Criando amebas

El padre habla a su hijo con tono vibrante. El niño estira el cuello hacia atrás para contemplar en toda su extensión a su progenitor, la expresión se acerca al éxtasis. Estamos asistiendo a un momento histórico de comunicación entre una vida que empieza a tejerse y su principal educador, su guía y modelo. ¿Qué cuenta el padre a su hijo? ¿Le estará estimulando a afrontar los retos a los que va enfrentarse? ¿Le explicará cómo lo hizo él en circunstancias adversas? ¿Le resalta el valor de la dignidad, el esfuerzo, la ética? ¿Le prepara para lo que previsiblemente le va a tocar vivir? Al llegar a su altura escuchamos que el relato se centra… en el fútbol, en una jugada de Cristiano Ronaldo. O de Messi. O de quién sea. Y el crío le contempla con los ojos húmedos de épica. Es posible criar amebas por diversos métodos, pero éste es de los que ha probado su eficacia sin par desde tiempos inmemorables.

 La escena es demasiado repetida para ser casual. Prestar oído a las conversaciones en plena calle o variados recintos ofrece la misma temática: fútbol. De la mañana a la noche, en toda circunstancia. Cierto que la pasión por este espectáculo deportivo embarga a todos los caracteres y todas las ideologías pero algunos nos preguntamos si, en los críticos momentos que vivimos, el fútbol no sigue cumpliendo esa función adormecedora que el poder distribuye desde el Imperio Romano. Y cada vez con más circo y menos pan. El aprendizaje necesario para ser una ameba de provecho.

 ¿De verdad un padre, tantos padres, no encuentran mejor argumento de estímulo para sus hijos que describir las hazañas de algún futbolista o de ese equipo cuyos triunfos, sin razón alguna, toman como propios? “Hemos ganado”, no perdone, vd. no ha hecho otra cosa que mirar. ¿Se añade el pastel completo con algún atisbo de crítica? ¿No se regodeará, además, con el escarnio del vencido?

 Está inventado: las aficiones son gratificantes. Lo peor es cuando se convierten en eje de la vida y escape de la realidad. Una religión que no admite ni matices. El fútbol aún va más allá, muchos lo utilizan como una especie de argamasa de la identidad nacional o territorial. Un negocio –no siempre limpio-, un espectáculo, un deporte –por este orden-, es lo que hace “sentir los colores” incluso de un país. Tan vacuo que entre sus más fervientes seguidores se encuentran a muchos que ni saben decir bien el nombre de aquello que les embelesa porque parecen encontrar una dificultad insalvable en pronunciar la te como final de sílaba.

Si el fútbol o distracciones parecidas no ocuparan en exclusiva la existencia de tantas personas se vería otra reacción a los atropellos que estamos sufriendo. Al menos, llorarían alguna vez en lugar de dar saltos como si les hubiera alcanzado la mayor de las venturas cuando gana su equipo. Da la impresión de que es su único asidero con la felicidad. Marionetas voluntarias de los acontecimientos, huyen del miedo que les sacude, volcándose en contemplar pasivamente las vidas que otros viven. Y, según parece, mostrando el camino a sus descendientes.

Si han decidido educarlos como amebas, será el de tragar y callar. El de distraerse sin fin para tapar las frustraciones. El de no significarse para no perder lo que creen que tienen, lo que sueñan van a conservar.  Fieles silentes de los Rajoy del mundo. La carne de cañón del poder. Sus cómplices de un día tras otro, de una inmundicia cada vez mayor que la anterior que ya ocasiona víctimas reales. Las mejor cosecha de amebas. O de epsilones, la enorme creación de Adouls Huxley en “Un mundo feliz”, criados y acondicionados para ser utilizados por los demás. O zombies, el símbolo light de inusitado éxito que parece reflejar la tendencia a descerebrar a la sociedad y a temer lo que no se ajuste a los cánones.

 Hay un equipo en el que sí jugamos todos, el de la ciudadanía. Exige algún esfuerzo de reflexión algo mayor del “entró o no entró” y similares. Alguna elaboración mental superior al cómputo del resultado. La eficacia mejora también con entrenamiento. Pero el triunfo es para la mayoría y tangible. Y nos enaltece como seres humanos. Además, se puede compaginar perfectamente con la afición al fútbol o a la botánica o a la novela negra. No es excluyente como en otros casos parece ser ese espectáculo deportivo.

