Mea culpa

Conforme pasan los días me voy convenciendo más y más de que la radiactividad no es en realidad tan peligrosa como pensaba. Resulta que una ha conocido más o menos de cerca los estragos causados por el accidente nuclear de Chernobyl  hace un cuarto de siglo (la tierra quemada que dejó, las malformaciones de los niños nacidos con posterioridad) pero es que eso fue un hecho aislado, debido a la obsolescencia soviética. Convivimos con la radiactividad y no nos pasa nada. Cada vez que me hago una radiografía me sacuden un guisopazo y aquí estoy yo tan campante. Necesitamos la energía atómica para disfrutar de este estupendo progreso que nos rodea a todos los ciudadanos del mundo. Los residuos potencialmente letales –pero solo si se desmandan- son problema de las generaciones venideras, no nuestros.

 Por otro lado, si uno sale a la calle a protestar por la invasión de Irak que han acordado cuatro amiguetes con poder –Bush, Blair, Aznar, y el entonces presidente canadiense- en presencia de Barroso, actual líder o miniterciolíder de la UE, merendándose a la ONU sin empacho y diciendo que Sadam Hussein tenía unas armas peligrosisimas que nos iban a fastidiar a todos, tiene que oponerse de por vida a cualquier acción de fuerza.

Y es que también he entendido que la ONU solo existe para dictar resoluciones sobre papeles, que queden en idems mojados, y gastar mucho dinero. Quedan preciosos allá en Manhattan al lado del Hudson, sentaditos, de tantos colores y vestimentas como hay en el mundo mundial.

Hace un mes que la ONU dictó para Libia la resolución que pide Llamazares –el líder pero no candidato de IU en loor de multitudes-. Una negociación político-diplomática en presencia de observadores internacionales que verifiquen el alto el fuego. Cuatro o cinco «altos el fuego» lleva decretados Gadafi que afronta el asunto como aquel que intenta dejar de fumar: deja todos los días. Pero es lo que tiene que hacerse: hablar y hablar y hablar. Estamos muy guapos hablando.

Sí, la ONU solo está para eso. Limpia mucho nuestras progres conciencias enarbolar banderas y dejar hacer a otros, lo que sea. No a la guerra, no señor. A la nuestra, que los libios llevan un mes a bombardeo limpio por parte de San Gadafi. Menos mal que así se consiguió parar a Hitler, y a Franco, y nuestro país, España, es un paraíso de gente crítica y responsable, altamente educada.

He comprendido también que si en Libia no se ven muertos –como si veían en Túnez o Egipto- es porque no los hay. Gadafi no mata… sólo impide que entren periodistas. Pero lo que no se ve no existe y eso lo saben muy bien los dictadores listos aunque estén locos. Esos vídeos colgados en youtube de mutilaciones y muertos los han hecho unos opositores muy malos y muy tontos que se matan ellos solos para fastidiar. Todo sea por la causa ¿Cuál? Llevar a Libia a un callejón sin salida, infinitamente peor que una dictadura chantaje y amor de los intereses económicos occidentales.  

 Y es que debo quitarme para empezar ese gusto por la sangre inocente de ciudadanos indefensos. Los que matan sin parar y a miles y millones las malvadas bombas occidentales. He de hacer propósito de enmienda.

Además, es verdad, ¿por qué han empezado por Libia? Ayer contaba mi opinión pero está equivocada. No es porque Gadafi mata «presuntamente» a sus ciudadanos y Ben Alí y Mubarak también pero menos que se fueron y todo, es que las acciones no pueden empezar por parte alguna. Si no se arregla el mundo de golpe, es mejor hablar y hablar.  Qué bien lo vamos a pasar. Como somos tan resolutos, arreglar todos los conflictos de vez nos puede llevar siglos debatiendo y poniendo y quitando comas.  Entretanto, mover un dedo ni locos.

Soy consciente asimismo de que voy por muy mal camino. Soy radical.  He de montarme un medio informativo (del aire o empeñándome) y abandonar mi vida y mis proyectos, para escribir, gratis, todos los días y de todo, mencionando todas las posturas. Éste dice, el otro dice y ya. Debo ser más objetiva.

