Respirar por las heridas del feminismo

Alertaba algún miembro de la Administración hace poco sobre un movimiento que niega la desigualdad de la mujer, citando varios ejemplos. Dentro de la involución generalizada que vive la sociedad mundial y la española en particular, parece probada la existencia de una corriente que intenta la contrarreforma machista utilizando múltiples vías. Destacar, por ejemplo, la violencia de género de mujeres contra hombres, cuando las cifras atestiguan la disparidad de porcentajes en la misma condenable actitud. Otra vía es ridiculizar jocosamente las pretensiones de igualdad. De ahí nace el neologismo “feminazis” que ha cosechado tanto éxito.

La frase con la que titulo este artículo –respirar por las heridas del feminismo- es otra de las muletillas usadas por ese sector. Malo eso de las heridas ¿no?, indica la existencia de una agresión. ¿Y quien la inflige? ¿Quién insulta y desautoriza a una mujer por opinar? En poco estiman la larga serie de atropellos sufridos por las mujeres de mucha mayor entidad y consistencia.

Lo realmente curioso es que me metan a mí en ese saco. Por ninguna razón en concreto –quizás sólo porque me gustan poco las etiquetas-, jamás me he englobado en el concepto feminismo. En nada lo desdeño. El machismo afirma la superioridad del hombre sobre la mujer, mientras el feminismo aspira a la igualdad. El machismo es agresivo y el feminismo no. Durante mucho tiempo ha sido defensivo y constructivo. Pero siempre he preferido denominarme “mujer”, que no es poco. Esta tribuna en El País, va a hacer ya 2 años, concluía con una frase de Gioconda Belli, llamando a aunar esfuerzos. Os recomiendo el poema completo: Nueva tesis feminista. Más aún, también he criticado –“Ellas según Ellos”, Espejo de Tinta, 2005- cómo muchas mujeres poderosas lo son copiando el roll masculino. Y citaba el caso de diputadas británicas que se inyectaban testosterona para ser más combativas en el Parlamento –eso afortunadamente parece que empieza a cambiar y se ven mujeres sin testículos en puestos destacados-. Mi sangre no me pide testosterona más que en el partner amoroso, me siento muy orgullosa de ser mujer.

Sobre el periodismo tengo las ideas muy claras -ojalá fuera así en todo-, le he dedicado gran parte de mi vida. No existe controversia alguna en ese punto con otro periodista con el que algunos se han empeñado en enfrentarme (de esa forma excluyente y maniqueísta tan primitiva). En una lista que fuera de los deleznables a los que valoro, no ocuparía en modo alguno un puesto destacado. Al fin y al cabo fue precursor de un tipo de periodismo que hoy hace furor y que, como todas las copias, ha degenerado en caricatura. Sí creo en cambio que la corriente neomachista lo ha tomado como uno de sus líderes. O inventó, o usa con profusión, el término “feminazi”. Y eso ya me parece suficiente para criticarle. Nazi = fascista, imperialista, totalitario, genocida.

El machismo visceral –del que participan muchas mujeres- sigue entendiendo la vida como una carrera de fuerzas físicas, de valor… de hombría. Los periodistas no somos toreros, no tenemos que acreditar -por divertir al personal- que nos jugamos la vida en cada acto profesional (aunque muchas veces lo hagamos y ni siquiera en los momentos que parecen más propicios par ello). Eso no es periodismo, sino espectáculo (ficción más que hechos). Como decía Piezas en el post anterior, «la culpa la tiene Hollywood«. Y no sólo el cine, sino la infantilización de la sociedad. Ha sido abocada a ello. Le machacan cada día para dirigirle como en “1984” de Orwell, y algunas otras obras anticipatorias. Parecería que ya no sabe protegerse del frío o del calor si en la tele no le dicen cómo. Así son manipulables, así compran más y sostienen el sistema. Pero hay que entretenerles para disipar atisbos de pensamiento crítico. Muchos insistimos, desde hace tiempo, en que el periodismo se ha vuelto espectáculo. Y precisa tiros, riesgo, niños destrozados bajo escombros, cuando, como bien decía «aparejaabierta» en el blog, miles mueren a diario de hambre sin que nadie les eche un ojo, ni una lágrima. Siempre trivialización: pensar no conviene al sistema.

    Hoy, un artículo titulado “Un mundo de mujeres” de la escritora Monika Zgustova, tras citar muchos logros en los que la mujer está superando al hombre, decía que ya no necesitamos muletas (eufemismo de apoyo, porque cojas estamos pocas). Feliz mundo en el que vive que parece ignorar los gravísimos problemas de nuestro género en el Tercer Mundo –ése que ocupa dos tercios de la Humanidad-, y aún en el desarrollado. Sobre la dignidad y derechos de las mujeres sólo escribimos, hablamos, hacemos –en porcentaje abrumador- las propias mujeres, es hora de que se apunten también los hombres. Sin efectos especiales, sin heridas de ningún tipo, en el día a día que comienza por el respeto y el conocimiento y reconocimiento de la realidad.

Radiografía de la lamentable sociedad española

Hace tiempo que me gusta mirar los barómetros del CIS más allá de los titulares de urgencia que ofrecen los medios. Es un estudio serio por el tamaño y selección de la muestra (edad, sexo, nivel de estudios, tamaño del municipio) y por el rigor del cuestionario. Desde luego, aportan una fuente impagable de conocimiento de nuestra sociedad.

Los españoles se declaran en su mayoría de centro, ligeramente escorado a la izquierda. Hay una razón oculta: es el lugar más alejado de los extremos, en el que nos sentimos cobijados y seguros, más arropados porque son más los que se sitúan cerca. La ciencia matemática lo ha estudiado en la llamada Campana o Curva de Gauss, y es curioso ver su representación visual: uno tira bolas sobre una tabla predeterminada, y la mayoría va al centro. Fundamento de la estadística, se aprecia que cuanto se aleja más uno de la media, menos individuos hay.

Los más conservadores, los mayores de 55 años; los menos el tramo situado entre 25 y 34, los más jóvenes vienen también más a la derecha. Y siempre los hombres se manifiestan más a la izquierda que las mujeres.

