Cómo se fraguan los desastres

Entra la extrema derecha neonazi en el Parlamento alemán por primera vez desde la Segunda Guerra Mundial. Con fuerza: 88 diputados. Pierde escaños el bipartidismo, en particular los socialdemócratas de Schulz, que cosechan el mayor fracaso desde aquella aciaga fecha hace 80 años. ¿Cómo habrá podido suceder?, se preguntan los aposentados. Básicamente, con políticas de incremento de las desigualdades, desvirtuando la verdad y no queriendo ver las evidencias. La consecuencia es que se propicia lo que se dice combatir. Y así ocurre en gran parte de los temas trascendentales por no decir todos.

La rica Alemania ofrecía dos versiones en la prensa. Una crítica y otra que cantaba las maravillas de un país en el que todos eran felices y hasta, sobrados de pleno empleo, buscaban trabajadores para acogerlos en el idílico paraíso. La realidad se ha impuesto en los resultados electorales. Hay mucha gente descontenta, incluso desesperada.

Luego hay que entrar en detalles. Publicitaron el Efecto Schulz como la gran panacea. “ El ‘efecto Schulz’ pone contra las cuerdas a Merkel en los sondeos ”, titulaban  arrebolados vendiendo la piel del oso antes de cazarlo.  La euforia reinaba en las filas socialdemócratas tras secundar durante años las políticas de Merkel con ligeros retoques. ¿Cómo se habrá despeñado en votos? El partido de Merkel también ha sufrido enorme pérdida, un millón.

El bipartidismo menguante y su tenaz prensa de apoyo creen que basta publicitar profusamente sus deseos para que se conviertan en realidad, en contra de la realidad. De forma que terminan propiciando un fiasco. Fomentando lo que les causa alarma. En este caso, que la extrema derecha entre en el Bundestag.

España es otro ejemplo. El Efecto Sánchez lleva el mismo camino que el Schultz como el PSOE no deje de ponerse de perfil en los asuntos cruciales. No es un camino de rosas lidiar con la potente y nutrida ala derecha del partido pero no sirve de excusa. Sánchez habla por fin para buscar la equidistancia imposible que en nada influye en los preocupantes hechos que se suceden. Rodríguez Ibarra pide a Sánchez que forme gobierno con el PP, sin complejos. Gobierno uno, grande y libre. Alemania, la última derrota en sus filas, no les sirve de ejemplo. Albert Rivera se apunta y se incluye en el pack. Son los “gobiernos de concentración” sin ideología dominante en apariencia. En la práctica, conservadores, ultraliberales en lo económico y autoritarios. El líder de Ciudadanos pide suspender libertades: limitar y cerrar  las redes y páginas sin intervención judicial en un hipotético estado de excepción. Sus prelaciones están claras. Siempre lo estuvieron. Y aún andan destacados socialistas repitiendo que Pedro no es presidente porque no quiso Pablo.

Un personaje como Rajoy, un partido como el PP actual, pone peliagudo el apoyo del que disfruta sin sacar los colores. Este miércoles todas las portadas de la prensa de Moncloa y Corte traerán la foto de Rajoy con Trump. El presidente más desprestigiado de la historia de los EEUU. Con grandes afinidades con el nuestro, sin embargo. A los ciudadanos nos costará caro en compra de armamento. Y hasta en imagen: Trump no da precisamente prestigio. La preocupación por Catalunya se desvanece para Rajoy al cruzar el océano para esa promoción personal. Nos cuentan que Rajoy le ha pedido a Trump, el mesurado, ayuda con el tema de Catalunya. Se suma a la historia de los peligrosos esperpentos que ya nos brindó otra afamada pareja: Bush&Aznar.

El domingo en Zaragoza ocurrió un hecho de enorme gravedad. Unos 300 ultraderechistas con banderas de España, aguiluchos y rancia agresividad cercaron una reunión de cargos electos en busca de un acuerdo político para Catalunya. Con alcaldes dentro, incluso el de la propia Zaragoza. Con la presidenta de las Cortes de Aragón a la que dieron un botellazo. Un grave delito en las leyes que se mercó el gobierno. Se ha sabido que al menos un dirigente del PP de Zaragoza participó en el asedio. Y que policías nacionales se convocaron por WhatsApp para comentar e insultar y que algunos participaron en el cerco.  Es inadmisible en un Estado democrático, son garantes de la seguridad de todos los españoles.

No ha tenido apenas repercusión, no la que merece una agresión de tal entidad. Los medios de apoyo le dieron un tratamiento menor y llegaron a calificar a los acosadores de “manifestantes” o « manifestantes por la unidad de España«. No es política, la afectada es la democracia. No había policía suficiente para proteger a los reunidos, lo prioritario es que no se vote en Catalunya. Salieron entre insultos y escupitajos varias horas más tarde.

En la Alemania que va a sentar a los ultras en el Parlamento no gozaban de la tolerancia que tienen en España. Todo avisa. Intensamente, a veces. Y más cuando se siembran bidones de gasolina y cerillas.

Buena parte de los políticos de la asamblea celebrada en Zaragoza eran de Unidos Podemos o las Plataformas. Grupos que han mostrado una cierta tibieza con el proceso catalán y que ahora piden un acuerdo político. No deja de ser curioso. Los ultras no van contra los independentistas por mucha bandera que agiten, van contra la izquierda que pone en peligro el bipartidismo blindado, sus intereses. Todavía prensa y políticos culpan a Podemos del proceso independentista que ya es manipular la realidad. Su modelo está en crisis le den las vueltas que le den.

Miren a Alemania, a la que ha vuelto a meter en el Parlamento a la extrema derecha. A lo herederos de aquel genocida llamado Adolf cuyos pasos políticos fueron de estricta legalidad, por cierto. Hasta que dejaron de serlo. Dense una vuelta por Hungría y Polonia, paraísos ultras y  « la oposición europea a Merkel«, según ABC.  Ambos gobiernos reprochan a Alemania que se les esté culpando por triturar el  Estado de Derecho. Echen un vistazo a la América de Trump. Son un mapa de futuro.

