¿Tiene remedio este país?

Hay un debate imprescindible y urgente a hacer cuando se pertenece a un país comandado por alguien que vive en la más absoluta irrealidad –como hemos visto en el Congreso– y que, por añadidura, se siente completa y exultantemente orgulloso de su nefasta gestión. ¿Existe una solución a esta debacle? Son serios nuestros condicionantes.

Toda persona madura y equilibrada prioriza la consecución de sus intereses a lo que le dictan sus pasiones. Por muy fuertes que éstas sean, sabe lidiar con ellas, convertirlas incluso en sus aliadas. A las sociedades les ocurre lo mismo: buscan lo que conviene a la mayoría. Comencemos con una anécdota… muy significativa: lo sucedido con Beatriz Talegón. Una joven socialista que obró con impericia al ignorar que España siente una profunda afición a cortar las cabezas de quienes destacan… entre sus iguales. Los franceses sacaron las guillotinas para acabar con la tiranía y en busca de otro sistema social más justo, aquí se gritó: “Vivan las caenas, muera la libertad”, mientras se bajaba la cerviz de nuevo ante el eterno enemigo.

Esta España que se cae a pedazos, con el mayor incremento de la deuda pública en la historia –completamente imputable a las políticas del PP–, que cercena derechos, que nos vende desde la sanidad pública a los montes, se distrae con encendidos ataques hacia alguien que no tiene la menor relevancia política. Es muy revelador el hecho, sin embargo. Todo sigue igual. El viejo camino inalterable. Aquí se piden líderes solo para tener a quién darle un tajo y derribarle, siempre que sean de tamaño accesible para el golpe. De poderosos, ni hablamos. Lo supo el 15M. Huyó de cabezas visibles como de la peste. Solo que el espíritu disgregador, cicatero, envidioso y cainita de buena parte de los españoles logró desanimar a muchas personas valiosas que terminaron por decir: Ahí os quedáis.

 Esa misma mezquindad también se apunta a acribillar a aquellos de sus iguales –repito que se permiten “ser de izquierdas” contando con medios para vivir. La derecha ha inducido que sea necesario estar prácticamente inmerso en la indigencia para mostrar un pensamiento crítico y de lucha por un mundo más justo. Los actores que osaron abrir la boca en la gala de los Goya –pese a la censura preventiva de su presidente– lo saben bien. Se les está linchando. Comprado sin pestañear por gran parte de la sociedad, el discurso tiene un objetivo claro: si no te mueres de hambre, has de ser “de derechas”. Y votar derechas, claro. Quienes especulan y se lucran del dolor ajeno, quedan fuera de la apreciación. Igualdad, igualdad, gritaba el jorobado de Notre Dame desde lo alto de una torre y le respondieron desde abajo ¿qué quieres? ¿Jorobarnos a todos?Evidentemente, no iba por ahí su justa petición. Lo paradójico es que esos mismos luego se asustan si piensan que alguien quiere quitarles “lo suyo”. Aunque lo estén haciendo ahora impunemente desde arriba.

Nos detallan los informes que los niños actuales no entienden lo que leen. Viene de atrás. Y no es cosa ni del sur, ni del sol.  Son cinco siglos de hegemonía conservadora, mojigata y fullera en los que jamás han pagado sus culpas. Dedicados a disuadir el pensamiento crítico, a educar en la sumisión, a destruir la dignidad. Una y otra vez tan solo les basta sentarse a esperar que sus víctimas se peleen entre sí y se destruyan. Mareadas, dan tumbos cobrando piezas del propio bando.

La derecha de la trampa y la caspa, la que impunemente sigue pagando sueldos a los corruptos,  comparte discurso con ciertos sectores de la izquierda. Obcecados, como un toro con el trapo, no ven cuando les llega el descabello. Protestando, eso sí. Se diría que el objetivo último es protestar. Es cierto que los partidos tienen muchos cadáveres en sus armarios. Todos. Al menos, los que llevan largo tiempo funcionando. IU no está recogiendo el descontento con el PP y el PSOE, lo hace mucho más el populismo de UPyD. Todo el centro izquierda debería hacérselo mirar. Igual el problema está dentro.  El PSOE sigue en su limbo e IU, a pesar de muchos intentos regeneradores que se advierten, no es la Syriza moderna y abierta que logró ilusionar a muchos votantes griegos. No los suficientes.

Ahí está el problema. Grecia terminó votando a los causantes de sus males. Y les nació el peligroso cáncer del fascismo que tan a gusto germina en las sociedades inmaduras y desequilibradas. Máxime cuando la crisis económica aprieta y, reiteradamente, no se tiene la claridad de distinguir las amenazas reales. Nosotros vamos por el mismo camino. Los errores no pueden acarrear pena de cadena perpetua, si hay voluntad de cambio. Esto es una emergencia y cada uno parece ir a lo suyo. Con violencia incluso, signo de un malestar real y preocupante que no sabe o quiere discernir quiénes le atenazan.

