Huyendo hacia la esperanza

Un joven de 23 años y nacionalidad cubana ha sido hallado muerto en el tren trasero de aterrizaje de un avión de Iberia procedente de La Habana. Se llamaba Adonis G. B.

Entre estos chicos estaban Yaguine y Fodé ¿los primeros? ¿los más decididos?

Entre estos chicos estaban Yaguine y Fodé ¿Los primeros? ¿Los más decididos?

Recordaré mientras viva otra historia similar. Especialmente por la carta que los chicos portaban en sus bolsillos. Se trataba de dos niños guineanos que murieron también congelados en el tren de aterrizaje de un avión con destino a Bruselas. Fue en Agosto de 1999 y en pocos días la noticia de su tragedia fue absorbida por la nada del olvido, apisonada por el tanque de cualquier otra nueva actualidad.

Sus nombres -porque todas las personas los tenemos-, Yaguine y Fodé. 14 y 15 años. Estudiantes en Guinea-Conaky, decidieron ingenuamente cambiar el mundo. Su carta, escrita en correcto francés, comenzaba así:

“Excelencias, Señores miembros y responsables de Europa:

Tenemos el honorable placer y la gran confianza de escribirles esta carta para hablarles del objetivo de nuestro viaje y del sufrimiento que padecemos los niños y los jóvenes de África.

Pero, ante todo, les presentamos nuestros saludos más deliciosos, adorables y respetuosos con la vida. Con este fin, sean ustedes nuestro apoyo y nuestra ayuda. Son ustedes para nosotros, en África, las personas a las que hay que pedir socorro”.

Decían más. Dios todopoderoso, “su” -nuestro- creador, nos ha dado a los europeos “todas las buenas experiencias, riquezas y poderes para construir y organizar bien su continente para ser el más bello y admirable entre todos”. Querían ser como nosotros, querían que les ayudásemos a ser como nosotros, pedían excusas por atreverse a escribirnos esta carta.

Frases hirientemente reveladoras. Súplicas, admiración por nuestra sabiduría, respeto profundo, ni una pizca de envidia o resquemor, y un grito :

“Ayúdennos, sufrimos enormemente”.

Creo que no voy a añadir ni una palabra.

Los bandoleros del Siglo XXI

Los bolsillos de los ciudadanos anónimos corren cada día más peligro. De lo particular a lo general, todas las noticias apuntan al mismo objetivo: esquilmar a quien lo permite.

ESPAÑA:

El 43% de los españoles justifica el fraude fiscal. Es cierto que ello implica que el 57% no lo aprueba en ningún caso, pero el conjunto ofrece una abultada mayoría de corruptos. Lo realmente llamativo es que la mitad exactamente de los empresarios, el 50%, ve lógico hacer trampas para esquivar a Hacienda. Y también los llamados profesionales, casi en el mismo porcentaje. Como no parece coherente pensar de este modo y pagar escrupulosamente los impuestos, cabe deducir que media España está robando a la otra (que así se traduce no cumplir con las obligaciones fiscales).

EUROPA:

Bruselas” propone la creación de un nuevo impuesto europeo para sufragarse. Pero ya, lo estudian a la vuelta del verano. Quieren liberar a las naciones de tanto gasto y por eso piensan en que paguemos directamente nosotros la eficaz burocracia de la UE. “Con el impacto de la crisis algunas naciones quieren liberarse de la carga. Eso abre la puerta a pensar en recursos propios que no sean reclamados por los ministros de Finanzas«. Así lo ha declarado el comisario europeo de Presupuesto, Janusz Lewandowski al diario ‘Financial Times Deutschland’. No es que no sea nuestro dinero el que tienen los ministros de Finanzas, pero si lo sacamos físicamente de nuestro bolsillo nos sentiremos más responsables y europeos.

MUNDO:

Las multinacionales son responsables de dos tercios del fraude fiscal global”. Lo ha dicho Jean Merckaert, del Comité Católico contra el Hambre y para el Desarrollo (CCFD). La manipulación de las operaciones comerciales con fines contables podría suponer el 65% de las fugas ilegales de capitales, según un resumen de la Red Europea sobre la Deuda y el Desarrollo (Eurodad), frente al 35% para las actividades criminales y el 5% para los pagos ilícitos.