Como he escrito en http://www.escolar.net/MT/archives/2011/03/los-amigos-de-gadafi.html, con pseudónimo, y van camino de ocultar el comentario a democráticos negativos, lo mejor que leí ayer fue este tuit: @Ludens76 Organizar una manifestación por el #noalaguerra, que la bombardeen y pedir que nadie haga nada. Eso sí es coherencia. Y yo tengo que ser coherente y fiel. Parece que la derecha no me quiere mucho y ahora resulta que sectores de presunta izquierda tampoco. Están escandalizados. Mira que no seguir consignas y cuestionarlas… pero  ¿Que haré yo sin amor? Soy una inconsciente ¿no sé a qué me arriesgo? Sí, pero se conoce que me va la marcha. Y no, eso no es práctico. Debo revisar incluso mi postura acerca del neoliberalismo. No vaya a ser que tengan razón quienes lo defienden con tanto ahínco.

 Voy por muy mal camino y me arrepiento. Así ni contentaré a todos –que para eso estamos- ni medraré. ¿No recordaba que ése precisamente ha sido mi objetivo vital durante mi trayectoria todita toda?

http://www.youtube.com/watch?v=8YGXsw3XK9I

Actualización.

Ruego un poco de calma. Ni vosotros ni yo -solos- vamos a arreglar el mundo. Las discrepancias no deberían tomarse como algo personal. Pero tampoco querría coartarme y no escribir lo que pienso. De todos modos, un poco de calma, insisto, no vendrá mal.

¿Por qué la UE sí ha actuado en Libia?

Cuarto Poder me publica una tribuna con este título.

Acusábamos hace menos de una semana a la llamada “Comunidad Internacional” de permanecer impasible ante la matanza de los libios y ahora nos rasgamos las vestiduras porque la ONU ha actuado y con inusitada resolución (los aviones llegaron a Bengasi y Trípoli antes de que se secara la tinta de la firma en Nueva York). Hace nada era demasiado tarde, ahora demasiado deprisa.

Se dispara el rechazo del #noalaguerra, cuando Libia lleva en ella un mes. El no, por tanto, es a la presencia occidental en ella.

Las etiquetas ideológicas aportan inapelables certezas para explicar lo ocurrido en la ONU: es por petróleo. En el mejor de los casos, porque la teoría de la conspiración en conciliábulo imperalista se abre paso también, esparciando por doquier altas dosis de demagogia. Gadafi es un tirano, o un repentino benefactor de sus ciudadanos. Sus opositores (con tantos muertos ya como en un tsunami, 8.000) “no son trigo limpio” ¿merecían un dictador por tanto que los sujetara?

En la era de la desinformación, de las “creencias” (más que de la opinión), de los ciegos carriles ideológicos, seguimos sin saber qué ha ocurrido realmente para que la gran cámara internacional se sacuda las telarañas. Lo que resulta una falacia redomada es confundir diciendo que Libia es lo mismo que Irak. Nada que ver la unilateral reunión de Las Azores, con inventada excusa de unas armas de destrucción masiva atesoradas (con certeza, decían) por Sadam Hussein, y desoyendo a la ONU, que una resolución del Consejo de Seguridad para frenar las bombas de Gadafi sobre sus opositores ya en la calle.

Dicho esto, incontables resoluciones de la ONU duermen en las oficinas de Naciones Unidas entre el polvo, incluidas las dictadas contra Israel en su conflicto con los palestinos. Y medio centenar de guerras olvidadas se dirimen hoy en soledad.

¿Qué ha ocurrido entonces para que la Comunidad Internacional haya actuado?

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Y, entretanto, Gadafi sigue matando civiles…

Libia y la izquierda mundial

   Las fuerzas occidentales ya están interviniendo en Libia, según el mandato de la ONU. Produce vértigo pensar en cómo acabará esto, y si se repetirán  destrozos anteriores o si, de una vez, la ONU será la ONU y su mandato será cumplido de forma estricta. Pero me encuentro profundamente alucinada por las teorías conspiranóicas de una parte de la izquierda, impulsadas -según el hilo que he seguido- sobre todo desde Venezuela, pero también de corazones que ven etiquetas y no hechos.  Compruebo la pervivencia de una izquierda sectaria y trasnochada (potente freno a una acción constructiva), capaz incluso de defender a Gadafi y creer en patrañas. El colmo ha sido un enlace en un comentario en el blog en el que hablaban de niños jugando pacíficamente en las calles de Trípoli en donde los bombardeos, la sangre y los muertos no han existido. Vivimos en la era de la desinformación, ya se sabe.

   Por eso, traigo un artículo que me han enviado que también muestra la preocupación por esta inquietante deriva de cierta izquierda.

Immanuel Wallerstein, su autor no creía (con razón) en la intervención de la ONU -harto lenta en esta cuestión-, pero es muy interesante el resto del análisis:

Hay tanta hipocresía y tantos confusos análisis acerca de lo que está ocurriendo en Libia que apenas sabe uno por donde comenzar. El aspecto más pasado por alto en la situación es la profunda división de la izquierda mundial. Varios estados latinoamericanos de izquierda, siendo el más notable Venezuela, mantienen un apoyo pleno al coronel Kadafi. Pero los voceros de la izquierda mundial en Medio Oriente, Asia, África, Europa, y Norteamérica, decididamente no están de acuerdo.

