Los que mataron a Alan Turing

Imitation_Game

Imitation Game (Descifrando el enigma) es una película que narra la historia de Alan Turing, un genio de las matemáticas, criptógrafo excepcional, uno de los máximos creadores de la ciencia de la computación y, gracias a eso, el que logró acortar la Segunda Guerra mundial (1939-1945), evitando varios millones de víctimas más. Lejos de ser ensalzado por su esfuerzo, recibió un trato infame de su país. Este texto contiene spoilers de la película, si se puede calificar así a los datos sobre una persona real de la que existe amplia documentación.

Turing nació en Londres en 1912 y murió en el condado de Cheshire en 1954, a los 41 años. Una mente prodigiosa que en su corta vida nos dejó grandes hallazgos: desde la noción de inteligencia artificial a ese gran hito que fuera la que se llamó Máquina de Turing. Un computador en toda regla que, con el trabajo de muchos… e impedimentos de otros, logró descifrar el Código Enigma, utilizado por los nazis alemanes en la contienda.

La película del noruego Morten Tyldum, interpretada magistralmente por el actor británico Benedict Cumberbatch, narra la vida de Turing en al menos tres momentos cruciales, desde la adolescencia a su muerte prematura. Y muestra su complejo carácter, lógico, racional y brillante, aplastantemente seguro de sus criterios científicos e inseguro de su personalidad, atormentado, solitario.

Alan Turing era homosexual. Esas mentes mostrencas, con poder, que siempre quieren detener el progreso encontraron en esa circunstancia su talón de Aquiles. Primero, habían intentando acusarle de espionaje. Un robo en su casa desencadena que llegue a conocerse su opción sexual y era, ay, la que Inglaterra penaba aún en 1952. Fue sometido, como condena, a castración química y murió al comer una manzana con cianuro en lo que ha sido considerado un suicidio. Aunque algunos lo cuestionan, lo cierto es que esos duros avatares le habían supuesto ya, a la hora de su muerte, una seria mutilación como ser humano.

La historia, conocida, muestra la evolución de esta tragedia. Cierto que, como se dice, con algunas licencias. No fue el único inventor de los computadores, intervinieron muchas más personas en la proeza, pero sí sirve, en mi opinión, para divulgar el personaje, con esas claves eternas que lo trascienden. Es reseñable destacar también –aunque eso como es lógico no sea imputable al director de la película-  que la figura de Turing recibió finalmente un trato de favor que miles de homosexuales maltratados en el Reino Unido no obtuvieron.  Gordon Brown formuló una disculpa pública y la reina Isabel le concedió un indulto póstumo, pese a la oposición de David Cameron, el actual mandatario que se negó. Turing llevaba décadas muerto.

Pero sí vemos las pasiones de Turing, la mecánica de su raciocinio, sus logros científicos que venían a corroborar las ideas que los alentaban como un triunfo. El que durante 50 años fuera materia reservada la gran hazaña que logró interceptar los códigos alemanes en la Guerra y decidir el signo de la contienda. Sus dudas personales. Su perplejidad. Una vida excepcional, la de un ser que pasó dejando trascendentales aportaciones. Y que truncó la misma irracionalidad de toda la vida.

Siempre están al acecho para cortar y reprimir… y lucrarse. Para cortar las alas de cualquiera que vuele mientras ellos se hunden en las pocilgas. Para llevar a la hoguera al diferente, con mucho mayor placer si la víctima les supera con creces. Nunca se fueron. Ahí siguen. Escribiendo el manual de la intolerancia que obligó a perder grandes hallazgos desde la Antigüedad. ¿Qué más hubiera hecho Turing de haber vivido 30 o 40 años más?

THE IMITATION GAME

Benedict Cumberbatch es un actor excepcional. Uno de los más requeridos en la actualidad desde el enorme éxito de la serie sobre Sherlock Holmes que protagonizó. A su lado, entre otros, Keira Knightley, en un personaje que brinda la oportunidad de evidenciar otra vieja injusticia: el trato recibido por las mujeres a las que en esa época (reciente) no se creía capaces ni de resolver en un crucigrama.

¿Cuánto ha cambiado la discriminación por la intolerancia de tanto obtuso mediocre?  Ésa es pregunta clave sobre la que habría de actuarse. Entretanto se perpetúan los viejos esquemas. Más aún, diría que se están acrecentando.

