Ese molesto trámite llamado democracia

Lo sabían EEUU y la Unión Europea. Juan Guaidó, presidente de la Asamblea Nacional, 33 años, se iba a plantar en la calle y autoproclamarse presidente de Venezuela. La Administración Trump le mostró su apoyo en pocos minutos. Lo sabía de primera manera. Se confirma el rumor de que Guaidó viajó hace un mes a EEUU, Colombia y Brasil para, en secreto,  informar o acordar la operación.  La eufemísticamente llamada Comunidad Internacional reparte juego.Nicolás Maduro, te tocó, esta vez sí, parecen decir.  Tras algunos ajustes,España dice que plantea a la UE reconocer a Guaidó como presidente venezolano si Maduro no convoca elecciones inmediatas. La prensa toma partido. Se llega a escribir que « Maduro se atrinchera en el poder con el apoyo de la cúpula militar«. Muchos parecen no recordar que -mal o bien- Maduro es el presidente electo de Venezuela y que lo normal en estos casos es que la «cúpula» militar, como todo ejército, esté bajo las órdenes del poder político. De momento se mantiene. Total, los golpistas -autoproclamados, si lo prefieren- «solo» se están saltando los trámites democráticos.

La derecha española se desnuda al límite y se echa a la calle a exigir el apoyo a Guaidó bajo las más desaforadas amenazas. La derecha del PP de Pablo Casado –con su corte de hooligans– y los Ciudadanos de Albert Rivera. Vox también. Y Aznar y Felipe González como si les fuera la vida en ello. Y con el apoyo mediático de costumbre todos ellos. Lo más terrible, sobrecogedor, de la máxima preocupación, es que los líderes de la derecha parecen considerar la democracia como un trámite, incómodo y prescindible. Y hace temer que de llegar al poder se quitarán de un plumazo las opciones políticas que no coincidan con la suya. Concretamente, Casado y Rivera ilegalizarían partidos independentistas. Lo han dicho. Corruptos, no, por supuesto. El gravísimo problema ahora es ese.

Imaginemos que Casado o Rivera se autoproclaman presidentes del Gobierno español. No es imposible: ambos consideran a Pedro Sánchez un okupa, dado que solo saben sumar escaños por la derecha. Saltándose trámites democráticos puede ocurrir.

Sin duda, la Venezuela de Maduro es un caos, pero denostar su Gobierno no implica aplaudir un golpe de Estado o un despoje a la brava, elijan si las definiciones precisas asustan. Por más que se haya impuesto el maniqueísmo primario, no es así. Por si las dudas, ni he simpatizado nunca con Maduro, ni lo hice con Hugo Chávez y así lo he manifestado en diversas ocasiones. Ahora bien, con la democracia, sí. De hecho, la defiendo con total decisión.

Venezuela es el ejemplo máximo de una gran hipocresía. Los intereses de quienes se manifiestan sobre esta cuestión son tan ostensibles que se ven las gruesas cuerdas que mueven los gestos. Se puede afirmar que sin petróleo un país está a salvo de ser perseguido por los desmanes de sus dirigentes. Y con petróleo -ubicado en manos generosas y precisos objetivos también, como en el caso de Arabia Saudí. La petromonarquía es uno de los países donde más se vulneran los derechos humanos, al punto de llegar a descuartizar a un periodista crítico. Y si es por la persecución de opositores, allí los ejecutan sin más miramientos.  Pero en ese tema se mira para otro lado.

A quien toca perseguir es a Nicolás Maduro. Cuántas oportunidades de negocio ha tronchado. No todas, pero más de las soportables para algunos. La Venezuela actual es hija de décadas de despropósitos y abusos. Como cualquier persona informada, conozco los detalles de la larga trayectoria que, ante nuestros ojos, llevó a Venezuela a esta situación.

Felipe González sabe mucho de amistades presidenciales venezolanas y de su dureza con las protestas. Tal como él mismo escribió, viajó a Españaen el avión presidencial de Carlos Andrés Pérez, el del «caracazo» que ocasionó decenas de muertos en su represión. Caracazo y algo más: fue expulsado de la presidencia, juzgado y condenado por malversación de fondos y se exilió a Estados Unidos. La historia de Venezuela es trágica y no lleva trazas de cambiar. Abrir la puerta hasta la cocina a EEUU, con todo su historial de injerencia en los países latinoamericanos, y además con Trump, debería avergonzar a quienes aplauden la hazaña de Guaidó. Sobrecoge ver a dirigentes españoles obviando semejante detalle, pero es que la democracia, insisto, se ha convertido en un trámite molesto.

Toda persona honesta debería preguntarse por qué Venezuela atrae tanta atención y no otros países en similares circunstancias. Este mismo viernes, la ONU publicó un informe sobre la crisis humanitaria de América Latina. «En los países centroamericanos ya hay más de 80 millones de personas que viven en pobreza extrema y donde la violencia es una constante. El Salvador y Guatemala exhiben las tasas de homicidios más altas del mundo». A esto se suma el uso «desproporcionado e innecesario» de las fuerzas de seguridad para silenciar la disidencia de manifestantes, críticos o periodistas, según la ONU.

En otro informe de hace un mes, la ONU aseguraba que América Latina y El Caribe sigue siendo «la región más violenta del mundo para las mujeres, con la tasa más alta de violencia no conyugal y la segunda tasa más alta de violencia conyugal».  Y que la situación de los Derechos Humanos en la zona es crítica.

El caso de Honduras

Si hay miles de venezolanos huyendo de su país, también hay miles de hondureños huyendo del suyo. Un caso interesante. En 2009 el Gobierno hondureño también fue depuesto por el presidente del Congreso. Ahora EEUU mantiene una base militar allí y lo considera un «socio preferente». Lo que no quita para que Trump haya dicho textualmente: «Enviamos a Honduras cientos de millones de dólares y nos envían caravanas». Con Honduras, Guatemala y El Salvador también se llevan lo suyo del presidente estadounidense. Es el trato humillante que espera a los protectorados de facto, salvo a sus élites.

Grandes negocios, menos democracia

No es solo Venezuela, Venezuela es la que tiene petróleo. Y muchos negocios con españoles, no con España. Y unos líderes hoy opositores que también hacen suculentas operaciones en nuestro país. La familia de Henrique Capriles opera en el Complejo Canalejas -un empeño personal de Ana Botella como alcadesa-,  el edificio del ático vendido por 10 millones de euros. También está detrás de varios complejos de viviendas de lujo de Madrid, copio y pego.

Los Casado, Rivera, González o Aznar -y sus predicadores en general- solo hablan de Venezuela y con un agresividad que augura días muy negros en nuestro propio país. Todo vale. A los jóvenes pupilos ya los vemos. Los expresidentes se manifiestan con claridad:  Felipe Gonzáles puso de ejemplo al Pinochet de las carnicerías humanas frente a Venezuela. ¿Cómo puede ser considerada objetiva su opinión? Aznar nunca ha creído en la democracia.  En un artículo -que publicó precisamente su entonces oponente Felipe González-  llegó a culpar a los chilenos de «las desventuras» que se hubieran evitado de «haber cumplido con su deber» de no votar a la izquierda de Allende. Pablo Casado lo ha rescatado como ideólogo del actual PP.

En esas están ahora. Con EEUU al que le vuelven a encargar ser «gendarme del mundo». Con Bolsonaro en Brasil, que está usando ya la democracia que le llevo al poder para destruirla. El hijo de Bolsonaro contrató a la madre y a la mujer del sospechoso del asesinato de la concejala Marielle Franco. De su mismo partido, Jean Wyllys, el primer congresista abiertamente homosexual de Brasil dimite y abandona el país por amenazas de muerte. Y ante esto y mucho más los hipócritas de la derecha española no gritan fuera de sí en la calle, callan. La mayoría calla, bien es verdad.

Porque lo que nos jugamos es la democracia. Pensábamos que era un valor incuestionable, pero no lo es. Suprimirla en los trámites como un engorro implica otro orden político. Cuesta entender que no se den cuenta. Hay ya millones de seres en nuestro propio país que prefieren la razón de la violencia del más fuerte, olvidando a los vulnerable, olvidando la razón de la solidaridad, olvidando la razón.

El votante es la empresa a cortejar (todavía)

Si la histriónica sonrisa de Jair Bolsonaro hiela la sangre de cualquier demócrata, aún preocupa más el júbilo de los seguidores de este ultraderechista masivamente votado para ser el próximo presidente de Brasil.  Racista, homófobo, machista al punto de considerar a su única hija entre cuatro varones “una debilidad” de sus capacidades, le entregan sus destinos sus propias víctimas. Miles de mujeres salieron a la calle contra Bolsonaro pero otras muchas le aclaman. “Solo” uno de cada tres electores de Bolsonaro es mujer, nos dicen. O con más precisión: un tercio de los electores es mujer a pesar de que considere a algunas “tan feas que no merecen ser violadas”. Defensor de la pena de muerte, de la muerte sin reglas porque el error de las dictaduras en torturar en lugar de asesinar, de los golpes de Estado. De destruir la democracia en la que no cree, en definitiva. Brasil es el ejemplo más claro de un pueblo que va a lar urnas para autodestruirse, como ya ocurriera con la Alemania de Hitler. En mayor número -un 46% de los votantes- que quienes auparon al nazismo en los años 30.

Los mercados aplauden el éxito de Bolsonaro, suben las bolsas y el apetito por sus bonos y ya se relamen por la anunciada venta de sus empresas públicas.  Una entidad bancaria española, Bankinter, se suma a la causa y  manda un mail a sus inversores en el que se felicita por la victoria de Jair Bolsonaro por ser “pro-business”.  En cómo lo haga, no entran, aclaran.

