Tres millones de británicos no podrán calentarse en invierno ¿Y en España?

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El diario británico The Independent  lo trae en portada: 3 millones de personas no podrán encender la calefacción en invierno en el Reino Unido. No podrán pagar la factura de gas y electricidad para calentarse.  Se teme que esto cueste la vida a 200 personas diarias. Especialmente ancianos que son quienes lo han denunciado. “Los precios suben, las temperaturas bajan”, define el periódico.

El neoliberalismo mata. Globalizado, podemos encontrar problemas comunes en muchos países. También en España hay ya, justo, 3 millones de pobres y otros muchos en el umbral, con menor población. Y, como en todo el mundo desarrollado, el ataque sistemático a los ancianos a través del recorte de sus pensiones y los repagos farmacéuticos los sitúa como sector destacado entre las víctimas. Pasa en España. En Gran Bretaña se quejan. Pero no es éste la única diferencia.

Como aquí, las compañías de suministro de energía han elevado drásticamente las tarifas. Al punto –dicen allí- de facturar 1.267 euros anuales por gas y electricidad como media. Y eso porque acaban de subirlas. ¿Leo bien? ¿Los británicos pagan apenas 100 euros al mes por ambos suministros? ¿Y sabemos, saben los españoles, que el sueldo medio duplica el nuestro como poco? ¿Qué nos hemos perdido nosotros?

Hay un fuerte debate en el país, además. Las seis mayores compañías van a comparecer esta semana ante el Parlamento. Se les acusa de haber actuado como un “cartel” que acuerda y sube precios, se les critica que evadan impuestos a paraísos fiscales, y se estudia un impuesto especial.

La mayoría de los políticos se muestran indignados con esta situación –aunque sin duda la han propiciado-.  Danny Alexander, el secretario jefe del Tesoro, por ejemplo, declaró: «La gente está furiosa con razón acerca de las empresas y los individuos que evitan el pago de la cantidad correcta de impuestos. Yo estoy furioso por eso. Es algo que no es aceptable en ningún momento, pero particularmente en éste en que estamos pasando por gastos difíciles «. No todos. Angela Knight, directora ejecutiva de Energía del Reino Unido, que representa a las empresas, ha dicho que sus ganancias no son excesivas y que las empresas también “están haciendo grandes inversiones en el Reino Unido y por lo tanto tienen que tener un «margen de explotación«. ¿Grandes inversiones? ¿Y en España invierten en mejoras las colegas?

La preocupación por los jubilados que no podrán calentarse ha llevado a estudiar sensibles rebajas en sus facturas. Y se prodigan las alarmas acerca de cómo influye en la salud pasar frío. El Dr Paul Cosford, director de protección de la salud y director médico del Sistema de Salud Pública de Inglaterra (PHE), explicó: «En un clima más frío, mantenerse caliente es esencial para mantenerse saludable, especialmente para los más jóvenes, las personas mayores o los que tienen una dolencia crónica, como las enfermedades del corazón y el asma. Hay una amplia gama de problemas de salud relacionados con la vivienda y el frío clima de invierno, pero, sobre todo, un ambiente interior o al aire libre frío puede empeorar los problemas del corazón y respiratorias y pueden causar la muerte. »

El invierno es mucho más frío en Inglaterra que en algunos lugares de España –no en todos que buenos bajoceros se registran aquí-, pero al menos allí se habla de las consecuencias de la brutal religión del lucro a toda costa que ha impuesto el neoliberalismo que nos aqueja. En España nada. Claro que muchas personas no podrán encender la calefacción en invierno, ya pasaron así el pasado. El poder adquisitivo aún se ha mermado más ahora. Pero aquí nos dice el gobierno que la recesión se ha terminado y el inefable ministro Cristóbal Montoro se atreve a declarar que “la gente ya nota la recuperación”. De la cordura, querríamos. La recuperación de la cordura si alguna vez la tuvimos.

La máxima diferencia es ésa. Los ingleses se quejan, debaten, piensan los unos en los otros algo más que nosotros. Obligan a los políticos a mojarse. Aquí la mayoría está en la inopia. Aún así, es muy probable que 200 británicos mueran de frío cada día. En España ni nos enteráramos de cuántos.

(Gracias Gonzalo Semprúm por enlazar periódicos cada noche)

Noticias para usar la cabeza

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Quién te ha visto y quién te ve. El País y El Mundo coinciden en foto ninguneadora y destructora para “ilustrar” la huelga y manifestación contra la Ley Wert. La marea verde arrasó las calles de España y vació las aulas, pero la prensa “seria” sigue a lo suyo. Lástima ver así a El País que tanto amamos –yo sí-. Fui corresponsal en Aragón durante la Transición.

Se despide semana con los principales líderes mundiales reunidos en un Consejo Europeo en lo que los graves temas que deberían tratar quedan en segundo plano porque todos están dolidos por el espionaje que les ha perpetrado el Premio Nobel de la Paz que está al mando de EEUU, y que conocemos por el perseguido Snowden. Por cierto nuestro Mariano anda silbando a ver si evita protestar por ser también espiado su gobierno. Ahora que Obama y él eran ya amiguitos cómo le va a hacer un feo. La dignidad de España le importa un pito.

Avanzado el día y cuando el asunto era ya un clamor, Rajoy ha llamado al embajador de EEUU «a preguntarle si la NSA ha espiado a políticos españoles» aunque «él cree que no».

En España, el sector financiero hace balance. El BBVA ha ganado un 85,8% más el trimestre pasado que en el mismo período de 2012. Caixa Bank, un 164%.

Entre tanto, en estos dos años de gloria del PP, han perdido su empleo 400.000 funcionarios, de todo tipo, sanidad, educación, todo, debilitando también los servicios que se ofrecen al ciudadano.

En el CNIO (Centro Nacional de Investigaciones Oncológicas) han despedido a 54 empleados. Los más afectados por la poda son el programa de biotecnología y las terapias experimentales.

