Mis amigas conservadoras que me quieren bien se asustan al pensar que alguien puede vincularme, por pura equivocación, con el concepto “antisistema”. Claro, ven en la tele (o leen y oyen también en cualquier medio) a presentadores de esos que cobran entre 9.000 y 12.000 euros al mes muy asustados con la posibilidad de que alguien les quite sus prebendas. Hay uno recién reciclado para la información “seria” (desde esa gran cantera que son los deportes) que lanza auténticos respingos y un día igual se mete debajo de la mesa para que no le alcance “la violencia”.
Porque, señores, los antisistema son unos inadaptados sociales y su principal ocupación es arrojar piedras a escaparates y coches. Operan fundamentalmente cuando hay una de esas cumbres internacionales tan resolutas. Igual los violentos son una veintena de gamberros pero ver un cristal roto estigmatiza a todo el que se opone, desde cualquier actitud, a este precioso orden, sistema, sí, en el que vivimos.
Dos tercios de la humanidad alimentados apenas con un mendrugo de pan o un cuenco de arroz cocido. Muchos de ellos bebiendo agua podrida. Inexorable pérdida de derechos en el privilegiado Primer Mundo. Y los gobiernos sometidos a esos “mercados” “etéreos”, “tranquilizándoles” a diario con la seguridad de que ellos solo han nacido para ganar dinero en cantidades obscenas, y que ya pagaremos los destrozos que ellos mismos han causado, asalariados, parados y pensionistas. Porque saben que los “mercados” y sus voceros mediáticos son capaces de hundir un país con todos su pobladores dentro.
La economista Ángels Martínez i Castells, habitual del blog para nuestra suerte, explica en este imprescindible post la actitud mafiosa del neoliberalismo. Destaco este punto:
“No es posible desde los Estados hacer frente a este avance bárbaro destructor de las mafias económicas globalizadas sin instrumentos propios de actuación y resistencia. En este sentido, el recurso a la deuda y al déficit público son ya algo más que un mecanismo necesario y ampliamente respaldado por el keynesianismo para compensar las oscilaciones del ciclo económico e intentar remontar la economía lo antes posible… Constituyen una de las pocas posibilidades de poder jugar con fichas parecidas en sentido contrario. El capitalismo mafioso y neocon impone a cualquier intento regulador, compensador y de búsqueda de equilibro, que actúe sin apoyaturas, sin instrumentos… «sin manos». Casi le exige que «sin cabeza»… porque son los otros, los mafiosos, los que piensan por todos”.
Comprendo que el sistema me manda apuntarme a la moda del “veganismo”, el viejo collar con nombre rescatado para distraer a este personal que tanto se aburre, incluso al que se detiene “en las comas” para contribuir inconscientemente a la estrategia. Y que sería más rica y viviría mas relajadamente sin conciencia o sin consciencia, como ya decía hace poco.
Ahora bien ¿quienes son los antisistema realmente? Trabajosamente, con sacrificio, dolor y a veces muerte incluso, la sociedad logró unos derechos que ahora están siendo cercenados. Vivimos una vuelta atrás a todos los niveles. Economicos, de libertades, de dignidad ¿Y quién está destruyendo nuestra forma de vida? Los mercados son los antisistema.
Peligrosos antisistema como estos venerables catedráticos e intelectuales: José Luis Sampedro, Federico Mayor Zaragoza, Carlos Berzosa, Vicenç Navarro, Juan Torres y Lourdes Lucía, dejarán un rato de tirar piedras y romper escaparates –al decir de algunos aposentados periodistas entre los que no nos encontramos ni Javier Valenzuela ni yo- para ver si es posible hacer algo contrattacando. Recuperar, al menos, para cada vez más personas la sonrisa de la dignidad, la coherencia y la fe en si mismos.