Si Rajoy no hubiera tomado esas medidas

El presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, pregunta al cumplirse un año de su elección: “¿Y si no hubiéramos tomado esas medidas?” No puedo por menos que responderle. Aunque sea de una forma muy somera porque no hay espacio para detallar todo lo que hubiera pasado si Rajoy no hubiera ganado el 20N y tomado «esas medidas«.

 Habría 413.059 parados menos en las cifras del INEM, contabilizando desde Noviembre de 2011 (4.420.462) a Octubre de 2012 (4.833.521). 800.000 según la EPA. No se hubiera batido el récord absoluto de desempleo. Y no nos pronosticarían numerosos organismos internacionales y nacionales otras 500.000 personas más sin trabajo para 2013.  No se hubiera recortado también el  subsidio de desempleo y el fomento del empleo. No se hubiera abaratado el despido y los sueldos. No se hubiera perseguido a los funcionarios de uno de los países con un sector público más exiguo.

 No habría re-pago farmacéutico y de prestaciones. No hubieran salido del sistema público de salud 400 medicamentos. No se hubieran cerrado hospitales, urgencias, servicios. No se apostaría contra la salud especulando con la sanidad y privatizándola. No se le hubieran quitado en los tardíos presupuestos de este año casi el 7%, 7.000 millones más 6 días después mediante nota de prensa, ni se le cargaría otro recorte del 22% para 2013. Los emigrantes y españoles mayores de 26 que no han cotizado tendrían derecho a curarse. No se hubiera esfumado la Ayuda a la Dependencia, ni a la Prevención del SIDA, ni al Desarrollo, ni las medidas contra la Violencia Machista. Algunas personas que han muerto por desatención, posiblemente vivirían.

 No se hubieran recortado el  22% en educación en los presupuestos de 2012 y  otros 3.000 millones en el añadido inmediatamente posterior. Y 326 millones más en las cuentas del 2013. No estarían los alumnos masificados en las aulas. No tendrían que ir a comer al colegio con tartera y pagar por calentarla en el microondas. No habrían de pagar autobuses en el área rural o ir caminando kilómetros como ha sucedido en algún caso. No se hubiera restado el 68% a la educación compensatoria. No se hubieran encarecido las guarderías. No se hubieran triplicado los costes de estudiar una carrera universitaria.

 No se hubieran suprimido materias fundamentales en el temario, como Educación para la ciudadanía o Ciencias para el Mundo Contemporáneo. Ni música, ni ética, ni el bachillerato de Artes Escénicas. Ni se hubieran reducido los estudios de Tecnologías y Plástica. No se hubiera vuelto a los programas de 1990 e incluso de 1970. No se hubiera eliminado prácticamente el presupuesto para estudiar idiomas.

No se hubiera cercenado también el presupuesto de cultura, ni se le hubiera aplicado a muchas de sus especialidades un 21% de IVA hasta convertirlo en el más caro de la Eurozona. Los Museos funcionarían como lo hacían con anterioridad. Los ciudadanos podrían seguir yendo al cine o leer libros electrónicos, sin hacer desembolsos prohibitivos. La cultura no se hubiera convertido en artículo de lujo y una mercancía más.

 No se hubiera recortado un 25% a Ciencia e Investigación. No estarían abandonando el país nuestros jóvenes más preparados. No bramarían, asustados e indignados, los científicos de más prestigio y más visión de futuro.  

 No se anticiparía que las mujeres van a volver a ser menores de edad y tuteladas en sus decisiones sobre sus embarazos.

 La Justicia no sería solo para los ricos.

 Seguiría habiendo una televisión pública estatal que no manipulara.

 No se hubiera aumentado el gasto en antidisturbios y material de protección de 173.670 euros a 3,26 millones en 2013. Ni se hubiera reformado el Código Penal para reprimir las protestas ciudadanas. No habría esos despliegues policiales, ni tantos palos, ni tantos insultos con las cifras de asistentes.

 No se hubiera regalado, entretanto, una amnistía fiscal para los defraudadores de ricos posibles. No se hubieran entregado cantidades millonarias de dinero público a los bancos y cajas y la Bankia de sus amores no seguiría siendo la hemorragia que nos sangra porque cuanto más entra más pierde. No habría “banco malo”.

 No hubieran subido de forma tan dramática los impuestos hasta mermar el poder adquisitivo y arrojar a la bolsa de la precariedad a tanta gente. 

No estaríamos mucho peor que hace un año ¿Por qué estamos mucho peor?

