Pedro Duque, mente lógica y abierta

Es el nuevo ministro de Ciencia de Ciencia, Innovación y Universidades del gobierno de Pedro Sánchez. El astronauta e ingeniero aeronáutico español Pedro Duque, tendrá a su cargo lo que probablemente son tres de sus grandes pasiones. Lleva en las venas la lógica, el premio al esfuerzo y la igualdad de oportunidades. Por tanto combate la pseudociencia.  «Defender la homeopatía es más sangrante que negar que pisamos la Luna», ha declarado. Y cree que no todo es opinable. Algo que tanto cuesta entender.

Nació el 14 de Marzo de 1963 en Madrid, en el Barrio obrero de San Blas. Hijo de un controlador aéreo, pronto reveló su vocación y sus extraordinarias aptitudes para el estudio. Se licenció con matrícula de honor –y nota media de 10- en Ingeniería aeronáutica en la Politécnica de Madrid. Mientras estudiaba, trabajó como becario en diversos proyectos del Laboratorio de Mecánica del Vuelo. Contratado por una empresa privada, empezó a colaborar con la Agencia Espacial Europea en 1986, en Alemania. Se especializó en programas de órbitas de naves espaciales y participó en el control de vuelo de los satélites ERS-1 y EURECA.

Fue seleccionado como astronauta entre 6.600 aspirantes y se preparó en EEUU, en la NASA. Voló al espacio por primera vez en 1998 durante 9 días, en el Trasbordador espacial ‘Discovery’. Se trataba de investigar el Sol y la falta de gravedad. Cinco años después regresó al espacio a bordo de la nave rusa ‘Soyuz’, que le llevó a la Estación Espacial Internacional. El astronauta español desarrolló un extenso programa experimental -25 trabajos- en las áreas de biología, fisiología, física, observación de la tierra, educación y nuevas tecnologías.

Era el año 2004 y Pedro Duque apenas acababa de regresar a establecerse de nuevo en España. Mi pasión romántica por la ciencia me llevó a llamarle para un libro en el que pregunté a hombres muy diversos sobre la mujer. Fue una entrevista en la que nos costó entrar por la temática infrecuente para un científico, pero muy ilustrativa. Duque es una persona que responde con absoluta racionalidad y puede resultar demoledor por ello, y a la vez tiene un punto de ironía en la mirada y hasta una cierta piedad por las preguntas que no le encajan.

Como todo, su feminismo es resultado de la lógica, del equilibrio también como solía repetir. «Yo no entiendo cómo se puede decir que el 50% de la población es raro, desde el punto de vista estadístico es una contradicción muy grande. Es imposible», me dijo sobre los grandes tópicos de los hombres sobre las mujeres.

Le había visto rodeado de centenares de niños, celebrando el Día de la Ciencia en el Recinto Ferial Juan Carlos I de Madrid, atendiendo sus preguntas y primándolas sobre las de los periodistas. Feliz de ese contacto. Duque cree que todo empieza en el colegio, en la familia, de niños. Desde luego, la prevención del machismo.

– «Los únicos esfuerzos que van a valer de algo son los que se hagan en los colegios de primaria. Todos los demás, son solo parches y paliativos. Lo que hay que hacer es enseñar a los niños y a las niñas a convivir de otra manera y a no tener relaciones jerárquicas entre ellos. Hay que empezar desde pequeño. La labor del maestro es fundamental y de tías y abuelas, de tíos y  abuelos…»

A sus alumnos les contaba cosas tan interesantes y prácticas como que, si la tecnología espacial se extendiera a la aeronáutica, se podría volar de Londres a Nueva York en 35 minutos, saliendo de la atmósfera y volviendo a entrar. A mí me pareció fascinante.

No le asustan las mujeres inteligentes como a otros muchos hombres, lo que sin duda le va a venir muy bien en el Consejo de Ministros.  Al pedirle que me citara un nombre de mujer a la que admirase, Pedro Duque no recurrió, como se hacía hasta hace poco única e invariablemente, a Marie Curie. Recordó a una de las más injustamente olvidadas: Ada Augusta Byron, hija del escritor con el que apenas convivió, condesa de Lovelace, la precursora de la programación informática por intuición y deducción. A mediados del XIX.

– «Lo que sí es admirable es que personas, sean hombres o mujeres, a quienes no les han dado formación, se hayan impuesto a sí mismos disciplina, tirar para adelante y demostrar que podían llegar a grandes cosas»

En sus tuits recientes sigue en la misma tónica: «La educación pública y realmente gratuita es la base para el desarrollo. No perdamos a los genios, una de esas niñas podría ser muy grande».

La mujer, su mujer, el apoyo de alguien, el contrapunto. «Es completamente innatural estar todo el tiempo tratando de tomar las decisiones solo. Siempre tiene que haber alguien que tenga otro punto de vista. Es interesante contrastar todas las decisiones. Contar con quien tengas confianza absoluta».

Pedro Duque ha saludado su nombramiento como ministro con un tuit que le resume y que emociona.

Pedro Duque@astro_duque

Ojalá estuviera mi madre. Siempre @forges

Sed de cambios y trampas para frenarlos

Un 5 de junio espectacular. Era cuestión de mover una ficha para provocar cambios. Un gobierno del PSOE, con mayoría de mujeres, la suma de partidos que lo han hecho posible, puntos de partida impensables hace solo unos días. La retirada de Rajoy de la política activa es otro hito notable y podría constituir el fin de una época. Mejor o peor según aprendan las lecciones. A otro nivel, hasta el periodismo entra en giros decisivos si se confirma el relevo en la dirección de El País, diario de referencia español.  Soledad Gallego-Díaz, periodista de enorme solvencia, podría acabar con la deriva de este medio. La marcha se ha emprendido ya, aunque hay que  consolidar los nuevos rumbos enfocando con acierto los riesgos.

No es porque Pedro Sánchez no le haya echado valor y avance buenas intenciones, pero sería suicida no tener presentes las inercias de este país y las mochilas con las que cargan los políticos. La composición del gobierno atrapa por el protagonismo de las mujeres pero da también algunas señales de alarma. El futuro vendrá determinado por lo que los protagonistas de este momento histórico consideren prioritario: si el gobierno de Sánchez debe funcionar y cuáles son las alternativas.

La primera cuestión a no olvidar es que el líder del PSOE no sería presidente sin el apoyo de los 180 diputados que dijeron sí a su moción de censura. Este gobierno no es como el de Portugal, convertido en modelo ejemplar. Aquí la suma de fuerzas fue para echar a Rajoy, no lo es –de entrada- para sustentar el gobierno.  Fue una labor ineludible, tras la sentencia de la Gürtel como punta de un iceberg monumental.

Acreditados periodistas de la prensa internacional explican a sus lectores que lo auténticamente raro es que Rajoy aguantara tanto tiempo en el poder. Lo hace desde  Giles Tremlett en The Guardian  a  Olle Svenning en  Aftonbladet, el diario que lee la cuarta parte de la población en Suecia. La corrupción en España es una lacra que nos sepulta, está muy arraigada y vinculada al franquismo sociológico que encarna el Partido Popular.  Con cómplices necesarios que se mencionan menos.

Cultivado a fondo el sustrato con medios afines, con Ciudadanos y algún famoso con tirón popular y nulo conocimiento de la Constitución, aparece Rajoy para despedirse y deslegitimar al Gobierno con las mismas consignas de sus colaboradores oficiosos. Mienten. Una vez más. Hay mucho en juego y lo han perdido. El gobierno de Pedro Sánchez es absolutamente legítimo por los apoyos de los que dispuso. España es una monarquía parlamentaria, no un sistema presidencialista.

A Sánchez, dicen, no le ha votado nadie, no representa a nadie  y la falacia cuaja en algunos sectores. Algo que nos muestra hasta qué extremos alarmantes de ignorancia y oscurantismo se enseñorean de sectores de la sociedad. Hasta qué punto prácticas de corrupción,  políticas y mediáticas, hacen mella en una parte de la población que ni conoce, ni valora, ni ama la democracia. Dado que la democracia es fundamento del sistema, no debemos consentir que también se pervierta. Más de lo que está. El paso siguiente ya lo están dando algunos países y está muy cerca del fascismo.

Es comprensible que Pedro Sánchez apueste por un gobierno monocolor de su partido. El primer campo de batalla en el que lidiar lo tiene en el propio PSOE. Ese segmento del PSOE que no parece ser consciente de su derechización y que le puso zancadillas de muerte hasta echarlo. Cualquiera se hubiera desanimado y, bien es cierto, Sánchez siguió en la brecha lo que es un aval a tener en cuenta.