He visto tantas veces la escena del padre que alecciona y extasía al hijo con fútbol que sueño con el día que al llegar donde se encuentran estén hablando de otra cosa. Seguramente, lo hacen en otros momentos. El fútbol es solo una afición placentera. Para los ratos de asueto. Necesitamos divertirnos y estamos hartos de agoreros que no nos dejan disfrutar en paz. Luego, los padres le dan pautas y consejos al niño para superarse y convertirse en un ser humano libre, autónomo y responsable. Los mismos que se aplican ellos en su vivir cotidiano. Tiene que ser así, quizás si los veo en la próxima esquina estén hablando de eso.

*Publicado en eldiario.es

Sintiendo los colores del parado 5.000.000

Rostros desencajados… y exultantes; llantos, desgarro… y saltos, brazos en alto para atrapar la gloria. Cara y cruz que dicen. Mucho. Dicen mucho. El parado 5 millones de España ha entrado en la portería. En la suya. En la que le roba presente y futuro. La sociedad española se cubre de mantos negros. Una parte, la otra festeja el triunfo del neoliberalismo, de sus dioses en la tierra, y la parcialidad del árbitro. Los mercados más cerca del cielo. El parado, todos los 4.999.999 anteriores, han perdido. Ha sido un absoluto robo, en un partido podrido, sucio, bronco… ¿bronco en serio? Sí, el empresario le ha clavado el tacón al parado en el gemelo derecho, aunque involuntariamente –al decir de los comentaristas parciales-. La estrategia era de una importancia vital –digo vital- pero ha fallado. Veamos otra vez la escena, ralentizada, el parado cinco millones entrando irremisiblemente debajo del larguero, entre los dos palos, en puerta, ante la mirada desolada de sus compañeros de equipo, y la desbordada alegría del rival.

El juego no ha sido brillante. Al fin y al cabo, parados atraviesan todos los días el marco de su infortunio, se esperaba algo más de espectáculo. Se esperaba del parado una remontada, algo más de raza. Pero no. Ahora se entiende tanto salir a pasear la sin hueso en las vísperas. Por uno y otro lado. Intentaban los hombres amenizar esto en vista de lo que luego se iba a ver: nada, la nada más absoluta, una bacalá de encuentro arruinado por la actitud de los contrincantes. Así que ruina total, con la audiencia en un bostezo gigante y escasas, por no decir ninguna, ocasión de escapar al destino prefijado.

Al parado le bastaba empatar aceptando una merma del sueldo pongamos por caso, solo que con eso corría el riesgo de meterse un tiro en el pie. Dejar la iniciativa en posesión de los mercados y el árbitro, sin presionar al doscientos por cien, dejándoles hacer y sin morderles las canillas era comprar papeletas al por mayor para que en una de esas apareciese la UE y mandase a la cuneta los planes de cualquier asalariado.

El parado ha sido requerido por todos los medios informativos para servir sus impresiones a una audiencia ávida. Conocemos a sus novias, su familia completa, lo que come y lo que compra, necesitamos saber más: cuantas hipotécas, créditos, tarjetas y manos han intervenido en su caída, cuantos puntapiés. Ahora faltaba conocer qué pensaba de su entrada en el paro: “No quiero hacer declaraciones, porque si digo lo que pienso acabaré ya no solo mi carrera de parado, sino de posible futuro contratado por un sueldo de mierda”.

Del vencedor también sabemos qué restaurantes y amistades frecuenta, dónde adquiere o le regalan los trajes, adónde evade sus ganancias para no pagar impuestos, cómo ha labrado su poder. “No es una final limpia, los mercados cuentan con favores arbitrales”, se lamentan quienes esta noche no dormirán porque han perdido los asalariados, porque ya ha entrado en meta el parado 5 millones. Están de luto. Ha sido la sentencia final. Al menos hasta el próximo encuentro.

El dinero que dilapida el fútbol es similar al PIB de algunos estados y serviría para pagar fuentes de trabajo que harían remontar a cualquier país. Pero tiene emoción y conocemos todos sus entresijos. Sabemos del ceño fruncido de algunos de sus entrenadoras horteras o del señorío de otros, el mecanismo de las jugadas, la gloria suprema de ver entrar un balón en portería empujado –o no evitado- por alguna de los 22 jugadores sobre el césped. Sabemos de qué hablamos –yo no, realmente, pero me fijo mucho- y sentimos los colores de los nuestros. ¿Tanto costaría informarnos de lo que realmente nos afecta y vivirlo con pasión? El fútbol inoculado en altas dosis, nos está costando tan caro, tan sumamente caro. Nos distrae (una barbaridad), nos evade… mientras nos devalijan posesiones y derechos.  Suelo mantener que tenemos derecho a la felicidad pero procurando que no nos dañe la conciencia. ¿Qué nos queda sin el fútbol? me han preguntado en twitter de donde he sacado por cierto –además de otras crónicas desgarradas de los perdedores- alguno de los lastimeros tópicos del enésimo Barça-Real Madrid… ¿Qué nos queda? la cordura, la dignidad, el coraje dos dedos de frente ¿Los hay? De momento ya somos campeones del paro.