Sin embargo, llena y esponja – a mí me pasa- que hayan existido y existan personas como Turing. Es algo que las cucarachas de todos los tiempos no han logrado impedir.

Adiós a Alain Resnais

El cineasta francés Alain Resnais ha muerto en París a los 91 años.

Su película «Hiroshima, mon amour» me impactó especialmente en su día. Un mito del pacifismo. Y de la belleza. Con guión de la escritora Marguerite Durás, data de 1959 pero fue estrenada muchos años después en España debido, sin duda, a sus desnudos en blanco y negro y sus relaciones «pecaminosas». No era ése el tema de película.

La guerra como dolor, el amor como salvación de un momento, como nostalgia eterna. Inolvidable el inicio en francés poético…

«LUI : Tu n’as rien vu à Hiroshima. Rien.

ELLE : J’ai tout vu. Tout…»

(Tú no has visto nada en Hiroshima.  Nada. 

-Lo he visto todo. Todo)

Es sorprendente que, tras años de no recordar a Resnais, solo el viernes asistiera a la presentación del libro del poeta aragonés Adolfo Burriel TIERRA DE SOMBRAS (con un gran Ángel Guinda como introductor) y compartiéramos en el aire los fantasmas. Los hermosos, también. El de Hiroshima, también.

«Ah, Hiroshima,

de niebla blanca y negra son tus ojos,

la pérdida del aire, 

la luz sin paz

en las habitaciones del cadalso,

una ciudad que estalla en las arterias,

como los besos, 

                           mon amour,

en una sombra de recuerdos»

*Alain Renais de Adolfo Burriel

Y un trozo de Hiroshima en francés…

El día que se frustró mi carrera en el Music Hall

Es cierto lo que dicen: “Mi venganza es ser feliz”. Ante tanto atropello por lo menos se ha de preservar esa parcela. Por eso hoy toca tema ligero. Aparentemente.

Escucho a menudo una lista con canciones de Pink Martini. En ella, aparece siempre “El bayón de Anna”. Esa canción es la primera de la banda sonora de mi vida. Mi madre, gran aficionada al cine y con buena voz para cantar, la situaba entre sus favoritas. Solía despertarme primero relatando las noticias del día leídas ya a tan temprana hora en Heraldo de Aragón, pero si la noche anterior había ido con mi padre al cine, también me contaba la película. Anna le encantó y la traía una y otra vez, sobre todo su música. Por tanto, ocupó buena parte de mi niñez.
Anna1951Acabo de mirar la reseña. Y ver el vídeo. Del argumento no recordaba absolutamente nada. Ahora ya sé. Silvana Mangano es una monja que rememora aterrada su pasado… de pecadora. Parece ser que la pervirtieron entre Vittorio Gassman y Raf Vallone, que no está nada mal.

Y lo que más se ha quedado en su mente ha sido el bayón. Igual me pasa a mí.

En el colegio de monjas pidieron que mostráramos nuestras habilidades para organizar alguna fiesta de fin de curso. Y yo, con apenas 5 años, me ofrecí a interpretar el Bayón de Anna. Me esmeré en hacerlo bien, como había aprendido en casa.  Las monjitas me animaban a seguir  pero cuando terminé me dijeron:

-¡Hija mía! ¿quién le ha enseñado eso?

-Mi mamá,  dije, comprendiendo que acababa de hacer algo terrible y que no debía haber delatado a mi inductora. A pesar de estar hablando de una monja, de una pecadora arrepentida, algo que entonces debía saber perfectamente.

Por supuesto, no se incluyó mi pieza en el festejo y mucho me temo que fue el inicio de las desavenencias que culminaron, muchos años después, con mi expulsión del centro. Es curioso como la maldad está, tan frecuentemente, en los ojos de quienes miran. Eso sí, abandoné por completo mis aspiraciones a convertirme en cantante y bailarina.

Hoy que aquella espantosa educación represora vuelve a nuestras vidas, reivindico la venganza de la felicidad y a Anna que está realmente contenta. No consintáis que os destrocen o manipulen, ni os roben -también- los valores más preciados.

Escenas eternas

Esta tierra es mía de Jean Renoir (1943)

Sostiene Pereira sobre el libro de Antonio Tabucchi (1994)

La vida es como un jardín

Fragmento de «Bienvenido Mr. Chance«, basada en el libro «Desde el jardín» (1971), del escritor norteamericano de origen polaco Jerzy Kosinski.