El análisis de Hugo Chávez parece enfocarse primordialmente, en realidad en exclusiva, en el hecho de que Estados Unidos y Europa occidental hayan estado profiriendo amenazas y condenas al régimen de Kadafi. El coronel, Chávez y algunos otros insisten en que el mundo occidental pretende invadir Libia y “robarse” su petróleo. Todo ese análisis para nada ubica lo que ha estado ocurriendo y deja mal el juicio de Chávez –y de hecho su reputación con el resto de la izquierda mundial.

Primero que nada, durante los últimos 10 años y hasta hace algunas semanas, Kadafi no obtuvo sino buena prensa en el mundo occidental. Intentó probar por todos los medios posibles que no era un gobernante que respaldara al “terrorismo” y que su único deseo era integrarse plenamente a la corriente principal geopolítica y económica en el mundo. Libia y el mundo occidental han estado logrando un arreglo tras otro, todos con ganancias. Es difícil para mí ver a Kadafi como un héroe del movimiento mundial antimperialista, por lo menos en los últimos 10 años.

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Otra opinión que ha encontrado Standad Life: La izquierda y los tiranos, Salvador Giner

¿Por qué cuesta tanto ser de izquierdas? ¿No debería ser fácil y normal que un ciudadano amante de la libertad, de la igualdad de oportunidades, de la autodeterminación de los pueblos, de la redistribución de la renta y de la equidad mostrara una elemental simpatía por los gobiernos que ponen en vigor esos valores elementales? ¿No es cierto que los valores de cualquier sociedad decente son precisamente los de la izquierda y no otros?

 Lo terrible es no poder hallar una respuesta fácil a la pregunta. ¿Qué enigmática fuerza histórica o, simplemente, qué lógica diabólica hace que la izquierda -la aliada natural del feminismo, del ecologismo, del pacifismo, de la educación para todos- traicione una y otra vez sus principios elementales?

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Por cierto, entre los «no-muertos» por las tropas de Gadafi,  está el periodista Mohamed Nabous, que era todo un símbolo. Euronews le entrevistó poco antes de ser asesinado este sábado.  Y aquí más información de él.

Responsabilidad de proteger

No resulta nada fácil el debate personal entre la necesidad o no del uso de la fuerza para obtener fines superiores. Suele ser el comienzo de una bola de nieve que se va engrosando en su mortífera caída por la ladera. Pero la realidad es que no vivimos ni mucho menos en un mundo perfecto y que esta fuerza va contra otra fuerza: la que ejerce un Estado sobre sus ciudadanos (quizás la peor que puede existir).

El Consejo de Seguridad de la ONU ha aprobado finalmente el uso de la fuerza para imponer la zona de exclusión aérea en Libia. Emilio Menéndez del Valle nos explica cómo se ha ido abriendo paso en Naciones Unidas –sin que nosotros lo hayamos notado realmente, yo no- lo que llama la “responsabilidad de proteger”.

“Se trata de una doctrina sobre seguridad internacional (paz justa incluida) y derechos humanos que incorpora principios fundamentales. Ante todo, establece que el Estado es el primer responsable de la protección de su población, a la que no puede agredir. La soberanía de los Estados incluye derechos, pero también deberes y responsabilidades. Si se da el caso (como ha ocurrido en Libia, Egipto, Túnez y otros) de que los Gobiernos son incapaces de proteger a sus poblaciones (o son cómplices o actores directos) del genocidio, crímenes de guerra, limpieza étnica o crímenes de lesa humanidad, la comunidad internacional (vía Naciones Unidas) tiene la responsabilidad de entrar en acción. El objetivo principal es librar a la población civil de un Gobierno manifiestamente injusto, tiránico y usualmente corrupto. La responsabilidad de proteger debe ser inicialmente promovida mediante medios pacíficos. Habitualmente, especímenes tipo Gadafi, Mugabe, militares birmanos u otros de semejante ralea, no suelen ser sensibles a tales enfoques. De ahí que a la postre, para proteger a los inocentes, se deba recurrir a medidas coercitivas, incluida la fuerza militar”.

La práctica de la teoría ha dejado ejemplos de amargo recuerdo. Esperemos que no sea así esta vez, que la ONU equilibre las fuerzas en Libia, impida las bombas del tirano (al que tantos alimentaron), cese la hemorragia de un pueblo valiente que se levanta -con gran riesgo- por sus derechos y se vaya. La ONU actuaría así como un gobierno mundial. Luego la Justicia Internacional dirimiría las responsabilidades del tirano.