La efímera unión nacional del fútbol

 

Si alguien nos hubiera dicho a algunos de nosotros que saldríamos a tirar cohetes por las ventanas porque un equipo de fútbol se alzase con la victoria, tal vez no le hubiéramos creído. España sonríe de punta a punta, parece dolerle menos la hipoteca y lanza vítores patrios. Nuestro país vive un momento nacionalista exacerbado y, en cierto modo surrealista, por algo tan cuantificable como que un balón entra en la portería un número de veces adecuado. El fútbol crece como nexo de unión cuando faltan otros símbolos que nos muevan la pasión y a actuar en positivo. Lo escribí el 27 de Junio de 2008 en Soitu. Y sigo teniendo memoria ¡qué dure! por favor ¿Nadie más lo recuerda?

Tres días después, seguí. Nadie puede minimizar la alegría colectiva de todo un país porque su selección de fútbol se proclame campeona de Europa. Suenan gritos de «España, España«, en la calle; la explosión de júbilo arranca del corazón. La gente parece precisar salir a la ventana para comunicar y compartir su alborozo, tirarse a la calle –previa escalera y puerta- para que ninguna pared obstruya su exaltación expansiva. Un fenómeno nuevo ha prendido. Unión e ilusión han formado un cóctel mágico.

Enormemente apoyado con publicidad y difusión, desde el comienzo de los tiempos televisivos: el fútbol mueve más negocio que cualquier otro deporte. Punto decisivo pero no total para saber porqué un país diverso, que apenas tolera al diferente aunque sea su vecino, al que le duele la crisis económica, llora, ríe, se lanza a las fuentes en piscina, abraza a quien tiene al lado sin preguntarle a quién vota, beba hasta precisar atención médica, o se envuelve en la bandera española que aún sigue siendo rojigualda.

Europeo de fútbol 2008

La bandera se libra de lastres, quizás también de contenidos. Como, quizás, debería ser. Se ha disparado un proyecto colectivo por un tema sobre el que todo el mundo tiene opinión, porque no exige mayor esfuerzo intelectual.

Unión e ilusión tiñen las calles, aún, a pleno sol del día, suenan cláxones y trompetas. Unión e ilusión en la selección española y en la ciudadanía. ¿Y si sustituimos la palabra fútbol en todo el fenómeno? ¿Si, mejor, con ella añadida, impregnamos de su espíritu todas las empresas que queramos acometer? Proyectos que unan en lugar de dividir, que conozcamos hasta poder formular opiniones sobre ellos, aceptar la diferencia, acometer las dificultades con sentido positivo, no rendirse, luchar, disfrutar del empeño. Si fuéramos capaces de eso, España alcanzaría otros trofeos que, aún, nos son precisos. La vida cotidiana no es mejor porque anoche un equipo de fútbol marcara el gol suficiente para ganar. Sólo es más agradable. Recuperemos ese aliento para mejores metas, para todas las metas. También podemos.

Pues bien, los dos años que siguieron han protagonizado –sino acrecentado- la desunión y el caos tradicionales. Más aún, España se enfrenta hoy a una crisis económica mundial y particular, rendida a los vencedores. Hasta la ley de costas se va a reformar para consagrar el desastre urbanístico que tan caro nos va a costar en una de nuestras principales fuentes de ingresos: el turismo. En lugar de dotar a España de una banca pública en competición con la privada que tantos apuros hace pasar, se privatizan alegremente las Cajas de Ahorros, saludadas con alegría por tanto indocumentado, incluso delante de un micrófono. El dominio político en plan cortijo se podía y debía haber solventado -con rigor y disciplina, cualidades que existen en el acervo humano-, en lugar de entregar las Cajas a la voraz sanguijuela del capital privado. Sigue y crece la cinta sin fin de los «chorizos» del PP -presuntos hasta la condena, pero con apabullantes indicios- robando a manos llenas dinero de los ciudadanos allí donde tienen gestión. Y sus descaradas protestas a las formas de detención. ¿Cómo si fueran los peores delincuentes? Sí, han traicionado la confianza de los ciudadanos a los que representan y han saquedado sus impuestos ¿Hay algo peor que eso para  personas «de bien«? Y Educación para la Ciudadanía, cede a los chantajes del PP y a la debilidad del PSOE, y se convierte en una “maría” .

