involución ideológica que vivimos se ha traducido en un aumento de la desigualdad en todos los niveles y explica este aumento del machismo, de esa brecha de género. En él, los medios de comunicación juegan un papel decisivo como vehículo que, a la vez, potencia el modelo.

Aquellos maridos de la publicidad en blanco y negro arrellanados en el sofá que decidían sobre lavadoras cuando ni pensaban darle en toda su vida al botón del encendido siguieron en activo mucho más tiempo del que creemos. Hasta hace apenas dos décadas continuaban siendo voces masculinas las que aconsejaban en los anuncios las bondades de cualquier producto. Invariablemente. La voz de la autoridad en todas las materias. Cuando ya dejaron piar a las mujeres, la publicidad continuó reforzando los papeles tradicionales de uno y otro: el hombre triunfador y la mujer complementaria. El que, en casa, intenta «ayudar» a su compañera. La mujer, joven y muy delgada, incluso para, cuando toca ese perfil, mostrar el culo –cada día más huesudo– en pantalla. Últimamente también usan los de los hombres como señuelo, si se puede igualar a la baja no se plantean dudas.

Con más de un 70% de periodistas y más de un 60% de licenciadas en distintas especialidades, han regresado las tertulias y debates pobladas de hombres y nada más que hombres. En esa progresión sin pausa desde hace tiempo, durante la noche electoral catalana no había ni una mujer en la mesa de La Sexta y Antena 3. Presentadoras o políticas, sí; como comentaristas no. También viene de lejos.

La opinión fue cosa de hombres hasta hace muy poco tiempo. Con una desproporción descomunal. Prácticamente solo Maruja Torres, Soledad Gallego-Díaz, Rosa Montero, con Julia Otero manteniendo el tipo en la radio, y muy pocas más, lograron el derecho a escribir de «asuntos serios». Porque en cuanto te daban la oportunidad –ese raro lujo que ciertamente pocas disfrutaban y disfrutan- y te salías del temario «igualdad hombre/mujer», «la edad» o similares, venían los retrasos en la publicación, hasta llegar al fin de las colaboraciones.

Y en cierto modo sigue la tendencia. Columnas enteras de solo hombres, con opiniones sin duda valiosas, aunque cuesta creer que sean casi los únicos que pueden aportar ideas. Incluso este diario que incorpora un número infrecuente de mujeres ofrece a veces esa desproporción. En otros medios el porcentaje femenino no debe llegar ni al 5%.

 Cuando se trata de aportar argumentos en reportajes y noticias, si hay un hombre disponible para entrevistar siempre es preferido. La discriminación lo es a favor del hombre. Con excepciones: si se habla de la educación de los niños o de salud, belleza y moda, ahí sí encuentran que hay más mujeres «expertas». ¿Cuántas economistas salen a opinar con pizarra o sin pizarra? ¿Cuántas investigadoras, abogadas o juezas?

Había comenzado a cambiar. La Ley de Igualdad efectiva entre mujeres y hombresde Zapatero en 2007 –tan vapuleada por la derecha-, su trabajo en ese sentido desde el primer día, tuvo alguna influencia, como ha sucedido en otros países (Noruega, por ejemplo). Trajo no solo un mayor número de mujeres a órganos de decisión, sino que se aceptara su presencia. Una pica en Flandes hablando de España. Eran, además, mujeres; fuera del modelo tradicional de políticas con testosterona. Como reacción, nacieron también las «feminazis», el término que regaló a las mujeres defensoras de la equidad el afamado escritor Arturo Pérez Reverte. Pero hemos vuelto atrás y el machismo gana de nuevo la partida.

Está pasando factura. Si cualquier colectivo tuviera en su seno un balance de 700 personas asesinadas en la última década, como ocurre con las mujeres, se hubiera paralizado el país.

Cada vez son más las noticias y estudios que alertan sobre el agravamiento de las actitudes machistas incluso desde la adolescencia. El control de la pareja, el imponerle con quién puede hablar o qué puede hacer, impedir que vea a sus amigas, son ya prácticas frecuentes. Las chicas tienden a revisar el móvil de ellos más que al revés, aunque lo están haciendo en un gran número todos ellos. Las agresiones tampoco faltan. La creencia de que todo esto ocurre porque «las quieren». En una reciente encuesta, el 59,4% de los adolescentes consultados pensaban que «el chico debe proteger a su chica». Y que ellos tienen más necesidad de sexo. Han retornado hasta las «chicas duras», frente a las «fáciles».

Estos jóvenes están evidenciando una desoladora inseguridad, un peligrosísimo desconcierto, fruto de la crisis social que padecemos. De la debacle social que se enmascara entre globos de colores. Y en la que hombres y mujeres parecen mirar hacia otro lado obviando problemas de enorme envergadura que les afectan y marcarán su vida.

Soy de quienes se empecinan en pensar que las mujeres somos personas. Y que si una mujer está en el poder obrará como ella sea, porque tan mujeres son Ada Colau y Manuela Carmena, como Esperanza Aguirre y Dolores Cospedal y con eso está dicho todo. Pero las mujeres somos algo más de la mitad de la población. Mayoría, en numerosas especialidades ya. Se está ofreciendo un mundo parcial y mutilado. Y tenemos derecho a toda la voz que nos corresponde y a todos los derechos inherentes al ser humano.

*Publicado en eldiario.es en donde entre los numerosos comentarios hay algunos para… añadir al texto.

España S.A.

