Heroicidad y miedo, a propósito del Cabanyal

Cuando en conversaciones triviales con desconocidos alguien se queja de cualquier cosa y concluye ¿y qué se puede hacer? Yo respondo visceralmente: la revolución. Ni advierto que me repito, lo digo sin pensar. Les hace mucha gracia. Pero el otro día, la cobradora de una gasolinera me respondió: ¿y qué nos pasaría? El miedo detiene muchas iniciativas. No soy partidaria en absoluto de la violencia, la rechazo con toda firmeza, pero hay formas de rebelarse pacíficas, sin restar presión, puede que incrementándola.

Solo que el mundo no funciona así y el primero en dar la cara, sufre en efecto toda la represión, recibe todas las tortas, para entendernos. De ahí nace la figura del «Héroe«, la punta de lanza en solitario. O casi. El Cabanyal, barrio marinero de Valencia, lleva casi una década luchando contra el proyecto municipal de derribar sus casas para prolongar la avenida Blasco Ibáñez y llegar cómodamente a la playa en coche, con olor a limpio y a nuevo. El problema es que allí residen seres humanos que no quieren ver sus hogares hechos añicos. Son muchos los que aseguran, no únicamente los vecinos, que el Ayuntamiento no ha cuidado el barrio, no ha invertido dinero en él y se ha degradado inflando bolsas de marginalidad. Los pobres sobran a Rita Barberá y Francisco Camps, –los dos están empeñados en el proyecto y ataviados de Vuitton y Milano con trabillas italianas, es comprensible-. Es mejor arrasar el contorno que rehabilitarlo -aunque lleve un siglo en pie-, y, sobre todo, hacer una avenida como dios manda.

La batalla por ambas partes es épica. El Cabanyal fue declarado por un gobierno anterior del PSOE Bien de interés cultural. Recursos y decretos se cruzan. En este momento el litigio está así:

En diciembre el Ministerio de Cultura paraliza con una orden el plan de la prolongación, y la Generalitat responde con un decreto ley. El gobierno recurre el decreto ante el Tribunal Constitucional y la Generalitat valenciana convirte su decreto en ley. Esto fue el martes de esta semana. Hoy el Consejo de Estado ha declarado inconstitucionales algunos apartados del decreto valenciano. ¿Me seguís? La historia con el detalle de todos los pasos aquí.

El caso es que Rita Barberá, con su ley a la brava y aprovechando que se desvelaba el sumario de la Gürtel, mandó al Cabanyal la piqueta y comenzó a derribar casas. Y siguió ayer. El enfrentamiento se saldó de esta forma:

O así, en la versión de la televisión autonómica valenciana:

Resulta que Canal 9 gastó 11 millones de euros en la visita del Papa en 2006 que iba a reunir a los que entienden por familia la católica. En un contrato a una empresa bajo sospecha en la trama Gürtel. Ese día me encontraba yo en Valencia. Había ido para hacer un reportaje de Informe Semanal sobre el accidente en el metro que causó la muerte de 43 personas –entre ellas el conductor- y heridas a 47. Un abultado balance mortal que no suele ocurrir en el primer mundo.

Las cajas negras del metro revelan que el tren iba a 80 kms. por hora, el doble de lo permitido. Que el maquinista tardó 42 segundos en llegar desde Plaza de España a la curva de Jesús, y que desaceleró dos veces al final. Esa maniobra evita justo la detección del llamado “hombre muerto”, mecanismo del que sí dispone el tren. ¿Por qué actuó así? Su autopsia no ha mostrado ni restos de alcohol o drogas, ni desvanecimiento previo o infarto.