En este clima, África redobla, con el neoliberalismo triunfante, su carácter de Edén para los especuladores. Falta de controles y constante eliminación de factores de protección. Atención a estos datos:

  • Las salidas ilegales de capitales habrían supuesto 1,8 billones de dólares durante los últimos 40 años. Datos del Global Financial Integrity sobre las cifras de la evasión fiscal en el continente africano. Cantidad que podría cancelar –estima este organismo- la deuda externa de 250.000 millones de dólares y dejaría a disposición casi 600.000 millones de dólares para luchar contra la pobreza y promover el crecimiento económico.
  • En 1999 el semanario inglés The Economist estimaba que los dirigentes africanos, sólo ellos, poseían entonces 20.000 millones de dólares colocados en cuentas bancarias y únicamente en un paraíso fiscal: Suiza. Del resto, ni se habla.
  • Algunos países africanos, libres de cualquier control de la OCDE (que los «olvida»), «sienten la tentación de ‘ir por libre’ y convertirse en paraísos fiscales para atraer a los inversores deseosos de librarse de los impuestos”, cuenta en esta ocasión la red Tax Justice Network for Africa.
  • Ghana es el nuevo laboratorio. El 50% de los impuestos sobre las empresas internacionales que operan en el país –es decir, más de 125 millones de euros anuales- ya se escapan del Estado.

Todos estos datos sobre el robo global, figuran en este interesantísimo artículo publicado en ATTAC por Jean-Christophe Servant de Le Monde diplomatique.

Mi abuela, la pobre, llevaba sus escasos ahorros, colgados siempre que salía a la calle de un curioso artilugio llamado faldriquera. Santa ingenuidad, que diría mi amigo José Antonio Rodríguez.

Cómo escribir sobre África

 Cuando algo es bueno, es bueno. Nos lo cuenta en su blog Ander Izagirre (Donostia-San Sebastián, 1976), periodista y escritor de viajes. Y procede de un escritor keniano Binyavanga Wainaina. Así que le cedo el espacio encantada, porque me encuentro en completa sintonía con ellos.

«Nunca pongas la imagen de un africano de clase media en la portada de tu libro, ni dentro, a no ser que haya ganado un premio Nobel. Un AK-47, costillas prominentes, pechos desnudos: utiliza éstas. Si tienes que incluir a un africano, asegúrate de que consigues a uno vestido con ropas zulúes o masais.

En tu texto, trata a África como si fuera un solo país. Hace calor y es polvoriento, lleno de praderas onduladas y enormes manadas de animales junto a gentes altas, delgadas, famélicas. También puede ser caluroso y húmedo, con gente muy pequeña que come primates. No te enredes con detalles y descripciones precisas. África es grande: 54 países y 900 millones de personas que están demasiado ocupadas pasando hambre, muriendo, guerreando y emigrando para leer tu libro. (…)

Asegúrate de que muestras cómo los africanos tienen la música y el ritmo profundamente arraigados en sus almas y comen cosas que ningún otro humano come. No menciones el arroz, la ternera o el trigo; el cerebro de mono es el preferido en la cocina africana, junto a la cabra, la serpiente, los gusanos, las larvas y todo tipo de carne de caza. En tu texto, muestra cómo fuiste capaz de comer dicha carne sin estremecerte y, por supuesto, describe cómo aprendiste a apreciarlo, porque África te importa.

Temas tabú: escenas ordinarias de la vida cotidiana, amor entre africanos, referencia a escritores africanos o intelectuales, la mención de niños que van al colegio y no sufren virus ni ébola ni mutilación genital femenina. (…)

Entre los personajes no puede faltar la África Hambrienta, que vaga por el campo de refugiados prácticamente desnuda y espera la benevolencia de Occidente. Sus hijos tienen moscas alrededor de los ojos y tripas hinchadas. Sus pechos están planos y vacíos. Debe aparecer como una mujer completamente indefensa. No debe tener ni pasado ni historia; estas pequeñas diversiones arruinan el dramatismo del momento. Los gemidos y las quejas son buenos. Nunca debe contar nada acerca de ella misma, excepto para hablar de su (indescriptible) sufrimiento.(…)

Estos personajes deben revolotear alrededor de tu héroe principal, sirviendo para su lucimiento personal. Tu héroe puede enseñarles, bañarlos, alimentarlos; lleva a cuestas montones de niños y ha visto de cerca la Muerte. (…)

Describe en detalle los pechos desnudos (jóvenes, viejos, recientemente violados, grandes, pequeños) o genitales mutilados. O cualquier tipo de genitales. Y cadáveres. O, mejor, cadáveres desnudos. Especialmente, cadáveres desnudos pudriéndose».