ERC, es decir, Ezquerra Republicana de Catalunya, partido con las mayores expectativas de voto en este momento allí, ha evitado con sus votos que el Parlament exija la dimisión del jefe de los Mossos. Miembros de la policía catalán se cargaron a palos a un señor. Existen vídeos espeluznantes de los gritos del pobre hombre antes de morir. ERC prefiere escuchar los sonidos de su poltrona.

El aeropuerto de Castellón tiene goteras y humedades por falta de uso. Han de enterrar allí más de 600.000 euros de dinero público si se quiere abrir. Ahora que todos los aeropuertos están en crisis.

Las víctimas del brutal incendio de Bangladesh llevan 6 meses sin cobrar. Los familiares de los muertos o los heridos, entiéndase.

Y finalmente destaco que el PP se propone asistir a una manifestación contra el Tribunal de Derechos Humanos de Estrasburgo por haber anulado la Doctrina Parot. A mí no me representa un gobierno que va contra los más elementales fundamentos democráticos de la convivencia internacional. Si este fuera un país serio no se consentiría. Iñigo Sáenz de Ugarte firma un equilibrado artículo sobre la Doctrina Parot y la actitud del gobierno que merece leerse: La Conspiración de la AVT contra la democracia.

Acabo. Hay más pero todo esto es suficientemente ilustrativo para todo aquél que no huye de relacionar datos y sacar conclusiones. La Razón –publicación dirigida por el tertuliano más solicitado de España- considera que lo más importante que sucede, tanto como para copar portada, es que el Rey posó sin muletas.

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Las reformas del Gobierno están dando ya fruto: el que se busca

El Gobierno prosigue su ambicioso plan de reformas que pronto darán fruto. Nos lo dice todos los viernes la vicepresidenta con voz de querer ser especialmente convincente, y, cuando les toca, el resto de los miembros del Ejecutivo. Entre las muchas virtudes que adornan a este equipo sin par debemos añadir su modestia: las reformas aplicadas sin pausa ya son más que evidentes.

Comenzaron buscando que el mercado laboral español ganara competitividad. Y sí, ahora ya rivalizamos en sueldos y derechos del trabajador con los chinos y bangladesíes o, entre los europeos, con rumanos y búlgaros. Había otras formas de ganar en la competencia. Se podían haber buscado proyectos innovadores de desarrollo como país que arrasaran por su originalidad y calidad, pero se optó por la devaluación de las personas como deferencia con los empresarios en cuyas cabezas y bolsillos no entra el concepto inversión productiva. Tanto ha gustado esta reforma del PP que el FMI ha pedido que se ahonde en ella.

Esto acarrea beneficios añadidos: se reforma también la sociedad. Quien tiene preparación, arrojo y ganas se va de España y salen de las listas del paro, y los que se quedan tragan y callan ante el temor de verse aún peor. Para los más rebeldes del interior, se aplican reformas del Código Penal y se ejecutan con severidad, logrando el mismo resultado: que no píe casi nadie y pasen por ser la dulce mayoría silenciosa que, dicen ellos, todo lo avala.

José Ignacio Wert ostenta un papel fundamental en el proyecto de reformar la propia sociedad. Ha emprendido acciones de amplio alcance. Devaluar la educación para que no se cuestione nada. Menos becas y más restrictivas para reservar la formación universitaria a los hijos de la gente destinada de forma natural a mandar, los de toda la vida. Se deja también a casi 600.000 escolares (más de la mitad de ellos) sin ayuda para libros de texto con idéntica finalidad. Se reduce drásticamente la promoción de la enseñanza de idiomas y de las becas Erasmus. Aunque se impulse la movilidad exterior y el espíritu aventurero conviene que emigren atados por el desconocimiento de la lengua y vuelvan con la cabeza baja a asumir la gloria de ser español. ¿Erasmus? Eso es lo que menos interesa, una convivencia universitaria sin barreras en donde prenden costumbres tan nefastas como la de pensar.

Las comunidades autónomas colaboran de forma entusiasta con la tarea del Gobierno. Sobre todo en la desvalorización de la sanidad pública y en su privatización. Ya se quejan las asociaciones médicas de la insalubridad de los centros gestionados por empresas con afán de lucro. Hasta ratas han mostrado como evidencia. Y ya se nota también el deterioro en la salud de los pacientes. Estas moderneces de asistencia de calidad para todos son equívocas.  La enfermedad propia o de seres queridos convierte en más vulnerables a las personas y es el momento de que asuman que mantener su salud cuesta dinero –los impuestos en realidad son los diezmos para los nuevos señores feudales- y que ese bocado es apetitoso como negocio. Que se lo pregunten a González y Lasquetty en Madrid que braman iracundos por la obstrucción judicial a su empeño.

A los ancianos ya apenas se les puede exprimir sino en adquisición de bienes y servicios y en voto. A un gran estadista, como quien tenemos al frente del Gobierno, no le tiembla el pulso para llevar a cabo las reformas precisas. Por eso se les baja las pensiones “ahorrando” 33.000 millones de euros que salen de su bienestar e instándoles a morirse rápido. Por su propia voluntad o por inanición, dado en cómo les quedará la pensión conforme más vayan viviendo. O hacerse un plan privado. Además vienen muy bien al Estado cuando las cuentas se desmandan. Está pasando en Polonia, cuyo Gobierno se propone confiscar la mitad de los activos de esos planes privados de jubilación.

Con todo esto y alguna cosa más, se ha logrado transformar también los hábitos de consumo. Han regresado a niveles de hace 20 años. O más allá en el equilibrio alimenticio. Ha aumentado la ingesta de pan y ha disminuido la de carne y otras proteínas como sucedía en la posguerra. ¿Qué nos creíamos? ¿Que todos podíamos comer como los ricos? O viajar  y gastar como los ricos al modo como se ha hecho en la promoción de una candidatura olímpica que se le había apetecido al PP y a sus amigos constructores, de ésos que tienen jet privado e invitan.

