La Constitución que certificó el fin del Estado social

Se diría que la Constitución española tiene un único artículo, el 2, cuando dice: “La Constitución se fundamenta en la indisoluble unidad de la Nación española, patria común e indivisible de todos los españoles”. Y luego unos subordinados que lo afianzan.  La indisoluble unidad y las Fuerzas Armadas para garantizarla en el 8. El 4 para fijar los términos de la bandera y poco más. El resto del articulado hoy parece secundario.

Unas élites anquilosadas dictan doctrinas hablando incluso de “fatiga de materiales” para una Constitución que no llega ni a los 40 años de existencia, cuando hay otras varias veces centenarias. La de los Estados Unidos, promulgada en 1787, aprobó una Primera Enmienda ya en 1791 –para garantizar la libertad de expresión casualmente – y otras 9 más el mismo año. Lo que tiene la nuestra como diferencia es que no se toca, frente a otras que se adaptan y se mueven como se mueve la propia vida. Los doctos saberes de la España oficial encuentran el principal fallo de la Constitución en el título VIII: varios artículos que regulan la organización territorial. Volvemos a lo mismo, al artículo único: la indisoluble unidad de España.

Poco se habla del artículo 1 que, ordinalmente, ostentaría la máxima jerarquía: “España se constituye en un Estado social y democrático de Derecho, que propugna como valores superiores de su ordenamiento jurídico la libertad, la justicia, la igualdad y el pluralismo político”. ¿Alguien puede mantener que España es un Estado social en lugar de un Estado al servicio de la economía, de las grandes corporaciones, y hasta especulativo?

La única vez que nuestra sacrosanta Constitución se reformó fue en el año de gloria de 2011. Al margen de un cambio de redacción mínimo en 1992. En tres días de agosto hay quien dice que en 15 minutos en realidad – se reformó el Artículo 135. Entre PSOE y PP, entre el entonces presidente Zapatero y el que ganaría las elecciones aquel 20 de noviembre: Mariano Rajoy.  En el epígrafe 3 dice:

 Los créditos para satisfacer los intereses y el capital de la deuda pública de las Administraciones se entenderán siempre incluidos en el estado de gastos de sus presupuestos y su pago gozará de prioridad absoluta. Estos créditos no podrán ser objeto de enmienda o modificación, mientras se ajusten a las condiciones de la ley de emisión”.

Prioridad absoluta del pago a unos créditos que suscriben los gobernantes sin posibilidad de enmienda. Rajoy ha llevado la deuda a su récord histórico, por cierto. Más de 1 billón de euros y en torno al 100% del PIB. Con la reforma del 135  se maquinó el fin del Estado social. Ya venía avisando, sin duda, y los gobiernos de Rajoy le dieron el remate. Es lo que ocurre cuando las leyes son interpretadas bajo un Estado de derechas, y con grandes dosis de corrupción, que tiende al autoritarismo para proteger sus felonías.

El 135 entró en colisión con varios artículos. No se cumplían y quedaron en papel mojado, con aval. El derecho a una vivienda digna y adecuada. Con un desarrollo que da casi ternura leer, sujetando la indignación. Estipula que “ Los poderes públicos promoverán las condiciones necesarias para hacer efectivo este derecho»   (…)  regulando la utilización del suelo de acuerdo con el interés general para impedir la especulación”.  Lo mismo ocurre con el deber y el derecho al trabajo dignamente remunerado. O con el pago de impuestos.  Arsenio Escolar adelantó el análisis, ayer, reseñando algunos incumplimientos flagrantes de la Constitución. Con las dramáticas consecuencias que han tenido.

Una Constitución que, como Carta Magna y máxima, debería garantizar lo que dice garantiza y no ser tan selectiva en sus prioridades, según quien manda o influye. Hoy nos encontramos con la salud privatizada aceleradamente, el empleo que no cubre las necesidades básicas a muchas personas por su precariedad. Y a la baja: empiezan a sobrar hasta camareros.  La hostelería está destruyendo empleos a un ritmo desconocido. Cuando no hay dinero, no se consume aunque cante maravillas la propaganda. Las pensiones en el centro de la diana ya sin disimulo. Martillean a diario –ahora diagnosticados por la OCDE – con que España paga a demasiadas personas que les da por vivir mucho tiempo y una cantidad mayor en porcentaje que otros países. De unos sueldos inferiores históricamente. Pero, eso, como tantas otras cosas no se cuenta.