Y aquí, el artículo completo, no le sobra una coma. El final es redondo.

Nueva teoría sobre los africanos y el preservativo

Se llama Rafa García de Cosío. Tiene 142 amigos en Facebook, entre ellos “El gato al agua”. Alterna sus piezas en Intereconomía –el grupo ultraderechista a quien conceden licencias de emisión Esperanza Aguirre y Francisco Camps-, con esta profunda y trascendental noticia –que él “edita” y ni siquiera traduce, es decir, copia- en donde comunica a la Humanidad que Brad Pitt y Angelina Jolie van a sacar una colección de joyería “de lujo”.  Moreno y repeinado para el trabajo, moldeado el cabello con secador y sujeto con laca, y más “casual” para la foto de la red social, ojijunto, de gruesas cejas y nariz prominente, se ha permitido –desde su incultura y ego de superioridad racial- dictar un discurso nazi contra los africanos, presentado con fruición por otra morena con cara de luna llena. Y, desde luego, autorizado –en la cadena de mando implícita- por Esperanza Aguirre y Francisco Camps. Éste:

Sería una pieza de humor, de no concurrir otras circunstancias: las que con frecuencia apunto. La mujer africana -a quien se niega sistemáticamente educación- tiene escasa voz en sus relaciones sexuales. Las ONGs escucharon aterradas como el Papa condenaba el preservativo, desbaratando su labor de años. No es un continente precisamente católico, pero si una autoridad les suprime la molestia del condón, bienvenido sea. ¿Que se extiende el SIDA? Nada como la abstinencia sexual ¿Que ni por esas? Siete niños por pareja. Para que se mueran de hambre. Para que crezcan –un poco- y se hagan malvados piratas. Y la mujer a callar.

Pero, vaya, que Rafa García de Cosío, sí debe hacerse la manicura, y guardar los profilácticos en un frigorífico. Y no los usa si viaja el trópico. Y, sobre todo, lee cada vez que tiene un apretón –con amor, eso sí- el prospecto del preservativo. Es un ser superior. Y no sólo por su físico. Una mente privilegiada que elabora nuevas teorías apoyadas en el conocimiento y en argumentos científicos. Yo le pediría encarecidamente que use siempre, siempre, condones. No vaya a ser que en su esperma difunda sus genes. Y al director del grupo. Y a cada uno de sus trabajadores. Y a Francisco Camps. Y a la nena de cara de luna llena que jamás se quede embarazada. Todos morenos, más o menos verdes, más o menos amarillos, mala suerte. Que nunca les pillen los nazis. Es que la superioridad racial es ¡tan relativa!

De cualquier forma, resulta llamativo el tesón de todos estos sujetos, empeñados una y otra vez en regresar a las cavernas. Vamos, en llevarnos a todos, con ellos, al Pleistoceno.

Récord: más de mil millones de pobres

La ONU anuncia que este año, por primera vez en la Historia, se ha sobrepasado la cifra de 1.000 millones (son 1.020 millones) de personas que se encuentran en pobreza extrema, ésa que acarrea vivir con hambre y, literalmente, morir por no comer. 2008 se saldó con 963 millones, 40 millones más que el año anterior encuadradas en este segmento. Algo así como la población autóctona de España. Despertémonos un día sin disponer ni de «una taza de alimento» -así lo concreta una de las responsables del programa de Naciones Unidas-  que meter en el estómago ¿Pediríamos la solidaridad de los vecinos o nos tomaríamos la justicia por nuestra mano? Existen, además, 3.000 millones de desnutridos.

La –llamada- ayuda alimentaria se ha reducido a la tercera parte este año “por la crisis”, llegando a «mínimos históricos». Sólo se han obtenido 2.600 millones de dólares de los 6.700 millones presupuestados para 2009. (Recordemos que a bancos y grandes empresas en apuros se les han regalado 2 billones, en los cálculos más recatados). La directora del Programa Mundial Alimentario, Josette Sheeran, ha remarcado que, con «menos del uno por ciento» de las inyecciones económicas de los gobiernos para salvar al sistema financiero global, se podría resolver la calamidad de millones de personas que son víctimas de la hambruna. Otro de los problemas nuevos, es que, al mismo tiempo, se les han encarecido los alimentos porque también se han convertido en fuente de especulación. Cuando, a diferencia de otras épocas, hay suficiente comida para todos, pero terriblemente mal distribuida. Naciones Unidas lo califica como “una receta para el desastre”.