Otra noticia también llama hoy mi atención. El G7 intervendrá en los mercados para respaldar a Japón. Los cuervos especuladores habían entrado a saco a lucrarse de las desgracias varias de Japón. Terremoto, tsunami y crisis nuclear son “una gran oportunidad de negocio»… privado. el entrecomillado es lo que suelen pensar, ya es incluso lo que suelen decir sin pudor. Así el yen alcanzó estos días su cotización más alta desde el fin de la Segunda Guerra Mundial. El Banco central nipón ha tenido que inyectar millones para frenar la “carrera alcista” de su moneda, en lugar de dedicar, pongamos por caso, esos fondos a socorrer a la población. Los autores han sido ese ente al que siguen llamando “los mercados”. Pero de abstracto nada. Investigue mínimamente algún interesado en sus filiaciones, nombres y apellidos, a través de las transacciones realizadas estos días. Ésos son “los mercados”, ésos los cuervos carroñeros. Ésas son las leyes del “libre mercado” tal y como está ahora.

Estados Unidos, Gran Bretaña, Canadá y el Banco Central Europeo se han unido para frenar la subida del yen. No es que el G7 sea mucho de fiar, pero esta vez hay que aplaudir su acción. ¿Responsabilidad de proteger? No sé por qué lo dudo, pero sí parece ser ése su efecto.

Quedan muchas más cosas por preservar, por defender (que no es lo mismo), muchas. Pero este viernes luminoso amanece con ciertas esperanzas. Necesitamos un respiro.

Libia: los hemos dejado solos

Tropas de Gadafi bombardean Bengasi, el último refugio de los sublevados contra el régimen dictatorial que padecen. Los rebeldes han pedido desesperadamente ayuda a Occidente. Pero Occidente es una abominable piltrafa gobernada por hipócritas a quienes les importa más el petróleo de Libia que el respeto a los derechos humanos, a la vida humana, a la valentía.

Uno por uno, los organismos internacionales (la bochornosa UE, el G8 que nadie eligió, la ONU, los gobiernos) han dado la espalda a los ciudadanos libios, enfrascados –dicen- en largas deliberaciones absolutamente ineficaces. No quieren mover un dedo. Y ni uno han canteado cuando había diversas formas de poner coto a las atrocidades del dictador. Ya se desdecirán de sus tibias críticas ante Gadafi cuando vuelvan a verle. Son expertos. Oh, la diplomacia.

Me avergüenzo de todos los gobiernos e instituciones que han sido capaces de ver la sangre derramada -y en breve aplastada- de los libios que han tenido el coraje de intentar cambiar las cosas, de buscar la cacareada democracia de la que nosotros realmente también carecemos. Lo han pagado muy caro. Escarmiento ejemplar.

Pero a toda esta tropa de impresentables (a buena parte de ellos porque otros se han atribuido poder por su voluntad sin más) los hemos elegido nosotros, los ciudadanos que vemos morir a los libios mirando para otro lado. Ellos han demostrado un arrojo del que nosotros carecemos. Escarmiento ejemplar, digo. Todo el mundo quieto. Aquí paz y después gloria.

Libia paso a paso

 Mi amigo José Antonio Rodríguez (ex realizador de TVE) lleva ya cerca de cuatro años dando la vuelta al mundo en coche. Se me ocurre que podría interesaros la crónica de Libia que realizó en Noviembre de 2007, en una de las primeras etapas de su periplo. Es el relato cotidiano de un viajero. Demasiados detalles quizás para un artículo periodístico, que no pretende ser. La ventaja es que recorre paso a paso numerosas carreteras, ciudades y pueblo, y desde luego lugares de interés cultural. Las fotos son una maravilla. Cuando descubráis el truco de la página podéis realmente deleitaros.

 

 Todos los pueblos tienen electricidad, grandes redes de torres metálicas se encargan de distribuir energía eléctrica por todo el país. Las antiguas medinas de adobe han sido abandonadas, se mantienen solo como recuerdo histórico. Nuevas ciudades, casas y pisos, más confortables se han levantado junto a las antiguas.