Pues ya tenemos la emblemática estación de metro en la Puerta del Sol rebautizada con una marca publicitaria. Somos muy modernos y le ponemos anuncios. Más aún, para obtener mayor beneficio, los dirigentes del suburbano madrileño van a proponer a los grandes centros comerciales colocarles una parada en la puerta, previo pago naturalmente. Nuestra vida, la vida decretada por los neoliberales, gira en torno al dinero… y al consumo.

Aunque cada vez sea más difícil consumir y obligue a malabares o frustraciones. Incluso encender la luz o usar un ordenador conectado a la corriente para comunicarnos va a ser un lujo inaccesible: calculan que las tarifas eléctricas españolas –las más caras de Europavan a subir un 17% por cierto, tras la oportuna sentencia del Supremo. Copago en sanidad, por pernoctar en un hotel, en Cataluña y pronto donde toque porque “total es un euro o dos y lo pagamos entre todos”. ¿Sí? Ni de broma, valientes incautos, pero para eso ya nos tienen entretenidos con neones publicitarios, con burda propaganda por las pantallas del metro, y distracción absoluta en las de casa a través de eso que ahora se sigue llamando televisión.

La inmensa creatividad de twitter lleva varios días elaborando una lista de estaciones patrocinadas. Los medios lo cuentan y, con su habitual desconocimiento de las Redes sociales, lo hacen aparecer como chistes de frikis. Profundizar puede producir infarto cerebral. Vamos a ver algunos ejemplos que han citado como posibles #estaciones patrocinadas, no tan ingenuos:

Rajoy Callao.

Tribunal Orange Market

Retiro a los 67

Delicias Gürtel

CruzCampo de las Naciones.

SEAT Ibiza

Barrio Dell Pilar

Libertad Digital

Durex Barrio de la Concepción

Port Aventura Rodríguez

De momento, sin embargo, esta crítica populariza la medida de Aguirre y opera el efecto contrario al deseado.

En La energía liberada cito el consumismo como una de las causas que nos hace tapar nuestros ruidos y permanecer en el limbo de una superficie que pese a todo nos cruje:

El consumismo nació como vocablo en el siglo XX —una de sus grandes aportaciones— como consecuencia del capitalismo y el nacimiento de la publicidad. Se liga a la acumulación de bienes o servicios considerados innecesarios. Etimológicamente, la palabra consumismo proviene del latín “consumĕre” que significa gastar o destruir. ¿No lo vemos al revés, adquirir, construir?

De la mañana a la noche, día tras día, el gran motor y colaborador del sistema, la publicidad, nos bombardea. Todos enormemente contentos —y en tono más elevado que el resto de la programación— nos crean necesidades que no tenemos. Esa sucesión chirriante es nociva para la salud. Especialmente —pero no sólo— la mental. Calculada, premeditada.

En cada esquina, en cada carretera… cadenas de tiendas, centros comerciales. Hay calles urbanas que ya parecen también centros comerciales. Peatonalizadas, ofrecen entretenimiento y las mismas marcas de los espacios cerrados. Estaciones de tren y aeropuertos; fuera de casa, todo es un lugar especializado donde comprar. Mueren los cines —además de por el cambio de modelo audiovisual— por más y más comercios, todos iguales, en todas las ciudades del mundo. Los integran en el mercado del ocio y el gasto. Entrar y consumir, adormecida la voluntad por la música ambiente. Comprar, comer, defecar, comprar, solazarse, olvidar, sin salir del recinto. El mundo termina siendo un enorme centro de venta. Todos son iguales. Una vez dentro, uno no distingue si se encuentra en Vallecas (Madrid) o Colonia (Alemania) salvo por el idioma. Y ni eso que ya hemos aprendido hasta sueco en Ikea. Y en las calles se tumba un teatro y emerge otra tienda más. O se conserva con el nombre de un producto comercial para que compense su falta de “utilidad” anunciando algo.

 Y así es. Esta sociedad de epsilones que lucra a los listos y manipuladores del sistema camina hacia un modelo de vida altamente peligroso sin apercibirse en absoluto de ello. Mi amigo Javier Valenzuela nos alerta también de la otra gran estrategia programada: el juego. Y merece la pena leer su análisis detallado de qué es y qué reprenta. Un anticipo:

Porque no es sólo que el modelo del capitalismo de casino haya triunfado en el mundo, es que el casino en sí mismo, el negocio de la ludopatía universalmente identificado con Las Vegas, disfruta de un crecimiento como no se conocía desde los tiempos en que Meyer Lansky se dedicaba a blanquear el dinero de la Mafia.

 España se va a convertir, como comentábamos en casa, en la Florida del Museo Europeo (que hacia ahí camina también Europa: un parque temático de monumentos sin la mayor vitalidad social ni económica). Un lugar para jubilados preferentemente extranjeros, para mirar lo que ellos compran con los ojos verdes de envidia o vidriosos de ceguera y sumisión.

No olvidemos que, puestos a cambiarlo, hay otro posible nombre para la Estación de Sol.

Foto: Mirentxu Mariño

Este es un hombre que apostó un millón al negro y salió…


Y salió rojo. En los años ochenta este anuncio inauguraba el uso del hombre como reclamo sexual y publicitario. Maruja Torres llegó a escribir una columna en nombre de todas las asombradas del mundo. Hasta entonces sólo la mujer era utilizada como imagen para vender lo que fuera. Durante mucho tiempo, antes y después, se observó que aunque se tratase de promocionar lavadoras –uno de los artefactos correspondientes al acervo femenino por la gracia de Dios, menos mal que algo ha cambiado- la mujer contaba su experiencia con el jabón y la ropa, pero la sabia voz que daba el consejo en off, era masculina. También sigue ocurriendo en gran medida.

