Sé que es agorero, pero sólo pretendo aportar datos y únicamente de estos últimos días para evaluar cómo andamos. Y veo una escalada de circunstancias que conducen ¿al abismo?

Foto 2006 ¿Desde entonces caza elefantes el Rey?
El Rey Juan Carlos se va a Botsuana a cazar y matar elefantes. Y nos enteramos porque se rompe la cadera. Las críticas a su inoportuna, insolidaria y cruel práctica no cesan, mientras la familia y los medios nos cuentan lo valiente que es que no toma analgésicos y lo bien que se recupera. Añadamos el ya habitual desconcierto. Si se lo dijo al Gobierno, si no se lo dijo… En el PP cada uno que habla dice una cosa distinta.
Rajoy huye de los periodistas a los que deja con la palabra en la boca mientras su popularidad y su prestigio se desmoronan. Lo mismo que las de sus ministros. Aún así todavía un porcentaje notable de españoles, el 38%, seguirían dándole su apoyo según un sondeo de Metroscopia. Deben ser los que creen a Cospedal y a todos los demás cuando dicen que todo se arreglará. O aquellos que caminan divinamente siguiendo el paso de otros en manada gregaria. Aunque padezcan la depresión y angustia generalizadas. Para ayudar al «optimismo», contamos con una oposión -todavía- mayoritaria que ya solo congrega un 23% de atención y cuya tibia y acomodaticia respuesta le augura -de no cambiar- días peores. Al menos de entusiasmo.
Y entretanto crece el acoso y la desconfianza hacia la España de Rajoy. Hasta los elogios neoliberales vienen cargados de metralla. Ya es un clamor que austeridad sin crecimiento lleva a la ruina (de la sociedad, del país, no de quienes se lucran con estas políticas) y que nuestro PP es el adalid de ese suicidio social calculado. Tanto The Wall Street Journal como The Washington Post dedican sendos editoriales a decir que la draconiana austeridad decretada por Merkel y Rajoy conduce al fracaso.
Mucho más cerca, el economista Albert Recio, coautor de Actúa, aseguró en la presentación de Barcelona que ese «pues ya (después de los 6 millones de parados de este 2012) se arregla a continuación» que repite el PP, así ni por milagro. Menos mal que no todos estamos únicamente deprimidos y angustiados.
Y a todo esto… gran hito mediático y social que hace un siglo se hundiera un barco de pasajeros. En este hoy desgraciado mundo ya no sabemos si se recuerda al Titanic o a la película, estratégicamente remozada. Al precipicio ya digo. El que quiera aún puede darse la vuelta. En este caso seguir la senda resulta un tanto peligroso.