Llamar populismo al fascismo y otras confusiones

Volvemos a ver niños desolados entre uniformes que les arrancan de las manos de sus padres. En la América grande de Donald Trump no caben y son separados de sus progenitores y conducidos a jaulas. Son los rehenes que utiliza el magnate llegado a presidente estadounidense para disuadir la inmigración ilegal. “Que venga a recogerme mi papá” gime una niña en el vídeo rodado por la agencia Propublica en un paso fronterizo, mientras el resto no deja de llorar,  llamar y urgir «lo más pronto posible». Una orquesta de llantos para los agentes.  Trump no siente el menor arrepentimiento, ha dicho. Millones de norteamericanos le encargaron sus destinos y los de su país para que hiciera esto y cuanto le viniera en gana. A otros no, pero a  la dinastía Trump  y sus negocios les está yendo francamente bien. 

Matteo Salvini, vicepresidente de Italia, tras cerrar los puertos a los refugiados del Aquarius que recogió España, anda listando gitanos para echar a los que no hayan nacido en el país. Tampoco caben en los límites de los nacionalismos de ultraderecha. La lista de dirigentes de este sesgo es larga y crece. Suelen ser botarates sin escrúpulos, seguidos y aupados por personas similares a ellos bastante inconscientes, en su caso, de las consecuencias de sus apoyos.

La palabra de moda para definir esta barbarie es “populismo”. Cientos debienpensantes oficiales la tienen en la boca todo el tiempo. Dicen populismo cuando habrían de decir fascismo porque -consciente o inconscientemente-  de este modo asimilan sus actos con todo tipo de políticas que se alejan de las establecidas: desde la derecha dura a la socialdemocracia. De hecho el Sistema tiene una especial permisividad con los neofacismos porque estos no alteran el status quo. La propia UE anda pidiendo a Polonia o Hungría que se moderen en sus derivas. Llevan “perdiendo la paciencia” ya varios años. Y siempre encuentran una tila que les sosiegue.

Definiciones adaptadas para dulcificar los viejos fascismos. Estamos ante el momento que vivieron generaciones pasadas en los años 30 del siglo XX por una crisis de civilización parecida, la provocada por los abusos del capitalismo. Es bien notorio que el fascismo saca lo peor del género humano incluso en personas que se creen muy juiciosas. Especialmente cuando se han dejado vaciar la mente con ignorancia e irracionalidad.

Oficialmente, el populismo es una tendencia política que dice defender los intereses y aspiraciones del pueblo. ¿A quién defienden pues las otras tendencias políticas?

No llames populismo a lo que es demagogia. No llames populismo a lo que es fascismo. No llames cordura al egoísmo ni a la estupidez. No digas que no cabemos todos o que se nos llena el país de negros sin hacerte mirar tu inhumanidad. No permitas que te lo cuelen.

Jamás he entendido –dentro de la estricta lógica- por qué hay personas que consideran suya una tierra por haber nacido en ella por pura circunstancia. Lo grave es cuando algunas de esas personas encima se consideran superiores a los migrantes, siempre que no vengan con un balón de fútbol bajo el brazo. Creerse superior, por estas razones, por haber nacido en determinado trozo de tierra, es nazi de libro y sobre todo de primero de estupidez.

La perversión del lenguaje, a menudo interesada, está vaciando de contenido las mayores amenazas que nos acechan, que ya están aquí. El fascismo y sus asimilados. Hay que volver a poner nombres precisos a los conceptos.

Lo que hace Trump con los niños centroamericanos es un crimen de lesa humanidad.  Su ideología es de extrema derecha. A negociar y establecer acuerdos con Trump se le llama relaciones internacionales. O pragmatismo. Encaja mejor, hipocresía. En realidad, aislarle sería lo más justo, de no participar en sus emboscadas a la justicia.

Y así, bordeando esta Europa con graves brotes de ultraderecha, nos llegamos hasta España, donde tenemos más nombres que definir.

Mantener la tumba de Franco en un mausoleo descomunal y con todos los honores es impropio de un país democrático. Resistirse a cambiarlo también. Decir, como ha dicho Albert Rivera,  que sacar de allí el cuerpo exige consenso para respetar emociones –las de los admiradores del dictador se entiende- es apología del franquismo. Y una ofensa a las víctimas de la dictadura que llevan toda una vida viendo pisoteadas sus emociones. Y un signo más de ideología ultraderechista.  Como ya venía avisando.