Analicen la España que pierde derechos a manos del PP. Ayudado por partidos que no ven hora de implicarse en serio en lo que nos estamos jugando. O por una pléyade de establecidos, notables en las prosapias de la divinidad culta. Avalar de facto la política incendiaria de Rajoy en Catalunya, del fiscal que nombró y reprobó el parlamento, es toda una declaración de principios. Menos mal que Pedro Sánchez le ha dicho al Fiscal Jefe Mena que sea prudente.

 Las despedidas a la Policía y Guardia Civil e n vario s municipios españoles como si fueran a la guerra contra los catalanes evidencian un problema serio .  El “ A por ellos” de Huelva en particular o el de Castellón son hijos del cerril y arcaico franquismo sociológico que se fomenta desde el pensamiento oficial. El líder del PP castellonense se apresuró a difundir la gesta. La subdelegada del gobierno en Huelva  se apuntó a la cruzada. Al delegado regional en Andalucía estas despedidas le emocionan.

Portada bélica de ABC
 

La portada de ABC del martes, bélica, entiende el diálogo como imposición y derrota, el triunfo como humillación.  “Trapero acata pero no se cuadra”. 2017. Siglo XXI. Pregúntense otra vez qué hacen los neonazis tomando decisiones en el Parlamento alemán.

Lo del “ya te avisé” no suele funcionar. Pero todo esto vino de mucho antes, se vio venir y se dijo. El futuro llega como una bala: vamos camino del desastre por esta senda. Aunque se hagan los sorprendidos una y otra vez los cómplices de la situación. Llega un día que en el que los agraviados, los perdedores de sus victorias, se hartan e incluso empiezan a ver a través de las banderas. Ellos son nuestra esperanza.

Grecia, el corazón herido de una Europa muerta

Más de mil refugiados, alojados en un buque en la isla griega de Kos

Están en la calle, a la intemperie, sin recursos ni apenas atención. Son hombres, mujeres y niños llegados a las costas griegas huyendo de sus países en conflicto –Siria sobre todo-. El ACNUR, la agencia de la ONU para los refugiados, se desgañita pidiendo ayuda. No menos de 125.000 personas se encuentran en esas condiciones: muy precarias.  Grecia, la puerta grande de Europa, no deja de verlos llegar. Hasta un 750% más que el año pasado, según cifras del ACNUR. Los que consiguen la meta. En este verano de muerte los naufragios han segado la vida de muchos que se arriesgaron a intentarlo.

El anfitrión está desbordado. Recibe a refugiados con las arcas y las despensas vacías. Porque Grecia también ha sufrido un golpe mortal este agosto. La tragedia se consumó. Ante la indiferencia general, Alemania ejecutó su venganza con la aquiescencia del resto de los mandatarios de la UE y castigó con dureza inaudita la osadía del nuevo gobierno griego de convocar un referéndum.

Se acabó la democracia en Grecia –dado que se limitan a cumplir órdenes– pero también la que formalmente existía en Europa. No tiene explicación racional alguna convertir a Grecia en un protectorado por consultar a los ciudadanos afectados. La UE no es un colegio donde el matón impone su ley, debería ser un club de socios. Lo seguro es que está lleno de personas dentro. El ministro de finanzas, Varoufakis se fue, y Tsipras firmó su derrota y rendición. Es increíble que siga al mando del gobierno, después de haber defraudado de tal forma a los griegos a los que consultó. Dijeron OXI, no, en modo alguno acataron lo impuesto como se están obligando a hacer. Y si no hay otro remedio que acatar -como dicen- se dimite.

Las noticias que llegan de Grecia nos hablan de que no son libres ni de comprar aspirinas, hasta que no devuelvan el rescate. Con intereses, por supuesto. Pero llega el dinero, y lo primero es pagar a la UE, y después a los bancos, siempre los bancos. Y no queda apenas nada para la gente. La UE, o quienes mandan en ella, se dispone además al proceso habitual: recortar pensiones y vender o malvender cuanto quede de valor en infraestruras y servicios. Y hasta su territorio: han puesto a la venta islas. Lo que representa una medida medieval a los vencidos en la cruzada. Y mientras Alemania “ahorra” 100.000 millones de euros con la crisis griega. El FMI se ha desmarcado. Dice que la deuda es impagable y que tampoco este rescate funcionará. No para Grecia, no para los griegos, sí para los bancos y «mercados» y quienes dirigen sus asuntos en la UE.

Así está el corazón de Europa. Con los parias del continente, sojuzgados, recibiendo sin medios, sin casa, cama y comida, a los expulsados del Orden desordenado impuesto. Abofeteando con su injusticia y su dolor a quien tenga un gramo de conciencia. Todo esta condena es para que la empresa Europa S.A. funcione. Solo para quien manda en ella. Si las personas descuadran sus balances, se les tacha.

Cuesta creer que se esté consintiendo esta macabra historia. Y aquí al lado nuestro. Que miremos para otro lado, que sigamos disfrutando del verano como si fuera normal lo que no lo es en absoluto. Se afana Rajoy en dejar el trabajo hecho para la convocatoria electoral: el Estado del Bienestar en los huesos, las pensiones a punto de caramelo como denuncia hasta el PSOE, y desde luego la soga de la Deuda Pública con 300.000 millones más de como la tomó, en récord histórico hasta sobrepasar el billón de euros. Será impagable. Habrá que hacer recortes. Más. Vender. Más. Acallar. Más. Morir al palo.

Con Grecia han sembrado la idea de que no hay otra solución que tragar este cúmulo de arbitrariedades. Que Alemania decide y ordena por mandato divino. Y que siempre será así, cada vez peor. Cada vez comiendo más vidas y futuro del Monopoly que se juegan con nosotros como fichas. «Deutschland, Deutschland über alles»  (Alemania, Alemania, por encima de todos).

Víctimas de distintos orígenes laten, con muchos jirones, en el corazón de Europa. Pero ese corazón está vivo en cada uno de los que se echan al mar para salir adelante o al trabajo para cambiar los designios de la que quieren profecía autocumplida. Un corazón que palpita en la Europa muerta de los carroñeros y sus súbditos silentes.