El cambio –si llega– vendrá fundamentalmente por la sociedad civil, menos contaminada. Lo peor es que vivimos en un bucle. Siglos de deseducación, infantilismo, sumisión, peleas callejeras a la sombra de los palacios de los poderosos. ¿Quién lo cambia? Se necesitarán generaciones y no vamos precisamente por ese camino.

 Yo vi esa sociedad capaz, sin embargo, muchos la vimos. La que salió a las plazas el 15M y construyó. En un proyecto mucho más amplio del que se agrupaba en las siglas. La que trazó fines y medios. La que pensaba en el bien común, no en parcelas únicamente. La que aún se ve en la encomiable tarea de la PAH. Nos va la vida y el futuro en ello, pero aún la siguen espantando ¿Cuántos más dirán “ahí te quedas”? La peculiar derecha española seguirá frotándose, entretanto, las manos mientras conduce implacable la apisonadora. No son tantos. De alguien debe ser la culpa. ¿Tiene remedio España? Por este camino, no. ¿Volvemos al comienzo?… Toda persona madura y equilibrada prioriza la consecución de sus intereses a lo que le dictan sus pasiones. A las sociedades les ocurre lo mismo: buscan lo que conviene a la mayoría. No es imposible, sí difícil, pero hay que hacerlo.

*Publicado en eldiario.es en donde hay magníficos comentarios.

España no es Bulgaria

lo que hay que discutir

autor: @arma_pollo

El gobierno búlgaro ha dimitido en pleno a causa de 10 días de masivas protestas de la población contra los recortes y de la brutalidad policial. “No voy a participar en un gobierno en el cual la policía golpea a la gente», ha dicho el presidente Boiko Borisov. “Cada gotita de sangre es una mancha”, ha añadido incluso. «No puedo ver un Parlamento rodeado por tapias», ha seguido argumentando. Para concluir: «Tenemos dignidad y honor. Son las personas que nos dieron el poder a las que se lo devolvemos hoy». Poco más de 7 millones de habitantes y han salido hasta 100.000 a la calle. Paro, corrupción, recortes y la subida de la luz en un 13% como detonante.  

 Se nos llenan los ojos de lágrimas de emoción al ver que un presidente dimite porque la ciudadanía protesta contra su gestión. El país más pobre de la UE, con un salario medio de 350 euros mensuales, proscrito por los gobiernos “de primera” de Europa que cierran sus puertas a los búlgaros expulsados por la eterna crisis, ha dado una gran lección. En la época soviética tuvo uno de los regímenes más autoritarios. Votar “a la búlgara” viene del monolítico apoyo a sus gobernantes del Partido comunista, prácticamente del 100%.  

Lo curioso es que el hasta ahora jefe del gobierno búlgaro Boiko Borisov es un personaje muy peculiar. Ex alcalde de la capital, Sofía, pertenece al partido conservador “Ciudadanos por el Desarrollo Europeo de Bulgaria”. Es ingeniero de la policía, con grado de teniente general, especializado en la lucha contra incendios.  Y también en «contra el crimen y el mantenimiento del orden público», labores por las que ha recibido premios internacionales. Se doctoró asímismo en Ciencias. Práctica karate y es árbitro internacional de este deporte. Tiene 53 años, Rajoy, por cierto, 57.

 Pues bien, hasta este señor dimite, presta oídos al pueblo que le ha elegido y –amante de la seguridad- se horroriza de ver la gente apaleada por exigir sus derechos. Diez días frente a un año en España con una media de diez manifestaciones diarias. También le repugna contemplar el parlamento vallado… como está el español. Para que allí se escenifique otra vez la parodia de un debate en el que tenemos cantado todo lo que va a ocurrir. Dos viñetas de hoy, lo resumen a la perfección.

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Forges en El País

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Bernardo Vergara en eldiario.es

Parlamentos español y portugués: descubre las diferencias

http://youtu.be/mgd3Q-qc3no

Quiénes son los responsables

La mayoría de los estudios sobre la ignorancia citan entre sus características la de que induce a obrar en contra de los propios intereses y sin siquiera darse cuenta. Se puede ser conservador, naturalmente, es una respetable opción ideológica. Ahora bien, otra cosa es tener que pedir permiso a jueces y curas para meterse en la cama con quien uno quiera y consagrarlo en un documento si se tiene el capricho. O contemplar como mueren cuatro jóvenes en una fiesta plagada de irregularidades y añadirle una serie de insultos: que la alcaldesa de Madrid y su equipo borren las pruebas de que promocionaron el evento, como harían unos colegiales tramposos, o que todo un Fiscal General del Estado considere que quien se divierte tiene un problema de “estructura familiar”.  O saber que Gallardón y “el gobierno” han decidido que tener hijos no deseados “no daña la salud de la mujer”. Es decir, a uno le puede gustar la Edad Media, visitar los monasterios y leer libros de sectas conspiradoras, tener una reproducción del Santo Grial sobre la cómoda,  pero… no tiene porqué imponerlo a los demás.  