Sinopsis:

Chance vive desde niño en casa del Anciano.Durante toda su vida se ha ocupado del jardín.No sabe leer ni escribir y no comprende bien las conversaciones de su alrededor,su unica pasión aparte del jardín es ver la televisión.Cuando el anciano muere y la casa es cerrada Chance deberá abandonar el único mundo que ha conocido y salir al exterior.Allí por una serie de equívocos Chance alcanzará la fama y se codeará con la élite de la sociedad.

Es una de mis obras favoritas para comprender la realidad.

(Gracias por facilitarnos este vídeo, Víctor)

Bienhallado Sr. Berlanga

Se ha ido, en el turno inapelable de la cinta sin fin que empuja la vida. Grande, inmenso, un hito en la historia de la cultura española, en la historia de España.

Batallar con la censura y la mediocridad del oscuro franquismo era casi épico, pero él lo consiguió con las más altas dosis de ingenio. Al lado de Juan Antonio Bardem muchas veces, o del irrepetible Rafael Azcona.

Pocos autores reúnen tal cúmulo de aciertos: varias de sus películas justificaban por sí mismas, individualmente, una vida. “Bienvenido Mr Marshall” (1953) le permitió reírse del amigo americano o de cualquier poderoso, de nuestro patético provincianismo, evidenciando un mito que nos persigue hasta nuestros días. La esperanza del maná no podía sino fracasar, con humor, para no perdernos en el dolor.

Plácido” (1961), nominada al Oscar. Sentando un pobre a la mesa de los ricos en Navidad y mostrando aquella lacra que se iniciaba: el endeudamientos, las compras a plazos, el banco implacable.

«El Verdugo» (1963), humor negro y sangriento. Con un Pepe Isbert que también firmó las más brillantes páginas del cine. El determinismo de los pobres, la triste historia de este país –atenuada siempre con el humor-, que al menos logró liberarse de la pena de muerte.

La escopeta nacional”, “Patrimonio nacional”, “La vaquilla”, Todos a la cárcel” ¡Qué pocos han hecho tanto y tan bien! Caricaturas de nuestro carácter y trayectoria, con halos de esperanza en las historias cotidianas, tantas veces fallidas porque lo mal trazado, mal termina. Pero siempre disfrazando la amargura, atenuando si se quiere, quizás borrando, con la sonrisa del sarcasmo.

Como tantos otros, tuvo que tragar en su juventud algún sapo de los que servía conminatoria la dictadura, pero se liberó ampliamente.

Adoraba la vida, el sexo vivificador; la cordura, el ingenio, la piedad. Sólo ayer anunciaba ABC un amplio reportaje con palabras suyas. “El dolor me jode, pero morirme me jode más”. Parece que no se oferta otra opción y que el hechizo de vivir apenas valora obstáculos. Enfermo y sin voz en el final del ciclo, aún apoyó la campaña de Médicos sin Fronteras para hacer presión y que estudien esas enfermedades raras que no dan dividendos. Fue un privilegio tenerle en este mundo, en esta España. Luís García Berlanga ha muerto este 13 de Noviembre de 2010, a los 89 años de edad.

PSM, la película

 Lo que tiene aposentar la sede encima de un cine. Siempre hay que cuidar los detalles para que no jueguen malas pasadas.

Foto Flick de Carlos Cesar Alvárez

 La programación se completa con El sainete valenciano.

¿»Equidistán» es realmente equidistante?

La crisis nos impregna: ha llegado también a la cultura y la evasión. Sobre todo a la evasión. Ramón Muñoz nos cuenta en El País que “Los ‘apocalípticos’ de la recesión se hacen guionistas”. Libros, cine, televisión “se alimentan de las visiones catastrofistas de la crisis” -detalla-, como resulta lógico cuando un tema hace latir –aunque sea poco- a la sociedad. La crisis impregna al periodismo, especialmente al “equidistaní”.

  • En el lado derecho de la balanza tenemos a Glenn Beck:

“La mejor muestra del nuevo filón es el showman y presentador de televisión estadounidense Glenn Beck. Desde su tribuna diaria de Fox News y desde su programa de radio, predice todo tipo de catástrofes si Barack Obama persiste en el proceso de “socialización” de la economía norteamericana que inició su predecesor, George W. Bush…”.

