He apagado el insistente ruido que suena entremezclado y chirriante, en el que se reiteran sonidos como zapatero, rajoy, debate, economía y varias otras agrandadas según la ideología que marca al medio que las emite. Gritan las letras en el ordenador en similar onda. Y casi sólo llama mi atención el artículo sobre los neandertales en la excelente sección de ciencia en Público.
Lo creeréis o no pero me han interesado mucho estos homínidos toda mi vida. La evolución de especies sobre la tierra fue dejando muchas en el camino, hasta llegar a los homínidos que a su vez también fueron desapareciendo para dejar al mando al Homo Sapiens y sus descendientes: nosotros.
En prodigiosa tarea, las diferentes especies fueron aprendiendo a mantenerse en pie, a adquirir una visión frontal que facilitara su agudeza transformando incluso su morfología, a adaptarse al medio, a adquirir un comportamiento social, no solo para sobrevivir sino quizás para tratar de llevar una existencia placentera. Grandes proezas. Me fascina que la mayoría de los primates dispusieran de uñas planas en lugar de garras, porque eso prestó mayor sensibilidad a las yemas de sus dedos. Así, tocar cuanto les rodeaba, esencialmente a los otros, a sus crías, a sus compañeros sexuales, les enseñó probablemente a amar y cuidarse de los demás.
Pues bien, toda la vida menospreciando a los neandertales por toscos y obtusos -sobre todo en comparación con los cromagnones y en su día, sobre todo, con el Homo Sapiens-, y resulta que ahora sabemos que hablaban, se maquillaban, construyeron dormitorios separados de otras estancias, se llevaban restos de comida para tomar antes de dormir –lo que Público llama “tapas”-, realizaban oficios funerarios o enterraban a sus muertos con flores. Es decir, casi como actúan ahora muchos humanos, a excepción de comprar compulsivamente.
Ocurre que los neandertales desparecieron como poco hace 30.000 años, sin que nadie sepa por qué –se han esbozado distinta teorías-, pero lo que parece seguro es que su último reducto fue España. Me inquietaba que –aunque parece que no hubo cruce alguno con nuestra especie- el suelo patrio hubiera sido la última morada de unas bestias que habían aportado tan poco a la evolución a diferencia de otros colegas. Llegué a preguntarme qué restos de esa característica habían dejado en la imperecedera tierra que sigue dando frutos con los que alimentarnos.
Leo en Público también que The Guardian, el gran periódico inglés, llegó a publicar el mes pasado nada menos que un editorial pidiendo disculpas a los neandertales y no es ninguna broma. Porque también ellos habían usado la simbología neandertal para calificar a quienes consideraban retrógrados.
Conocer de la capacidad de los neandertales para organizarse, de su sensibilidad –con esas flores de despedida entristecida en la muerte- abre ciertas esperanzas. Igual hay que ahondar en el subsuelo para plantar lo que nos nutre.
Hace bien poco hablábamos aquí de que es la psicología humana y su forma de relacionarse con los otros casi lo único que no ha cambiado en la historia de la humanidad. Amamos y odiamos de la misma primitiva forma, para bien o para mal. Las piedras para lidiar afrentas o dominar al contrario han sido sustituidas por misiles y armas químicas, que supone precisamente una involución. Dudo incluso si no habremos perdido la sensación placentera del tacto, del gusto, del habla, aturdidos por tanto ruido, tanto ruido.
Dicen los investigadores que comemos lo mismo que nuestros antecesores obligados a un gran esfuerzo físico. El sedentarismo y la gula en consecuencia nos están matando. Nuestro lenguaje se acorta y empobrece, parecen hacerlo nuestras ideas y el afán por descubrir se limita a unos pocos que trabajan en ello para el resto que sestea. El ser humano se encorva de nuevo como muestra el difundido dibujo con el que ilustro este texto.