Sólo que esta consideración de sí mismos no parece concordar con las actitudes que se derivan de otras respuestas. Casi el 75% se declara católico aunque no va a la iglesia. Ateos y no creyentes algo más del 20%. Son partidarios de los controles –cámaras de videovigilancia por ejemplo- para garantizar su seguridad casi en un 70%, aunque pierdan libertad. Y sólo el 10% los rechaza precisamente porque se “pierde intimidad” y se “violan derechos”. Más del 60% es partidario de imponer «bastantes restricciones» al acceso de menores a Internet y casi el 21% de negárselo absolutamente.

Lo más ilustrativo, a mi juicio, se centra en los asuntos que más preocupan a los españoles. El paro se sitúa en las más altas cotas de nuevo con un 76,4%. Para un 48,4% son los problemas de índole económica. Asciende en vertiginosa carrera “la clase política y los partidos políticos” que representan un problema para el 12% de los españoles ¿No tienen nada que decir a esto sus componentes? Ahora bien, la corrupción y el fraude sólo inquietan a un 1,4%, con la que está cayendo. La Administración de Justicia –con lo esencial que es un buen funcionamiento para el sistema democrático-, a un 2,5%. Después de conocer que miles de expedientes se acumulan en los juzgados, en legajos y sin informática, lo que causa evidentes y trágicas consecuencias al tener a delincuentes convictos sueltos, o tener noticia de resoluciones judiciales francamente dudosas. Los problemas derivados de la juventud actual, tras haber llenado páginas y páginas de alarma, a un 1,7. Lo mismo, exactamente, que la violencia contra la mujer. La sanidad a menos del 5% y la educación no llega al 8%. 

Y atención, un mes más, un año más, los nacionalismos con lo que tantos políticos se llenan la boca son recordados por el 0,4% de los españoles, y el Estatut de Cataluña, por el 0,1%.

El barómetro de septiembre del CIS, dedica un apartado especial a la seguridad, como decía, y también a Internet. Y es muy revelador. El 42,7 % no se ha conectado nunca a la red en el último año. Un 55,8 % sí. Y un 1,5 ni siquiera sabe lo que es Internet. De los que sí usan Internet, casi el 64% lo hacen a diario, buscando fundamentalmente… información (más del 92%).

   El 47% sólo tiene estudios de primaria, es el tramo más numeroso. Estudios universitarios superiores no llega al 11%.

Es decir, de falso centro, poco instruidos, insolidarios, tolerantes a la corrupción, despreocupados de asuntos cruciales suponiendo que no afectan a su bolsillo. Incoherentes hasta con el hecho de declararse católicos mayoritamente pero sólo de nombre. Sin ver en la educación una salida a nuestros problemas. Y una inmensa brecha entre dos Españas, una ávida de información y otra que vive al dictado de la televisión y la radio. Porque ya os conté que, incluso antes de la crisis, la venta de periódicos de papel en España estaba en lo que la Unesco considera el umbral del desarrollo. 100 ejemplares cada 1.000 habitantes. 400 se vendían en Suecia y Finlandia. ¿Podrá la primera, la España comprometida e informada, arrastrar, contagiar,  a la otra?

Pero, hoy por hoy,  ¿a alguien le extraña con este panorama nuestra clase política? Está a nuestra altura. ¿No mejoraría si a nosotros nos preocuparan la corrupción y el fraude? ¿Y la justicia, el periodismo o la educación? Lo que falla es la sociedad española. Y nadie se va a ocupar de incrementar su educación y cambiar su escala de valores, si no lo hace ella.

Samuel Eto´o, el rebelde

eto

Considero que el dinero del fútbol es profundamente injusto, pero no deja de sorprenderme de qué forma tan aleatoria la lotería de la suerte se reparte entre sus jugadores. En 2005 publiqué un libro titulado “Ellas según Ellos”, de escasa suerte editorial, y por el cuál Hacienda no me ha permitido desgravar ni los viajes que realicé para las entrevistas, e incluso me ha multado con recargos. Pero la historia de la ley del embudo es una constante de nuestra sociedad.

Entre grandes nombres atractivos para las mujeres, para que éstas supieran como respiran sobre nosotras y algunos problemas de nuestro género fuera de los arquetipos, llamé a Samuel Eto´o. Lo hice porque la inteligencia y la rebeldía son algunas de mis debilidades. Había observado ambas características en el jugador camerunés y me intrigaba saber quién era y qué pensaba este muchacho, sin duda singular, que provoca odios y amores pero que nunca pasa inadvertido. Ahora sé que nació en Marzo de 1981, en Nkon, una población camerunesa que –pese a tener 400.000 habitantes- no figura en las enciclopedias occidentales y quea los 24 años era una estrella del fútbol.

Samuel Eto´o lleva casi la mitad de su vida en España. Es hora de recordar que nació en un país de 16 millones de habitantes que limita con Chad y Nigeria al norte, al Sur con Guinea Ecuatorial, Gabón y Congo Brazzaville, el este con Chad y la República centroafricana, y al oeste con Nigeria y el Océano Atlántico. La esperanza de vida es de 46 años. El 26 % por ciento de las mujeres son analfabetas y el 15% de los hombres también. Sólo el 5% de los niños llegan a escolarizarse en tercer grado. Internet existe para el 3,79 por 1.000 de sus habitantes. Y el PIB (producto interior bruto) por habitante es de 1.770 dólares anuales. O así era en 2005. No creo que haya cambiado.

Eto´o, según declara, “pasó de vivir en una casa muy humilde con su familia a un apartamento de la Ciudad deportiva de la capital de España”. Fichó por el Real Madrid cuando tenía 15 años, tras ser descubierto por un cazatalentos que le vio jugar en su país. Luego, el equipo galáctico no le quiso –produciéndole una humillación insuperable- y lo cedió y traspasó a diversos clubes como sabrán mejor que yo todos los aficionados al fútbol –Leganés, Espanyol, Mallorca, Barcelona-. A mí me interesaba más ver que, en efecto, tenía una cualidad por la que, te o guste o no, se pagan millones: sabía jugar al fútbol. Y que no olvida sus orígenes, ni ayudar a los suyos.

Todos recuerdan que Samuel Eto´o insultó al Real Madrid. Luego pidió perdón. Le pusieron 12.000 euros de multa, la mayor que el Comité de Competición había impuesto en los 9 años anteriores. A quienes le insultaban en el campo con gestos y alaridos racistas durante semanas, les multaron con 300 euros.