Y esta realidad que nos abofetea no es para contemplarla entre receta y receta de un programa de cocina que incluya a unos cuantos despojos sociales famosos, un revolcón en camas a la intemperie televisiva o el más reciente chascarrillo del último idiota con aspiraciones de poder. El futuro se nos viene encima y tiene color de destrucción. De estupidez y odio en mezcla letal.

Es el modelo que ya aupó a Donald Trump a la Casa Blanca para que ampliara sus negocios. El tiempo ha confirmado los temores. La economía global se resiente por el proteccionismo que aplica y que, dicen, a la larga perjudicará también a EEUU. Su política contra la inmigración, con la separación de familias, con niños arrancados de los brazos de sus padres, podría considerarse un delito de Lesa Humanidad. Está pudriendo las instituciones. Acaba de verse con el forzado nombramiento Brett Kavanaugh como miembro vitalicio del Tribunal Supremo. Quienes en el Partido Republicano, su partido, le ayudan a cometer estos destrozos son sus cómplices, como cuantos callan pudiendo hacer oír su voz.

A este lado del Atlántico, los fascistas franceses e italianos –éstos en el gobierno con Salvini – firman alianzas para las próximas elecciones europeas. La UE se pudre con los gobiernos ultras que crecen en su seno. Hungría, Polonia, Eslovaquia, Malta, Bulgaria, Austria, netamente, y con fuerte presencia en otros muchos, hasta los nórdicos. Y si alguien en extremo iluso – cree con estos gobiernos acaba la corrupción, no tienen más que ver Bulgaria. Una periodista de 30 años ha aparecido violada, desfigurada y asesinada. Investigaba desvío de fondos de la UE. Es la tercera periodista asesinada en poco menos de un año dentro de la Unión.

La derecha española borra memorias y se sube al carro destructor. ¿Saben cuál es, según sus declaraciones, “el ideal” de Pablo Casado? «Para mí el mundo ideal es que Foro, PAR, UPN, Ciudadanos, y Vox estemos unidos o en coalición”, ha declarado. Comparte el líder del PP muchas ideas con Vox, dice.  Y aún lo ha concretado más en la COPE: «Casado cree que Vox defiende, como PP y Cs, los mismos «valores esenciales». De temblar. Sentir como propios los «valores esenciales»  de la ultraderecha, muchos de ellos fuera de la Constitución.  No hay motivos aún para la alarma, dicen. Estas perlas sueltas no bastan, pero flota un insistente rumor de ola, una tendencia, una moda a abrazar que no es ninguna insignificancia.

¿Cómo es posible que personas adultas y presuntamente decentes crean estas soflamas y se apunten a su propia autodestrucción? Causas hay, pero ha llegado la hora de insistir en que informarse es un deber de ciudadanía. Y el tiempo de reclamar lo más obvio: que pensar es un valor irrenunciable del ser humano. Solo la inmadurez grave inclina a actuar únicamente por emociones, sin un gramo de racionalidad.

Razones para el descontento, soluciones suicidas

La historia se repite, sí. Los abusos del capitalismo volvieron a desembocar en una crisis (2008) que empezó siendo económica y acabó siendo social por lógica matemática. Lo que llaman recuperación se ha hecho a base de esquilmar a los sectores más vulnerables. Los datos lo demuestran. Una vez más.  “El 10% de la población española más rica ha pasado de acumular un 44% de la riqueza neta total en 2008 al 53% en 2014, según un estudio del Banco de España”, cita el fundador de Alternativas Económicas Andreu Missè. Lo ha hecho a costa del 20% más pobre. El empleo crece, aunque no para pagar las facturas. Y mucho menos alquileres de 1.700 euros. Según adelantó, casi al principio de esta senda, el Premio Nobel Joseph Stiglitz “la desigualdad ha sido una opción elegida, no un resultado económico inesperado”. Esto implica que existe otra opción: la de priorizar los intereses de los ciudadanos. Aunque parece que buena parte de los interesados no están por la labor.  Hundiéndonos al resto.

La devaluación más devastadora de esta crisis ha sido la del ser humano. Personas responsables se preguntan cómo tratar a los ciudadanos ante esta ola creciente del fascismo. No como a niños. Hay que evidenciar, como hacía el periodista de La Vanguardia, Pedro Vallín en Twitter, las informaciones sesgadas y alarmistas de los medios. Saber que con ellas hacen caja.  Antes de que Trump fuera elegido presidente de los Estados Unidos, Les Moonves, destacado directivo de CBS dijo: “Donald Trump quizás no sea bueno para los estados Unidos pero es una bendición para las televisiones”.

Esas bendiciones se vuelven veneno cuando no se digieren.  El electorado aún es la princesa a cortejar –ya sabemos que la realeza queda fuera de toda consideración machista que se aplique a la plebe –. Se multiplican los análisis para saber si ha fallado la izquierda o la derecha tradicional en enamorarla para que esté cayendo rendida en brazos de los nuevos fascismos. Que son los de siempre, por cierto. Votan a Le Pen, por ejemplo, porque “l a izquierda solo se preocupa de buscar el voto de  jubilados y funcionarios”. La derecha y la ultraderecha, no, al parecer. Vean la pasión de Rivera y Casado por el funcionariado policial.

Inés Arrimadas, líder Cs en Cataluñaa. EFE
Inés Arrimadas, líder Cs en Cataluñaa. EFE

Amplios sectores de la sociedad española se levantan enaltecidos por una bandera utilizada ya para la crispación y el odio. Con políticos lanzados a por su silla de poder a cualquier precio. Con la furia en el gesto y la mirada. O la risa desencajada de los bolsonaros del mundo. El PP no ha querido perder la ocasión y ha presentado su campaña, España en tu balcón. España es una bandera. Enseñas varias, emblemas de los nacionalismos. Sus seguidores creen, al parecer, que les llenarán sus despensas, y les darán casa, empleo y futuro. O ni siquiera eso. Con las banderas, basta.

La gran diferencia entre el Crack del 29 y la crisis actual es que tras el ascenso de los fascismo y la guerra mundial que provocaron – se aplicaron medidas correctoras. El presidente  Franklin D. Roosvelt, aconsejado por el economista John Maynard Keynes, ya había separado la banca privada de la de inversión, la hucha del casino. Hoy desregulada otra vez. La Administración norteamericana elevó los impuestos hasta tasas del 90% para las rentas más altas durante más de dos décadas. Igual que el Reino Unido. Los gobiernos neoliberales los rebajaron. En España se llegó a cotas del 65%. Eran gestos más que realidades netas pero ahora no nos pueden decir que los beneficiarios  de la crisis “se resisten” a una justa retribución. A subidas mínimas que nos deben al resto. Una política de redistribución fiscal es imprescindible.  Y acabar con las trampas toleradas de la elusión y la evasión fiscal.

Y eso es competencia de los gobiernos. ¿Alguien con dos dedos de frente cree que estos problemas los van a resolver los políticos reyes de la demagogia?

En los cuentos de hadas en los que muchos parecen vivir la princesa preside los torneos en los que sus pretendientes luchan por su mano. Allá van con la bandera que carga la rabia desde los hombros, las ojeras, la burla de los valores esenciales degradados, cada cual con lo que le funcione para seducir. Pero la ultraderecha no cree en la democracia, no es demócrata, habrá que recalcar esa obviedad. No buscan conquistar a la princesa de los incautos, sino su reino.  Se aconseja hablar claro a este electorado Para que no se queme en su propio incendio y arda nuestra vida con sus llamas.

Test: Dónde le sitúa su nivel de ingresos en el Nuevo Orden

La Administración estadounidense ha dado un nuevo y trascendental paso para consagrar el poder de las corporaciones poniendo fin a la neutralidad en la Red. Cada puntada que cose Donald Trump va en la misma dirección. De hecho, el ejecutor de la orden fue uno de los primeros nombramientos del magnate, llegado a la Casa Blanca. Ajit Pai es presidente de la  Comisión Federal de Comunicaciones desde enero. La medida supone un Internet para ricos y otro para pobres.  A partir de ahora, “las operadoras de Internet norteamericanas podrán discriminar el tráfico de sus redes como les parezca comercial y políticamente oportuno”, advertía  Marta Peirano. “La neutralidad de la Red es el principio que impide que Internet se convierta en un negocio”, explicó también  Ignacio Escolar alertando del “creciente dominio de las grandes empresas de Internet”.  Todavía no ha llegado a España pero sus consecuencias se dejarán sentir.

El Nuevo Orden establece una nueva brecha digital, una nueva brecha de conocimiento. Si paga, tiene.   Busque su lugar, según su desembolso.

Para tener o no tener, para acceder a cualquier servicio, lo primordial es estar vivo. En España 22 hospitales tienen colapsadas las urgencias, según denuncian los sindicatos. Las autoridades e incluso algunos medios dicen que es por la ola de frío. Las centrales sindicales argumentan que se han suprimido 50.000 plazas de personal sanitario. Faltan profesionales, faltan camas. Urgencias del Hospital de La Paz de Madrid, muy activos en la crítica, facilita fotos, como la del paciente que ha de orinar en una botella al lado de una enferma, mujer, sin cortinas, ni biombos. La presidenta de la Comunidad de Madrid, Cristina Cifuentes, niega el colapso y culpa a los profesionales de estar generando alarma. Es un mal que no se reduce a Madrid. El PP, como en su día CiU, apuesta por una sanidad privatizada. El Sistema de Salud Español era uno de los más eficientes del mundo. Lo sigue siendo, pero los recortes le están haciendo mella. Y van a más. Los profesionales se esfuerzan pero, por ejemplo, en Gran Bretaña, los gobiernos conservadores dieron ya un tajo mortal a su servicio de salud, NHS.

