¿Queda algo no putrefacto en la cúspide de España?

No, no estamos tan mal, España es un pueblo de supervivientes. De no ser por el partido en el gobierno de casi todo y de otros partidos, la Corona, el poder judicial, el sistema financiero, los empresarios, etc.. nadie podría decir que es un país que no funciona. Lo que dudo es que podamos mantener esta consideración de país estupendo con los datos que se añaden a diario. Vamos a ver unos cuantos recién salidos del horno.

El presidente del Tribunal Constitucional, Francisco Pérez de los Cobos, está incluido en el listado de donantes y afiliados del PP entre 2008 y 2011, según revela El País. La Constitución prohíbe la afiliación política y exige “total independencia” a los magistrados para ocupar cargos políticos. No así estar afiliados. Pérez de Cobos no piensa dimitir. Ha llegado a la presidencia del alto tribunal a propuesta del PP, partido que, dado cómo funciona todo aquí, la separación de poderes y eso, ha logrado colocar en él una mayoría de jueces conservadores. Ha de dilucidar recursos del PP o leyes suyas recurridas, muchas de ellas fundamentales.

Además de en los nombramientos, el PP trabaja por cambios legislativos importantes. La Asociación de la Prensa de Madrid denuncia la involución que puede suponer la «reforma» -otra reforma- de la Ley de Enjuiciamiento Criminal. “La limitación que más atenta contra la libertad de expresión y el derecho de información”, dice la APM,  “aparece en el artículo 132 que, por primera vez, autoriza a los jueces o tribunales a vetar a los medios noticias sobre investigaciones judiciales, cuando la información pudiera ‘comprometer gravemente el derecho a un proceso justo o los derechos fundamentales de los afectados’”. Este artículo, destaca la asociación de periodistas, introduce un “cambio radical” en la publicidad de las actuaciones procesales al extender a los medios de comunicación el secreto o el deber de reserva sobre la investigación de los delitos. Además, “el incumplimiento de la orden judicial puede tener consecuencias penales”, destaca.

El PP de la Castilla-La Mancha de Cospedal, entre tanto, admite que los 200.000 euros que recibió su gerente no están en las cuentas del partido. Se entregaron en negro  con su recibí correspondiente en este caso –según publicó El Mundo– , pero nunca entraron en la contabilidad oficial. Cospedal mantuvo el lunes que se trataba de una asignación para la «campaña» electoral de 2007. Este miércoles, el partido cambió la versión y dijo que el dinero se gastó en realidad en la «precampaña», lo que no parece muy legal. Lo curioso es que se puedan distraer 200.000 euros tan alegremente. Da idea, presunta, del festín de dinero que ha manejado y maneja el Partido Popular.

La Comunidad de Madrid, por su parte, la que «heredó» Ignacio González de Esperanza Aguirre, ha subido las tasas universitarias en un 65% en los dos últimos años. El 20% ahora de golpe. Los primos hermanos del PP, CiU, han incrementado por su lado en un 87% el costo de los estudios de ingeniería. Mientras Wert se carga la educación de todos los niveles en el conjunto de España y restringe también becas, las Comunidades secundan la labor. Aquí solo estudian los ricos a partir de ahora.

Mientras, otra «reforma», la laboral, además de aumentar el paro -la OCDE previó ayer que llegaremos al 28% en 2014-, de bajar los sueldos y facilitar el despido, ha ocasionado un drástico descenso de la protección laboral que cae por debajo de la media de los países desarrollados.  Y como dato complementario, la deuda pública. Fijó ayer otro récord histórico, el 89.5 -Rajoy la cogió en el 86,5 y esto suele crecer despacio-. El PP la ha subido en un cohete supersónico.