Fui una conversa al fútbol de la selección –casi sólo a ése, si descontamos al Barça en competiciones europeas, por lo mismo, por la calidad- hace ya dos años. Y vibraré el domingo con La Roja. Pero de ahí a sumarme a esta infantil histeria colectiva, -con pulpos y supercherías alentadas y jaleadas incluidos-, de pensar que algo va a cambiar en España si la selección gana, va un abismo. Como veis la experiencia demuestra que no. El fútbol no es argamasa, es diversión. Aprendamos, como digo, a conocer a fondo asuntos cruciales para poder opinar sobre ellos sin sonrojo, igual que lo hacemos sobre el maravilloso Villa . Proyectos comunes que unan en lugar de dividir. Sin duda es posible, solo falta querer.

   No pretendo aguar la fiesta, todo lo contario. Apoyaré a La Roja el domingo conteniendo la respiración y exhalándola con toda el alma en un grito si ganan. Resulta tan difícil amar sin dolor a este país, que para una vez que nos brindan la oportunidad, hay que aprovecharla a fondo. Yo lo haré. Soñando que no es del todo imposible trabajar en una empresa colectiva.

Samuel Eto´o, el rebelde

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Considero que el dinero del fútbol es profundamente injusto, pero no deja de sorprenderme de qué forma tan aleatoria la lotería de la suerte se reparte entre sus jugadores. En 2005 publiqué un libro titulado “Ellas según Ellos”, de escasa suerte editorial, y por el cuál Hacienda no me ha permitido desgravar ni los viajes que realicé para las entrevistas, e incluso me ha multado con recargos. Pero la historia de la ley del embudo es una constante de nuestra sociedad.

Entre grandes nombres atractivos para las mujeres, para que éstas supieran como respiran sobre nosotras y algunos problemas de nuestro género fuera de los arquetipos, llamé a Samuel Eto´o. Lo hice porque la inteligencia y la rebeldía son algunas de mis debilidades. Había observado ambas características en el jugador camerunés y me intrigaba saber quién era y qué pensaba este muchacho, sin duda singular, que provoca odios y amores pero que nunca pasa inadvertido. Ahora sé que nació en Marzo de 1981, en Nkon, una población camerunesa que –pese a tener 400.000 habitantes- no figura en las enciclopedias occidentales y quea los 24 años era una estrella del fútbol.

Samuel Eto´o lleva casi la mitad de su vida en España. Es hora de recordar que nació en un país de 16 millones de habitantes que limita con Chad y Nigeria al norte, al Sur con Guinea Ecuatorial, Gabón y Congo Brazzaville, el este con Chad y la República centroafricana, y al oeste con Nigeria y el Océano Atlántico. La esperanza de vida es de 46 años. El 26 % por ciento de las mujeres son analfabetas y el 15% de los hombres también. Sólo el 5% de los niños llegan a escolarizarse en tercer grado. Internet existe para el 3,79 por 1.000 de sus habitantes. Y el PIB (producto interior bruto) por habitante es de 1.770 dólares anuales. O así era en 2005. No creo que haya cambiado.

Eto´o, según declara, “pasó de vivir en una casa muy humilde con su familia a un apartamento de la Ciudad deportiva de la capital de España”. Fichó por el Real Madrid cuando tenía 15 años, tras ser descubierto por un cazatalentos que le vio jugar en su país. Luego, el equipo galáctico no le quiso –produciéndole una humillación insuperable- y lo cedió y traspasó a diversos clubes como sabrán mejor que yo todos los aficionados al fútbol –Leganés, Espanyol, Mallorca, Barcelona-. A mí me interesaba más ver que, en efecto, tenía una cualidad por la que, te o guste o no, se pagan millones: sabía jugar al fútbol. Y que no olvida sus orígenes, ni ayudar a los suyos.

Todos recuerdan que Samuel Eto´o insultó al Real Madrid. Luego pidió perdón. Le pusieron 12.000 euros de multa, la mayor que el Comité de Competición había impuesto en los 9 años anteriores. A quienes le insultaban en el campo con gestos y alaridos racistas durante semanas, les multaron con 300 euros.

Samuel Eto´o no se calla ante nada. Ha sido de los pocos que ha protestado por los insultos racistas. Se siente orgulloso de su color negro y, seguramente, de lo mucho que ha conseguido ya. Quienes atacan su verborrea y su agresividad, se extienden menos en hablar de su generosidad. O de cómo termina siendo amigo de aquellos con quienes discute –el caso de Luís Aragonés, con verborrea racista, es hasta paradójico-. Colabora con varias ONGs y es embajador de buena voluntad de UNICEF. Le preocupa desde el SIDA en su país y en toda África o las enfermedades infantiles de sus compatriotas a la más cotidiana alegría de vivir. Y ayuda de una forma efectiva.