Un gobierno del PSOE, sí, pero sin coces a quienes le han ayudado a sentarse en la Moncloa. Preocupa oír a periodistas que pasan por ser progresistas menospreciando gratuitamente a soportes imprescindibles de este gobierno. Las ilusiones independentistas han apoyado a Pedro Sánchez, lo quieran ver o no. Lo mismo que el partido de Pablito o Pablo Manuel es imprescindibles para la continuidad del gobierno del PSOE. Nunca oímos hablar, por cierto, de Pedritos, Albertitos o Marianitos; de Sorayitas, sí, pero esto es por ser mujer. Algo que tampoco alcanza a las Inesitas. Siempre hay clases.

El gobierno de Sánchez avanza objetivos altamente positivos para cualquier progresista, para cualquier persona sensata. La apuesta por las mujeres y en carteras de peso. La igualdad, la lucha contra la pobreza infantil y los grandes desequilibrios que el PP propició. El fin – debería ser total- de las leyes Mordaza. La apuesta por el derecho a la información, liberando a RTVE de las garras letales del PP, al menos. Recuperar la sanidad pública y atemperar la salvaje reforma laboral que dejó a la intemperie a los trabajadores españoles. Aunque el PSOE carga con su mochila de responsabilidades, se podrían revertir. Educación, ciencia, cultura, progreso. Suena mejor. A poco que dure y a pocos que sean sus aciertos, el gobierno de Pedro Sánchez  lo cambiaría  todo, aunque también puede patinar mañana.

Sin el apoyo catalán ni hubiera sido posible, ni funcionará. Claro que es posible encontrar el de PP y Ciudadanos para acciones puntuales. Lo justificarían en aras de los intereses de su concepción de España. Han votado juntos muchas veces, pero ahora el PSOE les ha desbancado del gobierno. Su ayuda vendría envenenada. Su  alma escorpión nunca defrauda.

Más aún, fuera de intereses partidistas, lo sucedido en Catalunya exige diálogos y reparaciones inaplazables. Entre los juegos semánticos no cabe ser progresista y demócrata y mantener encarcelados en larga prisión preventiva a políticos por hacer política. Aquí sí que no se puede nadar y guardar la ropa.

El nombramiento de Josep Borrell como ministro de Exteriores es un agravio a los partidos nacionalistas catalanes. Inteligente, preparado, Borrell tranquiliza en Europa y a los más apasionados de la unidad de España, incluso a los a por ellos. Con lo que quita todavía más fuerza -de la ya perdida- a Ciudadanos. Pero sus insultos a los soberanistas y su presencia en aquel infausto festejo de Social Civil Catalana, no son nada fáciles de tragar.

Pedro Sánchez se encuentra con múltiples dificultades que acomete con valor. La prensa convencional al degüello. Los poderes alerta con la zancadilla preparada. PP y Ciudadanos compitiendo en bajeza como reacción insana al revés sufrido.  Incluso el gélido acto de la toma de posesión, marcó las diferencias con ocasiones anteriores. ABC se encargó de resaltarlas. Se ha iniciado una especie de cohabitación, entre el gobierno y la Jefatura y poderes del Estado que en rigor no debería de existir. Esa confrontación solo ocurre, nos dicen, en los países donde el más alto cargo lo es por elección. Y en Portugal ni siquiera: el jefe del Estado actual, conservador, colabora con el proceso progresista.

España es un país enfermo, con una sociedad enferma, por convivir y tragar tanta corrupción. Las mochilas del pasado pueden regenerar sus errores  con limpieza y buena voluntad. Hay mucha gente sana, con ganas de luchar, de salir adelante, de echar una mano con generosidad en esta tarea. Políticos también. Nadie debe olvidar la influencia de las movilizaciones de pensionistas y de las mujeres. Desde distintas ideologías se dio la unión ante situaciones inadmisibles. La corrupción también lo es.

Lo mejor es que este país enfermo ha empezado su terapia. Lo peor es que puede recaer.

Un presidente que gobierne en minoría no es una goma de la que se pueda tirar en todas las direcciones. Salvo el de Rajoy que hasta la sentencia de la Gürtel vino a gobernar como si dispusiera de mayoría absoluta redoblada por sus apoyos políticos y mediáticos. Lo normal es que tirando desde direcciones opuestas, la goma se rompa. Es lo que algunos intentan. Otros priman otros intereses y exigencias legítimas. Igual no es el momento del qué hay de lo mío, ni de los reproches, tampoco de las provocaciones, ni de los cheques en blanco. Complejo, no imposible.

Quienes quieren que este gobierno marche deben ser racionales y pragmáticos para lograr los objetivos. Lo secundario ha de esperar  para abordar primero lo importante: que el gobierno de Pedro Sánchez funcione. Con esta oleada que trae consigo, fruto de muchas ganas contenidas. En caso contrario, lo que la moción de censura ha derrotado puede renacer y desandar lo andado. El efecto rebote sería el peor de los zarpazos.

 
 

 

La España real vence a la trama Frankenstein

Hemos contenido la respiración hasta que a las 11.30 del viernes 1 de junio, 180 votos a favor de Pedro Sánchez le convertían en presidente del gobierno de España. Cómo habrá penetrado la corrupción en las entrañas del Estado que millones de personas temían ver surgir un “tamayazo” que desbaratase la elección del secretario general del PSOE.  El propio Mariano Rajoy se encargó  de dejar en evidencia a quienes de alguna forma le amparan. Acribillado su partido por la corrupción, le faltaba dar la nota final: el desprecio al Congreso de los Diputados, depositario de la soberanía popular con una espantada intolerable.

No cabe despedida más infame que agarrar la cartera, salir del hemiciclo sin que la presidenta hubiera  suspendido hasta la tarde la sesión, y “recluirse” – como titulaba RTVE-  en un restaurante cercano 8 horas, mientras caían hasta cuatro botellas de whisky. Con ministros entrando y saliendo, a un kilómetro de un Congreso que  debatía su moción de censura. Y salir apimplado, ya de noche.

Cualquiera hubiera pensado que la prensa generalista se volcaría en la necesidad ineludible de apartar a semejante presidente de las tareas de gobierno. Pero no. Su preocupación máxima era que Pedro Sánchez iba a sustituir a Rajoy en La Moncloa. Los medios internacionales titulan con los hechos: el presidente del gobierno español ha sido depuesto por corrupción. Los españoles siguen con su campaña de presiones para mantener su modelo.

Ya no pueden defender a Rajoy, pero sí a lo que representa. Las críticas al presidente censurado se alternan con durísimos ataques a Sánchez. Como objetivo: elecciones inmediatas que, en la confusión del momento, elijan la continuidad. No cabe peor solución ahora. Los tenebrosos augurios que plantean no tienen otro fin que dejar todo igual, esta vez con Albert Rivera al frente. U otro candidato del PP que sume fuerzas con Ciudadanos.

El Pedro Sánchez que dimitió incluso de diputado es acusado de “ambiciones monclovitas”. Le culpan de “recitar todos los desgastados comodines del lenguaje político: consenso, estabilidad, diálogo”. De demoler al PP. Aún apelaban en los diarios del viernes al “sentido de Estado” de un Mariano Rajoy que se pasó la tarde del jueves de larga sobremesa, recibiendo visitas de ministros y altos cargos interesados por su futuro. Estremecidos, temen su gobierno “inviable” y “temerario”. El que llaman “Gobierno Frankenstein”. El gobierno de Sánchez se vería, dicen, “tiranizado por los requisitos del PNV -Partido Oportunista Vasco-“. Esto último es de El País que un día fue un periódico serio.

Este viernes el escenario es distinto a hace dos días siquiera. La moción de censura ha tumbado al PP y ha señalado a la trama corrupta que ha invadido las entrañas de este país. La que ha  sembrado  de focos infecciosos las instituciones y los pilares fundamentales. Pase lo que pase, es ya así.

El otro notable resultado de la moción ha sido la bajada del suflé Albert Rivera, lastrado por su no a la moción, de alivio al PP. El líder de Ciudadanos  llegó a decir a los nacionalistas catalanes: Aprovechen estos meses de gobierno Frankenstein para violar derechos y libertades, para acosar, señalar  y que no se pueda defender la libertad y la unión. ¿Qué vendrá después? ¿Los tanques? Rivera y sus soflamas extremas dan cada vez más miedo.

España es un país al que los defensores del sistema corrompido no conocen. Porque ni siquiera la miran. No conocen a su sociedad y cómo vive y siente hoy. Todo lo que no sea su modelo es ETA, separatistas, podemitas y populistas. Mientras ellos se ven a sí mismos ejemplares y dignos de imitar.

