El dolor como espectáculo una vez más

Lo más terrible de esta historia es que se ha segado la vida de un niño de 8 años. Un niño, Gabriel Cruz, que nos atrapó con su sonrisa cautivadora y su pasión por la vida. Después, la desolación de sus padres. Indescriptible, inabarcable. Con la generosa invocación de Patricia Ramírez, la madre, pidiendo “que no se extienda la rabia”.  «Gabriel no se lo merece, ni yo, ni su padre, que está destrozado», ha explicado. Y, naturalmente, no le han hecho caso. Esto es España.

La desmesura es absoluta. Retransmisión en directo -o con largas conexiones- del funeral en todas las cadenas de televisión nacionales (salvo La 2). Autoridades presentes y enlutadas. Equipos desplazados para informar in situ. La Catedral de Almería con pantallas gigantes en la explanada para que el público pueda seguir la ceremonia religiosa. El dolor convertido en espectáculo, una vez más.

Ver y leer esta mañana de martes, desarma. Hay un pestilente hedor a pasado y derrota. Es la misma España, reprimida, aburrida y vacía devota de El Caso en tiempos remotos, amplificada sin fin. Legiones de informadores rastrean cualquier punto o persona que haya tenido relación con Ana Julia Quezada, la pareja del padre, Ángel Cruz, que fue detenida como sospechosa con el cuerpo del niño en el maletero de su coche. Desatando todo tipo de especulaciones incluso contradictorias. Pero las turbas también contribuyen al espectáculo.  Pidiendo muerte a las puertas de la Comandancia de la Guardia Civil, dispuestas al linchamiento por su propia mano. O  buscando “a los periodistas”, que ahora son muchos y de toda condición. “Les hace ilusión”, leo. Las dos Españas, siempre, siempre.

La España capaz de lo más sublime y de lo más deleznable. Y ambos extremos se juntan en este caso, como en muchos otros. Como en el 11M, cuyo aniversario nos ha sacudido también esta semana. Entonces ya se apuntaba una degeneración del periodismo español -y de la política- que cedió incluso a cambiar portadas por la llamada del presidente Aznar.  Hubo grandes diferencias, sin embargo. Como la dignidad de los reporteros de Informe Semanal de TVE negándose  a aceptar la  manipulación, en un duro enfrentamiento que se saldó a favor de la información.

Utilización política y espectáculo se unen de nuevo en este caso. Nos conocemos tanto el tema, que esta vez incluso lo advirtió la madre de la víctima pero no sirve de nada cuando la caja de las audiencias o de los votos va anotando ganancias. De la mañana a la noche otra vez. ¡Otra vez! Repitiendo los escasos datos disponibles, como en una cinta sin fin. Por eso a veces, el asunto gana si se dramatiza. Y se pone como aquella moviola del fútbol para detener los gestos de la sospechosa, Ana Luisa, y comentarlos.  Un relato, en voz masculina, con un tono inaudito de un género que ignoro. No ha sido el único. Triunfa la escuela de “La mirada del asesino”  (ABC), morbo que se saldó con la impunidad habitual.

Airean detalles escabrosos al límite que faltan al respeto a la pobre criatura y a su familia. Ah, qué bien les hubiera venido a algunos un vídeo aficionado tomando la agonía de Gabriel. La sospechosa se ha confesado autora del asesinato ante la policía, pero ni previamente se respetó la presunción de inocencia. Un Derecho fundamental, junto con otros que se quieren en entredicho, desde la Lex Romana, incluso para los más crueles asesinos. Porque, de otra forma, volveríamos a la Ley de la Selva. Y los Estados democráticos no funcionan con esos parámetros por mucha que sea la indignación personal. Quien, tras un juicio con todas las garantías, sea culpable de asesinar a Gabriel merece todo el peso de la Ley, pero de la Ley.

Lo que quieren muchos es el ojo por ojo. Y allí s e planta el PP con su ley de Prisión Permanente Revisable, es decir, Cadena Perpetua, al calor urgente de los más bajos instintos.   ¿Adivinan, si no lo saben ya, qué político aprovechó la capilla ardiente de Gabriel para arrimar el ascua a su ley? Rafael Hernando, claro está.

¿Y adivinan quién se cambió de lacito a última hora de la tarde del lunes para volver del revés lo que solía decir?