Por lo demás, le fascinan los coches y el zumo de naranja. Y muchas más cosas. Según me cuenta: “dormir, jugar con mis hijos cuando puedo. Y leer e informarme un poco con todos los medios”.

Precoz en el deporte y en la vida, me dice que tiene dos hijos, uno de 6 años y otro de 3 –ahora serán 10 y 7-. Y que no está casado pero “vive con una señora”.

Voy a entresacar algunas de las cuestiones que tratamos. Le pregunto qué es la mujer en su vida y resalta el injusto papel secundario que se nos adjudica.

-Somos iguales y no hay que mirar si es una mujer o un hombre a la hora de decidir un puesto. Lo que cuenta es la capacidad de pensar y de tomar decisiones y, si uno es capaz, hay que ponerlo donde se merece. Una mujer puede ejercer las mismas funciones que un hombre.

– Un problema muy frecuente en España, y en muchos otros países, es el de los malos tratos ¿cómo lo resolverías tú?…

– En España, gracias a Dios, las mujeres ya pueden hablar de eso, ir a los juzgados pero en otras partes la mujer ni tiene fuerza ni puede ir a ningún sitio a denunciarlo.

– ¿Las mujeres inteligentes te asustan?

– No, para nada, mejor. Cuando la mujer es más inteligente es mejor para el hombre. Porque además de tener una intuición natural – porque la mujer la tiene más que el hombre-, ser inteligente añade valores. Es mejor. Así ella prepara más a su hombre

Hay un tópico que dice que a los hombres os interesa más el sexo y a las mujeres más el amor ¿es verdad?

– Los dos queremos sexo y amor, pero a la mujer le gusta más el amor que el sexo, eso es seguro. Y los hombres lo sabemos.

– ¿Eres de las personas que dicen “te quiero” con frecuencia o te lo guardas?

– Yo lo digo poco pero, cuando lo digo, es que lo siento. Cuando lo digo es porque lo siento de verdad.

– La infidelidad ¿qué te parece?

– Me parece grave pero hay situaciones donde es difícil mantenerla. Yo siempre digo que hay que contarlo todo y hay que tener confianza. Puedo perdonar una infidelidad de mi señora, sí. Hay cosas mucho peores que la infidelidad en una pareja pero, grave, si es grave.

– Todos los futbolistas estáis muy acosados por las chicas…

– No solo por las chicas. Por todo el mundo.

– Estáis muy acosados. Cuando una mujer, que te habrá sucedido muchas veces, te propone una relación aún sabiendo que tienes pareja… ¿cómo reaccionas?

– El jugador tiene que estar siempre preparado en todas las situaciones. Si ese caso se produce tampoco hay que mosquearse u ofender a la persona que te lo ha dicho. Entonces, en ese momento, hay que ser como un político, hay que quedar bien, pero

– La maternidad y la paternidad… ¿qué sentimiento te inspiran?

– Para mí, la maternidad y la paternidad son lo máximo en la vida. Yo creo que mamás hay muy pocas. Encuentras una señora que dices: ésta mujer puede ser la madre de mis hijos. Porque una mamá se nota y es diferente a todo. Y un buen padre también. Uno puede aprender a ser padre o madre también pero, cuando encuentras una señora responsable, que se puede ocupar realmente y muy bien de tus hijos, es lo máximo.

– Tuviste el primer niño a los 18 años, tú también eras un niño casi….

– Sí, y lo había pensado. Siempre he querido tener hijos jóvenes para cuando ya tenga edad, retirarme del fútbol, y pensar sólo en jugar con ellos. Poder salir con ellos y que la gente piense que son mis hermanos pequeñitos.

– He oído que querías volver a Camerún, que te estas haciendo una casa en tu país….

– Sí.

– O sea ¿te gustaría volver a vivir allí?

– Claro, yo creo que todo lo que estoy haciendo en Europa es para un día traer toda esa experiencia a África y para que sirva de algo. Y siempre es bonito tener la base en el lugar donde has nacido. Camerún es el sitio donde me siento más seguro y más inspirado.

Le atraen las mujeres “con carácter, no me gusta una mujer que le dices siéntate y se tumba en vez de sentarse. Yo creo, que una mujer que sepa dialogar y tomar decisiones en su momento, es lo ideal”. Y en particular algunas actrices Sharon Stone, Hally Berry, Charlize Teron…. Mujeres de todas las razas, como se ve.

– Y ¿Hay algo de las mujeres que no te gusta, que nos reprocharías, algo que cambiarías?

– A mí no me gustan las mujeres que se maquillan. No me gusta la mujer que piensa sólo en maquillarse. Si vamos a salir para ir a unas cosas puntuales sí, pero que esté todo el día maquillada no me parece bonito. Y eso sí se lo reprocho a las mujeres.