Samuel Eto´o no se calla ante nada. Ha sido de los pocos que ha protestado por los insultos racistas. Se siente orgulloso de su color negro y, seguramente, de lo mucho que ha conseguido ya. Quienes atacan su verborrea y su agresividad, se extienden menos en hablar de su generosidad. O de cómo termina siendo amigo de aquellos con quienes discute –el caso de Luís Aragonés, con verborrea racista, es hasta paradójico-. Colabora con varias ONGs y es embajador de buena voluntad de UNICEF. Le preocupa desde el SIDA en su país y en toda África o las enfermedades infantiles de sus compatriotas a la más cotidiana alegría de vivir. Y ayuda de una forma efectiva.

Por lo demás, le fascinan los coches y el zumo de naranja. Y muchas más cosas. Según me cuenta: “dormir, jugar con mis hijos cuando puedo. Y leer e informarme un poco con todos los medios”.

Precoz en el deporte y en la vida, me dice que tiene dos hijos, uno de 6 años y otro de 3 –ahora serán 10 y 7-. Y que no está casado pero “vive con una señora”.

Voy a entresacar algunas de las cuestiones que tratamos. Le pregunto qué es la mujer en su vida y resalta el injusto papel secundario que se nos adjudica.

-Somos iguales y no hay que mirar si es una mujer o un hombre a la hora de decidir un puesto. Lo que cuenta es la capacidad de pensar y de tomar decisiones y, si uno es capaz, hay que ponerlo donde se merece. Una mujer puede ejercer las mismas funciones que un hombre.

– Un problema muy frecuente en España, y en muchos otros países, es el de los malos tratos ¿cómo lo resolverías tú?…

– En España, gracias a Dios, las mujeres ya pueden hablar de eso, ir a los juzgados pero en otras partes la mujer ni tiene fuerza ni puede ir a ningún sitio a denunciarlo.

– ¿Las mujeres inteligentes te asustan?

– No, para nada, mejor. Cuando la mujer es más inteligente es mejor para el hombre. Porque además de tener una intuición natural – porque la mujer la tiene más que el hombre-, ser inteligente añade valores. Es mejor. Así ella prepara más a su hombre

Hay un tópico que dice que a los hombres os interesa más el sexo y a las mujeres más el amor ¿es verdad?

– Los dos queremos sexo y amor, pero a la mujer le gusta más el amor que el sexo, eso es seguro. Y los hombres lo sabemos.

– ¿Eres de las personas que dicen “te quiero” con frecuencia o te lo guardas?

– Yo lo digo poco pero, cuando lo digo, es que lo siento. Cuando lo digo es porque lo siento de verdad.

– La infidelidad ¿qué te parece?

– Me parece grave pero hay situaciones donde es difícil mantenerla. Yo siempre digo que hay que contarlo todo y hay que tener confianza. Puedo perdonar una infidelidad de mi señora, sí. Hay cosas mucho peores que la infidelidad en una pareja pero, grave, si es grave.

– Todos los futbolistas estáis muy acosados por las chicas…

– No solo por las chicas. Por todo el mundo.

– Estáis muy acosados. Cuando una mujer, que te habrá sucedido muchas veces, te propone una relación aún sabiendo que tienes pareja… ¿cómo reaccionas?

– El jugador tiene que estar siempre preparado en todas las situaciones. Si ese caso se produce tampoco hay que mosquearse u ofender a la persona que te lo ha dicho. Entonces, en ese momento, hay que ser como un político, hay que quedar bien, pero

– La maternidad y la paternidad… ¿qué sentimiento te inspiran?

– Para mí, la maternidad y la paternidad son lo máximo en la vida. Yo creo que mamás hay muy pocas. Encuentras una señora que dices: ésta mujer puede ser la madre de mis hijos. Porque una mamá se nota y es diferente a todo. Y un buen padre también. Uno puede aprender a ser padre o madre también pero, cuando encuentras una señora responsable, que se puede ocupar realmente y muy bien de tus hijos, es lo máximo.

– Tuviste el primer niño a los 18 años, tú también eras un niño casi….

– Sí, y lo había pensado. Siempre he querido tener hijos jóvenes para cuando ya tenga edad, retirarme del fútbol, y pensar sólo en jugar con ellos. Poder salir con ellos y que la gente piense que son mis hermanos pequeñitos.

– He oído que querías volver a Camerún, que te estas haciendo una casa en tu país….

– Sí.

– O sea ¿te gustaría volver a vivir allí?

– Claro, yo creo que todo lo que estoy haciendo en Europa es para un día traer toda esa experiencia a África y para que sirva de algo. Y siempre es bonito tener la base en el lugar donde has nacido. Camerún es el sitio donde me siento más seguro y más inspirado.

Le atraen las mujeres “con carácter, no me gusta una mujer que le dices siéntate y se tumba en vez de sentarse. Yo creo, que una mujer que sepa dialogar y tomar decisiones en su momento, es lo ideal”. Y en particular algunas actrices Sharon Stone, Hally Berry, Charlize Teron…. Mujeres de todas las razas, como se ve.

– Y ¿Hay algo de las mujeres que no te gusta, que nos reprocharías, algo que cambiarías?

– A mí no me gustan las mujeres que se maquillan. No me gusta la mujer que piensa sólo en maquillarse. Si vamos a salir para ir a unas cosas puntuales sí, pero que esté todo el día maquillada no me parece bonito. Y eso sí se lo reprocho a las mujeres.

– Son costumbres sociales –le digo, sonriendo, y  como excusándome por la leve sombra en los ojos y el toque de eyeliner, que él mira expresamente-.

– Sí, sociales. Cualquier mujer desde que tiene la edad de pensar un poco, de cuidar de ella misma, lo primero que piensa es en el maquillaje, pinta labios no sé que y yo creo que pierden un poco.

   Son unas pocas pinceladas de la entrevista, para que le conozcáis mejor.