Hablamos de un país que es más grande que media Europa, dos veces mayor que Egipto, el 95% de su territorio es desierto, el 20% lo ocupan las dunas. Solo viven en ese gran territorio unos 6 millones de personas. Gracias al proyecto de “Nahr Sinai” han desarrollado la agricultura ganando terreno al desierto. Son casi autosuficientes alimentariamente. Desde luego los inmigrantes, legales e ilegales, son mano de obra necesaria para seguir el ritmo de crecimiento. El país esta creciendo rápidamente, una vez finalizado el embargo internacional. Se ha renovado el parque automovilístico, aunque todavía ruedan por las carreteras viejos Peugeot 504. Toyota, Mitsubishi, Kia, Hiunday, sobre todo, sin olvidar Mercedes, se reparten el goloso pastel.

Hoy, mientras cenaba en un restaurante del pueblo, he visto, en una mesa cercana, a un grupo de trabajadores chinos uniformados. Te los encuentras por todas partes, sobre todo si hay petróleo cerca.

 

 Me lavo y afeito en el servicio de la gasolinera. Con mi propio espejo ya que ¿para que se necesita un espejo en los lavabos de hombres de una gasolinera? Excuso decir que allí lo mas que se hace por mantener limpios los retretes y lavabos es regar con manguera. Imaginad el color que ha ido tomando todo con el paso de los años. Gran Reserva. Por supuesto no hay lavabos para las mujeres.

 Benghazi

 Salgo a las nueve y media. Nublado y fresco. Compro kilo y medio de plátanos, menos de un euro. Son de Ecuador, muy buenos. ¿Quién me lo aclara? ¿No estamos en un mercado de libre competencia? ¿Si no es competitivo el plátano canario, por que se cultiva? O nos fríen a impuestos o los intermediarios se forran, o las dos cosas a la vez. Por favor, iluminadme. Seguro que hay explicación lógica que a mi se me escapa.

Quiero visitar Tolmeita, ciudad fundada por los griegos en el siglo I, luego la ocuparon y desarrollaron los romanos. En el siglo VII, con la invasión árabe, fue abandonada. Solo se ha excavado una decima parte del área que ocupa y así continuara durante mucho tiempo. Sigo la carretera paralela a la orilla del mar, a ambos lados se extienden campos de cultivo planificados. Las viviendas son iguales, las distancias entre ellas semejantes, agua corriente, electricidad, tractores y, que no falten, parábolas para recibir tv vía satélite. Como ya es habitual, falta señalización en la carretera. Tengo que ir preguntando para encontrar el camino que me lleve a las ruinas. Desde el pueblo, una calzada infame, polvorienta, con muchos socavones que hay que sortear. Encuentro la entrada, pago por el museo, por las ruinas y por la cámara de fotos.

El museo es pequeño pero guarda en su interior unos mosaicos espectaculares, algunas estatuas y fragmentos de sarcófagos. Al salir, pregunto donde están las ruinas. Me señalan una puerta abierta, lejana, en medio del campo. Creí que estarían cerca del mar….

Toda la crónica aquí.

 

Precio del petróleo: soberana hipocresía

Las gentes de bien están muy preocupadas por el alza en el precio del petróleo que ha ocasionado la parada de la producción en Libia, debida a su vez, a que andan por allí a machetazo y bombardeo limpio y así no hay quien trabaje en la extracción del crudo. Lógicamente, extienden su inquietud a todos nosotros. El ministro de Industria español, Miguel Sebastián, sir in más lejos, explicó que “una subida del 10% del barril de crudo tiene un impacto de 6.000 millones en la economía española y, en el ámbito europeo, el equivalente a todo el presupuesto de la UE”. He leído también que a los «mercados» ha vuelto a darles su enésimo ataque de intranquilidad. Así que podemos echarnos todos a temblar. No es para menos, Repsol, la antigua empresa pública española, triplicó su beneficio neto el año pasado hasta alcanzar los 4.693 millones de euros. 

Veamos, en el año 2003, el precio del petróleo rondaba los 25 dólares barril. Como curiosidad, caben en él 159 litros. En Agosto de 2005, había más que duplicado su costo: estaba a 60 dólares. A partir de entonces comenzó una escalada vertiginosa para llegar a su máximo histórico en Julio de 2008: 147.25 dólares.

Casualmente, por aquellas fechas, los alimentos básicos también habían llegado a precios nunca conocidos. ¿Qué ocurría? En ambos casos lo mismo: especulación. Los nerviosos “mercados” se estaban poniendo las botas –si se me permite la expresión- a costa de millones de personas y gracias a eso que llaman invertir y provocar alzas en los precios con afán de lucro. Se da la circunstancia de que esto se lo manejan entre unos poquitos avisados. 

Por aquella época, sí nos contaban también cómo subían el petróleo y las cosas de comer, pero las declaraciones, noticias y opiniones plañideras no señalaban culpables con la intensidad que lo están haciendo ahora.

