¿Adónde va la izquierda europea?

Sami Näir, se hace ésa y otras varias preguntas. Como ésta:

¿Por qué ironía de la historia la izquierda se encuentra, como el médico, en la cabecera de un sistema que supuestamente debe combatir en nombre del progreso y de la justicia?

Y «receta» remedios:

En primer lugar, la autocrítica. La izquierda debe interrogarse sobre sus equivocaciones, no para culpabilizar a las generaciones que la han llevado al abismo, sino para no repetir los mismos errores: es un deber de memoria necesario para su propia identidad y para el pueblo. Los partidos socialistas europeos deben someterse a un serio examen de conciencia, puesto que cargan colectivamente con la responsabilidad del fracaso frente al liberalismo destructor del Estado social. ¿Cómo puede ser que la izquierda haya dejado instalarse una economía mundial potencialmente delincuente, con un «sistema bancario a la sombra» (Shadow Banking System), que, por medio de los activos tóxicos, representa más de 650.000 millardos de dólares? ¡Eso es 10 veces el PIB mundial! Mientras que se pide a los asalariados más débiles, a los funcionarios que defienden el servicio público, a las clases medias que cargan con la parte más grande de los impuestos, a los obreros endeudados y devaluados, a los jóvenes abandonados en el camino de la vida, que paguen para salvar ese sistema delincuente. En efecto, la izquierda no ha instaurado este sistema, pero ¿qué ha hecho para combatirlo desde hace 30 años? Sin autocrítica, no habrá aggiornamento de la izquierda.

En segundo lugar, la definición del campo de valores de la izquierda y de su proyecto histórico: ¿sigue siendo una fuerza de transformación de la sociedad? ¿Se trata de hacer funcionar «bien» el capitalismo, o de emancipar a la sociedad? ¿Hacia dónde? ¡No es concebible que unos partidos que se dicen «socialistas» no sepan lo que puede ser un socialismo del siglo XXI! Los pueblos quieren un proyecto humano de solidaridad colectiva; el mero consumo infinito de las mercancías no puede ser este proyecto: se haga lo que se haga, nunca será más que un medio de existencia. ¿Qué significa pues hoy una sociedad «socialista» mediante la democracia? ¿Qué sentido tiene? La izquierda europea debe enunciar su proyecto y asumirlo con franqueza. No debe avergonzarse de su identidad.

Por último, la toma de conciencia de la revolución que se ha producido en las mentalidades. Lo que han demostrado tanto la primavera árabe como el magnífico ejemplo del 15-M español es la irrupción masiva de la demanda ciudadana en la elaboración del interés general por parte de las mismas poblaciones. Es la crítica a la forma partido, que ha perdido su legitimidad a consecuencia de la sordera y la arrogancia respecto a las aspiraciones profundas de las fuerzas más vivas de la sociedad.

Eso no significa el fin de los partidos, puesto que una sociedad democrática sin partidos es una sociedad totalitaria, no democrática, sino que los partidos deben cambiar, en su forma como en su función. En su forma, para aprender a cristalizar las aspiraciones populares democratizando su relación con el pueblo, rechazando su consideración únicamente como una masa de electores manipulables; en su función, definiendo unos programas realistas y realizables. Ser un partido que escucha y no miente: puesto que la exigencia de ética está en el corazón de la política democrática moderna. Sin una reforma en profundidad de su visión del mundo, de sus métodos de acción y de sus medios de funcionamiento, la izquierda europea corre el riesgo de patinar durante mucho tiempo aún. Pero desgraciadamente ese tiempo no está vacío: lo pagan muy caro los más débiles, que sufren los costes de un sistema económico cruel y simplemente indigno de una humanidad civilizada.

Sin desperdicio el artículo completo.

Libia y la izquierda mundial

   Las fuerzas occidentales ya están interviniendo en Libia, según el mandato de la ONU. Produce vértigo pensar en cómo acabará esto, y si se repetirán  destrozos anteriores o si, de una vez, la ONU será la ONU y su mandato será cumplido de forma estricta. Pero me encuentro profundamente alucinada por las teorías conspiranóicas de una parte de la izquierda, impulsadas -según el hilo que he seguido- sobre todo desde Venezuela, pero también de corazones que ven etiquetas y no hechos.  Compruebo la pervivencia de una izquierda sectaria y trasnochada (potente freno a una acción constructiva), capaz incluso de defender a Gadafi y creer en patrañas. El colmo ha sido un enlace en un comentario en el blog en el que hablaban de niños jugando pacíficamente en las calles de Trípoli en donde los bombardeos, la sangre y los muertos no han existido. Vivimos en la era de la desinformación, ya se sabe.

   Por eso, traigo un artículo que me han enviado que también muestra la preocupación por esta inquietante deriva de cierta izquierda.

