Eurovegas se instalará en Alcorcón. Es lo que afirma el líder del PSOE madrileño Tomás Gómez quien asegura que el solemne anunció lo hará la presidenta Esperanza Aguirre como plato fuerte del Debate del Estado de la Región, a celebrar los días 11 y 12 de Septiembre.
La comunidad de Madrid ha desmentido a Gómez como cuenta el diario.es. Lo cierto es que en la Comunidad están encantados con el proyecto y así añaden a la declaración: “Ojalá venga a Madrid, a pesar de Gómez que ha sido el mas reaccionario con este proyecto. Adelson dijo que lo iba a anunciar a finales de agosto y aún estamos esperando”.
Sea cierto o no, Aguirre no ha declinado su intención de abrir la puerta en Madrid a un empresario investigado por corromper, presuntamente, con sobornos a políticos para el logro y mantenimiento de sus negocios. Y por el lavado de dinero negro procedente del narcotráfico. La justicia norteamericana cree que Sheldon Adelson, el mayor propietario de megacasinos del mundo, sobornó oficiales en China, un país en el que tiene dos, abiertos en 2004 y 2007. Y que sus empleados –en este caso él no ha sido citado a declarar- autorizaron el manejo en las salas de millones de dólares de procedencia altamente dudosa. Hay tres investigaciones en curso: de la Junta de Supervisión del Juego del Estado de Nevada del Departamento de Justicia y de la Securities and Exchange Commission, la agencia que regula el mercado de valores, estas dos últimas a nivel federal. Adelson apoya al republicano Romney y creen que estos hechos pueden influir en la campaña electoral.
Es cierto que, para desgracia nuestra, pocos lugares como España –y dentro de ella, Madrid- para amparar este negocio que aúna lo peor de las más sucias prácticas empresariales y sociales, pero una ciudadanía consciente no consentiría que nos metan este foco de podredumbre en nuestro país antes, al menos, antes de haberse aclarado las responsabilidades en las investigaciones. Las mayorías absolutas no facultan estas actuaciones, sin que medie la oposición de alguien competente. No hará sino acrecentar nuestra ruina.
Un parque temático de la mediocridad. Un lugar donde solo crece el juego. En el norteamericano se ha añadido ya al primitivo, la representación de Europa, Venecia, El Carnaval, Asia, Finales del siglo XIX en San Francisco, Paris, Hollywood, El Trópico, Antiguo Egipto, Camelot y el Medioevo, Nueva York, Montecarlo, Italia, Imperio Romano, Polinesia, Caribe y piratas… como contaba en un antiguo post con las referencias de José Antonio Rodríguez y Rosa María Calaf. La misma temperatura y luz todo el día. Decorados en lugar de realidad. Un símbolo de esta sociedad enferma. Aún hay tiempo de evitarlo.
Fontana de Trevi artificial en Las Vegas. Foto: J.A. Rodríguez
Mi queridísimo amigo José Antonio Rodríguez lleva ya casi 5 años dando su vuelta al mundo (os he hablado a veces de ello). Menos mal que llama y viene a España de vez en cuando. En algunos tramos le acompaña otra buena amiga: Rosa María Calaf. Ambos saben que el mundo es ancho, largo y profundo.
Impresionado está aún JA de la visita a Las Vegas, ese complejo artificial que nuestros próceres en Madrid y Barcelona nos quieren trasplantar. La capital del Estado norteamericano de Nevada es Carson City, pero solo cuenta con 60.000 habitantes. Lo que de verdad atrae de allí es Las Vegas (1.800.000 h.). A partir de aquí, copio y entresaco de la crónica de José Antonio.