Defiende Rajoy “el gran proyecto que es España” y que “algunos” no quieren ver, secundado y jaleado por sus medios concertados, por sus socios, cuando no hay sino mirar la realidad. España, de tanto no ser ya un Estado social, se ha vuelto un Estado de economía especulativa.

Noticia del día. Baleares anuncia las guarderías del futuro: 1,5 metros cuadrados por niño y sin luz natural obligatoria. Ofrecen solo servicio de custodia, no educativo. La Rioja y Murcia tienen normativas parecidas. Almacenes de niños pobres. Quizás se arme algún revuelo y se retrase su implantación, pero es a lo que vamos. Su hijo puede ser uno de ellos, su nieto. Ciudadanos de primera y de segunda desde la cuna. Las guarderías públicas de 0 a 3 años son eterna promesa electoral, permanentemente incumplida.

¿Se han fijado en la cantidad de niños que van tosiendo por los lugares públicos? Un médico comentaba hace unos días en Radio Madrid, de la SER, que uno de cada diez niños acude a clase con la merienda y un inhalador broncodilatador en la mochila. Los niños son muy sensibles, sí, pero no a ese punto. La contaminación y lo que llaman “pobreza energética” está haciendo estragos en la salud de niños y adultos.

Carne de cañón para un mundo que ya publica sin sonrojo,  normaliza, el comercio de órganos. La venta, por dinero en consecuencia. Y avanza cuánto se paga por un riñón o un corazón. El mundo del sálvese quien pueda, literalmente.  Y que se configura como el modelo ultraliberal del futuro. Cuesta creer que haya tantos millones de seres cegados por la bandera del artículo único. Pero los hay, dispuestos a despeñarse por un acantilado si es preciso.

“La soberanía nacional reside en el pueblo español, del que emanan los poderes del Estado”. Todos. Lo dice el artículo 1, también. Sería exigible un voto responsable por el bien común. Derechos, libertades, criterio, andan en precario.

Se acercan unas elecciones en Catalunya con candidatos encarcelados o fuera de España. Con la Junta Electoral prohibiendo el color amarillo y ordenando retirar carteles con las palabras Libertad y Democracia, escritas en catalán naturalmente.  Con Cospedal, número 2 del PP,  declarando con su desparpajo habitual: “hemos convocado elecciones para que ganen los constitucionalistas”. Su líder en Catalunya lanza una campaña política al grito de “A por ellos”. Refuerzos más jóvenes pero tanto o más conservadores cantan a dos voces el eslogan del mercado: “el Procés se va acabar”. Como criados con el anuncio de Wipp Express de los 90. Un olor a búsqueda de poder, sin más, se extiende por múltiples rincones del tablero político.

¿Fatiga de materiales en la Constitución? Cansancio de una esclerotizada élite que apaga todo pulso de imaginación y de empuje. Las crónicas de la jornada festiva nos hablarán de los destacados asistentes, de los corrillos sin cámaras. Tampoco esta vez hablarán de nosotros.  Sí de lo que “nos hemos dado”, y nada de lo que nos han quitado. Algo cambiaría si las cruzadas nacionales y los artículos 155 para los incumplidores se dedicaran al artículo 1 de la Constitución, a «los valores superiores de su ordenamiento jurídico la libertad, la justicia, la igualdad y el pluralismo político».

Los días en que cayeron las caretas

Últimas horas antes de la batalla –que así la contemplan muchos-. El Rey Felipe VI, nos dicen, “ha despejado su agenda para seguir la crisis desde Zarzuela”. Gran despliegue de medios atentos a los detalles en lucha por las audiencias. En este partido se juega mucho. En esta democracia, más. Despliegue policial, restricciones en el espacio aéreo, desmesura sin fin. La escalada de tensión sigue, ahora con la querella de la Generalitat contra el Fiscal General del Estado y se prevé seguirá

Las posiciones están claras, más claras que nunca. En los últimos días han caído múltiples caretas. Y ya es un resultado nada desdeñable de la ficha que se mueve en Catalunya. En un tablero que se quiere inamovible aunque sea remachando con clavos cada esquina y cada figura. Contranatura. Eppur si muove (y sin embargo se mueve) dicen que dijo Galileo Galiei ante la Santa Inquisición después de que le hicieran retractarse de que la Tierra y los planetas giran alrededor del sol y no al revés.