Los medios internacionales ya casi nos toman el pelo, aunque para concluir con un juicio sumarísimo. Dice The Guardian:

“Como siempre, el hombre que consigue toda la atención en España es un deportista. Pero esta vez no es Nadal o Iniesta. Su nombre es Luis Bárcenas . Él es un hombre de alturas, tanto como alpinista como contable – una actividad que se puede considerar como un poco menos glamurosa-. No en este caso. Bárcenas pueden haber escalado el Everest , pero son en realidad sus prácticas contables como ex tesorero del partido gobernante, el Popular (PP), lo que constituye una lectura apasionante. Ahora su lector más ávido es un juez de la corte nacional en Madrid, y si lo que Bárcenas ha estado diciendo es verdad, tiene el potencial para derrocar al gobierno y destruir el PP.

O puede que no.

(…)

Porque lo más extraordinario de este escándalo no es su alcance o su gravedad, sino la extraña forma en la que lo está abordando  Rajoy. O no lo aborda, en realidad. El primer ministro simplemente se niega a hablar de ello. Él ha dominado el arte de no mencionar el nombre del tesorero en público, agotando todos los circunloquios posibles. Una y otra vez repite el mismo plano, negaciones misteriosas, y esto sólo cuando se molesta en responder. Él rechaza el parlamento, rara vez concede entrevistas, incluso a los medios amigos, y huye de la prensa. Desde hace algún tiempo, decidió hacer frente a la prensa por medio de un televisor de plasma para evitar preguntas. Fue definitivamente raro.

(…)

Nadie espera que él renuncie a su trabajo en un país en el que las renuncias por cuestiones éticas son casi inexistentes, pero incluso sus votantes están exigiendo una explicación. No van a obtener ninguna de Rajoy. Bárcenas debe considerarse afortunado, al menos, se publican textos de él.

(…)

Cuánto puede durar esto es imposible de decir. Es un experimento. Lo que estamos viendo es que España aún carece de una sociedad civil fuerte. Años de reformas del “hoy por ti, mañana por mí” han hecho a los políticos invulnerables al escrutinio público y, mientras Rajoy mantiene su partido unido detrás de él, la mayoría absoluta en el Parlamento le protege no sólo de dimitir, sino incluso de responder. Sólo una acusación sería un cambio de juego, y eso es lo que Bárcenas se ha propuesto alcanzar en lo que promete ser el último combate político entre la ira y el silencio.

Ese es el lamentable estado de la política española: la venganza personal desnuda parece haberse convertido en el único sustituto disponible para la rendición de cuentas”.

Todo esto no va con ellos,  el PP está aquí para quedarse, según piensan. Esperanza Aguirre se ha operado los párpados ¿para la carrera presidencial?  En ella están también Gallardón, el de las leyes estas tan progresistas y a quien se acusa de estar poniendo la zancadilla a Cospedal, la propia Cospedal hoy algo más tocada, y Soraya Sáenz de Santamaría, la del programa de reformas, coautora de todas las medidas de Rajoy.

Y hoy es 18 de Julio. Y muchos pueblos aún celebran el Golpe de Estado.

Y en este caldo de cultivo se habla de rumores intranquilizadores.

Ya digo, si no fuera por estas cosas, todo bien.

 

¿Quién manda? ¿Políticos o banqueros?

La pregunta viene formulada en el editorial del diario británico The Guardian, uno de los grandes periódicos del mundo. Y, como se espera de un honesto creador de opinión, aporta datos y respuestas. Andan los ingleses a vueltas con un contrato que su ministro de Hacienda –el conservador George Osborne- ha suscrito con los grandes bancos. Le llaman Proyecto Merlin (el mago, qué casualidad). Y dice The Guardian que esa solución “es en realidad una creación de los banqueros, no de los políticos”. O que fue negociado por el ex jefe del banco Barclays, John Varley. O que es muy grato a los banqueros. ¡Un periódico, con su papel, con su web, en su editorial, diciendo eso!

Alude el diario a que “el contribuyente británico tuvo que salvar hace tres años un sistema financiero en su conjunto”… y, según añade, financiar a los bancos con cientos de miles de millones, y con las garantías y los préstamos que se mantienen hoy en día. Los banqueros británicos se encuentran todavía en funcionamiento gracias a los contribuyentes británicos: «para decirlo crudamente, ellos (los bancos) nos deben, no al revés».