Un maquinista de otro convoy nos enseña con la plasticidad de la imagen esto:

  «Nosotros en la línea 3 disponemos del sistema “ATP” que me regula en todo momento a la velocidad que puedo circular. Ahora mismo puedo circular a 70 y en las curvas me limita a 50. Ahora vais a ver como entro en una curva que me va a limitar a 30 y a mi me es imposible entrar a mas velocidad del que me limita la curva y me limita el sistema». Y, desde luego, el tren se ralentizaba, y no podía pasar de 30. El equipo de Informe Semanal estábamos en la cabina.

La 1, la del accidente, carecía de ese sistema. Los trabajadores pedían medidas de seguridad a la empresa precisamente para la linea 1 y acababan de levantar la convocatoria de huelga en los días de visita del Papa que habían convocado para reclamarlas. Comisiones parlamentarias y juicios determinaron que había sido un accidente, sin otra responsabilidad.

Por supuesto, aquel 3 de Julio, las flores de las coronas para los muertos fueron rápidamente apartadas para colocar las de la visita papal. Aquel día convivían en una ciudad dos sentimientos tan opuestos –dolor y alegría, el negro y el blanco- que hacían daño.

 Así que ¿la revolución, la heroicidad, o mirar para otro lado? ¿Y si la punta de lanza fuera una mole de ideas?

Ah, desde hoy en Madrid adoramos al toro, desde hoy es Bien de interés cultural. Como el Cabanyal.

Nueva teoría sobre los africanos y el preservativo

Se llama Rafa García de Cosío. Tiene 142 amigos en Facebook, entre ellos “El gato al agua”. Alterna sus piezas en Intereconomía –el grupo ultraderechista a quien conceden licencias de emisión Esperanza Aguirre y Francisco Camps-, con esta profunda y trascendental noticia –que él “edita” y ni siquiera traduce, es decir, copia- en donde comunica a la Humanidad que Brad Pitt y Angelina Jolie van a sacar una colección de joyería “de lujo”.  Moreno y repeinado para el trabajo, moldeado el cabello con secador y sujeto con laca, y más “casual” para la foto de la red social, ojijunto, de gruesas cejas y nariz prominente, se ha permitido –desde su incultura y ego de superioridad racial- dictar un discurso nazi contra los africanos, presentado con fruición por otra morena con cara de luna llena. Y, desde luego, autorizado –en la cadena de mando implícita- por Esperanza Aguirre y Francisco Camps. Éste:

Sería una pieza de humor, de no concurrir otras circunstancias: las que con frecuencia apunto. La mujer africana -a quien se niega sistemáticamente educación- tiene escasa voz en sus relaciones sexuales. Las ONGs escucharon aterradas como el Papa condenaba el preservativo, desbaratando su labor de años. No es un continente precisamente católico, pero si una autoridad les suprime la molestia del condón, bienvenido sea. ¿Que se extiende el SIDA? Nada como la abstinencia sexual ¿Que ni por esas? Siete niños por pareja. Para que se mueran de hambre. Para que crezcan –un poco- y se hagan malvados piratas. Y la mujer a callar.

Pero, vaya, que Rafa García de Cosío, sí debe hacerse la manicura, y guardar los profilácticos en un frigorífico. Y no los usa si viaja el trópico. Y, sobre todo, lee cada vez que tiene un apretón –con amor, eso sí- el prospecto del preservativo. Es un ser superior. Y no sólo por su físico. Una mente privilegiada que elabora nuevas teorías apoyadas en el conocimiento y en argumentos científicos. Yo le pediría encarecidamente que use siempre, siempre, condones. No vaya a ser que en su esperma difunda sus genes. Y al director del grupo. Y a cada uno de sus trabajadores. Y a Francisco Camps. Y a la nena de cara de luna llena que jamás se quede embarazada. Todos morenos, más o menos verdes, más o menos amarillos, mala suerte. Que nunca les pillen los nazis. Es que la superioridad racial es ¡tan relativa!

De cualquier forma, resulta llamativo el tesón de todos estos sujetos, empeñados una y otra vez en regresar a las cavernas. Vamos, en llevarnos a todos, con ellos, al Pleistoceno.

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