Lo escribí en los primeros días de este blog: África –una de las zonas más afectadas- es un continente muy rico: petróleo, oro, diamantes, madera, coltan -para los indispensables móviles-, pescado, que está quedando como almacén de materias primas para las grandes multinacionales, que los esquilman. Los africanos, además, tienen que competir para su comercio con las subvenciones agrícolas que EEUU y la UE destinan a sus terratenientes, mil millones de euros diarios. Es decir, dan a sus ricos ciudadanos mil millones de euros para cultivar maíz y otros productos, y se los niegan a los seres humanos. Son las reglas del comercio internacional.

Cuando escuchamos que, generosamente, a veces se les condona la deuda contraída ignoramos tal vez que es a costa de entregar sus servicios públicos al monopolio de multinacionales extranjeras. Rafael Díaz- Salazar, profesor de Sociología de las Desigualdades Internacionales, de la Universidad Complutense de Madrid, concretaba un caso entre muchos, en un reportaje en el que le pregunté:

“El FMI obligó a Uganda a privatizar todas sus empresas públicas. Los expertos británicos calcularon el valor esas empresas en 500 millones de dólares. La venta se materializó en 2 millones. Y exigieron a los ciudadanos de un país, tan pobre, que pagaran tasas por los servicios, incluidos los de salud”.

Sus gobiernos corruptos –que se esgrimen como excusa- están sustentados por Occidente, por empresas privadas. De vez en cuando, se produce un conato de rebeldía. Un pueblo que asalta una fábrica, noticia que no aparece en los periódicos del primer mundo. Va el Papa y les desaconseja el condón para que las mujeres, sin rechistar -porque están consideradas poco más que animales, de carga y para uso y disfrute del hombre-, sigan pariendo un número desproporcionado de hijos. Ponemos freno a sus pateras, limitamos los derechos que asisten a todo ser humano por el hecho de serlo. ¿Hasta cuándo aguantarán?

Vidal-Beneyto lo concretaba el otro día en un artículo que cito por tercera vez: El patrimonio de las 10 personas más ricas del mundo es superior a la suma de las rentas nacionales de los 55 países más pobres. Y hacía un llamamiento a la sociedad para que no lo consienta.

¿Cómo el sistema en el que vivimos puede mantenerse con mil veinte millones de personas –y en cifras en ascenso- que se mueren de hambre y tres mil millones más que apenas tienen qué llevarse a la boca? ¿Qué libertad invocan nuestros próceres? ¿La de unos pocos que se enriquecen a costa de los demás? ¿Con qué derecho?

¿Qué desastre nos anuncia la ONU? ¿Los aluviones de muertos de hambre o la toma por la fuerza de las “Bastillas” de hoy, las bolsas de valores y los centros de poder? No es caridad, es justicia. No es limosna, es derecho. No es ni tiranía del Estado ni liberalismo, debe ser equilibrio.

21 muertos más sobre nuestras conciencias

21 muertos más, al menos 17 de ellos menores de edad -entre 7 y 17 años-. Una mujer embarazada también. Su patera ha naufragado a pocos metros de la playa en Lanzarote (Canarias). Esta vez se han salvado 6 personas.

 Ya habíamos olvidado -tenemos tan mala memoria para eso- los 15 que fallecieron este verano, en Julio, entre los que se encontraban 9 bebes. Fue en Almería. Sus madres tuvieron que ir echándolos al mar, una vez muertos.

Los que llegan vivos cuentan la larga travesía con hambre, frío, desorientación. Pero hay que detenerlos, si es preciso encerrarlos sin garantías legales, quieren quitarnos esa tierra que es nuestra por derecho.

El cartel de crisis que les mostramos al llegar, la cárcel injusta, la deportación, no les detendrá. Porque para ellos la crisis es aún peor. Cada tres segundos un niño menor de cinco años muere por desnutrición o enfermedades tan simples como la diarrea -no hay medicinas, ni médicos para atajarla-. Casi mil millones de personas viven en pobreza extrema, menos de un dólar al día, que no permite ni comer. 20 mil personas pierden la vida diariamente por su causa. En, en el riquísimo continente africano -almacén de materias primas para las multinacionales occidentales- se engaña el hambre con sopas hechas con piedras o con cuero repujado. Y sólo los más fuertes sobreviven al menú. Frente a ellos 70 personas acaparan ingresos semejantes a los que poseen 1.500 millones de pobres. Y las diferencias entre unos y otros, aumentan.