The Guardian analiza al detalle el contrato que los bancos se han fabricado a su medida pero que ha aceptado y firmado el gobierno, y asegura que ni dará créditos ni dinamizará a las empresas. “No hay manera de cumplir ese objetivo”. “Esto es poco más que una carta blanca a los bancos para seguir comportándose exactamente como son en la actualidad”, continúa.

Nos cuenta también que ayer en el Parlamento británico, conservadores y laboristas se tiraron los tiestos a la cabeza… para decidir cuál de los dos «había sido más débil contra los bancos». Un inciso ¿Os imagináis ese debate en el Congreso español?

Con lágrimas en los ojos casi ya, leo la conclusión:

«La verdad es que Gordon Brown y David Cameron han fracasado en mantener en pie los intereses públicos. Menos de tres años después de la peor crisis financiera de nuestra vida, los ministros de todas las tendencias se han limitado a dejar que los banqueros vuelvan a la normalidad.”

 Esto, como digo, lo publica un gran diario en su editorial, no un medio marginal. Después de tres años de atropellos continuados y en crescendo, un periódico empieza a hablar claro a sus lectores. No hay que desesperarse, nos van a informar, solo que lo hacen con un poquito de retraso.

El mismo largo tiempo que el FMI ha invertido en denunciar que ese poderoso organismo no vio la crisis ni de lejos y que la tropelía fue perpetrada por el español Rodrigo Rato, que se plegaba a los intereses de EEUU, llenó de insidias, censuras y desorganización al ente o defendió con ahínco la política neoliberal de Islandia que terminaría por sumir al país en la bancarrota. Rodrigo Rato, el gran economista, laureado autor de la burbuja inmobiliaria española, y hoy presidente de Caja Madrid.

Os confieso que hay días en los que me dan ganas de tirar la toalla. El sistema está tan guarnecido que no parecía haber forma humana de encontrar una rendija para regenerarlo. Es un bloqueo pétreo que te devuelve dolor cuando pretendes llamar a su puerta. Pero estos tímidos signos que anoto igual suponen un cambio de tendencia.

 El FMI admitirá que toda su política neoliberal ha sido un error y ha causado la crisis. Y rectificará. Gobiernos y países darán una patada en el trasero a bancos, mercados y agencias de calificación, a la UE podrida e inoperante y a Merkel, y pensarán en los intereses de los ciudadanos. ¡Y los grandes medios nos lo contarán! ¡A todos! Despertarán con realidades a la audiencia que con tanto tesón han entontecido. Dejarán de bailar alegrías ficticias en las pantallas, páginas y ondas para informar a la sociedad de lo que se le están haciendo. Y le dirán que tiene un reto.

 Cada día leo al levantarme, lo primero, a Javier Pérez de Albéniz y a Ignacio Escolar. Para activar las neuronas. Ven nuestro panorama tan negro como yo. No, no, amigos, ya no seremos ciudadanos basura que solo anhelan comer basura mediática. Tenemos un Cuarto Poder que se libera de sus lastres. Siguiendo el ejemplo de The Guardian van a informar de la verdad y llamar al espíritu crítico. Con algo de retraso, bien es verdad. Igual para 2014, ó 15, ó 16, ya se enteran también los españoles que las políticas que defienden los Rato, Rajoy, Aguirre, Cospedal y su santa parentela, las que aplica con fruición ahora también Zapatero y su corte posibilista ¡son un error! ¿Quién manda? ¿Políticos o banqueros? Banqueros. Pero esto va a cambiar.

      

Entre los Neandertales y el ruido

He apagado el insistente ruido que suena entremezclado y chirriante, en el que se reiteran sonidos como zapatero, rajoy, debate, economía y varias otras agrandadas según la ideología que marca al medio que las emite. Gritan las letras en el ordenador en similar onda. Y casi sólo llama mi atención el artículo sobre los neandertales en la excelente sección de ciencia en Público.