El pack viene con añadidos sustanciales: 128.000 parados más, negros presagios sobre el aumento de la recesión, y más bromas de brotes verdes o promesas de que ahora ya sí, que en 2014 se arregla ¿Pues no iba a ser en Junio de 2013? La privatización de la sanidad con lo que implica para el ciudadano. El drama para nuestro futuro de cerrar el Hospital de La Princesa –que tan magistralmente explicó en este diario Ruth Toledano– es solo un ejemplo. Pagar por estar sano, o morir en el empeño. U oprimir a los ciudadanos hasta la médula de sus huesos, mientras se cambia la ley para que Eurovegas prácticamente no pague impuestos.

 “No hay otro remedio, no hay dinero”, repiten incansables los responsables en buena medida de la situación que padecemos. Prestos a cortarse las venas o meterse debajo de una manta, al ver caer ya en el desempleo y la miseria a parientes, amigos y conocidos, han entendido -parece ser- que esto “no es cosa de un partido u otro”. Y hasta justifican la política de Rajoy y su troupe, convirtiéndose en sus cómplices. Vaya por dios, antes toda la culpa era de Zapatero. En todo caso ¿Qué futuro esperan para ellos y sus descendientes? ¿O no lo piensan? ¿Han mirado a Grecia y Portugal? 

La corrupción endémica española tampoco importa. Cada día nuevas revelaciones de atracos a las arcas públicas, basadas en que se les ha dado la llave en un acto de confianza. “Siempre ha sido así”, comentan mientras se encogen de hombros. Jamás despegará este país en tanto no se solucione esta arraigada lacra.

 O ver a nuestros empleados en el gobierno preparar todo un arsenal, con un estratosférico aumento del presupuesto antidisturbios. ¿Para qué? ¿Vienen las hordas de los Hunos? Igual es para reprimir las protestas por las medidas que imponen y nos perjudican. ¿Se consentiría eso en alguna empresa?

Es más fácil engañar a la gente que convencerles de que han sido engañados, decía Mark Twain pero ya está bien de tener que engrasar los circuitos neuronales y éticos de unos ciudadanos que hacen dejación de serlo. Porque la ciudadanía implica la búsqueda del bien común y saber que las decisiones propias repercuten en los demás. Que vivir en sociedad es pensar en sus miembros y no aprovechar sus sorportes únicamente en beneficio propio.

 O la sumisión de las víctimas. Esos desahuciados de los que hablaba días atrás Ignacio Escolar, helando la sangre del más templado: “La mayoría de las familias que son desahuciadas en España por no poder pagar su hipoteca no lo cuentan. No se atrincheran para aguantar ante la policía que llega con la cruel orden de desalojo. No llaman al 15-M ni tampoco a las cámaras de televisión. No se resisten ni luchan. Les mienten a sus vecinos, les dicen que se mudan a otro barrio o a otra ciudad, que les ha salido un trabajo fuera, que ya escribirán”.

 Vuelvo a traer una de las muchas ideas lúcidas de José Luis Sampedro: “¿Democracia? Es verdad que el pueblo vota y eso sirve para etiquetar el sistema, falsamente, como democrático, pero la mayoría acude a las urnas o se abstiene sin la previa información objetiva y la consiguiente reflexión crítica, propia de todo verdadero ciudadano movido por el interés común. Esos votos condicionados por la presión mediática y las campañas electorales, sirven al poder dominante para dar la impresión de que se somete al veredicto de la voluntad popular expresada libremente en las urnas. En ocasiones, como se ha visto, sirven incluso para avalar la corrupción. Se confunde a la gente ofreciéndole libertad de expresión al tiempo que se le escamotea la libertad de pensamiento”.

 Estamos deteriorando la democracia a niveles tan inconmensurables como nuestra propia depresión. Ignorancia y sumisión, falta de ética, el cóctel maldito largamente labrado en décadas y aun siglos de educación en España. Ellos son nuestras (pesadas) piedras en los zapatos, los que mantienen esta situación insostenible.

 *Publicado en eldiario.es

Grecia vota

Bajo una intolerable presión. El conciliábulo mundial de acuerdo para decirles cuál debe ser el sentido de su voto, con serias amenazas si no obedecen. Recuerda hoy Soledad Gállego-Díaz: “los totalitarismos no se edifican sobre sus virtudes, sino sobre los errores de los demócratas, como explicó Camus y como se ha dejado escrito en miles de libros de historia europea”.

 Un país que apenas supone el 2% del PIB de la UE va a desestabilizar al parecer a toda Europa si elige a Syriza. Grecia lleva dos años y medio aplicando la durísima política de ajustes de la Troika (BCE, UE y FMI) y los resultados para la población –cuya máxima responsabilidad en la quiebra es haber votado apenas sin opciones- son catastróficos. ¿Qué puede darles –y darnos- más miedo? ¿La situación actual, la realidad de hoy y el futuro previsible, o un cambio? ¿Funciona bien –para la sociedad- el sistema que con tanto ahínco defienden políticos y la inmensa mayoría de los medios y hasta la sociedad con el cerebro y la dignidad cautivos?