Porque, señores, ahora sí los hay: los ciudadanos de las “petrodictaduras” y aledaños, se han hartado. Y se han echado a la calle. Se calcula que Gadafi se ha cargado ya a 10.000 manifestantes. Si ése hubiera sido el balance de un terremoto, tendríamos allí cámaras y enviados especiales para contarlo. Porque también el tirano les hubiera dejado entrar. Ahora no.

Nadie duda ya de que el encarecimiento del trigo fue una de las causas de la rebelión contra Mubarak. Voces alarmadas –en este caso con razón- vuelven a alertar de que los precios de los productos básicos alimentarios se han disparado a niveles insostenibles. Se ha evaluado ya su impacto: 44 millones de pobres más en apenas medio año. Hablan de malas cosechas, del socorrido recurso del tiempo: que llueve mucho o hay sequía. En 2008, Vicente Romero entrevistaba a Jean Ziegler, relator especial de la ONU, para un reportaje de Informe Semanal. Sus datos fueron concluyentes: 8 empresas controlan el 80% de los alimentos en el mundo.

Volvemos a las andadas. Estamos como dos meses antes de la caída de Lehman Brothers, primer derrumbe del entramado financiero mundial, ocurrido en Septiembre de 2008. Se han recuperado divinamente. Han hecho saber a sus empleados en los gobiernos mundiales que no pueden ponerse nerviosos. El petróleo ya estaba subiendo. Hace un mes sobrepasó eso tan bonito de “la barrera psicológica”, en este caso de los 100 dólares por barril. La sangre árabe lo ha subido, al parecer, 11 dólares más, 11. Por el momento, ya sé. Aún faltan 36 dólares para llegar al nivel que lo situó la codicia silenciada.

La Comunidad Internacional sigue un día más “muy preocupada”, cada vez más preocupada… y sin mover un dedo para detener la carnicería desencadenada por su amigo Gadafi. Más aún, la inoperante UE, no sabe si está más inquieta aún porque les va llegar una avalancha de desgraciados. Y ahí sí van a tomar alguna medida: ver como les ponen barreras para detenerlos. La Comunidad Internacional sigue reunida. Preocupada. Deliberando.

Tenemos un problema: estamos en manos de inútiles

Es un vídeo casero que muestra cómo actúan los mercenarios de Gadafi. En Libia no se permiten periodistas. Y, mientras centenares de libios se desangran literalmente por la represión que sobre ellos ejerce el diabólico tirano, la llamada Comunidad Internacional debate si quizás pudiera ir a por vendas para contener la hemorragia, siempre que no le moleste a nadie y encuentren el adecuado consenso. Pocas veces como hoy llego al absoluto convencimiento de que estamos en manos de discapacitados, de unos seres que viven en un limbo artificial que se han fabricado con nuestro permiso tácito y lo que es aún peor: con muy turbias inclinaciones en sus escasas y envanecidas neuronas.

Mantenemos una organización, la ONU, que reúne a 192 países (prácticamente todos los del mundo) y alimenta suntuosas sedes y presupuestos. Amplias delegaciones se juntan en Asambleas. Por lo que cuenta la crónica de Clarín, el embajador adjunto de Libia en la ONU, Ibrahim Dabbashi, –que se ha posicionado en contra de Gadafi- imploraba ayuda a la sala: “¡Están disparando contra toda la gente que está en las calles de Trípoli!”. Pero no hubo consenso más que para aprobar “una declaración de condena”, nada de sanciones, ni acción alguna. A lo sumo, poner mala cara al primer embajador libio que sí apoya al dictador. Eficacia suprema.

Toda la Comunidad Internacional está haciendo lo mismo. Dudan los demócratas estadounidenses de si tal vez se podría meditar la conveniencia de pensar en la posibilidad de estudiar, prudente y meditadamente, algo que tal vez hacer. Algo más que llevarse de Libia a sus nacionales. Es el mismo país que, como contaba ayer, se cargó a 70 civiles en 1986 bombardeando Trípoli para parar los pies “al terrorista Gadafi”.

Lo de la UE es tanto o más patético. Pasea por el mundo Lady Ashton (la Alta Comisionada la llaman) su cortedad infinita, pareja a la del Presidente permanente Van Rompuy. Y no muy lejana al inoperante y turbio Barroso. Así los eligieron premeditadamente. Huecas palabras de condena salen de la UE, mientras eso sí, se aprestan a reunir a sus ministros de interior en Roma  -a todo trapo, viaje, alojamiento, comidas y dietas-, para ver «cómo hacen frente a la inmigración árabe» que va a llegar al paraíso europeo. Qué asco. Ayer un periodista del periódico francés Libération, a quien escuché en euronews, fue bien contundente y definitorio: “La UE no habla con una sola voz, es una cacofonía. Están como conejos asustados en una carretera cuando de noche les deslumbran los faros de un coche”.