Lo creeréis o no pero me han interesado mucho estos homínidos toda mi vida. La evolución de especies sobre la tierra fue dejando muchas en el camino, hasta llegar a los homínidos que a su vez también fueron desapareciendo para dejar al mando al Homo Sapiens y sus descendientes: nosotros.

En prodigiosa tarea, las diferentes especies fueron aprendiendo a mantenerse en pie, a adquirir una visión frontal que facilitara su agudeza transformando incluso su morfología, a adaptarse al medio, a adquirir un comportamiento social, no solo para sobrevivir sino quizás para tratar de llevar una existencia placentera. Grandes proezas. Me fascina que la mayoría de los primates dispusieran de uñas planas en lugar de garras, porque eso prestó mayor sensibilidad a las yemas de sus dedos. Así, tocar cuanto les rodeaba, esencialmente a los otros, a sus crías, a sus compañeros sexuales, les enseñó probablemente a amar y cuidarse de los demás.

Pues bien, toda la vida menospreciando a los neandertales por toscos y obtusos -sobre todo en comparación con los cromagnones y en su día, sobre todo, con el Homo Sapiens-, y resulta que ahora sabemos que hablaban, se maquillaban, construyeron dormitorios separados de otras estancias, se llevaban restos de comida para tomar antes de dormir –lo que Público llama “tapas”-, realizaban oficios funerarios o enterraban a sus muertos con flores. Es decir, casi como actúan ahora muchos humanos, a excepción de comprar compulsivamente.

Ocurre que los neandertales desparecieron como poco hace 30.000 años, sin que nadie sepa por qué –se han esbozado distinta teorías-, pero lo que parece seguro es que su último reducto fue España. Me inquietaba que –aunque parece que no hubo cruce alguno con nuestra especie- el suelo patrio hubiera sido la última morada de unas bestias que habían aportado tan poco a la evolución a diferencia de otros colegas. Llegué a preguntarme qué restos de esa característica habían dejado en la imperecedera tierra que sigue dando frutos con los que alimentarnos.

Leo en Público también que The Guardian, el gran periódico inglés, llegó a publicar el mes pasado nada menos que un editorial pidiendo disculpas a los neandertales y no es ninguna broma. Porque también ellos habían usado la simbología neandertal para calificar a quienes consideraban retrógrados.

Conocer de la capacidad de los neandertales para organizarse, de su sensibilidad –con esas flores de despedida entristecida en la muerte- abre ciertas esperanzas. Igual hay que ahondar en el subsuelo para plantar lo que nos nutre.

Hace bien poco hablábamos aquí de que es la psicología humana y su forma de relacionarse con los otros casi lo único que no ha cambiado en la historia de la humanidad. Amamos y odiamos de la misma primitiva forma, para bien o para mal. Las piedras para lidiar afrentas o dominar al contrario han sido sustituidas por misiles y armas químicas, que supone precisamente una involución. Dudo incluso si no habremos perdido la sensación placentera del tacto, del gusto, del habla, aturdidos por tanto ruido, tanto ruido.

Dicen los investigadores que comemos lo mismo que nuestros antecesores obligados a un gran esfuerzo físico. El sedentarismo y la gula en consecuencia nos están matando. Nuestro lenguaje se acorta y empobrece, parecen hacerlo nuestras ideas y el afán por descubrir se limita a unos pocos que trabajan en ello para el resto que sestea. El ser humano se encorva de nuevo como muestra el difundido dibujo con el que ilustro este texto.

Inicio una huelga contra el ruido. Y dudo de si no será mejor volver a empezar desde una casa en paz y cómoda –aprovechando los avances de la civilización como muestra de inteligencia evolutiva-,  un barco en el mar, una parada en el desierto, para buscar el eslabón perdido del comportamiento humano. Hay esperanzas: la esencia neandertal aún debe andar bajo nuestros pies.

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