Que se cuele la bandera del aguilucho en la presentación de la candidatura de Cospedal a la presidencia del PP, está en la misma línea. Como también venía avisando.

Desinformar o informar falsamente de forma voluntaria es manipular. Hacer trampas para seguir manipulando –como en RTVE- es corrupción. Conviene etiquetar los conceptos más usados en estos tiempos no vaya a ser que se nos olviden y caminemos en el error. Todos los fundamentales que más lavados llegan: fascismo, franquismo, oportunismo, hipocresía, odio, abuso, negocio. No desdeñen la palabra pifostio (lío enorme), ausente todavía del diccionario, encaja con el futuro inmediato de los partidos de la derecha.

Y aquí estamos muchos otros. Llaménnos ilusos por pedir la luna y la tierra y positivos por embarcarnos en la esperanza con cualquier punto de apoyo…

 

El dolor como espectáculo una vez más

Lo más terrible de esta historia es que se ha segado la vida de un niño de 8 años. Un niño, Gabriel Cruz, que nos atrapó con su sonrisa cautivadora y su pasión por la vida. Después, la desolación de sus padres. Indescriptible, inabarcable. Con la generosa invocación de Patricia Ramírez, la madre, pidiendo “que no se extienda la rabia”.  «Gabriel no se lo merece, ni yo, ni su padre, que está destrozado», ha explicado. Y, naturalmente, no le han hecho caso. Esto es España.

La desmesura es absoluta. Retransmisión en directo -o con largas conexiones- del funeral en todas las cadenas de televisión nacionales (salvo La 2). Autoridades presentes y enlutadas. Equipos desplazados para informar in situ. La Catedral de Almería con pantallas gigantes en la explanada para que el público pueda seguir la ceremonia religiosa. El dolor convertido en espectáculo, una vez más.

Ver y leer esta mañana de martes, desarma. Hay un pestilente hedor a pasado y derrota. Es la misma España, reprimida, aburrida y vacía devota de El Caso en tiempos remotos, amplificada sin fin. Legiones de informadores rastrean cualquier punto o persona que haya tenido relación con Ana Julia Quezada, la pareja del padre, Ángel Cruz, que fue detenida como sospechosa con el cuerpo del niño en el maletero de su coche. Desatando todo tipo de especulaciones incluso contradictorias. Pero las turbas también contribuyen al espectáculo.  Pidiendo muerte a las puertas de la Comandancia de la Guardia Civil, dispuestas al linchamiento por su propia mano. O  buscando “a los periodistas”, que ahora son muchos y de toda condición. “Les hace ilusión”, leo. Las dos Españas, siempre, siempre.

La España capaz de lo más sublime y de lo más deleznable. Y ambos extremos se juntan en este caso, como en muchos otros. Como en el 11M, cuyo aniversario nos ha sacudido también esta semana. Entonces ya se apuntaba una degeneración del periodismo español -y de la política- que cedió incluso a cambiar portadas por la llamada del presidente Aznar.  Hubo grandes diferencias, sin embargo. Como la dignidad de los reporteros de Informe Semanal de TVE negándose  a aceptar la  manipulación, en un duro enfrentamiento que se saldó a favor de la información.

Utilización política y espectáculo se unen de nuevo en este caso. Nos conocemos tanto el tema, que esta vez incluso lo advirtió la madre de la víctima pero no sirve de nada cuando la caja de las audiencias o de los votos va anotando ganancias. De la mañana a la noche otra vez. ¡Otra vez! Repitiendo los escasos datos disponibles, como en una cinta sin fin. Por eso a veces, el asunto gana si se dramatiza. Y se pone como aquella moviola del fútbol para detener los gestos de la sospechosa, Ana Luisa, y comentarlos.  Un relato, en voz masculina, con un tono inaudito de un género que ignoro. No ha sido el único. Triunfa la escuela de “La mirada del asesino”  (ABC), morbo que se saldó con la impunidad habitual.

