La involución marca la pauta informativa

Salvini expulsa a un vendedor ambulante.

Cada día trae una lluvia de sobresaltos informativos que se diluyen como las piedras en los círculos del agua. Solo quedarán unos pocos en la relevancia: los más polémicos, los más entretenidos, los más útiles a determinados intereses. La agenda de la actualidad está más clara de día en día. La involución ha colado en el sumario los temas que más le favorecen. Peor aún si cabe que sus fake news, es cómo marcan lo que hay que ver y discutir, los fogonazos que tapan el resto, lo que crea y fideliza ideología

De repente, todos hablando de hombres maltratados, denuncias falsas de malvadas mujeres, niños asesinados “por sus mamaítas”, ocultaciones premeditadas de las estadísticas públicas. Desaprensivos cum laude las difunden a propósito. Con éxito. Todos hablando de esa irrealidad. Flagrantes mentiras que caen por su peso.  Se aportan datos serios que las rebaten pero da igual, las cabezas que las creen y propagan son impermeables a la verdad. Como  todo, ha sido estudiado.  Los hechos no cambian lo que “creen” los adictos.

Constituyen un temible ejército que se nutre del mismo viejo oscurantismo medieval sustentado en la ignorancia, en los bajos instintos del mal pensar. El amplificado éxito de sus correligionarios les ha proporcionado confianza en sí mismos. Se oyen y se leen estos días comentarios de personas que evidencian problemas mentales notorios al punto de llegar a mostrar temor por las mujeres, por ejemplo. El machismo congénito que nubla la razón viene atizando desde tribunas de más entidad. Y luego todo se discute, sin cesar, dando vueltas y más vueltas, hasta engordar bolas mayúsculas.

 Fuera de las noticias destacadas, se van cociendo movimientos muy a tener en cuenta. La “Academia del Occidente judeo-cristiano” que pretende crear Steve Bannon en Europa sigue su andadura. A cuentagotas se ha ido hablando de ella –The Times en septiembre y varios otros medios-  El vicepresidente italiano, el fascista Matteo Salvini, les  ha cedido el monasterio de los Trisulti, en Collepardo, un pueblo de apenas mil habitantes en los Apeninos. De origen cartujo, ahora cisterciense, fue construido en 1204. La protesta vecinal ya ha llegado a las calles de la localidad. Preguntan, y con razón, de dónde sale tanto dinero para montar ese centro.

Es una pista a seguir. El dinero. Los centros ideológicos de la ultraderecha ultraconservadora tienen a manera de sucursales en los medios de comunicación –no diré informativos- de países estratégicos. Con relación entre sí o por coincidencia de objetivos. 400.000 votos andaluces a un partido de extrema derecha plena han llenado las programaciones de televisiones y radios y las portadas de los diarios. A toda hora. Se crea la necesidad, la avidez de ellos. Ningún país democrático llevaría a sus pantallas a la Fundación de un  dictador, que por otro lado ni siquiera existiría, ni a los defensores de la Manada del salvajismo machista, ni a tantos que sonrojan. Y ahí están, discutiendo a voces las bondades de unos y otros. La involución, la audiencia, los ingresos que proporcionan, marcan las prioridades informativas.

Ya apenas importan la agenda social. Los desahucios que permanecen, el trabajo precario, los 600.000 niños que no han tenido juguetes estas navidades por ejemplo. Solo el programa de la ultraderecha, presuntamente debatido en las tripas de los que tragan los anzuelos lanzados con profusión.

Sin empacho alguno, la derecha española más aterradora desde la dictadura es llamada en los periódicos centro-derecha. Y sus delirantes propuestas acaparan un desmesurado porcentaje de la atención mediática en los informativos generalistas. Dados a conocer y lavados, el camino está hecho. De esta forma, se llegan a ver imágenes como la de Salvini en Italia adorado por la multitud que pasa de largo ante el agravio a un vendedor ambulante.  Pocas imágenes más reveladoras de lo que está ocurriendo. 

   Bannon, Salvini, Orban, Le Pen, Abascal y Casado si se tercia  y el resto de la ultraderecha europea se están organizando, es cierto. El tenebroso Bolsonaro abre las puertas de Brasil a las bases norteamericanas y a unos niveles de regresión increíbles.  El primer objetivo de todos ellos, de todo el movimiento,  es acabar con los derechos –ni siquiera plenos- logrados por las mujeres.

Para distanciarse del apelativo “fascistas”,  hablan de occidente judeo-cristiano, la doctrina que ha castrado a millones de seres, imbuyendo complejos de culpa. De tasa o peaje de dolor por la felicidad terrena. No guardan relación alguna racionalmente, pero son útiles porque atan, paralizan.

Bannon trabajó primero con Donald Trump. El avanzado de la corriente. Trump no es una casualidad. Es el prototipo. El propio Bannon tampoco aparece porque sí. ¿De dónde sale tanto dinero preguntan los italianos de  Collepardo que se temen ver llegar a la flor y nata del fascismo mundial?