El que quiera casa que la pague. Quien pretenda calentarse o refrigerarse según las inclemencias del tiempo que apechugue con su costo. Los resultados de las reformas están siendo ya muy palpables.

La vuelta a una sociedad que sabe de su condición desigual trazada por el destino ha propiciado también que toda España esté en venta. Hasta los pisos de alquiler social se han entregado a una empresa como dios manda que meterá a los inquilinos en cintura. Lo más granado de la riqueza mundial –rusa, china, venezolana, estadounidense- está adquiriendo a precio de saldo nuestros edificios históricos o esos pisos que dejó la oportuna burbuja inmobiliaria –el antecedente de las reformas del PP-. Nos vamos a volver muy cosmopolitas. Con la gente que cuenta, con la que echa por delante el dinero y no hace ascos a nada.

El diseño es perfecto ¿es posible que no se haya advertido? No se trataba de crear empleo sino de abaratarlo. Ni de solucionar otra crisis que la que hace entrar los beneficios en aluvión a ciertas cuentas corrientes. De modular caracteres para crear súbditos dispuestos a acatar lo que ordena el poder y mostrarse convencidos de que “no hay otro remedio” que el propuesto, por muy a aberrante que parezca. De tomar el bastón del mando y aporrear con él si se hace preciso.

Eso sí, en tanto las reformas de Wert y Gallardón, dan sus frutos educacionales, se echa mano de otra reforma: la de los medios de comunicación. Se trata de pagar esbirros en dinero o en prebendas que manipulen la realidad. Es rentabilísmo. O de acogotar por sus deudas contraídas a quienes no se prestan con la misma diligencia a cumplir esa labor.

La intención era refundar la sociedad no el capitalismo. Si Europa se desangra en aumento de la pobreza, aquí nos la dan incluso toreada a puyazos. Y muchos aún ríen contemplando –incluso sufriendo- el espectáculo. ¿Quién ha dicho que el ambicioso plan de reformas no está funcionado? no cabe hacerlo mejor.

*Publicado en eldiario.es

La prensa española y Madrid 2020; pecado mortal de omisión

El artículo es del periodista y profesor José Cervera y coincidó plenamente con él. Así que le cedo el espacio:

El fracaso de la candidatura olímpica de Madrid 2020 puede leerse como el fracaso del modelo de gobierno español; tal vez la puntilla para una clase dirigente social, política, económica y mediática con orígenes en la Transición. Pero si el que Madrid no haya conseguido ser sede olímpica en su cuarto intento puede poner en cuestión las motivaciones y mecanismos de la élite empresarial y política, en el caso de la prensa la duda es mucho más grave. Porque el desastre afecta a la esencia misma de lo que es el periodismo y el papel social de los medios.

En efecto, ¿para qué sirve la prensa? ¿Debe ser un reflejo fiel de la realidad, o debe recoger y amplificar las esperanzas y sueños de la sociedad a la que sirve? Si los medios se limitan a transmitir lo que ocurre sin voluntad de mejora, pueden caer en la frialdad y el desapego; si se dejan llevar por la pasión y abandonan la realidad por el activismo, dejan de ser testigos para convertirse en activistas, o peor aún; en forofos.

Si esta tercera candidatura democrática de Madrid a los Juegos ha desnudado un modelo de política y de desarrollo económico, a la prensa la ha dejado hecha astillas. Y no hablamos de opinión, ese campo donde cada columnista y cabecera debe aguantar su propia vela y justificar lo que opinó, sino de información: de lo que se supone es el meollo del periodismo, la razón de su existencia.

En general, los medios españoles han funcionado como partidarios y no como críticos, como parte y no como analistas. Se han sumado al discurso oficial y han arrimado el hombro intentando vender un proyecto en lugar de informar sobre el mismo. El resultado ha sido una mezcla tóxica de informaciones sesgadas hacia el discurso oficial con clara intención propagandística y, lo más grave, estratégicos silencios que dejaban de lado los defectos de la candidatura y las realidades de la competencia. Este cóctel torticero ha confundido a la ciudadanía haciendo que la realidad nos pillara por sorpresa. Con escasas pero honrosas excepciones, la prensa no ha contado lo que pasaba, sino lo que quería que pasara: la definición de la propaganda.

Y así hemos visto a los medios dedicarse a repetir las cifras que daba la candidatura oficial, sin cuestionarlas ni comprobarlas: 91% de aprobación por la ciudadanía, 96% fuera de Madrid; 350.000 puestos de trabajo a crear; menos de 1.700 millones de euros de inversión; 80% de las infraestructuras terminadas. Periódicos de uno y otro signo político, los unos por cercanía ideológica, los otros por mal entendido patriotismo, han actuado como propagandistas en el sentido estricto. Muchos medios digitales se han limitado a publicar de modo automático los comunicados de prensa de la candidatura repartidos vía Efe; una abdicación completa de su tarea como localizadores, validadores y jerarquizadores de la información.

Lo peor del caso es que algunas pistas permiten sospechar que los medios, o al menos los periodistas, conocían la verdad; que sabían de la falsedad de ciertos datos, que sospechaban de la veracidad de según qué declaraciones. No hablamos de los 50 votos amarrados según El Mundo que para otros pueden haber costado los Juegos a Madrid, sino de las cifras presuntamenteobjetivas. Así en algunos artículos de El País se citaban 50.000 puestos de trabajo a crear, en lugar de los 300.000 oficiales. Pero cuando estas cifras contrarias a la versión oficial aparecían era en el último párrafo de una larga información, y sin ser destacadas, ni respaldadas. Escondidas.

Los ejemplos de flagrante forofismo son demasiados y demasiado obvios, aunque alguno ha rozado el ridículo; las alabanzas de La Razón al discurso de la alcaldesa Ana Botella –»la sorpresa agradable provino de Ana Botella, natural, inglés fluido, y relajada»– están ya en el museo de la infamia informativa. No son estos flagrantes intentos de tergiversación lo más preocupante; tal vez el mayor fallo del sector medios español no haya sido un pecado de acción, sino de omisión. Lo peor no era lo que decían los periódicos, sino lo que no decían.