Airean detalles escabrosos al límite que faltan al respeto a la pobre criatura y a su familia. Ah, qué bien les hubiera venido a algunos un vídeo aficionado tomando la agonía de Gabriel. La sospechosa se ha confesado autora del asesinato ante la policía, pero ni previamente se respetó la presunción de inocencia. Un Derecho fundamental, junto con otros que se quieren en entredicho, desde la Lex Romana, incluso para los más crueles asesinos. Porque, de otra forma, volveríamos a la Ley de la Selva. Y los Estados democráticos no funcionan con esos parámetros por mucha que sea la indignación personal. Quien, tras un juicio con todas las garantías, sea culpable de asesinar a Gabriel merece todo el peso de la Ley, pero de la Ley.

Lo que quieren muchos es el ojo por ojo. Y allí s e planta el PP con su ley de Prisión Permanente Revisable, es decir, Cadena Perpetua, al calor urgente de los más bajos instintos.   ¿Adivinan, si no lo saben ya, qué político aprovechó la capilla ardiente de Gabriel para arrimar el ascua a su ley? Rafael Hernando, claro está.

¿Y adivinan quién se cambió de lacito a última hora de la tarde del lunes para volver del revés lo que solía decir?

Ciudadanos se opondrá a la derogación de la prisión permanente revisable, endureciendo además el agujero del tercer grado para garantizar el cumplimento efectivo de las penas. http://4upress.com/la-enmienda-de-ciudadanos-a-la-prision-permanente-revisable-intenta-tapar-el-agujero-del-acceso-al-tercer-grado/2846 

La lección de Patricia no va con ellos. Con esa ley del PP en vigor han asesinado a Gabriel y a Diana Quer. No evita muertes. Su objetivo es la venganza, no la justicia. Existe en algunos países aunque no es ningún argumento en un mundo que se está ultraderechizando a niveles críticos. Tampoco funciona allí donde está. Ni la pena de muerte.

Y luego la que fue condenada, antes de juicio:  “ mujer”,  «negra», «carnicera», «de izquierdas«-. Solo por mencionarlo, en el curso de un argumento amplio,  se le echa a Ignacio Escolar, director de eldiarioes,  la caverna encima, con todas las técnicas de la manipulación.    Él mismo lo cuenta y explica.  Los grandes incitadores del odio en general. El machismo sale en pleno a hacer causa general con este tema. Hay más asesinatos, más violencia, pero unos son más mediáticos que otros. Asturias ha enterrado a la enésima mujer asesinada  y apenas nada sabemos de ella o de su verdugo confeso. Y hay dos mujeres más desaparecidas en el Principado. Bien es verdad que seguramente no existe nada más trágico que un ataúd blanco casi más pequeño que la fotografía. Los niños muertos a la intemperie en las playas de la injusticia, quizás a la par, que también tienen culpables.

La verdad es que he dudado mucho en escribir de este tema. El corporativismo se protege y no gustan las críticas, de hecho no se prodigan. Pero también es por una cierta sensación de impotencia. Parar esa inmensa rueda es tarea prácticamente imposible. Lo impregna todo. Los mayores éxitos tienden a dejarse instrumentalizar. Hasta las revistas del corazón se  apuntan a la marea feminista. En rojo, azul y naranja.  Para volver a la tarea del sensacionalismo sin pausa a las pocas horas. Todo es una inmensa madeja. Que se deja mucho periodismo por el camino. Igual hay que llamarlo de otra manera.

Quiero confiar en la fuerza de las mujeres sin hipotecas. Quizás en otros colectivos inmensamente hartos como los pensionistas avisados y tantos que ya no aguantan más. Esto tenemos que arreglarlo. Oigan a Patricia, ella sabe.  De la más grande herida, de la más noble mirada.

Fascismo, la complicidad del silencio

Agosto se nos tiñó de nazi. Se desparramó el depósito que a duras penas lo contenía. Y se plasmó el sábado 12 de agosto en la ciudad universitaria de Charlottesville, en el Estado de Virginia que albergó la capital de los Confederados en la Guerra de Secesión norteamericana. Una nutrida representación, masculina, blanca, violenta, irracional, fascista, armada hasta con fusiles de asalto, sembró de odio y sangre las calles para hacer alarde de la superioridad que creen ostentar. Una mujer –Heather Heyer, 32 años– asesinada, una veintena de heridos, múltiples apaleados, una sociedad con una profunda brecha en el corazón. Las impactantes imágenes grabadas por HBO dejan poco lugar a la imaginación para saber la dimensión de lo qué está ocurriendo.