Enric González, un periodista de enorme solvencia, define la situación sobre el terreno, como enviado especial de El País. «Europa pone una presión abrumadora a un país condenado a sufrir” titula su crónica -de imprescindible lectura completa– que comienza así:

 Grecia carece de arsenal nuclear. Pero dispone de algo que, al parecer, puede tener efectos igualmente devastadores: elecciones democráticas. La Unión Europea y sus gobiernos, empezando por el alemán, han advertido a los griegos de que si hoy venciera la izquierda podría romperse el euro y desatarse una crisis económica mundial. La presión sobre los votantes, que han comenzado a votar a las siete de la mañana (6.00 en España), es abrumadora. Y los sondeos predicen algo parecido a un empate.

Las consecuencias de la presión extranjera sólo se sabrán a partir de esta noche. En cualquier caso, las amenazas apocalípticas no pueden angustiar mucho más a un pueblo al límite de la ansiedad. No hay trabajo, ni dinero, ni futuro. El índice de desempleo rebasa el 22%, y el 50% entre los menores de 30 años, pese a la reducción de los salarios en un tercio; los únicos comercios todavía con clientes son los de alimentación; las multinacionales empiezan a marcharse; la Seguridad Social ha sido destruida; aumentan en paralelo la delincuencia y la xenofobia; el turismo, una de las grandes fuentes de riqueza, está huyendo.

El principal candidato de la izquierda, Alexis Tsipras, de la coalición Siryza, ha insistido hasta el final de la campaña en que no quiere dejar el euro, sino renegociar los acuerdos con los acreedores porque imponen una austeridad que, tras cinco años de recesión, resulta insoportable y contraproducente. “No se atreverán a expulsarnos del euro, eso es un farol”, proclama. El líder de la derecha, Antonis Samaras, se presenta como el defensor de la unión monetaria, pero también admite que las contrapartidas del rescate concedido a Grecia (170.000 millones de euros) están desangrando al país. Angela Merkel, la canciller alemana, es inflexible: “No renegociaremos los acuerdos”, declaró el viernes…

La democracia en peligro

Foto: @arma_pollo en twitter

La imagen no puede ser más simbólica. Bankia enderezada y sólida (como nos la presenta el Gobierno) frente al suelo, el horizonte, el resto de los edificios, farolas y coches torcidos. Aquel país que votó el 20 de noviembre, harto y esperanzado, ha llegado a altas cotas de desaliento. Las últimas encuestas sociológicas muestran a una ciudadanía que no sabe adónde acudir primero a achicar los agujeros de la estupefacción. El nuevo Míster Liebaert (antes Urdangarín), el presidente de los más altos estamentos judiciales, Carlos Divar, una situación económica que encuentran mala o muy mala el 96% de la población, según encuesta de Metroscopia.  23.400 millones de euros para la propia Bankia, es decir, más del doble de lo restado a sanidad y educación a la sociedad. Desahucios por impago de hipotecas a un banco sostenido con dinero público. Despidos y pensiones multimillonarias para sus malos gestores. Y entretanto amenazas de nuevos recortes, sacrificando el Estado del Bienestar en el altar de la austeridad. En consecuencia, justicia, iglesia, monarquía, parlamento, gobierno, partidos políticos, autonomías, todo se encuentra en entredicho. Incluso buena parte de los medios informativos navegando entre la frivolidad y la manipulación.

   Si nos atenemos a los datos demoscópicos que proporciona este artículo “Del “shock” económico al democrático”, el más aterrador de todos es que en los últimos 7 meses, el porcentaje de personas  que piensa que “el actual sistema democrático sigue siendo, con todos sus defectos e insuficiencias, el mejor que ha tenido nuestro país en su historia ha caído del 72% al 56%”. No nos detallan si prefieren cualquier otro de la larga senda de catástrofes que han jalonado nuestra trayectoria (dictaduras largas y cortas, monarquías de variado signo o dos efímeras repúblicas) o si piensan en la búsqueda de una nueva democracia participativa y más real, como propone el 15M en su más amplio concepto: el de la una sociedad indignada que lo que quiere es enderezar los continuos desatinos a los que asistimos.

  No sabemos si a echar agua a la deuda ardiente, sacar la cabeza del lodazal de la corrupción y de los repartos de cargos y prebendas a familiares y amigos, o asumir ese futuro que, aún basado solo en los optimistas cálculos de la religión neoliberal, sitúan la recuperación de España en 2017 y el empleo en 2023  como hace el FMI. ¿Optamos entonces por renunciar a la democracia? ¿A cambio de qué?