Como ya hemos comentado, las cifras no se cuestionaban, o cuando se ponían en duda era de modo casi subrepticio; los números se consideraban sagrados. Pero además hubo otras clamorosas ausencias. Así brillaron por su ausencia cuestiones clave como las consecuencias que podía tener la política antidopaje del Gobierno español, y la vinculación de personas relacionadas con casos de doping con candidaturas anteriores y con el partido en el poder; la proximidad personal de algunas de las candidaturas precedentes con implicados en casos de corrupción como el Caso Nóos (y con delegados presentes en Buenos Aires como Rita Barberá); el posible efecto del caso Madrid Arena tanto en las deliberaciones del COI (era una de las sedes olímpicas) como en los costes previstos; la falta de análisis críticos de la oferta propia y de las ventajas de las ofertas competidoras…

Como en otros casos de flagrante fracaso de la función periodística como la Guerra de Irak o la crisis financiera, lo peor no ha sido el fanatismo forofo de algunos, sino el silencio de todos a la hora de hacer preguntas importantes. La propaganda puede equilibrarse con la verdad, pero triunfa si enfrente no hay más que silencio. Algunos medios mantuvieron una posición crítica y cuestionaron las cifras y los mensajes de la candidatura, pero en conjunto la prensa fracasó. Y si malos fueron los mensajes torticeros de algunos, peor ha resultado el silencio de muchos. E insuficiente la crítica del puñado que ha osado ir contracorriente. Ojalá que esto sirva para que descubramos lo mucho que necesitamos a esos pepitos grillos; para que estas cosas no vuelvan a pillarnos por sorpresa.

*Publicado en eldiario.es 

 

La democracia en caída libre

Vivimos en un mundo en el que la guerra asesina ciudadanos con gases neurotóxicos, como ha ocurrido en Siria según certifican Médicos Sin Fronteras. No le quita hierro que ocurriera antes, allí probablemente y en otros lugares. Un conflicto que se inició como revuelta popular ante la tiranía de Al Assad y que derivó en enfrentamiento civil. Una conjura premeditada en opiniones que tildan de ingenua la explicación más evidente. Sea como sea en este complejo entramado de intereses y emociones, durante más de dos años la Comunidad Internacional mostró varias veces su preocupación por el conflicto, pero no hizo nada por resolverlo, ni por los miles de muertos, heridos y desplazados. Ahora –ante la gravedad de los intolerables hechos- varios gobiernos planean atacar Siria sin la ONU, dado que la ONU –para nuestro mal- es absolutamente inoperante. Como les parezca. Lo peor es que desde hace tiempo no hay diplomacia, ni juicios, ni presiones económicas disuasorias de quien puede ejercerlas, ni se cierra el grifo al gran negocio que surte armamento, solo se opta por las bombas. En ese mundo vivimos.

Perplejos nos quedamos –algunos- al ver cómo no se considera golpe de Estado a un levantamiento armado del ejército contra un gobierno salido de las urnas, el de Egipto. Ese ejército masacra a la parte de su pueblo que ideológicamente no le gusta, aunque comparta con ella postulados religiosos. Y no se puede intervenir –ni retirando subvenciones de gobiernos extranjeros por lo menos- dado el tinglado que mantienen, como parte fundamental de la economía egipcia,  esas fuerzas armadas con grandes empresas privadas norteamericanas. Y mientras la sangre inunda de nuevo las calles de la destrozada primavera árabe, sale de la cárcel el dictador Mubarak, para que no quepan dudas.

Un mundo en el que el gobierno de EEUU –el país más poderoso aún- espía a otros gobiernos y ciudadanos impunemente. Más aún, con ayudas. La persecución de Edward Snowden, a la que varios países prestaron apoyo fuera de las leyes, resulta muy ilustrativa. El gran delito del espía informático fue –recordemos- divulgar los programas “de vigilancia” de la Agencia de Seguridad Nacional estadounidense que transita por las vidas de cualquiera –en su país y fuera de él- con total soltura. Estamos todos a la intemperie. Menos mal, por cierto, que esto sucede teniendo en la Casa Blanca nada menos que un Premio Nóbel de la Paz. Todo un síntoma.

Todos parecen espiar a todos. Que los ciudadanos se enteren de los tejemanejes, la información, se considera un atentado a la Seguridad, y bien que lo viven en sus carnes Manning y Assange. Agentes de la Inteligencia británica entran en un periódico, The Guardian, a borrar discos duros. Retienen al novio de un periodista como coacción. Todo esto está pasando. Y en la antigua potencia rival -Rusia como cabeza- se puede llegar a pagar con la vida informar y a palos o en ocultamiento la orientación sexual no considerada ortodoxa.

En Europa andamos dilucidando si es lícito y positivo que Alemania nos lleve a todos al pairo. Mientras, su insostenible burocracia no hace otra cosa que emitir comunicados de preocupacióntambién –la eternamente “concerned” UE- ante graves hechos sobre los que debería tomar postura eficaz.

Lo de España es de nota. Siempre significando la diferencia de la caspa pegada a nuestras raíces. Estamos contemplando cómo el presidente se prepara para el curso político y segunda parte de su mandato. Es el mismo que ha elevado la deuda pública como nadie lo hizo en un siglo y aspira -en sus siempre incumplidas promesas-a dejar el paro en 2016 “solo” en un 25 % cuando lo cogió en un insostenible 22,80%. El que ha propiciado el destrozo de la sanidad pública cambiando por completo el modelo lo que puede tener consecuencias de muy difícil reversión. O de la educación. O el que ofrece a científicos y jóvenes la patada en el trasero para que se vayan de España como horizonte profesional y de vida. Y es, por encima aún de ese desastre, el que preside un partido enfangado, a cuyas escaramuzas asistimos como si fueran algo normal. Incluso en este mundo corrompido que vivimos, en muchos otros países Mariano Rajoy estaría fuera del gobierno y su partido obligado a enfrentarse de nuevo a las urnas. En cambio, lo vemos afrontar el futuro como si nada de lo sucedido fuera con él, o con ellos.