 El fotomatón se encuentra a pleno rendimiento. Se han retratado hasta quienes están de habitual al margen de todo compromiso. Fuera de ironías, muchas personas se han visto impelidas a significarse. Por lo que entiendan que se juegan. Políticos profesionales también. Albert Rivera, Inés Arrimadas, Ciudadanos y todos sus líderes, se han empleado a fondo en recoger apoyos a Rajoy, sin el menor disimulo. Algunos destacados miembros del PSOE, también.  Susana Díaz, desde Andalucía, no ha desperdiciado la ocasión de demostrar cuan cerca está del PP. Y lo feliz que le haría un gobierno de concentración como a varios de sus colegas.  La galería de ilustres del pasado se ha prodigado en declaraciones a juego, en la gama de 23F a Paz franquista.

El propio PP ha actualizado su foto, con su actitud represora y el striptease integral de su vídeo Hispanofobia. Un agrupamiento de declaraciones para fomentar el odio y el enfrentamiento con selección y omisión premeditadas. Sí, los independentistas también han ido a cara descubierta. Y los medios, en plan descarnado. Pura militancia en muchos casos. Entrar en algunos de ellos es como una inyección de adrenalina y violencia.

Todo un poderoso bloque que no entiende triunfo sin humillación. Los ciudadanos se han apuntado de igual modo, arengados por ellos o por propia iniciativa. Y así puedes encontrarte a viejos luchadores por los derechos y libertades dispuestos a infligir un severo castigo a Catalunya. No sé sabe si en todo o por partes.

Las noticias sobre incautaciones de material democrático, como urnas o papeletas, utilizan el mismo lenguaje que para los alijos de drogas. Se ha detenido a políticos, se ha llamado a testificar a casi 900 alcaldes, se podría llevar al calabozo hasta al presidente de Catalunya, Carles Puigdemont. Multas millonarias y hasta 600.000 euros por estar en una mesa electoral. La fiscalía pide vigilar a los niños, trazar sus perfiles, por si van a manifestaciones. Fichas y seguimiento policial y judicial desde niños. Y mucha gente lo ve normal. El poco aprecio por la democracia, por los propios derechos y libertades, es otra de las grandes fotos reveladas estos días.

Porque no nos engañemos, mucha gente en España detesta a los catalanes, hasta por su acento. Del mismo modo que a mucha otra no le caen bien los andaluces. Ni los vascos. Y cuelgan distintos carteles a los demás. Atribuyen a todos los defectos que les desagradan de unos pocos, el tópico hecho categoría. Es lo que tiene la España una, grande y libre en la que se empeñan.

En los permanentes puntos oscuros del conflicto está la legalidad o ilegalidad de la consulta y, en su caso, la hipotética independencia. El magistrado y miembro de Jueces para la Democracia, Joaquim Bosch los resume aquí. Pero llama atención que quienes no han dejado de cambiar las leyes a su conveniencia desde el Estado hayan visto como problema insoluble introducir modificaciones para hacer esa consulta legal. Hablamos de los Constitucionalistas del 135 que, insistamos, metieron en nuestra Carta Magna la prioridad absoluta de los acreedores del Estado sobre las necesidades de los ciudadanos.

El PP se hizo con leyes que hoy le ayudan en su gestión: la ley Mordaza o la Reforma del Código Penal con su Pacto antiyihadista que permite castigar con penas elevadísimas a un cajón de sastre en el que caben hasta titiriteros, según en manos de quién caiga. Con consenso de PSOE y Ciudadanos. O el convertir al Tribunal Constitucional en un órgano sancionador que incluso le permite estar de guardia en fin de semana. Años en emitir sentencias y ahora trabaja en festivos. Y lo que más está llamando la atención en el exterior –por si nos sirve de algo- es la sin igual actuación de la Fiscalía.  Lean a José Precedo y decidan si es sostenible la permanencia de Maza en el cargo, y si puede estar en su mano manejar graves delitos como la sedición o la rebelión.

En el exterior, se empieza a contemplar con preocupación la desproporcionada actuación del gobierno del PP. Aunque también aquí se van retratando en opiniones diversas mandatarios extranjeros. Ni Trump en su foto con Rajoy se significó demasiado. El envío masivo de policía y Guardia Civil, los recortes de libertades, tienen importancia para algunos. Expertos de la ONU instan a España a respetar los Derechos Humanos.  Y son ya numerosas las voces que piden una solución negociada, el último por ahora, Tajani, el presidente del Parlamento Europeo. Un editorial de Financial Times, muy destacado en sus preámbulos sobre la ilegalidad de la consulta, pedía volver a los compromisos del Estatut que “pulió” el PSOE y contra el que luchó férreamente el PP. Siempre llegamos a la foto final: el PP. Pero no la misma: aquí le tienen defendiendo la consulta porque en aquellos días le venía mejor atacar al gobierno a Zapatero.