Ciudadanos se opondrá a la derogación de la prisión permanente revisable, endureciendo además el agujero del tercer grado para garantizar el cumplimento efectivo de las penas. http://4upress.com/la-enmienda-de-ciudadanos-a-la-prision-permanente-revisable-intenta-tapar-el-agujero-del-acceso-al-tercer-grado/2846 

La lección de Patricia no va con ellos. Con esa ley del PP en vigor han asesinado a Gabriel y a Diana Quer. No evita muertes. Su objetivo es la venganza, no la justicia. Existe en algunos países aunque no es ningún argumento en un mundo que se está ultraderechizando a niveles críticos. Tampoco funciona allí donde está. Ni la pena de muerte.

Y luego la que fue condenada, antes de juicio:  “ mujer”,  «negra», «carnicera», «de izquierdas«-. Solo por mencionarlo, en el curso de un argumento amplio,  se le echa a Ignacio Escolar, director de eldiarioes,  la caverna encima, con todas las técnicas de la manipulación.    Él mismo lo cuenta y explica.  Los grandes incitadores del odio en general. El machismo sale en pleno a hacer causa general con este tema. Hay más asesinatos, más violencia, pero unos son más mediáticos que otros. Asturias ha enterrado a la enésima mujer asesinada  y apenas nada sabemos de ella o de su verdugo confeso. Y hay dos mujeres más desaparecidas en el Principado. Bien es verdad que seguramente no existe nada más trágico que un ataúd blanco casi más pequeño que la fotografía. Los niños muertos a la intemperie en las playas de la injusticia, quizás a la par, que también tienen culpables.

La verdad es que he dudado mucho en escribir de este tema. El corporativismo se protege y no gustan las críticas, de hecho no se prodigan. Pero también es por una cierta sensación de impotencia. Parar esa inmensa rueda es tarea prácticamente imposible. Lo impregna todo. Los mayores éxitos tienden a dejarse instrumentalizar. Hasta las revistas del corazón se  apuntan a la marea feminista. En rojo, azul y naranja.  Para volver a la tarea del sensacionalismo sin pausa a las pocas horas. Todo es una inmensa madeja. Que se deja mucho periodismo por el camino. Igual hay que llamarlo de otra manera.

Quiero confiar en la fuerza de las mujeres sin hipotecas. Quizás en otros colectivos inmensamente hartos como los pensionistas avisados y tantos que ya no aguantan más. Esto tenemos que arreglarlo. Oigan a Patricia, ella sabe.  De la más grande herida, de la más noble mirada.

25 años de Puerto Hurraco y del nacimiento del sensacionalismo en televisión

Un cámara de televisión toma imágenes del cuerpo sin vida de la niña de 13 años Encarnación Cabanillas. Foto: Florencio González/EFE

Un cámara de televisión toma imágenes del cuerpo sin vida de la niña de 13 años Encarnación Cabanillas. Foto: Florencio González/EFE

Se cumplen 25 años de la matanza de Puerto Hurraco. Y, también, del inicio del sensacionalismo en la televisión española.  Aquel 26 de agosto de 1990 fue el estreno de las entonces nuevas cadenas privadas en la cobertura de un hecho de notable repercusión. Su puesta de largo.

Puerto Hurraco es un pequeño pueblo de apenas 200 habitantes situado en la provincia de Badajoz que va a vivir una enorme tragedia. Acaba un domingo de calor tórrido, final de vacaciones. Los hermanos Izquierdo, los Patas Pelás, se colocan a la salida de un oscuro callejón y disparan a los vecinos, indiscriminadamente. Las primeras en caer fueron dos niñas, las hermanas Antonia y Encarnita, hijas de su mayor enemigo en el pueblo: Antonio Cabanillas. Ambas murieron en el acto. Y tras ellas otras cinco personas. Dos más fallecieron al día siguiente. Hubo una decena de heridos más. Escenas terribles. El padre que cae muerto cuando va a proteger a su hijo. El joven que quedará paralítico por intentar salvar a su novia.

Los vecinos huyen y se parapetan en sus casas con escopetas de caza, pero nadie hace nada más. El silencio y la tensión se prolongan durante largas horas. En la madrugada, los agresores son detenidos en las afueras del pueblo, en el campo.

En Puerto Hurraco se acumulan todos los ingredientes de la España negra. Rivalidades personales y políticas, amores no correspondidos, las pugnas por los lindes. Y, sobre todo, un solemne aburrimiento. Una sola calle compone el pueblo. Sin tiendas, sin cines, sin bibliotecas, ni discotecas. Sin carteles o escaparates que cambien cada semana. Con el bar, uno, para los hombres, y las sillas en las puertas para mujeres que ven pasar la vida tras efectuar las tareas de la casa. Apenas hay teléfonos siquiera, se comunican por la clásica centralita. No son pobres y casi todos disponen de coche para desplazarse, pero el día a día se inscribe en una tediosa rutina.