Es cierto que ya nos pueden manipular hasta el cerebro –dentro de unos cauces-. Aunque más que los bots rusos -situados en la cima del ranking de los peligros-, está todo el entramado que explicaba en un artículo magistral hace más de un año, aquí, Marta Peirano.  El nuevo mercado del marketing digital ha contaminado el debate político en todo el mundo. Mercenario, Capitalismo 3.0. Nada más, y nada menos, decíamos. Dinero que piensa en dinero.

Y aun así, el mundo se mueve. Y mucho. Al menos  3,5 millones de mujeres indiasse unieron el día 2 en una cadena humana que cubría 620 kms. para pedir igualdad en un fenómeno nunca conocido antes allí. Y no lo verán en los medios y programas de masas.

La Hungría de Orban hace aguas por pura lógica. No se puede criminalizar a los emigrantes y sacar el trabajo que realizaban.  La llamada allí “Ley de esclavos” para los húngaros está levantando ampollas. Por ella, las empresas pueden demandar a sus empleados hasta  400 horas extra al año a pagar en diferido en hasta 3 años.  Miles de húngaros salen a  protestar ¿Lo han visto en alguna tertulia? ¿En las portadas de la  prensa? Será interesante ver qué ocurre en Andalucía con el gobierno de derecha -caso de que llegue a formarse con el apoyo y las exigencias de VOX-. Porque serían clavado ideológicamente al húngaro.

EE.UU. elige a número récord de mujeres para Congreso, con un 22 % de escaños
EE.UU. elige a número récord de mujeres para Congreso, con un 22 % de escaños EFE

Pero quizás es en Estados Unidos donde los movimientos están siendo todavía más notables. Trump ha perdido el control del Congreso, en las elecciones de medio mandato. Las marchas de cientos de miles de mujeres que renegaron de su presidencia desde el primer día, las protestas que cristalizarían en las denuncias de agresiones sexuales de la violencia machista han desembocado en un récord de mujeres congresistas: 102 de 435, cuando antes eran casi testimoniales. Nancy Pelosi, la sólida demócrata que fue la primera mujer en presidir la cámara de Representantes en 2007 vuelve al puesto. No lo tendrán fácil los republicanos.  Son datos que aporta Angels Martínez Castells citando a personas, mujeres, que remiten a otra agenda. La hay.  “Como escribía la periodista Jill Abramson a The Guardian, «Washington ha dejado de ser de Trump». Y lo demostraba Deb Haaland de Nuevo México abrazo a Sharice Davids de Kansas, de la nación Ho-Chunk. Ellas dos son las primeras mujeres indígenas americanas que tienen escaño”, en esa larga e insólita lista de congresistas, llena de diversidad, de realidad. EEUU ya cambia.

Porque existe otra agenda informativa, otras prioridades, otras realidades a destacar antes de lo que nos presentan como una condena irremisible a la ultraderecha.  No podemos abrir espacios de conocimiento en los cerebros cerrados e impermeables pero tampoco ser condescendientes con el daño que infieren al conjunto de la sociedad. Y sí podemos desconectar de los mensajes capciosos que pasan por ser noticias y circunscribirse a la información.  Completa, sin lagunas y apartados. Si la actitud fuera masiva, algunas cosas cambiarían.

Por salud democrática, por salud mental, hay que desconectar de la basura.

Los políticos y los periodistas que no escuchan a los ciudadanos

Austria y en buena medida Italia acaban de dar una lección de cordura ante la deriva general. Austria por cerrar el paso a la ultraderecha hacia la presidencia del país e Italia porque el marasmo de Reformas Renzi era muy conservador y con demasiados atajos a la democracia representativa. Aunque se habla de un voto más emocional que razonado a la propuesta, la prima en escaños a regalar al partido más votado no se corresponde con la voluntad de la ciudadanía por más que sea medida que adora la política del establishment. Y no era la única de ese cariz. Auparse a la presidencia por maniobras palaciegas tampoco le favoreció.

No hay que confiarse, sin embargo. Francia prepara los candidatos más a la derecha que ha podido encontrar cada partido. Junto a la ultra Marine Le Pen, Los Republicanos presentan a un conservador sin complejos, François Fillon, y Manuel Valls intenta hacerse con la candidatura de los socialistas. Aquél que aprobara por decreto la mayor y más protestada reforma laboral de la legislatura. Un remedo de la española, por cierto, firmada por el PP. Ofrecer modelos tan similares es no haberse enterado de nada.

Los políticos tradicionales ya no escuchan a los ciudadanos. La prensa dominante tampoco, aún menos quizás. Empecinados en aferrarse al paraíso en el que vivieron y que, de existir, fue concienzudamente desmantelado por el austericidio, la arbitrariedad, la desigualdad y en muchos casos –como España– por el autoritarismo y la corrupción. Ése es su sueño dorado, el que quieren imponer contra la realidad.

De repente la directriz internacional, como una sola voz, recicla el concepto «Populismo» como un saco en el que meter a todo cuanto se oponga a los poderes dominantes, a ese Edén que expulsa a la inmensa mayoría de la población. Y ahí disfrazan, con toda falacia y grave responsabilidad, al fascismo o a la ultraderecha vestida de marketing y tupé naranja. Conservar el asiento para sus posaderas es la prioridad.

