Sol se ha movido. Ha terminado la acampada surgida espontáneamente tras el #15M aunque seguirán las comisiones y las acciones, como la manifestación el 19 de Junio en protesta por el Pacto del Euro que nos prepara la UE y que es para echarse a temblar.
Los empresarios de la Puerta del Sol ya pueden regresar a sus ventas millonarias. Dicen que han perdido 30 millones de euros por la acampada, y ese monto han reclamado al Ministerio del Interior. En las primeras tres semanas. Llamó la atención sobre la desorbitada cifra un avispado lector en la presentación de Reacciona en la Feria del libro el sábado. Os pongo una foto para que veáis que majos estábamos. El discurso fue de un gran nivel. Y nos sentimos todos muy cómodos.
Pero volvamos a lo nuestro. 10 millones de euros por semana se gana en conjunto -eso dicen- teniendo un negocio en la Puerta del Sol. Claro que son esenciales para la vida en comunidad.
La genial foto de Ludens nos muestra las dos caras de la vida que veníamos admitiendo aunque tengo la impresión de que ya no y nunca más. Adios no, hasta luego Sol.
El movimiento generado a raíz de las manifestaciones del #15M ha sembrado de enormes esperanzas a un sector creciente de la sociedad. Un ejemplo de ciudadanía, de creatividad, que ha asombrado también al mundo y acrecentado sus ilusiones en un sistema más justo. Este domingo, sin ir más lejos, varios medios internacionales van a tratarlo en profundidad.
Quiero empezar por recordar la carta que José Luis Sampedro envió a las convocatorias del 15M que, en este momento, tiene más de 1.600.000 referencias en google en páginas de todo el mundo. Y la tomo de la Fundación de José Saramago, cuya viuda, Pilar del Río, también sigue de cerca esta protesta, como lo haría el propio escritor comprometido. Destaco este párrafo de Sampedro:
“Me adhiero a vuestras reivindicaciones, hago mío el manifiesto, me solidarizo y deseo un clamoroso 15-M. Pero sobre todo, os animo a avanzar en la lucha hacia una vida más humana. Los medios oficiales no se van a volcar con vosotros y encontraréis muchos obstáculos en el camino, pero está en juego vuestro futuro. El 15 de mayo ha de ser algo más que un oasis en el desierto; ha de ser el inicio de una ardua lucha hasta lograr que, efectivamente, ni seamos ni nos tomen por “mercancía en manos de políticos y banqueros”. Digamos NO a la tiranía financiera y sus consecuencias devastadoras”.
¿Qué ha pasado después? ¿Qué está pasando? Ha habido muchas personas que se han dejado en esto la piel y la energía trabajando. Ha surgido la oportunidad impagable de que muchas personas se informen mucho más de lo que estaban, se expresen, hablen las unas con las otras, siembren… una rica semilla.
Mantengo serias dudas sin embargo acerca de los movimientos asamblearios. Por experiencia. La sagrada coma, sí, ese signo insignificante, es capaz de arruinar cualquier proyecto constructivo. Ocurre también que las concentraciones tan abiertas atraen a frikies de todo signo y a astutos partidarios del #antihacernadapositivo. Contamos también con la decidida participación de disuasores y manipuladores varios desde los grandes medios.
Demasiado para un movimiento de buena fe, en el que, además, el cansancio está haciendo mella. Hay que tener siempre los sentidos muy alerta para detectar torpedos. Tienen mucha más experiencia en la tarea. Infectan cómodamente, mientras otros trabajan.
Las acampadas tuvieron que disolverse en mi opinión el 22 de Mayo, en la cumbre de su éxito. Y continuar los trabajos en otros formatos, en jornadas diurnas, tras descanso reparador. No ha sido así. No puede prolongarse más el error.
El 15M y las acampadas han demostrado la indignación ciudadana, su deseo de edificar. No se puede defraudar a tanta gente, dentro y fuera de España, con un “consenso de mínimos” light que solo hable de política. ¿En qué estáis pensando? Lo firmaba Sampedro y lo repito: “Ha de ser el inicio de una ardua lucha hasta lograr que, efectivamente, ni seamos ni nos tomen por “mercancía en manos de políticos y banqueros”. Digamos NO a la tiranía financiera y sus consecuencias devastadoras”.
¿En qué han quedado los ingeniosos carteles? No respondían a una creatividad gráfica, estaban y están llenos de contenido.
Baja la guardia, este viernes el Gobierno catalán desaloja la acampada de Barcelona. Un centenar de heridos. A un chico le han roto el bazo por ejemplo y ni tiempo hay para informar de ello. Hasta Naomi Klein estuvo pendiente de la #spanishrevolution
@NaomiAKlein The universal language of police brutality against peaceful demonstrators http://youtu.be/PtaNg8c8OtU #spanishrevolution
Excelente idea las asambleas en barrios y pueblos. Una nueva vía. Más de éstas. Pero, si no es posible solventar en breve en las acampadas, el supremo obstáculo de las comas, aplazad su resolución. Un poco más. Para debatir sin presiones. Os habéis dejado urgir a unas propuestas que ni los propios partidos explicitan. ¿Dónde está el programa del PP, por ejemplo? La #spanishrevolution ha demostrado como nunca que se puede informar fuera de los cauces oficiales. No más errores. No nos defraudéis. Lo hacen a diario buena parte de los políticos. Tampoco es productivo dejarse deslumbrar por el espejismo de una reacción contra la violencia institucional. La misma violencia está en las directrices políticas que han podrido el sistema.
En mi opinión, hay que volver a casa, desmantelar las tiendas y descansar. Sin presentar propuestas vacías. Se impone meditar serenamente, sacar conclusiones, seguir trabajando. Con el criterio demostrado al inicio. Con radares para detectar topos. Mucha gente está pendiente de ello. Hay que regenerar la política, la relación con los poderes financieros, la sociedad. Sería imperdonable abortar la semilla. Muchos sabemos sin embargo que crece vigorosa. No la ahoguéis vosotros mismos. Es lo que esperan los grandes poderes para que no cambie nada. Dicho con afán constructivo pero firme: ¡A casa y a reflexionar!
No nos engañemos, España no vivió el Mayo del 68 francés sino de lejos y tamizado en rechazo por la dictadura. “Seamos realistas: pidamos lo imposible” decían allí y de eso, al menos, sí nos enteramos. Y a algunos nos caló en el alma. Tampoco llegó a entrar en su día la Ilustración ¡Qué le vamos a hacer! Las flores de la ingenua revolución hippie fueron admitidas sin embargo: como estética. Y fuimos cambiando, claro que sí, hasta volver el país del revés en 3 años oficiales de una transición idealizada y probablemente positiva aunque se tramitara bajo presión de los vencedores. Todos los países en nuestras circunstancias dilucidaron de alguna forma responsabilidades, nosotros no. La entrada en la Europa que entonces prometía nos dio el empujón imprescindible al progreso. Luego… llegaron “los mercados”.
Cumple 70 años el bueno de Bob Dylan y suena de nuevo reiteradamente su himno: “Los tiempos están cambiando”. “La gente se empieza a juntar por donde tu andas/Y reconoces que las aguas han crecido a tu alrededor/ Y ves que pronto estarás mojado hasta los huesos/ Si tu tiempo tiene algún valor para ti, entonces es preferible que empieces a nadar/o te sumergirás como una piedra/ porque los tiempos están cambiando”. “Senadores y congresistas” no prestaron la debida atención a que no debían “bloquear la entrada”, apenas quedan ya aquellos “padres y madres” que no lograban entender y “el mandato de los hijos e hijas”, tan próximo a comenzar –que decía Dylan-, dilató o torció o perdió su llegada varios lustros. En realidad lo ha tomado una generación joven que permanecía silenciosa y a la que se quiere robar el futuro como ya se le roba el presente. A su lado vemos a maduros y viejos, orgullos de ellos, de todos nosotros.
La inesperada lección de ciudadanía, democracia, serenidad, firmeza y capacidad organizativa que estamos dando rompe todos los tópicos sobre España. Y junto a estos valores, la creatividad que nunca nos faltó. “La revolución estaba en nuestros corazones y ahora vuela libre por las calles” asegura una pancarta.