No hablemos ya del renacer de la moda franquista –brazos en alto, aguiluchos, loas municipales a los asesinatos de la dictadura- tildados de gracieta. En esa deriva dislocada hacia la ultraderecha un alto cargo del partido en el poder dice  las consecuencias de la  República condujeron a un millón de muertos” y a estas horas sigue en activo. También andan por Europa en similares aficiones a pesar del recuerdo de en qué desembocaron tales prácticas. Estamos tolerando más allá de lo tolerable, mucho más allá.

Suele recordarse como un hito que, en 1972, el presidente de Estados Unidos, Richard Nixon se vio obligado a dimitir por el escándalo Watergate. Por una trama de espionaje y también de corrupción económica. Claro que lo negó previamente. Y se resistió. Y cesó y persiguió a quienes pretendían esclarecer la verdad, por todos los métodos a su alcance. Legales y sucios. Por mucho más, hoy todo está aparentemente tranquilo. En EEUU, en Rusia, en Europa y varios de sus países, en la España del PP.  Un cisco descomunal sin consecuencias.

La diferencia básica entre aquella época y ésta es la sociedad que muestra tan pocos escrúpulos hacia la perversión de la democracia. Si ha aparcado su dignidad, la lógica impele al menos a obrar por egoísmo. En su suprema comodidad e ignorancia no calcula las secuelas que puede tener su actitud.  Cuando su infantilidad haya de enfrentarse a días muy duros. Las protestas en la calle de los setenta en cambio marcaron época. También hubo entonces objetivos comunes, “ingenuos” y algo más descontaminados de visceralidad ideológica.

La segunda, la comunicación masiva con masivos mensajes idénticos. Apenas independiente –particularmente en España- desinforma y surte las ideas que convienen al poder del que participa. Puede que esa ciudadanía amorfa y sumisa sea el resultado del trabajo ejercido por los medios pero cada individuo debería tenerse en más estima y buscar la realidad. Lo que le afecta a él y al bien común. Bernstein y Woodward, los periodistas del Washington Post se encontraron con enormes dificultades para llevar a cabo su trabajo pero finalmente contaron con el decisivo visto bueno de sus jefes. Hoy su periódico acaba de ser vendidos para darle un cambio bien moderno. Gran parte de los restantes en el mundo entero se enfrentan a crisis y créditos que anteponen al ejercicio del periodismo. Eso en el mejor de los casos, la manipulación deliberada es patente en algunos casos españoles.

Pero por encima de todo en el Watergate fue determinante el valor de personas con poder ejecutivo. Jueces, como John Sirica, que no se dejaron sobornar ni intimidar. Que tomaban el relevo de la dignidad cuando Nixon sacrificaba al colega molesto. Y, desde luego, políticos incluso del Partido Republicano que investigaron a fondo en el Senado qué había ocurrido y exigieron responsabilidades. ¿Dónde están hoy en parte alguna cargos con esa actitud? ¿Dónde están en España? ¿Puede ser cierto que todos avalen lo que está ocurriendo?

No hay excusas para lo que nos sucede. Ninguna. Sobre las ruinas de la democracia solo anidará la barbarie.

*Publicado en eldiario.es

Lo siento pero voy a decir unas cosillas

Los que fueron condenados a muerte durante el franquismo sería porque se lo merecieron» gritó el alcalde de Baralla (Lugo), Manuel González Capón -del PP, naturalmente- en un debate municipal acalorado. Ante el revuelo causado (siempre escaso) ha esgrimido las excusas al uso –lo siento, no quería ofender a nadie– y pretende eludir las consecuencias. “Es quererle sacar punta a una ‘cosita’ (sic) sin importancia”, ha concluido en alguna entrevista.

La oposición ha protestado en diferentes tonos, A algunos les basta con que “pida perdón”, como si fuera en efecto una minucia en una disputa familiar o amistosa, y no declaraciones golpistas de un servidor público. Feijóo no ha dicho aún ni palabra. Como a él en el caso del narcotraficante, debe bastar con pedir disculpas.  Ni Rajoy, a quien precisamente “engrandece”, en palabras de sus locuaces portavoces, decir que comete errores. Tampoco ha hablado Soraya Sáenz de Santamaría –llorando, riendo o con voz grave-, nadie en una palabra.

En un país serio, Manuel González Capón estaría ya fuera de la alcaldía y de la política. La sociedad  se pronunciaría con contundencia, lo exigiría. En la Alemania que sufrió su nazismo tendría ya un pleito en marcha. Incluso en Agosto harían una pausa los órganos del poder judicial. Algún ministro competente. Alguien. No querrían que su silencio se interpretara como asentimiento o complicidad con esas actitudes… fascistas. Vaya por delante, mi “lo siento” para eludir cualquier responsabilidad. Lo emplea desde el Rey al presidente del gobierno. En este país basta escudarse en una equivocación para lavarse las manos de culpa. Y la sociedad lo engulle. Como todo.

Nada sabemos tampoco de la individua que afirma en un cuaderno de FAES –esa fundación de ultraderecha nacida al calor del PP a la que subvencionamos con dinero público- que la emancipación femenina, la extensión de la educación y la longevidad ponen en riesgo el Estado del Bienestar. Entiéndase de su bienestar. Elisa Chuliá -que así se llama esta sujeta- es licenciada en integrismo y neoliberalismo, aunque dice tener alguna carrera universitaria. Como no sé si puede molestarle mi tono, vaya por delante, mi “lo siento”. Que hago extensivo a lo que considero una similar actitud –machista, retrógrada, mercantil e inhumana- de todos los miembros del PP por callar también ante las afirmaciones vertidas en su órgano de expresión en FAES.

Ni si ya ha pedido disculpas el… “repugnante” portavoz adjunto del PP, Rafael Hernando por culpar a los padres de la malnutrición infantil y acusar de “repugnante” a quien según él usa su hambre como arma política.