Su modelo, a tenor de sus ataques, es un Estado centralista, uniforme, manejable, obediente, disciplinado. Blanco si pudieran, de superioridad masculina, si pudieran que ya no. De personas que hablen español, cumplan las normas protocolarias en el atuendo, y sueñen -si es el caso- sin estridencias. Uno, grande y atado.

Para esa sociedad que no existe hacen planes desde los despachos, los palcos o las cenas exquisitas para estómagos estragados. No escuchan sus acentos. No los admiten. Les repugnan. Desprecian cuanto se aleje de su prototipo altamente estereotipado. Y los señalan como si todos los ciudadanos compartieran el asco que ellos sienten por los que ven diferentes.

Los Frankestein son ellos. El PP, sus medios, sus tertulianos casposos, sus jueces, sus policías. Los que desde la llegada de Rajoy al poder aumentaron la desigualdad, el autoritarismo, las mentiras como norma de funcionamiento, la inseguridad en el futuro. Los que con su intransigencia incrementaron el independentismo catalán del que tanto se aprovechan con fines electorales.

El Dr. Victor Frankenstein fue el malvado que construyó un ser bueno aun hecho de retazos inservibles. que ni siquiera tenía nombre. No al revés. El pueblo inculto acudió en masa al castillo a destruirlo. Por ser deforme y distinto. Una metáfora completa. Lean el libro que escribió Mary Shelley en 1818.  Y dejen de poner rótulos fuera de sus propias cabezas.

No sabemos cómo nos irá con Pedro Sánchez  pero de entrada puede afirmarse que infinitamente mejor que con Rajoy o cuantos se le parecen. Sánchez ha sorprendido por su audacia y tenacidad. Y su iniciativa ha cuajado en un momento de hartazgo insuperable que los causantes no llegaban a ver, o pensaban iba a ser sofocado una vez más. Gente muy diversa se ha unido, es cierto, la real, la que puebla las calles de España con el mismo derecho que esas élites endiosadas. Las que han quedado desnudas y caducas, súbitamente, de nuevo. Aunque hay que estar atentos a sus coletazos y descalificaciones.

Lo difícil y “complejo” es gobernar con sus zancadillas.  Con sus medios ferozmente en contra. El aplauso tras ganar la moción, con personas que jamás pensaron votar al PSOE felices en la tarea común, con diputados de Unidos Podemos coreando ¡Sí, se puede!  Es inédito en España. E ilusionante. En Portugal lo han logrado. Se precisa “mano izquierda”, en todos los sentidos. Habrá que aprender las nuevas dinámicas hasta para enjuiciar este gobierno, ejercido por el PSOE y sustentado por una suma de minorías que precisan unas de otras y han de saber su lugar.

De Pedro Sánchez y esta etapa se espera que no defraude las esperanzas que han nacido con este cambio. Han de ser contenidas, pragmáticas. Aprendiendo de los errores pasados, propios y ajenos.  Basta ese primer paso. Con cautela y fuerza. Orillando reproches  como hará de continúo la oposición. El PP y Ciudadanos son ya la oposición ¿pueden creerlo?

El triunfo de la España sucia

 

Amanece con el campo sembrado de cadáveres. Los sublevados se han retirado momentáneamente del escenario y solo la prensa amiga permanece enarbolando la cabeza del derrotado en una pica. Cronistas varios dan su versión de los hechos. Demasiados, somos demasiados tal vez. Numerosos mercaderes se mezclan en la confusión para vender sus productos. Hay quien aplaude, quien come palomitas aún, o pizzas, quien elige culpables en la oferta para aminorar dolor o responsabilidad. La gente sensata está sobrecogida ante lo que la España sucia es capaz de hacer.

La historia de las hostilidades empezó mucho antes pero se desencadena en las navidades del año pasado. El presidente del gobierno, Mariano Rajoy, siempre tan ocurrente, decide fijar elecciones para el 20 de Diciembre a ver si con los villancicos ya sonando, se le anticipa el premio de la lotería que no viene asegurado. Pero no, después de tanto esfuerzo, de encuestas como espoletas, los abusos pasan factura. No demasiada, pero sí la suficiente como para que los votos no le permitan seguir en la Moncloa sin apoyos.

Rajoy le dice al Rey que no se presenta a la investidura, que para perder ni se molesta. Pero Pedro Sánchez, el líder del PSOE, la segunda fuerza más votada casi con el mismo porcentaje que Podemos, se anima a intentarlo. Está muy condicionado –siempre lo estuvo- por la derecha de su partido, o si se quiere, por los más acomodados. Firma un pacto sorprendente (o no) con Ciudadanos que no le aporta los escaños necesarios.

A Pablo Iglesias se le ha ocurrido abreviar trámites y le ha ofrecido formar gobierno. El único error en mi opinión: hacerlo en rueda de prensa y no al propio interesado. Los dioses del PSOE montan en cólera ante la osadía. Temen sin embargo que el secretario general caiga en tentaciones inconvenientes. Y una de las portavocías del Poder, el periódico La Razón, avanza en portada, que Felipe González va a tomar las riendas: “reunirá a la vieja guardia antes del Comité Federal para frenar a Sánchez”. Es 24 de enero.

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El País apoya por la retaguardia en su encantador intento de impulsar a Albert Rivera. El político más valorado, dice, aunque cada vez se desinfle más en las urnas.

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Muchos avatares después, muchos fracasos, muchos llantos y rabias; unas segundas elecciones en Junio, una investidura de Rajoy fracasada por la firmeza de Sánchez en el No a un gobierno corrupto, múltiples editoriales cuajados de insultos, un hartazgo notable en el electorado, llega la hora de la verdad. Los cuatro días del asalto. Largamente meditado y ensayado. Ahora nos dicen que hasta el gobierno lo sabía.

A estas alturas ya casi nadie ignora el pistoletazo final de Felipe González el miércoles en la Cadena SER. E inmediatamente las dimisiones, el desembarco del PSOE andaluz en Madrid con la enviada de la jefa, Susana Díaz, que en insólita escena se proclama “única autoridad”, sin que ni el tío Tato de Rajoy le haga el menor caso. Un patético recorrido que ha dejado boquiabierta a la ciudadanía.

Y el sábado, 1 de Octubre, el día en el que (1923) Fernando VII abolió todas las leyes progresistas del Trienio Liberal y reinstauró la Inquisición, el día que las mujeres obtuvieron el voto en 1931, el que Franco fue proclamado Jefe de Estado, los ejércitos y las libertades en el 36 tras el golpe de Julio o el día en el que se aprobó, en 2004, el matrimonio homosexual, se desencadena la batalla definitiva en Ferraz.  De nuevo una guerra televisada, radiada, escrita y comentada, manipulada, protestada. Con lloros, gritos, desconcierto, mala vid. Y por encima de todo, un puro bochorno, una vergüenza para un país europeo del Siglo XXI.

Sánchez pierde la votación para hacer un Congreso y dimite. El País le dedica una portada, una edición, desde el rencor y la revancha. No cabe más, ni la caverna mediática oficial llega a tanto. Todos los partidos socialdemócratas europeos pierden apoyos. El descenso no se inició con Pedro Sánchez, lo hizo con Rubalcaba. En las últimas municipales, el PSOE de Sánchez duplicó las alcaldías. Pero todo eso da igual. Lo importante es que gobierne Rajoy, que gobierne el PP y nada cambie.

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Se hace cargo de la gestora el presidente de Asturias, Javier Fernández, un señor que se declaró en campaña “español por los cuatro costados” y al que aterra cualquier posibilidad de referéndum en Cataluña. Cualquier persona informada, bien informada, sabe cuánto porcentaje hay de teatrillo en eso del “España se rompe”. Para los negocios y trapicheos no se rompe ni en broma.

Y gana Susana Díaz y sus autoridades (Verónica, autoridad única, o Micaela, la presidenta de fidelidades mutantes). Y el extremeño Fernández Vara, y el manchego García Page, y el aragonés Lambán, y el asturiano, claro. Y también Rubalcaba, y Felipe González y  Cebrián. Y los resentidos.

Y pierden Pérez Tapias, y Miquel Iceta, y Josep Borrell, y Odón Elorza, y advierte y se duele en serio Javier Solana. Comparen resultados.

Ni Pedro Sánchez es el frasco de las esencias socialistas, ni el PSOE ya un partido imprescindible. Al paso que va puede volverse irrelevante de hecho. Si los planes no cambian, tendremos gobierno de Rajoy que se permite desde el primer minuto exigir contrapartidas por su abstención al partido quebrado. Y gracias que no le convoque terceras elecciones y lo deje en la cuneta. Cambios ni uno: a peor. Con más fuerza por el aval. El PP se aprovecha. La prensa pestilente dice que es Podemos e Izquierda Unida quienes lo hacen. Que no se apartan a una esquina a esperar que el PSOE se recomponga, si puede.