*Publicado en eldiario.es 

  • Hoy martes han comenzado las privatizaciones de los aeropuertos -requeridas como condición del Eurogrupo para conceder un tercer rescate- y se las ha llevado… una empresa alemana. Entre ellos los de las islas turísticas de Corfú, Mikonos o Santorini. Pues bien, desde hoy mismo, serán gestionados  por el grupo alemán Fraport, según ha confirmado una resolución del consejo de política económica griego publicada el martes. Es tan solo un primer paso. Tsipras había paralizado el concurso para tratar de introducir cambios en los términos de las ofertas. En abril tuvo, sin embargo, que dar marcha atrás en sus pretensiones.en los términos de las ofertas. En abril tuvo, sin embargo, que dar marcha atrás por lo que ya sabemos.
  • El grupo  Fraport (Aeropuerto de Fráncfort),  tiene como accionista principal al estado de Hesse y a la ciudad francfortesa,

Europa: en qué manos estamos

Eurogrupo con Wolfgang Schaeuble, ministro alemán de finanzas en el centro

Eurogrupo con Wolfgang Schaeuble, ministro alemán de finanzas en el centro

Cuesta creer que pueda darse un cúmulo de mecanismos capaces de suscribir el escandaloso pacto de la UE con Grecia. Y que Europa, sus instituciones, medios y ciudadanos puedan seguir su marcha como si nada hubiera pasado. Cuando lo ocurrido lo cambia todo y nos sitúa en un escenario en el que sólidos valores se resquebrajan. El suelo de la democracia se hunde bajo nuestros pies. Y queda patente la ineficacia demostrada y la dudosa calidad de unos líderes a los que una persona sensata no dejaría ni al cuidado de una olla en el fuego.

El hecho definitivo es que Alemania propuso endurecer las condiciones del rescate a Grecia solo porque el gobierno de Tsipras había decidido consultar a sus ciudadanos sobre recortes que les afectaban y encima osaron votar No. Y que el resto de los países secundaron la voluntad alemana, pese a que nadie creía que la elegida fuera la solución. Y pasando por alto lo injusto de la medida.

La idea parte de Wolfgang Schäuble, el estricto ministro de finanzas democristiano alemán.  Cada vez se ve más claro que ofreció a Tsipras unas condiciones inasumibles para que se fuera del euro como defiende, pese a que ahora lo niegue. Dado que el club no prevé la expulsión de un socio, se le acribilla para que tome por sí mismo la decisión de irse. Es preciso insistir: los requisitos son mucho más duros que los rechazados por Syriza y no tiene lógica alguna, entra en otro terreno.

Los líderes europeos, de nuestros respectivos países, van y “toman la decisión por consenso” dice Schäuble. Y es cierto que fue así. De Guindos andaba presionando a ver qué había “de lo suyo” para presidir el Eurogrupo, incluso al Ministro de economía griego, recién estrenado y con un duro entuerto que resolver. Los demás llevaban muchas horas de reunión, había que acabar. Así se toman las decisiones sobre la vida de las personas en esta Unión Europea.  Estaban reduciendo las miserables pensiones de los jubilados griegos, elevando los precios al pasar el IVA del 13% al 23% en un país depauperado o agudizando la precariedad de sus servicios que –como en el caso de la sanidad-  tiene víctimas palpables. Mandando vender lo poco que ya queda del patrimonio griego. Pero eran muchas horas de reunión y lo que plantea Alemania es incuestionable. Desde su Olimpo, aprietan el botón y a casa.

Las diferencias evidenciadas entre Schäuble y Merkel pueden indicar la rebelión de un Ministro de Finanzas –en ascenso de popularidad entre los alemanes- que tomaba decisiones políticas cuando se le exigía un trabajo técnico. Y lo sigue haciendo al culpar –en diatriba con el Nobel Paul Krugman al que como todo prepotente neoliberal menosprecia- al actual gobierno griego de los problemas de su país. Se atreve a decir que “hace medio año Grecia se estaba preparando para salir a los mercados de capital, hoy está arruinada”. Olvida mencionar que su candidato, Samarás, se había comprometido a más recortes para la población. Si se destina la mayor parte de los recursos al pago a los bancos –ése es el fin- se sale a los mercados y a la plaza pública y a alta mar si se tercia. Es lo que está haciendo Rajoy, andamos en la primera fase: acumulación de deuda y recortes. Draghi entretanto realiza su papel –político- cortando el grifo a Grecia y apoyando a países como España en el mismo día.

A Tsipras lo acorralaron, no le permitían ni irse y tenía antes que aceptar el menú preparado por el cónclave. No debió hacerlo, bajo ningún concepto. Debió volver a salir a denunciar cómo se las gasta esta UE. En el Parlamento griego después, no fue el pueblo quien votó  aceptar la claudicación, el pueblo griego hacía dicho No a las duras condiciones de Bruselas ¿cómo iba a querer redoblarlas acompañadas de fuertes dosis de humillación y venganza… de irracionalidad como fondo? Es muy probable que Tsipras salga del gobierno más pronto que tarde. Pero nada cambiará para los griegos si no es a peor.

Lo terrible, pues, es cómo llegaron a esas decisiones y quiénes lo hicieron. Con qué soberbia y falta de humanidad. Con qué desconcierto y frivolidad. De nuevo nos situamos ante ese engendro que ha creado la UE. Se diría que a Juncker, como antes a Barroso, los tienen como representación y para gestionar sus cosas, pero la Comisión, el gobierno, no posee suficiente poder. Aún otorgan otra presidencia semestral por países. Luxemburgo la ostenta ahora, heredada de Letonia. No pintan nada pero queda muy decorativo y “plural”. Los que mandan son los jefes de Estado y de Gobierno, es decir el Consejo Europeo. Y no por igual, prima lo que dice Alemania y la jerarquía va en degradación hasta llegar a la irrelevancia de varios países –muy en precario ahora la de España-. En la práctica el trabajo lo elabora el Eurogrupo –los ministros de Economía y Finanzas-, un órgano “informal” de inaudito poder decisorio. Ahí Schäuble ha tomado el mando. Deberían explicitar que votar a Rajoy, por ejemplo, es votar a Schäuble y a Merkel. Votar a Rajoy… y a muchos otros.