Acababa de renovar por el Barcelona hasta el año 2.010 doblando su sueldo. Ahora cobra más de cuatro millones y medio de euros brutos por temporada. No digo que lo merezca, pero sí al menos tanto como otros figurines «sobrepagados»  del injusto y arbitrario mundo del fútbol. Parte de su dinero lo emplea Eto´o en ayudar a los niños enfermos de “noma”, una enfermedad que desfigura el rostro y que se da en África. O en comprar cientos de botas para regalar a los niños cameruneses. Parece adorar la familia y valora a la mujer más que muchos occidentales, a pesar de su discutible oposición al maquillaje. Lo cierto es que reiteradamente dijo que la belleza está sobrevalorada. Quiere llevar su experiencia europea a Africa y que sirva de algo.

Le repudió el Real Madrid, ahora el Barcelona. Es un rebelde.

Las mujeres tenemos en la mano nuestra liberación

Votacion_multitudinaria

 Todo seguirá como estaba en Irán, tras el triunfo en las urnas del actual presidente Ahmadineyad. Mujeres tapiadas en vida, acuden a votar en Teherán, según la foto de El País. Pero también hemos visto pañuelos livianos y gafas de diseño. Un germen de rebeldía femenina que puede –y debe- prosperar. Según cuenta la enviada especial del mismo diario, Ángeles Espinosa, hasta amas de casa maduras se han quejado de la obligatoriedad de ir cubiertas como símbolo de represión.

Hice varios reportajes -a mi iniciativa- para tratar de entender la situación de la mujer en el mundo musulmán. Las residentes en España aseguran que usan el “hiyab” porque quieren, es su deseo, es su cultura. Sólo hablan si les da permiso el marido. En Granada, unos jóvenes universitarios marroquíes me explicaron con detalle las razones de su uso: el pelo de la mujer les excita, y sólo el hombre “adjudicatario” tiene derecho a verlo y excitarse. En efecto esas sombras cubiertas que vemos por las calles, se visten de gala en casa, se maquillan y se sueltan el pelo, pero sólo para sus maridos. El líder libio Gaddafi acaba de decir en Roma: «En el mundo árabe e islámico la mujer es como un mueble que se puede cambiar cuando quieras y nadie te preguntará por qué». Un mueble hermoso, en caso contrario no sirve.

En el extremo, las desgraciadas mujeres afganas, tratadas peor que animales. Allí rige el “burka” que sólo permite unos agujeros con red, a la altura de los ojos, para poder ver. Una nueva ley autoriza la violación dentro del matrimonio, ante el silencio internacional. La caída del gobierno talibán iba a darles autonomía, para ello -entre otras cosas- mandamos soldados occidentales, pero no ha ocurrido en la práctica, incluso han legalizado los abusos contra la mujer.

Las mujeres españolas vivimos con intensidad el triunfo de la “revolución iraní” en 1979. El muy discutible Sha Reza Palhevi, pro-estadounidense, había occidentalizado el país y las mujeres persas, sin pañuelos, eran las más avanzadas de la zona. El ayatolá Jomeini volvió a enclaustrarlas. Ahora pretendían liberarse. No lo han conseguido. Pero lo harán. Esas madres musulmanas que llevan a sus niñas tapadas por las calles españolas, las propias niñas que estudian en los colegios “Educación para la ciudadanía”, por ejemplo, tienen la llave para el cambio. La mujer será quien, con su liberación del yugo masculino, acabe con los atrasos del mundo islámico.

Seguimos con atención a las iraníes, porque las españolas estábamos embarcadas en la misma tarea. Había que acabar con el tratamiento de retrasadas mentales que nos había impuesto el franquismo. Ya sabéis la lista de cosas que no podíamos hacer sin permiso de un varón. Incluso se exigió, hasta un determinado momento, ir a misa con velo, también con velo. Y las monjas españolas poco difieren en sus atuendos de cualquier mujer musulmana, aún hoy.

Pero éste es el modelo que ofrecemos a cambio:

culo-anorexia

Las mujeres occidentales también usamos velo: la cirugía estética, el maquillaje, las dietas imposibles. Y no nos esclaviza el hombre en este caso, sino nosotras mismas y la sociedad de consumo. Veo el bombardeo de anuncios en las teles: falsas cremas milagrosas que no devuelven la juventud, ni tienen porqué hacerlo. Y dietas, muchas dietas, más productos prodigio. Nos hemos acostumbrado a ver modelos cuyas mejillas se hunden por el hambre y con unos culos que no son tales. ¿Qué atractivo sexual puede tener estas carrilleras, estas cocochas, sustentadas en huesos? A cambio, la mujer se abulta los senos con implantes mamarios, totalmente perceptibles en buena parte de los casos.

Entre la obesidad como problema serio, y este modelo estético que ha calado, está la lógica, la naturalidad. Siempre he dicho que a Marylin Monroe la hubieran puesto a dieta de inmediato, de vivir en nuestro tiempo.

Y las arrugas. De la película sueca “Los hombres que no amaban a las mujeres”, me llamó poderosamente la atención, que la directora de la revista Millenium ¡tenía arrugas!, ¡por dios, una actriz de cine con arrugas! ¡Una mujer con arrugas! Es muy infrecuente verlas en escaparates públicos. También este mensaje se impone, al punto que a mí misma, que me rebelo, me produce cierta incomodidad mostrar el rostro que corresponde a mi edad, ante alguien que encuentro por primera vez. Casi ninguna de mis amigas lo tiene, gastan fortunas en desgraciarse a cambio de una piel más o menos lisa.

Y el maquillaje. A causa de una prisa, tuve que comprar el otro día en una perfumería cercana un delineador de ojos. Sólo había “de marca”. Es decir, no encontré nada por menos de 26,50 euros, de Dior. 2,5 ml. Es decir, que el litro cuesta 10.600 euros. Hasta ahora la tinta de impresora, a 4.000 euros el litro, se había computado como el líquido más costoso, por encima de la gasolina, los perfumes, o el champán Don Perignon. Yo compro habitualmente un delineador en Mercadona por 5 ó 6 euros y es incluso mejor. 150 euros puede costar una crema antiarrugas“de marca” para el rostro, en Inglaterra hace furor una de 20 euros, “sin” marca. Y que, al parecer, funciona algo más que las demás que es nada. Pero empiezo a sentirme estúpida -más vale tarde que nunca- al someterme también a esas esclavitudes nada inocuas.

En resumen, la mayor parte de las mujeres del mundo precisan liberarse de ataduras y sólo nosotras podemos dirigir ese cambio, al que debieran sumarse los hombres porque estamos hablando de culturas y sociedades que afectan a nuestra estructura.