El tiempo, el progreso y la realidad caminan en su contra. La realidad sobre todo. De lo sucedido, del viacrucis que queda por recorrer a los ciudadanos, lo peor es que por encima de los vencedores aparentes –con problemático futuro- el gran triunfo ha sido el de la España sucia.

*Publicado en ctxt.es

Sánchez, el hombre que creyó ser líder del PSOE

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«Todos los hombres del Rey» (2006)

El candidato, Willy Stark, interpretado por Sean Penn, habla con su asistente cuando entra en el compartimento del tren la jefa de campaña:

-Willy no será gobernador, lo sabe- le comenta a la recién llegada.

-¿Se lo has contado?- pregunta ella. Pero no, no se lo ha contado, ha sido su propia deducción –aún con ilusiones, como aguardando que le rebatan-. El candidato era el único que todavía desconocía su papel de figura de paja, para dar aires de renovación, pero no quien el sistema quería para el puesto.

“Todos los hombres del Rey” es un libro de Robert Penn Warren, escrito en 1946, y que recibió el Premio Pulitzer. “El político” la recreó para el cine en 1949 y, con el titulo original, se rodó de nuevo en 2006. Es un clásico. De gran éxito popular. El candidato que vive en la ignorancia de ser utilizado y que, en la ficción, reacciona logrando el puesto y usando también las trampas y suciedades del sistema.

Estupefactos ante el espectáculo que nos está brindando el PSOE -aunque viniera anticipado por múltiples datos- vemos que la obra de Penn Warren cobra enorme actualidad. La política en sí misma se está convirtiendo en espectáculo. El periodismo también. Es fácil distinguir ya candidatos y candidatas de diseño. En  Ciudadanos, surgidos casi de la nada, claramente. Hasta el PP se ha apuntado a salpicar de modelos más estéticos su inamovible ideología y concepción de a qué se dedica su partido: prioritariamente a la búsqueda de sus propios intereses con amplitud de licencias. Podemos supo utilizar a su favor el modo de hacer que hoy se lleva –muy volcados en la televisión- para lograr un cambio y mayor justicia social.

Pedro Sánchez, elegido secretario general del PSOE, no llegó a comprender lo que se quería de él. Es quien más se parece a esa primera fase de Willy Stark.

El PSOE es hoy una amalgama de “sensibilidades”, como gustan decir, y muchos rostros de cemento. Arrastra una deriva común a gran parte de la socialdemocracia europea. Tras la caída del Muro de Berlín, ya no hacía falta ofertar un Estado del Bienestar para competir con el comunismo soviético. Su derechización se ha llevado por delante al partido socialista italiano, tiene en mínimos a los franceses, debilita al de los países nórdicos aunque aguante algo mejor, y prácticamente solo resiste en Portugal en donde incluso gobierna. El PSOE español empezó a hundirse cuando Zapatero sucumbió a los recortes que le pedía Bruselas en 2010 y con la reforma de la Constitución para dar “prioridad absoluta” al pago de las deudas, al cumplimiento del déficit.

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La elección de Sánchez, en competición con Eduardo Madina y José Antonio Pérez Tapias, parecía optar por el candidato menos a la izquierda y más moldeable. Su físico, del que entonces hacía gala con profusión, también le situaba en el modelo candidato de hoy. Se avino a utilizar y ser utilizado por la presidenta andaluza Susana Díaz. Ella le ayudó a desbancar a Madina que era el favorito. Se dice que a cambio de dejarle el sitio para cuando decidiera saltar a la política nacional. Sánchez no cumplió con su parte.  Más aún, se atrevió a tomar decisiones por sí mismo.

Tras 9 meses sorteando las cortapisas para no pactar con Podemos y los nacionalistas, creciendo el acoso de la prensa –El País en particular-, Pedro Sánchez mantiene el NO y abre la puerta a su ya única salida: intentar ese gobierno progresista. El candidato se les ha ido de las manos. Se acabó la fiesta.

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La secuencia que vivimos en las últimas trepidantes horas muestra todos los pasos del golpe. Felipe González se va a la Cadena SER y revela un trágico secreto: Sánchez le engañó. ¡A él! Parecía que iba a abstenerse en la investidura de Rajoy para darle el gobierno y osó no hacerlo. Ya estaba bien de florituras. El PSOE ha vuelto a perder votos con Sánchez a pesar de cómo le han arropado… a palos. Y lo ha hecho en el País Vasco, donde antes les votaban “a pesar de las cosas que hicimos allí, papapa”, dijo González sin empacho, helando la sangre de muchos.

Felipe González es el Capitán del Grándola vila morena, pero al revés. No da la señal para llenar de claveles y rosas el futuro sino para derechizarlo.  Piezas claves están en la jugada, incluso la impulsan. Desde Andalucía, Susana Díaz, generosa ella, anuncia su disposición a trabar donde se le requiera: la Secretaría general, naturalmente. Y se plantan 17 dimisiones en la mesa de Ferraz para echar a Sánchez. ¿Son suficientes? Bueno hay más vacantes, murió el gran Pedro Zerolo. Puede servir.

Tiras y aflojas, opiniones, programas especiales, palomitas dicen. Sin pañuelos para llorar por tanto inmundicia. El País lleva a portada su editorial sin acabar el día con un entresacado. Muy duro, comentan, llama a Sánchez “insensato sin escrúpulos” saturando el saco de sus bilis. Ni los políticos más corruptos han recibido ese trato.

El jueves continúa igual, con la ruptura hecha. Tenemos el privilegio de conocer a la enviada de Susana Díaz, criada a su sombra. Es una mujer resoluta, Verónica Pérez, que afirma: “en estos momentos la única autoridad en el PSOE soy yo”.  Ha sido un descubrimiento impactante para el resto de España. Nos ha dado auténtica seguridad en el futuro, si es ése el que se marca.

Han desempolvado a Corcuera y a Bono que habla de tener “decoro” y marcharse. Hay también, por supuesto, voces sensatas y preocupadas. Desde Fernández Tapias a Odón Elorza, desde Javier Solana y Borrell a Miquel Iceta. Pero el mando tiene bien agarradas las riendas.

Susana Díaz culmina entre aplausos del PSOE andaluz la faena. Toda la culpa es de Sánchez. Bueno, y de Podemos de quien, dice, les hará como a Izquierda Unida. Ella que les echó a cajas destempladas cuando le habían brindado su apoyo imprescindible para gobernar. Creyó que podría ganar con mayoría absoluta, pero no, perdió votos y se quedó en remojo varias semanas. El problema del PSOE es mucho más profundo.  Un discurso el de Susana Díaz de otro tiempo, sin un ápice de autocrítica, manipulando datos, absolutamente alejado de la realidad que viven millones de personas. Pide un Congreso… después de que haya gobierno. Por tanto no cabe otra opción que la de Rajoy.  Para ella y para el resto de los amotinados.

No querían esto de Pedro Sánchez. Muchas personas sueñan con cambios y no viene mal darles un poco de cuerda, pero todo ha de seguir igual. Poderos intereses en juego, en España y en la Europa de mando neoliberal. En realidad, todo está muy atado y la soga para moverse es corta. Fernández Díaz acusa al Parlamento ¡Al Parlamento!, la representación democrática de la voluntad popular, de “hacer el trabajo sucio al independentismo” por querer investigar las grabaciones que le implican precisamente en juego sucio. Y García-Margallo sale con voz de catacumba a meter miedo y quién sabe si algo más. Habla de una “auténtica emergencia nacional” por el “desafío catalán” y la crisis del PSOE. Un pestilente olor a tenebroso pasado nos inunda.

Pedro Sánchez no supo ver que no se le quería para cambiar nada.  Lo peor es que limpiar toda esta podredumbre es nuestra única esperanza.

*Publicado en CTXT.es 

Y mientras sigue este sábado el bochornoso espectáculo. Relatan desde dentro de Ferraz que hay gente llorando y casi se ha llegado a las manos. Susana Díaz ha llorado lo cual es el colmo.  Los amotinados en torno a ella no quieren ni votar la celebración de un Congreso. Han recogido firmas para presentar una moción de censura contra Sánchez al cual no recogen. Patético todo.

Finalmente, Sánchez ha perdido la votación y ha dimitido. A otra cosa. A dar el gobierno al PP. Los daños en el PSOE van a ser probablemente irreversibles.