En el 2010 recibió cerca de 37 millones y medio de visitantes. La ciudad ha experimentado grandes transformaciones desde que se construyó el primer hotel casino. (…) Lo primero fue el juego, prohibido en muchos estados y permitido en Nevada a partir de 1931. Luego se añadieron atracciones musicales. Cantantes, magia, humoristas. Elvis Presley, Frank Sinatra, Tom Jones, Paul Anka, Bobby Darin… Pero había que crecer, se necesitaba algo más. Tenía que ser un lugar a donde pudiera venir todo el mundo, niños inclusive. A partir de los noventa se desarrolló otra zona, los mega complejos del entretenimiento, que es el corazón actual de la nueva Las Vegas. Los neones fueron sustituidos por otros medios de iluminación, focos, LEDs, pantallas… Cuando anochece todo cobra una nueva dimensión. Allí en la lejanía una pirámide de cristal de 110 metros de altura de la que se proyecta el haz de luz más potente del mundo, visible por los astronautas. Delante la Esfinge, mayor que la de Gizeh, más cerca la Estatua de la Libertad, una réplica de la Fontana de Trevi, un barco pirata, en el París-Las Vegas una recreación de la capital francesa con la Torre Eiffel, el Arco del Triunfo y el Louvre. Otra de las últimas incorporaciones es el Venetian con réplicas del Palacio Ducal, el Puente de los Suspiros, la Torre del Campanario y la Plaza de San Marcos. No quiero convertirme en un folleto turístico de Las Vegas, simplemente intento reflejar lo que he visto. También están las fotos que ayudarán a comprender lo que explico.
El juego sigue atrayendo a gran número de visitantes. Miles de máquinas tragaperras que no logro comprender cómo funcionan. He perdido 1 dólar. Ha desaparecido el atractivo sonido que producían las monedas al caer en la bandeja cuando se ganaba un premio. Ahora es todo digital. Números que cambian cuando pulsas un botón. Siempre has de pasar por las inmensas salas de juego, con todas las opciones. En el momento que entras en uno de esos centros desparece la luz natural. Recorres las amplias galerías comerciales donde encuentras las mismas tiendas que en Singapur, Hong Kong, París, Londres… Llegas a la zona de teatros donde se ofrecen normalmente dos representaciones diarias de los diferentes espectáculos. Aclaro. No es que haya una zona de teatros en Las Vegas. En cada hotel-casino-galería comercial se ofrecen varios shows. Una pasada. Más datos, perdonad. Sin ellos es imposible comprender por qué es la capital del ocio. 33 espectáculos, de los que siete son del Circo del Sol. En uno de ellos, “O”, intervienen 85 acróbatas. Además se ofrecen 9 actuaciones de magos, 16 obras para adultos, 11 actuaciones de cantantes, entre ellos Celine Dion, Cher, Elton John y Rod Stewart, 16 comedias o monólogos de humoristas, 11 homenajes a grandes interpretes de la canción a cargo de imitadores, 3 hipnotizadores y siete obras a las cuatro de la tarde. Brutal. ¿Cuánto tiempo aguantaría uno solo de esos espectáculos en Barcelona, por ejemplo? 106 opciones con unos precios que oscilan entre 30 y 180 $. Nosotros hemos encontrado entradas para “Love”, del Circo del Sol. Canciones de los Beatles con una puesta en escena impactante. El público se entrega desde el principio con “Get Back”. Ocurren simultáneamente tantas acciones sobre el escenario que es difícil seguirlas todas. 2.000 localidades en un gran anfiteatro. Dos representaciones diarias, cinco días a la semana.