Los hermanos Izquierdo son personas de pocas luces. Les han inducido al ataque dos de sus hermanas: Luciana y Ángela. Los cuatro son solteros. Residían en una casa sin luz y sin agua –porque las habían cortado– y sin relacionarse con nadie.

Una de las hermanas Izquierdo, Ángela, en la estación de Badajoz, a la que llegó escoltada por policías en el expreso Guadiana Madrid-Badajoz. Foto: Florencio González/EFE.

Una de las hermanas Izquierdo, Ángela, en la estación de Badajoz, a la que llegó escoltada por policías en el expreso Guadiana Madrid-Badajoz. Foto: Florencio González/EFE.

 Hasta ahí un suceso. De notables proporciones. La gran diferencia con otros fue la cobertura. Como otras veces, nos desplazamos un equipo  de Informe Semanal y esta vez nos encontramos con un mayor número de medios. La familia Cabanillas ha dispuesto en su casa de planta baja los ataúdes de las dos niñas.

Los periodistas aguardan ya fuera. Mi compañero Manolo Ovalle, alto, fornido y osado, coge la cámara y entra en el velatorio sin un titubeo. La familia grita los nombres de las niñas en un soniquete difícil de olvidar. El resto de medios sigue a Ovalle. La imagen, berlanguiana, que se emite ya en los informativos es una provocación y atrae a muchos más periodistas que llegan hasta Puerto Hurraco. En el entierro hay más informadores que vecinos. Dispongo de este fragmento del reportaje final, aunque en copia de mala calidad.


Buscamos causas, caracteres, tratamos de ahondar en la sociología, en las circunstancias que habían desencadenado tal desatino. Pero lo cierto es que la brutalidad descarnada de las muertes y la expresión del dolor se adueñan de todo. En el montaje, tanto el realizador como el director de Informe –Luís Martín del Olmo y Jesús Ortiz, respectivamente– insisten en comenzar con una larga secuencia del velatorio de las niñas. El montaje de urgencia, en dos cabinas, y terminado a la hora de emisión, cuela al comienzo esa escena. Pensé y pienso que sobró. Pero era mucha la competencia ya, las televisiones, la prensa, repetían a diario –Informe Semanal se emite los sábados– las escenas de la matanza. El reportaje en su conjunto suscitó especial interés en distintos medios. Precisamente porque era más que un suceso.

Los reporteros de las televisiones privadas siguieron a Manolo Ovalle en su irrupción en la casa de los Cabanillas, como digo. Y también cuando, ante el Juzgado de Castuera, con la plaza llena de gente mientras declaran las mujeres, aparece el padre de la familia Cabanillas con un cuchillo escondido bajo la camisa que es detectado por la Guardia Civil. Manolo metió la cámara en el suelo donde varios agentes le habían inmovilizado. Antonio Cabanillas mostraba, así, el vientre desnudo. Con la cicatriz de un navajazo fruto de anteriores reyertas con los Izquierdo. Obtuvo el mejor plano, en una dura pugna con los colegas. Fue una imagen para haberla tomado desde atrás.

Puerto Hurraco,

Estado actual de la casa familiar de los Izquierdo, en Puerto Hurraco.

Pensar en Puerto Hurraco es sentir un debate interno. La realidad era atroz, implacable, y se contó, con el análisis que se debe incluir y priorizar en estos casos. Suscribo aún todo el reportaje salvo la escena inicial. Sí mantendría a Cabanillas en el suelo porque era totalmente informativo. Pero el camino, otro camino, se había abierto. Tiempo después, en Alcasser, el amarillismo televisivo, el morbo, la truculencia, obtuvieron la reválida para enseñorearse de los medios quizás para siempre.

Seguramente era y es inevitable. La competencia es un poderoso estimulante, pero se puede competir en investigación y en calidad o en morbo, y triunfó este último; con la búsqueda de la audiencia, con el mandato del beneficio por encima de todo. Y cada día ha ido y va a más. Las historias que cimientan las sociedades y los países son información, regodearse en el sadismo y quedarse solo con él, no. También explica personas, ciudadanías y pueblos.

*Publicado en eldiario.es

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