Los verbos que acabaron con el periodismo, la corrupción que mató un país

La noticia es de extrema gravedad. Un juez, Salvador Alba, es grabado proponiendo a un imputado fabricar indicios contra su predecesora, la jueza Victoria Rosell. Quiere acabar con la carrera política de la que ha sido diputada de Podemos en la reciente legislatura, cuenta. El Tribunal Supremo, previamente, ha admitido a trámite la denuncia del ex ministro offshore José Manuel Soria, en contra de la opinión de la Fiscalía. Rosell y su pareja, el periodista Carlos Sosa, resultan incómodos a los poderes locales. Pero el montaje en el que es cazado Alba sobrepasa todo lo admisible en un Estado de Derecho. Es como  si un médico hiciera planes para matar a sus pacientes. Como si un periodista engañara a sus lectores. Solo que con más profundo significado: la Justicia es uno de los pilares de la Democracia.

 La noticia era de las que “paran las máquinas”, y no ocurrió así.  Las principales cadenas de televisión no abrieron con ella, ni la mencionaron siquiera. Las  grandes cabeceras de prensa escritas, tampoco. El Mundo la colocó al final de su página web y titulando con la denuncia de la Jueza Rosell al conocer el contenido de la grabación. Hay un verbo que está acabando con el periodismo oficial: suprimir; suprimir noticias, no contarlas. Y así viene sucediendo cada vez más para sumirnos en la estupefacción. Destacados nombres pillados con cuentas en Panamá como Miguel Blesa o la segunda mujer de Felipe González no merecieron ni una línea en algunos medios. Otros han desaparecido como por encanto. Este jueves se podía hablar ya de auténtico “apagón informativo” respecto al caso Alba/Rosell. Otro más.

Es de reseñar que la prensa oficial parece tener especial sensibilidad con la jueza de Podemos. Muchos han llevado a portada, a sus informativos de televisión (Antena 3 por ejemplo), hasta una discusión en el control del aeropuerto de Las Palmas. Culpándola a ella, por cierto, cuando una grabación evidenciaba un curso muy diferente de la situación. Medios que sí informan del caso lo siembran depresuntos como si la voz grabada fuera de un ventrílocuo. Prudencia que llama la atención, dado el poco uso “presuntos” que dedican a otros a quienes presentan prácticamente como reos, en acusaciones incluso inventadas.

Hay más. La Cadena SER informa de cómo la Embajada francesa alertó a la española del riesgo de atentado de Kabul, Afganistán, 8 horas antes de que se produjera, causando la muerte a 8 personas: dos policías españoles, cuatro agentes afganos y dos empleados locales.  También es difícil encontrar la noticia en otros medios. Quizás porque evidencia, de nuevo, la caótica gestión del PP, también con los militares desplazados al extranjero. Relevante es la noticia.

Un criterio periodístico riguroso no comparte apenas la selección y prioridad de noticias que se están ofreciendo. Este jueves las declaraciones sobre actitudes personales de Anna Gabriel de la CUP ocupaban lugar destacado, cuando no figuraban los temas fundamentales. Los dos reseñados y varios más de envergadura.

Los verbos con intención calificadora han ido minando a ese periodismo de cámara, cortesano. El favorito es “desafiar”, palabra de querencia en la actual etapa de El País (basta teclearla en google) y adoptada por varios de sus colegas. Cada paso de posiciones de izquierda es un desafío, tanto en España como en Europa y cualquier parte del mundo. Pero hay muchos más verbos todavía.

Sobrevivir. “El PSOE tratará de sobrevivir a la pinza entre Podemos y el Partido Popular”, encabeza. sin un rubor y firmado por tres periodistas, El País. Es el diario que inventa el término “superficie lucrativa” –en este caso adjetivo- para criticar el recorte de esa parte precisamente practicado por el Ayuntamiento de Carmena en la Operación Chamartín.

Entregar. Este verbo se lo debemos a El Mundo: “Garzón entrega IU a Iglesias a cambio de ocho escaños”, bajo foto que bautiza el pacto como “el de los botellines”.

Provocar. El Mundo también para calificar actitudes: “Iglesias provoca a Sánchez para ir juntos al Senado”. Igual que La Razón que parece referirse al Coloso de Rodas cuando habla del líder de Podemos: “Iglesias levanta a los barones contra Sánchez: Puig y Lamban sí negociarán con Podemos”.  Una potencia de la que gozan también las confluencias porque, como titula La Voz de Galicia, llegan al extremo de forzar voluntades: “Marea fuerza a PP y PSOE a votar juntos para salvar su aportación al presupuesto”. Pobriños.

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Recuperar, colar y amarrar. El Mundo este jueves. “Sánchez recupera a Borrell”, pero “Iglesias cuela al exJEMAD –sin nombre- por Almería para amarrar su escaño”.

Entretanto, pasa desapercibida la portada de ABC con entrevista a Albert Rivera en la que el líder de Ciudadanos declara para explicar el fallido pacto de investidura con Sánchez: “No queríamos que Podemos asaltara el poder”.  Asaltar. Ellos, acceden al poder, lo facilitan, pero la izquierda “asalta” -con sus votos- los gobiernos, porque la expresión “asaltar el cielo” utilizada por Iglesias es demasiado sutil para no ser manoseada al gusto.  El “no queríamos” en plural de Rivera puede no incluir a Sánchez pero sería raro que no conociera las intenciones de su socio y el resultado de su Pacto a la naranja. Seguir con las continuas acusaciones a Podemos de ser el causante de repetir elecciones es quedar muy en evidencia. Pero para eso la audiencia ha de saber el conjunto de datos y no está ocurriendo. Ése es el problema.

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Sin información rigurosa no hay democracia. Uno no puede ir a votar ignorando el montaje contra Rossell o predispuesto en contra de cualquier paso que dé Podemos, por su desafiar, colar, amarrar, etc…  No se puede emitir un voto justo y real si el ciudadano no conoce todos los extremos de la gestión del PP, desde el brutal aumento de la Deuda Pública a sus desastres varios, como el de Kabul. Si no está al tanto de las intenciones de Rivera al pactar con el PSOE y del fundamento que tienen las acusaciones de éste. Y así un sinfín de cuestiones que le afectan.

Las palabras vienen cargadas de metralla. Y los verbos parecen tener más fuerza que los adjetivos porque implican acción.  El léxico deportivo se impone. El equipo propio no gana partidos, vence, aplasta. El rival, sucumbe.  Pero estamos ante una sociedad de seres humanos, su convivencia, su presente y su futuro.  Preocupantes en alto grado. Porque al salto cualitativo del juez Alba, se suma un rosario de hechos muy graves.  De repente conocemos que Ausbanc  y Manos Limpias llevan más de 20 años extorsionando  a bancos y empresas bajo la amenaza de publicar informaciones que les perjudiquen, falsas o no. Otro asunto de gravedad extrema por el hecho en sí, los implicados, el tiempo que se ha venido manteniendo esta práctica y por la inaudita circunstancia de que nadie dijera nada y nadie se enterara aparentemente.  A jueces y fiscales participando en actividades de estas empresas, en conferencias y otros cometidos.

Tenemos a los afamados jueces, López y Espejel, recusados por su vinculación demostrada con el PP, deambulando por diferentes procesos de corrupción que implican al partido a ver si caen en sus manos.  Son continuos los hallazgos –también por la acción de miembros de la  justicia- de nuevos latrocinios del dinero público. Lo que nos permite contemplar esas orgías de comisiones, rapiñas y evasiones, aderezadas con “volquetes de putas”,  a nuestra costa y las camarillas que se vislumbran atando y bien atando lo que no quieren que cambie.

 Son otros los verbos que dominan en este desgraciado país que tanto precisa sobreponerse a sus miserias. Robar, prevaricar, corromper, enviciar, ocultar, amañar, desinformar, manipular, conchabar, dominar, engañar…  Y, como consecuencia, sufrir, doler, padecer, descompensar, embobar,  aturdir, perder, empobrecer, morir.

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Cuadro: Pastora Gallardo

Los verbos están acabando con el periodismo oficial, mientras el  independiente se abre paso contra sus vientos y mareas en los que califican, con cierto tonillo, de “publicaciones digitales”.  La corrupción nos pudre como país, son demasiados los pilares afectados. Pero las personas – sobre todo las decentes- disponemos de otros verbos de uso y aspiración diaria: saber, luchar, limpiar, descubrir, prosperar, elegir, dignificar, descansar, disfrutar, amar, vivir. Con ellos habremos de edificar un tiempo distinto.

*Publicado en eldiario.es

La lucha por las batallas perdidas

Comenzaremos con apuntes de la actualidad, a flashes cortos, al estilo que triunfa hoy en los medios. Aunque será difícil sustraerse a incluir algún contexto.

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La entrevista abre El País. El autor de las preguntas ni siquiera se interesa por la razón de haber elegido a Ciudadanos con solo 40 escaños y de ideología presuntamente distinta para establecer un pacto, ni tampoco, lógicamente, por la insistencia en que éste sea inamovible.