Inicio una huelga contra el ruido. Y dudo de si no será mejor volver a empezar desde una casa en paz y cómoda –aprovechando los avances de la civilización como muestra de inteligencia evolutiva-, un barco en el mar, una parada en el desierto, para buscar el eslabón perdido del comportamiento humano. Hay esperanzas: la esencia neandertal aún debe andar bajo nuestros pies.
apajerabierta
/ 18 febrero 2010Cuando, saliendo del ruído ensordecedor y aburrido de nuestros políticos echandose los perros mutuamente, contemplas el mundo, el universo, te das cuenta que absurdas son estas discusiones. Que innecesarias. Ahorraríamos dinero si tanto unos como otros grabaran un discurso y de vez en cuando se lo pusieran. Siempre repiten el mismo. No haría falta tener abierto el edificio del congreso con susgastos de luz agua, calefacción y las dietas a los aborregados señores diputados (de quien Dios me libre muchos años).
He cruzado dos veces el Atlántico a vela y en medio de la soledad más sola, la percepción de lo que entendemos por civilización o vida cotidiana cambia completamente. El mar siempre igual y siempre diferente, el cielo con las nubes del alisio, que toman diferentes colores según la posición del sol. Las noches iluminadas por millares de estrellas presididas por la Vía Lactea…
Me mandaban información de los hechos cotidianos, resultados de futbol, peleas políticas… Carecía todo esto totalmente de interés. Lo veía como cosas absurdas, perdidas de tiempo…
Me sentía identificado con Julián Marchena, poeta costaricense, que lo definía muy bien en su poema «El Vuelo Supremo»
quiero vivir la vida aventurera
de los errantes pájaros marinos
No tener, para ir a otra ribera
la prosaíca visión de los caminos.
Volar cuando la tarde muera
entre fugaces llampos ambarinos
y oponer al raudo torbellino
el ala fuerte y la mirada fiera
Huir de todo lo que sea humano
embriagarme de sol, ser soberano
de dos inmensidades: mar y cielo.
Y cuando sienta el corazón cansado
morir sobre un peñón abandonado
con la alas abiertas para el vuelo.
Pati_Difusa
/ 18 febrero 2010La Prehistoria me apasiona desde siempre. Tras el descubrimiento de los restos de Atapuerca lei algún estudio al respecto y, también, visité a fines de los 90 una magnífica exposición que recreaba el hábitat de la cueva y sus alrededores. Un librito que está muy bien es El collar del neandertal de Juan Luis Arsuaga; allí atribuye la desaparición de los neardentales y el auge de los cromañones a dos razones básicamente: el uso por parte de éstos de una tecnología más eficaz (se puede apreciar si se compara la industria lítica de unos y otros) y, también, en que los segundos tenían una especie de habilidad especial para la elaboración simbólica lo que les permitió alcanzar alianzas y métodos que les llevó a afrontar mejor los retos para el futuro.
El mismo Arsuaga tiene una novela (que recomiendo mucho desde aquí porque además de amena refleja de manera plausible un ambiente de sucesos que pudieron acontecer). El tiítulo es Al otro lado de la niebla; está en edición barata de Punto de Lectura.
Entrando en el territorio de la controversia, tenemos a científicos que piensan que los neardentales se extinguieron sin dejar rastro genético en la humanidad y, también, a los que piensan lo contrario.
Arsuaga, de hecho, habla un poco sobre esto; un epígrafe de el capítulo Sombras del pasado de El collar del neardental se titula Cómo identificar un neandertal en el metro de Nueva York; extraigo unas líneas:
Se ha dicho en alguna ocasión que los neandertales eran tan parecidos a nosotros que vestidos «a la europea» pasarían desapercibidos en el metro de Nueva York […] Yo sé que esto no es así y por propia experiencia […] participé en la reconstrucción de la cara de un hombre de la Sima de los Huesos […] y no hay un equivalente actual para los neandertales
Yo, sin mayor conocimiento al respecto y esgrimiendo sólo la intuición y la percepción, pienso que sí hubo mezcla. Los rasgos de reconstrucciones neandertales que he visto siempre me recuerdan rasgos de personas que yo conozco.