– Son costumbres sociales –le digo, sonriendo, y  como excusándome por la leve sombra en los ojos y el toque de eyeliner, que él mira expresamente-.

– Sí, sociales. Cualquier mujer desde que tiene la edad de pensar un poco, de cuidar de ella misma, lo primero que piensa es en el maquillaje, pinta labios no sé que y yo creo que pierden un poco.

   Son unas pocas pinceladas de la entrevista, para que le conozcáis mejor.

Acababa de renovar por el Barcelona hasta el año 2.010 doblando su sueldo. Ahora cobra más de cuatro millones y medio de euros brutos por temporada. No digo que lo merezca, pero sí al menos tanto como otros figurines «sobrepagados»  del injusto y arbitrario mundo del fútbol. Parte de su dinero lo emplea Eto´o en ayudar a los niños enfermos de “noma”, una enfermedad que desfigura el rostro y que se da en África. O en comprar cientos de botas para regalar a los niños cameruneses. Parece adorar la familia y valora a la mujer más que muchos occidentales, a pesar de su discutible oposición al maquillaje. Lo cierto es que reiteradamente dijo que la belleza está sobrevalorada. Quiere llevar su experiencia europea a Africa y que sirva de algo.

Le repudió el Real Madrid, ahora el Barcelona. Es un rebelde.

Florentino Pérez y la memoria de pez

Oigo que vuelven a pedir la dimisión de Florentino Pérez como presidente del Real Madrid. Con enorme dramatismo e indignación, como suele suceder. En Junio de 2009, hace 6 años, escribí esta entrada, válida en sus extremos como si acabara de pergeñarla. La memoria de pez caracteriza a los españoles, por eso tropezamos siempre en los mismos errores y de más grueso calibre que el fútbol. Lo peor es que, según parece, avisar y pedir que se utilice el mecanismo de relacionar conceptos, es inútil.

Así fue el artículo, no cambio ni una coma:

 

Dilapidó una fortuna conseguida con un pelotazo urbanístico: la venta de la Ciudad Deportiva del Real Madrid. Duplicó la deuda inicial, en balance final. A título particular, como empresario, elevó su participación en la constructora ACS hasta casi el 9%, en el mismo período. Tres años sin títulos por primera vez en medio siglo. Salió de la Presidencia del Club, en 2006, entre abucheos. Y hoy es… ¡el salvador del Real Madrid!, y cuesta encontrar ya referencia negativa alguna hasta en Internet. No le gustan los negros. Gasta 170 millones de euros en fichajes durante los primeros 4 días de gestión. Los bancos le dan un crédito que niegan a los particulares.

El fútbol como escaparate de un drama: la memoria de pez asola a los españoles y es la principal causa de gran parte de nuestros problemas, si no de todos. Desde la manipulación interesada del 11M, a la utilización política del terrorismo, a las gestiones que aumentaron las desigualdades y se ofrecen como solución, a las declaraciones de políticos que borra el tiempo –un breve espacio de tiempo-, a lo que dicen que no sucedió aunque existan imágenes, a los mecanismos que borran imágenes, sin que se hayan fijado en la retentiva de los españoles.

La lucha del hombre contra el poder, es la lucha de la memoria contra el olvido” Milan Kundera.

Lo que pagan 94 millones de euros

94 millones de euros pagarían 8.000 años de trabajo de un “mileurista”, la vida laboral completa de 200, cinco años a casi 1.600 personas. En ese tiempo podrían investigar, estudiar, escribir, curar enfermos, resolver pleitos. Mal pagados, pero podrían.

Con 94 millones de euros la provincia de Albacete ha continuado en 2008 las obras del AVE, y líneas convencionales, además de suprimir los peligrosos pasos a nivel o la variante de Camarillas en la línea Chinchilla Cartagena. O así fue anunciado.

En Cantabria también se ha adjudicado una partida similar, cuyo mayor gasto -45 millones- son lo que llama “edificios educativos”, y después los edificios sanitarios y el Parque Científico y Tecnológico

Todo el presupuesto del Ayuntamiento de Crevillent (Valencia) asciende a 20 millones de euros. Podrían financiarse, por tanto, casi cinco pueblos similares (29.500 personas).

Fue el monto de la protección social española en 2007.

Vamos a los presupuestos del Ministerio de Educación: 16.000 para educación especial, nuevas tecnologías aplicadas a la educación casi 10.000, Investigación científica, poco más de 19.000. Deporte en la edad escolar y la Universidad, casi 22.000. Enseñanzas artísticas 7.000. Formación del profesorado, otros 7.000 -¿sólo eso se gastan?-. Apenas hemos adjudicado 81.000, aún nos sobra dinero.