Los ciudadanos bien educados no dejan de pedir críticas “al otro” y hablan de bandos. Nunca los bandos tienen las fuerzas equilibradas, ni inician las hostilidades al mismo tiempo y con igual intensidad. Volvemos a equidistancias imposibles. Miles de páginas y voces dan la palabra y el abrazo al «bando» con más posibles y a lo que tapa del otro. La batalla de esos catalanes en la calle, de los estudiantes sin miedo, empieza a ser una lección. Dado el tratamiento aplicado a su voluntad de decidir.

Las caretas han caído. Y lo peor es que ha aflorado la España de las tinieblas. La que cuelga banderas de una sociedad a la que no defiende. Las despedidas las fuerzas de seguridad como si fueran a combatir en Afganistán, con discursos de jefes civiles y sus “A por ellos” de los espontáneos nos han hecho regresar a las catacumbas. La España que se arroga la representación de todos. Con esos ejemplares que apenas saben esbozar una idea coherente, ni siquiera expresarla. Dura España terrible, temible, aborrecible, irascible, insufrible, España inamovible, imposible, impasible, como escribió Alberti.

Demasiadas cortapisas para que el referéndum de Cataluña pueda celebrarse con garantías. Pero habrá que hablar después. Va a tener repercusiones incluso en la UE. Otros territorios quieren independizarse de sus países. Una Europa débil por sus errores, que se resquebraja en Brexit y desequilibrios, pretende aparentar que nada ocurre. Como aquí.

La foto final del domingo, 1 de Octubre, es decisiva. Todos los que han contribuido a elevar las tensiones al extremo, están tocados y deberían irse. El primero, Mariano Rajoy, por su intransigencia y siembra de conflictos. Por el ambiente bélico que ha creado. Es el principal culpable. De entrada no ocurrirá así, pero les va a pasar factura. Adelantan que hasta podrían sacar al Rey a tener su foto asimilando el 1-O con el 23F. Debería ser prudente.

Fuera las caretas, en los salones quedan retratos a lo Dorian Grey. La España de Rajoy y su larga corte, con Cataluña y en el mundo, podría plasmarse en la respuesta dada este viernes por el embajador español a un diputado finlandés, Mikko Kärnä, favorable al derecho a decidir en Catalunya: “Sí. Ok. Pero si un día Finlandia tiene problemas de seguridad y necesita la solidaridad de los socios de la UE, vaya a buscar la solidaridad a Cataluña”.  Un embajador.

Nada será igual. Se han dicho y hecho cosas terribles. Se han disparado miedos, ataques y crispaciones. Mucha visceralidad y escasa razón. Se han despertado ilusiones y reivindicado dignidades también. Se pueden ver más verdades y menos hipocresía. Las fotos están claras en el andén. Algunos de los protagonistas no saben que, pase lo que pase el domingo, ya han perdido el tren.

Bañez pide a gritos su destitución

bañez

La aún ministra de Empleo, Fátima Báñez, ha pedido a gritos su cese. Ya no es solo por nefasta gestión que ha elevado el paro desde el 22,85% en el que se lo encontró al 26%. El registrado en el INEM, que el real ofrece muchas mayores proporciones. O la destrucción de empleo que se acerca al millón de personas. El incesante flujo de “movilidad” exterior. Ahora va y pide a las empresas que “hagan políticas sociales con sus beneficios y no con cargo al sistema de protección social”.

Todo viene porque otro de sus ineptos colegas, el gobierno en pleno para ser justos, ha visto que necesitaba urgentemente dinero -a pesar de la desbordante “recuperación” a la que dicen asistimos- y ha decidido por sorpresa que coticen como ingresos varias retribuciones en especie: pluses de transporte, aportaciones a planes de pensiones, vales de comida, seguro médico. Las empresas han protestado enérgicamente y han dicho que van a perderse un gran número de puestos de trabajo.  Eso al PP le da igual, lo importante es arramplar con fondos de donde sea para cuajar esta hermosa recuperación que pregonan a los cuatro vientos.

Es cierto que las empresas compensan en complementos -que probablemente obtienen a mejor precio por el número de empleados- lo que debería ser sueldo, pero nadie les obliga a dar esas mejoras y la medida del gobierno no hará en un momento de tan durísima crisis –real- sino que los trabajadores se queden también sin eso. También.

Esta mujer que invoca a la Virgen del Rocío para solucionar la crisis acaba de certificar que su puesto es inútil. Si son las empresas quienes deben hacer “políticas sociales” –que es como pedir peras al olmo- y no el Estado, ella sobra. De hecho ha sobrado desde el primer día porque en lo que la Virgen almonteña y ella han metido mano ha servido para  crear más parados y abaratar todo el empleo español. Hace falta ser una feligresa muy mala para mentir diciendo a toda hora que se está creando empleo cuando ni siquiera ha vuelto a la cifra en la que lo encontró.

A una recuperación grandiosa asistimos. Los bancos  -a los que este gobierno, como el anterior aunque no en tan gran medida,  ha regalado nuestro dinero- piden para dar créditos a buen precio una nómina de 2.000 euros como mínimo.Entretanto, están vendiendo de saldo España a fondos buitre. Y ya me explicarán en qué están pensando como modelo productivo. ¿En la esclavitud de los asalariados? Pues esto es cosa de Báñez precisamente. Y de su jefe Rajoy.

Un gobierno que pidió a Obama hiciera una declaración de condena a Cataluña a lo que éste se negó. Habló del “gran liderazgo” de Rajoy pero luego le regaló chocolatinas. Báñez debería ocuparse en recoger los envases, por ejemplo. No da muestras de servir para ninguna otra labor. Y, en un país serio, ella, como todos sus compañeros, estaría ya sin trabajo. Precisamente para que el resto pudieran tenerlo. Para que el país que tan mal gestionan se ocupara de lo que debe ocuparse. Es la Constitución la que designa a España como Estado Social. No le llama, todavía, Estado Mercantil. Tampoco ha establecido, aún, la “ley de la selva” como modelo de relaciones laborales. Donde cada uno lucha por lo suyo, menos esta cuadrilla de ministros que viven a costa de los demás como marqueses ocupados, única y exclusivamente,  en destrozar lo que teníamos.

Actualización:

Los empresarios dicen que anularán convenios si las retribuciones en especie cotizan.

Y aquí un excelente resumen en números de lo que implica el mordisco de Báñez/Rajoy a las nóminas.

¿Se hará cumplir… la Ley?

Ante las manifestaciones convocadas para el aniversario del 15M el Gobierno del PP dice que «se hará cumplir la ley». No me aclaro, ¿qué ley? ¿la de limitación de horario en las manifestaciones? Con tanto cambio no me he enterado de su promulgación.

En todo caso, otra de rango superior,  la Constitución, dibuja otro marco:

Artículo 21.

1. Se reconoce el derecho de reunión pacífica y sin armas. El ejercicio de este derecho no necesitará autorización previa.

2. En los casos de reuniones en lugares de tránsito público y manifestaciones se dará comunicación previa a la autoridad, que solo podrá prohibirlas cuando existan razones fundadas de alteración del orden público, con peligro para personas o bienes.

En España nos regiremos por la Inmaculada Concepción

   Vamos de pasmo en pasmo, sobre todo cuando -al no relacionar los datos previos que es por definición el raciocinio-  no se está alerta sobre el desarrollo previsible de acontecimientos.  El mismo día y casi a la misma hora en la que se conocía la asignación pública al Rey (292.000 euros anuales según sus informaciones) el Gobierno anunciaba la congelación del salario mínimo español en 641,40 euros. El más bajo, junto con los de Portugal y Grecia, de la UE de nuestro nivel (UE15), es la primera vez en democracia que tal cosa sucede. Los incrementos fueron notablemente menores con los gobiernos del PP, pero nunca se había llegado a no subirlo absolutamente nada. Máxime cuando en esa UE15 los ciudadanos cobran el doble y el triple que nosotros.  En cambio, a nuestros grandes ejecutivos los tenemos a la cabeza del ranking europeo, los que más ganan.  Evidentemente, tanto el rey como los jefes varios de empresas, «viven por encima de nuestras posibilidades» de mantenerlos.

El pasmo doble llega cuando nos enteramos de otros extremos de las negociaciones para las nuevas mermas de los derechos laborales y sociales (eso a lo que llaman “reforma laboral”). Rajoy ha decidido suprimir los “puentes”, a pesar en este caso de que tales puentes eran una falacia y los españoles trabajamos más horas que la media europea. La alegada falta de productividad española como excusa debería valorar la responsabilidad empresarial, la organización deficiente y la falta de innovación y estructuras que otros trabajadores europeos sí tienen. Igual es que aquí no les hacen falta tales premisas si la ciudadanía traga.

Esa CEOE moderna y emprendedora ha objetado que algunos de las fiestas que se valoran para cambiar de día están sujetas al concordato con la Iglesia Católica. El año próximo el problema de fecha reside en tres: el 15 de agosto -la Asunción de la Virgen-, el 1 de noviembre -Todos los Santos- y el 8 de diciembre -la Inmaculada Concepción-. En consecuencia, y en tanto ven como van a misa y repican al mismo tiempo, la CEOE -según fuentes sindicales-, propone que en lugar del 8 de diciembre se traslade a lunes el 6, día de la Constitución. Total para lo que nos sirve la Constitución. Aunque siempre es un consuelo encomendarse a la Purísima.

Día de la Constitución neoliberal

No sé si podéis imaginar qué representó para mí y muchos otros la Constitución democrática de 1978. En una infancia con penurias económicas familiares lo que más se ha fijado en mi memoria fue –uno nunca sabe por qué elije unos símbolos y no otros- el “cuidado, calla, las paredes oyen”. Ni en casa se podían esgrimir críticas al Régimen franquista no fuera a ser que alguien las escuchara y denunciara. Y a una niña –rebelde- eso le cuesta entenderlo. A fe que había motivos. El dictador que murió tranquilo y loado en su cama, lo hizo matando a los disidentes hasta la despedida. Léase las ejecuciones de Septiembre de 1975. Por Consejo de Guerra a aquellas alturas.

33 años después, nos encontramos con una Constitución reformada de urgencia sin consultar a los depositarios de la soberanía nacional, para fijar en ella el neoliberalismo. Ya pintó bien mal, la “celebración” del año pasado en “estado de alarma” por primera vez en democracia, debido al conflicto de unos trabajadores –privilegiados si se quiere pero asalariados al fin- como son los controladores aéreos. A quienes los medios jalearon como elemento de distracción de los problemas reales hasta la extenuación.

Parlamento disuelto este año a la espera que acceda al cargo Mariano Rajoy, por la gloria de nuestra Ley electoral que ha otorgado mayoría absoluta y todo el poder de decisión al PP con los votos de 10 millones de personas. Neoliberal de marca, si alguna marca pueden tener su indolencia y apatía, anuncia desde su aterrado silencio que compra sin ver la “refundación” de la UE decretada por Angela Merkel, con un napoleoncito –que por no perder votos en casa- le sale de la bragueta en la genial viñeta de Vergara. Observad las estrellas de la Unión en la papelera.

Y así es, perdemos soberanía, derechos y dignidad. Se destruye el sueño de la Europa de los valores que inspiró a los fundadores. La hija del presbiteriano alemán que se crió en la comunista Alemania del Este –en mezcla letal-, quiere imponer la disciplina. Se salta las “preciadas” Instituciones de la UE, como la Comisión –que es el ejecutivo oficial- para imponer el rigor presupuestario –que el país que dirige no cumple por cierto, pero ésa es otra historia-. Hecha la UE al modo y manera de la Alemania ya desde el Tratado de Maastricht, con los instrumentos financieros que decidieron, obteniendo claros beneficios que le llevan incluso a pagos negativos de su deuda, mientras al resto de los países nos desangran, ahora también quiere todo el poder. Consagrado en Tratados. Por lo que se sabe arbitrarán sanciones al que gaste más de lo estipulado. Han hablado de quitar el voto. Y esos castigos ejemplares los decide una élite de países de la UE que aún no nos han contado quiénes serán pero nos lo imaginamos. ¿Puede haber algo más antidemocrático?Rajoy, el dubitatitivo, sí tiene claro que quiere estar ahí: con el látigo. Sacando el dinero para lucrar a los especuladores de nuestra piel si es preciso, que lo será.

Nos están quitando todo lo esencial –empleo, sanidad, educación, servicios públicos-, vendiendo (“privatizando” le llaman) lo que pagamos con nuestros impuestos, para preservar un sistema dirigido a “tranquilizar” a los insaciables mercados, a los especulares que campan a sus anchas, en una senda que no tiene fin como ha demostrado el desarrollo de la crisis: tres años después de la caída de Lehman Brothers… y de las inyecciones –incesantes ya- de dinero público a los poderes económicos, ellos son las que mandan. Los que exigen cada día más beneficios a costa de lo que sea. De incrementar las desigualdades sociales, ante las que clama ¡la OCDE!… y muy pocos socialistas que se sepa. ¿Los datos de la realidad valen más que las presunciones de la religión neoliberal? ¿En qué sinrazón estamos viviendo?

Ni un solo país ha mejorado su situación con las políticas de restricción y ajuste, preguntad a los neoliberales convencidos, no podrán citaros uno. Por el contrario Latinoamérica despega, una vez que -sufrido el vía crucis en el que ahora nos hallamos nosotros-, aventaron a la mayoría de los portavoces del neoliberalismo en la tierra.

La inquietud de los economistas decentes lleva al Premio Novel Joseph Stiglitz a preguntarse –según recojo en mi libro-: “En la mayoría de cada uno de estos casos la economía va de un descenso a la recesión y de una recesión a la depresión. ¿Por qué los países están haciendo de forma voluntaria que Europa esté detrás?”.

Así “festejamos” los 33 años de la Constitución, devaluada y aún más amenazada. Apoyado el tinglado por otros poderes del sistema y la disuasión continua del pensamiento crítico. Con una sociedad adocenada que va donde le mandan y tiene los mismos redaños que los que soportaron 40 años de dictadura. Un espíritu servil que no se revuelve ante la desfachatez que justifica todos los recortes en «la tranquilidad de los mercados«.

A la espera de la evolución del #15M y de todos los movimientos similares que bullen en el resto del mundo, el español empieza a dar muestras de estar cazando mariposas mientras bombardean nuestros cimientos. De apagar un fuego devastador portando jeringuillas con agua.

Durante muchos años éste sí fue un día de celebración, hoy lo contemplo con la misma preocupación que muchos otros. Forges, por ejemplo.

 

Constitución en alarma, Estado de Consumo

Era joven, tenía un precioso niño pequeño, estabilidad, el –para mí- mejor trabajo del mundo y el sol parecía salir todos los días. Una Constitución de consenso –es decir, que completamente no satisfacía a nadie- abría la puerta a un tiempo nuevo sin embargo, en el que enterraríamos el durísimo tránsito hasta llegar a ella. En apenas 3 años se habían restituido los derechos civiles que el franquismo cercenó… durante 4 décadas que aún pagamos.

Nunca imaginé que en el redondo 2010 el Día de la Constitución se iba a celebrar bajo “estado de alarma”, con el aplauso mayoritario de la población. Para poner “en su sitio” a un colectivo de trabajadores privilegiados –hoy bajo jurisdicción militar y privados de sus derechos laborales- que habían echado un pulso al Estado de… consumo.

De todos los artículos de nuestra carta magna el que realmente se ampara (a la española, hasta con las habituales trampas a los usuarios) es el 51: “Los poderes públicos garantizarán la defensa de los consumidores y usuarios, protegiendo, mediante procedimientos eficaces, la seguridad, la salud y los legítimos intereses económicos de los mismos”.

Los medios informativos, incluida la televisión pública en sus telediarios, contribuyen con ahínco a mantener la situación. Andrés Villena en Público, señala los principales hitos que han llevado a esto: “ el “rebaño” debía seguir una dirección firme marcada por una élite, por lo que los medios se dedicarían a “fabricar el consenso” entre el grueso de la población y sus líderes”.

El derecho al trabajo también está consagrado en la Constitución española. Artículo 35. 1. «Todos los españoles tienen el deber de trabajar y el derecho al trabajo, a la libre elección de profesión u oficio, a la promoción a través del trabajo y a una remuneración suficiente para satisfacer sus necesidades y las de su familia, sin que en ningún caso pueda hacerse discriminación por razón de sexo».

Pues bien, más de cuatro millones de personas no “disfrutan” de ese derecho en España, duplicando la media de paro de la UE. Y 350.000 (en las cifras más optimistas) se vieron privadas este viernes por decreto a una prestación de 426 euros mensuales. El Estado se ahorra así 840 millones de euros, aunque, por ejemplo, como apuntaba un comentario, entregue 1.400 millones de euros a los concesionarios de autopistas privadas para salvarles del fiasco que al parecer las administraciones no previeron.

A muchos nos hubiera gustado que los periodistas en activo preguntaran a estas personas que no van a ver entrar ni un euro en casa, de qué habían tomado el bocadillo o si sufren mucho estrés. Casi 30 minutos del telediario de anoche se invirtieron en contarnos las jeremiadas de quienes no pudieron volar durante 24 horas. Mal está, hubo casos contados dramáticos, pero ¿no quedaron ni 60 segundos para ver cómo se vive sin ingreso alguno en un drama continuado de días y días? Más aún, 5.600.000 trabajadores cobran menos del salario mínimo, lo que es ilegal. ¿No militarizamos a sus empleadores?

Artículo 47. «Todos los españoles tienen derecho a disfrutar de una vivienda digna y adecuada. Los poderes públicos promoverán las condiciones necesarias y establecerán las normas pertinentes para hacer efectivo este derecho, regulando la utilización del suelo de acuerdo con el interés general para impedir la especulación».

¡Qué divertido! ¿verdad? Esto es una utopía -el derecho de los consumidores ley sagrada-. El goteo de quienes se quedan sin casa pero con deudas al banco es constante, pero citaré un caso extremo. El de José Luis Burgos, un discapacitado que, en silla de ruedas, mantiene una huelga de hambre frente a una sucursal del Banco de Santander en Barcelona. Ningún gran medio le ha prestado atención. Ni se ha militarizado a Botín, por el contrario se le llama a consulta en la Moncloa. Y luego dice el gobierno que «quien le eche un pulso lo perderá».

Pero sigue el drama aeroportuario con esas pobres criaturas que lloran porque sus papás están nerviosos al no poder coger un avión. Y nos lo cuentan exhaustivamente, hasta hacerme quitar la radio o la televisión. Dos millones de niños viven en riesgo de desnutrición en España (no en Sierra Leona) porque su familia no dispone de suficientes medios para darles de comer. Ni medio minuto les dedican. Para ellos ni siquiera rige el Estado de consumo.

Pero el pulso perdido de los controladores nos “ha escupido en la cara”, dice otro comentario. Bien impermeable la tienen algunos, muchos, cuando el resto les resbala. Y jamás hablaré de caridad, jamás, sino de justicia.

Llueve intensamente en este Día de la Constitución lastrado. Yo adoro los días como estos, grises, húmedos, de gotas apaciguadoras. Pero me preocupa la idiocia de una sociedad que se deja manipular de tal forma en sus más bajos instintos, hasta pensar en la violencia contra otros asalariados que ni de lejos se embolsan lo que las protegidas «grandes fortunas«. Dice quien fuera presidente del gobierno de España durante 8 años, el inefable Aznar, que “el estado del bienestar no se puede mantener, no nos lo podemos costear”. No para pagarle a él por combatirlo cuantiosos emolumentos.

Escupen sobre nuestros derechos laborales y ciudadanos y solo nos irrita el ataque al Estado de Consumo.  Un nuevo periodismo se vislumbra, sin embargo,  con las terribles revelaciones de wikileaks y sus arriesgados actores, no sé si la España impenetrable le hará sitio en sus conciencias. Llueve y llueve realidad obscena para, seguramente, convertir las constituciones democráticas en papel mojado.

Baleares lee la Constitución

Lo dice nuestra Constitución en su artículo 47:

“Todos los españoles tienen derecho a disfrutar de una vivienda digna y adecuada. Los poderes públicos promoverán las condiciones necesarias y establecerán las normas pertinentes para hacer efectivo este derecho, regulando la utilización del suelo de acuerdo con el interés general para impedir la especulación.

La comunidad participará en las plusvalías que genere la acción urbanística de los entes públicos”.

El proyecto se venía gestando desde las elecciones municipales y autonómicas, ahora ha sido aprobado por el parlamento regional: Baleares garantizará por ley comida, ropa y techo a todos los ciudadanos de la Comunidad. No sólo eso, los ciudadanos podrán acudir a los tribunales para exigir el cumplimiento de estos derechos: alimentación, vestido y vivienda.

El PP se abstuvo en la votación, argumentado que no queda claro en la ley quién asumirá el coste de estas garantías.

    Por cierto, la medida de Baleares se dedica a necesidades perentorias. Falta por exigir a todos los poderes públicos que impidan -o hubieran impedido- la especulación urbanística. ¿Algún abogado en el foro?

Leer nuestra Carta Magna es un ejercicio estimulante para conocer nuestros derechos.

Vayamos al artículo 35:

.”Todos los españoles tienen el deber de trabajar y el derecho al trabajo, a la libre elección de profesión u oficio, a la promoción a través del trabajo y a una remuneración suficiente para satisfacer sus necesidades y las de su familia, sin que en ningún caso pueda hacerse discriminación por razón de sexo”

Articulo 16.3

“Ninguna confesión tendrá carácter estatal. Los poderes públicos tendrán en cuenta las creencias religiosas de la sociedad española y mantendrán las consiguientes relaciones de cooperación con la Iglesia Católica y las demás confesiones”.

Y ahora recordad que “la soberanía nacional reside en el pueblo español del que emanan los poderes del Estado”. (Artículo 1.2)

La soberanía reside en ti y en mi, en todos nosotros, no en los consejos de administración privados, ni en las hoy élites –bien degradadas por cierto- que elegimos para representarnos, ni en las normas morales dirigidas desde el extrajero Estado del Vaticano.

Y cada vez que hay una ley que favorece a los ciudadanos de a pie leemos la misma frase… “El PP se abstuvo”.

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