Si estarán tapiados los oídos del mando europeo que, con todo lo ocurrido, Alemania y el Eurogrupo –sus jefes de facto– acaban de rechazar los estímulos fiscales que tímidamente proponía la Comisión como alivio. Persisten en la tijera que hiere de muerte a Europa.

Políticos y medios, en fatídica hermandad, andan quejosos como el niño destronado con la llegada de un bebé a la familia. No consiguen entender que fue su fracaso el que alumbró el éxito de otras fuerzas políticas y no al revés. Ni se esfuerzan siquiera en comprenderlo. Atrincherados frente a los ciudadanos a los que representan y deben su puesto, hasta en el Día de la Constitución invocan el inmovilismo porque «los referendos los carga el diablo».

En ese anclaje en el pasado, ven el miura más amenazador en las redes sociales. Al menos el que creen pueden controlar y silenciar con mayor facilidad en uso y abuso de su poder. De ahí que el Gobierno del PP prepare como una de sus primeras medidas el control de Internet. «Están absolutamente desprotegidos», argumentó la vicepresidenta Sáenz de Santamaría. Leyes suficientes hay, pero precisan una nueva Mordaza, según todos los indicios.

Sin duda en Twitter y Facebook existen huestes que operan con bastante impunidad, muchas veces en favor –pagado incluso– de la política tradicional. De sus males artes para ser precisos. También se da rienda suelta a furibundas reacciones. Nada comparable sin embargo con el papel letal que el periodismo o su degradación han tenido y tienen en la situación que atravesamos.

Reciente y considerado como una anécdota, el fraude en torno a Nadia, la niña aquejada de una enfermedad rara, en el que cayeron numerosos periodistas interesados en el sensacionalismo que vende. El engaño es mucho más difícil cuando el periodista realiza su trabajo. El rigor exige comprobaciones y no hay excusa para obviarlas. La Cueva en Afganistán era pista sobrada como resaltaba Íñigo Sáenz de Ugarte. Por no hablar de los tres agujeros en la nuca como tratamiento.

La mala noticia es que por el mismo procedimiento carente de rigor nos llenan de fábulas en temas de gran trascendencia social. Por falta de exigencia profesional en unos casos pero sobre todo de forma más intencionada en defensa de unos intereses que no son los de la ciudadanía y el bien común. Difícilmente se hubiera producido la gran estafa económica y este estado de inmundicia que nos acoge con un periodismo que masivamente realizara su labor.

En estos días una mujer de nacionalidad rumana murió ahogada en el curso del temporal en Málaga. Se encontraba en el club de alterne en el que había trabajado toda la noche y no pudo salir cuando llegó la inundación porque la puerta estaba atrancada, o cerrada con llave, según se investiga. Un hombre de 40 años murió, solo, en una calle de San Feliú de Llobregat (Barcelona) apoyado en la pared en la que pedía desde hacía tiempo, visiblemente enfermo. Y una mujer de 41 tuvo que irse a dormir al parque de O Castro en Vigo tras salir de una operación en la muñeca.  Pero quien realmente acaparó la atención fue la desnortada concejala de Madrid, Esperanza Aguirre, con uno de sus números habituales contra Manuela Carmena.

Un concejal del Partido Popular en Cabanes, Castellón, ha sido detenido junto a su pareja por estafar 160.000 euros a una anciana, en medio de la indiferencia de los medios. De los mismos que son capaces de llenar días de la mañana a la noche durante semanas con cualquier incidente de alguien de Podemos. Los que permitieron la cacería, real, no «virtual», de la jueza canaria Victoria Rosell y ocultan el desenlace que desenmascara las trampas de muy grueso calibre.  Las prioridades de esta prensa, radio y televisión, abruman.

Noticias de fraudes que se silencian, como las del Football Leaks. Querellas y amenazas por noticias sobre intocables del poder mediático. Manipulación sostenida en apoyo perenne del PP en TVE y muchos otros medios. Esa anomalía que incrusta a un ser como Eduardo Inda dictando doctrinas, con el bagaje que arrastra y ni siquiera se limita al embargo judicial por no pagar la manutención de sus hijos. Con el uso de la ley del embudo como regla que le ampara. Con la opinión, en buena parte tendenciosa, sustituyendo a la información. Con el espectáculo desfigurando la realidad. Con la obsesión dañina de numerosos políticos por participar en ese ruido.

El inmenso poder de toda esta maquinaria destructora hace difícil la salida. Y sin embargo las mujeres austriacas, votando 2 de cada 3 al candidato ecologista contra el de la ultraderecha, han demostrado una gran dosis de responsabilidad. Los italianos, como todos los demás a quienes se intentan imponer resultados «convenientes», se han rebelado. El divorcio de las élites políticas y mediáticas con la ciudadanía se solventa a palos y mordazas, como prefieren, o bajando al suelo y oyendo a las personas.

Los políticos y periodistas que no escuchan a los ciudadanos deberían apaciguar el estruendo de sus intereses personales.