En el Paris-Las Vegas y en el Venetian han alcanzado un nivel superior. Han recreado barrios de Paris o Venecia con una iluminación igual a un anochecer. Es perfecto. Como en el “Show de Truman”, si miras hacia arriba ves un cielo azul, con algunas nubes, en el momento en que el sol se retira. Es igual que sean las diez de la mañana que de la noche. La misma luz, la misma temperatura. Una plaza, faroles encendidos, árboles, terrazas de bares, tiendas, restaurantes… En el Venetian aún más. En el segundo piso, bajo el mismo cielo azul con nubes, han reproducido canales venecianos con góndolas en las que se puede navegar, pasando por debajo de un puente, mientras el gondolero canta canciones napolitanas. Ese hotel es el segundo mayor del mundo con 7.117 habitaciones. ¿Para qué viajar a esos países decadentes y peligrosos de ultramar? Los diferentes centros temáticos suplen esa tentación. Se han representado Europa, Venecia, El Carnaval, Asia, Finales del siglo XIX en San Francisco, Paris, Hollywood, El Trópico, Antiguo Egipto, Camelot y el Medioevo, Nueva York, Montecarlo, Italia, Imperio Romano, Polinesia, Caribe y piratas…
En determinadas horas hay espectáculos gratuitos. Gran desplazamiento de gente por las aceras y pasos superiores para llegar a tiempo de ver la erupción de un volcán con explosiones que se repite cada hora o esperar frente al gran lago del Bellagio para presenciar el juego de agua, luces y música que cambia cada media hora o buscar un buen sitio para contemplar el sensual baile de las sirenas sobre el barco de los piratas. Todo gratis. Comida barata. Venden unos cupones con los que se puede comer sin límite en determinados bufés de los hoteles. Una locura. Colas interminables. En las aceras, hombres anuncio y extraños personajes, algunos mimos y otros disfrazados en busca de una propina. También es posible alquilar por horas coches exclusivos: Ferrari, Corvette, Porsche…
Hemos caminado arriba y abajo, a derecha e izquierda por ese tramo de Las Vegas Boulevard que es de tres kilómetros y medio, como de la plaza Francesc Macià a la de las Glorias, en Barcelona. ¿Podéis imaginarlo?
Cuenta más cosas, claro, enlazo la página. Hay más fotos también. La sensación de irrealidad es difícilmente comunicable si no se vive. La misma temperatura y luz todo el día. Decorados en lugar de realidad. Un símbolo de esta sociedad enferma.
José Antonio Rodríguez y a veces Rosa María Calaf, como muchos otros viajeros por el mundo, nos abren ventanas sin embargo, las derriban quizás para que entre el aire todo. Las Vegas es un punto encorsetado en el largo camino que pasa por los cinco continentes. Hay otra forma de vivir. De huir, quizás. A ratos o permanentemente. Solo sé que cuando hablo con JA, las miserias cotidianas se desvanecen y parece un proyecto posible desatar las raíces que nos atan al terruño y, en efecto, ¿dilapidar? una parte para viajar hasta el Gran Canal de la Venecia real, sentarse en una terraza, y meditar cuál va a ser el futuro personal a partir de ese momento. Sin prisas. Las sábanas de los fantasmas caen así al suelo mostrando su vacío.
Pues ya tenemos la emblemática estación de metro en la Puerta del Sol rebautizada con una marca publicitaria. Somos muy modernos y le ponemos anuncios. Más aún, para obtener mayor beneficio, los dirigentes del suburbano madrileño van a proponer a los grandes centros comerciales colocarles una parada en la puerta, previo pago naturalmente. Nuestra vida, la vida decretada por los neoliberales, gira en torno al dinero… y al consumo.
Aunque cada vez sea más difícil consumir y obligue a malabares o frustraciones. Incluso encender la luz o usar un ordenador conectado a la corriente para comunicarnos va a ser un lujo inaccesible: calculan que las tarifas eléctricas españolas –las más caras de Europa– van a subir un 17% por cierto, tras la oportuna sentencia del Supremo. Copago en sanidad, por pernoctar en un hotel, en Cataluña y pronto donde toque porque “total es un euro o dos y lo pagamos entre todos”. ¿Sí? Ni de broma, valientes incautos, pero para eso ya nos tienen entretenidos con neones publicitarios, con burda propaganda por las pantallas del metro, y distracción absoluta en las de casa a través de eso que ahora se sigue llamando televisión.
