
Donald Trump jura su cargo como presidente de los Estados Unidos
Donald Trump, el ya presidente de los Estados Unidos, ha respondido a lo esperado en sus primeros pasos. Aún se asombran los que no advirtieron su presencia hasta que se plantó en la puerta de la Casa Blanca que ahora ya ha franqueado. Comenzó diciendo que va a «reconstruir» el país con un gran esfuerzo nacional. «Estamos transfiriendo el poder de Washington al pueblo. El establishment se protegía a sí mismo, no a las ciudadanos», dijo el magnate que hasta ahora vivía en la Torre que lleva su nombre en Manhattan y que ha llenado su gobierno de multimillonarios. Blancos y ultraconservadores. Éste era su dormitorio hasta este viernes.
En su discurso anti inmigración, o supremacista blanco, como se quiera,
Trump prometió recuperar las fronteras de EEUU. Como ha hecho, en la misma línea, Theresa May en el Reino Unido y se propone Marine Le Pen si llega a la presidencia francesa cuyas encuestas lidera.
En su gloriosa exaltación, Trump llegó a prometer que Estados Unidos «erradicaría la enfermedad» lo que, como otras afirmaciones, llenó de júbilo a sus fieles presentes en el acto. Cercenará las investigaciones no acordes con su ideología y su primer decreto ha sido reducir el Obamacare y dejar sin asistencia a millones de personas, pero hablar es gratis. Cuando se hace para determinado tipo de gente, en particular. Los que le han llevado al poder.
Desbrozando las muchas reacciones y textos que la presidencia de Trump ha desencadenado ya, me quedo en primer lugar con el artículo de Íñigo Sáenz de Ugarte, subdirector de eldiarioes, que ubica a Trump en su contexto. Recomiendo el artículo completo, con varios datos esenciales. Veamos por ejemplo de dónde parte el America First.
Dos veces ha dicho Trump “America First”, el grito de guerra con el que los norteamericanos más reaccionarios se movilizaron en 1940 y 1941 para impedir que el Gobierno de Roosevelt declarara la guerra a la Alemania nazi. Es un eslogan de resonancias fascistas.
O
Donald Trump ha retrasado el reloj de la historia, ayudado por el contraataque contra la globalización de la forma en que la siente una buena parte de sus votantes. Muchos de ellos son republicanos de toda la vida que votan sin más al candidato que gana las primarias del partido. Otros –los más conservadores o los más convencidos contra toda evidencia de que los demás países estafan a EEUU– querían el Trump que ha pronunciado el discurso: ultranacionalista, nativista (es decir, no creen que las minorías sean auténticos estadounidenses) y aislacionista.
Y sobre todo la conclusión (en la que también coincido):
No hay que dejarse engañar por los tuits delirantes, el maquillaje color naranja, el pelo imposible o la sintaxis confusa. El personaje tiene muchos elementos ridículos, una mina para cómicos y las viñetas de humor. Por debajo de esa fachada, late una idea siniestra.
The New York Times recoge las reacciones de alarma «en el extranjero». En ellas destaca la del vicecanciller alemán quien ha advertido de una «radicalización drástica» en la política estadounidense, añadiendo que Berlín estaba listo para llenar el vacío dejado por un Washington aislacionista.
Medios convencionales españoles, como El País o El Mundo, muestran la misma preocupación por la llegada de Trump, aunque con algunos matices sutiles en artículos.
El multimillonario Trump es un «antisistema» en El País
Y sale con «puño alto» y todo en El Mundo de la mano de una Cayetana Álvarez de Toledo que se agobió tanto en Washington como en la cabalgata de reyes de Carmena. No creo que se lo perdone jamás a Trump.
Medios de mucha menor repercusión llegaron a encontrar similitudes entre el discurso de Trump y… ¡El de Pablo Iglesias!, lo que me ha llevado a prescindir de mirar la Caverna oficial al completo.