Técnicos del FMI afirman que este nuevo rescate no funcionará. Cualquier economista o político sensato e independiente lo sabe y lo dice. Pero ya se ha creado la cortina de humo, lacra de nuestro tiempo, en el que editoriales y tertulias, periodistas llamados a crear opinión, defienden la bondad de este pacto ominoso. Ya se ha olvidado el disparatado endurecimiento de las condiciones, como castigo o listón a elevar para resultar intolerable. Es igual, hacen sus cábalas y pronósticos. Al margen de la realidad. En defensa de sus intereses políticos. No hay más que mirar los resultados: el yugo de la austeridad alemana no ha funcionado, cada día son mayores sus destrozos, hasta el norte europeo está tocado como explica Paul Krugman. Pero todo forma parte de lo mismo, hasta nuestros más diminutos asuntos locales están contaminados de esa inmundicia. Las personas reales no importan. No importa su dolor y frustración que es lo único que se va a sacar de esto, al margen de dar satisfacción a la soberbia alemana.

Creíamos pasados los tiempos de las aristocracias absolutistas, del poder omnímodo y arbitrario que ha dominado la humanidad durante siglos. Todos estos delegados –son eso- responden sin embargo a un principio democrático de  sufragio universal. No puede estar pasando lo que vemos y sufrimos. No podemos consentirlo. Es intolerable sentenciar y redoblar la pena por haber invocado la democracia. ¿Qué nos espera con esta gente, con toda ella en Europa y en nuestros países? ¿Qué más serán capaces de hacer? Millones de ciudadanos nos encontramos en estas manos  cuando menos irresponsables. Alguien de todos ellos debería salir y deshacer el fiasco. Y ya tarda.

*Publicado en eldiario.es

UE: no es una grieta, es un derrumbe

La UE ha demostrado con Chipre que nadie puede llamarse a engaño: los fiascos de sus bancos -los fiascos del capitalismo para ser más precisos-, se pagan entrando a saco en las cuentas corrientes de los ciudadanos. Tras los habituales globos sonda y desmentidos, Bruselas confirma que estudia aplicar a otros países esa “contribución de los ahorradores”. Incluso existe un apoyo global a la medida del Ministerio de Economía español. Es decir, al cobro en especie, como nos venían practicando, se añade ahora el saqueo directo. La UE incurre en dos graves contradicciones para su ideario: no respetar ni la propiedad privada, ni la libre circulación de capitales. E induce a guardar los dineros en lugar seguro: ¿los bancos alemanes?

Europa fue –y aún es- una idea esplendorosa que ha caído abatida por los errores –intencionados, la mayoría-. Partimos de su pecado original: constituirse en una unión económica que nunca ha logrado trasladarse a lo social. Añadamos el fuerte nacionalismo de sus componentes. Y, como guinda, el predominio de la potente Alemania que, en particular desde el inicio de la crisis, pincha y corta a su antojo. Con la aquiescencia general, desde luego.

Fue Alemania, su canciller Angela Merkel, la que introdujo en nuestras vidas la “austeridad” dándole carta de naturaleza definitiva en la cumbre del G20 en Paris en 2011. Con ella tapaba bajo siete mantas de amianto la peregrina pretensión de “refundar” el capitalismo que se había alumbrado tras el desplome de Lehman Brothers y todo el sistema financiero internacional en 2008.

Alemania, sus bancos, han salido intensamente beneficiados de la Unión. Y todavía más, de la “crisis de la deuda” que se nos vino encima, “casualmente”, sin que nadie la esperara. En lugar de establecer eurobonos para afrontarla o alguna regla al menos para evitar el fuerte desequilibrio en la financiación (Alemania paga su endeudamiento a poco más del 1% y España en torno al 5%), siguió utilizando al BCE para surtir de dinero a los bancos privados al 1% de interés. Como dice el economista Juan Torres López: “Si los saldos presupuestarios negativos del sector público desde 1989 se hubieran financiado al 1% por un banco central auténtico, nuestra deuda soberana sería ahora de algo menos del 15% del PIB y no de casi el 90% que vamos a superar en 2013”. La nuestra, la de España. En realidad toda Europa –no solo la del euro- se está hundiendo por las erráticas políticas que se aplican. Las que han desatado la mayor crisis social de la década o de varias décadas, como reflejan los datos de la propia UE. “No hay precedentes de unas diferencias tan grandes entre el sur o la periferia y el norte de la zona euro”, explican en concreto.

La defensa a ultranza de los bancos alemanes le viene grande, sin embargo, a la hija del pastor prebisteriano germanoriental (en explosiva mezcla) y Europa se le ha ido de las manos. La troupede mediocres que la ampara no hace sino afianzar el desconcierto. Europa ha perdido peso en el mundo. A borbotones. Europa se desmorona como un edificio en ruinas.

Lo primero que llama la atención de la odisea que vivimos es la opacidad de la toma de decisiones. ¿Quién ha dado la orden de crucificar tan a las claras a los ciudadanos chipriotas y a todos cuantos les venga en gana? ¿Alemania, el FMI, la Troika en su conjunto, la Comisión, el Consejo Europeo, el ECOFIN? A la mayoría de ellos no los hemos elegido. No a todos por voto directo. Pero lo peor es que desde los tiempos de MERKOZY todo se hace a escondidas, en secretas camarillas, antidemocráticamente.

La UE se ha convertido en un paquidermo al que envían sus sobrantes los partidos nacionales. Buena culpa de ello es de los votantes que “no se fijan” en lo que votan. Los lobbys campan a sus anchas por la sede del Parlamento de Estrasburgo. Sus regalados diputados -que viajan por su voluntad en primera clase y trabajan como máximo tres días y medio a la semana- no dan abasto para atenderles. Más, cuanto mayor es su poderío económico para hacerse oír. ¿Cómo puede funcionar nada limpia y eficazmente así?