«Una injusticia en cualquier parte es una amenaza a la justicia en todas partes», decía Martin Luther King, el líder de los derechos civiles que caería abatido por esta misma intolerancia en 1968. El despertar del nazismo latente en un país es una amenaza para todo el mundo libre, podríamos parafrasear. No es insignificante lugar los Estados Unidos de América, lo que le añade gravedad. Y no cabe tregua. El sábado en Charlottesville emergió cuanto se venía gestando, lo que llevó a Donald Trump al poder. El presidente que tardaría 48 horas en condenar la violencia de los partidarios de la supremacía blanca, obligado por una intensa condena a su reacción inicial. Cuando, hablando de «distintas fuentes», enarboló la bandera de la falsa equidistancia siempre, siempre, culpable. Este martes recuperó la versión de «las dos partes», culpables ambas y con buena gente ambas en su interior, y dijo que la prensa había tratado injustamente a los manifestantes neonazis a los que justificó. Trump no abandona a los suyos. Las felicitaciones más efusivas -dentro de un clima de desolación- han sido las de un par de líderes del KuKluxKlan  agradeciendo a Trump «la condena a los matones de izquierda que nos atacaron». 

El brote estadounidense se produce en la sociedad de la confusión, donde voces insistentes tratarán de minimizar y establecer paralelismos con cualquier otra tendencia. No la hay. El fascismo destruye la sociedad. Basado en la idea de la supremacía, de la superioridad de la raza blanca sobre las demás, buscan imponer su dominio por la fuerza. Tras la raza superior van los hombres superiores sobre las mujeres inferiores, y todas las «perfecciones» que se atribuyen. Salen al calor de Trump, sin duda. Muchos lo han señalado. Los nazis precisan un líder y el tosco personaje que ocupa la Casa Blanca jugó todos los números para serlo.

Vean el equipo de Trump en la presidencia. La ultraderecha extrema, enmascarada como Alt-Right, con Steve Bannon y similares. Vean de quién se nutre y a quién sigue el twittero compulsivo que calló precisamente el sábado como señalaría la escritora J. K. Rowling. Un escueto número que copa su familia, sus colaboradores, sus empresas, líderes religiosos y Fox. Fox&Friends, el programa favorito del hoy presidente de EEUU que en la misma noche del sábado defendía la supremacía blanca. « Trump era esto: el terrorismo nazi de Charlottesville«, escribía aquí Ruth Toledano, pues claro que sí.

La historia se repite. Una crisis económica por abusos del sistema financiero –no de los ciudadanos– desencadena precariedad para la mayoría. La derecha más radical, el fascismo en todas sus vertientes, la aprovecha a su favor. Cuantos callaron por su auge en los años 30 ofrecían como excusa el temor a caer en manos del comunismo que se había ido extendiendo desde la Revolución de 1917. Pensado que, tras utilizarlo, en último extremo lograrían contener al nazismo. Ahora cuentan como enemigos a ofrecer con Corea del Norte y Venezuela y a Trump como exaltado a moderar. Y cuela aún menos.

La gran diferencia hoy es la manipulación masiva y la deseducación que deja inermes a millones de ciudadanos, de todos los países. El abandono de grandes capas de la sociedad. El embrutecimiento que viene a recordar a los epsilones de Aldous Huxley creados en Un mundo feliz (1958) para ser usados en trabajos arduos. La casta inferior del sistema. De un sistema de castas explícitamente, en efecto. De la desigualdad como sistema. En donde los implicados la acatan encantados. «Nada en el mundo es más peligroso que la ignorancia sincera y la estupidez concienzuda», advirtió Martin Luther King.

Estados Unidos se ha sobrecogido con la explosión de odio que vieron, ven y saben existe en las raíces de su historia. El periódico británico The Guardian recordaba en su editorial del lunes ( El fracaso moral que avergüenza a América) que, «escribiendo Mein Kampf en la década de 1920, Adolf Hitler elogió el racismo institucional de Estados Unidos como un modelo del que la Alemania nazi podía aprender». El tiempo ha pasado, con avances de desarrollo, pero quedan raíces irreductibles que germinan en huecos seres susceptibles de interpretar en ese sentido el «América, grande otra vez». No por casualidad como se ve en su propio inspirador, Donald Trump.