Los gurus mediáticos del neoliberalismo español también se manifestaron.
Los votantes de Trump, de hecho, no leen periódicos, se «informan»por medios equivalentes a 13TV, Intereconomía u OKDiario. Concretamente, Bannon, el editor de una web sensacionalista, de difamación si se tercia y propaganda similar a la que regenta Eduardo Inda, se ha convertido en asesor presidencial de Trump.
Vayamos con hechos que sobrepasan la anécdota. Ante una menor asistencia a la inauguración de Trump, puso en su perfil de Twitter una foto de la toma de posesión de Obama en 2009. Lo descubrió Time. Igual fue por casualidad. A las pocas horas la quitó.
Las gorras del acto inaugural del presidente que clama porque se fabrique y se contrate «en América» estaban hechas en China.
No era la primera vez…
Es curioso ver la cantidad de gente que intenta minimizar lo que Trump representa, equiparándolo con Hillary o el propio Obama. Así debió suceder en el propio EEUU para haber llegado a esta situación. Quien no lo entiende, tiene un serio problema. Que nos traspasa al resto, evidentemente.
De la web de la Casa Blanca han desaparecido ya las referencias a Derechos Civiles, Cambio Climático o Colectivo LGTB. Y anuncia que suspenderá los Tratados de Libre Comercio si no se ajustan a su criterio tras negociarlo.
La web contiene un perfil de Melania, la que será Primera Dama «a tiempo parcial» ya que algunas labores serán compartidas con Ivanka, la hija mayor del presidente. Una joya es según se deduce de su curriculum, que por cierto incluye su dedicación al diseño de joyas, fruto de su » inclinación y pasión por el arte, la arquitectura, el diseño, la moda y la belleza». Lo cierto es que desde la toma de posesión, Trump ha marcado diferencias con Obama en el trato a su esposa, Primera Dama. Melania queda relegada. 46 años tiene, frente a los 70 de su marido.
Los capullos ya tienen su presidente. Un tipo infantil,. inculto y ególatra superlativo. Impredecible por tanto, hasta en sus rabietas. Y con todo el poder en su mano.
Solo queda aguardar que los dramáticos presagios que se ciernen sobre el mundo en la Era Trump que se acaba de inaugurar no se cumplan por completo. Y que Europa reflexione sobre si va a seguir esta misma espiral diabólica.
Miguel
/ 21 enero 2017Durante un tiempo las gilipolleces del elegido presidente «por el pueblo», bla, bla… llenarán millones de páginas comparándolo con las partes que interese del anterior u anteriores. Al igual que aquí, son puros intereses dependiendo del bando al que uno quiera apuntarse. Pero no olvidemos que en el fondo los intereses de los que están más arriba y que son los que deciden, son los mismos con uno que con otro, solo que al haber bandos hay estrategias.
Este nuevo Presidente es conservador y con clara mentalidad imperial como todos los reaccionarios anteriores, no nos engañemos.
Ahora en USA toca cambio de estrategia. La expansión por el mundo que tantos beneficios ha dado a algunos pero que produjo el desmantelamiento de sus industrias y que tanto ha sacrificado a millones de estadounidenses, ya ha cumplido con su objetivo. Ahora toca repliegue táctico para recuperarse del daño a la economía del país, que necesitan activar sí o sí. La balanza se equilibrará con políticas proteccionistas entre otras, para luego volver con un país mucho más fuerte económicamente y más expansionista.
El gasto militar para mantener la hegemonía continuará y servirá para seguir dando “trabajo» a las decenas de millones de empleados de esa industria, incluso aumentando la plantilla si es preciso… como no! Todo ese material desgraciadamente alguien lo comprará…
Estas maniobras seguramente afectarán al resto de los países del mundo, pero…¿les ha importado eso alguna vez?
Saludos
belindasoy
/ 21 enero 2017Reblogueó esto en Espacio de pilar.