Respecto a nuestro modelo, así concluía una Cuarta Página mía de El País, el verano pasado. Nada ha cambiado desde entonces, ha empeorado.

“Todo icono refleja a la sociedad que lo crea. Muchas buscaron -desde los griegos- armonía, equilibrio, perfección. El siglo XX se inicia con una explosión de creatividad y rebeldía. La misma que -algo más ingenua- impregnó los sesenta, exuberantes y coloridos. La mujer, entretanto, engordó y adelgazó al ritmo que le marcaban y siembre hubo de ser joven.

Nuestra sociedad de hoy parece querer borrar surcos y matices, peso. Allanar también el pensamiento. Compartimentar, para aislarnos y enfrentarnos. Su imagen -enjuta, sintética, plastificada- podría simbolizar su inconsistencia en los frágiles hilillos que constituyen las piernas de las modelos. No es casual. Los mismos entes que producen niños planos, aspirantes a famosos, consumidores desde ahora y para siempre, cercan a las demás generaciones. Planchar rostros genera beneficios económicos, contratar en el trabajo a jóvenes inexpertos, menos costo. La insatisfacción permanente, vulnerable desasosiego, o rendición. ¿Dignificar la escala de valores imperante es tarea imposible? ¿Será, aún, verdad que las ideas, la ilusión, la imaginación y el coraje cambian el mundo? Puede que haya llegado la apremiante hora de comprobarlo. A cualquier edad”.

piernas-hilillos

La peor enfermedad

desamor

Pálida, con los ojos enrojecidos de llorar. No duerme, ni come. Y siente un agudísimo dolor general que no sabe determinar. Sólo con mirarla se estremece y se le llenan los ojos de lágrimas. Tiene poco más de treinta años y acaba de romper la relación con su novio. Una pesada hipoteca le ha hecho pensar al muchacho que quién le mandaba a él asumir tantas responsabilidades. Mi amiga piensa ahora cómo afrontará sola los pagos, ya pesados incluso para dos. Pero sobre todo que ha tirado a la basura cinco años y que se diluye la idea de formar una familia. “Nunca más”, dice. Pero volverá a caer.

Esta eternamente repetida historia me inspira hoy ternura y una enorme solidaridad. Le digo que se lo tome como una enfermedad, porque lo es, y que apenas tiene paliativos. Dice ella que jamás le ha dolido nada tanto. Y así es. Pero se pasa: con el tiempo. Arañando, cercenando, con cada hachazo un corazón que termina siendo insensible a los cantos de sirena del amor. Sólo ésos –que no es poco- son los efectos secundarios de una dolencia que no mata, pero lo parece.

52 sustancias se liberan en el cuerpo, como mínimo, en el trasiego entre el amor y el desamor. Es algo real y tangible. Parece que el chocolate calma alguna de ellas, pero no gran cosa. No han descubierto medicinas eficaces. José Antonio Rodríguez me contó que en un pueblo africano muy primitivo, la gente iba pidiéndole al hechicero “algo para el dolor del alma”. Quizás el sabio africano supiera de mayores remedios que los que ofrece el mundo civilizado.

En mi primer libro, descatalogado, “Diario de una mujer alta”, escribí mucho sobre el tema.

“Me quiebro cada día un poco más sedienta de ti. Vivo. Vivo, sí. Y otros hombres me buscan, posiblemente mejores que tú. Pero yo llevo el luto en las venas y me rompo por una luna llena que sale a traición, por una música que me asalta en una esquina imprevista y huyo mordiéndome los labios hasta refugiarme en casa. “Nuestra casa”, decías, aunque siempre estuviste de paso. Te vi latir en mi mundo, es imposible que no fuera cierto. Pero “il luomo e Mobile” y cambia o alterna los mundos femeninos sin problema de conciencia alguno. Sin ti mi reino no tiene cabeza e impera la anarquía. No hay comida, ni horas para comer, no hay sueño, ni sueños, ni rigor, ni orden, y se debilitan las esperanzas.

Pero ¡tú no construiste nada!, lo hice yo antes de conocerte. Te di un regalo que no merecías. Dimito de mí misma por un viajero sin maleta que atravesó mi vida, que llegó y se fue cuando quiso. Es absurdo. Son las horas bajas nada más. Las 52 sustancias huérfanas de dosis que se rebelan y atacan mi cuerpo. Nadie que se va merece una lágrima. Quien huye no es digno de una estatua. El desierto nunca se volvería vergel con ráfagas aisladas de lluvia artificial. Y sólo eso eras”. (…) “Sigue la rueda. Y hay que pararla. ¡Hay que pararla! Nunca volveré a decirte que te quiero. Y alguna vez será verdad. Plena y rotunda, de todas las horas, no te querré”.

¿Cómo se puede escribir esto y, pasado un tiempo, no sentir absolutamente nada por quien lo provocó?

Lo resumí en el epílogo:

“Tengo la impresión de que el diario de una mujer -alta o baja, esforzada luchadora o mueble receptor, diría que hasta de cualquier país o cultura- siempre tiene nombre de varón. Ocurre aún cuando ni siquiera se plasme en palabras escritas. Atávicos recuerdos de las cavernas cuando nuestro único y caro óvulo fecundo precisaba de la millonaria riqueza en espermatozoides del hombre para procrear. Algunas mujeres arrastran los flecos del título grabado en su diario de por vida. No es mi caso por fortuna”.(…) “Ninguna tormenta descarga sin haberse formado antes los nubarrones de lluvia. Aunque la ensoñación suba por encima de ellos la cabeza, si uno es alto -y no un loco sin raíces racionales-, ha de mirar forzosamente hacia abajo de vez en cuando, y también los percibe. Yo veía cómo se arremolinaban las tensiones, pero no hice caso. Quizás pensé que mirando hacia otro lado se disolverían. ¡Qué tontería!”.

 ¿Merece la pena tanto dolor? Creo que no. Al final, una termina por tomar un té con pastas –ya os lo conté- sin edulcorante específicamente masculino –o cualesquiera que sean las preferencias sexuales-. Amando a la vida y a los seres humanos, luchando por valores más sólidos. Pero a mi amiga le queda un largo camino por recorrer. Y lo lamento por ella, aunque también se crece en el empeño.