Por eso este holandés nos dejó perplejas. La sociedad empezaba a igualar… a la baja (en lo que sería ya un despeñe imparable), nada de hombres y mujeres dando útiles instrucciones, sino cuerpos (de unos y otras) como señuelo. Ni que decir tiene que media humanidad femenina se enamoró de este señor, a pesar de lo poco serio y cauto que se presentaba, que no daba una en el clavo. A quién se le ocurre apostar todo el dinero en el casino, con un 50% de posibilidades de perderlo. No tenía tampoco buenos contactos con asesores financieros, porque vender todas las acciones la víspera de que subieran, indica una gran falta de previsión. Ambas situaciones muestran un comportamiento alocado. Amén de ser un manirroto: 6.000 euros a una ficha ¡qué locura! Por todo ello, probablemente, le dejó la mujer de sus sueños, quien ¡para colmo! le fue infiel con su mejor amigo. Doble pérdida. Pero salir de tan elegante casino y bien vestido –aunque desaliñado por el dolor-, auguraba una previsible recuperación económica. Era guapo hasta decir basta, ni metrosexual, ni macho-Axel. ¡Y se le veía tan desvalido y, a pesar de ello, conservando su sonrisa encantadora! El colmo de la filigrana era que necesitaba “algo en qué confiar” ¡Qué bonito! El anuncio inaugural de la utilización del hombre, lo presentaba vulnerable, tierno y sensible y, a pesar del arraigado modelo del varón protector, una legión de mujeres quiso ser la única que le consolara.

Dicen los publicistas que ellos no innovan sino que siguen a la sociedad. Apenas se había enterado –la sociedad- de que una mayor emancipación femenina alteraba los roles tradicionales y su forma de relacionarse, desorientando un tanto al hombre. No a todos, porque nadie conoce a todos de todos los grupos, pero sí de una mayoría suficiente como para sustentar teorías. Al eterno desencuentro se le añadían factores desestabilizadores, en busca de estabilidad, mucho mejor.

Alfonsina Storni le escribió a un “Hombre pequeñito” antes de beberse por él medio océano muriendo claro está en el intento, lo que es una gran paradoja. Gioconda Belli se quejó de la ceguera de otro, aunque para concluir en el más hermoso alegato feminista que he leído, el que solo entiende de mutua necesidad y cooperación. Complicadas las relaciones humanas, la desazón gozosa solo merece la pena si se sacia, si no se convierte en un molesto incordio.

El hombre del casino no era perfecto, en absoluto, pero sí tiernamente humano. Y ¡cómo nos gusto! Un feo irresistible, fuera de todo tiempo y lugar para el encuentro real, fue también para mí Yves Montand. Como le contó Janis Joplin a Leonard Cohen en el Chelsea Hotel, a veces se hacen excepciones. Antonio Gasset, un genio, le despidió a su muerte en todos sus matices. Tampoco Yves era perfecto, casi extremo en defectos y virtudes. Es tan difícil apostar al negro y ganar…que casi parece mejor meter los ahorros a plazo fijo en un banco.

Víctimas de la «consumopatía»

¿La civilización actual?

¿La civilización actual?

Una noticia de 20 minutos ha confirmado –entre líneas- lo que sospechaba: Madrid es la comunidad con más centros comerciales por habitante: 97. Habla, por supuesto, de grandes megacentros que acogen a grandes estructuras que, a su vez, diseminan sucursales por toda la ciudad. Son como el hiper de los centros comerciales. Yo voy cuando necesito anestesiarme. Es mano de santo. Música alta para que no se oíga, que compite en ordinariez. E infinitas ofertas que uno termina por no ver. Pero ya no hay cabida para ningún pensamiento elaborado. Es un descanso. Degradante, como el sistema que nos envuelve.

Lo escribí cuando las calles se fueron quedando sin cines, para llevarlos, por supuesto a estos templos del consumo. Hasta los años 80 no conocimos su existencia. Los primeros fueron hipermercados de alimentación. La cosecha desde entonces ha sido fecunda, desbordante. Cada carretera de salida dispone de su conglomerado de centros. Siempre los mismos, aunque ostenten nombres diferentes: Las Rozas Village, Madrid Xanadú, Plenilunio, Espacio Torrelodones, La Gavia, Rivas Futura… y dentro, siempre, Carrefour, Alcampo, Mercadona, Caprabo, Eroski, Media Mark, todos juntos o en cuotas. Una vez dentro, uno no distingue si se encuentra en Vallecas o en San Sebastián de los Reyes, en Valencia, o en Cádiz. En los cascos urbanos sucede lo mismo. Cada cuatro pasos un Zara, un H&M, un C&A. Cada cuatro pasos. Se derrumba un cine, y aparece una tienda. Se tumba un teatro y emerge otra tienda más. O un banco, por supuesto.

En las ciudades europeas, encontramos el mismo paisaje: todas se han uniformizado. Y no sólo las capitales de país. En Malmo (Suecia) en Colonia (Alemania), Zara, H&M, C&A. Preguntas en cualquier parte adonde viajes, en España y fuera de ella, por el centro histórico. Y la nube de cadenas comerciales, ropa, bisutería, zapatos, bolsos, te envuelve. Todas son iguales. El comercio local, que aportaba alguna diferencia (estética y hasta de oferta), ha desaparecido prácticamente. Apenas he visto algo en Santander, Salamanca o Girona. Por el momento, pronto llegarán los carteles de “liquidación total por cierre del negocio”. ¿Se cierran los grandes centros comerciales? Apenas, desgraciadamente.