  Hemos aceptado impertérritos quela UE sustituyera democracias por tecnocracias, comenzando incluso por Grecia la creadora del concepto y, ahora, el deterioro económico -que no causamos- parece hacernos dudar de los propios valores de un gobierno de todos, en libertad, y de los instrumentos que lo llevan a cabo.

 El presidente que en campaña electoral llegó a prometer “devolver la felicidad” a los españoles, se ha quemado a velocidad de vértigo. La prensa internacional resalta sus incomparecencias, que presentara tarde las cifras del déficit por motivos electorales, sus presupuestos y, abierta la veda, critica hasta, como hace la influyente agencia británica Reuters, que Rajoy  (y  buena parte de sus ministros) sea un “provinciano”, sin experiencia internacional y con un nivel limitado de inglés. Al igual que los principales medios extranjeros, Mario Draghi, el tecnócrata que dirige el BCE, califica de «desastrosa» la gestión llevada a cabo en Bankia, completa, de principio a fin. Nos refriegan la burbuja inmobiliaria que deja sus heces en el sistema bancario. Los medios inventores de etiquetas ya hablan de “Spanic” (Pánico/España).

    Lo que se destaca menos es el abuso del Decreto Ley para imponer, sin debate, durísimas reformas, y no solo económicas. Y sobre todo la persecución de las protestas ante tanto desatino, con una nueva redacción del Código Penal que equipara a “terrorismo” participar en ellas o convocarlas si se produce algún incidente, y “atentado a la autoridad” la resistencia pasiva. Manifestantes en la cárcel hasta un mes tras su detención, con peticiones de penas de tal monto que cuesta creer en democracia y en un país que hace gala de la impunidad en delitos graves. Incluso no tipificados como la estafa a la sociedad.   

   La democracia se está viendo amenazada, pues, desde múltiples flancos. El más peligroso, sin embargo, es la aceptación de que ha de ser así sin hacer nada por regenerarla. La pregunta clave es ¿Adónde esperan que nos lleve este camino? ¿A mantener un poder financiero artificialmente enhiesto como bandera de un mundo que se tambalea?

Publicado también en eldiario.es

Trampas nocivas

La carta más destacada entre las que envían los lectores a El País, revela que Alberto Ruiz Gallardón, ministro de Justicia, cambió una cita de Manuel Azaña para meterse en el jardín que vincula ser auténticamente mujer con la maternidad. No era la “libertad” la referencia, sino la “República”, lo cuál es una sensible diferencia. Dice así el texto de C. Sáez.

“El 4 de abril de 1932 Azaña pronunció un discurso en Valencia donde recogía una frase que ya había manifestado en 1930: “La República no hace felices a los hombres; lo que les hace es, simplemente, hombres”. Existen, en efecto, publicaciones engañosamente rigurosas en las que se pretende que donde el presidente Azaña dijo “República” se lea “libertad”.

El ministro de Justicia en su última intervención en el Senado, según cuenta la crónica de Fernando Garea publicada por ese diario, optó, según parece, “por echar mano de citas y argumentos filosóficos y morales”, en un torpe alarde de erudición, sin preocuparse por contrastar sus fuentes. O quizá sí.

O quizá lo que ocurre es que seguía la estela ya iniciada por la derecha del PP con ocasión de los actos conmemorativos de la Constitución de 1812, la de apropiarse de los mejores hitos y personajes de la historia contemporánea de España, precisamente ellos, quienes se ocuparon durante lustros de vetar o reprimir su memoria, para hacer algo peor aún, tergiversar o deformar su auténtico significado”.

Es lo mismo que cuando Esperanza Aguirre –marcando pauta en el discurso del PP- mantiene esa empecinada querencia por Goebbels especialmente en la idea que practicaba: “una mentira repetida cien veces se convierte en verdad”. Al igual que el maquiavélico nazi el PP utiliza esa táctica de manipulación y propaganda, aunque acusando a otros de “repetir mentiras cien veces”.

Lo vemos a diario cuando portavoces del PP se encajan la cara de cemento para defender ahora como ideales  -y repetirlo cien veces si es preciso- las medidas que adoptan y que antaño rechazaron con la misma vehemencia.

Uno de los nuevos “memes” a insertar en cabezas apolilladas por el desuso que repiten sin cesar las consignas del PP, es que “la soberanía nacional reside en el Congreso de los Diputados”. Lo dijeron el día de la Huelga General con escaso intervalo Engracia Hidalgo, Secretaria de Estado de Empleo, y su jefa: Fátima Báñez. Insistirán cien veces, mil, las que haga falta hasta que cale.

Todas esas “confusiones” no son inocuas. Se vacían las palabras para llenarlas con significados espurios. No es lo mismo República que Libertad, no es lo mismo que el pueblo sea el depositario de la soberanía nacional del que emanan todos los poderes del Estado –como marca la Constitución- que se lo cueza la “partitocracia” y la falsa imagen de la “mayoría absoluta” que deja fuera a tres cuartos de la población. No es ético construir “verdades” que calan “repitiendo mentiras cien veces”.