Con todo cariño a I. y a quien se encuentre en su situación.

Y perdón por este post o entrada a quienes piensen que la vida no se compone también de estas cosas.

Sonsoles, las primeras damas y la familia

sonsoles

«Ni el G-20 ha conseguido que Sonsoles Espinosa, la esposa del presidente del Gobierno, haya lucido sus mejores galas. Como viene siendo habitual la consorte de Zapatero ha vuelto a mostrar su particular visión sobre el papel de las «primeras damas»y de nuevo ha dejado a su marido sin brazo al que agarrarse cuando los flashes empiezan a saltar». Así comenzaba la información de El Mundo, sobre el hecho de que la esposa del presidente del gobierno español no acudiera a Londres a hacer un recorrido turístico, cultural y de obras de caridad, y componer una foto con las otras esposas de presidentes asistentes a la cumbre del G20. Tampoco fue Carla Bruni. Ni los maridos de las dos únicas presidentas, Merkel y Cristina Fernández de Kirchner, pero de ellos no nos cuenta nada, Esther Mucientes, la firmante de la noticia.

Mucho se ha hablado en los medios de Sonsoles Espinosa -la anécdota copa el periodismo de hoy-. Soitu que zigzaguea en su línea editorial, incluye hoy una pieza paradigmática de lo que apunto que es la tercera más vista de la web: «Sonsoles eclipsa a ZP sin poner un pie en la cumbre«. La redacta otra mujer, Beatriz García, se ha molestado en bucear por los principales medios estadounidenses y británicos, para concluir que «no hay una sola mención a Zapatero». Y sí ha encontrado de su mujer: «Según The Huffington Post, Michelle Obama no ha acertado en absoluto en la elección de su vestuario y tendría que aprender de Sonsoles, a quien definen como una de las cinco mujeres más elegantes del panorama europeo. Un icono de estilo en el que Michelle debería de inspirarse para huir de los modelos que ha lucido los últimos días, que tildan de «desastrosos». Para The Huffington Post la mujer de Obama ha cometido tres graves errores: vestirse demasiado informal para visitar a la Reina, apostar por cardigans que parecen «cutres» y elegir un corte de falda que no le sienta bien». Para ese viaje, no se necesitaban… bolsos de Prada.

 Aún no queriendo ser Sonsoles una mujer florero, la periodista le ha dedicado todo el surtido de IKEA para que elija con cuál presentarse. España no ha aparecido nunca en las cumbres internacionales, sencillamente porque no estaba, cosa que ahora sí. Pero es que, de la foto de las Azores, los medios norteamericanos borraron a Aznar literalmente. Sólo sacaban planos de Bush y Blair. Aquella trágica noche yo también me molesté en ver las cadenas norteamericanas y Aznar para ellos no existió, editaron lo esencial y Aznar no lo era. No contamos fuera, no podemos engañarnos. Es la primera vez que vamos a una cumbre decisoria, esperemos a ver qué pasa en el futuro. La periodista de SOITU apunta que Zapatero lleve a Sonsoles: «Zapatero va a querer pegarla a su lado para que los flashes disparen a la mujer más cool entre las primeras damas y al trajeado señor que la acompaña».

The Huffington es un blog que, con visitas millonarias, se ha convertido en una web de culto para los amantes del periodismo moderno: política y celebrities. Y The Guardian -de quien cita su artículo del día anterior- cayó en la misma frivolidad. A ver qué tiene que ver en una cumbre cómo vayan vestidas las señoras de los presidentes. Nada nos han contado ninguno de cómo iban ataviados los maridos de las presidentas, y si estuvieron. Ni el Sr. Clinton, esposo de la Secretaria de Estado norteamericana.

Afortunadamente la mujer de Zapatero parece tener las ideas claras, y aparecer en la prensa como portadora de joyas y cortes de pelo le debe hacer bien poca gracia.

El problema es más de fondo, como suele suceder. Al igual que en las más antiguas monarquías, no nos gobiernan personas, sino familias. Un presidente norteamericano puede ser negro, pero no soltero. El concepto de «Primera dama» nació allí. En España sólo Ana Botella se apuntó a intentar reivindicar ese papel que, en teoría corresponde la reina, pero tampoco porque figura en la Constitución como «consorte del Rey».

La familia, como idea religiosa, impera en nuestra sociedad, no es discutible. A pesar de que la propia sociedad se aleja cada vez más de su formato tradicional. Y en él, la mujer sigue siendo el reposo del guerrero, y la que tiene lucir acicalada, hidratada, perfumada y enjoyada como un accesorio.

En España siempre ha mandado -para nuestra desgracia- la tradición religiosa, pero los padres de la Constitución norteamericana no eran, precisamente, furibundos religiosos. La primera enmienda dice: «el Congreso no aprobará ley alguna por la que adopte una religión oficial del estado o prohíba el libre ejercicio de la misma, o que restrinja la libertad de expresión o de prensa, o el derecho del pueblo a reunirse pacíficamente y a pedir al gobierno la reparación de agravios». ¿Qué ha pasado para que ahora sean todos ultrarreligiosos? ¡que se permitan no serlo!, no saldrían elegidos.

Michelle Obama es una profesional prestigiosa, lo son muchas de las esposas de mandatarios, como Sonsoles Espinosa en nuestro caso. Y nosotros hemos elegido a una persona, no al paquete completo ¿o sí?  Una pista sobre a quién elige el alto cargo para compartir su vida sí da. Pero no tiene porqué llevarla colgada del brazo en las fiestas de postín.

He escuchado a algunas esposas de hombres influyentes, reivindicar el papel de su labor. Antaño, fueron progresistas incluso. «Detrás de todo gran hombre, hay una gran mujer», dicen. No en el siglo XXI. Ahora la mujer piensa, trabaja y decide y debe defender su propia carrera y su espacio, que ya no siempre es ser «señora de». Pero las propias mujeres, las periodistas, siguen empeñadas en conservar el cliché. Lo malo es que su tópico les parece elogioso y sus lectores desinformados se lo aplauden.

Si España no figura apenas internacionalmente, nunca, también puede ser culpa de los españoles, incluidos sus periodistas.