 La necesidad creada del consumo, del hiperconsumo, es el eje en el que se asienta el sistema. Nadie me ha explicado aún –y creo que es pregunta fundamental- ¿cómo seguiremos comprando con sueldos y pensiones mermadas, en paro? Probablemente endeudándonos más. Vendiendo hasta un riñón, una córnea, para seguir con la “consumopatía”.

El consumismo nació como vocablo en el siglo XX –una de sus grandes aportaciones- como consecuencia del capitalismo y el nacimiento de la publicidad. Se liga a la acumulación de bienes o servicios considerados innecesarios. Etimológicamente, la palabra consumismo proviene del latín «consumĕre» que significa gastar o destruir. Los griegos al parecer no supieron de ella.

Una gran paradoja que me viene sorprendiendo: los grandes autores de ciencia ficción anticipatoria no osaron imaginar una sociedad de individuos entregado al consumismo voraz, encandilados con su botín, pero arriesgando su propio dinero y su estabilidad. Más dependientes y vulnerables, por ello, que los epsilones de Huxley con todas sus necesidades materiales cubiertas. ¿Quién induce tal ceguera? Otra neolengua, como la que ideó Orwell, logra ya anular el pensamiento crítico, el gozo de pensar y decidir. Y, paradójicamente, en aras de una libertad quimérica.

De la mañana a la noche, día tras día, el gran motor y colaborador del sistema, la publicidad, nos bombardea. Todos enormemente contentos -y en tono más elevado que el resto de la programación- nos crean necesidades que no tenemos. Esa sucesión chirriante es nociva para la salud.  Especialmente -pero no sólo- la mental.  Calculada, premeditada. Es el instrumento para vender, y -para que penetre mejor- se diluyen los mensajes que nos harían pensar. La telebasura, la información trivial (a mí me produce náuseas y más cuando presumen de ella), como soporte para el mensaje publicitario literal (o encubierto), para la expansión infinita del sistema. La publicidad es spam y sus mensajes no son fiables, no están contrastados, no aportan pruebas de la eficacia del producto. En muchos casos, mienten.

Entre el ascetismo y esta locura ¿no hay un punto medio?

TDT, informar, formar y entretener

Visto en la programación de tarde de VEO. Ya sabemos el objetivo de la televisión y de cualquier medio: informar, formar y entrener.

La publicidad comenzó a hacerse en directo, dado que entonces no había medios técnicos de grabación. Ahora, en el gran avance tecnológico de la TDT, también. Sólo que antes se especificaba que se trataba de un anuncio, aquí, aparentemente, es información sobre salud. Libertad digital Tv:

10 propuestas básicas para sanear la economía

Los sabios expertos en economía –esos que tan sagazmente alertaron de la crisis para atenuar su impacto y proponen, sin cesar, medidas para salir de ella- no pueden estar solos en tan decisiva labor. Cada ciudadano puede ayudar a los gobiernos con soluciones por más modestas que sean. Nunca serán tan efectivas como las que vemos a diario salidas de las prodigiosas mentes de quienes saben de esto, pero grano a grano también nosotros podemos contribuir a sanear la economía.

1) Vacaciones de Navidad de 15 días para los parlamentarios. Sus señorías vuelven hoy al Parlamento tras las vacaciones de aquella fiesta que vivimos en el remoto pasado: la Navidad. Propongo que diputados y senadores disfruten de 15 días libres en este período –como los más privilegiados-, y no de mes y medio.

2) Plenos de un representante por partido. Una medida más operativa que la actual sería que acudieran a los plenos un solo miembro de cada partido, dado que cada formación vota lo que le dice la dirección. El resto podría emplear el tiempo en trabajar por los ciudadanos en pequeñas y múltiples comisiones. Podrían incluso hacerlo desde sus circunscripciones –para evitar dietas- por medio de emails y teléfonos fijos con tarifa plana.

3) Racionalización de los móviles. La comunidad valenciana gastó en un solo año 451.753 euros en teléfono. Algunos incluso se descargaron politonos y llamaron a concursos. Se han denunciado otros muchos casos a lo largo de nuestra geografía. Parece un práctica general y, probablemente, extensible a los parlamentarios europeos. Se propone un control exhaustivo del uso de los móviles pagados con cargo al erario público.

4) Reducción en actos protocolarios.La Comunidad de Madrid se gastó 1,200.000 euros en el acto de inauguración del Teatro del Canal de Isabel II. En el desglose había 126.000 euros para el cóctel a los 900 invitados y 57.000 para las bolsas regalo personalizadas. La Comunidad luego justificó su necesidad. No es fijación, es uno más de los saraos ostensosos. Con enorme frecuencia, todos los estamentos, de todos los partidos, celebran diversos festejos. Una medida de choque sería servir patatas fritas y panchitos, con un buen vino español. Para empezar.

5) Extrema reducción en publicidad. Madrid y Andalucía -por este orden- gastaron el año pasado en publicidad más de 14 millones de euros cada una. La Comunidad de Madrid ha hecho un considerable esfuerzo de austeridad dado que en 2007 invirtió en publicidad más de la mitad que toda la Administración central; 169 millones de euros 268 millones la Administración Central. Innecesarios: Todos sabemos ya lo maravillas que son los entes que nos gestionan.

