Hay veces que una imagen resume lo que uno piensa y siente, lo que se ha ido acumulando en los últimos días y bulle dentro. Y así me ha ocurrido con la viñeta de Forges. ¿Angustia? ¿Oscuridad? ¿Sabias palabras?… ¿Qué me dice Vd? “El buen nombre de aquella maña (vaya 🙂 ) yo tengo que defender”.
En la Jota de la Dolores se sintetizaban los males de aquella España que alumbró mi niñez. “Si vas a Calatayud pregunta por la Dolores que es una moza muy guapa y amiga de hacer favores”, la jota –dicen- recorre España. Le hacen películas para explicar que se trata de la calumnia de un admirador despechado, le componen una nueva letra que es casi peor. Nos cuentan que la jota mató a Dolores, maledicencia y oscurantismo que se prolonga en la pobre hija a quienes las malas lenguas le chafan los novios al explicarles “¿Sabes quien fue su madre? Dolores, la del cantar”, pero el desagravio es casi peor: “Fue alegre PERO fue buena”, interesante disyuntiva.
El PP quiere recuperar el concepto “nación española” y avanza que “Gibraltar es irrenunciable”. De momento, nos esperan días peores. La mayoría absolutísima de Rajoy le hace irrumpir con inusitada fuerza en el ideario más casposo de nuestra historia. Que 40 años no son nada. Ni Aznar llegó a tanto, aún no había triunfado el golpe neoliberal que facilita todo tipo de involuciones.
De vez en cuando, cada vez más de tarde en tarde porque sopeso el cariño inmenso que le profeso con lo que me revuelve, hablo con mi gran amiga desde la adolescencia. Es votante del PP. Se considera informada (se surte sobre todo de “debates” para elegir la opinión que coincide con la de ella). Admite que habrá más paro, suelta la letanía de que “no tenemos dinero”, y al argumentarle dónde está el dinero que sí hay (en la falta de impuestos a las grandes fortunas, evasión de capitales o economía sumergida) dice que es un gato a quien nadie pone el cascabel. Por aceptar, acepta que el PP miente al decir que desconocía el déficit, dado que procede de forma sustancial de las comunidades autónomas que controla. «No es mentir exactamente, es la jerga política», explica.
Ahora bien, lo que a mi amiga le gusta, dice, es “la derecha”. No podía con la ideología de Zapatero que ella ve de ultraizquierda. Hubiera colgado por los pies a Bibiana Aído. Y es que la derecha tiene unos contradictorios conceptos sobre la igualdad y, por ejemplo, les preocupa sobre manera con quien se mete la gente en la cama. Los malos tratos son incidencias del “entorno familiar”. Todo “como dios manda”.
Dedico un amplio aparatado al franquismo sociológico en La energía liberada. A la influencia de la iglesia católica, la educación pasada y -lo que es peor- a la actual, a los datos de una vertiginosa derechización de la sociedad española que van reflejando las encuestas del CIS. Sin más detalles, alguien me dijo anoche que mi afirmación de esa pervivencia del franquismo es “la mayor estupidez que ha oído jamàs”.
Pero ahí está asaltando impúdico la convivencia. El “Gibraltar español”, el “una, grande y libre”, la autoridad, la firmeza, la efectividad de boquilla que se contradice con los hechos, la manipulación, el peligrosísimo populismo, el nacionalismo de vía estrecha. A mi admirado Antonio Forges también le preocupa. Pero mientras haya que defender honores y vivir de la apariencia y “ser buena, aunque se sea alegre”, estamos salvados.
Tras la revolución francesa, los franceses llamaron a Napoleón. Volvieron a llamar a la derecha en aluvión después del Mayo del 68. ¿Qué hemos hecho para tener a “este” PP (porque hay otra derecha más civilizada) después y en el 15M? La deriva en su limbo de los presuntos socialistas influye, pero tiene que haber algo más, la caspa que afluye a la menor ocasión en España es muy preocupante. Times of trouble, mother Mary and her blessed mother. Por tanto tiempo…