Immanuel Wallerstein, su autor no creía (con razón) en la intervención de la ONU -harto lenta en esta cuestión-, pero es muy interesante el resto del análisis:

Hay tanta hipocresía y tantos confusos análisis acerca de lo que está ocurriendo en Libia que apenas sabe uno por donde comenzar. El aspecto más pasado por alto en la situación es la profunda división de la izquierda mundial. Varios estados latinoamericanos de izquierda, siendo el más notable Venezuela, mantienen un apoyo pleno al coronel Kadafi. Pero los voceros de la izquierda mundial en Medio Oriente, Asia, África, Europa, y Norteamérica, decididamente no están de acuerdo.

El análisis de Hugo Chávez parece enfocarse primordialmente, en realidad en exclusiva, en el hecho de que Estados Unidos y Europa occidental hayan estado profiriendo amenazas y condenas al régimen de Kadafi. El coronel, Chávez y algunos otros insisten en que el mundo occidental pretende invadir Libia y “robarse” su petróleo. Todo ese análisis para nada ubica lo que ha estado ocurriendo y deja mal el juicio de Chávez –y de hecho su reputación con el resto de la izquierda mundial.

Primero que nada, durante los últimos 10 años y hasta hace algunas semanas, Kadafi no obtuvo sino buena prensa en el mundo occidental. Intentó probar por todos los medios posibles que no era un gobernante que respaldara al “terrorismo” y que su único deseo era integrarse plenamente a la corriente principal geopolítica y económica en el mundo. Libia y el mundo occidental han estado logrando un arreglo tras otro, todos con ganancias. Es difícil para mí ver a Kadafi como un héroe del movimiento mundial antimperialista, por lo menos en los últimos 10 años.

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Otra opinión que ha encontrado Standad Life: La izquierda y los tiranos, Salvador Giner

¿Por qué cuesta tanto ser de izquierdas? ¿No debería ser fácil y normal que un ciudadano amante de la libertad, de la igualdad de oportunidades, de la autodeterminación de los pueblos, de la redistribución de la renta y de la equidad mostrara una elemental simpatía por los gobiernos que ponen en vigor esos valores elementales? ¿No es cierto que los valores de cualquier sociedad decente son precisamente los de la izquierda y no otros?

 Lo terrible es no poder hallar una respuesta fácil a la pregunta. ¿Qué enigmática fuerza histórica o, simplemente, qué lógica diabólica hace que la izquierda -la aliada natural del feminismo, del ecologismo, del pacifismo, de la educación para todos- traicione una y otra vez sus principios elementales?

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Por cierto, entre los «no-muertos» por las tropas de Gadafi,  está el periodista Mohamed Nabous, que era todo un símbolo. Euronews le entrevistó poco antes de ser asesinado este sábado.  Y aquí más información de él.

El irresistible atractivo de la maldad

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Huyendo anoche de los interminables anuncios y los malos telediarios, de miasmas y temores hipocondríacos –yo-, recalamos durante la cena en una película que emitía Imagenio. La de David Trueba y Luís Alegre sobre y con Fernando Fernández Gómez. Lo último que quería y queríamos era una cosa tan ardua como una entrevista casi a palo seco. Pero nos enganchó de tal manera que, insólitamente, hasta suspendimos la conversación de la cena. Y nos dirigimos, después, al sofá como autómatas para seguirle escuchando, con todos sus defectos y virtudes. Pues bien, de las muchas cosas que se me quedaron grabadas fue por ejemplo que la gente de derechas es más rica -que dicho por él tenía algo de ironía o de sensación de haber equivocado el camino-. No sólo eso, añado, se puede mentir, robar, prevaricar, manipular, practicar la demagogia, sin coste alguno. Negativo. Que también hay quien usa la izquierda para lo mismo, sin duda, pero a éstos –salvo a los híbridos de progresista y conservador- no les queda el salvoconducto de acudir a un confesionario y rezar dos padrenuestros y tres avemarías para solventar el delito.

Decía Fernán Gómez que él era maniqueísta: sólo existe el bien y el mal, sin estados intermedios; sólo buenos y malos. Y, de ser cierta tal simplificación en la que jamás he creído, la reflexión que desata es que siempre han triunfado los malos. En todos los órdenes de la vida. Y, ahora más, no encuentro ningún Gandhi al que agarrarme como excepción en el mundo actual.

Fernando Fernán Gómez dijo que toda su vida había perseguido el ideal de mujer de Marlene Dietrich, porque era mala e inquietante. Y parece que es cierto: a los hombres les gustan las tías malas, las que les putean, las inaccesibles. Y a muchas mujeres también les atrae la infamia y la perversión, a los buenos chicos los quieren sólo como amigos. La maldad parece ser un atractivo. Inconfesable en general. Sólo hacen gala de él las descerebradas que escriben a la cárcel, enamoradas, a gente como el presunto asesino de Marta del Castillo. No sé si debe al masoquismo imbuido por la educación católica, o a un primario instinto de caza que sólo espera alcanzar las piezas más difíciles. Para poner el pie sobre ellas y seguir su camino, supongo. No imagino la convivencia con un fiero león poseído por el mal -que de suyo todos los animales son bastante mejores que los humanos-. Aunque, especialmente en las  mujeres, se dan casos de peregrina ingenuidad, ésa que supone que el malvado cambiará por amor. Fernán Gómez dijo con una expresión de cierta ternura pero también de frustración que, sin embargo, todas sus mujeres fueron bondadosas.