Me parece de un país basura todo cuanto rodea el asunto del pederasta indultado. Una desvergüenza resucitar a estas alturas Gibraltar para distraer la atención de sus incondicionales borregos ( o cabras). Estimo pues, puro ganado lanar dócil y descerebrado a quienes se dejan aún engañar por el PP. Por si acaso, vaya, un “lo siento”.

A estas alturas me ofrece más credibilidad Bárcenas que Rajoy. Por pura lógica. Porque nadie con dos dedos de frente se traga que un señor entre en el PP a registrar anotaciones durante dos décadas por si acaso un día el pusilánime registrador –“lo siento”- llega para nuestro mal a la presidencia del Gobierno y le puede fastidiar. Y porque muchos de esos datos están ya confirmados y coinciden con hechos de la realidad. Por tanto, pienso que el PP es un partido corrupto hasta sus entrañas. “Lo siento”,  es solo una opinión.

Un partido, además, de dirigentes desalmados sin el menor escrúpulo que solo gobiernan para sus amigos y grandes fortunas, a costa de empobrecer al resto. Que han aumentado los desequilibrios sociales a niveles no conocidos en tan breve tiempo en un país desarrollado. Que nos sustraen la sanidad, la educación, el progreso… y todo lo que pillan. Que mienten, trapichean y manipulan. Que han dejado –a través de sus “reformas” y leyes- un país arrasado que tardará décadas en regenerarse. “Lo siento” por los que se puedan sentir ofendidos, pero digo yo que si a los altos poderes del Estado les sirve la frase no tiene porqué causarme problemas a mí.

Estoy convencida de que en lugar de periodismo, muchos grandes medios y opinadores varios ejercen la propaganda y la manipulación política. Que tratan de distraer de lo esencial a la ciudadanía por ideología de partido y a través de todos los cauces a su alcance. Y me parece que los bufones mediáticos son absolutamente responsables de los males que nos aquejan. “Lo siento” aunque lo diga con la boca tan pequeña como lo hacen todos ellos.

Pero sobre todo me parece que una sociedad que permite todo lo que nos está sucediendo, no merece ningún respeto y nos abochorna como país. La que está tragando más allá, mucho más allá, de lo tolerable por alguien con dignidad. La que consiente que le mientan y le atraquen mirando para otro lado. La responsable de que los males que ellos propician los suframos todos.Y lo hago extensivo a los que siempre cogen las hojas del rábano en lugar del fruto. A quienes de dos docenas de noticias que afectan sus vidas, solo comentan que Froilan, el angelito, quería insertar un pincho moruno a su primo Pablo Urdangarín. Y muy en particular a quienes siguen dóciles la marioneta que les marcan sin estima ninguna por su condición de seres racionales.

Pero ya digo, igual es el calor. O que acabo de dejar de fumar y sufro un intenso mono a ratos.  “Lo siento” si he ofendido a alguien. Lo volveré a hacer, eso sí. Siquiera en privado.

¿Rebaja de sueldo, paro, corrupción? No¡ Tortugas en hamburguesa o muerte en primera cita

Vaya por delante que considero a La Vanguardia uno de los periódicos más serios de este país, pero anoche -buscando una curiosidad tras ver una película- me encontré con las noticias más vistas de este medio. Medio dormida, creí que era una alucinación o una lista antigua, del tiempo sobre el que estaba indagando. Era real. Aquí una -como muchos otros- haciendo horas extras para informar de la catástrofe que nos está asolando  y se encuentra con lo que realmente le interesa a la gente.

Para hacer más llevadero el trago, diré que aunque la mayor parte de las noticias más vistas se mantienen desde ayer -o sea arrasan los primeros puestos- esta mañana ha introducido alguna con más solvencia. La rebaja de sueldos, por ejemplo. Pero es un tema menor al lado de lo fundamental. Esto:

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Por cierto, lo del submarino tiene su aquél.

«Al final la vida es resistir y que alguien te ayude»

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Al final la vida es resistir y que alguien te ayude, tampoco hacen falta muchos”. Éste es uno de los SMS que, según El Mundo, envió Mariano Rajoy a la mujer de Bárcenas. La comunicación con ambos miembros del matrimonio se ha mantenido, por las capturas de pantalla que ofrece el diario, al menos hasta Marzo de 2013. Moncloa ha validado estos mensajes, demostrando que Rajoy mintió una vez más al negar que se comunicaba con Bárcenas. Ellos lo «explican» de otra manera, claro.

Lo peor es que nadie a esta hora piensa que Rajoy vaya a dimitir como presidente del Gobierno. Su táctica es aguantar. Como el percebe. Apoyarse en la piña a la que usa. Al percebe solo le interesa su propia estabilidad y la consecución de los fines que persigue. “No hacen falta muchos {apoyos]”. No. Voluntades cómplices cerca y votantes con la misma cooperación y escaso espíritu crítico y ético.

Toman posiciones los sospechosos tertulianos. Evaden la atención las portadas de los medios hablando hasta de Sarkozy, a estas alturas. En el mismo periódico que denuncia los SMS, El Mundo, la redactora jefe Lucía Méndez se marca un artículo de opinión titulado “Rajoy es un ingenuo”.  Y, asombrosamente, lo dice en serio.  La eterna «creencia»: los mediocres no pueden ser mezquinos cuando Rajoy es ejemplo paradigmático de esta coincidencia.El País, por su parte, nos ofrece a toda portada los delirios de Luis De Guindos diciendo que «La recesión ha quedado atrás» o que «No hay la más mínima connivencia de este gobierno con la banca». Léase por ejemplo la actitud del gobierno ante los desahucios o las preferentes. La entrevista a De Guindos, por cierto, sería hasta relajante por chistosa.  «La recuperación es una flor de invernadero que hay que cuidar”. “Una metáfora que recuerda a los luego marchitados brotes verdes que tanto persiguieron a su antecesora, Elena Salgado”, explica el periodista. O las plantas alucinógenas que se fuma, igual.