La UE maneja un presupuesto anual de más de 140.000 millones de euros. Plagada de organismos diferenciados, 38.000 personas trabajan en la Comisión y  más de 7.600 en el Parlamento. Y hay que sumar todos los cargos y diputados. Evidentemente, ejerce una labor positiva sobre muchos aspectos del funcionamiento de los países, pero son incontables las partidas y estudios que podrían suprimirse por su irrelevancia. Claro que no sabemos el interés de los lobbys en que se traten esos temas.

Acaban de aprobar los presupuestos para el nuevo período que se inicia en 2014, sin haberse celebrado las elecciones que podrían dar otra composición. Y… han vuelto a clavarnos laausteridad hasta final de la década. Mermando por primera vez el cómputo total de gasto que, con seguridad, no será a costa de su inmensa burocracia sino de materias fundamentales que afiancen la ideología hoy dominante. Y ahora dan un paso más, un salto en el vacío, al añadir nuestras carteras en lo susceptible de desvalijar. La autoría última parece definirse pese al oscurantismo: el copyright, oh, milagro, también es de Merkel. ¿Dinero en desbanda a sus bancos? ¿Quién se arriesga a depositarlos en otro lugar? ¿Tiro de gracia a la UE y, lo que es mucho peor, a sus ciudadanos?

La Unión Europea precisa una regeneración radical. De bayetas, estropajos, fumigadores, apuntalamiento de cimientos y vigas maestras. Y eso se consigue sabiendo qué se vota allí como primer paso. Erradicar el problema para convertir la UE en aliado de los intereses ciudadanos. Con otro Parlamento, otra Comisión, otras instituciones, otro estatus para el BCE, sin duda, sería posible mermar el poder del Consejo de jefes de Estado y gobierno. El club de fútiles que se deja manejar por Merkel. Los que han decidido o amparado –en última instancia así es- que los costes de su pésima gestión los pague la sociedad. O eso, o romper la baraja y que cada uno tire por su lado.

Sería una lástima consentir que los burócratas neoliberales acaben con Europa. Está a punto de ser, si no es ya, únicamente el Museo del mundo, lleno de ciudadanos depauperados comoatrezzo. A España le interesa en particular, a ver si de una vez una Europa de los ciudadanos logra aventar la caspa ancestral que se apega obstinada a nuestras raíces.

*Publicado en eldiario.es

 

 

Alemania contra Europa

«Alemania contra Europa» era el título de un artículo del catedrático de economía Juan Torres López, publicado este domingo en la sección de Opinión de la edición andaluza de El País que el diario decidió suprimir. Aquí y aquí la historia de esta drástica medida. Quizás fue este párrafo el que la motivó:

“Merkel, como Hitler, ha declarado la guerra al resto de Europa, ahora para garantizarse su espacio vital económico. Nos castiga para proteger a sus grandes empresas y bancos y también para ocultar ante su electorado la vergüenza de un modelo que ha hecho que el nivel de pobreza en su país sea el más alto de los últimos 20 años, que el 25% de sus empleados gane menos de 9,15 euros/hora, o que a la mitad de su población le corresponda, como he dicho, un miserable 1% de toda la riqueza nacional”.

Lo cierto es que Juan Torres desgrana con una claridad poco frecuente los porqués de su afirmación:

«Dicen a sus compatriotas que tienen que castigar nuestra irresponsabilidad para que nuestro despilfarro y nuestras deudas no los paguen ahora los alemanes. Pero el razonamiento es falso pues los irresponsables no han sido los pueblos a los que Merkel se empeña en castigar sino los bancos alemanes a quienes protege y los de otros países a los que prestaron, ellos sí con irresponsabilidad, para obtener ganancias multimillonarias.

Los grandes grupos económicos europeos consiguieron establecer un modelo de unión monetaria muy imperfecto y asimétrico que enseguida reprodujo y agrandó las desigualdades originales entre las economías que la integraban. Además, gracias a su enorme capacidad inversora y al gran poder de sus gobiernos las grandes compañías del norte lograron quedarse con gran cantidad de empresas e incluso sectores enteros de los países de la periferia, como España. Eso provocó grandes déficit comerciales en éstos últimos y superávit sobre todo en Alemania y en menor medida en otros países.

Paralelamente, las políticas de los sucesivos gobiernos alemanes concentraron aún más la renta en la cima de la pirámide social, lo que aumentó su ya alto nivel de ahorro. De 1998 a 2008 la riqueza del 10% más rico de Alemania pasó del 45% al 53% del total, la del 40% siguiente del 46% al 40% y la del 50% más pobre del 4% al 1%.

Esas circunstancias pusieron a disposición de los bancos alemanes ingentes cantidades de dinero. Pero en lugar de dedicarlo a mejorar el mercado interno alemán y la situación de los niveles de renta más bajos, lo usaron (unos 704.000 millones de euros hasta 2009, según el Banco Internacional de Pagos) para financiar la deuda de los bancos irlandeses, la burbuja inmobiliaria española, el endeudamiento de las empresas griegas o para especular, lo que hizo que la deuda privada en la periferia europea se disparase y que los bancos alemanes se cargaran de activos tóxicos (900.000 millones de euros en 2009).

Al estallar la crisis se resintieron gravemente pero consiguieron que su insolvencia, en lugar de manifestarse como el resultado de su gran imprudencia e irresponsabilidad (a la que nunca se refiere Merkel), se presentara como el resultado del despilfarro y de la deuda pública de los países donde estaban los bancos a quienes habían prestado. Los alemanes retiraron rápidamente su dinero de estos países, pero la deuda quedaba en los balances de los bancos deudores. Merkel se erigió en la defensora de los banqueros alemanes y para ayudarles puso en marcha dos estrategias. Una, los rescates, que vendieron como si estuvieran dirigidos a salvar a los países, pero que en realidad consisten en darle a los gobiernos dinero en préstamos que pagan los pueblos para traspasarlo a los bancos nacionales para que éstos se recuperen cuanto antes y paguen enseguida a los alemanes. Otra, impedir que el BCE cortase de raíz los ataques especulativos contra la deuda de la periferia para que al subir las primas de riesgo de los demás bajara el coste con que se financia Alemania”.