*Publicado en eldiarioes el 6/12/2016

Un salto al vacío

Los ciudadanos están desbaratando el tinglado. Pocos lo han definido mejor que el ministro García Margallo al comentar lo ocurrido en las elecciones italianas: “Es un salto al vacío”. Más prudente, incluso, que su colega alemán Schäuble que lo ve «grave, contagioso, infeccioso para Europa». Bruselas envía mensajes apremiantes, y los mercados apenas controlan su desasosiego. Los votantes están locos. Es intolerable, eligen a quién quieren o pueden, y no se corresponde con el plan trazado.

Esto ya lo han arreglado un par de veces. Propuso Papandreu  hacer un referéndum para consultar a los griegos sobre los recortes y las políticas de la Troika y lo quitaron de un plumazo. En Italia, precisamente, llegó un día en el que el corrupto Berlusconi ya no era útil, y lo sustituyeron por Mario Monti. Y van los ingratos ciudadanos ¡Y lo mandan a las catacumbas en el escrutinio! Y osan más: recuperan a Il Cavaliere mascherato (a nivel de muñeco de cera) y encumbran a un cómico “antisistema” cargado de sombras. Doble salto mortal. En un circo, desde luego.

Estábamos divinamente. Pagando una crisis que la mayoría de nosotros no ha provocado. Viendo reducidos servicios esenciales y derechos. Contemplando un gobierno -en el caso de España- al que le sale hasta por las orejas la (presunta) corrupción y la desfachatez para intentar disfrazarla. Las continuas ofensas a la ética y a la inteligencia de los ciudadanos. Hartos andamos del “y tú más”, de las pocas expectativas que ofrece buena parte de la oposición. Con el PSOE en caída libre en su interior y en sus resultados. Pero nadie se aparta del guión que se han trazado. Creen que todo sigue igual y que los ciudadanos retornarán a la “cordura” de mantener todo como dispongan.

No hay que espantarse, pues, de lo que han hecho los italianos, aunque parezca incongruente. Aquí también contamos con numerosos berlusconis. En la política nacional y en la autonómica. Algunos con trazas que se asemejan a la Camorra. No nos faltaba más que otro cómico. Prosistema –en su caso- aunque de varias décadas o centurias atrás, alardeando de añejo machismo. Y también han sido elegidos, y es posible que vuelvan a ser votados. Una sociedad educada como la nuestra o la italiana, tiene estas cosas.  O como  la griega que, en su desesperación, ha terminado optando –en parte-  por el fascismo. Se afianza de tal manera, que los conservadores de Nueva Democracia han puesto a votación tomar medidas para lograr la “pureza de raza” griega en el ejército y la policía y así arañar votos a los nazis de Amanecer Dorado. Y el PASOK aún no ha retirado su apoyo de gobierno al presidente Samaras, líder del partido que ha tenido semejante iniciativa. Los diputados socialistas se han exasperado, eso sí. ¿Hay quien dé más? Ése es el momento actual. La cumbre de ese paraíso perfecto desde el que salirse en un brinco implica “un salto al vacío”. ¿Queda muy lejos el vacío de la ciénaga donde vivimos?

Lo tenían bien planeado. Creían que pueden empobrecer a los ciudadanos hasta la extenuación con el fin de enriquecer sin freno a la minoría para la que gobiernan sin que nadie, salvo cuatro locos controlables, protestara. Ellos son la ley y el orden. Son ellos o el caos. Pero ya ni sus medios afines logran endosar la patraña. Al menos a una parte sustancial que les abofetea con los votos. Y siguen sin enterarse. La socialdemocracia europea dice por boca de Bersani en su pírrico triunfo: “la campana que ha sonado en Italia, también suena en Europa”. Sí, acompañada de una orquesta circense y de la banda sonora de El Padrino.  Son estos políticos los que han degradado la democracia, no los votantes, con la gravísima responsabilidad democrática que acarrea. Y siguen viéndose como la solución. Tal como están, no lo son. Cada vez menos. No todos, ya sabemos, pero sí un porcentaje decisivo.

¿Cómo reaccionará esta vez Merkel tras perder las elecciones italianas? Ni siquiera ha comparecido para aceptar su derrota y, por el contrario, manda hablar de «infecciones» ciudadanas sin la menor autocrítica. O la Comisión Europea que vive al pairo de lo que ella diga porque comparte su ideología y sus métodos. ¿Y los mercados? ¿Moverán enérgicamente su batuta? ¿Quitarán todos ellos otra vez al presidente italiano si no les gusta? ¿Mandarán finalmente a los tanques?

 ¿Y qué planes tienen para España? ¿Vale todo, corrupción, mentir hasta el ridículo, acallar a palos las protestas, con tal de rendir culto a la sagrada “austeridad”, eufemismo de lucro para unos pocos y dolor para la mayoría?

 Al borde del abismo están ellos sobre todo. Y la sociedad también porque todavía hay quien gira y gira en su desconcierto y arroja el voto como una bofetada… en su propia cara. Protestan por la corrupción y votan a Berlusconi. Protestan por la incongruencia y votan a Beppe Grillo. Lo que más claro tienen es que votan contra la política tradicional. Todavía muchos temen a lo desconocido: ese otro salto a una política limpia y participativa hecha para los ciudadanos. En éste creemos unos cuantos.

 *Publicado en eldiario.es

La donna

Tenemos mejor conexión entre los hemisferios cerebrales, aunque las mujeres poseemos un 11% más de neuronas en la zona izquierda dedicada a las emociones y a la memoria, también más neuronas espejo que crean afinidades. La diferencia –incuestionable- enriquece a la especie. Diría que contamos también con más capacidad de amar. Y es un privilegio.

Dos protuberancias mamarias, nacidas de la sabia genética que conoce la necesidad de alimentar a las crías, o una cavidad que encaja con el apéndice exterior masculino, marcan nuestros signos, distintos, corporales. Muchos otros aspectos no son exactamente iguales en ambos sexos. ¡Vive la difference!, como dicen los franceses.

Otro privilegio impagable: somos las únicas capaces de desarrollar una vida en nuestro vientre, al menos hasta la extensión masiva de la fecundación in Vitro, si llega a darse. Nuestras hormonas se vuelcan para alimentar y cuidar al incipiente hijo, sensibilizándonos. Los nueve meses que el feto permanece en el interior y el espíritu maternal que nos ata en gozosa misión cuando, ya en este mundo, precisa nuestra atención para ayudarle a crecer física y mentalmente, en su entorno, y en su afectividad, nos han situado en una incomprensible inferioridad frente al hombre. Ellos, cazadores y dueños del universo exterior, la decretaron. Y, aun con el enorme esfuerzo que en las civilizaciones desarrolladas ha logrado cambiar algo la mentalidad, todavía la mujer es discriminada por las mínimas bajas laborales de su embarazo y parto.

No nos concedieron ni alma ni inteligencia durante centurias. Tuvimos que ser hermosas y utilizar artes sinuosas para conquistar al hombre. El macho posesivo todavía tortura y mata –y mucho- a la mujer que un día amó. Gran número de hombres ya saben querernos y respetarnos, sin embargo. Nosotras también hemos aprendido a hacerlo con nuestro propio ser.

El peligro número uno… porque la fascinación y la atracción turban. Turbadas, nosotras cargamos menos la culpa sobre el objeto de deseo.

Ah, las protuberancias femeninas, nuestras curvas, qué inquietantes… ¿tanto como todo el ser masculino para nosotras?  Y pasan los años, y aún a pie de tumba, laten corazones y deseos.

La Italia descarriada vive y exporta el modelo que de dia en dia se afianza y degrada en las pantallas de la televisión “berlusconiana”. Pero en todo el mundo proliferan ya las tetas globo, los –escuetos, bien es verdad- jamones al aire, labios de pato embuchado y estirados rostros de la secta de la cirugía estética y plástica (muy plástica).

Una mujer italiana realizó, hace al menos un año, un reportaje de 24 minutos sobre la utilización del cuerpo de la mujer en la televisión. En la televisión y fuera de ella, realmente, nos están venciendo por la espuma de la frivolidad.

Hacia la «berlusconización» de España

Sigue la embestida –electoral e ideológica- contra los extranjeros pobres (es decir, lo que llaman emigrantes). Los ayuntamientos de Vic (Barcelona) o Torrejón de Ardoz (Madrid) poniendo trabas para incluir en el censo a quienes residen en sus municipios –sin papeles-, pagando un alquiler e incluso trabajando en la comunidad. Ello les impediría acceder a la sanidad y a la educación, y buscarían otros pueblos más tolerantes. El suyo quedaría “limpio”. Igual que en la desgraciada Italia de Berlusconi.

El PP quiere endurecer la ley de extranjería y que los inmigrantes firmen un “contrato de integración”, dice al calor de la polémica. CiU –otros demócratas de pro- saca a la palestra el “carné por puntos” para los emigrantes. A ver si merecen ser catalanes –incluiría el conocimiento de ese idioma- y quedarse. ¿Se lo exigen también a Ibrahimovic, Touré Yaya, Thierry Henry o Seydou Keita? Ah, no, que estos son ricos.

Bulos y bulos sobre este colectivo de unos cinco millones de personas. Son delincuentes, nos aseguran entre otras cosas. Yo no conozco ladrones más miserables que quienes nos roban nuestros impuestos para lucrarse –eso sí que nos afecta-. Y muchos de ellos ocupan portadas en los periódicos y algunos son recibidos por el Rey en los saraos. Y no creo que sean inmigrantes sin papeles los que sustraen cada año 60.000 toallas de los hoteles españoles.

O que “no caben en nuestro territorio”, como ha dicho la airada presidenta del PP catalán. Después de Francia, somos el país más extenso de la UE, pero tenemos una densidad demográfica de las más bajas, nuestra población representa el 9% de la comunidad. Parece que algo de espacio hay.

Primero vinieron a por los extranjeros pobres, y luego llegaron el fascismo, el nazismo y una guerra mundial. Pero el caso es mirar corto. Exacerbar los sentimientos egoístas y la poca formación de los ciudadanos.

A todos quienes comparten las ideas de Vic, Torrejón, el PP, CiU, algunos miembros del PSC y ERC, a todos los ciudadanos a quienes reconfortan sus iniciativas xenófobas, les quiero dedicar una canción.

Nace en la España en negro y blanco, donde los más emprendedores –por cierto, y como suele suceder- cogieron mugrientos trenes aunque sin riesgo de vida (no pateras), para emigrar en busca de un porvenir. Esta canción siempre me hizo mucha gracia. El señor de la casa quería desdentar a su señora para llevarse los dientes convertidos en rosario por no sé qué perversión sexual y, eso sí, rezar a alguna virgen. El caso es que los pobres se querían morir por abandonar España. A veces pienso qué sentirán las jóvenes extranjeras que pasean y limpian el culo a nuestros ancianos tambaleantes, o cuidan de los hijos de españoles, mientras los suyos se encuentran a miles de kilómetros. La mayoría lo primero que hacen es aprender español -de no tenerlo como lengua materna-, y muchos llegan con carrera universitaria terminada.

Porque, por cierto, pocos de aquellos españoles emigrantes aprendieron algo de su estancia en Europa. Ni sus idiomas, ni su cultura, ni su educación. Quizás no hubiera estado de más un “carné por puntos”, un “contrato de integración”, que algo hubiera ayudado a disolver la caspa patria. Pero es que el mundo acababa de padecer una atroz guerra. ¿Qué la desató? El fascismo y el nazismo.

Allá va: el emigrante, Juanito Valderrama. A escuchar en forma de cuentas de rosario, una vez tras otra.

Actualización 21/10/2010:

Ignacio Escolar saca «las cuentas del no cabemos todos«, argumento firmado por Alicia Sánchez Camacho, líder del PP en Cataluña. Y le da -pura aritmética- que los inmigrantes ilegales son «el 0,4% de toda la población. Por llevarlo a la maravillosa casa de Alicia: sería un edificio donde viven 4.000 vecinos y llega uno más».

Lo peor, la inquietante conclusión -que comparto-:

«Es cierto que en España hay un efecto llamada para los inmigrantes sin papeles. No sale de aquellas regulaciones que hizo el PSOE o el PP, sino de los empresarios que les contratan porque el trabajador que no existe en los papeles es aún más barato de explotar. Puestos a pisotearlos aún más, ¿por qué no restaurar la esclavitud? Al menos serían una propiedad privada, y hay quien trata mejor a su propiedad que a algunos seres humanos».

Primer Mundo, xenofobia

Manel Fontdevila en Público

El Ayuntamiento de Vic (Barcelona) -gobernado por CiU, ERC y PSC- sigue empecinado en vetar el padrón a los emigrantes sin papeles. La reacción suscitada por el proyecto, no hace mella en las dignas autoridades. Vienen a argumentar que el pueblo lo quiere, y que es el pueblo el que da los votos. Lástima que los politicos no escuchen lo que realmente desea la voluntad popular más que en casos como estos: mermar derechos a los débiles que no se pueden defender.

Lluís Bassets, alerta de la peligrosa deriva que está tomando Europa, suicida en su opinión. Y no sólo Europa. Luego, lloraremos un poquito entre horas por los pobres haitianos y hasta puede que les mandemos unos eurillos. Lo malo es que las cosas no funcionan mejor aplicando la xenofobia. Lluís nos aporta datos:

“Precisamente donde peor suelen ir las cosas es allí donde el Estado se retira, dejando un vacío que sólo llena la delincuencia. El contexto no es únicamente de rendición gubernamental en el mantenimiento del orden público y el imperio de la ley. Calabria tiene el récord de evasión fiscal y es a la vez una región subsidiada y carcomida por la corrupción. No es el caso de un Estado mínimo thatcheriano, sino de un Estado privatizado y confundido con el poder económico de Silvio Berlusconi, ocupado estos días, como durante toda su larga etapa en el poder, en sortear sus procesos judiciales y conseguir la inmunidad ante los jueces, mientras sus socios de la Liga del Norte se dedican a aplicar y difundir sus contundentes ideas acerca de la inmigración”.

Italia acaba con la ley de impunidad

Aún hay esperanza, si Italia acaba con la impunidad, ya todo es posible. La Corte Constitucional italiana ha declarado inconstitucional por nueve votos a seis la ley de inmunidad conocida como Laudo Alfano (una de las primeras que acometió Il Cavaliere al volver al Gobierno) y que garantizaba “inmunidad”, pasada, presente y futura, a los presidentes de la República, el gobierno y ambas cámaras parlamentarias. La ley mantenía paralizados cuatro procesos contra el primer ministro, Silvio Berlusconi. Estos, según resume El País:

‘Caso Mills’. Según la fiscalía, Berlusconi pagó 410.000 euros al abogado inglés David Mills, especialista en crear sociedades opacas en paraísos fiscales, para que testificara a su favor y mintiera en sede judicial durante los procesos All Iberian y Mediaset. Mills mintió a los jueces sobre el papel principal de Berlusconi en la estructura offshore creada para él por el abogado «para actividades ilegales y operaciones reservadas de Fininvest». Mills ha sido condenado en primer grado, aunque se declara inocente. La juez Gandus tiene la certeza de que el corruptor es Berlusconi. Pero, por ley, el juicio de Berlusconi debería comenzar de cero porque ya se sentenció al primer imputado.

– ‘Caso Mediaset’. Dos sociedades offshore creadas por Mills compraron y vendieron entre 1994 y 1999 derechos de televisión y cine por 470 millones de euros. La Fiscalía de Milán cree que esas sociedades revendían los derechos a sucesivas empresas gemelas de Berlusconi, encareciendo el precio en cada pase. La diferencia entre el valor inicial y el valor final permitía crear millones de euros en dinero negro. Berlusconi tiene pendiente una acusación por fraude fiscal y otra por balance falso.

– ‘Caso Mediatrade’. En fase de investigación preliminar, el fiscal De Pasquale cree que Berlusconi era el socio oculto de un intermediario, el egipcio estadounidense Frank Agrama, que compraba derechos a las majors americanas y luego los revendía a Fininvest y a Mediaset hinchando los precios. La técnica, similar a la anterior, serviría para detraer recursos al fisco italiano y al estadounidense y a los otros accionistas. Posible apropiación indebida y fraude fiscal.

– ‘Caso de los senadores’. La Fiscalía de Roma (a diferencia de la de Milán, favorable a Berlusconi) solicita el archivo. Algunas escuchas telefónicas, ya publicadas, permitieron saber que, cuando era jefe de la oposición, además de recomendar a velinas y actrices al jefe de RAI Ficción, Agostino Saccà, Berlusconi conspiraba con dos senadores del centro-izquierda elegidos en el extranjero para que hicieran caer al Ejecutivo de Romano Prodi, que finalmente cayó, pero gracias al tránsfuga Clemente Mastella. La acusación es la de instigar a la corrupción”

Berlusconi se apresuró a aprobar en consejo de ministros esta ley tras ser dadas a conocer unas escuchas telefónicas. En ellas, hablaba de sexo oral con una ministra –fue lo que destacaron los medios- pero también se refería, a una compra de votos para derribar el gobierno de centro-izquierda de Prodi, que finalmente caería. Crisis políticas endémicas, cambian el gobierno en Italia una vez al año como media desde la Segunda Guerra Mundial. Y Berlusconi vuelve a situarse al frente del ejecutivo. Y, con él, el fascismo sin complejos de sus socios.

Los gitanos han sido censados, a través de la toma de sus huellas dactilares, en fichas donde figura su étnia. Incluso los niños. Y, mientras algunos italianos se echan a la calle para protestar, y la comunidad judía advierte de las similitudes con la Italia fascista de Mussolini, algunos mal llamados ciudadanos queman los asentamientos romaníes, con total impunidad. El ejercito patrulla por las calles para dar “seguridad” y los italianos vuelven a salir en manifestación esta vez para pedir ¡libertad de expresión! tras el acoso a los medios no afines. En un país europeo.

El hombre más rico de Italia, dueño del club de fútbol Milan, controla el 100% de la televisión terrestre. Directamente los tres canales de Mediaset, e, indirectamente, la RAI, y, por ejemplo, más del 50% de la española Telecinco. Ese adocenamiento a través de la televisión le le ha dado popularidad y perdón social para sus muchos delitos, dado que también allí dicen eso de que “todos los polìticos son iguales”. La izquierda italiana, desde luego, está desmantelada.

Pero se acabó –esperemos- la impunidad. Nueve jueces han desafiado al poderoso para restablecer la cordura. Italia, hoy también, como ejemplo.

¿La democracia en peligro?

Una ministra italiana levantando la mano derecha abierta en saludo fascista. Patrullas «ultras» vigilando, con apoyo legal, las calles de Italia para “limpiarlas” de emigrantes. Paramilitares persiguiéndolos en Irlanda. Ascenso de la extrema derecha en las elecciones al Parlamento Europeo, con evidencias tan patéticas como en Rumania, cuyos votantes verían aplicar sobre ellos su propia receta persecutoria sólo con salir de su frontera. Las Instituciones europeas –teñidas de azul- ni siquiera se “preocupan”, esta vez, por el fenómeno. La democracia peligra, mientras goza, al mismo tiempo, de gran predicamento.

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Éste es el mapa de los países autodenominados democráticos. Del concepto apenas se desmarcan el Vaticano, Arabia Saudita, Kuwait, Nepal, Oman, Buthan, Myanmar, y Brunei. China o Cuba, se llaman a sí mismas “democracias populares”. “Democracia orgánica” decía Franco que era lo que teníamos en España durante su dictadura.  Ahíta me quedé al escuchar a Ahmadineyad, definir a Irán como una “democracia religiosa” (términos antitéticos), hasta Corea se nos presenta como “República popular democrática”.

No importa que el poder no resida en el pueblo, no haya controles efectivos de su mandato, ni separación de poderes, ni libertades de expresión, prensa y asociación, ni protección de los derechos humanos, ellos apelan al término, surgido en los confines griegos. La Europa medieval hizo ciertas aproximaciones a su práctica efectiva, incluso en España con los Reinos de Aragón (que ensayó el primer precedente de federalismo) y de León. Explotó desbordante en la Independencia norteamericana y en la Revolución francesa –que en supremo acto de hartazgo contra la tiranía segó, demasiado expeditivamente, cabezas-. La Segunda Guerra mundial evidenció su deriva y supuso el punto de partida para aferrarse de nuevo a la democracia. Es lo que ahora está volviendo a perderse.

De alguna manera, la existencia del partido único o el pluripartidismo –aunque en la práctica conduzca al bipartidismo- determina qué es y que no es la democracia. No lo es un partido aristocrático que decide por todos. Es lo que tienen los países que la apellidan con algún calificativo exótico. Mucho más civilizadas y aproximadas al término, las “monarquías constitucionales” hablan de democracia, sin embargo, partiendo del hecho de que el máximo representante del Estado, no es elegido por los ciudadanos.

  Un héroe español, Jesús Neira, se apunta a un sólo partido que decide, abriendo aún más –por su prestigio- una brecha en una herida –un cáncer ultraderechista en realidad- que no ha cerrado en 70 años. El que ha impedido, reiteradamente, que las familias entierren a sus muertos asesinados en la guerra de España. Y que se añade a la peligrosa tendencia europea actual. Son pequeños brotes, sí, pero espeluznan.

Algunos criticamos la “partitocracia” desde un deseo constructivo. Los partidos tienen que democratizarse en sí mismos, regenerarse, atrapar con soluciones e ilusiones a la ciudadanía. Con verdad, con ética. Todos debemos mirar con resolución, con actos, los peligros que acechan a la Democracia. EEUU sí ha salido del bache en ese punto.

La crisis desata el racismo

¿por qué?

¿por qué?

Italia tramita un proyecto de ley para que los hospitales faciliten -es decir, denuncien- a los inmigrantes «ilegales» que acudan, enfermos, a ser tratados, porque la legislación en trámite va a considerarlos delincuentes. Es el mismo país que, antes de que se desatara en todo su apogeo la crisis, acordó tomar las huellas dactilares a los gitanos, niños incluidos, para «censarlos», reeditando tácticas del fascista Mussolini. El mismo que ha blindado a los presidentes de la República, el Gobierno y ambas cámaras parlamentarios y que ya gozan de «inmunidad» ante delitos pasados, presentes y futuros. Berlusconi no quería verse perseguido por los jueces. Endeudada y haciendo bandera de la evasión de impuestos, en Italia sólo las diferentes mafias parecen prosperar. Sus negocios al margen de la ley mueven más de 90.000 millones de euros, el 7% del PIB, según datos de las pymes italianas. ¿La amenaza son los indocumentados? Por ellos patrulla el ejército por las calles, para garantizar -dice el Gobierno- la «seguridad».

 En Gran Bretaña los obreros se echan a la calle para que no se contrate mano de obra extranjera. Sus antaño potentes sindicatos -a los que la neocon Margaret Thatcher casi desmanteló- niegan ser racistas. Dicen que están explotados lo que, seguramente, es cierto pero no quita para que sean xenófobos.

Y, en Madrid, Esperanza Aguirre ha suprimido la asistencia letrada «de oficio» -gratis- a extranjeros inmersos en procesos de expulsión por haber entrado ilegalmente en España.

Cada uno en su casa, sí señor. Pero los virus viajan -además de en patera- en primera clase de los aviones. Y pagar porque te echen de un país, o verse en indefensión por no tener asistencia letrada, es un acto supremo de crueldad por una Comunidad que pagó «al amigo» José Luís Garci, 15 millones de euros por un bodrio sobre el tan amado por Aguirre «2 de Mayo», expresión máxima de la esencia española, en su opinión.

Hambre, provocada en buena parte por el expolio del mundo desarrollado, guerras alentadas por vendedores de armas y poderes económicos y políticos que no quieren que nada cambie. Vienen los más valientes o los más desesperados, los que ambicionan una vida mejor porque la suya es insoportable. Les veo temblar de frío al llegar, quienes lo hacen vivos, si es que vienen en cayuco, y me pregunto qué piensan quienes les maltratan. ¿Qué «esta tierra es mía» y no la comparto? ¿Quién te la dio? ¿Por cuánto tiempo más será «tuya»? ¿Viajarias en cuatro tablas a la tierra prometida para ser perseguido, no poder ir a un hospital si enfermas, no tener trabajo, carecer de todas las prebendas que asisten a los seres humanos? Aviso sin cesar que los pacientes «ilegales», un día, explotarán.

 

Actualización 5-3-2009

   El Senado italiano ha consumado la fechoría propuesta por la fascista Liga Norte: ha aprobado la Ley. Desde ahora los médicos se convierten en policías, y los inmigrantes enfermos no acudirán a los hospitales aunque se estén muriendo. La reforma establece, además, una pena de cárcel de hasta cuatro años para los «ilegales» con orden de expulsión que permanezcan en territorio italiano. Propone también un registro de «vagabundos».  Un triste día.