 Viven fuera de la realidad. Todos. No estoy oyendo ni a un solo gobernante que se esté dando cuenta de a qué se enfrenta. Fluye la sangre a borbotones abandonando la vida en Libia y otros países árabes, hartos de tanta desvergüenza y tanta tiranía. Pero en la anquilosada Europa, en el mundo occidental, sufrimos hemorragia similar y nadie hace nada por remediarlo. Estos bastardos inútiles bajan la cerviz ante los especuladores que exigen cada día más cuotas.

Un instituto alemán dice hoy, por ejemplo, que España tardará 10 años en crear empleo, y eso siempre que se acometa en serio la “reforma laboral”, porque ésta que nos implantan es demasiado tibia. “Hay toda una generación perdida de españoles jóvenes que carga con la losa de tener que trabajar toda su vida para pagar una vivienda que vale la mitad de lo que pagaron«, dice un experto para Reuters, en un reportaje que demuestra el dramático timo del que hemos sido objeto. Y el pillaje prolonga sus tentáculos hasta el futuro. Y, entretanto, el BBVA hace un acuerdo con la OCDE –otro de los portavoces del “sistema”- para que el Informe PISA evalúe conocimientos financieros en los chavales. Que aprendan a usar talonarios y cuentas corrientes, que aprendan los mecanismos de su futura y eterna servidumbre.

Llevo ¡30 años! recordando el 23F, 30 veces en mi vida, como mínimo, viendo al chusco militar con bigote irrumpir en el Congreso de los Diputados español. ¡Ya vale! Nos están comiendo vivos, aquí y ahora, en este barco a la deriva en el que vivimos. Los patrones deliberan en el puesto de mando en una burbuja con una copa de ceguera e incapacidad en la mano. El horripilante y acartonado muñeco sanguinario que amenaza –y cumple- sus desvaríos desde Trípoli no es sino un símbolo más de las marionetas a quienes hemos entregado nuestros destinos. Y no hay derecho: han devaluado la Política, imprescindible en un sistema democrático.

Gadafi: sangre, petróleo, armas e hipocresía internacional

 

Este fantoche que afirma su presencia en Trípoli frente a las “mentiras de las emisoras de los perros” y que termina diciendo que «llueve«, ha llenado las calles con la sangre de sus conciudadanos. Centenares ya de manifestantes han sido abatidos incluso por cazabombarderos. La llamada Comunidad Internacional está “muy preocupada”. Se reúnen en cómodas estancias para expresar lo preocupados que están. Concretamente, la Alta Representante Catherine Ashton se ha pronunciado así en nombre de la Unión Europea sobre los acontecimientos en Libia:

«La Unión Europea está extremadamente preocupada por el desarrollo de los acontecimientos en Libia y la muerte de un número muy elevado de los manifestantes. Condenamos la represión contra los manifestantes pacíficos y deploramos el uso de la violencia y la muerte de civiles. Expresamos nuestras condolencias a las familias y amigos de las víctimas.

La UE insta a las autoridades a la moderación y a la calma, y pide que se abstengan inmediatamente de seguir haciendo uso de la violencia contra manifestantes pacíficos. La libertad de expresión y el derecho de reunión, tal y como se establece en la Convención Internacional de Derechos Civiles y Políticos, son derechos y libertades fundamentales de todo ser humano que han de ser respetados y protegidos”.

A las autoridades”, según la excelente cadena de noticias Euronews, Italia y Chekia se opusieron a la condena expresa a Gadaffi (De hecho Berlusconi está muy preocupado con los problemas de Gadafi). En parte alguna figura esa referencia, ni siquiera en las notas de prensa que regularmente me envía la Oficina de la Comisión Europea en Madrid.

34 aviones norteamericanos, 34, bombardearon Libia con misiles en 1986. Los mandó el presidente republicano de EEUU Ronald Reagan porque entonces Gadafi era considerado un terrorista. Se decía –parece que con gran fundamento- que estuvo implicado en los atentados de los aeropuertos de Viena y Roma en 1985, que apoyó al terrorista palestino Abu Nidal, y que también tuvo que ver en el atentado (1986) contra el vuelo UTA 772, entre Brazaville y París, que dejó 170 muertos. La gota que colmó el vaso fue el atentado dirigido contra la Discoteca La Belle de Berlín en 1986, frecuentada por norteamericanos, y en el que murió un sargento –uno- de esa nacionalidad. Los misiles de Regan descargaron sobre Libia 11 días después.