Es decir, a este señor –que pretende “refundar” EEUU, desde las escalinatas de los sueños de Martin Luther King, para conseguir un país ultraliberal sin fisuras- le apoya la poderosísima cadena Fox, el movimiento ultraconservador Tea Party y el ala derecha del Partido Republicano.

  • En el plato izquierdo –según el artículo-, está Michael Ruppert…

“Un antiguo policía de narcóticos de Los Ángeles, ha saltado a la fama por sus predicciones catastrofistas”. “Adivinó” todo lo que no veían supuestamente los economistas. “Así, Ruppert aparece en una conferencia en 2006 advirtiendo a la gente que no se endeudara, ni contratara hipotecas porque estaba a punto de estallar una gran burbuja inmobiliaria, como efectivamente sucedió dos años después con la crisis de las subprime. También anticipó la quiebra del sistema financiero y los rescates multimillonarios de 2008 (la siguiente en caer será la propia Reserva Federal, según su vaticinio)”.

Lo peor es que “Ruppert da una imagen de paranoico, fumando compulsivamente, e incluso llorando cuando relata los estragos de la catástrofe que está por llegar”. A su documental “Colapso” parece que le apoya el fervor popular.

  • Y flotando por el aire, a ver si se decide a depositarse en el plato izquierdo, a Michael Moore:

“Con más oficio de agorero profesional pero mucho menos auténtico, el director Michael Moore ha vuelto a la carga con “Capitalismo, una historia de amor” en el que pone el dedo acusador en los grandes magnates financieros que, servidos por sus políticos títeres, han causado la crisis y ahora cargan las consecuencias sobre la clase media, que sufre en sus carnes cómo cada día se destruyen 14.000 empleos o hay 7,5 desahucios por minuto”.

Moore sin embargo cobra por su trabajo. Y eso está muy feo en alguien de izquierdas ¿o no es de izquierdas?:

“Con la demagogia que caracteriza a este histriónico director, millonario gracias al sistema que denuncia -cobra 3.000 dólares por entrevista-, el documental denuncia cómo la aristocracia de Wall Street obtuvo mediante el miedo y los sobornos que el Gobierno saliera a su rescate con 800.000 millones de dólares (623.883 millones de euros)”.

A mí, en este análisis y así, a bote pronto, me faltan dos libros fundamentales: “La doctrina del shock” de Naomi Klein (aunque sea de 2007 mantiene su vigencia) y “Su crisis, nuestras soluciones” de Susan George. A mí en este análisis, me faltan… datos, proporcionados por expertos. O, al menos, una comprobación y constatación de lo que realmente ha sucedido en el mundo con la crisis, qué afirmaciones de los autores citados son hechos constatables y qué opiniones. Quién apoya a quién en todos los casos, y cuánto cobra cada cual en dinero o en especie.

Sin acritud hacia el autor de este artículo que no es sino una muestra más del actual periodismo –e incluso más elaborada que otras-, me limito a mostrar la peligrosa vigencia de la “equidastania”. La mesa puesta para que uno se sirva al gusto. Aunque ¿de verdad “Equidistán” es equidistante?

Por cierto, aquí está en acción Glenn Beck y hablando de España con un español. No es nada histriónico ni demagogo.

Por la libertad, la información y la coherecia

Entremeses de fin de semana:

 Buenas noches y buena suerte.

El cierre de cines como síntoma

palaciodelamusica

Fue el primer cine al que acudí en Madrid. Un inolvidable primer viaje con mi padre a la capital. Junto a la puerta de la pensión de la Gran Vía donde nos alojamos también había que eludir a los carteristas a la caza de incautos provincianos, hoy de cualquier turista. Pero Madrid compensaba en su derroche de luz y de vida, en aquella sala de proyecciones que, en efecto, parecía un suntuoso palacio. Una película “para mayores” en la que fui aceptada por mi prematuro desarrollo adolescente. El cine siempre fue para mí y muchos otros el premio, el espectáculo superior, la sugerencia infinita, una ventana abierta al mundo, a las ideas, a las emociones.

Pero los cines fueron desapareciendo. Más de 600 han cerrado en España en los últimos seis años. Ahora hay, en todo el territorio nacional, 563. Uno en Vilanova i la Geltrú, el Bosc, ha sido indultado. El ayuntamiento se ha hecho cargo de él en bien de la población y el antiguo dueño se ocupa del bar. Un cinema paradiso redivivo.