6) Racionalización o supresión del Plan E, arbitrado por el Gobierno. Ni como excepción sería tolerable: el Ayuntamiento de Torrejón de Ardoz, Madrid –sí, uno de los que ahuyenta inmigrantes- construyó, con cargo a esta partida, reproducciones de la Puerta de Brandenburgo, la Fontana de Trevi o el Taj Mahal. En el enlace las fotos de la indispensable obra.

7) Exhaustivo control de las subvenciones, especialmente a las asociaciones autodenominadas “sin ánimo de lucro”. En este post os di cumplida cuenta de unas cuantas que encontré. Un ejemplo: 500.000 euros  en Baleares “destinados a fundaciones, personas jurídicas privadas sin ánimo de lucro, iglesias, confesiones, comunidades religiosas y entidades que les están vinculadas, y cualquier otra persona jurídica privada sin ánimo de lucro, que promuevan una actividad pública mediante actuaciones de interés general…”

8 ) Supresión parcial de Grandes Superficies y prohibición de establecer sucursales de tiendas de las mismas cadenas de venta a menos de 4 kms una de otra. La medida tendería a disuadir del consumismo en lugar de incitarlo.

9) Reciclaje de los trabajadores de las fábricas de coches para efectuar otras labores de elementos más precisos a la sociedad. Eliminaríamos la hiperconcentración de vehículos en la calle, estimularíamos el aprovechamiento del coche para quien lo posea, y el transporte público.

10) Conversión de las Cajas de Ahorros en bancos públicos. Competirían con los privados en concesión de créditos y facilidades para el usuario. Condición inexcusable: eliminar el «mamoneo»  -con perdón- de los partidos en sus cargos directivos. Observad en el enlace la composición del Consejo de Administración de Caja Madrid –el más recientemente remodelado- y decidme qué saben de economía algunos de ellos.

  Hay muchos otros sectores donde actuar, y os invito a proponer nuevas medidas.  No sabemos de economía como los grandes y eficaces expertos, pero toda idea sensata, toda ayuda constructiva, habrá de ser bien recibida.

Me comen los papeles

papeles 001

Cada vez que uno sale de su casa durante unos días, se encuentra al volver con una pila de papeles, llegados en su mayoría por correo, o buzoneados. Mientras –en tiempos de crisis- las carreteras se saturan en eso tan bonito del “éxodo vacacional”, yo voy a intentar hacer una primera aproximación al miura. El montón mide 15 cms., hoja a hoja. Es decir, lo mismo que los tres tomos de Millenium. Ya hace algún tiempo que, al toparme en la calle, con alguien que pretende –con expresión ausente- entregarme un papel, me niego diciéndole que piense en los árboles o que no quiero contribuir a la desertización del planeta.

Me resulta curioso que esté llegando a odiar el papel con quien he mantenido durante toda mi vida una relación excepcional. En blanco, me servía para escribir. No ahora que lo hago en el ordenador sin cercenar ningún bosque. Sin embargo, muchas cosas las imprimo. Todavía no me he liberado de él en este punto. Libros, periódicos, han representado para mí tesoros incalculables. La culpa de mi desagrado actual hacia el papel es del correo, de la publicidad, de la manía de inundarme e inundarnos, a poco que nos descuidemos.

Expurgar y clasificar los papeles que te llegan sin pedirlos, resulta una labor descorazonadora, además. Pésima desde el punto de vista psicólogico. Si me decido a acometer la tarea, apenas habré solucionado el problema. Dejaré la mesa expedita, pero seguirán llegando papeles una y otra vez, y en cuatro días, una semana, me veré exactamente en las mismas circunstancias. A los animales irracionales se les enseña que el esfuerzo tiene recompensa, que existe una cierta lógica en los comportamientos, pero recoger papeles crea indefensión, desconcierto. No se acaba nunca. Es como tejer y destejer: labor baldía.

Si me perdonáis un momento, voy a ver con qué me encuentro.  Luego vuelvo.

Os cuento:

Sobre con carta de un anuncio de ópticas 2000.

Invitación a la presentación de un libro de un querido amigo, que ya ha se ha producido. Vamos, que he llegado tarde.

Anuncio de Orange. Deberían emplear el dinero en dar el servicio que ofertan.

Factura de Telefónica (sutílmente elevada un poco más cada vez).

Revista-anuncio de un gran supermercado: Makro. Está bien.

Dos folletos de restaurantes chinos felices. Tres. Cuatro. ¡Cinco!

Revista de la Asociación de la Prensa. La ojearé más tarde.

Academia TV. Voluminoso sobre de papel caro y blanco. Los árboles desvencijados con este envío deben ser escandinavos. Incluye cartulina regia y hoja transparente grabada. Un pastón… en pasta de papel.

¡Factura de El Corte Inglés! Muy abultada también, dios ¿la abro? Ofertas de Junio. Menos mal, se ha pasado.

Otro sobre de la misma procedencia: revista, casi libro, Gourmet Magazine. 98 páginas y plagadito de anuncios. Una receta al azar: «Sandía caramelizada con verduras crujientes”. Vaya, entre los ingredientes “hojas de mizuna” ¿qué será? Busco en Internet:

“De aspecto es muy parecida a la Rucola. Su origen en Japonés y la denominamos la planta inteligente. La usamos en la ensalada Caprese, Carpaccio y muchos otros. Es inteligente porque cuando tú la colocas en el plato si quieres que se quede de pie ella lo hace si pestañear, elegante y orgullosa de su presencia. Además es que está buenísima, pero eso tendréis que juzgarlo vosotros”.