Espero que Juan publique todo el artículo para enlazarlo.

Una de las primeras reacciones fue, en Twitter, la de Mathieu von Rohr @mathieuvonrohr, editor de Der Spiegel para Europa:

«Angela Merkel, like Hitler, has declared war on the rest of Europe»: El País goes loco – and I’m getting scared. Es decir, “El País se ha vuelto loco y yo me estoy sintiendo aterrado”. Por la publicación, entiéndase. Luego no dijo nada de la supresión.

Lo curioso es que hoy un diario alemán, Die Welt –que me cuentan viene a ser conservador y sensacionalista, una cosa así como El Mundo-, se muestra harto de tantos ataques a Alemania y carga contra “Las protestas en el Sur de Europa”, a las que califica de “indecentes”.  No pueden tolerar la comparación de Merkel con Hitler, ni las protestas de los ciudadanos del Sur contra Alemania.  Ocurre en Grecia, Italia, España, Chipre (se olvidan de Portugal). Todos tenemos la culpa. Así “el mecanismo funciona como el libro de texto de la agitación política. Instruye como regañar a los alemanes”, dice. Cuando todo viene a partir de “las mismas élites que tienen que responder por la quiebra económica y política de su país”. Pero, según Die Welt, hasta los medios de comunicación contribuyen a esa “corriente principal «anti-colonial» para ocultar la verdadera causa de las relaciones de su miseria”. ¿Cuál es?

Pues bien, es la falta de cultura política de su sociedad y la “propagación endémica de la corrupción en el gobierno, en los órganos de la Administración y en buena parte del arco parlamentario, que permite clasificar a estos países en el área de las dictaduras del Tercer Mundo.  Son todos y cada uno de los estados donde el «buen gobierno» parece ser una palabra extranjera”.

Tiene razón. La gran excusa de nuestros males estriba en el bochornoso espectáculo que da la «mayoría silenciosa» de la sociedad y la corrupción rampante. Pero eso no obvia el fondo del problema. Cabría preguntarse -en especial hoy que otro país, Chipre, ha caído en las garras del «austericidio»- si no es corrupción las tácticas que denuncia Juan Torres, que figuran en todos sus libros y artículos, pero que, en esta ocasión, han sido suprimidas. Lo que está claro es que si Alemania no está contra Europa, el ambiente de «guerra» se está caldeando seriamente. Menos para las amebas, claro está.

Exijamos votar en las elecciones alemanas

Si Berlín no viene a Europa, vayamos nosotros a Berlín. Todos. Españoles sin faltar uno, portugueses, y así hasta Suecia. Hay razones fundamentadas para ello. La política de la UE la decide quien ocupa la cancillería alemana (la Bundeskanzleramt o, para los amigos, Kanzleramt, que debemos ir aprendiendo conceptos elementales que nos serán útiles).

La deuda de nuestros tormentos se fija con la alemana como patrón y dios. La alemana es cero, los demás suben y bajan con respecto a ella. Alemania fue quien dictó en su día cómo debía ser la UE, el euro y toda la política monetaria. Y así continúa. Ahora, se ha reunido con el “vicecanciller”, Sarzoky, y han acordado que de unión real la mínima. Sí dan ambos su permiso a la tan esperada –cerca de 20 años, los que van desde el Tratado de Maastricht- política económica común. Lo primero que harán será un organismo, con un presidente, el cuarto ya de los oficiosos (la presidenta real es Merkel). Es decir el del Gobierno económico, el de la Comisión (Durão Barroso), el del Consejo (Van Rompuy) y el de turno rotatorio. Les ha gustado Van Rompuy para el nuevo cargo, especialista en haikus (versos cortos japoneses), porque ya habrán pensado en otro para sustituirle en la presidencia virtual de la UE. Ese gobierno diseñado por Merkel y Sarzoky se reunirá ¡dos veces al año!

Y, eso sí, van a pedir reformar las Constituciones europeas para incluir la obligatoriedad de un límite del déficit público. Es decir, consagrar el neoliberalismo en todas las Cartas Magnas para que nadie posterior se salga del carril y le de por inversiones públicas de esas que generan riqueza, según la experimentada doctrina de Keynes. Han hablado también de la Tasa a las Transacciones Financieras a la que llevan mareando desde hace tiempo. Pero como todo hay que negociarlo, igual se queda aparcada… una vez más.

En estas condiciones, creo que es exigible que todos nosotros votemos en Alemania. Como mal menor en Francia, pero preferiblemente en Berlín. Va a ser la única manera de que nuestro voto –tan bonito, tan “fiesta de la democracia”- tenga valor para decidir nuestro futuro. Y a lo mejor lograr un cambio porque la UE y Europa se van a pique. No tenemos más que mirar los datos económicos. Y es que sus políticas no funcionan.

La imagen de los semáforos de Berlín. Verde, rojo. Abierto, cerrado. Humano.

Alemania no baja los impuestos

Alemania rectifica: no bajará los impuestos como anunció para ganar las elecciones. El ministro alemán de Finanzas, Wolfgang Schäuble, ha descartado la rebaja fiscal anunciada por el Gobierno de coalición de la canciller federal, Angela Merkel, ante los problemas para la financiación del déficit público del país a causa de la crisis económica. Un déficit del 6% por cierto, pese a su poderosa industria y lo poco que dependen del ladrillo.

Es decir, los alemanes sacaron de la coalición de gobierno a los socialdemócratas –empeñados en mantener los tributos fiscales para asegurar los derechos sociales de los que disfrutan (muchos, muchos)- para votar a los liberales que prometieron bajarlos. Ahora la CDU de Merkel dice que no están las finanzas del Estado para juegos.

¿Adónde mirará ahora el PP? Alemania no baja los impuestos. Mejor dicho, promete que lo hará para ganar las elecciones y luego no lo hace. Es un sistema. Sólo que los ciudadanos alemanes no suelen consentir que les engañen.