El candidato fallido se expresa en una pura queja contra Podemos. Poco más cuenta. Es raro, con el despliegue de cortesía que ha desarrollado el PSOE con Podemos. Exquisita.

En mi opinión esta entrevista es un modelo… de lo que no es una entrevista.  Si el preguntado y el que hace las preguntas fijan como objetivo hablar negativamente de otro partido ¿qué se busca? ¿Qué nos aporta? Pero  se trata de una opinión nada más que ha de introducirse en el bol del periodismo actual y agitar.

Sánchez perdió la investidura. Su imprevisión invalidaría a cualquier candidato para el futuro. ¿Quien se montaría en un vehículo conducido por alguien que lleva los frenos rotos y confía en que todos se aparten a su paso hasta detenerse -o empotrarse- en un aparcamiento? Pero esto es España, todo puede suceder.

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Así se empleaba César Luena, el número dos del PSOE, a salvo del lugar que ocupe ahora Albert Rivera. Merece la pena oírlo. Con su verbo brillante y su lucidez y llamando al líder de Podemos Pablo Manuel Iglesias. Es una  experiencia única oír a Luena.

Y en perfecta armonía El País se saca una encuesta de Metroscopia en un pispás.

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Entretanto el pacto con Ciudadanos se presenta incuestionable, uña y carne, más aún, carne y piel. Dios les vino a ver de la mano de Sánchez para multiplicar sus 40 escaños.

Cadena SER:

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Y eso que Rivera no engaña a nadie… que no quiera ser engañado. ABC.

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rivera.rajoy.manosabiertas

 

La sesión de investidura del viernes brindó momentos para seguirla desde debajo de una mesa, tratando de esconder la vergüenza ajena.

El periodismo. Otra modalidad del actual consiste en titular con la pregunta propia que ha inducido la respuesta. Pongamos un ejemplo:

-¿Te comprarías un helicóptero verde fosforescente?

-Puede

Titular: «Zutanito no descarta comprarse un helicóptero verde fosforescente»

Otro ejemplo:

-¿Y hay algún tío bueno en el Congreso?

Tras oportuna meditación, la interlocutora responde:

-Pues, quizás, hay uno con pelo largo de Podemos, no Pablo Iglesias.

Y eso, traducido en amores y bebidas de vientos, llega al Parlamento. Igual es que todo es humor.

Los grandes medios españoles, o medios grandes, o en proceso de empequeñecimiento y liquidación, nos revuelven con argumentos mucho peores aún.  Al lado de este editorial de El Mundo, la entrevista de El País casi sería aceptable. Se titula La valentía de los cobardes. La ley Mordaza debe ser juego de colegialas para gobiernos y periodistas que «los tienen bien puestos». Un párrafo:

Un preso político sería el propio Pablo Iglesias si, según la definición de la Enciclopedia Británica, fuera encarcelado por «acciones o creencias contrarias a las de su Gobierno», en este caso el de Mariano Rajoy. Pero el líder de Podemos está de suerte: puede despotricar todo lo que quiera contra las políticas de los dirigentes de su país, sugerir que quienes no comparten sus ambiciones políticas son parte de una malvada oligarquía destinada a explotar a los débiles, e incluso aupar a condenados por delitos de terrorismo al altar de los mártires, todo sin temer una llamada de la policía a medianoche.

 

ABC también tiene su entrevista de apertura. Con Mariano Rajoy, faltaba más. Éste carga contra Sánchez. No se cuándo nos perdimos que quien no quiso someterse a investidura fué él, Rajoy, y ha demorado bastante el proceso.

rajoy.entrevistaabc

El presidente en funciones se ha perdido en un saco de refranes del siglo XIX. Diarío Público.

rajoy.perrohortelano

No sabe que los poderes a los que sirve ya lo han descartado. Se preparan recambios. Muy regeneradores como se ve. Levy apoyando a los viejos machos de toda la vida que ofertan trabajo por sexo. Y eficaz, ha sido reelegido para el PP de Ourense. Titular de eldiario.es

levy.apoyobaronsexo

En España pasan cosas. Muchas cosas y muy cosas. Público.

publico.lascloacasdemadrid

Y hay mucha y muy gente interesada en que sigan pasando, al apoyar con tan escaso disimulo la continuidad del sistema que nos ha traído hasta aquí.

pais.rivera.valorado

Comparto lo que opina Gerardotecé en Ctxt.es

encuestas.gerardotecé.ctxt

Claro que pasan cosas. Extraordinariamente serias. El Chicago años veinte y treinta se queda como Blancanieves y los siete enanitos por comparación. Infolibre.

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Con este inquietante apéndice. Inquietante digo por el hecho, no porque no se vea a la legua que algo pasa:

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Los interesados en alguno de los temas expuestos pueden buscar el medio y leerlos.

Ahora me pregunto, si le doy al botón de publicar… o no. De entrada algunas de estas hazañas que reseño dan risa, pero luego se congela. No se puede competir.

La lucha por las batallas perdidas tiene un límite: cuando entiendes que persistir en ella es una estupidez.

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Pacto a la naranja, ponche al Calisay

Pedro Sánchez y Albert Rivera han llegado a un pacto de legislatura. Suman 130 diputados y PP y Podemos ( 1º y 3º en escaños) anuncian que no le darán su apoyo o su abstención para que el líder del PSOE gobierne en minoría.

Sánchez negociaba con Rivera hasta el mismo día en el que, por fin, su equipo empezó a hacerlo  a 4 con Podemos, IU y Compromís. En otro despacho los dos pactadores de hoy se reunían en secreto de nuevo. Y hubo fumata blanca. Pero claro el tiempo no da para todo y Sánchez ya avisó:

Como Sánchez se había comprometido a consultar a la militancia, para acallar a las baronías de su partido por si pretendía aliarse con Podemos, va y suelta ya la pregunta que es ésta, según informa Antonio Maestre de La Marea.

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Diría más: una solemne tomadura de pelo. Ni dice con quién pacta, ni el qué.  Ni siquiera nombra a Ciudadanos.

Por supuesto, la brigada mediática prepara el terreno o directamente se decanta por culpar ya a Podemos de que Pedro fracase y hayamos de ir a nuevas elecciones.

No todos. El Gran Wyoming analiza con precisión lo que ocurre, pero no en El Intermedio que no dirige, en su columna de un periódico digital y con menos audiencia: infolibre. Antes del «histórico» acuerdo ya escribía esto con lo que coincido y contrarresta la abrumadora campaña en el otro sentido:

Estando como está la cosa, no se entiende bien la risa que causaba la propuesta de Pablo Iglesias de que las negociaciones se hicieran públicas, con testigos, eso que llaman “luz y taquígrafos”. Hasta ahora, desde luego, se han buscado argumentos de lo más peregrinos para no hacer lo que hay que hacer si es que se quiere hacer. Eso que nos vendieron, también el PSOE, como el cambio. Desde luego ya se han hecho, por lo visto, pactos con Ciudadanos de los que no nos han contado una palabra. Debemos entender que Albert Rivera reúne las condiciones de humildad, educación y respeto para poder sentarse con ellos en sofás contiguos, sin tener que mandarle con los negociadores.
(…)
Hay que mirar por el negocio y su enemigo real no es Ciudadanos, ni el PP, esos no le restan ni un voto. La competencia a hundir son los emergentes. Ese es el problema.
(…)
No quieren que les tutelen porque saben que solitos pueden prescindir de las promesas electorales. Con Ciudadanos están más cómodos, no les van a exigir el cambio, han venido a evitarlo.
(…)
Y la llamada fuerza del cambio que encabeza Pedro Sánchez, buscando estrategias de escaqueo mientras en Madrid sale la cifra de un millón de pobres de los cuales setecientos sesenta mil viven con menos de trescientos euros al mes. Manda huevos.
El cambio es una exigencia de la honradez política elemental.

Pacto a la naranja con lo que serían graves divergencias en cuestiones sociales y económicas entre un partido ultraliberal y otro socialista, de seguir siéndolo. Yo suelo escribir PSOE, en lugar de socialista por no pillarme los dedos.

Pedro Sánchez anda avanzando los acuerdos a los que ha llegado. Otro periodista nos brinda un avance muy orientativo:

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Tras el discurso anunciando el pacto, se han escuchado aplausos en la sala  ¿Quién aplaudía a Pedro Sánchez? ¿No es una rueda de prensa? ¿No son periodistas los que le escuchaban?  Los periodistas no aplauden, no como periodistas. Luego les ha dicho que se ciñeran a preguntas sobre el Pacto, no a otros temas, y ha dado la palabra a tres o cuatro.