La preocupación es intensa en quienes son capaces de entender lo que hay tras esa explosión de odio y elogio de la desigualdad. Lo que se palpa en las calles de muchas ciudades y pueblos de Estados Unidos con su rechazo al extranjero, al diferente. Se nota en el ambiente. En miradas y en gestos, como cuentan los residentes. «En zonas donde tu color de piel y tu acento te delata como no bienvenido. En ataques racistas en los lugares más insospechados, como la cola de un supermercado», relata entre otros muchos detalles de alta significación Diego E. Barros en Ctxt.es.  Allí están los votantes que encontraron en Trump el líder a medida que les llovió del cielo. El que dice las cosas como son.

Mayor peligro aún ofrecen quienes, en favor de los más espurios intereses, se apuntan a amparar el fascismo norteamericano y cuantos están floreciendo en Europa. España incluida. Las reacciones tibias a los terribles sucesos de Charlottesville han sido muy significativas en la prensa tradicional española. Incluso han compartido el «distintas fuentes» de Trump, y han hablado de altercados entre radicales de distinto signo. Fascistas y luchadores por la igualdad en el mismo plano. Delirante. Preocupante.

Y la complicidad con la profunda inclinación autoritaria exhibida por el PP. Su ideología que ya no se priva ni de abstenerse cuando Sada, donde se ubica el muy regalado Pazo de Meirás, declaró persona «Non grata» a la familia Franco. Realmente hay lugar a poca duda, hace años Mariano Rajoy proclamó por escrito en el Faro de Vigo su creencia en la superioridad por estirpe, que, al parecer él mismo personifica con su brillante inteligencia.

Fox News se reencarna en 13TV. Con más medios, sin duda. O en Intereconomía y la COPE. TVE se ha convertido en otra 13tv o Fox News, sin que una dirección que acabe con las prácticas manipuladoras termine de llegar como se prometió. Y se encuentra también en tertulianos que participan en los llamados debates de otras cadenas. Los que enarbolan más que nadie «la libertad de expresión» pero solo del discurso que les gusta, como dice esta columna de The New York Times. Cristina Cifuentes nació al estrellato político en 13TV y similares. En pareja línea ideológica, Albert Rivera o Begoña Villacís, también. Y no es difícil atragantarse en un zapping con la presencia de altos cargos del Gobierno e incluso el presidente en las cadenas de ultraderecha. Así se van sembrando los  Charlottesville.

Martin Luther King señaló en todos los tonos la enorme complicidad del silencio. En todos los conflictos. «Llega la hora en que el silencio es traición», «al final, recordaremos no las palabras de nuestros enemigos, sino el silencio de nuestros amigos» o «no nos parecerá lo más grave las fechorías de los malvados, sino el escandaloso silencio de las buenas personas», «el estremecedor silencio de los bondadosos».

Ahí estamos. El fascismo se ha plantado en nuestras caras en pleno agosto. Cuanto se veía venir llegó y con creces, por muchas risas que provocaran las advertencias. Va a más. Pero no es irremediable si se ponen los medios. Muchos están hablando hoy, muchos que no lo hacían en EEUU. La indignación y el valor han vencido al miedo y el silencio. Martin Luther King consciente de las dificultades dijo también: «Si ayudo a una sola persona a tener esperanza, no habré vivido en vano». Y, no, podemos asegurar que no vivió en vano. Y que el fascismo se destierra con la justicia social, la verdad y la cordura.

 

Samuel Eto´o, el rebelde

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Considero que el dinero del fútbol es profundamente injusto, pero no deja de sorprenderme de qué forma tan aleatoria la lotería de la suerte se reparte entre sus jugadores. En 2005 publiqué un libro titulado “Ellas según Ellos”, de escasa suerte editorial, y por el cuál Hacienda no me ha permitido desgravar ni los viajes que realicé para las entrevistas, e incluso me ha multado con recargos. Pero la historia de la ley del embudo es una constante de nuestra sociedad.

Entre grandes nombres atractivos para las mujeres, para que éstas supieran como respiran sobre nosotras y algunos problemas de nuestro género fuera de los arquetipos, llamé a Samuel Eto´o. Lo hice porque la inteligencia y la rebeldía son algunas de mis debilidades. Había observado ambas características en el jugador camerunés y me intrigaba saber quién era y qué pensaba este muchacho, sin duda singular, que provoca odios y amores pero que nunca pasa inadvertido. Ahora sé que nació en Marzo de 1981, en Nkon, una población camerunesa que –pese a tener 400.000 habitantes- no figura en las enciclopedias occidentales y quea los 24 años era una estrella del fútbol.

Samuel Eto´o lleva casi la mitad de su vida en España. Es hora de recordar que nació en un país de 16 millones de habitantes que limita con Chad y Nigeria al norte, al Sur con Guinea Ecuatorial, Gabón y Congo Brazzaville, el este con Chad y la República centroafricana, y al oeste con Nigeria y el Océano Atlántico. La esperanza de vida es de 46 años. El 26 % por ciento de las mujeres son analfabetas y el 15% de los hombres también. Sólo el 5% de los niños llegan a escolarizarse en tercer grado. Internet existe para el 3,79 por 1.000 de sus habitantes. Y el PIB (producto interior bruto) por habitante es de 1.770 dólares anuales. O así era en 2005. No creo que haya cambiado.

Eto´o, según declara, “pasó de vivir en una casa muy humilde con su familia a un apartamento de la Ciudad deportiva de la capital de España”. Fichó por el Real Madrid cuando tenía 15 años, tras ser descubierto por un cazatalentos que le vio jugar en su país. Luego, el equipo galáctico no le quiso –produciéndole una humillación insuperable- y lo cedió y traspasó a diversos clubes como sabrán mejor que yo todos los aficionados al fútbol –Leganés, Espanyol, Mallorca, Barcelona-. A mí me interesaba más ver que, en efecto, tenía una cualidad por la que, te o guste o no, se pagan millones: sabía jugar al fútbol. Y que no olvida sus orígenes, ni ayudar a los suyos.

Todos recuerdan que Samuel Eto´o insultó al Real Madrid. Luego pidió perdón. Le pusieron 12.000 euros de multa, la mayor que el Comité de Competición había impuesto en los 9 años anteriores. A quienes le insultaban en el campo con gestos y alaridos racistas durante semanas, les multaron con 300 euros.

Samuel Eto´o no se calla ante nada. Ha sido de los pocos que ha protestado por los insultos racistas. Se siente orgulloso de su color negro y, seguramente, de lo mucho que ha conseguido ya. Quienes atacan su verborrea y su agresividad, se extienden menos en hablar de su generosidad. O de cómo termina siendo amigo de aquellos con quienes discute –el caso de Luís Aragonés, con verborrea racista, es hasta paradójico-. Colabora con varias ONGs y es embajador de buena voluntad de UNICEF. Le preocupa desde el SIDA en su país y en toda África o las enfermedades infantiles de sus compatriotas a la más cotidiana alegría de vivir. Y ayuda de una forma efectiva.

Por lo demás, le fascinan los coches y el zumo de naranja. Y muchas más cosas. Según me cuenta: “dormir, jugar con mis hijos cuando puedo. Y leer e informarme un poco con todos los medios”.

Precoz en el deporte y en la vida, me dice que tiene dos hijos, uno de 6 años y otro de 3 –ahora serán 10 y 7-. Y que no está casado pero “vive con una señora”.

Voy a entresacar algunas de las cuestiones que tratamos. Le pregunto qué es la mujer en su vida y resalta el injusto papel secundario que se nos adjudica.

-Somos iguales y no hay que mirar si es una mujer o un hombre a la hora de decidir un puesto. Lo que cuenta es la capacidad de pensar y de tomar decisiones y, si uno es capaz, hay que ponerlo donde se merece. Una mujer puede ejercer las mismas funciones que un hombre.

– Un problema muy frecuente en España, y en muchos otros países, es el de los malos tratos ¿cómo lo resolverías tú?…

– En España, gracias a Dios, las mujeres ya pueden hablar de eso, ir a los juzgados pero en otras partes la mujer ni tiene fuerza ni puede ir a ningún sitio a denunciarlo.

– ¿Las mujeres inteligentes te asustan?

– No, para nada, mejor. Cuando la mujer es más inteligente es mejor para el hombre. Porque además de tener una intuición natural – porque la mujer la tiene más que el hombre-, ser inteligente añade valores. Es mejor. Así ella prepara más a su hombre

Hay un tópico que dice que a los hombres os interesa más el sexo y a las mujeres más el amor ¿es verdad?

– Los dos queremos sexo y amor, pero a la mujer le gusta más el amor que el sexo, eso es seguro. Y los hombres lo sabemos.