Y otra revista, tamaño folio, de 134 páginas: ¡Guía de puericultura!, francamente creo que llega a destiempo. Esta va a la basura de reciclaje. La he metido dentro de una caja grande de detergente de lavadora.

Factura de la luz… La última antes de la subida. Sobre a la basura. Otro más.

Bancos… aquí no voy a profundizar, que me deprimo.

Telefónica móviles… ¡Qué barbaridad!

“Direct Seguros” Pero a estos ¿quién les ha invitado a entrar en mi casa? Basura.

Anuncio para conseguir “tu sonrisa más blanca”. Gratis, dice. ¿Para cuando medidas eficacez contra la publicidad engañosa?

Un anuncio de mi fontanero, por primera vez en su vida. Él no lo sabe pero fue uno a quienes dediqué mi último libro. Persona eficaz, formal, amante del trabajo bien hecho. Excepcional, en una palabra. Os lo recomiendo.

Universidad Rey Juan Carlos. Nueva oferta académica, 2009/2010. ¿Y eso?

Uf… Me voy a centrar en las revistas-anuncio que abultan más, a ver si baja el montón.

Lo dejo por hoy. Todo un trabajo. Y árboles rebanados en su carnes, cortados incluso. Años allí. Pulmones del planeta, para acabar en la basura sin haber cumplido otro objetivo que el de molestarme.

Gracias por compartir este esfuerzo conmigo.

papeles 008

Madrid: último reducto liberal

No conozco Cuba. Los planes trazados para visitar la isla caribeña alguna vez se desbarataron siempre por una razón u otra. Y sé lo que me estoy perdiendo: ver de primera mano el último reducto comunista. Mi actividad laboral me otorgó el privilegio de ser testigo de excepción en el desmoronamiento de todo el bloque soviético –de la URSS, al pacto de Varsovia-, incluso asistí en directo –sin ningún otro periodista occidental al lado- a la caída del símbolo: el Muro de Berlín. Mantengo que realmente nadie lo tiró, cayó por su peso y sus cimientos podridos.

Ahora resido en el último reducto del liberalismo mal entendido, del ultracapitalsismo feroz: Madrid. Sistema tan contra la corriente y la lógica como en su día fue el comunismo. Se ramifica en Valencia, pero allí aún palpita un alma moderada que se rebela, lo que apenas sucede en la Comunidad que alberga a la capital de España.

Turbios métodos llevaron a la Presidencia de Madrid a Esperanza Aguirre tras una meteórica carrera en el PP. Dos corruptos diputados regionales del PSOE cambian su voto a última hora para privar a su partido de la mayoría absoluta que le han dado las urnas. Cadena de errores de planteamiento -Tamayo y Sáez nunca debieron ir en las listas-, el hecho pasa decisiva factura a los socialistas, pero queda en el limbo averiguar a qué y a cuánto asciende el cambio de postura, y a quién beneficia. Año 2003 y hasta ahora, 2009, no se había investigado. Hoy sabemos, gracias al periodista Nacho Escolar, de una sociedad Fundescam, creada entonces, para producir estudios según sus estatutos, cosa que prácticamente no ha hecho. En cambio canalizó ayudas a la campaña electoral de Esperanza Aguirre aportadas por una serie de nombres significativos. El actual presidente de la CEOE, Gerardo Díaz Ferrán, propietario de viajes Marsans, según la información de Público, contribuyó con 246.000 euros, pese a que la ley prohíbe hacer donaciones cuando se tienen subvenciones estatales como era el caso. Otros destacados empresarios completaron una cifra cercana a los 800.000 euros para sufragar la campaña de Aguirre. Posteriormente lograron contratos con el gobierno regional. Atención a cómo Díaz Ferrán se hizo con Aerolíneas Argentinas a través de Air Comet, filial de Marsans. Propiedad de Iberia, Aerolíneas fue privatizada por el Gobierno de José María Aznar en 2001 y Díaz Ferrán se la adjudicó por el precio simbólico de un dólar. Ese mismo año, la Sociedad Estatal de Participaciones Industriales (Sepi) dio a Marsans 300 millones de dólares para cancelar las deudas de la compañía. El caso está siendo investigado por delito fiscal desde 2005.

   Todos los empresarios españoles eligieron después a Diaz Ferrán como su presidente. Los empresarios sustentan a Esperanza Aguirre, su máximo representante la considera incluso “cojonuda”. No son neutrales.

Un repaso por el entramado de asociaciones, organismos dependientes de la Comunidad de Madrid, fundaciones y demás entes abstractos –que os aconsejo hacer con la ayuda de Google- nos muestra siempre los mismos nombres que se reparten cargos y asesorías –y sueldos por tanto- como en un club de amigos.

Esperanza Aguirre, con su estilo populista, goza de gran éxito en Madrid. Una encuesta sobre la persona con la que desearían los ciudadanos salir a tomar copas, la situó en primer lugar, seguida de Ruíz Gallardón y de Joaquín Sabina. Y, desde luego, todos los sondeos la garantizar seguir revalidando la mayoría absoluta. A la descafeinada oposición socialista ni se la ve, ni se la espera.