Yo he querido toda mi vida ser una mujer fría –lo argumenté incluso en mi primer libro-. No estar dominada por las emociones, aunque aporten sensaciones extremas que a veces parecen justificar una vida. Una mujer de hierro puro, sin frágiles incrustaciones de cristal.

Mi amiga Camino me envía un cuento de un monje budista reiteradamente mordido por un escorpión al que intentaba salvar de una muerte cierta por ahogamiento. Y -hoy, no sé mañana-, no estoy nada segura de si salvar escorpiones, en esas circunstancias, se hace por convencimiento o por genética y, en el fondo, impulsados por una estupidez irremediable. Si ser malo, sin conciencia, no es más productivo en una existencia sin futuro de tierras prometidas. Porque todos sabemos cómo hacer daño, dar con la tecla que duele, y encima el mundo se vuelca a tus pies. Definitivamente los catarros B –que no gripes A- alteran mucho las neuronas. Vds. disculpen.

Una instructiva mirada fuera

En España no gustan las noticias internacionales, cada vez ocupan un espacio más reducido en los frivolizados medios. En casi ningún país interesan demasiado en realidad. La BBC británica sí ofrece reportajes ajenos a su isla, y es de suponer que lo haga porque tienen un público. En el centro y norte de Europa también interesa lo que sucede en los países vecinos. En un mundo globalizado, cada vez es más necesario mirar afuera por si es necesario “poner las barbas a remojar”. Incluso en la España aislada por los pétreos e impermeables pirineos que no dejaron entrar ni la Ilustración, aunque sí el fascismo.

“La economía cae al 18% y, para evitar la bancarrota, se han cerrado 30 hospitales, los enfermos deberán alquilar a partir de ahora la cama en los centros públicos, el salario de los maestros se recorta a la mitad, el salario mínimo baja el 20% y las pensiones, el 10%.” (…)”El laboratorio neoliberal europeo el único país de toda la UE donde el centro-izquierda no ha gobernado en los últimos 20 años, donde todos los asalariados pagan el mismo porcentaje de impuestos (flat-tax del 23%), donde las empresas apenas tienen tasas que asumir y el despido es en la práctica libre se ha derrumbado como ningún otro país ante la crisis mundial.”

  • Dos países europeos significativos celebran elecciones el día 27 de Septiembre. Portugal lo es para nosotros por vecindad, y por cuánto nos miran ante nuestra enorme indiferencia. Los sondeos dan una ligera ventaja a los socialistas del primer ministro José Sócrates. Pero, por primera vez en la historia del país, una mujer aspira a la presidencia del gobierno: la conservadora Ferreira Leite. Ésta acusa a Socrates de haber convertido a Portugal en “una provincia española” y promete suspender el proyecto del AVE que les unirá a Madrid, por su costo, y porque, seguramente, prefiere alejarse de nosotros, en un aislamiento dentro del aislamiento ibérico. Por lo que intuyo, la población no le secunda, dado que muchos portugueses trabajan en España.
  •  El mismo día, 27 de Septiembre, celebra elecciones la poderosa Alemania, gobernada por una coalición de democristianos y socialdemócratas, con presidencia de la inusual –al menos para lo que gastamos aquí- conservadora Angela Merkel. Pues bien, los sondeos demuestran que ambos partidos pierden votantes. Hasta los años ochenta, los dos grandes partidos cosechaban juntos más del 80% de los votos, y entre ellos estaba solo el FDP (los liberales). Este año, CDU y SPD podrían no alcanzar el 60%. El ascenso de los partidos pequeños, La Izquierda, Los Verdes y los liberales del FDP parece imparable.

 “No obstante, con la crisis aparentemente domesticada y a la espera de su previsible impacto en el mercado laboral, los votantes parecen haber cambiando de preocupaciones. Si la debacle financiera pudo capearse, ahora queda el miedo de muchos a perder el trabajo y a que continúen los recortes sociales, como consecuencia del enorme gasto público en programas de reactivación económica y financiera.

Aquí puntúa La Izquierda, que además cuenta con apoyos tradicionalmente altos en los cinco Estados federados que fueron la antigua República Democrática Alemana. La Izquierda nació en 2007 de la fusión de los ex-comunistas del Este con los disidentes socialdemócratas del entorno de Oskar Lafontaine en el Oeste”.

  •   No quiero saber más qué dicen los políticos españoles, sino lo que hacen. No quiero más declaraciones fuera del tiesto aireadas por los poco eficientes medios.  Incluso los políticos deberían ver que los partidos tradicionales se derrumban en favor de posturas más radicales. La izquierda, pero también la ultraderecha. Si queréis perder 8 minutos instructivos, ved este reportaje de euronews. Tengo la impresión de que nuevas corrientes están en marcha, y que cruzarán incluso los pétreos pirineos, pillando al personal deteniendo su mirada en el propio ombligo. Y a quien se duerme, se lo lleva la corriente, o eso dice el refrán.
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