– ¿Eres de las personas que dicen “te quiero” con frecuencia o te lo guardas?

– Yo lo digo poco pero, cuando lo digo, es que lo siento. Cuando lo digo es porque lo siento de verdad.

– La infidelidad ¿qué te parece?

– Me parece grave pero hay situaciones donde es difícil mantenerla. Yo siempre digo que hay que contarlo todo y hay que tener confianza. Puedo perdonar una infidelidad de mi señora, sí. Hay cosas mucho peores que la infidelidad en una pareja pero, grave, si es grave.

– Todos los futbolistas estáis muy acosados por las chicas…

– No solo por las chicas. Por todo el mundo.

– Estáis muy acosados. Cuando una mujer, que te habrá sucedido muchas veces, te propone una relación aún sabiendo que tienes pareja… ¿cómo reaccionas?

– El jugador tiene que estar siempre preparado en todas las situaciones. Si ese caso se produce tampoco hay que mosquearse u ofender a la persona que te lo ha dicho. Entonces, en ese momento, hay que ser como un político, hay que quedar bien, pero

– La maternidad y la paternidad… ¿qué sentimiento te inspiran?

– Para mí, la maternidad y la paternidad son lo máximo en la vida. Yo creo que mamás hay muy pocas. Encuentras una señora que dices: ésta mujer puede ser la madre de mis hijos. Porque una mamá se nota y es diferente a todo. Y un buen padre también. Uno puede aprender a ser padre o madre también pero, cuando encuentras una señora responsable, que se puede ocupar realmente y muy bien de tus hijos, es lo máximo.

– Tuviste el primer niño a los 18 años, tú también eras un niño casi….

– Sí, y lo había pensado. Siempre he querido tener hijos jóvenes para cuando ya tenga edad, retirarme del fútbol, y pensar sólo en jugar con ellos. Poder salir con ellos y que la gente piense que son mis hermanos pequeñitos.

– He oído que querías volver a Camerún, que te estas haciendo una casa en tu país….

– Sí.

– O sea ¿te gustaría volver a vivir allí?

– Claro, yo creo que todo lo que estoy haciendo en Europa es para un día traer toda esa experiencia a África y para que sirva de algo. Y siempre es bonito tener la base en el lugar donde has nacido. Camerún es el sitio donde me siento más seguro y más inspirado.

Le atraen las mujeres “con carácter, no me gusta una mujer que le dices siéntate y se tumba en vez de sentarse. Yo creo, que una mujer que sepa dialogar y tomar decisiones en su momento, es lo ideal”. Y en particular algunas actrices Sharon Stone, Hally Berry, Charlize Teron…. Mujeres de todas las razas, como se ve.

– Y ¿Hay algo de las mujeres que no te gusta, que nos reprocharías, algo que cambiarías?

– A mí no me gustan las mujeres que se maquillan. No me gusta la mujer que piensa sólo en maquillarse. Si vamos a salir para ir a unas cosas puntuales sí, pero que esté todo el día maquillada no me parece bonito. Y eso sí se lo reprocho a las mujeres.

– Son costumbres sociales –le digo, sonriendo, y  como excusándome por la leve sombra en los ojos y el toque de eyeliner, que él mira expresamente-.

– Sí, sociales. Cualquier mujer desde que tiene la edad de pensar un poco, de cuidar de ella misma, lo primero que piensa es en el maquillaje, pinta labios no sé que y yo creo que pierden un poco.

   Son unas pocas pinceladas de la entrevista, para que le conozcáis mejor.

Acababa de renovar por el Barcelona hasta el año 2.010 doblando su sueldo. Ahora cobra más de cuatro millones y medio de euros brutos por temporada. No digo que lo merezca, pero sí al menos tanto como otros figurines «sobrepagados»  del injusto y arbitrario mundo del fútbol. Parte de su dinero lo emplea Eto´o en ayudar a los niños enfermos de “noma”, una enfermedad que desfigura el rostro y que se da en África. O en comprar cientos de botas para regalar a los niños cameruneses. Parece adorar la familia y valora a la mujer más que muchos occidentales, a pesar de su discutible oposición al maquillaje. Lo cierto es que reiteradamente dijo que la belleza está sobrevalorada. Quiere llevar su experiencia europea a Africa y que sirva de algo.

Le repudió el Real Madrid, ahora el Barcelona. Es un rebelde.

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