De otros ministerios, tenemos 19.000 millones para gestión de la infraestructura del agua. 5.500 calidad del agua, 30.500 para protección y mejora del medio natural, 6.000 para el medio ambiente, 25.000 para meteorología. Con 8.000 para la regulación de los mercados agrarios completamos el presupuesto de 94.000 euros.

La Biblioteca Nacional gasta 51 millones de euros.

94 millones de euros es lo que se va a gastar el Real Madrid de Florentino Pérez, en tiempos de crisis, para pagar el traspaso de un jugador de 24 años, Cristiano Ronaldo, desde el Manchester United. Cierto que es a base de créditos bancarios que han de ser devueltos, en esas marañas opacas que no producen beneficios tangibles a simple vista. Y que esos mismos bancos registren el crédito a particulares y pequeñas y medianas empresas

     ¿No os parece obsceno?

España, patria, himno, bandera

Hubo un tiempo en el que el himno de España traía la imagen asociada de un señor bajito y rechoncho con el brazo derecho –por supuesto- en alto y la mano abierta. Con muchos otros afines que le rodeaban en idéntica posición. Había también una sola televisión, a las emisoras de radio se les prohibía realizar información, y, sólo Radio Nacional de España emitía “el parte”, propaganda del régimen con apariencia de noticias. Los periódicos sufrían, asimismo, censura, y, por supuesto, no existía Internet.

Esa televisión única usaba un bucle para dar algunos acontecimientos, con presencia popular, en diferido más o menos ostensible, por si había protestas –que las había igualmente-. Así les daba tiempo a cortarlas.

Alguna mente preclara decidió retrotraernos al viejo sistema, silenciando las pitadas al himno nacional en la final de la Copa del Rey, que –“maldita suerte”, se lamentaban algunos, muchos- disputaban dos clubes periféricos y con vocación nacionalista. Pero el campo informativo derribó hace tiempo todas las vallas y la torpe jugada ha acabado con el gol en la propia exigua y ficticia puerta. El himno protestado –más protestado que nunca- se ha visto en todo el mundo –también más que nunca-, repetido, analizado, sacando los colores a los poco informados censores que no previeron las consecuencias de su torpe acción.

  TVE ha cesado a media mañana al director de deportes, Julián Reyes, responsabilizándole del «error humano» cometido. Le recuerdo como una de las numerosas caras que llegó a la redacción de Torrespaña en tiempos del PP. En este caso para hacese cargo del área de deportes en informativos. Debe ser un gran profesional porque ahora había llegado al puesto máximo en su especialidad: jefe de deportes de la cadena. Bien es cierto que dudo que Reyes estuviera en el control de realización durante el partido. Parece más lógico que la idea -o cadena de «errores»- partiera de algún mando intermedio.

Intento situarme en la mente de quien dio la orden de silenciar la secuencia y colocarla más tarde –sin pitada- alegando un «error humano» como explicación de la censura inicial. Y repetirlo de nuevo al final sin subsanar tampoco el tercer «error humano»: seguir sin emitir el sonido de protesta que era información.  Demasiados errores y del mismo signo para no atener más al resultado que a las explicaciones.  ¿No sabía que quien quisiera podría verlo y escucharlo igualmente y que se afearía su conducta… o no quería “herir susceptibilidades”? Conociendo el percal me inclino por la segunda explicación, con altas dosis de la primera.

Conceptos como España, patria, himno, bandera… en nuestro país enfrentan, lo que no sucede en otros. Y algunos se han trabajado a fondo esta situación. Vivimos una realidad compleja que muchos se empeñan en ignorar. Los mismos que quieren imponer los símbolos a la brava. La resolución del conflicto pasa por solventar el fondo, no tapándolo con enseñas.

Los últimos años han registrado un recrudecimiento de la exaltación de los emblemas. Esa descomunal bandera de España -21 x 14 metros- en la Plaza de Colón de Madrid que erigió Trillo en connivencia con Alvárez del Manzano.  Bono –o Gallardón que son parecidos- dejan allí la enseña. Trillo quería izarla cada mañana con una salva de fusiles.  A tanto no llegó. Y es el futbol, casualmente, el que la reivindica para España en los Campeonatos de Europa que, por una hábil propuesta publicitaria, pasa a llamarse “la roja”. Todas las ideologías se hermanaron debajo de esa bandera. Curioso tema a analizar.