Lo peor es que la escalada aumenta. Se cuestionan hasta los pilares democráticos, disfrazándolos incluso con presuntos argumentos. Los sindicatos, el Estado del Bienestar… “El líder antisistema por la derecha”, como ha sido calificado en Twitter, Pedro J. Ramírez, se ha levantado en la mañana del domingo con ganas de ganar más dinero –que su periódico está en crisis y acaba de hacer un ERE- dando un paso adelante en su estrategia: “¿Es sostenible nuestra democracia?”  pregunta en esta Red social en la que tiene casi 95.000 seguidores. Pues verá, lo insostenible es la nueva marca del fascismo feudal. Pero lo repetirá y lo repetirá, sacará cien portadas, y los cerebros huecos le harán un sitio.

Trampas, trampas y trampas. Muy mal intencionadas. Símbólico y gráfico es vender –incluso a ministros alemanes que osan interferir en la soberanía nacional española con flagrantes injerencias– que el 29M no tuvo suficiente apoyo. Patético engaño, infantil, burdo, dejar encendidas durante el día las luces de alumbrado urbano para minimizar el impacto eléctrico del paro. Una luz vale más que cien palabras.

Foto: Barahona

De peces y humanos, siguiendo a la manada


Un biólogo de la Universidad de Princeton en Nueva Jersey (EEUU), Iain Couzin, ha demostrado que «los desinformados son esenciales en la toma de decisiones«. En consecuencia, la mayoría de los medios que publican el estudio saca en conclusión que “la ignorancia favorece la democracia”, tal como el científico deduce también.

El experimento se ha llevado a cabo con peces. De agua dulce en concreto. Se observa que las minorías informadas dictan las pautas más convenientes pero si un cierto número de individuos no tiene preferencia por un banco u otro, por ejemplo, finalmente se acaba uniendo al grupo más numeroso “y el control de la decisión regresa a la mayoría”.

El bueno de Couzin demuestra también que es fácil  amaestrar a la mayoría de los peces, no a todos. En un laboratorio de Princeton, un grupo de peces fue entrenado para asociar el color azul con un premio de comida. Otro grupo, más pequeño, fue adiestrado para la misma reacción aunque con el color amarillo. Al poner a los dos grupos juntos, los científicos hallaron que la minoría llevaba la voz cantante a la hora de decidir a qué color se dirigía todo el cardumen a recoger su recompensa. Pero las cosas cambiaron cuando unos pocos peces sin entrenamiento, que representan lo que Couzin y su equipo llaman el segmento de los «desinformados», esto es, sin preferencia por un color u otro, se sumaron al grupo. «A medida que añadimos ‘individuos desinformados’ en el proceso, volvimos a darle el control del grupo a la mayoría», dijo a AFP Couzin en una entrevista. No hay que extrapolarlo a los humanos [de momento que todos los experimentos con animales buscan ese fin, añado} advierte el biólogo. “Nuestro modelo se refiere, exclusivamente, a una minoría empecinada que no cambia su opinión«, explicó.

Demoledoras encuestas de este fin de semana nos muestran a una sociedad española que aprueba el infame tratado neoliberal de la UE (hasta en un 74% en una de ellas), aunque suponga –que supone- “cesión de soberanía”. Porque aún creen lo que les cuentan: que saldremos de la crisis así, dado que un notable porcentaje comparte la necesidad de recortes. Sólo el 4% cree que la culpable de nuestra precariedad sea la UE que es quien dicta las doctrinas a aplicar. Angela Merkel está muy valorada por los españoles: obtiene una nota de 5,9 solo por detrás de Obama (6,3) y por delante del francés Nicolas Sarkozy (5,6) o el británico David Cameron (5,5).Más del 90% se muestra muy satisfecho con los resultados electorales en España y no cambiaría su voto. La primavera árabe les asusta. Y luego dicen que el experimento con peces no es equiparable a los humanos.

 Las cosas no son lo que parecen a simple vista. Recuerdo un lejano viaje que sumaba trenes y barcos. Un documental sobre peces y mares trayendo paz y sosiego. Pero solo había que escarbar. Bichos de difíciles nombres se comen unos a otros. Y de fáciles. Allí se comen todos. Un pulpo, en plena digestión de algún infeliz, pierde un tentáculo a dientes de una morena y ha de huir despavorido de una foca común que amenaza con engullirlo. Opta por el camuflaje. En el fondo del mar se da mucho el camuflaje para evitar ser comido, según vi.

El pulpo vuelve a verse en apuros con la morena empecinada. Y eso que tiene el estómago lleno. Los boquerones se agrupan en manadas a ver a quién evitan. Conscientes de su pequeñez buscan la seguridad en el centro de una masa de congéneres. Pero tampoco son inocentes criaturas, acaban de ingerir a otro animalito más pequeño, un krill.