Cuando el presidente estadounidense dice que se ha acabado la era del Hummer –el carísimo todoterreno dilapidador de gasolina- Esperanza Aguirre subvenciona a los coches más contaminantes. Devuelve 1.500 euros a quienes compren un Porsche Cayenne y no da nada a los ecológicos.

El gobierno anuncia que suprimirá la desgravación fiscal por vivienda a las rentas más altas. Aguirre –dentro de sus potestades- aumenta al 20% la exención de impuestos por este apartado. Los empresarios del ladrillo tienen muchos pisos sin vender.

Ha entregado la gestión de la sanidad de Madrid a empresas privadas, fundamentale a Capio, la misma que gestiona el pan de molde Panrico.

La educación sigue sendas paralelas beneficiando a la iglesia católica en su gestión u organizaciones ultraconservadoras como el Opus Dei. También favorece los colegios que segregan niños y niñas. Profesores que acudieron a una prueba escolar con una camiseta en defensa de la educación pública fueron amonestados, porque debían ser neutrales.

  Sabe como promocionarse. La vergonzosa cadena de manipulaciones de la televisión pública regional llega al punto de censurar la frase “cambio climático”, en un reportaje en defensa de Gas Natural. ¿Noticias contratadas? Sus licencias de radio y televisión para Madrid recaen siempre en las mismas manos: El mundo y Federico Jiménez Losantos.

  Además, Aguirre ha multiplicado el gasto por publicidad institucional en un 369%, hasta llegar a los 169 millones de euros, más de la mitad de toda la Administración central.

    Hambrienta de poder, es conocido su desencuentro con el alcalde de la capital, Alberto Ruíz Gallardón que pugna con ella por un hipótetico control del PP, una vez superada la etapa Rajoy contra el que también presumiblemente maniobra según numerosos episodios conocidos. Sus declaraciones a favor del ultraliberalismo son constantes: «la crisis es consecuencia de un exceso de intervencionismo estatal». En la línea de Aznar, y en contra de la tendencia generalizada. Hasta Obama pretende moderar los excesos del capitalismo. Él ha sido el causante de los males que padecemos, que sufragan los trabajadores mientras la misma selecta élite de siempre se sigue beneficiando.

     El último reducto del liberalismo salvaje: Madrid. El muro de Berlín cayó abatido ante mis ojos, pero la España de charanga y pandereta puede reedificar desde el corazón de su territorio un sistema caduco.

El gobierno da el golpe de gracia a TVE

No, no habéis leído mal, en realidad éste es el titular correcto. El desmantelamiento paulatino de la televisión pública en España, llega a su meta hoy cuando el Consejo de Ministros ha decidido que la cadena estatal no emita publicidad a partir del año próximo. Bien estructurada, sería una medida acertada, ninguna televisión debería inundarnos de publicidad, ya lo expliqué un día aquí: la publicidad es spam. Pero resulta que es la que paga y todo se hace en función de ella, consagrando el modelo: la sociedad de consumo. El mecanismo adoptado para la teórica supervivencia de TVE es que contribuyan a su mantenimiento las cadenas privadas –que también parece lógico dado que, aunque lo olviden, están definidas como servicio público y son las que buscan el beneficio como objetivo prioritario-. También los teleoperadores que se han apresurado a decir que nos lo repercutirán en la factura.

En consecuencia, la medida suscita un profundo rechazo. En las privadas porque, a pesar de lograr su reiterada petición de que TVE redujera su publicidad -para ganar aún más-, van a tener que aflojar el bolsillo. En las compañías de telecomunicaciones –Telefónica, Vodafone y demás-, que braman aunque anuncian que lo pagarán los ciudadanos… y algo más: amenazan con despidos en sus plantillas, la obscena forma de presión de los empresarios. Y en los españoles porque tampoco quieren costear un servicio que no les gusta, o no les ofrece una oferta demasiado diferenciada. Todos descontentos ¿qué queda?… El autor de este modelo es Nicolás Sarkozy, que tiene poco de socialista.

D. Quijote de la Mancha, los Gozos y las sombras, Fortuna y Jacinta, Historias para no dormir, Doce Hombres sin piedad, el Rinoceronte, Eloisa está debajo de un almendro, La cabina, El asfalto, Historias de la frivolidad, Un dos tres, Escala en hifi, Mariona Rebull, la Sra. García se confiesa, la bola de cristal, la mandrágora, metrópolis, la edad de oro, Érase una vez el hombre, El hombre y la tierra, La clave, Informe Semanal, En portada… retransmisiones, todos los eventos deportivos importantes, todos los hechos noticiables ocurridos en el mundo vistos en directo, desde la llegada del hombre a la luna al 11-S norteamericano… Para hacer esto hace falta dinero. Y las privadas no lo invierten porque es caro.

Cada uno compondrá la propia historia de sus recuerdos de TVE hasta hacerla exhaustiva. Algo hizo bien la televisión pública a pesar de las muchas agresiones sufridas. Entre ellas, la mala gestión en muchas épocas –incluso corrupta- y la manipulación política. Había que cambiar el rumbo pero ¿mermando su influencia a favor de las privadas?

UN POCO DE HISTORIA.

Tras la puesta en marcha de canales autonómicos en 1983, el monopolio estatal de televisión se rompe definitivamente con la ley de 3 de Marzo de 1988 que liberaliza el mercado televisivo. A principios de los noventa empiezan a emitir Antena 3 y Telecinco, antes de acabar el año lo hará Canal Plus, de pago por visión, salvo los informativos y algún programa. Más adelante entran en el juego Cuatro y La sexta.