Nunca ha habido en la calle tantas rojigualdas –incluso con aguilucho franquista- como en la artificial crisis de la pasada legislatura. Los actos de la derecha terminan con el himno nacional, aunque, de nuevo, Trillo lo prohibiera reservándolo para actos de Estado. En una palabra: una de las terribles dos, tres, Españas, se ha apropiado los símbolos. Sí, porque hay una tercera de la que no se habla, que no tiene nada de terrible, por cierto, sino de esperanza. La que los miró como símbolos de la democracia en la Transición porque era lo único que habían visto, dada su edad cronológica y que tambien enmarca a gentes de mentes abiertas.

A mí no me conmueve ningún trozo de tela, ni el español, ni el catalán, ni el vasco, ni siquiera el aragonés. Y prefiero para moverme el Imagine de John Lennon que el himno nacional de cualquier parte. Aunque confieso que simpatizo con La Marsellesa como tema musical vibrante, con un contenido literario un poco extremo pero reivindicativo. Y, sin embargo,  también entiendo su existencia y, por ello, los acepto de buen grado. (De hecho termino el capítulo dedicado a este asunto en mi último libro, con esto que sigo pensando):

Lo que está claro es que los símbolos lo son de una tierra y una idea. De todos los ciudadanos que la habitan y la comparten. Para identificarnos –si queremos ser identificados- para respetarlos sin demagogia como se hace en los países civilizados. Son la representación figurada de un concepto que distingue de otros. Los símbolos remarcan lo que uno es en comparación siempre con el resto. También los queremos. Como iconos de una sociedad que ha de seguir construyendo, sin la eufemísticamente llamada picaresca española, con ciudadanos que no tengan sólo memoria instantánea de pez, sin crispaciones artificiales, con educación, sin envidia ni prepotencia, con amplitud de miras.

¿Son coherentes los seguidores del R.Madrid?

El fútbol es un tema sobre el que todo el mundo tiene opinión. No requiere un gran esfuerzo intelectual por la simplicidad de sus contenidos y, para mí, ésa es la principal razón de su éxito. No hablaré de fútbol sin embargo pues con seguridad miles de personas me superan en información. Pero sí de cómo contempla una profana el espectáculo del Real Madrid.
Su presidente Ramón Calderón se ha visto obligado a dimitir, entre lágrimas, presionado por acusaciones de fraude electoral y no sé cuántas cosas más que él niega. Los aficionados toman partido, le insultan como nunca antes lo hicieron con otro presidente. Y eso que tuvieron a Lorenzo Sanz –recientemente detenido con cheques falsos por un presunto delito de estafa- o a Florentino Pérez y sus fructíferos negocios inmobiliarios relacionados con el club.
La presidencia del Real Madrid ha sido siempre un nido de millonarios, altamente conservadores, muy altamente conservadores, que han de llegar con mucha pasta bajo el brazo y que suelen salir con más. Los jugadores suelen formar otro club de nenes malcriados con sueldos que sonrojan. El Real Madrid es el club más rico del mundo, se forra con la venta de su marca. Quien esto escribe ha viso en otro club –el Valencia- a asalariados firmando camisetas en nombre de las estrellas del balompié. Porque ni en ese trabajo extra se molestan los admirados jugadores. Fue en una entrevista para otro tema cuando contemplé el fraude.
Al parecer, ha habido un complot para desalojar de la silla a Ramón Calderón. Familias mediáticas y tanto o más altamente conservadoras no querían a este señor y apostaban por otros candidatos. Se habla hasta de José María Aznar, el ex presidente español de nefasto recuerdo, de su antaño amigo y beneficiado con las becas de las privatizaciones, Juan Villalonga, Florentino Pérez –autor del hundimiento del Madrid y de su fortuna propia-, y hasta el piloto Carlos Saínz que acude a las manifestaciones del PP, e incluso a defender la piscina de Pedro J.Ramirez en Mallorca. Un edificante personal. Pero alguna tajada espera cuando hay tanta pugna.
Desde luego que la hay. Cuando me cruzo con las mareas humanas que van a ver los partidos, con las colas para sacar las entradas… cuando veo apasionarse con ahínco por todos los avatares –que son muchos del Real Madrid-, sólo pienso que sus seguidores con bastante imbéciles, dicho con todo respeto. Con sueldos mileuristas buena parte de ellos, alimentan un monstruo. Ayudan a mantener un emporio que podría resolver la crisis económica. Como tantas cosas en esta sociedad, había que dar la vuelta al calcetín y empezar de nuevo por la base. Pero, a buen seguro, ésta será una de las más reticentes a ello. Vamos, tarea imposible. Espero que los hinchas no se sientan, al menos, satisfechos de su obra. Porque es su obra, son colaboradores necesarios. Comprendo que es un entretenimiento, pero les sale -y nos sale- carísimo. Para algunos -más descerebrados aún-, habría que hablar de auténtica razón de sus vidas.

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