Ha dicho que al acuerdo con Ciudadanos»le han echado muchas horas, inteligencia política, ambición y humildad». Es decir se lo han guisado y comido entre Pedro Sánchez y Albert Rivera. Y piden que otros se sumen. En mi opinión eso es echar a otras fuerzas políticas, es una actitud bastante humillante para otros. Legítima, pero útil si tuvieran más de 130 escaños.

¿Hay caballos de Troya agapazapados en el PP para lograr por fin la gran coalición que satisface a los poderes económicos y mediáticos? ¿Ha obrado osada y precipitadamente Sánchez al elegir al cuarto partido en votos y ser más difícil el quorum para gobernar?

«Pacto a la naranja» es un buen título para este guiso. Lo leí hace mucho tiempo ya en Twitter y lo difundí desde entonces. El iniciador parece ser Antonio Ramos de Antena3. Dado que ya lo escriben hasta los medios grandes, nos sirve para entendernos. Pero igual va más allá del gusto por lo naranja o sepia. Igual es el modelo tan afín en ambos contendientes: la estética, tan similar, aporta datos. Al final sería un Ponche al Calisay. Pero ¿Hay alguien más que preste los votos necesarios?

pedro.albert

 

 

Permanezcan atentos a las trampas

De repente, ante la vorágine de imágenes, voces, sonrisas y gritos, ruidos que nos acribillan, surge la sospecha: ¿No nos están haciendo trampas? Una posibilidad en absoluto descartable, dado que el engaño se ha instalado como norma de relación y tiene por estos lares categoría de mito desde hace siglos, cuando se le llamó con orgullo ‘picaresca española’.

Las elecciones generales fueron el 20 de diciembre ¿no es sorprendente que hayan estado la mayoría de los partidos mes y medio sin avanzar una gestión para formar gobierno como dicen? ¿Al punto de precisar el candidato a la investidura, Pedro Sánchez del PSOE, un mes más? Las preguntas no se refieren a demorar la investidura lo que necesiten como han hecho otros países, sino a qué han hecho durante 44 días. ¿En qué empleó Rajoy todo este tiempo? ¿Qué aguardaba o aguarda aún? ¿Y el PP? ¿Adónde nos llevan?

Los planes no están saliendo al gusto de los poderes que nos han situado en este Estado de desigualdad e impudicia. Tenemos pruebas fehacientes. La principal, la desesperación que les acomete y de la que dan cuenta a diario los medios a su servicio que forman parte del mismo pastel. A Pedro Sánchez le dispensaron esta semana un recibimiento como candidato a la investidura cuajado de imposibles, riesgos, y penosos tópicos como el “gobierno de perdedores”. En su zozobra e ira, los consejos, las recomendaciones, pasan a ser exigencias de obligado cumplimiento. El nivel de marrullería adoptado convierte las trampas en obvias, pero la suma de esfuerzos –todos a una-  crean opinión en personas de mentes perezosas. Y las hay a bulto.

Sánchez no les disgusta pero no terminan de confiar en él.  De hecho, ya ha deparado algunas sorpresas.  Su empecinamiento en no querer pactar con el PP, como desearían muchos, descuadra el futuro programado. Menos mal que tienen a Albert Rivera y sus Ciudadanos, multiplicándose en gestiones para que se logre. Al mismo ritmo que sus 40 escaños experimentan el milagro bíblico de los panes y los peces, si nos atenemos a las atenciones que se les dispensan. se logre -al ritmo que sus 40 escaños también sufren- el milagro bíblico de los panes y los peces en todas las atenciones que se les dispensan. De todos modos, nadie ha ganado por mayoría absoluta y parece que no son conscientes de ello.

¿Sabemos realmente qué se propone Pedro Sánchez? Ser presidente, sin duda. Y nadie debe criticarlo porque es lo que todo candidato pretende (salvo Rajoy, si no se lo llevan a casa). Aunque una de las argucias palmarias de este período es ver que la misma circunstancia se califica en unos de vanidad, y en otros de sentido de Estado. ¿Y qué más  busca el candidato del PSOE?  Ha sido resoluto y valiente, y se ha ganado el puesto que le disputaban en su propio partido. Siempre que no fracase. ¿Y cómo va a lograr su propósito? Desechado el PP, lo que le honra, Sánchez prefiere a Ciudadanos, según apuntan sus prioridades, o sus intérpretes. Prefiere al Albert Rivera que quiere formar el trío feliz con el PP. Gobierno de progreso, poco. Pero es que gran parte de las baronías socialistas y los pesos pesados –por los años, o por episcopalías más recientes- braman cada vez que Pablo Iglesias abre la boca. Están absolutamente alineados con las posturas del PP y de la caverna mediática. Por ideología. Pactar con Podemos es un obstáculo insalvable; con el PP de la Gürtel, Bárcenas, Rato, Blesa, Púnica, Acuamed, Rita, la Comunidad valenciana al completo, la de Madrid, la venta de viviendas sociales a fondos buitre… no. Y encima lo llaman “moderación”, la palabra del momento. El cepo levanta tres metros y todavía hay gente que no lo ve.

Un dato relevante, significativo, ha sido mandar a Podemos al altillo del Congreso, siendo la tercera fuerza en escaños, y colocar a Ciudadanos delante y en el centro, con 40. Y mantener esa ubicación, pese a su demanda. No es una anécdota. Lo han hecho entre PP, PSOE y Ciudadanos. Y si las sillas no son importantes, como dice Albert Rivera por ejemplo, él mismo debería renunciar a la posición preponderante que no le corresponde en votos. Al menos, hubiéramos tenido que oír algún diputado discrepando con efectividad por lo injusto de la medida. Esta cacicada indica por dónde va esta legislatura, es empezar en sucio.

El aroma a trampa se cuela entre las verdades y los buenos propósitos. Zafias acusaciones, clichés periodísticos rescatados de sacos antiguos, comentarios ministeriales que invitan a preguntarse en qué manos dejamos el gobierno. ¿Qué bocados traen esos anzuelos? “Ardid para burlar o perjudicar a alguien” es solo la octava acepción de la palabra trampa. La primera nos remite a “artificio de caza que atrapa a un animal y lo retiene”. Y no es para invitarle a un banquete, precisamente, lo más probable es que lo sirvan en él. ¿Conocemos las trampas desplegadas, quién las pone, por qué, a quién benefician, a quiénes apuntan?

¿Es preferible para el bien común un gobierno presidido por Sánchez que por alguien del PP? En mi opinión, sí, sin duda. Pero no todo se expone a las claras

Ya vimos que la recuperación tan estupenda que aspiran a conservar ha colocado a España en los más altos puestos de desigualdad social de Europa. La deuda pública también ha crecido hasta situarla en los límites de lo impagable. Suelo mantener que la Gran Coalición debería llamarse la Gran Deuda y, ahí, el dispositivo con el queso como señuelo es para los ciudadanos. ¿Por qué se soslaya la realidad económica en las ecuaciones que se presentan? ¿Por qué prácticamente ni se menciona la corrupción abismal de uno de los integrantes de su pacto idílico?

Quizás haya que mirar algo más lejos, en los cepos y cebos instalados en Europa. Produce un duro insulto a la inteligencia escuchar, incluso a socialistas, asimilando la Grecia de Syriza con Podemos. Sí, hay un nexo ideológico, pero es falaz al límite no contar toda la historia, especialmente como arma política y pretendiendo enmascarar otras similitudes. A Grecia la hundieron con corrupción, despilfarro, aumento de la deuda y… trampas, los gobiernos de Nueva Democracia y el PASOK, es decir, los correligionarios del PP y del PSOE. Son datos probados, hasta con la falsificación de cuentas a cargo del Goldman Sachs de sus amores.  El cinismo, por tanto, es atroz. Pero cualquiera puede oír la cantinela entre  los votantes bien adiestrados.

Lo sucedido el último verano con Grecia da para una película de terror. Se ejecutó a la Grecia de izquierdas, endureciendo sus condiciones por convocar un referéndum. Hasta un Felipe González -poco sospechoso de socialista en la actualidad- lo dijo. A su manera. Después de que más del 60% de los griegos lo creyeran, Tsipras aceptó condiciones mucho peores que las que habían rechazado en referéndum ”, escribióLes han saqueado, después. Los aeropuertos se los quedaron en los primeros días tranquilamente empresas y estados alemanes. Entre ellos los de las islas turísticas de Corfú, Mikonos o Santorini. El Puerto del Pireo ha sido vendido para pagar 15 días de intereses de la deuda, cuando se han dado millones a fondo perdido y préstamos preferenciales a los bancos.  Nunca debió aceptarlo Tsipras, era preferible dejar que otros gestionaran las secuelas de su obra.  Pero lo que cubre de ignominia a Europa es que todo está sucediendo en total silencio de los socios europeos, españoles incluidos. El concepto trampa se queda aquí muy escaso. Y no caduca, cuando no se ha solucionado.