El primer día de Antena 3 ofrece, desde las 8 de la tarde, la presentación de su director general Manuel Martín Ferrand, luego noticias con José María Carrascal, la picota, la ruleta de la fortuna con Mayra Gomez Kempt, Y con el bebé son cinco, la tarántula de Antonio Herrero, un show de Juanjo Menéndez y videoclips hasta la despedida y cierre.

Telecinco se estrena el 3 de Marzo, media hora más tarde, a las 20,30. Con una gala inaugural, la película En busca del arca perdida, y boxeo.

No creo que nadie con espíritu democrático quiera el monopolio en televisión. Sólo lo conservan países como China, Cuba,Corea del Norte o Libia. La mayor parte de los de nuestro entorno tienen un régimen mixto de televisiones privadas y públicas. Y suele ser el Estado quien hace concesiones a las empresas privadas. La BBC británica –siempre el modelo- se financia por subvención estatal y por un canon que pagan los ciudadanos. Las privadas se agrupan en la ITA, que también es un organismo estatal y quien contrata a las empresas que gestionan la privada. Estas se nutren exclusivamente de la publicidad. Ambas variedades tienen una gran independencia financiera.

España va a tener entonces un régimen diferente. Desde que en 1983 se retira la subvención estatal para RTVE, se vino financiando sólo con publicidad. Se trabaja en realidad como soporte de los anuncios, como van a hacer las televisiones privadas. Pero ahora la archiconocida tarta se reparte y hay que atraer a las audiencias que… ven anuncios. Ésa es su prioridad. Como dice Ramón Colom, ex director de TVE, “no se programa para los espectadores, se programa para las agencias de publicidad”. Y eso necesariamente ha de cambiar los mensajes.

Hay seis potentes grupos mediáticos en España y todos están o han pasado por las televisiones privadas, en las que también participan todos los que mueven la economía, incluidos los bancos, por supuesto. En Junio de 1997 el Partido Popular privatiza, también, Retevisión, la red de difusión de la señal, que era una empresa pública -de todos los españoles por tanto- actuando en régimen de monopolio. La base que creó RTVE para que todos emitieran. No conozco a quien haya seguido la pista de esta empresa y sus beneficios. Las autonómicas están controladas por los poderes políticos locales.

Muchos de quienes se sientan ante el televisor a ver un partido de fútbol, un telediario, una película, ignoran el entramado de intereses que se esconde tras la pantalla. Poderosísimos grupos financieros, entrecruzados, participados unos por otros. Su forma de hacer va a ser distinta. El catedrático Ramón Gubert, lo definió con claridad: “Habían empujado mucho sus peticiones invocando la libertad de información, luego hemos visto que lo que invocaban de verdad era el derecho a la libertad de negocio”.

La televisión ha cambiado desde comienzos de la década de los 90. Es un fenómeno mundial que también sobreviene por los cambios tecnológicos. Los sociólogos no se ponen de acuerdo en si ha sido la televisión la que ha transformado a la sociedad o al revés: si ha sido la audiencia la que ha pedido otros contenidos. Cada cual puede sacar sus conclusiones. Yo creo que la televisión es «la madre del cordero», una de las principales causantes de la degradada sociedad actual. La televisión es ahora exclusivamente un negocio y por tanto exige costes baratos y más audiencia para vender lo que anuncia la publicidad. Proliferan los programas de entretenimiento sobre la información o la formación, nace y se expande la telebasura.

¿Qué fue primero la tele o la sociedad? El hombre y la mujer modernos quieren ahora, según los expertos, imágenes fácilmente digeribles y situaciones que les hagan vibrar y reaccionar, como la violencia, la sangre y el sexo. Y rechazan casi todo lo que les haga pensar. Es una sociedad hedonista, hija del aparente bienestar económico, pero en realidad cada vez más desequilibrada en la diferencia entre ricos y pobres, que ha olvidado el revulsivo de la Segunda Guerra Mundial y no parece conmoverse con los conflictos bélicos aislados que no les tocan de cerca, ni con el hambre y las injusticias que otros soportan. Ni casi con los suyos propios. Han logrado desactivarla por completo. No recibe información de calidad, no tiene opinión madura, se deja manejar y no reacciona.

4.150 trabajadores, algunos altamente cualificados, nos vimos obligados a marcharnos de RTVE -¡menos mal con lo que habría de venir!-, como les ha pasado a muchos otros compañeros de ya casi todos los medios informativos. El periodismo está en crisis pero ése es otro debate, o quizás el mismo. La consecuencia, insisto, es que la sociedad no está bien informada. Y no le importa.

   Los jóvenes ya no ven televisión, ha quedado para un reducto envejecido y escasamente formado, que son los únicos que la ven con asiduidad. Aunque para ellos es su principal fuente de información y de entretenimiento. Masa amoldable para ser aún más manipulada.

Era necesaria una televisión pública fuerte, de calidad, porque sería la única cuyo fin principal no fuera el lucro, sino el viejo axioma: informar, formar y entretener. Con un presupuesto de subsistencia y con todo el entorno en contra, imbuida de la moda -nada ingenua- de la trivialización  ¿qué futuro le espera? Y ¿qué necesidad había de anularla? La respuesta es ya un clamor y, en mi opinión, costituye uno de los más graves errores de Zapatero. Él sí se ha atrevido a realizar la tarea exigida que, sin duda, hubieran acometido los populares, aunque beneficiando a otros grupos distintos.