La inmensa creatividad de twitter lleva varios días elaborando una lista de estaciones patrocinadas. Los medios lo cuentan y, con su habitual desconocimiento de las Redes sociales, lo hacen aparecer como chistes de frikis. Profundizar puede producir infarto cerebral. Vamos a ver algunos ejemplos que han citado como posibles #estaciones patrocinadas, no tan ingenuos:
Rajoy Callao.
Tribunal Orange Market
Retiro a los 67
Delicias Gürtel
CruzCampo de las Naciones.
SEAT Ibiza
Barrio Dell Pilar
Libertad Digital
Durex Barrio de la Concepción
Port Aventura Rodríguez
De momento, sin embargo, esta crítica populariza la medida de Aguirre y opera el efecto contrario al deseado.
En La energía liberada cito el consumismo como una de las causas que nos hace tapar nuestros ruidos y permanecer en el limbo de una superficie que pese a todo nos cruje:
El consumismo nació como vocablo en el siglo XX —una de sus grandes aportaciones— como consecuencia del capitalismo y el nacimiento de la publicidad. Se liga a la acumulación de bienes o servicios considerados innecesarios. Etimológicamente, la palabra consumismo proviene del latín “consumĕre” que significa gastar o destruir. ¿No lo vemos al revés, adquirir, construir?
De la mañana a la noche, día tras día, el gran motor y colaborador del sistema, la publicidad, nos bombardea. Todos enormemente contentos —y en tono más elevado que el resto de la programación— nos crean necesidades que no tenemos. Esa sucesión chirriante es nociva para la salud. Especialmente —pero no sólo— la mental. Calculada, premeditada.
En cada esquina, en cada carretera… cadenas de tiendas, centros comerciales. Hay calles urbanas que ya parecen también centros comerciales. Peatonalizadas, ofrecen entretenimiento y las mismas marcas de los espacios cerrados. Estaciones de tren y aeropuertos; fuera de casa, todo es un lugar especializado donde comprar. Mueren los cines —además de por el cambio de modelo audiovisual— por más y más comercios, todos iguales, en todas las ciudades del mundo. Los integran en el mercado del ocio y el gasto. Entrar y consumir, adormecida la voluntad por la música ambiente. Comprar, comer, defecar, comprar, solazarse, olvidar, sin salir del recinto. El mundo termina siendo un enorme centro de venta. Todos son iguales. Una vez dentro, uno no distingue si se encuentra en Vallecas (Madrid) o Colonia (Alemania) salvo por el idioma. Y ni eso que ya hemos aprendido hasta sueco en Ikea. Y en las calles se tumba un teatro y emerge otra tienda más. O se conserva con el nombre de un producto comercial para que compense su falta de “utilidad” anunciando algo.
Y así es. Esta sociedad de epsilones que lucra a los listos y manipuladores del sistema camina hacia un modelo de vida altamente peligroso sin apercibirse en absoluto de ello. Mi amigo Javier Valenzuela nos alerta también de la otra gran estrategia programada: el juego. Y merece la pena leer su análisis detallado de qué es y qué reprenta. Un anticipo:
Porque no es sólo que el modelo del capitalismo de casino haya triunfado en el mundo, es que el casino en sí mismo, el negocio de la ludopatía universalmente identificado con Las Vegas, disfruta de un crecimiento como no se conocía desde los tiempos en que Meyer Lansky se dedicaba a blanquear el dinero de la Mafia.
España se va a convertir, como comentábamos en casa, en la Florida del Museo Europeo (que hacia ahí camina también Europa: un parque temático de monumentos sin la mayor vitalidad social ni económica). Un lugar para jubilados preferentemente extranjeros, para mirar lo que ellos compran con los ojos verdes de envidia o vidriosos de ceguera y sumisión.
No olvidemos que, puestos a cambiarlo, hay otro posible nombre para la Estación de Sol.