La Gran Vía madrileña, antaño paisaje de esplendor de enormes carteleras, ha echado el cierre. En la zona de Ventas han desaparecido prácticamente todos, incluso el avanzado Canciller pionero del sistema Dolby de sonido. Y así en toda España.

¿Qué les ha sustituido? Tiendas, centros comerciales. Fue en los años 80 cuando llegaron a nuestro país los hipermercados. El primero en Cataluña, el segundo en Zaragoza. Situados en el extrarradio, había que usar coche para acercarse. La cosecha desde entonces ha sido fecunda, desbordante. Cada carretera de salida dispone de su conglomerado de centros. Siempre los mismos. Carrefour, Alcampo, Mercadona, Caprabo, Eroski, Media Mark, todos juntos o en cuotas. Una vez dentro, uno no distingue si se encuentra en Vallecas o en San Sebastián de los Reyes, en Valencia, o en Cádiz. En los cascos urbanos sucede lo mismo. Cada cuatro pasos un Zara, un H&M, un C&A.

Y en las ciudades europeas. Prácticamente todas se han uniformizado. Y no sólo las capitales de país. En Malmo (Suecia) en Colonia (Alemania), Zara, H&M, C&A. Preguntas en cualquier parte adonde viajes, en España y fuera de ella, por el centro histórico. Y la nube de cadenas comerciales, ropa, bisutería, zapatos, bolsos, te envuelve. Todas son iguales. El comercio local, que aportaba alguna diferencia, ha desaparecido prácticamente. Apenas he visto algo en Santander, Salamanca o Girona. Por el momento, pronto llegarán los carteles de “liquidación total por cierre del negocio”.

¿Tan difícil sería caminar, o tomar un medio de transporte, para ir a la tienda buscada?

Sí, la oferta ha de entrar por los ojos, nos han educado para comprar sin tino, aunque no lo precisemos de forma imperativa. La necesidad creada del consumo, del hiperconsumo, es el eje en el que se asienta el sistema. No es nada nuevo, lo sabemos. Muchos tenemos la experiencia –las mujeres más no sé por qué- de ver en el armario prendas que ni has estrenado o has usado una sola vez. Y aún así vuelves a salir a la calle, te inundan las sugerencias y vuelves a caer.

¿La desaparición de los cines ha causado el giro a la derecha del electorado alemán? Se podría rizar el rizo y ver que sí. El capitalismo que fomenta el consumo para mantener y ampliar su negocio no es castigado por sus desmanes. La justicia social se deja al margen, cuando, por la crisis, peligra nuestro propio bienestar. Tenemos que seguir comprando, hasta morir. Más de lo preciso. Como zombis bien educados. Los que se mueren de hambre no son mi problema. Ningún gobierno me quitará el nuevo bolso, la camisa está vez con canesú, el coche, la casa, las vacaciones. Edificantes ambiciones.

Las escasas salas de proyecciones también se alojan ahora en los centros comerciales. Para borrar la magia cruzado el umbral, y volver a comprar lo inútil. Algunos centros, como el Arturo Soria Plaza de Madrid, presenta una oferta en la que todo, absolutamente todo, es accesorio, casi hasta el supermercado de Sánchez Romero –el más caro de España- con exotismos fútiles. Pero Rosa Márquez, acaba de decir tras las noticias, que “Los accesorios que ofrece el Corte Inglés son imprescindibles”. Una paradoja.

De ver Espartaco salías con ganas de luchar contra la injusticia, de ¡Qué bello es vivir! con la ilusa idea de que el bien hacer obtiene recompensa, de El jardinero fiel decididos a cambiar el mundo actual, de Bambi interiorizando que la realidad puede ser muy cruel. Casablanca, El gran dictador, Cadena Perpetua, La milla verde, Amelie, rotundas en fondo y forma. Obras de arte. El humor inteligente de Willy Wilder, el suspense magistral de Hitchcock, la ya amenazada Luna nueva del periodismo, la España a combatir de El verdugo. De Cantando bajo la lluvia soñando con volar de felicidad posible, aunque diluvie. Era un peligro. Fomentaban la belleza y el espíritu crítico. Hay que verlas ahora en casa, en soledad. El televisor nos inundará después de ofertas, la calle mañana será una adocenadora sugerencia irresistible. Y ahí estamos.

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