Ese rigor de la UE austericida llama poderosamente la atención cuando ahora mismo ofertan intolerables facilidades al Reino Unido de Cameron para que se quede en la Unión. Con sus mercados londineneses, naturalmente, y su neoliberalismo extremo. La ley del embudo flagrante que muestran los casos de Grecia y Reino Unido está firmando el fin de la Unión Europea. Al menos de los valores que la formaron.

Esa Europa que vende armas -España entre otros países- a quienes financian el terrorismo yihadista y a gobiernos dictatoriales y corruptos, y  luego cierran sus fronteras a los que huyen del infierno. La que hasta mantas les niega. ¿A quién protegen en realidad? ¿Qué resultado persiguen?

Es difícil creer en el juego limpio cuando todo esto sucede. No se puede deslindar. ¿Cómo es posible, si no, que personas adultas se hayan dejado robar derechos, salud, educación,  futuro, para ellos y para sus hijos? ¿Cómo enarbolando la bandera de sus ejecutores en muchos casos?  ¿Cómo presumiendo de la desinformación que reciben mientras les hacen otro nudo en la soga de su cuello? El ruido acalla el sonido de las trampas si no se está alerta.

¿Es preferible para el bien común un gobierno presidido por Sánchez que por alguien del PP? En mi opinión, sí, sin duda. Pero no todo se expone a las claras. Veremos qué viene tras la armonía de los contactos. Algunos de los implicados en el proceso preparan sus estrategias no necesariamente limpias. El plan a estas horas sería gobierno PSOE en solitario o con Ciudadanos y abstención del PP. En el caso de que los populares aceptaran semejante ofensa del que llaman “pacto de perdedores” sería con un fin a su favor: dejar colgado a Sánchez e ir a ganar en nuevas elecciones. Podemos puede jugar la baza de retirar su apoyo al PSOE en ayuntamientos y comunidades autónomas, ocasionando notables convulsiones. Y, entre tanto, Susana Díaz en espera, si bien no goza de aceptación fuera de Andalucía salvo en los fieles al partido. Pedro Sánchez no tiene nada asegurado. Y los recambios suenan peor.

Movimientos para formar gobierno, con la sensación de no conocer todos los puntos dónde están situados los mandos y las minas.  Adónde nos llevan. Por qué. Para qué. Quiénes en realidad. Qué papel juegan los actores. Quiénes son políticos o periodistas y quienes trileros. Las presas a atrapar, ya las conocemos.

*Publicado en eldiario.es

Actualización:

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Pedro Sánchez se ha reunido con Pablo Iglesias como lo hizo, primero, con Albert Rivera, con las vestimentas ajustadas para la ocasión, según ha sido observado.

Sale Pablo Iglesias diciendo que ve buenas perspectivas para un pacto progresista. En «buen tono», que tan valorado es por la vieja política y el viejo periodismo. Y asegurando que ese pacto no puede incluir a Ciudadanos. Es lo mismo que ha dicho Ciudadanos respecto a ellos,  que además insiste en que no hay pacto sin PP. Es decir, Ciudadanos -y sus 40 diputados- no quiere nada con Podemos y sí con el PP.

Comparece entonces Pedro Sánchez criticando la «exigencia» de Podemos, pero no la de Ciudadanos. Y le mete una coz histórica a Pablo Iglesias. Lo suaviza en un twit. Así:

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PSOE y afines calientan el ambiente, hasta de «pinza» hablan ya. Y casi nada cómo vendrá la prensa afín:

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O es una estrategia para sortear obstáculos -que no me parece lo más verosimil visto el desarrollo- o las trampas de las que avisaba en el artículo han pasado a otra categoría.  Permanezcamos atentos, muy atentos, que el terreno es pantanoso.

Sánchez, Gómez y Gabilondo: más pasos erróneos

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Es cierto que Tomás Gómez, el líder fulminado del PSOE en Madrid, había llevado a los peores resultados electorales al partido. Y que ésa es la auténtica causa de su destitución. El tranvía de Parla –localidad de la que fue alcalde y que le catapultó a la secretaría general de la Comunidad- llevaba coleando desde 2005. Argüirlo como razón tantos años después es una excusa y defenestrar a Gómez y su ejecutiva a 100 días de las elecciones, un suicidio. Y hacerlo manu militare para no perder votos, un buen roto y nada que, en mi opinión, se parezca a lo que los «Anti Gómez» consideran ha sido «cargarse a Gómez»: una regeneración democrática, dicen.

De hecho, Sánchez ha declarado en Bruselas que «ahora Madrid tendrá una alternativa ganadora», ésa era la razón, y las cosas no se hacen así.

Es el mismo Sánchez que le confirmó en varias ocasiones como candidato y cantó sus cualidades. Hoy, tras su despido sumarísimo ayer, se ha encontrado con que le habían cambiado las cerraduras de su despacho. No, las cosas no se hacen así,.

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Claro que en la operación no están solos. El País, se hizo ayer en un pis pás una encuesta, con la que tituló su portada en papel, en la que –dice- el PSOE se sitúa como primera fuerza política. Todo lo que sobraba era Gómez, qué casualidad. Y el efecto ha sido fulminante. Las chanzas (o los llantos) por semejante encuesta llenan las Redes.

Con el PSOE en caída libre, Pedro Sánchez ha dado un golpe de autoridad, un golpe de efecto, a ver si recupera votos. En la derecha estas cosas gustan mucho.  La gestora, en la que ha barrido a los partidarios de Gómez, está presidido por un hombre de toda solvencia para una cuestión tan delicada. Es Rafael Simancas, aquél a quien le colaron el Tamayazo, mientras nos dejaban en herencia a Esperanza Aguirre y su crecidito retoño.

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Buscan poner, a dedo, a Ángel Gabilondo. Y éste sí es una persona de entidad, un brillante intelectual, un gestor eficaz como demostró al frente del ministerio de Educación. Y sí arrastraría votos, y más en el panorama actual. El Mundo da por hecho que ha aceptado. La Sexta ha informado que solo hubo una conversación telefónica y Gabilondo no ha dado el sí. No debería hacerlo (hasta su hermano Iñaki desaconseja entrar en ese berenjenal: «nadie inteligente se metería en la boca del lobo», ha comentado). Para mí, avalar a la ejecutiva actual es un error grave. De ahí que titule así el artículo. Es mi opinión.

Es cierto que Sánchez fue elegido secretario general, pero tanto él como sus dos segundos han tomado una deriva que afianza el alejamiento del PSOE hasta del centro. El pacto con el PP para apoyar en la práctica ese histórico recorte de libertades que las huestes de Rajoy se han mercado con el Código Penal y con la Ley Mordaza, no tiene nada que ver con el progresismo, ni con los derechos de la ciudadanía. Y aún se propone firmar más, dice, cuando hace cuatro días dijo que no. Yo no le escuché anunciar que eran éstas sus intenciones cuando hacía campaña. Y Rajoy ya tenemos uno.

Rajoy y Sánches firman el que llaman Pacto Antiterrorista

Rajoy y Sánches firman el que llaman Pacto Antiterrorista

Hoy otra familia ha sido desahuciada de su vivienda, una mujer con tres hijos,  el menor de 21 días. Mientras, se dilapida nuestro dinero en auxiliar a los bancos y se entregan nuestras pertenencias a fondos buitre. En esta ocasión el piso es propiedad de Bankia que se ha negado a facilitarles un alquiler social. Bankia, la del rescate millonario, la de las tarjetas Black. Hay muchos desahucios todos los días. Con el Pacto Rajoy/Sánchez quien intente defender a las víctimas será considerado terrorista y se atendrá a las consecuencias que esta gente ha previsto en su ley.

Aquí la persona clave es precisamente Ángel Gabilondo. El mal menor nunca funciona, las componendas a ver si desde dentro hacemos, tampoco. Cuando algo está tan sucio y tiene tan escaso nivel, lo mejor es limpiar y comenzar de nuevo. No necesita Gabilondo (Ángel) esa rémora, todo lo contrario: lastra.

Desde luego si Sánchez y sus mentores piensan que por este camino van a recuperar a su electorado, se equivocan. Eso creo.

De cualquier forma, observando cómo hablan los políticos y muchos periodistas de todos estos manejos, utilizando conceptos como «acomodarse», «recolocarse», «jugar sus cartas», veo lo lejos que están de la ciudadanía. Cómo les mueve su propio interés y se ve como normal. Mucho tienen que cambiar, mucho.