Devuélvannos nuestro dinero

Sres. Gobernantes, tenemos que plantearnos la revisión de nuestro contrato de ciudadanía. Hablo en mi nombre pero también en el de muchos a quienes ni les salen las cuentas, ni justificaciones razonables y éticas a las decisiones que se están adoptando. Verán, yo acepté pagar impuestos porque, según nuestra Constitución, vivimos en un Estado social que iba a ocuparse de necesidades básicas de las personas que lo componemos. De sanidad, educación, trabajo, vivienda, pensiones, transportes, justicia, información, protección a los más desfavorecidos, derechos. Somos un país que históricamente ha dedicado menos dinero que la media europea a estas partidas y podíamos comprender una cierta demora en la obtención de objetivos plenos; lo que es intolerable es que, lejos de avanzar, se hayan recortado hasta los extremos que hoy nos ocupan.

En mi caso concreto, trabajo desde los 13 años. He pagado, por tanto, dinero al Estado como para residir en mi jubilación con todo tipo de comodidades, una sanidad sin cortapisas, y, si nos ponemos exquisitos, hasta para viajar frecuentemente a los balnearios de Baden-Baden o donde quiera que me apetezca. Como soy solidaria y hasta ahora me sentía parte de una comunidad, prefiero que reviertan en mí una cantidad digna, que me libre de sobresaltos, y repartan el resto para cubrir lo que otras personas necesitan. Que jueguen con mi dinero y me ofrezcan un futuro de precariedad no me parece admisible.  En absoluto.

Yo pagué, pago y pagaré mientras viva, también y sobre todo para que mi hijo y todos los hijos de otros padres pudieran tener una vida. Un trabajo de acuerdo con su preparación que les permitiera formar una familia si era su deseo, les pagara casa, un buen pasar y un retiro seguro. Carecen completamente de todo eso. Salvo los hijos, sobrinos, amigos y toda la parentela de Vds.

He cotizado durante décadas para que los enfermos puedan curarse al menos como se hacía hasta que Vds. llegaron a los diversos gobiernos que regentan. Para que niños y jóvenes puedan acceder a una educación en conocimiento y en valores, en espíritu crítico. O para que no dejen en la calle a familias enteras, bancos y cajas a los que Vds. han dado nuestro dinero.

Pido también no romperme la crisma al andar por las calles llenas de socavones cuando son capaces de gastarse 220.000 euros en que la alcaldesa que me dejaron en herencia haga el ridículo internacional alardeando de relaxing cafés con leche.

Es cierto que  España, su España, debe mucho dinero. Mucho más desde que están Vds. en el gobierno. Gracias exclusivamente a su gestión, la deuda pública ha crecido exponencialmente. Los más de 30 puntos de incremento en apenas dos años que aceptan, sin mover un músculo, entran en los anales de la economía ficción, si no fuera tan dolorosamente cierto. No cabe alimentar más el negocio de la especulación que representa cuanto rodea a la gestación, pago e intereses de la deuda pública, a la que Vds. se dedican con especial preferencia.  Costéenlo de su bolsillo, sáldenlo como les parezca, pero no nos esquilmen más.

También he pagado por derechos inherentes a residir en un país democrático. Mi derecho a la información –hoy tan manipulada– o a la libertad de expresión y manifestación, tan legalmente amenazadas. Devuélvannos al menos los derechos que teníamos.

Quiero que no me timen con la Justicia, ya ven. Que los chorizos vayan a la cárcel sea cuál sea su pedigrí. Ya saben de qué hablo, las personas no tenemos pedigrí; me refiero a las alimañas que se aprovechan hasta de la vida de otros para lucrarse.

Vamos a ser razonables. De no cumplir estas demandas con prontitud, hemos de regresar a las condiciones básicas para suscribir un nuevo acuerdo. Comencemos por la devolución del 90% de todos los impuestos que hemos pagado. Es lo justo y se lo explico. Su gobierno –como otros con anterioridad– aprobó una amnistía para las fortunas evadidas a paraísos fiscales, cuentas opacas dentro y fuera del país y dinero negro. No fue muy exitosa porque Vds no dan una más que a derechas, pero a estos delincuentes solo les cobraron un 10% de impuestos. La necesaria igualdad ante la ley exige que todos los ciudadanos recibamos igual trato. Nos sentimos discriminados –y lo que es casi peor– estúpidos por haber pagado lo que los evasores se quedaron íntegra y tan ricamente para ellos.

Con ese dinero, nuestro, podemos organizarnos para volver a tener –mejorado– un Estado del Bienestar como la lógica manda. Apáñense con sus compromisos adquiridos. Ensayen ese hermoso Estado Mercantil y usurero que les gusta en una isla a la que se trasladen todos Vds. y que ahora con el neoliberalismo pueden comprar a buen precio. Déjennos vivir al resto.

Han roto el contrato social, el contrato de ciudadanía. La menor de las reparaciones –igual hay que estudiar más– es siquiera que nos devuelvan nuestro dinero. Lo dice, con especial ímpetu, aquel himno que tiene su origen en los cantos de los estibadores negros más sojuzgados, con este gran énfasis perifrástico: Pay me My Money down. No sé si lo saben, pero la esclavitud se erradicó hace tiempo.

*publicado en eldiario.es

Exige que nos devuelvan el 90% de lo cotizado en nuestra vida laboral

El Gobierno ha aprobado una amnistía fiscal para los evasores de impuestos. Lo justo es la igualdad en el pago de tributos.

El Gobierno ha aprobado una amnistía fiscal para las fortunas evadidas a paraísos fiscales, cuantas opacas dentro y fuera del país y cualquier dinero negro. Los capitales que se regularicen sólo serán gravados con un 10% de impuestos. La necesaria igualdad ante la Ley exige que los asalariados recibamos igual trato. Nos sentimos discriminados –y lo que es casi peor- estúpidos por haber pagado lo que los evasores se quedaron íntegramente para ellos. De llevarse a cabo esa amnistía, lo justo es que sea general y con efecto retroactivo: lo ya abonado vuelve a nuestros bolsillos.

La idea –de Javier Peces- se complementa con muchos otros argumentos. Según el informe 2011 del Observatorio de Responsabilidad Social Corporativa, el 82% de las empresas del IBEX 35 tienen vinculación patrimonial con empresas domiciliadas en paraísos fiscales. Los Técnicos del Ministerio de Hacienda (Gestha).por su parte estiman que la grandes fortunas y las grandes empresas son responsables del 71,8% del total del fraude fiscal en España. Y eso que –dice en este caso la Organización Profesional de Inspectores de Hacienda (IHE)- los ingresos obtenidos en el extranjero están exentos del impuesto de Sociedades en España mientras que los gastos invertidos para ello sí tienen deducciones fiscales. «El mecanismo es muy simple: los ingresos no suman (computan) y los gastos financieros necesarios para obtener los ingresos sí restan (se deducen)», dicen. Conocida la amnistía fiscal la rechazan frontalmente. Contradice, para empezar, el artículo 31 de la Constitución: «Todos contribuirán al sostenimiento de los gastos públicos de acuerdo con su capacidad económica mediante un sistema tributario justo inspirado en los principios de igualdad y progresividad que, en ningún caso, tendrá alcance confiscatorio». Consideran también paradójico que se suban los impuestos a los que pagan y se les perdonen a los que no cumplen. Y creen que puede provocar un «derrumbe» de la conciencia fiscal de los contribuyentes con efectos muy perjudiciales sobre la economía española.

Miles de millones de euros perdidos que nunca más se pagarán porque el Gobierno les “perdona”. Si esta profunda arbitrariedad no tiene vuelta atrás, debemos reclamar el mismo trato y exigir la devolución del 90% de lo cotizado. Y. en todo caso, una tributación del 10%, como los amnistiados. La emigración a la que las erráticas políticas seguidas en España desde hace años nos abocan, serían mucho más asumible con ese patrimonio del que los ahora amnistiados –sin recargos, ni sanciones- disfrutan.

 Al firmar la petición estarás enviando esta carta

Destinatario: Cristobal Montoro

Estimado señor Montoro:

El Gobierno del que Vd forma parte ha aprobado lo que han calificado de regularización de fortunas evadidas a paraísos fiscales, cuantas opacas dentro y fuera del país y dinero negro. Es decir, una amnistía fiscal en Román Paladino. Los capitales que se regularicen sólo serán gravados con un 10% de impuestos.

La necesaria igualdad ante la Ley exige que los asalariados recibamos igual trato. Nos sentimos discriminados –y lo que es casi peor- estúpidos por haber pagado lo que los evasores se quedaron íntegramente para ellos. De llevarse a cabo esa amnistía, lo justo es que sea general y con efecto retroactivo: lo ya abonado vuelve a nuestros bolsillos.

Tenga en cuenta los grandes beneficios de los que ya disfrutan los amnistiados y los alarmantes datos de la dimensión del problema que paso a recordarle:

Según el informe 2011 del Observatorio de Responsabilidad Social Corporativa, el 82% de las empresas del IBEX 35 tienen vinculación patrimonial con empresas domiciliadas en paraísos fiscales. Los Técnicos del Ministerio de Hacienda (Gestha).por su parte estiman que la grandes fortunas y las grandes empresas son responsables del 71,8% del total del fraude fiscal en España. Y eso que –dice en este caso la Organización Profesional de Inspectores de Hacienda (IHE)- los ingresos obtenidos en el extranjero están exentos del impuesto de Sociedades en España mientras que los gastos invertidos para ello sí tienen deducciones fiscales. «El mecanismo es muy simple: los ingresos no suman (computan) y los gastos financieros necesarios para obtener los ingresos sí restan (se deducen)», dicen.

Su amnistía, Sr. Montoro, -como dice la IHE- contradice, para empezar, el artículo 31 de la Constitución: «Todos contribuirán al sostenimiento de los gastos públicos de acuerdo con su capacidad económica mediante un sistema tributario justo inspirado en los principios de igualdad y progresividad que, en ningún caso, tendrá alcance confiscatorio». Sube los impuestos a los que pagan y se les perdonen a los que no cumplen. Y puede provocar un «derrumbe» de la conciencia fiscal de los contribuyentes con efectos muy perjudiciales sobre la economía española.

Miles de millones de euros perdidos que nunca más se pagarán porque su Gobierno les “perdona”. Si esta profunda arbitrariedad no tiene vuelta atrás, debemos reclamar el mismo trato y exigir la devolución del 90% de lo cotizado. Conscientes muchos ciudadanos de la situación de crisis que padecemos -y aunque en absoluto la hayamos creado- en todo caso podría aceptar una tributación del 10% de mis ingresos, como los capitales aflorados, desde luego por toda mi vida laboral. La emigración a la que las erráticas políticas seguidas en España desde hace años –la “herencia” ¡es tan amplia, larga y profunda estimado señor Montoro!- nos abocan, sería mucho más asumible con ese patrimonio del que los ahora amnistiados –sin recargos, ni sanciones- disfrutan.

A la espera de su respuesta, atentamente

 *Explico ahora. Mi convicción es que hay que pagar impuestos. Todos y desde luego progresivamente, de una forma justa para el conjunto social, pero da la arbitrariedad del gobierno planteé hace unos días esta petición que al menos exprese nuestra protesta.

Para firmarla pincha aquí.

PP en la oposición: la amnistía fiscal es injusta y antisocial

El Gobierno, sin embargo, ha aprobado una amnistía fiscal para los evasores de impuestos que ha vendido como todo lo que hace: como piano de cola para miniapartamentos (lo asombroso es cuánta gente se los compra). Es decir que renta mucho más robar al erario público no pagando los impuestos y llevándose el dinero a paraísos fiscales, que cotizar lo estipulado como hacemos la mayoría

Esto es lo que los más altos cargos del PP hoy decían en la oposición, como prueba del piano que están vendiendo ahora:

Cospedal 5 de Junio de 2010

Rajoy 8 de Mayo de 2010

Además, se suprime sustancialmente la ayuda a la Dependencia a la que le quitan 283 millones de euros (que sepamos). Suben la luz y el gas. Se recorta un 21% el presupuesto de educación, un 13% Sanidad, un 8% Defensa, o un 4% en Interior. 594 millones en transferencias a la Agencia Española de Cooperación Internacional para el Desarrollo. 125 millones en el Fondo del Agua y 670 en FONPRODE. 322 millones de ayudas para acceso a la vivienda. 67 millones de euros de la dotación al Fondo de Integración de Inmigrantes y de 1.557 millones de las Políticas Activas de Empleo. Aumentan algunos impuestos (el de Sociedades, tímidamente,o el del tabaco) y se elevan las tasas judiciales «para que no haya abusos con los recursos» -eso queda para los ricos que pueden pagarlas-.

Se mantiene congelado el sueldo de los funcionarios y «venden» que no tocan -aún- ni el subsidio de desempleo, ni las pensiones.

Y todavía faltan por saber las habituales «sorpresas» que depara un recorte de 27.300 millones de euros (mucho mayor del previsto), porque en la rueda de prensa no se han contestado a las preguntas concretas (por ejemplo en cuánto va a aumentar con esta drástica disminución del presupuesto la recesión prevista del 1,7% de nuestra economía) y en la que lo más llamativo para la presidenta (sonriendo en un arrobo) ha sido que allí estuviera un periodista holandés que retransmitía en directo para su país. Tampoco le ha contestado Soraya Sáenz de Santamaría sobre la asfixia que puede ocasionar tanto recorte.

Por cierto he promovido una acción de Actuable: «Exige que NOS DEVUELVAN el 10% de lo cotizado en nuestra vida laboral«. Firma si estás de acuerdo.

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