Soto
/ 18 febrero 2010Hola rosa Maria y amigos cibercontertulios:
Rosa , como no nos escapemos del ruido nos vamos a volver locos,pues hay que tener aguante para metabolizar todo el variopinto material informativo, con mucha bzofia y maldades de por medio.
Me encantan todo lo relacionado con el mundo antropologico,tengo que retomar la obra de Marvin Harris,tengo pendiente de leer también (La especie elegida ) del Proyecto atapuerca(Juan Luis
Luisma
/ 18 febrero 2010Te aconsejo la lectura de la trilogía «El paralaje Neardenthal», de Robert J. Sawyer. Plantea la posibilidad de un universo paralelo en el que los neanderthales sobreviviesen y los Homo Sapiens se hubiesen extinguido. Muy interesante reflexión.
Soto
/ 18 febrero 2010Hola rosa Maria y amigos cibercontertulios:
Rosa , como no nos escapemos del ruido nos vamos a volver locos,pues hay que tener aguante para metabolizar todo el variopinto material informativo, con mucha bazofia mentiras y maldades de por medio.
Me encantan todo lo relacionado con el mundo antropologico,tengo que retomar la obra de Marvin Harris,tengo pendiente de leer también (La especie elegida ) del Proyecto Atapuerca(Juan Luis Arsuaga/Ignacio Martinez).Tendriamos que sumergernos en el silencio y preguntarnos de donde venimos y ahondar en la lectura investigadora de personas que están realizando un apasionante y maravillosos trabajo mientras como muy bien dice Rosa, » los modernos civilizados» sesteamos.;es fundamental el saber cientifico del comportamiento humano desde nuestra aparición en el Planeta Tierra siguiendo el curso de estas investigaciones , tambien nuestro contacto con la Naturaleza y a la cabeza de estas inquietudes la curiosidad en busca de desenlace que la incognita de la vida nos plantea continuamente.
El pasado ,cuando se cree que están descubiertas muchas cosas y que tenemos una certeza total de ellas ,surgen otros descubrimientos que nos hacen contemplar el pasado con mucha incerteza de lo que fué,son muchos años transcurridos y las distintas transformacciones de la Tierra quizás nos imposibiliten conocer todo lo que ocurrió y también la poca infraestructura montada para estos fines …tan infravalorados por la sociedad consumista…y tan importantes para el conocimiento humano.
Apertas agarimosas
Trancos
/ 19 febrero 2010He leído que el cerebro del neanderthal era tan grande o mayor que el del h. sapiens. De hecho, muchos autores le denominan «homo sapiens neanderthalensis». La diferencia es que ellos tenían muy desarrollada la zona occipital, donde al parecer reside la memoria, y más pequeña la zona frontal donde se ubican los centros de la inteligencia creativa. Eso quiere decir, por lo visto, que estaban muy bien adaptados al medio (estable durante muchos milenios), preparados para vivir y sobrevivir en él aplicando una serie de «recetas» y soluciones estándar. Algún autor incluso afirma que, a parte de la memoria personal de las propias vivencias, nacían con cierta «memoria de especie» e instintiva (no sé si me explico) Esto les permitió vivir sobre el planeta durante más de 200.000 años sin degradarlo demasiado. El problema les sobrevino cuando el medio empezó a cambiar al finalizar la última glaciación, su inteligencia no les dio de sí para buscar soluciones nuevas a nuevos interrogantes, para improvisar o para innovar y en su memoria no encontraron referentes sobre cómo actuar. Y además tuvo que competir y disputarse unos recursos limitados con una especie terriblemente depredadora que sí sabía crear, improvisar e innovar sin las rémoras de una memoria que empuja a la prudencia pero también al inmovilismo.
Espero yo que, si el homo sapiens logra sobrevivir sobre el planeta lo que sobrevivió el neanderthal sin quedarlo todo en «tierra quemada» sea gracias a la creatividad de su inteligencia y no la osadía de su «desmemoria».
Soto
/ 19 febrero 2010Trancos,precioso comentario el tuyo.
Apertas agarimosas