Gadafi, que había perdido una hija de año y medio en el bombardeo norteamericano, quedó noqueado una temporada, pero en 1988 también fue acusado de haber intervenido en el atentado del vuelo de la Pan Am sobre la localidad escocesa de Lockerbie con un balance de 270 víctimas mortales, de 21 países, con mayoría norteamericana.

Los tiempos cambian. Gadafi se ha codeado ya con los principales líderes internacionales. Libia produce el 2% del petróleo mundial. De muy alta calidad, puede ir directamente a las gasolineras. Es clave en el suministro de Europa. Tercer proveedor de crudo para España, la mitad del petróleo que consumen Francia o Alemania, más del 40% del de Italia, es libio. Las petroleras están muy preocupadas por la rebelión de los ciudadanos libios. Sus empleados empiezan a dejar el país y son entrevistados, por ejemplo por el TD2 de TVE, a su llegada a los aeropuertos, para que veamos lo malísimas que son las rebeliones que desembocan en “guerra civil”. Más aún, la mayor parte de los medios informativos destacan hoy cómo se ha “disparado” el precio del crudo. Ha llegado a los 108 dólares esta mañana. En Julio de 2008 este mismo referente registró su precio máximo de 147.25 dólares. Sin revoluciones populares ni nada. Nadie se alarmó, ni recriminó, ni entrevistó víctimas por tanto. Dos meses después, se derrumbaba Lehman Brothers y todo el sistema financiero internacional. Hoy reedificado, con mando en plaza, sus culpas las pagamos nosotros.

Pero también tienen nuestros gobernantes y las empresas que les dirigen algunos otros negocietes con dictadores: las armas. Javier Pérez de Albéniz se ha molestado en recopilar algunos datos:

«¿Dónde consiguen los dictadores las armas con las que matan a la población civil? En los países democráticos. España aumentó un 44% su venta de armas durante la crisis, exportando en 2009 material militar por valor de 1.346 millones de euros. Durante años, casi la mitad de las armas que hemos vendido han tenido como destino países no democráticos.

Los estados del Magreb y Oriente Próximo, esos cuyas poblaciones se están rebelando contra la tiranía, la corrupción y la injusticia social, son unos excelentes clientes. Por si usted no lo sabía, Libia e Irán suman el 50% del material de doble uso, militar y civil, vendido por España en 2009. Y el país de Gadafi utiliza tecnología vasca para sus armas y programas nucleares. Es más, en estos momentos España está a punto de cerrar la venta de 250 carros de combate a Arabia Saudí, otro país sin elecciones y con manifestaciones y disturbios, por 3.000 millones de euros, el mayor negocio armamentístico de la industria militar española. Finalmente le recordaré que las exportaciones de armas a Marruecos, un país en el que soplan vientos de cambio, crecieron un 923% durante 2008, pasando de 11,13 a 113,90 millones de euros, aumento que convirtió a la dictadura más próxima a nuestro país en el tercer cliente de la industria militar española, con el 12,2% del total de exportaciones».

   Derrocar dictadores que controlan materias primas y lucrativos negocios le sienta mal a la economía, a la UE, a España, a quien por ignorancia o no perder la poltrona en los poderes mediáticos, nos venden una historia hecha a su medida.  Solo que, por lo que parece, esta vez no la podrán parar.

En nuestro país entretanto…

Más de 200 personas han muerto en Libia, según Human Rights Watch, y la crifa de víctimas va en aumento. Arde el mundo árabe, revelando la diferente calaña de sus dictadores. Gadafi no duda en enviar al ejército a cargar contra los manifestantes con ametralladoras y morteros. No por ello, los ciudadanos dejan de exigir sus derechos. “La generación árabe que espera se ha cansado de esperar”, dice Ramón Lobo en este documentado análisis.

El boletín radiofónico sigue diciendo esta mañana que se despiertan focos de rebelión también en China. De la represora maquinaria china cabe esperar igualmente auténticas atrocidades. Siquiera basados en la experiencia.

En nuestro país entretanto”…, cambia de tercio el informativo. Y nos habla del candidato a la alcaldía de Barcelona para las municipales.  Rezuman los periódicos, todos los medios, sabores añejos (el 23 F), o redivivos y muertos, como la inefable Rumasa. Cumplido detalle de la moda que, supuestamente, va a llevarse la próxima temporada. En nuestro país entretanto, en Europa entretanto… nada se mueve, o poco con sentido. La historia nos dejará en la cuneta.

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