La Asamblea General de la ONU aprobó en Septiembre de 2.000 los llamados objetivos del milenio que básicamente pretendían, sólo respecto a la pobreza extrema, reducirla a la mitad antes de 2.015. No se ha hecho prácticamente nada. Más aún, el G8 -los siete países más industrializados y Rusia-, renunciaron al objetivo y decidieron que no sabían que hacer con el problema añadido de los alimentos, mientras degustaban en su reunión de la isla de Hokkaido, maíz relleno de caviar, cordero lechal conveniente aderezado o tacos de atún con aguacate, salsa de soja y ´shiso´ (hierba japonesa), y así, hasta 19 especialidades culinarias, regadas con diferentes caldos y con sake y champán francés. Allí estaban Bush, Merkel, Sarkozy, Berlusconi… Luego, les dieron, les dimos, dinero a los bancos, a las grandes empresas.

Insisto, una vez más, en que los africanos no dejarán de asumir el riesgo de morir y ver en el mar los cadáveres de sus hijos, porque no pueden más. Vienen los mejores, los más decididos, los más valientes, los que no se resignan. Pero esta tierra es nuestra, vaya por dios. Les meteremos en la cárcel y los mandaremos de vuelta a la miseria… hasta el día en que -no me cansaré de insistir en ello- África se harte y explote. Le asiste la razón de la justicia.

De turismo en El Corte Inglés

Rematé, ayer, la tarde de rebajas -de mirar y no comprar- en el supermercado de El Corte Inglés. A esas alturas de pasear por un centro comercial, los sentidos están algo abotargados y una nube se instala en el cerebro. A pesar de ello, de repente me fijé en un muchacho negro, sin cesto, que contemplaba las estanterías de productos cárnicos. Con un grueso gorro calado hasta las orejas, seguramente era un recién llegado a nuestra tierra y acusaba más el frío. Fuerte, nutrido, aspecto decidido e inteligente, parecía un investigador en culturas foráneas.

Me fijé en lo que miraba: buey, ternera, añojo, cerdo ibérico y plagadito de grasa, pollo en sus distintos despieces, pavo, hasta avestruz ofrecían. Metros y metros de oferta, a varias alturas para aprovechar el espacio.

El muchacho estaba serio, me pareció advertir que irritado. Escudriñada la sección, se fue con paso rápido. La tarde de rebajas mermó mis reflejos para preguntarle. Alguien, algún compatriota, le habría mandado a hacer turismo a el Corte Inglés: «lo verás y no lo creerás. Con lo que hay allí expuesto se alimentaría todo tu pueblo, un mes».

Hubiera querido saber de dónde venía, cómo lo hizo, cuáles son sus expectativas. Pero intuyo que ese festín de comida, le provocó náuseas.

África es un continente muy rico: petróleo, oro, diamantes, madera, coltan -para los indispensables móviles-, pescado, que está quedando como almacén de materias primas para las grandes multinacionales, que los esquilman. Los africanos tienen que competir para su comercio con las subvenciones agrícolas que EEUU y la UE destinan a sus terratenientes, mil millones de euros diarios. De esta forma, llega a costarles menos comprar el arroz, por ejemplo, de la exportación que el producido por ellos mismos. Son las reglas del comercio internacional.

Cuando escuchamos que, generosamente, a veces se les condona la deuda contraída -¿por qué?- ignoramos tal vez que es a costa de entregar sus servicios públicos al monopolio de multinacionales extranjeras. Rafael Díaz- Salazar, profesor de Sociología de las Desigualdades Internacionales, de la Universidad Complutense de Madrid, concretaba un caso entre muchos, en un reportaje en el que le pregunté:

«El FMI obligó a Uganda a privatizar todas sus empresas públicas. Los expertos británicos calcularon el valor esas empresas en 500 millones de dólares. La venta se materializó en 2 millones. Y exigieron a los ciudadanos de un país, tan pobre, que pagaran tasas por los servicios, incluidos los de salud».

Tienen gobiernos corruptos, qué mala suerte ¿sustentados por nadie? Pero el cartel de crisis que les mostramos al llegar, la cárcel injusta, la deportación, no les detendrá. Primera visita turística, o de sesuda investigación: nuestro dispendio, en fortísimo agravio comparativo. Un día África, y todos los países subdesarrollados, estallarán y será tarde para poner barreras al campo.

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