Una instructiva mirada fuera

En España no gustan las noticias internacionales, cada vez ocupan un espacio más reducido en los frivolizados medios. En casi ningún país interesan demasiado en realidad. La BBC británica sí ofrece reportajes ajenos a su isla, y es de suponer que lo haga porque tienen un público. En el centro y norte de Europa también interesa lo que sucede en los países vecinos. En un mundo globalizado, cada vez es más necesario mirar afuera por si es necesario “poner las barbas a remojar”. Incluso en la España aislada por los pétreos e impermeables pirineos que no dejaron entrar ni la Ilustración, aunque sí el fascismo.

“La economía cae al 18% y, para evitar la bancarrota, se han cerrado 30 hospitales, los enfermos deberán alquilar a partir de ahora la cama en los centros públicos, el salario de los maestros se recorta a la mitad, el salario mínimo baja el 20% y las pensiones, el 10%.” (…)”El laboratorio neoliberal europeo el único país de toda la UE donde el centro-izquierda no ha gobernado en los últimos 20 años, donde todos los asalariados pagan el mismo porcentaje de impuestos (flat-tax del 23%), donde las empresas apenas tienen tasas que asumir y el despido es en la práctica libre se ha derrumbado como ningún otro país ante la crisis mundial.”

  • Dos países europeos significativos celebran elecciones el día 27 de Septiembre. Portugal lo es para nosotros por vecindad, y por cuánto nos miran ante nuestra enorme indiferencia. Los sondeos dan una ligera ventaja a los socialistas del primer ministro José Sócrates. Pero, por primera vez en la historia del país, una mujer aspira a la presidencia del gobierno: la conservadora Ferreira Leite. Ésta acusa a Socrates de haber convertido a Portugal en “una provincia española” y promete suspender el proyecto del AVE que les unirá a Madrid, por su costo, y porque, seguramente, prefiere alejarse de nosotros, en un aislamiento dentro del aislamiento ibérico. Por lo que intuyo, la población no le secunda, dado que muchos portugueses trabajan en España.
  •  El mismo día, 27 de Septiembre, celebra elecciones la poderosa Alemania, gobernada por una coalición de democristianos y socialdemócratas, con presidencia de la inusual –al menos para lo que gastamos aquí- conservadora Angela Merkel. Pues bien, los sondeos demuestran que ambos partidos pierden votantes. Hasta los años ochenta, los dos grandes partidos cosechaban juntos más del 80% de los votos, y entre ellos estaba solo el FDP (los liberales). Este año, CDU y SPD podrían no alcanzar el 60%. El ascenso de los partidos pequeños, La Izquierda, Los Verdes y los liberales del FDP parece imparable.

 “No obstante, con la crisis aparentemente domesticada y a la espera de su previsible impacto en el mercado laboral, los votantes parecen haber cambiando de preocupaciones. Si la debacle financiera pudo capearse, ahora queda el miedo de muchos a perder el trabajo y a que continúen los recortes sociales, como consecuencia del enorme gasto público en programas de reactivación económica y financiera.

Aquí puntúa La Izquierda, que además cuenta con apoyos tradicionalmente altos en los cinco Estados federados que fueron la antigua República Democrática Alemana. La Izquierda nació en 2007 de la fusión de los ex-comunistas del Este con los disidentes socialdemócratas del entorno de Oskar Lafontaine en el Oeste”.

  •   No quiero saber más qué dicen los políticos españoles, sino lo que hacen. No quiero más declaraciones fuera del tiesto aireadas por los poco eficientes medios.  Incluso los políticos deberían ver que los partidos tradicionales se derrumban en favor de posturas más radicales. La izquierda, pero también la ultraderecha. Si queréis perder 8 minutos instructivos, ved este reportaje de euronews. Tengo la impresión de que nuevas corrientes están en marcha, y que cruzarán incluso los pétreos pirineos, pillando al personal deteniendo su mirada en el propio ombligo. Y a quien se duerme, se lo lleva la corriente, o eso dice el refrán.

Las debilidades del mito

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No había planeado visitar esta ciudad que, según me dijeron, se llamaba Aachen y siempre me ha producido una sensación de aventura y suspense encontrarme en un lugar donde, si la lógica funcionase, no debería estar. El tema lo trató Tom Wolfe en “La hoguera de las vanidades”, en este caso como origen de un cúmulo de tragedias.

Tren Colonia-París. 10,45 de la mañana, llegaré a comer a la capital francesa y dispondré de tiempo para dar una vuelta por el barrio latino e insuflarme una vez más la belleza de Notre Dame. El convoy, de la compañía Thalys, tiene sus años. Transcurrida media hora, el jefe de tren dice en cuatro idiomas –ninguno de ellos el español- que se ha producido una interrupción de la vía poco más allá y nos van a llevar en autobuses a otra estación para salvar el obstáculo.

berlin 467

Un autobús urbano aguarda nuestra llegada. Urbano, tal y como suena. Igual que los que conducen de Goya a la Puerta del Sol en Madrid pongamos por caso, y vamos a viajar por carretera. Las maletas colapsan enseguida el espacio y la mitad de los pasajeros nos quedamos en tierra. Inicio conversación con una pareja que resulta ser de Colonia y, poco a poco, se van haciendo animados corrillos, salvo unos pocos que permanecen aislados de todo contacto con los demás. Me explican que “no es inusual” que sucedan fallos en los trenes alemano-belga-franceses. Y que el principal problema es que siguen sin estar preparados para eventualidades. “En Londres hubiéramos tenido aquí 6 autobuses al momento, aquí vamos a tener que esperar que el autobús que se ha ido, regrese”, dice la mujer, Clara. Pienso que en España también tendríamos, probablemente, 6 autobuses, somos los reyes de resolver conflictos imprevistos por la facilidad en la improvisación.

En efecto, el vehículo tarda algo más de una hora en volver y nadie nos ha avisado. Estamos atados a la maleta y a la posibilidad de que alguien subsane el problema, mande otro autobús, que podría marcharse sin alguno de nosotros. No se puede ni ir al baño, ni a tomar nada, tampoco. Hago fotos desde el mismo lugar donde me encuentro, pegada a la estación.

Hoy sé que Aachen es Aquisgrán, el corazón de Europa, y que Carlos El Grande del que me hablaban, era Carlomagno, y que su Universidad es una de las más punteras de Alemania.. Vaya oportunidad perdida. ¿La torre sería un extremo de la Catedral?

Por un precioso sendero verde nos llevan finalmente a Bélgica. Pero no es una estación convencional, sino un apeadero. No hay servicio alguno, ni ascensor. El error de una señora con gorro ferroviario nos hace transitar a varios por empinadas escaleras, acarreando la maleta, de ida y de vuelta a la vía donde finalmente saldrá un tren para París. Varios caballeros me ayudan con el bulto a su iniciativa, pero no en todas las ocasiones.

Amarrado el tren adecuado, nos ubicamos donde nos parece, todos en el mismo vagón –dado que los viajeros del primer autobús no están allí-. Vamos a tardar otros tres cuartos de hora en arrancar. Hay un cierto revuelo. Un “enterado” de manual –que ha pasado el tiempo de espera trayendo «noticias»- dice que nos devolverán el importe del billete. Bajo a fumar y, con un par de alemanes, conversamos con el nuevo jefe de tren, un belga, que se bajaría con su equipaje en Bruselas. Le comentamos el asunto de la compensación económica con toda corrección. Pero él repara en mi acento y me pregunta de dónde soy. Me pide el billete. Sólo a mí. Sin saber dónde me he sentado, me dice que tengo que ir al último vagón, que me asigna el asiento 28. Le pregunto que por qué sólo a mí y que quién me va a llevar la maleta hasta allí. Lo piensa mejor y me envía al vagón cafetería adyacente, donde han instalado dos filas de asientos. Mi asombro crece cuando sube al vagón y envía conmigo a una familia de raza negra, compuesta por el padre, cuatro mujeres jóvenes, un chico adolescente y un bebé. De todo el tren, separa a una española y a una familia negra. Un nazi.

Son casi las dos de la tarde. Ni soñar en comer en París. Tengo hambre y se me está terminando el agua. Preguntó al nazi si dispone de comida y bebida. Responde: “Sí, pero es para los pasajeros de primera, vd. viaja en turista”. La cafetería abre a las 3 de la tarde en Bruselas, acumulando una disuasoria fila de viajeros.

Antes ha aclarado que la interrupción de la vía –el incendio de una conducción eléctrica- se ha producido en Alemania, y Thalys no se hace responsable de nada. Habremos de reclamar al Deutsche Bank, que, casualmente, es propietario de ese servicio. ¿Juegan al Monopoly los bancos de todo el mundo? Clara y su marido se encargarán de gestionar por mí cómo lograr el cobro en otra larga cola que se forma en la estación de París Nord. Me lo contarán por email.

Mi tiempo se había acabado. Notre Dame lo vi de refilón más imaginándolo que otra cosa. Y regresé a España sin problemas.

Más que nunca en el pasado, compruebo las graves deficiencias del sistema para cualquier lado que uno quiera mirar. Ahora tengo que emprender reclamaciones contra varios entes que han incumplido lo suscrito. Orange, cuyo servicio de Internet nunca funcionó, pero te tienen medias horas al teléfono para no resolver nada. Eso lo he solventando dando orden al banco de que no paguen la factura. Iberia por facilitar un servicio de seguro de viaje que roza lo fraudulento. Y –si no me olvido de nada más- contra los ferrocarriles centroeuropeos por el retraso, y la empresa Thalys por llevar a un nazi a cargo de uno de sus trenes. Para diez días de viaje no está mal el porcentaje. El sistema está podrido. Y, por más que luche -que lo haré- lo más probable es que no consiga nada porque los ciudadanos estamos indefensos ante el monstruo que nos agrede con total impunidad.

Tomando tierra en Berlín

21 grados a mediodía, dormir con edredón. He venido a respirar Europa más cerca de su corazón y tratar de reencontrar escenarios y personas que tanto me impactaron hace dos décadas cuando cayó el muro de Berlín ante mis ojos. Para bien y para mal, cuesta encontrarlos. La piqueta ha trabajado lo suyo. No en todos los casos. Las casas derruidas junto a la pesada frontera, que no podían ser habitadas por razones obvias, se han convertido en un precioso barrio de vanguardia, tiendas pijas de diseño y pequeños restaurantes. El Mitte, la mitad. Es una recuperación altamente simbólica. Pero aún persiste la división entre Este y Oeste en la mentalidad.

Alexander Platz, la joya de Berlín Oriental parece más pequeña que el recuerdo. No he llegado aún mucho más lejos. Espero hacerlo hoy.

Mi alojamiento en el Oeste me permitió ayer escuchar a muchos españoles que están en visita turística. Con mi metro ochenta y el pelo rubio paso por alemana. Un grupo de matrimonios daba limosna, muy convencidos ellos, para reconstruir la vieja iglesia de la Paz (protestante) que fue símbolo occidental de la guerra. En realidad es para mantener abierto el monumento. Señoras maduras salen –también en grupo numeroso- cargadas de bolsas con compras pero diciendo: “España es mucho mejor” –palabra-. Y “¡Qué caro!”.

Los precios de todo oscilan por zonas, pero en efecto son superiores a España. Aunque vi mi famoso patrón oro de la cesta de la compra –tomates- a 1,99 euros. Hermosisimos. Eran polacos. Ahora tenemos mucha más competencia.

De cualquier forma los alemanes cobran el doble que nosotros y sus precios no se han duplicado, ni mucho menos. Leo que el Sr. Trichet, que reside en Francfort, tiene la osadía de pedir regulación de los sueldos españoles y despido aún más libre. Las obras de Berlín Oriental las hacen ciudadanos del Este europeo, no alemanes, como en casi todas partes. Es que siempre ha habido clases ¿no? Nosotros estamos en la de cobrar la mitad.

Orange no me dio el servicio contratado y he estado sin Internet. No me dio nada, ni un minuto de conexión. Espero que no lo cobre. Y, ahora, con otro, no consigo colgar las fotos. Pero todo puede esperar. Menos Berlín. Hoy tengo pogramados grandes choques con la nostalgia.

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