La costilla era de Eva

Hablábamos ayer de que la mujer es asunto de las mujeres, y casi ni eso. Suelo mirar las estadísticas de visitas de las noticias en los medios donde las facilitan, y las reivindicaciones de la mujer apenas acaparan atención. En cambio, encuentro un día en lo más alto del podio este titular: «Quiero que cuando una mujer abra las piernas sepa por qué lo hace». Imagino la decepción de los usuarios al encontrarse con el contenido: una entrevista rigurosa a la Secretaria de Estado del Sahara para Asuntos Sociales y Promoción de la Mujer, que trataba de las propuestas de desarrollo de las compatriotas de su sexo.

 En esa línea, ayer descubro, en El País, un largo reportaje titulado: Orgasmo ¿Qué, cómo, por qué? Publicado el día anterior, mantenido hoy en la web, lo han leído más de 87 mil personas y 645 lo han enviado por correo. El autor, Luís Miguel Ariza -un hombre- analiza en profundidad el asunto. Nos recuerda, por ejemplo, que el orgasmo masculino dura unos segundos y en la mujer puede llegar a dos minutos. Pero tengo algunas objeciones. O, mejor, datos que aportar.

En su análisis anatómico, el artículo no menciona algo que muchas personas desconocen: el clítoris mide unos 9 cms. Lo que ocurre es que la mayor parte es interno. Un especialista, declara en el artículo: «el clítoris de la mujer no era sino un reflejo del pene humano».

En mi libro «Ellas según Ellos», el Dr. Joaquín Díaz Recasens, Jefe de Obstetricia y Ginecólogía de la Fundación Jiménez Díaz, me aclaró muchas cuestiones. Por ejemplo, descubrí que existen varios tipos de divisiones sexuales y que en uno de cada mil nacimientos se producen errores. O sea, hay unos seis millones de personas en el mundo que llevan, en secreto, ovarios siendo hombres. Son los «x-y».

Centrándonos en el asunto sobre de quién era la costilla inicial. El Dr. Díaz Recasens, me explicó esto:

» El primer sexo que se determina es el cromosómico. En la fecundación. Después el embrión empieza a desarrollarse de manera igual en los dos sexos, como hembra -así lo decimos-. Desarrollan una cloaca común, los hombres y las mujeres. Al principio tenemos un agujerito ahí donde desemboca la uretra, el aparato genital. Ese agujerito a partir del tercer mes de embarazo, de la semana trece, en los varones se va cerrando y forma el escroto – que es la bolsita que recubre los testículos y tiene un rafe medio, como una cicatriz en el centro-. Eso es, en realidad, la cloaca que estaba abierta y se cerró. Y los testículos que están dentro -como los ovarios- descienden y se meten en esas bolsitas. En las mujeres sigue abierto, no se hipertrofia el clítoris como ocurre en el hombre que se convierte en pene, la mujer se queda en un esbozo de pene. Sí se puede decir que al principio todos somos como mujeres porque todos tenemos ahí un agujerito pero lo que pasa es que cuando existe el cromosoma «Y» -y, por tanto, se ha desarrollado una gónada masculina, un testículo en vez de un ovario- la hormona que produce ese testículo es la que determina esos cambios, el que se cierre la cloaca, que se produzca una hipertrofia del clítoris«..

Mi multipremiado doctor confirma, pues, que el pene es una hipertrofia del clítoris. El vigente diccionario de la Real Academia de la Lengua define pene como «Órgano masculino del hombre y de algunos animales que sirve para miccionar y copular» y, el clítoris, como «Cuerpo pequeño, carnoso y eréctil, que sobresale en la parte más elevada de la vulva». Lo han cambiado, hasta hace poco pene era «miembro viril» y, clítoris,un «cuerpecillo carnoso eréctil». Aún se puede encontrar en los diccionarios. Bienvenido sea el cambio, pero siguen ignorando el tamaño, un clítoris puede ser más grande que algunos penes.

Se descubrió antes América que la existencia del clítoris -está acreditado-. Como en tantas cosas, los presupuestos se dedican a lo que interesa Dicho todo lo que antecede, no es tan significativo quién diera origen a quien, como la falta de información. Por desidia o por interés. Pero… la costilla es de Eva.

La mujer es asunto… de mujeres

La discriminación de la mujer parece competer fundamentalmente a las mujeres. 8 de Marzo, un nuevo Día Internacional para nosotras. Público es el único diario que hace un amplio despliegue para tratar la problemática femenina, pero todos sus artículos y opiniones están firmados por mujeres. A destacar «Mujeres y Poder» escrito por las presidentas de Finlandia y Liberia, rara avis en el panorama mundial donde la mayor parte de los puestos de decisión están ocupados por hombres.

 Es como si los asuntos de los niños fueran tratados únicamente por ellos mismos, o todas las minorías tuvieran que sacarse sus propias castañas del fuego. Regla de la ley de la selva, pero no de una sociedad democrática. Todos los problemas son asunto de todos. Más aún cuando la mujer es mayoría en la población mundial y vive, trabaja, sueña, sufre y ama codo con codo con el hombre.

Público comienza con un ingenuo reportaje en el que nos cuenta que las jóvenes no se sienten discriminadas. Imagino que ese espejismo se da en la Universidad, pero las cosas son distintas en la calle. Que la mujer cobra menos por el mismo trabajo es un dato, una cifra redonda. Que realiza en general el 70% de las labores del hogar, además de su ocupación fuera de casa, otro.

Es innegable el salto dado en España desde que en 1975 se estableciera como año Internacional de la Mujer y decidiéramos aprovechar las alas de la libertad para reclamar nuestros derechos. Los gobiernos de José Luís Rodriguez Zapatero -uno de los pocos hombres y (menos aún) gobernantes realmente feministas- han logrado un avance sin precedentes en la igualdad de sexos. Pero la batalla hay que darla en la sociedad, en casa incluso.

En el mundo, la discriminación de la mujer sigue siendo un problema lacerante. La mayor parte de las legislaciones del mundo tratan de forma diferente los derechos de mujeres y hombres, según informes de la ONU. En 53 países no es ilegal, por ejemplo, la violación dentro del matrimonio. Y las mujeres son dueñas de tan sólo el 1% de la tierra.