 Quizás, porque si no se hubiera mermado el consumo a consecuencia de todas sus medidas y las de su gobierno –cuando se recorta a los ciudadanos, no gastan y eso lo entiende “todo el mundo”-, no ahondaríamos la recesión, poniéndonos en la situación que vemos en los ciudadanos griegos y portugueses. Y para los que ni ha pasado lo peor de la crisis, ni va arreglarse ya.

 ¿Qué hubiera hecho “otro” de ganar esas elecciones? Eso ni cuenta, el responsable de todo esto -y de mucho más que resulta imposible incluir en un texto periodístico- es Vd. Esas medidas son suyas. Los recortes practicados a las autonomías también, tan precisas ideológicamente cuando las comanda su partido o CiU.

No estaríamos inmensamente hartos, desesperanzados, saturados de tanta mentira y tanta promesa falsa que aún se obstina en continuar alimentando. De la excusa de la “herencia” que con tanto entusiasmo su partido forjó. De los insultos a la inteligencia. Del oportunismo y el clientelismo. No nos ahogaría tanta mojigatería, servilismo  a la religión católica y al poder económico. Mientras se abre la puerta a macrocasinos y a la compra de la residencia española sin pedir otra referencia que el dinero. De tanto desprecio por la sociedad a la que representa, tanto cuento y tanta ineficacia. Del desprestigio que nos ha convertido en centro de la crítica mediática mundial con Vd. a la cabeza.

*Publicado en eldiario.es

 

¿Para qué sirve pensar?

Conocí al filósofo Carlos Fernández Liria en una mesa redonda que compartimos en Segovia. Me quedé fascinada con su brillantez. Con la forma tan accesible y divertida en la que invitaba a estimular y seguir sin trabas adonde te lleve el pensamiento, a la crítica, como debe ser.

Ya tengo su libro. Se llama ¿Para qué servimos los filósofos? Y es que filosofía es el amor por saber y para saber hace falta pensar.

“Decía Kant que hay algo –algo que sin duda tiene que ser muy excepcional- que hace que “los hombres se nieguen a perder, por amor a la vida, aquello que hace a la vida digna de ser vivida”. La filosofía –dice Fernández Liria- es el intento de sacar consecuencias de lo que se expresa en la frase de Kant. Esta excepción comenzó en Grecia con una constatación esencial: “lo interesante que era lo desinteresado”. Saber por saber, desinteresadamente, resultó ser interesantísimo. De esa experiencia surgieron las matemáticas, la física, la filosofía, la ética y el Derecho. De la perplejidad ante lo desinteresado surgieron las cosas que más nos interesan: el mundo entero de la razón y la libertad. Y así fue cómo se inició para la humanidad la aventura más inquietante, la de convertir esa excepción en norma de vida humana, que solo entonces puede llamarse digna”.

Por supuesto, Fernández Liria aborda lo más cotidiano. Profundamente crítico con el Plan Bolonia para la Universidad, nos hace seguir el hilo de lo que se esconde tras esa frase que cualquiera suscribiría sin reflexión: “Una universidad al servicio de la sociedad”. Parece que no es exactamente así, que no es ésa la prelación. “La universidad debe estar al servicio de la verdad”, solo así estará en condiciones de rendir un buen servicio a la sociedad, propone Carlos.

Atravesando la historia de pensamiento, parándose en la Revolución Francesa con la significativa guillotina de la portada del libro,  Fernández Liria estima que hemos regresado a la Edad Media, convertidos en siervos de unos amos locos y tiránicos que se llaman a sí mismos “los mercados”. Y concluye contundentes ideas sobre lo que eso significa:

“El capitalismo ha colonizado el mar, la tierra y el aire. Aún así, todavía le quedaba el mundo intangible por conquistar. Se han deshelado los polos, se ha contaminado la atmósfera, se ha esterilizado el suelo. El mundo de los negocios ha llegado incluso a cambiar de sitio los glaciares. Ha reventado el subsuelo terrestre con cientos de pruebas nucleares. Ha agujereado la capa de ozono en la estratosfera. Ha desquiciado genéticamente las semillas. ¿Por qué iba a dejar en su sitio el mundo de las exigencias de la razón? ¿Por qué iba a respetar la Verdad o la Justicia sin intentar sacarles partido económico?», se pregunta. Y apunta sus consecuencias:

“La historia no devolverá jamás la razón que hoy se nos lleva. Cada milímetro que el mercado y el capital ganen a la razón hará falta luego reconquistarlo, contra la historia, con los mismos esfuerzos con los que en su día se le arrancaron”.

Lo primero que he visto en un correo en el ordenador esta mañana ha sido al Consejero de Turismo Balear, del PP, con las criadillas (testículos) de un ciervo al que había matado chorreando sangre desde su ubicación encima de la cabeza como trofeo. Amenazan Rajoyes, Artures Mas o botoxiadas peperas desde las páginas de los periódicos. Y en mi memoria la gran estafa que nos están perpetrando y que cada semana tiene un capítulo de difusión para el gran público en el programa de Jordi Évole, Salvados. Ayer explicó el asunto de eléctricas y petroleras. Una chica me dijo en las redes sociales que uno no tiene tiempo de enterarse y reflexionar sobre todo esto. Le respondí que en otros países no les ocurren estos atropellos –de características flagrantes- porque, parece, que sí están más al tanto de los que les afecta. Hubo hasta quien me insultó por escribir que solo una sociedad desinformada y/o idiotizada tolera (y propicia) el enorme timo diario. Por eso he preferido traer hoy a Carlos Fernández Liria. Reivindica pensar. No hacerlo tiene graves consecuencias.

¿Para que sirve usar la cabeza más allá de para peinarse? Para no ser ese rebaño de ovejas que ahoga los intentos de tanta gente ya por poner freno a esta situación insostenible.

Carlos Fernández Liria. Libros de La Catarata

Le llaman sacrificio cuando quieren decir holocausto

Francisco Altemir

Los poderosos siempre han cambiado el significado de las palabras de forma que inducen a error a los más débiles, mejor dicho les atemorizan para que obren de acuerdo con sus dictados.

Tal ocurre con la palabra SACRIFICIO, al escucharla viene a nuestras mentes todo el poso de “enseñanza cristiana acrítica” que durante cientos de años nos han tratado de despojar de  nuestra capacidad de discernimiento. Recordamos a un dios del Antiguo Testamento que ordena a Abraham a “sacrificar” a su hijo Isaac asesinándole para satisfacción suya. Nos viene a las mente cierta prácticas masoquistas: azotarse la espalda o colocarse cilicios para sufrir y ofrecer el “sacrificio “ a un dios inexistente, porque el Dios del Nuevo Testamento encarnado en un hombre, Jesús de Nazaret, abomina de tales prácticas infructuosas. También las civilizaciones precolombinas ofrecían a sus dioses las ofrendas de los corazones de los guerreros más valientes y de las mujeres más hermosas, lo hacían en pirámides construidas a tal efecto.

Los escritos y leyendas no se pueden descontextualizar. El género humano ha ido creciendo en sabiduría y conocimientos lenta y paulatinamente. En los albores de la humanidad cualquier suceso nuevo o extraordinario les causaba inquietud por no decir auténtico pavor. Una simple tormenta eléctrica con su aparatoso acompañamiento de lluvia, rayos y truenos les hacía pensar que debían hacer una ofrenda al ser capaz de promover tan pavoroso fenómeno. Le ofrecían  productos de la tierra o animales domésticos para aplacar su ira, y ganarse su benevolencia. Era una especie de soborno primitivo para conquistar el favor del “dios” capaz de hacer tales prodigios que les dejaban en estado de “shock”.

Ese significado ha sido recogido por el Diccionario de la Real Academia Española de la Lengua, sin tener en cuenta el contexto en que cristalizó.

Por otra parte se dice que unos padres se sacrifican por sus hijos, velándoles noches enteras cuando enferman. Uno no se imagina a esos padres con cara de cordero degollado por el “sacrificio” que están haciendo, cuando en realidad tienen cara de preocupación y, finalmente, tienen la cara y el corazón contentos cuando el hijo mejora. Su actuación les ha salido de dentro, por obligación (de ob, prefijo: a causa de  y deligare : ligazón, parentesco).

Ese es el auténtico significado de la palabra SACRIFICIO, hacer lo más importante (del latín sacrum, lo más importante o sagrado, y de facere, obrar o actuar). Es la actitud de muchos líderes que con riesgo de la vida o de su libertad las arriesgan por sus compañeros o los desvalidos (Sánchez Gordillo). La Plataforma de Afectados por las Hipotecas es una buena muestra de ello. Los “yayoflautas” que hemos visto ser empujados y golpeados por orden de los mandamases se ven impelidos a actuar de esa forma porque es el SACRIFICIO que les pide el cuerpo, la solidaridad con las víctimas del terrorismo del sistema.

Es más fácil utilizar un falso eufemismo que decir la verdad que van adoptar nuevas medidas que nos llevan a un auténtico holocausto, a la muerte por inanición, a la muerte por falta de cuidados, a la muerte por falta de esperanza, a la muerte por desesperación. Lo más importante que tenemos todos en la vida es el futuro, en principio es nuestro pero nos puede ser arrebatado sumiéndonos en la desesperanza y empujando a muchos al suicidio. Hay que tener en cuenta  de la misma forma que hay muchos desahuciados invisibles como escribía hace poco Ignacio Escolar (sólo salen en televisión la punta del iceberg), hay también muchos suicidas invisibles de los que nadie cuenta nada. Solamente lo saben, aparte de los allegados, los jueces que levantan los cadáveres y los del Samur. Uno y otro cuerpo de funcionarios se han indignado y claman porque se tomen medidas para evitar tales desgracias, ellos no son los malos de la película, los malos son otros y se irán de rositas. Es más fácil pedir “sacrificios” que pedir que vayamos al degolladero, pero ignoran que el verdadero significado de SACRIFICIO supone la unión de todos contra la injusticia, la corrupción y la mentira.  Es el trabajo más sagrado e importante que nos aguarda.

Los mandamases conocen muy bien los consejos de Maquiavelo  en “El Príncipe”, después de sopesar las dos alternativas contrapuestas: “Más vale ser temido que amado.  Ignoran, como es natural, que las sociedades en las que no reina el temor son más felices, las personas son más solidarias. Hay que decir ¡BASTA! a este capitalismo salvaje en el que reina la SACROSANTA  COMPETITIVIDAD,  que convierte a la sociedad en una jungla en la que impera el más fuerte, el que sabe poner mucho mejor las zancadillas, el que sabe manejar la navaja mejor que nadie, el que es más astuto y utiliza las mejores argucias para escalar puestos pisoteando a los demás, el que tiene menos escrúpulos, el que ve en el otro un enemigo al que hay que eliminar en lugar de un amigo al que hay que ayudar. Es necesario cambiar el sistema, en el que se vea al otro como un compañero, con su dignidad y sus flaquezas como las nuestras porque somos seres de relación, como decía Antonio  Machado: “Un corazón solitario no es un corazón”. Hay que sustituir la competitividad por la cooperación, teniendo en cuenta además que el rendimiento por hora aumentará al no perder el tiempo miserablemente en cómo deshacerse de los “enemigos” (Esta observación debería servir para calmar a losAmos del Universo)

Es necesario desterrar el miedo al que nos quieren someter. Es necesario pensar con autonomía y apartar de nosotros las “recetas!” de los que, ignorando todo, nos atiborran del “pensamiento único”. Ese pensamiento único nos dice: tienes que adaptarte y el hombre medio tiene que adaptarse y someterse para sobrevivir. Adaptarse y someterse a la economía de mercado, a la globalización financiera y especuladora, a la competitividad, a los empleos precarios, a la posibilidad del paro o de la jubilación anticipada, a la explotación laboral, al acoso en el trabajo, a la posibilidad de deslocalizaciones y fusiones, con las consiguientes pérdidas de puestos de trabajo, a los paraísos fiscales, a las especulaciones financieras e inmobiliarias efectuadas por los “amos del universo”. Adaptarse y someterse al yugo que supone el pago de las hipotecas durante, prácticamente, toda la vida. Adaptarse a la arrogancia y prepotencia del poder, al trabajo infantil esclavo, a la trata de blancas. Adaptarse a las amenazas de privatización de los servicios públicos o a su posterior desaparición. En sumo: adaptarse a vivir con miedo, sin dignidad y esperanza y a deshumanizarse. El sistema aborrece de los que piensan y se rebelan, les descalifica tachándoles de “inadaptados” y les echa encima a los cuerpos de seguridad del Estado: ¡Hay que identificarse! y ¡Ay de ti si no lo haces aunque seas un “yayoflauta” que lucha por sus bisnietos!

 *Este extraordinario texto acaba de publicarlo en ATTAC Madrid mi queridísimo y admirado amigo Paco Altemir, como reacción al suicidio del hijo de unos amigos. Tenía 51 años y acababa de ser despedido.

Desahucios: Decreto de Beneficencia.

Y ni aún eso, porque está lleno de alambradas el camino. Tras largas demoras y reiterados rechazos a modificar un ápice la ley hipotecaria española, el Gobierno ha aprobado un Decreto Ley sobre desahucios. Se aplica en casos muy concretos, y con numerosos requisitos, es decir, a colectivos en «extrema necesidad»… que en otros países europeos recibirían una renta social y un alojamiento a cargo del Estado. Ese Estado que en España siempre ha sido esquelético y que ahora, además, se está desmantelando.

Aquí, en el BOE, quiénes se pueden acoger.

Lo esencial es que, aún cumpliendo alguno de los supuestos, no se condona nada; simplemente se establece una moratoria de dos años en los que no serán arrojados de sus viviendas. Luego, a pagar.

La ley hipotecaria no se toca. De dación en pago, ni hablamos. Los desahuciados, seguirán endeudados con el banco una vez desalojados de su casa.

Tampoco varía la injusta doble tasación por la que un piso tiene un valor de compra y otro cuando se lo queda el banco. Éste sigue mandando y ganando.

Ninguna modificación en los intereses de demora, tampoco.

El decreto no es retroactivo, se aplica por tanto a las nuevas ejecuciones hipotecarias.

Aún así “Bruselas” se ha enfadado porque –tras facilitar un crédito al sistema bancario- dice que es la que manda. Y no vaya a ser que afecte un ápice al negocio de sus amados bancos. Tenemos una UE neoliberal para la que no hay elecciones hasta 2014.

En Europa, con datos aportados por la UE, se ha facilitado a los bancos 1,6 billones de euros y avales que alcanzarían a completar la cantidad de 3,7 billones. Y sucesivas líneas de crédito que facilita el BCE al 1%, para que ellos lo presten –incluso a los propios gobiernos- al 5 ó 6%, en cifras también bimillonarias.

En España, solo en el 2010, el sector financiero se llevó 87.497 millones de euros del dinero público: el 99,59% de todas las ayudas contra la crisis de ese año. Siguió en cifras similares los años siguientes, hasta 2012 cuando se precisa un rescate europeo de 100.000 millones de euros para ellos. Algunas de estas entidades ayudadas con dinero público, siguen ejecutando desalojos de la vivienda por impago de particulares.

Todo ello sin alegar «extrema necesidad», tener un hijo o dos, discapacidad, o presentar declaración de bienes para demostrar que son pobres de solemnidad. Por la cara. Por mantener «el sistema», dicen. El que propicia estas injusticias.

El Gobierno español también anuncia un programa de alquileres sociales. Merece la pena ver cómo lo describen. Copio textualmente:

“Adicionalmente, este real decreto-ley incluye un mandato al Gobierno para que emprenda inmediatamente las medidas necesarias para impulsar, con el sector financiero, la constitución de un fondo social de viviendas destinadas a ofrecer cobertura a aquellas personas que hayan sido desalojadas de su vivienda habitual por el impago de un préstamo hipotecario. Este fondo debiera movilizar un amplio parque de viviendas, propiedad de las entidades de crédito, en beneficio de aquellas familias que solo pueden acceder a una vivienda en caso de que las rentas se ajusten a la escasez de sus ingresos”.

Bernardo Vergara lo ha visto así en eldiario.es:

La carcundia mediática de esta forma (en el espacio que les deja contar lo «malos» que son los catalanes):

El #14N de las dos Españas

Los ciudadanos han vuelto a rechazar las políticas del Gobierno central y de los autonómicos como CiU. A pesar de la vomitiva guerra de cifras y de los intentos de manipulación. Por ejemplo Hermann Tertsch grabó la víspera su bien pagada intervención en Telemadrid diciendo ya que la huelga había sido un fracaso. Por lo menos, secundó el paro. Por ejemplo, en la manifestación de Madrid, en la foto que encabeza este texto, dice la Delegación del gobierno que había 35.000 personas, poco más que en el Madrid Arena. Del mismo modo gestionan la economía… y la educación.

Realmente notable es, sin embargo, la confusión de ideas de quienes secundan los recortes en materias esenciales y de derechos, porque no otra cosa hacen quienes se han opuesto a la huelga con los más variados motivos. En mi barrio y adyacentes volvieron a abrir las tiendas en un 90%. Cerraron los de siempre. Y también, dos que levantaron siempre en toldo en ocasiones anteriores. Ahora ha sido por quiebra. No abrirán más. Los comerciantes comentan que ellos “viven de su negocio”. El día de la Virgen de la Almudena –o de cualquier otra- también, pero en cerrar por una festividad religiosa no hay problema. La cuantía de su caja este 14N no paga el precio de avalar las políticas que nos perjudican a todos. Vienen más recortes, se anuncian 500.000 parados más. Esa mirada corta, que no ve el presente ni prevé el futuro, es lo más funesto de una sociedad educada en la ignorancia y la sumisión durante siglos. “Respeta la libertad de hacer huelga o no”, sí, pero informada, educada, razonada, y con ese sentido cívico que es exigible a un ciudadano que vive en comunidad: pensar en el bien común. Es lícito tirarse un pozo, pero bastante menos arrastrar con ellos a los demás. ¿Qué milagro «virginal» aguardan que ocurra?

Hay otra sociedad, otra España, otra ciudadanía. Miles de ciudadanos que, sin embargo, sí se han hecho oír. Arriesgándose a recibir palos y multas. Por ellos mismos, y por los demás. Incluso un niño que acudía con sus padres a la convocatoria en Tarragona y resultó herido por los Mossos, la policía autonómica catalana, la de CiU, la de Artur Mas, el salvador. Según, TVE, fue “al quedar atrapado en una manifestación”. No nos explicaron la teoría de las porras voladoras.

Simplemente son las dos Españas. Una vez más. Lo peor es que la mayoría de las veces ganan los mismos.

Una desmedida presencia policial y fuerte represión. Eldiario.es ha informado todo el día, sin publicidad, sobre el desarrollo de la huelga. A las 22,30 Madrid estaba así, como ha recogido el vídeo del subdirector Juan Luís Sánchez.

Ha sido una huelga europea. Todos juntos, mejor.

#14N

Vencedores o vencidos

O sea, esta película reflejo de terribles hechos reales. La recordaba hace unos días un amigo.

ASCO

Una mujer, muy digna y muy desesperada, Amaia Egaña, se tira por la ventana cuando los agentes judiciales suben ya por las escaleras para desahuciarla de su piso. Es uno de los en torno a 500 desalojos diarios por impago bancario. Los empleados -oigo en algún zapping- están muy tristes por lo ocurrido, pero “es su trabajo”.

Los vecinos de Baracaldo salen a la calle profundamente irritados. En otro lugares también. ¿Es la gota que colma el vaso? No, creo que aún no.

Algunos bancos huelen pólvora y dicen que ellos no desahucian más. Por el momento. Y el coro aplaude. Qué majos. Los unos y los otros.

Los partidos mayoritarios se apresuran a ver cómo capean el temporal. Después de haber negado reiteradamente soluciones a la barbarie de echar de sus casas a personas acosadas por entidades bancarias que en muchos casos han recibido dinero público. Después de haber dado dinero público a espuertas a todo el sistema financiero. Público quiere decir de todos, pagado con nuestros impuestos. Digo yo que convendrá recordarlo.

Sus voceros mediáticos jalean la resolución de estos sensibles políticos que, además, vaya qué casualidad, andan en campaña electoral. En el poco espacio que les sobra tras dedicar todos sus esfuerzos a Cataluña. Estoy de la propaganda y distracción mediática, de la Cataluña de Mas, de la botoxiada líder popular, y de la ciudadanía borrega –que también parece la va haber en los votos-, hasta los nísperos.

129 periodistas de El País son despedidos. Algunos tan imprescindibles como Ramón Lobo o Javier Valenzuela, con impresionante preparación y bagaje, con un hacer que es maestría de periodismo, de ética y de todo lo valioso. O, en la misma línea, de Txentxo Joldi (el que descubrió el caso Divar), por no hablar de otros más jóvenes y muy notables como Manuel Cuellar o Antonio Fraguas (hijo, qué casualidad). Y, sin duda, muchos más que figurarán en la lista que no conozco al completo.

Ha habido silencios o modos de escurrir el bulto bien culpables en el caso de cuanto rodea el ERE de El País –hay que comer, claro, a veces muy bien-. Ay El País, aquel periódico sin cuya lectura durante muchos años parecía faltarnos algo de vida. Hoy, tras esa debacle, las noticias más vistas, que anoto por si cambian en el enlace, son: 1) La glamourización de Sergio Ramos firmado por Boris Izaguirre 2) Mari Alcadesa de Luz Sánchez-Mellado y El director de la CIA dimite por un relación extramatrimonial, del corresponsal Antonio Caño.

El periódico global, como se llama ahora, escribe una tribuna sin firma titulada «A nuestros lectores«. Está muy ofendido. Lo enlazo para que me quede guardado porque es como para enmarcarlo.

Los amigos de Twitter andamos buscando un buen gel que nos limpie de  “tendencias libertarias”, “demagogia populista”, “insidias”, “envidias y celos”… O sea de esto, que incluye la tribuna (entre otras muchas aseveracions y algunos olvidos):

“A veces son fruto de la demagogia populista, las tendencias libertarias de muchos de quienes ocupan las redes sociales, la insidia que mana del fracaso de algunos competidores, o la envidia y los celos de determinados profesionales que sobrevaloran su propia capacidad e influencia en el universo de las letras y el periodismo”.

No sabemos si el gel será suficientemente enérgico para quitarnos también… el asco.

Quiénes son los responsables

La mayoría de los estudios sobre la ignorancia citan entre sus características la de que induce a obrar en contra de los propios intereses y sin siquiera darse cuenta. Se puede ser conservador, naturalmente, es una respetable opción ideológica. Ahora bien, otra cosa es tener que pedir permiso a jueces y curas para meterse en la cama con quien uno quiera y consagrarlo en un documento si se tiene el capricho. O contemplar como mueren cuatro jóvenes en una fiesta plagada de irregularidades y añadirle una serie de insultos: que la alcaldesa de Madrid y su equipo borren las pruebas de que promocionaron el evento, como harían unos colegiales tramposos, o que todo un Fiscal General del Estado considere que quien se divierte tiene un problema de “estructura familiar”.  O saber que Gallardón y “el gobierno” han decidido que tener hijos no deseados “no daña la salud de la mujer”. Es decir, a uno le puede gustar la Edad Media, visitar los monasterios y leer libros de sectas conspiradoras, tener una reproducción del Santo Grial sobre la cómoda,  pero… no tiene porqué imponerlo a los demás.  

El pack viene con añadidos sustanciales: 128.000 parados más, negros presagios sobre el aumento de la recesión, y más bromas de brotes verdes o promesas de que ahora ya sí, que en 2014 se arregla ¿Pues no iba a ser en Junio de 2013? La privatización de la sanidad con lo que implica para el ciudadano. El drama para nuestro futuro de cerrar el Hospital de La Princesa –que tan magistralmente explicó en este diario Ruth Toledano– es solo un ejemplo. Pagar por estar sano, o morir en el empeño. U oprimir a los ciudadanos hasta la médula de sus huesos, mientras se cambia la ley para que Eurovegas prácticamente no pague impuestos.

 “No hay otro remedio, no hay dinero”, repiten incansables los responsables en buena medida de la situación que padecemos. Prestos a cortarse las venas o meterse debajo de una manta, al ver caer ya en el desempleo y la miseria a parientes, amigos y conocidos, han entendido -parece ser- que esto “no es cosa de un partido u otro”. Y hasta justifican la política de Rajoy y su troupe, convirtiéndose en sus cómplices. Vaya por dios, antes toda la culpa era de Zapatero. En todo caso ¿Qué futuro esperan para ellos y sus descendientes? ¿O no lo piensan? ¿Han mirado a Grecia y Portugal? 

La corrupción endémica española tampoco importa. Cada día nuevas revelaciones de atracos a las arcas públicas, basadas en que se les ha dado la llave en un acto de confianza. “Siempre ha sido así”, comentan mientras se encogen de hombros. Jamás despegará este país en tanto no se solucione esta arraigada lacra.

 O ver a nuestros empleados en el gobierno preparar todo un arsenal, con un estratosférico aumento del presupuesto antidisturbios. ¿Para qué? ¿Vienen las hordas de los Hunos? Igual es para reprimir las protestas por las medidas que imponen y nos perjudican. ¿Se consentiría eso en alguna empresa?

Es más fácil engañar a la gente que convencerles de que han sido engañados, decía Mark Twain pero ya está bien de tener que engrasar los circuitos neuronales y éticos de unos ciudadanos que hacen dejación de serlo. Porque la ciudadanía implica la búsqueda del bien común y saber que las decisiones propias repercuten en los demás. Que vivir en sociedad es pensar en sus miembros y no aprovechar sus sorportes únicamente en beneficio propio.

 O la sumisión de las víctimas. Esos desahuciados de los que hablaba días atrás Ignacio Escolar, helando la sangre del más templado: “La mayoría de las familias que son desahuciadas en España por no poder pagar su hipoteca no lo cuentan. No se atrincheran para aguantar ante la policía que llega con la cruel orden de desalojo. No llaman al 15-M ni tampoco a las cámaras de televisión. No se resisten ni luchan. Les mienten a sus vecinos, les dicen que se mudan a otro barrio o a otra ciudad, que les ha salido un trabajo fuera, que ya escribirán”.

 Vuelvo a traer una de las muchas ideas lúcidas de José Luis Sampedro: “¿Democracia? Es verdad que el pueblo vota y eso sirve para etiquetar el sistema, falsamente, como democrático, pero la mayoría acude a las urnas o se abstiene sin la previa información objetiva y la consiguiente reflexión crítica, propia de todo verdadero ciudadano movido por el interés común. Esos votos condicionados por la presión mediática y las campañas electorales, sirven al poder dominante para dar la impresión de que se somete al veredicto de la voluntad popular expresada libremente en las urnas. En ocasiones, como se ha visto, sirven incluso para avalar la corrupción. Se confunde a la gente ofreciéndole libertad de expresión al tiempo que se le escamotea la libertad de pensamiento”.

 Estamos deteriorando la democracia a niveles tan inconmensurables como nuestra propia depresión. Ignorancia y sumisión, falta de ética, el cóctel maldito largamente labrado en décadas y aun siglos de educación en España. Ellos son nuestras (pesadas) piedras en los zapatos, los que mantienen esta situación insostenible.

 *Publicado en eldiario.es

¿Eres uno de los 500.000 futuros nuevos parados?

Según las previsiones de la Comisión Europea, el paro se incrementará en España en unas 500.000 personas más en 2013. A eso hay que añadir los puestos de trabajo que se destruyan aún en noviembre y diciembre de este año (siendo muy optimistas no menos de 50.000). Dice Bruselas que superaremos los 6 millones de parados. Dado que las cifras reales son las de la EPA –no todo el mundo se registra como desempleado en el INEM en vista de  cómo están las cosas- y ya andan por ese abultado número, podemos acabar 2013 con 7 millones de parados reales.

La Comisión rebate todas los cálculos del PP. La economía caerá un 1,4% y no un 0,5% como cuenta el “optimista” gobierno de Rajoy. Esto suele pagarse en sangre. La población, naturalmente.

Las previsiones para toda la zona de la UE tampoco son muy halagüeñas, ni siquiera en Alemania, ni en Reino Unido, Suecia y Polonia, las tres principales economías con moneda propia, a las que “casualmente” les estaba yendo mejor. Dice Bruselas que la UE crecerá, pero de un modo insignificante (una décima de media) y mucho menos de los previsto.

Los “números rojos”, dice la CE, se disparan en España, Grecia y Portugal.

Lógicamente piden mucha más “flexibilidad” en el empleo, moderación salarial. Sueldos y derechos chinos, para entendernos. Y aún así, llegaremos a los 6 millones de parados oficiales.

Más aún, los durísimos ajustes sufridos hasta ahora en nuestro país (lo mismo que en Grecia y Portugal) no rebajan en absoluto el déficit, que seguirá en el 8%, incumpliendo mandatos europeos. O alemanes, vaya. Todo se lo comen los intereses de la deuda que pagamos a los bancos -alemanes y franceses- y a unos cuantos aguerridos «inversores». Porque la deuda aumenta en recesión… y desconfianza, y porque sin consumir no hay país que se recupere en este sistema económico.

Dicen que a ver si en 2014 se ve alguna luz. Solo que en primavera anunciaron: “la recuperación está a la vista”. Pero no. De águila debe ser la vista. Incluso añadían que, tras esa mejora, “en 2014” tendríamos “una economía robusta”. En la UE naturalmente. También Rajoy dice que a partir de 2014 las cosas mejoran. No dan una, vamos. Es lo que tiene basarse en las creencias religiosas del neoliberalismo y no en realidad, digan lo que digan los datos, las vidas de las personas. Pero no pasa nada. El próximo año vuelven a hacer sus famosas «previsiones a la baja» y nos ponen la zanahoria otro año más allá. Igual el problema es que la zanahoria es de plástico. O de cera para encenderla a alguna Virgen.

Lo importante es, sin embargo, que a lo mejor tú –que aún tienes trabajo- puedes ser uno de los 500.000 nuevos parados. ¿Qué piensas hacer? Cuéntanos.

Cuando Rajoy se hizo esta foto ante una cola del INEM había un 20% de paro, ahora supera el 25%