Foto facilitada por Urgencias La Paz, Hospital de Madrid
Foto facilitada por Urgencias La Paz, Hospital de Madrid

El Nuevo Orden establece que si te haces una póliza privada puedes evitarte alguno de estos problemas. Cuanto más pagues, mejor. Luego puedes mirar tu futuro haciendo cuentas con la cartera.

El Correo informa que han tenido que poner freno a los  comedores sociales por el fuerte aumento de la demanda.  Avalancha, dicen. Darán dos comidas en lugar de tres. En el rico Bilbao se han saturado también los lugares para comer de beneficencia.

¿Ha calculado cuánto le falta para llegar a esto? ¿Cuándo le correspondería buscar estas soluciones en un mundo en el que todo sea de pago o repago?

Cuenta una joven en Twitter que tiene dos carreras y no gana para encender la calefacción. Es un caso que afecta ahora mismo a varios millones de personas. La ola de frío de nuevo, el frío del invierno, tiene ateridos a muchos ciudadanos que no pueden pagar el precio que cuesta la energía eléctrica. Y aún andan recurriendo los tribunales o el gobierno del PP -que a  veces se confunden- las medidas de varias comunidades o ayuntamientos progresistas que intentaron paliar el problema. Ciudadanos siempre ha ayudado al PP en esta tarea.

¿Qué grado de frío tiene usted ya para ir previendo el porvenir?

Dice el periodista y activista por la Memoria Histórica  Emilio Silva : “A qué nivel de deterioro habremos llegado como sociedad si hemos consentido que las familias sin recursos pagaran tres euros por calentar un tuper en el comedor del colegio mientras la consejera Lucía Figar se gastaba 122.000 euros en cuidar su imagen”. Lucía Figar era consejera de Aguirre y, como varios de sus colegas, está en los tribunales, investigada por corrupción.

¿Qué nivel de comprensión ha adquirido usted para  este tipo de desajustes? Este es un baremo básico,  decisivo. Sobre todo cuando se dan muchos y con grandes tragaderas. 

Vamos sumando pues y haciendo un tanteo de a qué sanidad podemos aspirar cada uno. A qué  necesidades básicas de confort, la de no estar helado por ejemplo. La de comer. La de comer caliente que es otro lujo para muchos. La educación también anda tocada. A qué información podremos acceder cuando todo vaya siendo de pago… o repago. Los tratados internacionales de comercio van en el mismo sentido. Primero el negocio de las empresas, después los seres humanos. No hace falta insistir en que en España esto ya lo ha establecido – de alguna manera-  en el artículo 135 de la Constitución, modificado a ese fin en 2011. La intocable Constitución. Prioridad absoluta, dice. Los acreedores. Cuántas multas y cuánta defensa jurídica podrá pagar si protesta y molesta al poder que para algo también se han reformado las leyes.

¿Qué tal colocado está en el Nuevo Orden? ¿dónde le sitúa su nivel de ingresos, su salario, su pensión? Anote. Sume.

Y ahora sigan mirando las fotos, leyendo las declaraciones, admirando las sonrisas, contrapesando los ataques y los «zascas» de unos y otros, instruyéndose con las portadas y titulares. De estas elecciones inminentes y de cuantas vendrán. Piensen si se pueden permitir ustedes y sus hijos obviar el paquete completo que votan. Etiquetas e ilusiones de este mundo trastocado que regresa al “tanto tienes, tanto vales”. Tanto puedes, porque valer es otra cosa.

 

*Publicado en eldiario.es 15/12/2017 – 

Cómo se fraguan los desastres

Entra la extrema derecha neonazi en el Parlamento alemán por primera vez desde la Segunda Guerra Mundial. Con fuerza: 88 diputados. Pierde escaños el bipartidismo, en particular los socialdemócratas de Schulz, que cosechan el mayor fracaso desde aquella aciaga fecha hace 80 años. ¿Cómo habrá podido suceder?, se preguntan los aposentados. Básicamente, con políticas de incremento de las desigualdades, desvirtuando la verdad y no queriendo ver las evidencias. La consecuencia es que se propicia lo que se dice combatir. Y así ocurre en gran parte de los temas trascendentales por no decir todos.

La rica Alemania ofrecía dos versiones en la prensa. Una crítica y otra que cantaba las maravillas de un país en el que todos eran felices y hasta, sobrados de pleno empleo, buscaban trabajadores para acogerlos en el idílico paraíso. La realidad se ha impuesto en los resultados electorales. Hay mucha gente descontenta, incluso desesperada.

Luego hay que entrar en detalles. Publicitaron el Efecto Schulz como la gran panacea. “ El ‘efecto Schulz’ pone contra las cuerdas a Merkel en los sondeos ”, titulaban  arrebolados vendiendo la piel del oso antes de cazarlo.  La euforia reinaba en las filas socialdemócratas tras secundar durante años las políticas de Merkel con ligeros retoques. ¿Cómo se habrá despeñado en votos? El partido de Merkel también ha sufrido enorme pérdida, un millón.

El bipartidismo menguante y su tenaz prensa de apoyo creen que basta publicitar profusamente sus deseos para que se conviertan en realidad, en contra de la realidad. De forma que terminan propiciando un fiasco. Fomentando lo que les causa alarma. En este caso, que la extrema derecha entre en el Bundestag.

España es otro ejemplo. El Efecto Sánchez lleva el mismo camino que el Schultz como el PSOE no deje de ponerse de perfil en los asuntos cruciales. No es un camino de rosas lidiar con la potente y nutrida ala derecha del partido pero no sirve de excusa. Sánchez habla por fin para buscar la equidistancia imposible que en nada influye en los preocupantes hechos que se suceden. Rodríguez Ibarra pide a Sánchez que forme gobierno con el PP, sin complejos. Gobierno uno, grande y libre. Alemania, la última derrota en sus filas, no les sirve de ejemplo. Albert Rivera se apunta y se incluye en el pack. Son los “gobiernos de concentración” sin ideología dominante en apariencia. En la práctica, conservadores, ultraliberales en lo económico y autoritarios. El líder de Ciudadanos pide suspender libertades: limitar y cerrar  las redes y páginas sin intervención judicial en un hipotético estado de excepción. Sus prelaciones están claras. Siempre lo estuvieron. Y aún andan destacados socialistas repitiendo que Pedro no es presidente porque no quiso Pablo.

Un personaje como Rajoy, un partido como el PP actual, pone peliagudo el apoyo del que disfruta sin sacar los colores. Este miércoles todas las portadas de la prensa de Moncloa y Corte traerán la foto de Rajoy con Trump. El presidente más desprestigiado de la historia de los EEUU. Con grandes afinidades con el nuestro, sin embargo. A los ciudadanos nos costará caro en compra de armamento. Y hasta en imagen: Trump no da precisamente prestigio. La preocupación por Catalunya se desvanece para Rajoy al cruzar el océano para esa promoción personal. Nos cuentan que Rajoy le ha pedido a Trump, el mesurado, ayuda con el tema de Catalunya. Se suma a la historia de los peligrosos esperpentos que ya nos brindó otra afamada pareja: Bush&Aznar.

El domingo en Zaragoza ocurrió un hecho de enorme gravedad. Unos 300 ultraderechistas con banderas de España, aguiluchos y rancia agresividad cercaron una reunión de cargos electos en busca de un acuerdo político para Catalunya. Con alcaldes dentro, incluso el de la propia Zaragoza. Con la presidenta de las Cortes de Aragón a la que dieron un botellazo. Un grave delito en las leyes que se mercó el gobierno. Se ha sabido que al menos un dirigente del PP de Zaragoza participó en el asedio. Y que policías nacionales se convocaron por WhatsApp para comentar e insultar y que algunos participaron en el cerco.  Es inadmisible en un Estado democrático, son garantes de la seguridad de todos los españoles.

No ha tenido apenas repercusión, no la que merece una agresión de tal entidad. Los medios de apoyo le dieron un tratamiento menor y llegaron a calificar a los acosadores de “manifestantes” o « manifestantes por la unidad de España«. No es política, la afectada es la democracia. No había policía suficiente para proteger a los reunidos, lo prioritario es que no se vote en Catalunya. Salieron entre insultos y escupitajos varias horas más tarde.

En la Alemania que va a sentar a los ultras en el Parlamento no gozaban de la tolerancia que tienen en España. Todo avisa. Intensamente, a veces. Y más cuando se siembran bidones de gasolina y cerillas.

Buena parte de los políticos de la asamblea celebrada en Zaragoza eran de Unidos Podemos o las Plataformas. Grupos que han mostrado una cierta tibieza con el proceso catalán y que ahora piden un acuerdo político. No deja de ser curioso. Los ultras no van contra los independentistas por mucha bandera que agiten, van contra la izquierda que pone en peligro el bipartidismo blindado, sus intereses. Todavía prensa y políticos culpan a Podemos del proceso independentista que ya es manipular la realidad. Su modelo está en crisis le den las vueltas que le den.

Miren a Alemania, a la que ha vuelto a meter en el Parlamento a la extrema derecha. A lo herederos de aquel genocida llamado Adolf cuyos pasos políticos fueron de estricta legalidad, por cierto. Hasta que dejaron de serlo. Dense una vuelta por Hungría y Polonia, paraísos ultras y  « la oposición europea a Merkel«, según ABC.  Ambos gobiernos reprochan a Alemania que se les esté culpando por triturar el  Estado de Derecho. Echen un vistazo a la América de Trump. Son un mapa de futuro.