Hace tiempo que descubrí la razón última que nos ha convertido en ciudadanas de segunda a lo largo de la historia. Y así lo escribí en El País:

«Con todo, la razón fundamental de la desigualdad se centra en la capacidad de la mujer para gestar una vida. Se puede materializar o no, pero existe la «amenaza». Supuesto germen de fragilidad, nido eterno, condicionará su vida. Ese vientre -que se abulta durante nueve meses y que algunas veces, a algunas mujeres, les saca del trabajo- es un obstáculo especialmente para el desarrollo económico. Y, lo que es peor, hace reaccionar a la mujer con sentimiento de culpa porque obstruye ganancias propias y ajenas».

Sigue leyendo el artículo, si te parece. Y a ver si el año que viene una legión de hombres se apunta a hablar de la mujer, mientras nosotras nos ocupamos del resto de las cosas que nos atañen. Desde la política internacional a la física cuántica, si es el caso.

San Valentín y el té con pastas

San Valentín crece cada año en un mundo de consumidores, no de ciudadanos. Y no es extraño, porque representa la excusa perfecta para una celebración que nos satisface. Un día para el amor, uno de los más poderosos motores, un placer accesible a todos los bolsillos, un milagro que se produce por leyes desconocidas, incontrolable por tanto.

 Las mujeres cincuentonas apenas tienen San Valentín, sin embargo. Protagonizamos el mayor cambio que se produjo en España en el último cuarto del siglo XX. Un día, como dijo Vicente Verdú, hace muchos años, en una columna que atesoro, «nos cansamos de preparar judías verdes con patatas a nuestros maridos», como habían hecho nuestras madres. La revolución era mucho más profunda. El franquismo redujo a la mujer a la consideración de una tarada mental. Nuestras progenitoras y toda la sociedad eran severamente adoctrinadas.

Triunfaba un texto del Dr. A. Clavero Núñez, editado en 1946, titulado «Antes de que te cases». En él se daba este consejo a las mujeres:
«Es un imperdonable error la negación al esposo del débito conyugal. La mujer no debe, bajo ningún pretexto, negar a su marido lo que le pertenece. Muchas mujeres que se lamentan de las infidelidades de sus esposos no quieren darse cuenta de que fueron ellas las culpables de la traición por no haber conocido a tiempo la enorme trascendencia del consejo que antecede.»

La mujer debía ser tutelada por el varón -padre, marido- y, por sí sola, no podía ni disponer de una cuenta corriente, ni sacarse un pasaporte y viajar al extranjero, estuvo penado incluso el adulterio femenino -porque los hombres casados se «amancebaban», no eran adúlteros- y no llegaron a lapidar a sus practicantes, pero casi. Los vientos de la Democracia nos alentaron: aquello no podía continuar. Se hizo sin gran ayuda externa. Con un Parlamento masculino, con hombres poblando todos -absolutamente todos- los centros de decisión.

Los progres de la época, una vez consolidados en el poder, abandonaron a sus esposas por mujeres más jóvenes y a menudo menos comprometidas. Algunas mujeres también se fueron, por propia iniciativa, impulsadas por el deseo de volar.

Vinieron después muchos años vividos, muchas experiencias. Cuando se conmemoran aniversarios, la costumbre es fijarse sólo en el día del pasado. Pero luego la vida sigue minuto a minuto. Y es fabuloso experimentarlo. Uno va cambiando, enriqueciéndose.

Mis coetáneas andan embutiéndose en botox como posesas. A precio de oro -algunas hasta se endeudan-, consiguen un rostro sin arrugas a costa de cambiar y endurecer su expresión… y estar mucho menos atractivas. El cambio es momentáneo, hay que repetirlo cada varios meses. Y la piel termina por tener zonas alisadas y arrugadas de forma artificial como la tierra erosionada.

La arruga no es bella, nos han convencido. En la mujer. Los cincuentones -en España, no en el centro y norte de Europa que además están mucho mejor conservados- buscan, con éxito, mujeres 10, 20 y 30 años más jóvenes. Dicen que ellas se sienten subyugadas por su experiencia, talento y madurez, no les importa al parecer su físico deteriorado. Lo mismo, o más, ofrecemos nosotras. Pero el mercado también ahí marca sus leyes: hay más mujeres que hombres. Bien escaso, aumento de demanda.

En mi primer libro, «Diario de una mujer alta» -ya descatalogado- me preguntaba cuándo llegaría el día del té con pastas. Veía a grupos de mujeres maduras solas en las cafeterías, merendando. El té con pastas representaba un cierto temor.

Hoy sé, que muchas mujeres, de todas las edades, han decidido prescindir de la relación de pareja porque no les compensa, porque el hombre disponible no está a la altura.  No derribamos la Muralla china para acabar con un mequetrefe. El amor debe ser una relación entre iguales.  Mujeres de todas las edades, insisto. Leer meneame por ejemplo, con`población joven, es un ejercicio sádico cuando toca estos temas: un puro machismo. Porque esa tendencia retrógrada permanece en la sociedad española.

Y, sin embargo, con el tiempo se aprende a convivir y perdonar, a no extremar las relaciones con el otro sexo. A degustar, no ya un té con pastas, sino una cerveza o un gin tonic, o un zumo de naranja, leyendo, sin pasión amorosa centrada en un sujeto, sin expectativas, serena y realizada, a Gioconda Belli:

NUEVA TESIS FEMINISTA

¿Cómo decirte
hombre
que no te necesito?
No puedo cantar a la liberación femenina
si no te canto
y te invito a descubrir liberaciones conmigo.
No me gusta la gente que se engaña
diciendo que el amor no es necesario
-«témeles, yo le tiemblo»
Hay tanto nuevo que aprender,
hermosos cavernícolas que rescatar,
nuevas maneras de amar que aun no hemos inventado.
A nombre propio declaro
que me gusta saberme mujer
frente a un hombre que se sabe hombre,
que sé de ciencia cierta
que el amor
es mejor que las multi-vitaminas,
que la pareja humana
es el principio inevitable de la vida,
que por eso no quiero jamás liberarme del hombre;
lo amo
con todas sus debilidades
y me gusta compartir con su terquedad
todo este ancho mundo
donde ambos nos somos imprescindibles.
No quiero que me acusen de mujer tradicional
pero pueden acusarme
tantas como cuantas veces quieran
de mujer.

A %d blogueros les gusta esto: