¿Es Europa un inmenso Tea Party?

Prácticamente es lo que se pregunta –algo más localizado- The Wall Street Journal, el de Murdoch, el que asesora Aznar. Cómo será de flagrante lo que está sucediendo en la UE para que lo evidencien hasta las “biblias” neoliberales. Estima WSJ que pretender consagrar en las Constituciones un tope de endeudamiento es una medida de derechas que difícilmente aceptarán los Parlamentos de las “las 17 democracias” –dice- afectadas por su pertenencia al euro.

“Demasiado poco, demasiado incierto, demasiado tarde – que ha sido la respuesta habitual de los líderes de la UE a la crisis de la deuda de la zona euro-”, repite el New York Times en la eterna cantinela que acompaña las decisiones de Europa. También contempla como difícil la puesta en marcha de la iniciativa de Merkel y Sarkozy, asolados por sus problemas internos, por su escaso crecimiento. E incide, como todo observador sensato, que las políticas de estabilidad fiscal detraen el crecimiento de las economías.

Más intensa es la crítica de The Telegraph, el diario británico más vendido y afín al partido conservador. “La economía europea se encamina al desastre”. Merkel y Sarkozy no se enfrentan a “la crisis existencial” de la UE. Ignoran todas las señales de advertencia y caminan en la dirección opuesta para evitar una recesión: “Las tasas de interés se han elevado, y los Estados miembros se abocan a una auto-derrota con programas de austeridad que, al destruir el crecimiento, agravarán el problema de la deuda. Es difícil imaginar un conjunto más perversamente inadecuado de políticas.”, escribe Jeremy Warner.

“Como Paul Krugman observó esta semana, los líderes estadounidenses y europeos a veces parecen estar involucrados en un concurso para ver quién puede hacer lo peor de una mala situación”, añade Warner.

Conforta escuchar voces sensatas frente al panorama español del amén (en todos los sentidos). El gobierno radiante con la consagración del neoliberalismo en las Constituciones –ya veremos-, y el PP aún más (lo lleva en sus genes). Con la sumisión a un par de líderes de poca monta (Merkel y Sarkozy) que nadie ha elegido para decidir por todos. Con unos periódicos que ven cruces agredidas donde primó la  limitación de derechos democráticos (comprobadlo). También los diarios extranjeros hablan del inoportuno despilfarro de la visita del Papa, mientras aquí reina el encantamiento.

Con una parte de la sociedad que resta sin cesar, que no se informa, que no se entera… de que la UE es ya un inmenso Tea Party ultraconservador, y, en él, España su reserva “espiritual”. Saquemos las banderitas, la hostia –con perdón- va a ser épica.

¿Y si lo contamos en un reality show?

 Me pregunto si la historia funcionaría en forma de docudrama o reality show, con actores o personajes populares. Es tan obscena que arrasaría y solo parece fallar la fórmula de su presentación al público. Alguna empresa -honrada- debería patrocinarnos para distribuir palomitas al personal y que se encuentren más cómodos mientras contemplan el espectáculo.

   Recordémoslo una vez más. Hace 2 años el sistema financiero cae por sus muchos excesos, tras dar el aviso un año antes con las hipotecas subprime y sin que nadie haga nada. Las grandes torres se desintegran, pero los gobiernos democráticos acuden solícitos a ayudarles entregándoles el dinero de los ciudadanos para que se mantengan. Convierten en pública su deuda privada. Este gráfico muestra cómo se ha invertido más en ayudar a los bancos que en todo el gasto de todas las partidas juntas. La parte en color ocre es lo que hemos regalado al «sistema» para afianzarlo.

   Había llegado la hora de la política nos dijeron. Pero no. Había llegado la del asalto definitivo al poder. Ahora los gobiernos deben millones a los bancos a consecuencia de su desembolso para ayudarles -es decir, les debemos los millones que les hemos prestado ¡y con intereses!- , y el gran poder financiero –con sus soportes mediáticos- es quien dicta las normas. La ciudadanía debe empobrecerse para que ellos sigan obteniendo cuantiosos beneficios y hasta comprándose bancos de otros países. Y la sociedad no se entera. O no actúa.

    Los republicanos han ganado el midterm. Javier Valenzuela nos cuenta que esto ya ha pasado otras veces sin que tenga grandes consecuencias. La diferencia, quizás, es que el triunfo conservador se debe al irresistible ascenso del Tea Party, un movimiento deleznable pero que provocaría risa si lo juzgara una sociedad con criterio. Los «belenesestebanesperanzasaguirresrojoyesmayoresorejastorquemadas» de la política. Merecería la pena ir asignando papeles para nuestros reality show.

Dice Javier Valenzuela:

 “¿Qué se puede hacer frente al hecho de que millones de norteamericanos se hayan creído lo de que Obama es musulmán y comunista, el cambio climático no existe y los ricos y las grandes empresas pagan demasiados impuestos? Definitivamente, Estados Unidos es «a country of believers». Basta con pensar que allí muchos creen que Elvis vive, los marcianos se aparecieron en Roswell (Nuevo México) y la teoría de la creación de la Biblia es absolutamente cierta. No debe extrañar que se crean lo del Tea Party”.

   Obama, como Zapatero, minusvaloraron al poderoso enemigo. Tenían que haber actuado con un radicalismo extremo para desmantelarlo. Para mantener la dignidad del mandato que les habíamos conferido, por el que fueron elegidos. Probablemente ya no hay remedio, ellos ya no lo tienen. Pero resulta paradójico que se entregue todo el poder al mismo neoliberalismo que provocó la crisis y que nos mantiene en tan precaria situación. Sigue diciendo Valenzuela:

   “Sin la intervención enérgica de Obama es muy probable que Estados Unidos hubiera caído en una depresión de caballo, como la que tuvo que remontar Roosevelt. Pero muchos de sus votantes de 2008 no son conscientes de ello porque nadie se lo ha dicho alto, claro y constantemente. Al contrario, muchos progresistas han ido asociando a Obama con el salvamento de un Wall Street nada agradecido. Y no poca gente se ha quedado con la copla neoliberal del incremento del déficit público, olvidando dos cosas: que ha sido por una buena causa y que el republicano George W. Bush, que heredó superávit de Clinton, dejó las arcas públicas hechas unos zorros con las aventuras militares de Afganistán e Irak.”

   Se habla ya en EEUU de desencadenar una guerra con Irán “para reactivar la economía”. Yemen tampoco anda muy lejos del punto de mira. Surge una más que sospechosa epidemia de bombitas supuestamente terroristas. El manual aplicado en todos sus extremos. La xenofobia y el conservadurismo más atroz se extienden por el mundo como mancha de aceite. Escuchamos  declaraciones de una pornografía intelectual y moral, incluso en España, que ofende el gusto y la inteligencia, sin inmutarnos. Algunos aplauden. Y los líderes europeos ya preparan también unos acuerdos” de armamento nuclear. Paso a paso, hasta la tercera guerra. De ésa, no saldremos vivos.

    Un líder republicano estadounidense decía esta mañana que «van a devolver el poder a los ciudadanos» -que les ha quitado al parecer Obama extendiendo la sanidad a quien no puede pagarla, por ejemplo-. Los ultras neoliberales adelgazarán el Estado. Rajoy también. Sí, devolverán, acrecentarán el poder de unos ciudadanos sobre otros, no cabe duda. El Estado somos todos, nos lo están robando, nos lo estamos dejando robar.

No basta con indignarse o resignarse al «viva las caenas«. Educación e información son el antídoto a todo esta barbarie. Repetir, por ejemplo, cada día el mensaje de Network, abriendo con él todos los telediarios libres y responsable, si los hubiera.

Y, sin embargo, hay soluciones. Empezamos a buscarlas…

Veremos a Belén Esteban en el Parlamento

Casi a diario hablamos aquí de la peligrosa deriva de la sociedad mundial y del descrédito de la política (como causante siquiera por inacción) que en España ya se sitúa como tercer problema para los ciudadanos. El caos dispone de diferentes formas de aposentarse y se observa una tendencia de cómo lo está haciendo ahora: el «backlash«, «latigazo hacia atrás«, o «patada hacia atrás» como libremente lo voy a traducir.

Explicaban en la BBC, en un debate de altura, porqué los sensatos ciudadanos suecos han votado a la ultraderecha. Ha sido eso, el «backlash». Hartos de la política tradicional, de que la izquierda no se comporte como izquierda, ni la derecha como derecha, han salido por un extremo. Aunque hay un porcentaje que en efecto sí quiere machacar a los emigrantes tomando la justicia por su mano, en ausencia de otro poder real que «los mercados» (a quienes poco les preocupan estas cosas). Como en el Oeste.

En EEUU, el Tea Party adopta la forma más definida de lo que se está cociendo. Una amalgama de ciudadanos con un solo punto en común: el ultraconservadurismo. Aún tienen que concretar un líder pero se apuntan una analfabeta populista republicana, Sarah Palin, o Glen Beck, exitoso presentador de la Fox, poco más que un Jiménez Losantos, aún con más poder.

En la maltratada Islandia, un humorista se hizo con la alcaldía de la capital, Reykiavik. Jón Gnarr desplazó -nos dijeron las reseñas-, a las siglas tradicionales con una formación que se declara abiertamente corrupta y asegura que no cumplirá sus promesas electorales.

En España tenemos a Belén Esteban. Y no es una broma. La sucia máquina de hacer dinero que es Telecinco ha apostado por el experimento. Si se presentara a las elecciones, se situaría como tercera fuerza política en España, obtendría 5 diputados. Verla y escucharla hiere una mediana sensibilidad –yo no puedo soportar la tortura más de un par de minutos-, pero hay quien cree que “dice verdades como puños”. ¿Por qué? Porque la política tradicional nos ha fallado estrepitosamente y. desde el saco de basura en el que se ha convertido esta sociedad, la única salida lógica parece la «patada hacia atrás».

No son hechos nuevos. En la famosa carta de Keynes a Roosvelt (dos peligrosos “izquierdistas” como se verá), el fundador del capitalismo moderno (y humano) le dijo al presidente de los EEUU:

«Usted acaba de convertirse en fideicomisario de aquéllos que, en todos los países, tratan de arreglar los males de nuestra condición por medio del experimento razonado y dentro del marco del sistema social existente. Si fracasa, el cambio racional se verá gravemente perjudicado en todo el mundo y lo único que quedará será una batalla final entre la ortodoxia y la revolución”.

Asomaba ya por la puerta Hitler y todos los fascismos.  Sentaba sus reales en la URSS el comunismo totalitario. La política terminaría por reaccionar. Sin más remedio. La diferencia que hoy se aprecia, a mi modo de ver, es la degradación absoluta de las salidas. La informe basura se desparrama, y da el «latigazo hacia atrás». Tampoco parece que tenga más remedio.

Mientras en España los políticos patrios se enzarzan en Caja Única sí, Caja Única no, en una ETA a olvidar, en tapar las corrupciones algunos con supina desfachatez verbal, mientras siguen ciegos las pautas del «sistema social existente” que decía Keynes, les están invadiendo la casa. Y no se enteran.  Un poderoso grupo mediático, propiedad en parte y no casualmente de Berlusconi, apuesta por dinero, por una descerebrada, vulgar hasta el vómito, con la que un sector de la sociedad se identifica. «Tuiteaban» anoche que en Telecinco, comentaristas de su mismo nivel, la  comparaban ya con Eva Perón. No es de esperar que los políticos tradicionales reaccionen, andan metidos en la endogamia de su propia ineficacia, de la desfasada casta en la que se han convertido, olvidando que  sólo detenta la representación popular. Si no lo hace la sociedad, veremos a Belén Esteban sentada en el Parlamento. Y las televisiones retransmitirán sus intervenciones y la entrevistarán a la salida del hemiciclo. Y comeremos palomitas.

Me hubiera gustado escribir del otoño. Pero, por fortuna, lo vamos a tener aquí tres meses. Vaya un adelanto en imagen sosegadora.

Me voy a pescar

Hace años que me gusta una canción de Chris Rea llamada “Gone fishing”. “Me voy a pescar. Nada de lo que yo haga marcará una diferencia. Así que me voy a pescar. Y me voy hoy. Sé que suena raro, porque no sé ni media palabra acerca de pescar, pero de todos modos, ya me estoy yendo a pescar”. Es lo que viene a decir, en traducción muy resumida.

Por fin amanece esta mañana nublado y con temperatura respirable, aunque parece que no durará mucho a lo largo del día. Sí mañana. Mañana, dicen los expertos, llega un anticipo del otoño. Y, sin embargo, el gris es un color muy suyo que influye según te pille al abrir los ojos al día y contemplar la realidad.

El Tea Party, el ala ultraderechista del Partido Republicano estadounidense, triunfa en las primarias para las elecciones de este año. Y una analfabeta retrógrada como Sarah Palin, demagoga e inconsecuente entre lo que dice y lo que hace, se consolida como gran líder. ¡Es tan parecida a nuestras cospedales y aguirres!

Mi amigo Jan me escribe contándome aterrado que en Suecia ha nacido un nuevo partido: El SD, Swedish Democratic Party. Procedente de una minoritaria formación abiertamente fascista, dicen ahora que han abandonado esa ideología. “Sólo” son racistas, xenófobos y anticomunistas. Los sondeos les auguran un 5% de los votos. Con ello, deduce mi amigo -profesor de Ciencias Políticas- Suecia va a ser ingobernable, porque ni el bloque conservador ni el de izquierdas obtienen mayoría. Y, según él, no pactarán con este partido de ultraderecha. Por otro lado primo hermano del danés Danske Folkeparti. Tenemos buena a la idílica Escandivania.

La única diferencia alentadora que veo es que las televisiones, privadas incluidas, han rechazado emitir su propaganda electoral. «O emigrantes, o cuidado a nuestros mayores, tú eliges«.

La política es una elección”, aseguran en su eslogan los neofascistas suecos. Sí lo es. A veces. Ahora se están marcando bien las diferencias en todo el mundo. Entre el centro-derecha y la extrema-derecha bien es verdad. Y luego viene todo lo que viene, ya sabéis.

En casa, Camps les ha puesto a sus chicos la película «Invictus» para animar el nuevo curso. Mandela, la concordia y la lucha, profanados por la turbia mano del maniquí bronceado con trabilla italiana, presuntamente costeada con dinero público. Por cierto, esa «poca entidad» de lo robado  -presuntamente, repito-,  que no mueve acciones en el PP, me vendría de perlas para pagar unas facturas que llegan por estas fechas. Al menos, deberían devolverme mi parte de lo mangado tanto de entidad como de poca entidad.

No sé cuántas cosas veo claras esta mañana. Bien pensado bastantes y necesarias. Así que me voy a pescar. Lo mejor es que yo sí sé pescar. Desde pequeña. La paciente, tediosa, solitaria y callada espera a la orilla del río-inigualable oportunidad de pensar-, a la lucha con una esquiva trucha que se esconde por las piedras de los ríos de montaña y que abordas vadeando el cauce con el agua hasta la rodilla. Una vez más es el camino, no la meta. De hecho no me gustan las truchas, ni pez alguno de río. Pero, sí, me voy a pescar.

Verdaderamente hartos de los «regeneradores»

Una enfervorecida masa que había congregado en Washington un ultraconservador payaso mediático llamado Glenn Beck, ha osado usurpar la memoria en día y lugar de Martin Luther King y pisotear los grandiosos sueños que el líder negro expresó y pagó con la vida. Pedían Devolverle a América su honor, exigiendo un menor intervencionismo del Estado y proclamando un renacimiento del país en la fe cristiana.

La desinformación y entontecimiento actual de la población logra hacer creer que hay un lugar así al que volver. Pero tal cosa no se corresponde con la realidad (los norteamericanos no sufrieron la Edad Media). Veamos…

Para empezar, la Primera Enmienda de la Constitución norteamericana  (1789) contiene dos referencias a la religión: la  «cláusula de establecimiento» y la «cláusula de libre ejercicio»,  que consagran sendas prohibiciones: que el gobierno apruebe leyes que establezcan una religión oficial o muestren preferencia por una religión sobre otra y, también, que las leyes imposibiliten el libre ejercicio de ella.

 A Thomas Jefferson, tercer presidente de los EEUU, se le considera uno de los padres de la nación. Un hombre inmensamente culto, libre y polifacético que, en su epitafio, escrito por él mismo, se definió como «autor de la declaración de Independencia Americana, del Estatuto de Libertad Religiosa de Virginia y padre de la Universidad de Virginia» (pública y laica por cierto). Nada que ver, para entendernos, con Glenn Beck o Sara Palin, otra de las jaleadoras del evento.

Algunas cosas de las que Jefferson escribió:

Sacúdete de encima todos los miedos de los prejuicios serviles, bajo los que las mentes débiles están servilmente acuclilladas. Sienta firmemente la razón en tu asiento y lleva a su tribunal cada hecho, cada opinión. Cuestiónate con valor incluso la existencia de un Dios, porque, si hubiera uno, debería dar el visto bueno a un homenaje a la razón, antes que al miedo ciego”.

Es decir, que el padre de la patria Jefferson, hubiera, como Jesucristo en el templo, corrido a gorrazos a los mercaderes de objetos y creencias, que, encima, dicen actuar en su nombre.

Sin olvidar lo que pensaba del sistema que los «regeneradores» defienden a muerte:

«Creo, sinceramente, con ustedes, que los establecimientos bancarios son más peligrosos que los ejércitos permanentes y que el principio de gastar dinero para ser pagado por la posteridad, bajo el nombre de la financiación, es sin embargo una estafa futura a gran escala«.

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«El sistema de la banca nosotros lo hemos reprobado por igual. Yo lo contemplo como un borrón en todas nuestras constituciones, que, si no se protegen, terminará en su destrucción, ya que ya están siendo golpeadas por los jugadores corruptos, y está arrasando en su progreso, la fortuna y la moral de nuestros ciudadanos«.

Premonitorio. Y ambas ideas fueron expresadas en 1816.

El tal Beck ejerce de portavoz de los libros de la española FAES y su campaña contra las energías renovables en las que España era potencia emergente tuvo una silenciada consecuencia en la cancelación de contratos. No lo hacen gratis, buscan beneficios privados. Y lo que vale para allí, vale para aquí. Con los voceros políticos de intereses que favorecen a unos pocos. Deambulamos en el barco de la imbecilidad programada. Y hay una abismal diferencia entre insultar y definir.

Los “regeneradores” de la democracia reclaman una vuelta a un pasado que no existió y que intentan formatear a su medida. La desinformada y entontecida sociedad que les escucha les cree, porque nada se cuestiona. Y no, la violencia no es justificable, el triunfo de la fuerza bruta no la legitima, el fascismo no es admisible, meter en el mismo saco todas las etiquetas que –interesadamente- nos ordenan meter es de idiotas, pero consigue pudrir el conjunto para ser arrojado a la basura,  y todas las opiniones no son respetables, son debatibles en el sentido de querer llegar a separar lo que es verdad de creación, ilusión o manipulación. Eso no cae del árbol como las peras, ni entra en las porterías como los balones de fútbol. La democracia se ha pervertido en efecto al punto que se le prevé un oscuro futuro. Los pastores del rebaño adormecido tienen muy claro dónde tienen que llevarlo. La educación, hincando los codos, y repasar las telarañas del cerebro con un plumero ayudarían, realmente, a regenerar una democracia para todos.

Hombre-masa es todo aquel que no se valora a sí mismo, sino que se siente “como todo el mundo”, y, sin embargo, no se angustia, se siente a salvo al saberse idéntico a los demás”.

José Ortega y Gasset 1930

Las personas con escaso conocimiento tienden sistemáticamente a pensar que saben mucho más de lo que saben y a considerarse más inteligentes que otras personas más preparadas”.

Efecto Dunning-Kruger 1999

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