Analicen la España que pierde derechos a manos del PP. Ayudado por partidos que no ven hora de implicarse en serio en lo que nos estamos jugando. O por una pléyade de establecidos, notables en las prosapias de la divinidad culta. Avalar de facto la política incendiaria de Rajoy en Catalunya, del fiscal que nombró y reprobó el parlamento, es toda una declaración de principios. Menos mal que Pedro Sánchez le ha dicho al Fiscal Jefe Mena que sea prudente.

 Las despedidas a la Policía y Guardia Civil e n vario s municipios españoles como si fueran a la guerra contra los catalanes evidencian un problema serio .  El “ A por ellos” de Huelva en particular o el de Castellón son hijos del cerril y arcaico franquismo sociológico que se fomenta desde el pensamiento oficial. El líder del PP castellonense se apresuró a difundir la gesta. La subdelegada del gobierno en Huelva  se apuntó a la cruzada. Al delegado regional en Andalucía estas despedidas le emocionan.

Portada bélica de ABC
 

La portada de ABC del martes, bélica, entiende el diálogo como imposición y derrota, el triunfo como humillación.  “Trapero acata pero no se cuadra”. 2017. Siglo XXI. Pregúntense otra vez qué hacen los neonazis tomando decisiones en el Parlamento alemán.

Lo del “ya te avisé” no suele funcionar. Pero todo esto vino de mucho antes, se vio venir y se dijo. El futuro llega como una bala: vamos camino del desastre por esta senda. Aunque se hagan los sorprendidos una y otra vez los cómplices de la situación. Llega un día que en el que los agraviados, los perdedores de sus victorias, se hartan e incluso empiezan a ver a través de las banderas. Ellos son nuestra esperanza.

Fascismo, la complicidad del silencio

Agosto se nos tiñó de nazi. Se desparramó el depósito que a duras penas lo contenía. Y se plasmó el sábado 12 de agosto en la ciudad universitaria de Charlottesville, en el Estado de Virginia que albergó la capital de los Confederados en la Guerra de Secesión norteamericana. Una nutrida representación, masculina, blanca, violenta, irracional, fascista, armada hasta con fusiles de asalto, sembró de odio y sangre las calles para hacer alarde de la superioridad que creen ostentar. Una mujer –Heather Heyer, 32 años– asesinada, una veintena de heridos, múltiples apaleados, una sociedad con una profunda brecha en el corazón. Las impactantes imágenes grabadas por HBO dejan poco lugar a la imaginación para saber la dimensión de lo qué está ocurriendo.

«Una injusticia en cualquier parte es una amenaza a la justicia en todas partes», decía Martin Luther King, el líder de los derechos civiles que caería abatido por esta misma intolerancia en 1968. El despertar del nazismo latente en un país es una amenaza para todo el mundo libre, podríamos parafrasear. No es insignificante lugar los Estados Unidos de América, lo que le añade gravedad. Y no cabe tregua. El sábado en Charlottesville emergió cuanto se venía gestando, lo que llevó a Donald Trump al poder. El presidente que tardaría 48 horas en condenar la violencia de los partidarios de la supremacía blanca, obligado por una intensa condena a su reacción inicial. Cuando, hablando de «distintas fuentes», enarboló la bandera de la falsa equidistancia siempre, siempre, culpable. Este martes recuperó la versión de «las dos partes», culpables ambas y con buena gente ambas en su interior, y dijo que la prensa había tratado injustamente a los manifestantes neonazis a los que justificó. Trump no abandona a los suyos. Las felicitaciones más efusivas -dentro de un clima de desolación- han sido las de un par de líderes del KuKluxKlan  agradeciendo a Trump «la condena a los matones de izquierda que nos atacaron». 

El brote estadounidense se produce en la sociedad de la confusión, donde voces insistentes tratarán de minimizar y establecer paralelismos con cualquier otra tendencia. No la hay. El fascismo destruye la sociedad. Basado en la idea de la supremacía, de la superioridad de la raza blanca sobre las demás, buscan imponer su dominio por la fuerza. Tras la raza superior van los hombres superiores sobre las mujeres inferiores, y todas las «perfecciones» que se atribuyen. Salen al calor de Trump, sin duda. Muchos lo han señalado. Los nazis precisan un líder y el tosco personaje que ocupa la Casa Blanca jugó todos los números para serlo.

Vean el equipo de Trump en la presidencia. La ultraderecha extrema, enmascarada como Alt-Right, con Steve Bannon y similares. Vean de quién se nutre y a quién sigue el twittero compulsivo que calló precisamente el sábado como señalaría la escritora J. K. Rowling. Un escueto número que copa su familia, sus colaboradores, sus empresas, líderes religiosos y Fox. Fox&Friends, el programa favorito del hoy presidente de EEUU que en la misma noche del sábado defendía la supremacía blanca. « Trump era esto: el terrorismo nazi de Charlottesville«, escribía aquí Ruth Toledano, pues claro que sí.

La historia se repite. Una crisis económica por abusos del sistema financiero –no de los ciudadanos– desencadena precariedad para la mayoría. La derecha más radical, el fascismo en todas sus vertientes, la aprovecha a su favor. Cuantos callaron por su auge en los años 30 ofrecían como excusa el temor a caer en manos del comunismo que se había ido extendiendo desde la Revolución de 1917. Pensado que, tras utilizarlo, en último extremo lograrían contener al nazismo. Ahora cuentan como enemigos a ofrecer con Corea del Norte y Venezuela y a Trump como exaltado a moderar. Y cuela aún menos.

La gran diferencia hoy es la manipulación masiva y la deseducación que deja inermes a millones de ciudadanos, de todos los países. El abandono de grandes capas de la sociedad. El embrutecimiento que viene a recordar a los epsilones de Aldous Huxley creados en Un mundo feliz (1958) para ser usados en trabajos arduos. La casta inferior del sistema. De un sistema de castas explícitamente, en efecto. De la desigualdad como sistema. En donde los implicados la acatan encantados. «Nada en el mundo es más peligroso que la ignorancia sincera y la estupidez concienzuda», advirtió Martin Luther King.

Estados Unidos se ha sobrecogido con la explosión de odio que vieron, ven y saben existe en las raíces de su historia. El periódico británico The Guardian recordaba en su editorial del lunes ( El fracaso moral que avergüenza a América) que, «escribiendo Mein Kampf en la década de 1920, Adolf Hitler elogió el racismo institucional de Estados Unidos como un modelo del que la Alemania nazi podía aprender». El tiempo ha pasado, con avances de desarrollo, pero quedan raíces irreductibles que germinan en huecos seres susceptibles de interpretar en ese sentido el «América, grande otra vez». No por casualidad como se ve en su propio inspirador, Donald Trump.

La preocupación es intensa en quienes son capaces de entender lo que hay tras esa explosión de odio y elogio de la desigualdad. Lo que se palpa en las calles de muchas ciudades y pueblos de Estados Unidos con su rechazo al extranjero, al diferente. Se nota en el ambiente. En miradas y en gestos, como cuentan los residentes. «En zonas donde tu color de piel y tu acento te delata como no bienvenido. En ataques racistas en los lugares más insospechados, como la cola de un supermercado», relata entre otros muchos detalles de alta significación Diego E. Barros en Ctxt.es.  Allí están los votantes que encontraron en Trump el líder a medida que les llovió del cielo. El que dice las cosas como son.

Mayor peligro aún ofrecen quienes, en favor de los más espurios intereses, se apuntan a amparar el fascismo norteamericano y cuantos están floreciendo en Europa. España incluida. Las reacciones tibias a los terribles sucesos de Charlottesville han sido muy significativas en la prensa tradicional española. Incluso han compartido el «distintas fuentes» de Trump, y han hablado de altercados entre radicales de distinto signo. Fascistas y luchadores por la igualdad en el mismo plano. Delirante. Preocupante.

Y la complicidad con la profunda inclinación autoritaria exhibida por el PP. Su ideología que ya no se priva ni de abstenerse cuando Sada, donde se ubica el muy regalado Pazo de Meirás, declaró persona «Non grata» a la familia Franco. Realmente hay lugar a poca duda, hace años Mariano Rajoy proclamó por escrito en el Faro de Vigo su creencia en la superioridad por estirpe, que, al parecer él mismo personifica con su brillante inteligencia.

Fox News se reencarna en 13TV. Con más medios, sin duda. O en Intereconomía y la COPE. TVE se ha convertido en otra 13tv o Fox News, sin que una dirección que acabe con las prácticas manipuladoras termine de llegar como se prometió. Y se encuentra también en tertulianos que participan en los llamados debates de otras cadenas. Los que enarbolan más que nadie «la libertad de expresión» pero solo del discurso que les gusta, como dice esta columna de The New York Times. Cristina Cifuentes nació al estrellato político en 13TV y similares. En pareja línea ideológica, Albert Rivera o Begoña Villacís, también. Y no es difícil atragantarse en un zapping con la presencia de altos cargos del Gobierno e incluso el presidente en las cadenas de ultraderecha. Así se van sembrando los  Charlottesville.

Martin Luther King señaló en todos los tonos la enorme complicidad del silencio. En todos los conflictos. «Llega la hora en que el silencio es traición», «al final, recordaremos no las palabras de nuestros enemigos, sino el silencio de nuestros amigos» o «no nos parecerá lo más grave las fechorías de los malvados, sino el escandaloso silencio de las buenas personas», «el estremecedor silencio de los bondadosos».

Ahí estamos. El fascismo se ha plantado en nuestras caras en pleno agosto. Cuanto se veía venir llegó y con creces, por muchas risas que provocaran las advertencias. Va a más. Pero no es irremediable si se ponen los medios. Muchos están hablando hoy, muchos que no lo hacían en EEUU. La indignación y el valor han vencido al miedo y el silencio. Martin Luther King consciente de las dificultades dijo también: «Si ayudo a una sola persona a tener esperanza, no habré vivido en vano». Y, no, podemos asegurar que no vivió en vano. Y que el fascismo se destierra con la justicia social, la verdad y la cordura.

 

Siempre con sangre en las manos, siempre por desenclavar

La Semana Santa de Zamora vive su momento culmen con el Miserere del Yacente
Semana Santa española 2017, de norte a sur. Zamora y el Miserere del Yacente EFE

De todo, esa es la constante: «siempre con sangre en las manos, siempre por desenclavar». Lo escribió Antonio Machado. Ese señor, poeta grande, cuyos restos aún reposan -desde 1939- en Colliure, de la vecina Francia. Machado había sido evacuado de España tras el golpe de estado. La alianza de intelectuales y artistas lo sacó del país para que, visto lo visto, no acabara en esas cunetas de las que se ríen portavoces jóvenes y maduros del PP, hoy en el gobierno. Siempre por desenclavar.

Amanece en Viernes Santo y aniversario de la proclamación de la República. En involución aguda y sueños ingenuos de utopía. Y en gris nube en el centro del país, «aquí» en Madrid. Y en soledad agosteña fuera de temporada. No corren por las calles las plantas enredadas del desierto porque todavía no hace tanto calor. No tanto. Casi. Si te quedas un rato en la ventana, ves pasar el autobús. Hay vida. La del conductor y los posibles viajeros. Y muchos otros que no pueden o no quieren salir de vacaciones por más que sean ignorados. En Twitter cuentan que ha vencido no sé quién en no sé qué número de Gran Hermano. El de los González y Vázquez, no el de Orwell. El mundo, pues, sigue en pie. Este.

Lo cierto es que la soledad va por barrios. Unos vacíos, otros llenos. Más de cuatro millones de personas en España se encuentran en riesgo extremo por el paro o la precariedad laboral. Según un estudio de FEDEA y Accenture, que no son precisamente lo más rojo del lugar. No como UNICEF, organización de la ONU, empeñada en decir que la España de Rajoy es la tercera en pobreza infantil de Europa. Y que se ha agudizado precisamente desde que manda su PP. Y, claro, si no te llega ni para tener dos pares de horas el cocido en la lumbre  cómo te vas a ir de vacaciones igual que «todo el mundo».

Porque, eso sí, las televisiones plantan ante el espejo una imagen a la que no todos pueden acceder, ni muchos asumen sin complejos. Ahí está todo el paquete. La playa, las toallas y sombrillas pegadas las unas a las otras, la grasa en la piel, el «pues se está muy bien»,  la alta ocupación hotelera, el buen tiempo, el sol. Y del otro lado, la pobreza como estigma inducido, precisamente por quienes la causan o la amparan. Cuesta resistirse a la presión. Hasta el sol está perezoso contra todo pronóstico.

Trump ha mandado lanzar a «sus militares» –así los llama- ‘la madre de todas las bombas’, que EEUU ensayó en ‘la madre de todas las batallas’ allá por 2003 en otra invasión ilegal al ser decidida unilateralmente. La de Irak, con nuestro Aznar en una esquina de la foto. A la flota la tiene camino de Corea del Norte, en donde otro fanático egocéntrico, Kim Jong-Un, anda de amenazas nucleares. Y a la Primera Hija de EEUU, Ivanka, a hacer las maletas para irse a una reunión de mujeres en Berlín. ABC, el diario patrio, está feliz. «Trump lanza el tercer aviso a los enemigos de Occidente», titula a toda portada. Siempre con sangre en las manos.

La televisión pública española, TVE, lava y cocina afirmando en el telediario que son «bombardeos de la coalición internacional sobre Siria». Es mentira, son de Trump por su cuenta. Aunque muchos lo aplauden. Para algún periódico global, nada, ni ‘la madre de todas las bombas’, desplaza a su querida Venezuela de lugar prominente en portada.

España, con la bandera a media asta en los cuarteles en señal de luto por la muerte de Cristo hace, según dicen, 21 siglos. La ministra Cospedal ha dado la orden, mientras vive su propia Semana Santa con gran religiosidad y multiplicando su pía actividad allá donde es requerida. Ha recibido, por ejemplo, el nombramiento de Hermana de Honor de la Defensión, una hermandad castrense.

En los tumultos, este año gamberrismo, estampidas e histeria. Con heridos, detenidos y un hombre en la UCI en Sevilla. Desde allí, un informador decía en el telediario de TVE: «La Madrugá es mucha Madrugá para que la empañen unos gamberros».

Es la Semana Santa española. Púrpuras, morados (de los buenos), capirotes, cilicios, coronas de espinas, calvarios, latigazos, piedad, fervor, pies descalzos, penitencia… Las televisiones alternan los cuerpos desnudos sobre la arena con las imágenes de Cristos ensangrentados. Sangre y arena, tan españolas. De personas vivas que se flagelan a conciencia, a toda espalda y pantalla. Miren las expresiones en trance. Dios me libre de llamar a eso sadomasoquismo o necrofilia que, en el puritanismo y cautela reinante, son palabras de mal gusto. Palabras. Siempre por desenclavar.

Ya nos tienen donde querían, de donde nunca salieron en la impermeabilidad de sus cerebros. El PP aprieta en involución, más aún que cuando tenía mayoría absoluta. Hasta Manel Fontdevila se preguntaba por este milagro. ¿Cómo se puede llamar políticamente hablando? Está claro: apoyos, contraprestaciones, ideología compartida. Susana Díaz ya no sale de procesión con el torero de verborrea desatada Fran Rivera Ordoñez,  pero estas pasiones no se olvida ni por conveniencia.

La Semana Santa del Franquismo se rompía del todo en la Hora Nona del viernes, a su término, a las tres de la tarde, en silencio sobrecogedor. Pero en la medianoche del sábado, despertaba la Gloria. Los tres días de rigor precisos para la Resurrección sufrían un drástico acortamiento a menos de la mitad, incluso en aquellos piadosos tiempos de recogimiento religioso y condenas a muerte a la disidencia. Pregunté e insistí mucho en saber por qué y nunca hallé respuesta convincente. Necesidades del guion. Mucho no ver para creer. Demasiadas lagunas para saber.

‘Cantar del pueblo andaluz’, y de casi todos convertidos en piel de incienso, D. Antonio Machado, esto va cada vez peor.  Siempre por desenclavar. Siempre con sangre en las manos.

Los fabricantes de Trumps

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Vivimos en una sociedad que no relaciona actos con consecuencias. Cualquiera ve que, en circunstancias normales, al abrir un grifo sale agua y al no cerrarlo en horas se produce una inundación. Para los grandes hechos de nuestro tiempo esa regla de acción/resultado parece obviarse, a pesar de todas las evidencias. El nuevo presidente estadounidense Donald Trump es hijo directo de muchos errores y atropellos. Y los poderes varios siguen sin ver su responsabilidad y por tanto alimentando el fenómeno.

Donald Trump ha organizado un desastre monumental en poco más de una semana en el cargo. Su decreto migratorio contra países de mayoría musulmana con los que no tiene negocios (los unidos por lazos comerciales con él no están incluidos) ha ocasionado un caos humanitario, legal, institucional, de relaciones internacionales, sin precedentes. Una de sus últimas gestas por el momento destituir a la fiscal general interina por negarse a defender su polémico veto. Pero ha habido mucho más después. Le colgó el teléfono al presidente de Australia, lo que está provocando manifestaciones sin precedentes en Melbourne.  La más escandalosa a esta hora es la declaración de la jefa de camapaña de Trump y ahora asesora principal, Kelly Ann Conway, en una entrevista con Chris Matthews, de la cadena de cable MSNBC . Se ha inventado una masacre que nunca existió a la que ha llamado Bowling Green massacre, atribuida a dos irakíes y culpa de Obama, para justificar el veto a los musulmanes. Cuesta creer que, desde instancias oficiales, se pueda llegar a más. El concepto que la propia Matthews acuñó: realidades alternativa, es decir, mentiras como montañas.

Lo previsto, sin embargo. Con 70 años, y dada su ostentación y presencia en medios, pocos pueden decir que no supieran cómo era Trump. Sobradamente conocidos sus métodos empresariales, se le relaciona incluso con las mafias neoyorquinas. Su ideología, xenófoba, racista, machista y de la más cerril extrema derecha. Su pueril egolatría. Su jactanciosa y vulgar forma de vivir, en su propia torre de oro, rodeado de una familia de plástico. ¿Quién ha podido pensar que un ser así va a ocuparse del bienestar de los ciudadanos?

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En pocos días hemos profundizado en muchos más datos inquietantes. Su falta absoluta de empatía hacia los demás. Hacia poblaciones enteras de seres humanos, prohibidos por su origen. Hacia su propia familia incluso. Las declaraciones de su esposa, la tercera, Melania, las de él mismo, duelen en la dignidad de mujer. Es como si el multimillonario Donald se hubiera comprado una geisha que ni defeca, valorada por «sus pechos» y su belleza y, sin duda, por su sumisión al marido. Pasados los días, por cierto, Melania ha desaparecido del mapa y cumple las funciones de primera dama, viajes incluidos, la hija favorita de Trump, Ivanka.

 Con sus subalternos, prescinde hasta de la cortesía: se informa que ha prohibido al personal de la Casa Blanca que le hable o le mire si se cruza con él, a no ser que el presidente desee hacerlo y tome la iniciativa. Lo nuevo es que ha dictado una norma por la que los hombres deben usar corbata y las mujeres «atuendos de mujer».

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Esa forma de firmar sus incendiarios decretos como soltando la cuchilla de una guillotina. Esa firma enorme, apretada, con altos picos de soberbia. Ahora, con la euforia de su éxito definitivo: la cima del mundo. Se ha rodeado de fieles que refuerzan su ego, rechazando a los expertos. En cabeza, Steve Bannon, un activista de ultraderecha, aupado desde la web de difamación y propaganda Breitbart News, a convertirse en el principal asesor presidencial, elemento imprescindible en el Consejo de Seguridad Nacional. Hemos sabido que Trump es una persona influenciable y que Bannon le ha tomado la medida. A juego con todo el equipo, la nueva embajadora ante la ONU, Nikki Haley, hizo gala de la Diplomacia Trump en su presentación con este mensaje: «A quienes no nos apoyan, estamos anotando sus nombres». Nadie sensato se extraña del temor e indignación que esta presidencia norteamericana suscita.

Trump era un elemento perfectamente conocido, un peligro global. ¿Quién ha podido votarle y confiarle la dirección de su país? Millones de descontentos, sin criterio. Deslumbrados por un botarate –como buena parte de ellos– que ha llegado a tener mucho dinero. Dinero, el gran valor de nuestro tiempo. Y sin duda unos cuantos unabombers del sistema, enfurecidos con la situación.

Alguien, mucho antes, abrió el grifó y no lo cerró. Alguien fabricó al Trump presidente, a los votantes de Trump y a esa ciudadanía abotargada, pisoteada, maleable, abandonada en suma. Es asombroso que no previeran consecuencias a la gran estafa que llamaron crisis. Al fomento de la desigualdad, a los engaños sostenidos, al egoísmo y la crueldad extrema que se ha enseñoreado de nuestro mundo, a la pérdida de principios. Ciertamente, de los escenarios previstos como reacción, Trump es el peor. Y todavía no hemos visto sino el principio de su mandato.

Ha sido lo que un profesor francés, Jean-Claude Michéa, llamó «La escuela de la ignorancia», la docente y la que emana de los medios de la banalidad. De recortar sistemáticamente en cultura y disuadir el pensamiento crítico. De imponer como valores supremos el dinero y el triunfo. Sin escrúpulos a la trampa. El triunfo y la trampa. Trump como metáfora. Ya saben, «si sueñas, loterías», dice la administración del PP.

Los medios norteamericanos y muchos europeos son conscientes de lo sucedido. La amenaza a la libertad de expresión, a la verdad, que todos los Trump suponen. Buena parte de los españoles no, con esa visión local que quieren seguir adaptando a sus intereses cualquier oportunidad. Trump ataca a los medios críticos, no a los que están al servicio del poder. Fox no tiene problema alguno, es su modelo. Una sensible diferencia.

Es fácil imaginar, aquí, las reuniones de directores, adjuntos a la dirección, Consejos editoriales, jefes de opinión y opinadores, buscando culpables externos de lo que se labraron para sí y para la sociedad. Como reyes destronados cargados de rabia, sin asumir errores. De paso que alertan contra Trump, lo hacen contra enemigos de sus privilegios, como si formaran paquete. No han dejado ni un resquicio al hartazgo de la ciudadanía. Y termina pasando factura.

Lo mismo –y muchas veces en comandita– que los políticos tradicionales y asimilados. Burdas maniobras han prolongado la agonía del bipartidismo, y sobre todo de unas políticas y unas éticas difíciles de asumir. Todos los días tenemos muestras de esa desvergüenza, que también ha sembrado aquí la desigualdad, la mentira, la superficialidad y el abandono de grandes capas de la sociedad. Todos los días. Con salvadores de las esencias como la presidenta andaluza Susana Díaz, sin empacho en declarar que el fiasco de su partido, el PSOE, en los últimos meses «es el peaje que hemos pagado por proteger la democracia». O el presidente aragonés Lambán, a quien le parece una «mala noticia» la elección en Francia a través de primarias de Benoît Hamon por ser de izquierdas. Con un 5º puesto en las encuestas tras el paso de Hollande y Valls.

La política que nos trajo hasta aquí, hasta los Trumps, no entiende que el proceso es al revés: sus errores acarrearon estos lodos. Y lo que es todavía peor, no son conscientes de lo que Trump implica en el mundo. Tenemos al Gobierno y sus socios de la gran coalición sin preparase como están haciendo en otros países, tal como contaba aquí Carlos Elordi.

No descartemos la labor de quienes, conscientemente o no, normalizan a Trump comparándolo con otros dirigentes fatídicos. Claro que aquí mismo, en España, hay vallas y con cuchillos cortantes, y que tenemos muertos visibles como los 15 jóvenes del Tarajal y muchos otros. Que trabajadores pobres, con empleo, tienen que acudir a comedores sociales como en EEUU. Pero Trump es la misma amenaza que sacudió Europa en los años 30, la que destruyó Europa. No verlo es otra cortedad de miras. Ante peligros graves hay que priorizar los objetivos.

Los fabricantes de Trumps siguen en activo, ni mucho menos han desenchufado la máquina. Quienes reaccionan a sus atropellos en América y otros continentes, están evidenciando una fuerza y determinación que no se veía en décadas. La campaña de #resistencia va a ser dura y larga. Los ciudadanos de buena voluntad deberían de saber cuándo y para qué abren el grifo. Ya nadie está a salvo de los Trumps.

*Actualización del artículo publicado esta semana en eldiarioes

Dos años de esperanza, frustración y maniobras mediáticas

Enero de 2015. La ministra de Empleo, Fátima Báñez,  escribía a los pensionistas para venderles la gestión de gobierno del PP  y una exigua subida del 0,25% en las mensualidades. En la actual legislatura la ha mantenido pese a no contar con mayoría absoluta. Los enfermos de hepatitis C se lamentaban de su viacrucis sin la medicación que puede salvarles. Hoy, dos dirigentes de la sanidad pública gallega se enfrentan a la investigación (antigua imputación) por asesinato sin que, por cierto, los principales periódicos locales llevaran la noticia a sus portadas.

La máxima preocupación de los grandes medios españoles en aquel inicio de 2015 era Syriza. Al margen de los creativos “Desgrecia” de La Razón, El País vaticinaba a 4 columnas que la victoria de Syriza en las elecciones griegas anticipaba “un periodo de agitación en Europa”. Y acudía en el subtítulo a una opinión de calidad: Rajoy advertía que “no jugaría a la ruleta rusa con Podemos”. En realidad, ahora, el período “de agitación” en Occidente corre a cargo de la extrema derecha, obviamente fanática y demagoga, que está a punto de coronar a su máximo exponente, Donald Trump, en la primera potencia mundial: Estados Unidos.

DENTRO DE 20 AÑOS, LOS HIPÓCRITAS HABITUALES LLORARÁN SUS LÁGRIMAS DE COCODRILO POR GRECIA COMO A TORO PASADO LO HACEN POR SREBRENICA

Machacaron a la Grecia de izquierdas, igual que la había sangrado su conservador bipartidismo. Aquel  verano de 2015, la UE protagonizó uno de los episodios más deleznables que quepa imaginar para cortar las alas a Tsipras, y lo logró. Con decidida voluntad de humillar, como castigo ejemplarizante, y el presidente griego se plegó. Esos días, por cierto, marcaron el principio de la profunda deriva en la que se encuentra la propia Unión Europea cuya actitud con los refugiados sonroja a la más tibia decencia. Los están dejando morir de frío. Dentro de 20 años, los hipócritas habituales llorarán sus lágrimas de cocodrilo por Grecia como a toro pasado lo hacen por Srebrenica o por cada atropello que históricamente propiciaron o no quisieron evitar, escribí entonces, pero, al paso que vamos, serán tantos los destrozos que ya no quedará llanto.

El atentado contra la revista satírica Charlie Hebdo con un balance de 12 muertos, entre ellos los principales autores de la publicación beligerante contra los integrismos religiosos, supuso el despegue de una espiral diabólica. París, otra vez, Niza, Bruselas, Estambul, Berlín, sufrieron el impacto del terrorismo. Y, como siempre, Siria, Irak, Afganistán, Pakistán, Yemen y tantos otros países olvidados. La espiral que siembra el miedo con causa y el miedo irracional que otros aprovechan. La que atribuye a una colectividad de 1.500 millones de personas el salvajismo de unos pocos, lo que no hace en buena lógica con otras comunidades: la de los noruegos rubios por poner un caso. La que  termina por extender la represión a todos, sin atajar soluciones efectivas si están vinculadas a poder y lucro.

El mundo ha cambiado. Los ciudadanos holandeses, por ejemplo, despertaron el año 2015 con una nueva ley que suponía un tajo mortal al Estado del bienestar. El cuidado de ancianos y dependientes, incluso niños discapacitados, pasaba a ser una obligación exclusiva de “familiares, amigos y vecinos”. Los Países Bajos se convertían en “una sociedad participativa”, un “allá te apañes por tu cuenta”, tras haber sido uno de los paradigmas del paraíso del bienestar. Imaginemos el estado de otras sociedades mucho menos exigentes con lo que importa, como es el caso de la española. Hoy, Donald Trump es el presidente de los EEUU aplicando con urgencia un programa xenófobo, insolidario, brutal que se puede encuadrar en el fascismo.

José Ignacio Wert sacaba adelante su ley de educación y sembraba el BOE de adoctrinamiento religioso: el alumno “reconoce con asombro y se esfuerza por comprender el origen divino del cosmos”, dice el Boletín Oficial del Estado Español aconfesional. Hoy lo tenemos becado en París, como embajador de España ante la OCDE, en unas condiciones laborales dignas de un príncipe. Otro embajador, Federico Trillo, fue descabalgado bajo las alas de un Yak-42 que nunca debió volar, pero poco, como se hacen las cosas en la derecha española y quienes la alientan.

DA LA SENSACIÓN DE QUE TODO SIGUE IGUAL QUE SIEMPRE, O PEOR SI SE MIRA LA INCERTIDUMBRE MUNDIAL, PERO LA POLÍTICA CIUDADANA HA PUESTO UN PIE EN LAS INSTITUCIONES

La corrupción lucía vigorosa. The Times publicaba en marzo de 2015:  “La élite gobernante española acusada de robar 450 millones de euros de dinero público”. Y añadía nombres. A la Gürtel se había sumado la PÚNICA y siguieron EMARSA, GUATEQUE, POKEMON, TAULA… vinculadas al PP. Las sagas familiares cleptómanas, como los Pujol, continuaron mostrando su desvergüenza. O supimos de las tarjetas black de la quebrada Bankia –que tuvimos que rescatar– con las que se solazaron a nuestra costa miembros de los principales partidos y sindicatos. Según la investigación judicial, el nuevo Sodoma y Gomorra estuvo regido por Blesa y Rato, otros dos destacados miembros de la formación en el gobierno.

Algo más pasó: volvió a despertarse ese poder ciudadano que se repliega como un gato al menor atisbo de duda. O de los palos y multas de las leyes y códigos Mordaza con los que se guarneció el PP. En mayo de 2015, las elecciones locales traen ayuntamientos de cambio. En las principales ciudades españolas. Barcelona, Madrid, Zaragoza, Valencia, además de Coruña, Cádiz o Santiago. Son acribillados desde el minuto 1 por la prensa convencional. Contrasta con el trato dispensado a los salientes. Fuera de Madrid, incluso en Madrid, muchos ciudadanos desconocen el caso de las viviendas sociales –ocupadas, no vacías– que Ana Botella vendió a un fondo buitre.

Podemos, el partido revelación de 2014, consolidó su fuerza al lograr, en unión de las confluencias, casi el 21% de los votos y 69 diputados en las generales de diciembre de 2015. La alianza Unidos Podemos no sumó  los votos de las dos formaciones por separado en junio de 2016, aunque logró 71 escaños. Ciudadanos, “el Podemos de derechas” que pedía el poder, no respondió a las expectativas creadas por los medios, pero sirvió para apuntalar al PP. Con un PSOE protagonista de un golpe interno que aún le cruje y cuyos vencedores manifiestan sin pudor que lo mejor para España es, al parecer, lo que hizo: un gobierno del PP.

La prensa de parte jugó un papel fundamental durante este tiempo, con una descarada apuesta porque nada cambiase. Sin temor a perder las formas. El director de El País, Antonio Caño, llegó a  enviar una carta a los suscriptores que se habían dado de baja, disconformes con la línea editorial del periódico. Caño atribuyó los editoriales incendiarios y cargados de insultos contra Pedro Sánchez, el secretario general del PSOE defenestrado a la brava porque se negaba a apoyar al PP,  a la “efervescencia” que se produce en algunos momentos en este tiempo en que “los ánimos están exaltados”.

LOS SUEÑOS DE JUSTICIA Y DIGNIDAD TAMPOCO SE MARCHITAN. EN ALGUNOS PERÍODOS, COMO ÉSTE, CUESTA MÁS PERO OCURRE QUE LOS DERECHOS HUMANOS NO CADUCAN. Y ES IMPERATIVO DEFENDERLOS

La prensa independiente que fluye por Internet –la independiente entre la que utiliza esa vía– ha tenido también un papel esencial. En rescatar la información, dar los datos fundamentales para estimular el pensamiento crítico, y destapar numerosos casos de corrupción. Desde las tarjetas black a los papeles de Panamá por los que grandes figuras han evadido impuestos que detraen al funcionamiento del país.  Fueron perseguidos por ello, colean aún las denuncias… por contar lo que el poder no quiere que se sepa. No está todo perdido por tanto.

Es un largo recorrido de luces y sombras. Hubo puertas que no se abrieron, y realidades no asumidas. Cerrojos que se atrancaron dejando a los más vulnerables fuera. Da la sensación de que todo sigue igual que siempre, o peor si se mira la incertidumbre mundial, pero la política ciudadana ha puesto un pie en las instituciones. Y hay una poderosa siembra de cambio aún no agostada por los temporales. La realidad se impone tozuda en su rotunda injusticia: ocho personas acumulan tanto dinero como los 3.500 millones más desfavorecidos, según informe de Oxfam. Uno  de esos nombres es el español Amancio Ortega. Nuestro país sumaba 7.000 nuevos millonarios en 2016 mientras el 30% de la población más pobre perdía otro tercio de su poder adquisitivo. Sube la electricidad y la bombona de butano y las grandes soflamas de Báñez no permiten cuadrar las cuentas.

Los cantos de recuperación de la prensa cortesana (periódicos, radios y televisiones) no pueden ocultarlo. Ni la política que colabora con esta situación, desdibujar sus intereses. La prensa independiente se lo seguirá contando. Porque los sueños de justicia y dignidad tampoco se marchitan. En algunos períodos, como éste, cuesta más pero ocurre que los derechos humanos no caducan. Y es imperativo defenderlos.

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Publicado aquí: CTXT. Orgullosos de llegar tarde a las últimas noticias

CTXT cumple dos años y escribí este recopilatorio comparado

En el inicio de la Era Trump

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Donald Trump jura su cargo como presidente de los Estados Unidos

Donald Trump, el ya presidente de los Estados Unidos, ha respondido a lo esperado en sus primeros pasos. Aún se asombran los que no advirtieron su presencia hasta que se plantó en la puerta de la Casa Blanca que ahora ya ha franqueado.  Comenzó diciendo que va a «reconstruir» el país con un gran esfuerzo nacional. «Estamos transfiriendo el poder de Washington al pueblo. El establishment se protegía a sí mismo, no a las ciudadanos», dijo el magnate que hasta ahora vivía en la Torre que lleva su nombre en Manhattan y que ha llenado su gobierno de multimillonarios. Blancos y ultraconservadores. Éste era su dormitorio hasta este viernes.

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En su discurso anti inmigración, o supremacista blanco, como se quiera,
Trump prometió recuperar las fronteras de EEUU. Como ha hecho, en la misma línea, Theresa May en el Reino Unido y se propone Marine Le Pen si llega a la presidencia francesa cuyas encuestas lidera.

En su gloriosa exaltación, Trump llegó a prometer que Estados Unidos «erradicaría la enfermedad» lo que, como otras afirmaciones, llenó de júbilo a sus fieles presentes en el acto. Cercenará las investigaciones no acordes con su ideología y su primer decreto ha sido reducir el Obamacare y dejar sin asistencia a millones de personas, pero hablar es gratis. Cuando se hace para determinado tipo de gente, en particular. Los que le han llevado al poder.

Desbrozando las muchas reacciones y textos que la presidencia de Trump ha desencadenado ya, me quedo en primer lugar con el artículo de Íñigo Sáenz de Ugarte, subdirector de eldiarioes, que ubica a Trump en su contexto. Recomiendo el artículo completo, con varios datos esenciales. Veamos por ejemplo de dónde parte el America First. 

Dos veces ha dicho Trump “America First”, el grito de guerra con el que los norteamericanos más reaccionarios se movilizaron en 1940 y 1941 para impedir que el Gobierno de Roosevelt declarara la guerra a la Alemania nazi. Es un eslogan de resonancias fascistas.

O

Donald Trump ha retrasado el reloj de la historia, ayudado por el contraataque contra la globalización de la forma en que la siente una buena parte de sus votantes. Muchos de ellos son republicanos de toda la vida que votan sin más al candidato que gana las primarias del partido. Otros –los más conservadores o los más convencidos contra toda evidencia de que los demás países estafan a EEUU– querían el Trump que ha pronunciado el discurso: ultranacionalista, nativista (es decir, no creen que las minorías sean auténticos estadounidenses) y aislacionista.

Y sobre todo la conclusión (en la que también coincido):

No hay que dejarse engañar por los tuits delirantes, el maquillaje color naranja, el pelo imposible o la sintaxis confusa. El personaje tiene muchos elementos ridículos, una mina para cómicos y las viñetas de humor. Por debajo de esa fachada, late una idea siniestra.

The New York Times recoge las reacciones de alarma «en el extranjero». En ellas destaca la del vicecanciller alemán quien ha advertido de una «radicalización drástica» en la política estadounidense,  añadiendo que Berlín estaba listo para llenar el vacío dejado por un Washington aislacionista.

Medios convencionales españoles, como El País o El Mundo, muestran la misma preocupación por la llegada de Trump, aunque con algunos matices sutiles en artículos.

El multimillonario Trump es un «antisistema» en El País

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Y sale con «puño alto» y todo en El Mundo de la mano de una Cayetana Álvarez de Toledo que se agobió tanto en Washington como en la cabalgata de reyes de Carmena. No creo que se lo perdone jamás a Trump.