«Claman las redes sociales indignadas» que dice el tópico. Estamos perplejos. Y ahí queda la cosa. Vaya por dónde vaya la investigación judicial, políticamente esta situación es insostenible. Pero ¿qué mandangas son éstas?  que sí se explica o no se explica, la única salida posible es la convocatoria de nuevas elecciones. No dejarnos en herencia a ningún miembro de este partido que apesta y que está subvirtiendo todos los estamentos del Estado, dado que en todos tiene poder omnímodo. Un partido que llegó al poder engañando, que no ha cumplido su programa, que se está merendando el Estado del Bienestar, el Estado. O que trata de imponer, hasta por ley, una involución sociológica que nos retrotrae medio siglo atrás como poco. Porque el pobre «ingenuo» no puede ser más eficaz en esas tareas.

Y mientras…

El Congreso de los diputados cumple un año vallado y blindado.

La Unión Progresista de Fiscales pedirá a Torres-Dulce que explique si pidió disculpas a Cospedal (por haber sido llamada a declarar por un Juez, de esos del poder judicial independiente).

El CSIC a punto de hundirse por falta de financiación, cuando… Salvar el CSIC cuesta menos que dos kilómetros de AVE.

El ministro José Manuel Soria salva de los recortes a una central solar por la que está interesado EEUU y que figuraba en los cables de Wikileaks

O vemos las preferencias de los espectadores de televisión: Lucha sin cuartel en Antena 3 y Telecinco: crimen y sexo con pelos y señales

Y en el mundo, Grecia ficha a los seropositivos. Y alcaldes franceses atizan el fugo del racismo contra gitanos y nómadas.

Se cuecen en Europa nuevos fascismos similares a los desencadenados en los años treinta. Y España es un caos sin precedentes. Sí, en el país del eterno caos, éste es sin precedentes.

¿Al final la vida es resistir? ¿A que vuelva a salir Soraya Sáenz de Santamaría a decir que Rajoy ya se ha explicado ante el mutismo de los periodistas presentes en la sala? ¿A que vuelva a hacerlo  González-Pons utilizando abyectamente a una víctima del terrorismo? ¿A que vuelvan a insultar nuestra inteligencia con desmentidos Cospedal o Floriano? ¿A que Alonso acuse a la «oposición» de ejercer de abogados del delincuente Bárcenas? ¿A que Rajoy decida seguir escondiéndose, huir de los periodistas o comparecer en plasma a decir que él no ha cobrado nada con la credibilidad que tienen sus palabras? ¿Sus mentiras, su cobardía egoísta, su profunda deshonestidad al fin?

¿Estamos locos? la vida es luchar contra las dificultades y disfrutar de los logros. Y cuando uno se encuentra en este fangal o hace algo determinante para salir de él o se hunde sin remisión. Esta gente tiene las espaldas cubiertas, no así la mayoría de los cómplices o tibios que no exigen responsabilidades drásticas.

Gracias, Pilar Narvión

Del blog de Javier Capitán, su sobrino

Del blog de Javier Capitán, su sobrino

Leo que ha muerto Pilar Narvión y merece la pena hacerle un hueco en esta actualidad que nos remite invariablemente al lodazal en el que se ha convertido este país. La descubrí cuando apenas tenía yo 12 años. El Heraldo de Aragón llegaba a casa por las mañanas y, por la tarde, mi padre traía el vespertino diario Pueblo. Un periódico del régimen, como todos entonces, pero que durante una época incluía las firmas de varios que luego fueron puntales en el periodismo. Con otra forma de escribir.

Y allí estaba ella. Pilar Narvión. La única mujer que escribía en prensa. No, casi, también lo hacía Josefina Carabias. Ambas fueron las pioneras. Pilar era hasta feminista a su manera. Era inteligente, en una palabra. Hablaba de temas de la mujer además de la crónica política. Y eso no sucedía en absoluto en aquel tiempo.

Aragonesa como yo, nació en Alcañiz, Teruel, y comenzó a publicar a los 13 años. Curiosamente a la misma edad que yo vi mi primer texto impreso. Pasarían muchos años hasta que eso tuviera continuidad. Pilar llegaría a ser corresponsal de Pueblo en Roma y París –todo un hito en aquella época os lo aseguro-, y asimismo subdirectora del periódico. Carabias siguió parecida trayectoria.

El verano pasado, en el último viaje que hicimos con Sampedro, paramos en Medinaceli, Soria, que era lugar que José Luis adoraba. Allí me hablaron de ella. Iba también de vez en cuando. Supe que aún vivía.

Pilar Narvión ha muerto a los 87 años según la nota que ha publicado la Asociación de la Prensa de Madrid. Salvo eso y una referencia en El País, no he visto nada más. Y creedme que merecía mucha más atención. Por el momento, hay que avanzar casi hasta el final de la web para encontrar una referencia –de agencias- en Heraldo de Aragón que –eso sí- destaca que en 2009 le dieron un premio. Lo único que han puesto de su cosecha propia.

A esas edades toca irse, espero que haya tenido una vida feliz. Pero lo que hoy quiero decir es que siempre la he considerado –junto a Josefina Carabias, quizás más Pilar porque la leía a diario- la persona que me abrió una puerta: la de saber que esa profesión maravillosa, el periodismo, también lo podíamos ejercer las mujeres. Uno nunca conoce cuál va a ser el resorte que le anime a echar andar por un sitio u otro, luego fue cuestión de seguir el camino.

La mugre que nos entierra sigue ahí. Cada vez más densa y hedionda, pero se puede sentir la satisfacción de hacer todo lo posible por desenmascararla y destruirla desde el periodismo. Muchos sinsabores y frustraciones, pero también la satisfacción de estar haciendo lo que uno cree debe hacer, y el ver que a veces algo se nota. Curiosamente, digo, fue esta periodista que acaba de morir sin ruido la que a mí en particular me animó a emprender esta senda. Gracias, Pilar. De corazón, de pocas cosas me siento más orgullosa -y me hace más feliz- que de ser periodista.