Y de repente aparece una ballena azul, el animal más grande del mundo, 30 metros de largo y el volumen de 24 elefantes. Es muy selectiva en esto de la comida. Solo le gustan los krills, como a los boquerones, y de un viaje de su lengua de 6 metros se come un banco entero de ellos. Los boquerones se salvan aun yendo en manada, pero quién sabe si no son bocado apetecible de otro bicho enorme. O simplemente un poco más grande que ellos.

Esa noche dormí encima de ese mundo salvaje e insolidario en donde impera la ley del más fuerte y donde los débiles no tienen otra opción que camuflarse. Donde todos, unos y otros, son alternativamente verdugos y víctimas y donde vivir parece no tener valor alguno. Asombrosamente, en el tren de vuelta el pulpo volvía a verse en apuros con la morena. Los boquerones seguían agrupándose en manadas a ver a quién lograban eludir. Los krills sucumbían ante la ballena azul inmisericorde. La ballena azul reinaba y reina porque es grande y enérgica y… la mayoría permite y alienta su poder. Bendita democracia que nos han fabricado: nubla el potente brillo de su extrema calidad. Porque lo más decisivo es que, normalmente, nos cuentan otra cosa. Entre peligros soslayables, el bien siempre triunfa. La ficción -en particular la infantil- es preciosa.

 

 

Democracia oficial vs Democracia real

La democracia oficial anda muy preocupada por si la democracia real provoca algún cambio en el sistema. Con lo bien que funciona «el sistema» para los siete mil millones de habitantes de este planeta, y para el planeta mismo. Con el bienestar y riqueza mundial que ha creado el libre mercado que se regula a sí mismo tan armoniosamente. «La democracia -aseguran alarmados- es la representativa». Hasta una periodista pionera (incluso en mostrar sin tapujos su edad y sus arrugas en pantalla que no es cuestión baladí aunque lo parezca), CHRISTINE OCKRENT, se echa las manos a la cabeza porque el Partido Socialista Francés vaya a elegir al candidato a la presidencia por votación popular. Diría que llega a la desolación ¡Adónde vamos a llegar mon dieu!: “Sean cuales sean los resultados del domingo, ya podemos indicar algunos vencedores y un gran perdedor: el propio PS, su aparato y su ideología polvorienta, que observan con consternación los demás socialistas europeos”.

Tenemos a la gente en la calle en medio mundo y la “Realpolitic” –como gustan de llamarse- se está empezando a inquietar. Las manifestaciones de su desasosiego son múltiples y van desde el clásico “lo bueno es el “Ocupa Wall Street” –si estás en este lado del Atlántico- o “nada como la ola de cambio en el mundo árabe, el 15M español incluso” –si se plantea desde EEUU- al equiparar al 15M con la revolución francesa. Nuestra castiza Esperanza Aguirre fue la más radical al considerar al germen de la civilización moderna con un Golpe de Estado contra la democrática monarquía absoluta de Luis XVI.

Estuve hace unos días en la presentación del libro “Common Wealth, el proyecto de una revolución del común”, de Toni Negri y Michael Hardt. Ambos filósofos postmarxistas andan por Madrid participando en numerosos debates. Una maravilla el acto por cierto donde descubrí, por ejemplo, periodistas de altísimo nivel que no se ven en las ruedas de prensa habituales.

Mantienen ambos que las formas de organización política tradicionales han fracasado: Ni funcionan las privatizaciones neoliberales, ni la gestión pública del Estado. “No existe una salida neoliberal a la crisis, ni en su forma atenuada keynesiana, ni tampoco hay una salida de tipo soviético«, dijo Negri y corroboró Hardt. ¿Dónde está pues? En la gente, en la gestión común de los recursos por “el común” de la gente, podríamos resumir.

Lo estamos viendo. Quien crea que lo que está sucediendo es casual y lo podrá reprimir carece de visión, pero es lo que ocurre en el Olimpo, tan alejado de los mortales. Aunque pueden hacer mucho daño y lo harán sin duda.

 Los primeros en no ver que los tiempos están cambiando son los partidos tradicionales. La democracia oficial. Porque en este panorama convulso, tenemos, mientras, en España a un Mariano Rajoy que llega al poder, tras dos sonoros fracasos electorales, simplemente por autoderrota del contrario, mientras sus huestes -esa derecha casposa que nunca se regeneró-, gritan “¡A por ellos, eoe!” relamiéndose el placer, o la falta de autocrítica y de las ideas revolucionarias que el momento precisa del PSOE de Rubalcaba. A IU que intenta recuperar un paso que perdió por su falta de democracia interna  (común desde luego a todos los partidos viejos), por haber expulsado o ninguneado a grandes valores de la izquierda. Ojalá lo consiga por el bien de España. A EQUO que nace con otros mimbres le ponen, como a todos los minoritarios, zancadillas para que se presente. Una democracia real estupenda, tenemos. Pegada a la sociedad, desviviéndose por ella.