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Medios de mucha menor repercusión llegaron a encontrar similitudes entre el discurso de Trump y… ¡El de Pablo Iglesias!, lo que me ha llevado a prescindir de mirar la Caverna oficial al completo.

Los gurus mediáticos del neoliberalismo español también se manifestaron.

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Los votantes de Trump, de hecho, no leen periódicos, se «informan»por medios equivalentes a 13TV, Intereconomía u OKDiario. Concretamente, Bannon, el editor de una web sensacionalista, de difamación si se tercia y propaganda similar a la que regenta Eduardo Inda, se ha convertido en asesor presidencial de Trump.

Vayamos con hechos que sobrepasan la anécdota. Ante una menor asistencia a la inauguración de Trump, puso en su perfil de Twitter una foto de la toma de posesión de Obama en 2009. Lo descubrió Time. Igual fue por casualidad. A las pocas horas la quitó.

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Las gorras del acto inaugural del presidente que clama porque se fabrique y se contrate «en América» estaban hechas en China.

 

 

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No era la primera vez…

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Es curioso ver la cantidad de gente que intenta minimizar lo que Trump representa, equiparándolo con Hillary o el propio Obama. Así debió suceder en el propio EEUU para haber llegado a esta situación. Quien no lo entiende, tiene un serio problema. Que nos traspasa al resto, evidentemente.

De la web de la Casa Blanca han desaparecido ya las referencias a Derechos Civiles, Cambio Climático o Colectivo LGTB. Y anuncia que suspenderá los Tratados de Libre Comercio si no se ajustan a su criterio tras negociarlo.

La web contiene un perfil de Melania, la que será Primera Dama «a tiempo parcial» ya que algunas labores serán compartidas con Ivanka, la hija mayor del presidente. Una joya es según se deduce de su curriculum, que por cierto incluye su dedicación al diseño de joyas, fruto de su » inclinación y pasión por el arte, la arquitectura, el diseño, la moda y la belleza». Lo cierto es que desde la toma de posesión, Trump ha marcado diferencias con Obama en el trato a su esposa, Primera Dama. Melania queda relegada. 46 años tiene, frente a los 70 de su marido.

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Los capullos ya tienen su presidente. Un tipo infantil,. inculto y ególatra superlativo. Impredecible por tanto, hasta en sus rabietas. Y con todo el poder en su mano.

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Solo queda aguardar que  los dramáticos presagios que se ciernen sobre el mundo en la Era Trump que se acaba de inaugurar no se cumplan por completo. Y que Europa reflexione sobre si va a seguir esta misma espiral diabólica.

Últimas anotaciones para la Carta a los Reyes Magos

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Las tres semanas españolas de la Navidad tocan a su fin. Muchos españoles apuran las últimas horas entregados a la tarea de comprar con encomiable entusiasmo. Los grandes parques temáticos de centros comerciales llenos desde primera hora de la mañana. Pasillos y tiendas en alegre festejo. Apenas nadie tiene, como nosotros, doble visita de forasteros obsequiosos que entran de noche por las ventanas a traer regalos. Uno, procedente del norte; tres, de Oriente. Como en España no se vive en ninguna parte repetirán algunos.

Las librerías registran una inusual actividad, auténtica aglomeración. Es fácil comprobar la presencia de neófitos que no distinguen entre las cajas de pagar y los pupitres de información. Loado sea el espíritu que los introduce en los templos del saber –y del merchandising, todo hay que decirlo- piensas por un momento, solo un momento. Dos tendencias sobresalen entre los libros: los de autoayuda y los de cocina.

Cualquiera cara conocida por salir en una pantalla cocinando ha debido sacar su libro. Y así encontramos Cocina para familias o personas solas, vegetariana, verde, sana y de fritos y tapas. Innovadora y tradicional o casera, rápida y de baja –y lenta – cocción, para adelgazar –comiendo -, para aumentar la longevidad o para Peter Pan que todavía deben ser los hombres que se resisten a crecer. Probablemente con un rico surtido de papillas o platos de pasta. Rizando el rizo es posible aunar las dos preferencias de moda y adquirir libros de cocina para vivir mejor.

Se unirá así a toda la suerte de consejos en formato libro, cartel, taza, cepillo de dientes o adorno en donde recuerdes que tú puedes con todo, has de perseguir tus sueños –éste se lleva mucho -, y seguir andando aunque no puedas más porque es lo que te diferencia de otros. Que rendirse no es una opción, que saldrás de está, que esto también pasará, que cada día cuenta contigo y que en definitiva tienes que ser feliz. No deja de ser curioso en un país que registra cifras récord en consumo de ansiolíticos y antidepresivos. Quizás piensen que tomando el desayuno con esa frase positiva no será necesario el tranquimazín o el orfidal. Uno ponía Not, no en inglés, que explica muchas cosas.

La España de Campofrío en su apogeo, la maniquea, la que hace las delicias de esa simpleza fanfarrona y persistente que ha dado en llamarse “cuñadismo”. Lo peor es que muchos niños participan de la ceremonia con similar júbilo. Papa Noel o Santa Claus han caducado por este año como el yogur y esperan ya a Melchor, Gaspar y Baltasar. Y los caramelos que se cogen con paraguas del revés para que los otros no pillen ni uno.

Pobres de nosotros. Quienes viven así y quienes sufren sus decisiones. Porque mirar la deriva de esta sociedad lleva a preguntarse si estamos preparados para afrontar lo que se nos viene encima.

Nos encontramos en uno de los momentos más preocupantes de nuestras vidas. Todas las piezas del caos construidas a conciencia están a punto de ensamblarse. No quisieron evitarlo antes y ahora tampoco. Se están afrontando los alarmantes cambios con la habitual despreocupación, con insensata irresponsabilidad.

Estados Unidos y Rusia reactivan la guerra fría. Reactivan sus negocios para ser más precisos. Disponiendo ya material de defensa ante amenazas, cuando precisamente confluirán en la cabeza de ambos países dos personas con muchos puntos en común y gran afinidad y simpatía el uno por el otro. Trump, el inminente presidente norteamericano, defendió a Putin, frente a Obama. El mundo en estas manos vive en un polvorín. Y las empresas empiezan a tomar partido. Por el poder. La automovilística Ford ha cancelado una inversión millonaria en México por las amenazas de Trump.

Pero aún habría que añadir a Theresa May en el Reino Unido del Brexit que no pasa por ser la más razonable, ni progresista. Varios más aguardan la salida. Sin olvidar a unos cuantos sátiros diseminados por puntos neurálgicos, como Al Asad en Siria o Erdogan en Turquía que está encarcelando a medio país con la excusa del presunto golpe de Estado que sufrió. Y sin duda los atentados terroristas que -sean fruto de asesinos solitarios u organizados por ISIS que los reivindica todos-, crean una gran alarma social. Añadan la siembra permanente del miedo. Seguridad es la palabra del inicio de 2017, la que cuentan proporcionan los controles y las armas.

Entretanto, muchos ciudadanos, en su nube. Vistas las tendencias de consumo de estos días, igual piden, en la carta a los Reyes Magos, una máquina de croquetas para comer la cuarta parte de proteínas envueltas en harina. Con la ventaja añadida de que son blandas y fáciles de pasar. Y varias tazas de pensar en positivo.

Pero convendría más demandar que sus hijos no lleguen a saber cómo, entre las decisiones de unos y otros, les va a ser más difícil estudiar y conseguir un trabajo bien remunerado. Y que emigrar empieza a no ser una salida cuando se levantan las fronteras y en el Reino Unido, o en los Estados Unidos de Trump, solo quieren a los nacionales. Tenemos tanto que contarles. Imagínense a quienes ni siquiera les alcanza muchas veces para croquetas.

Prueben a pedir a a los reyes magos justo lo contrario: saber lo que está sociedad está haciendo y por qué. Han de estar preparados. Una reflexión acerca de lo bien que se traga la corrupción del PP. El constante olor a trampa de muchas de sus decisiones. El sabor a impunidad llegada al culmen en el caso de las responsabilidades por el accidente del Yak 42, con 62 militares muertos, que hubiera sido evitable.

Los privilegios de unos sobre otros. Los apaños para no pagar impuestos. El “cerebro financiero” de la Gürtel se lo amañó a Supermercados Alcampo, según su propia confesión. Los indultos del gobierno del PP, como a ese “promotor inmobiliario” que estafó a numerosas familias vendiendo casas que nunca construyó. Imaginen que la corrupción organizada fuera de un partido de izquierdas. Piensen qué pasaría y qué dirían usted, sus conocidos y los medios. Reflexionen sobre cómo está sociedad engulle la corrupción letal y se atraganta con fantasmas de odios inducidos.

Recapaciten sobre qué hay de verdad en toda esta patraña, en quién se beneficia. Cómo el mundo ha llegado a las puertas de Trump, y de Putin, y todos los demás de una larga lista. A un segundo gobierno de Rajoy y a una Gestora del PSOE que da el gobierno a Rajoy. Cómo se lo han contado o cómo no se lo han contado. Y por qué. Calibren esa influencia sobre los hechos. Y, sobre todo, piensen qué van a hacer ustedes.

Para empezar, todos los niños -y mayores- del mundo harían bien en pedir a los Reyes Magos que les saquen de debajo de la cama al lobo ComeCaperucitasyPeterPanes. Es lo primero para ser autónomo. Aunque mucho mejor será que lo saquemos nosotros mismos.

*Publicado en eldiarioes

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