*Y en homenaje al periodismo, este análisis induciendo las preguntas lógicas que todos deberíamos hacernos:

¿Cómo es posible que un partido que se financia en un 90% con subvenciones sume 40 millones en beneficios? ¿Y que sus deudas asciendan a 80?

Cuando el periodismo sale por la ventana

Ha pasado más de una semana desde que agentes de seguridad de la ministra Ana Mato agredieron a la periodista de Antena 3 Soledad Arroyo y le rompieron la muñeca derecha y… no ha ocurrido absolutamente nada. Empieza a ser normal que un servidor público eluda a la prensa incluso con el uso de la violencia de sus escoltas. Antes, a Soledad le habían empujado contra la pared –tal como ella  contó en twitter en tiempo real- utilizando como punto de apoyo su estómago. No es el primer caso ni será el último dada la reacción: ninguna. Es que la ministra en persona se disculpó por teléfono, qué detalle.

Apenas unas horas antes, los corresponsales de los medios españoles en Nueva York habían plantado precisamente a Ana Mato por que lo que se había convocado como una de “rueda de prensa” no admitía preguntas. Mato rectificó y se mostró encantadora diciendo lo mucho que le gusta atender a los periodistas que transmiten las inquietudes de la sociedad. De vuelta a casa, sus guardaespaldas atentaban contra la integridad física de una informadora.

 Una salvedad. Múltiples ciudadanos se las han visto ya con los dulces métodos de quien se escuda en la mayoría absoluta que le han otorgado el 30.2% de los españoles con derecho a voto para cometer toda clase de tropelías contra la sociedad. Si destaco a los periodistas –que también han probado profusamente estas técnicas- es, por que en efecto, son, o deberían ser, esa voz de los ciudadanos ante el poder. Concretamente, por eso se llamó al periodismo el “Cuarto Poder”, algo que muchos de quienes lo ejercen o no saben o no comparten.

 Los corresponsales de Nueva York se arriesgaron a actuar como cualquiera de sus colegas allí hubiera hecho. En España asistimos al bochornoso espectáculo de ver a periodistas tomando notas ante un televisor de plasma de respuestas mudas. Lo utilizó Rajoy y siguió la tónica María Dolores de Cospedal, la ejemplar. Y nos contentamos con el #sinpreguntasnohaycobertura de nula efectividad, mientras se continúa acudiendo a las convocatorias como convidados de piedra de los gobernantes que así lo decidan.

 Las causas de esta realidad ignominiosa exceden por su extensión a lo que se puede tratar en un artículo. Un escueto resumen hablaría de los compromisos de los dueños y gerentes de los medios y de la precariedad de la profesión que registra una brutal cascada de despidos y EREs, viendo caer incluso las más altas torres. Pero no es solo eso, los propios periodistas tienen una responsabilidad en lo que ocurre. ¿Cómo es posible que no crujan los profesionales y las asociaciones de la prensa contra todo lo que está sucediendo y atenta contra el derecho a la información? Hablamos de periodistas agredidos, de los que tienen que ir con chaleco distintivo (como en las zonas en guerra) a las manifestaciones, a veces para servir mejor de blanco a los palos, de rizar el rizo del menosprecio hasta cubrir comparecencias unilaterales de un monitor de plasma. O de plasmados varios, como Montoro el martes, que también habló el solo para no responder a cómo había maquillado el déficit.

 La sociedad también tiene su cuota en lo que sucede. Ocurre, sí,  que, como en una maniobra hábilmente dispuesta, nos sirven no menos de media docena de “watergates” semanales y se anulan unos otros. Hace ya mucho tiempo que la información se convirtió en espectáculo. De distracción, como es inherente a él. El escándalo es plato fuerte en los estrenos y precisa nuevos impactos para no decaer. Lo más jugoso pasa desapercibido mientras nos llenan los ojos de Papas vaticanos y de declaraciones que llevan a la confusión, cuando no de folclóricos que saltan en traje de baño con faralaes. Esa inercia persiste aunque el periodismo nos esté brindando últimamente informaciones de trascendencia. Hace falta una cabeza sólida -y ganas- para no perder la perspectiva y separar los gatos de las liebres.  Cuando el espectáculo informativo entra por la puerta, el periodismo sale por la ventana.

 El poder que no piensa en los ciudadanos -sino en su oscuro plan- pesca en el río revuelto cuantas piezas se quiera cobrar. Y la degradación aumenta. Los ciudadanos deben saber, deben buscar saber lo que les afecta, adónde nos llevan las políticas que se están siguiendo. Jordi Évole ha logrado en Salvados que sea la crueldad de los datos la que produzca un revulsivo utilizando formas amables – incluso un aparente humor- que no espanten siquiera a los que  “necesitan distraerse”.  En el último programa mostró con precisión que también peligran las pensiones públicas, y las costosas privadas están sujetas a riesgos. Y eso se añade a repagos varios y subidas de precios, a todas nuestras posibilidades mermadas. Aunque “mejoren” las cifras macroeconómicas, no será para nosotros. Y para adquirir esa certeza basta … estar informado.

 Por mucho que nos distraigan los escándalos bien tramados y ambientados, las puñaladas (y eso es lo que nos están infiriendo) no suceden en una pantalla, ocurren en la realidad. Y duelen. Y lastran nuestras vidas. Está muy estudiado. El Joker, antes de matar a sus víctimas, les decía para despistarles: ¿Alguna vez has bailado con el diablo bajo la pálida luz de la luna? Ahí estamos. Músicos y directores de orquesta nos marcan el ritmo de una debacle segura, mientras la mayoría danza.  Cuando el periodismo huye –o lo arrojan- por una ventana, los enemigos invaden la estancia.

PD. Si hubiera titulado este artículo -como pensé inicialmente- « ¿Alguna vez has bailado con el diablo bajo la pálida luz de la luna?»… ¿lo hubiérais leído más o menos? Pues eso.