El filósofo norteamericano Michael Hardt –desde la izquierda y como no podía ser de otro modo- se emocionaba con su “Ocupy Wall Street” patrio, aunque ellos mismos citaron al 15M como inspiración, y se han organizado exactamente de la misma forma-. Pero dijo algo muy relevante al respecto: “Lo que me impresionó del 15M fue su rechazo a tener miedo”. En eso somos únicos… cuando queremos.

Llegan tiempos duros pero una marea intercomunicada como nunca antes lo estuvo, estallando cada vez en más lugares del planeta, no se podrá acallar. Su razón de ser está en los hechos que provocan un hartazgo ya incontrolable y esos lejos de cambiar, acrecientan su virulencia. Y, desde España, con el germen de querer luchar contra el miedo.

Creo que no queríamos riesgos e incomodidades, pero nos dejaron solos, su democracia ha fracasado. Para “el común” de la gente. El mundo va a la deriva y algo habrá que hacer, solo y nada menos que regenerar la democracia. El próximo sábado #15-O es el día de volver a decir que estamos aquí. No por gusto, sino porque no tenemos más remedio.

Ilustración: José Rubio Malagón (malagonadas)

Se acabó la fiesta

He vuelto a escuchar la frase otra vez esta mañana, casi en sueños, en la voz de Francisco Granados, un señor que manda mucho en el PP de Madrid. Adornada además con detalles de cómo a tal hora «cerraron la barra para las copas«, textualmente. Se dirigía a los sindicatos y profesores de Madrid que quieren preservar la educación, ese bien superfluo, cuya carencia permite contar con ciudadanos sin criterio. El mismo Granados -que goza estos días de gran elocuencia-, amenazó ayer con crear una policía autonómica en Madrid a ver si se vuelve a ese “Estado de Derecho” tan precioso que tenemos y se acaba con la auténtica lacra que nos aqueja: “el 15-M ha degenerado en un movimiento radical y antisistema de izquierdas, que la delegada, el Ministerio y el PSOE han dejado crecer de manera premeditada«.

Se acabó la fiesta. Cada vez que escuchó la palabra se agitan peligrosamente mis jugos gástricos. La fiesta es perenne y las copas de champán francés para los privilegiados del sistema. La población de millonarios ha crecido desde que se desencadenó la crisis un 8,3%, e igualmente el monto de sus ingresos . Son ahora 10,9 millones de personas que acumulan una riqueza disponible de 42.7 billones de dólares, con un crecimiento anual de 9,7 por ciento. Superior al que tenían en 2007. En el mismo período han perdido su trabajo 27.6 millones de personas que pasan a engrosar la intolerable cifra de 205 millones de desempleados. En los datos confluyen Merryll Lynch-Capgemini y la Organización Internacional del Trabajo (OIT). Pero no, estos últimos no están invitados a jolgorio alguno.

Sigue la fiesta para quienes no pagan impuestos. Para los que los evaden a paraísos fiscales, hacen trampas legales, y cuentan con el favor de los gobernantes. Esos que en España, durante los gobiernos de Aznar y Zapatero, vieron como se les rebajaron lo que tienen a bien declarar un 38%, mientras solo los disminuían en poco más de un 2% a las clases medias.

Se acabó la fiesta en cambio para la educación y la sanidad públicas, la de cualquier servicio público. Vengan al casino, apuesten, jueguen, que el festejo solo es para quien pueda pagarlo, con los mimbres de privilegios que anteceden. Y les vamos a exprimir para que cada cual se apañe como mejor le venga.

Se acabó también la fiesta de la democracia. De ella solo permanece el sublime gozo de depositar el voto cada cuatro años, abocados legal y mediáticamente al bipartidismo. Porque la mayoría parlamentaria permite ya reformar la Constitución en un tiempo récord, a pachas entre dos partidos. Y para consagrar que los políticos españoles no deciden nada que no hayan ordenado previamente los mercados y su portavoz en esta Europa nuestra que es la UE neoliberal. Mediocre fiesta, y encima somos convidados de  piedra.

Se acabó la fiesta también de rebelarse sin permiso, como contaba El Roto los días del 15M. “Les enfants de la patrie” de hecho pusieron una instancia al Rey Luis XVI a ver si podían hacer la revolución. Apalea en nombre de la moralidad Cameron en Gran Bretaña, y en Madrid si se tercia, y más que habrá porque no hay nada mejor que la violencia para la resolución de conflictos.

Se acabó la fiesta para quien engulle que eso es cierto y, asustado en su mediocridad, acusa de demagogia a quien les sitúa en la ventana de sí mismo. Ya lo decía Chomsky, la especialidad del poder, del mediático también porque viene a ser lo mismo, es hacer sentir a la sociedad que es culpable de los males que le aquejan. Se acabó la fiesta. Recojamos los bártulos que esto no es para nosotros.

Elrich. El País