11,6 millones de euros sin justificar en la catástrofe del Prestige

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La denuncia fue de la organización ecologista Arco Iris. De los más de 200 millones gestionados para paliar la catástrofe del Prestige (noviembre de 2002) han desaparecido 11,6. Lo certifica así una auditoria practicada por Advance por encargo del Consorcio de Compensación de Seguros para la peritación de los daños.

Se dirá que, con las prisas, no se detuvieron en anotar los gastos. Esos pequeños deslices que ocurren en los países serios, en las administraciones de los países serios, porque que pruebe un particular a olvidar una anotación y verá. Seguro que son “irregularidades contables”. No que llegó dinero para resolver problemas graves y alguien los distrajo para otros fines. Sería muy miserable sacar provecho de las desgracias. Ponerse las botas a cuenta del chapapote. Esto no pasa en España ¿verdad?

A los ecologistas también les «llama la atención la gran cantidad de apuntes a cuenta de Sasemar (Salvamento marítimo): 7.147.794,22 de euros sin justificar, en concepto de gastos de viaje y dietas de personal». Piden al Tribunal de Cuentas que actúe. Es decir, este organismo tan fiable que suele ser fundamental en un Estado de Derecho.

La noticia la he escuchado en Hoy por Hoy, entre sueños realmente: cuando me despertaba. Ha costado encontrarla. Aparece en Público. Y en eldiario.es.  Los medios en general andan muy ocupadas con Artur Mas y esas cosas tan fundamentales. O esas tarjetas tan divertidas de Caja Madrid que llevan visos de saldarse con la impunidad habitual.

España es el país en el que la gestión de una catástrofe de las dimensiones y el impacto social que tuvo la del Prestige concluye con la desaparición de 11,6 millones de euros gastados sin justificar. Y no pasa nada. España es ese país que vuelve a dar mayoría absoluta para gobernar a esta gente tan olvidadiza en anotar a qué dedican el dinero que reciben.  El que lleva a la presidencia del gobierno al ministro -Mariano Rajoy- a cargo de aquel emplasto, hecho de hilillos de plastilina al parecer.

Y mientras tanto, desde que gobierna Rajoy,  la pobreza infantil ha crecido en España del 17% al 33%. Hay miles de niños más sin sus necesidades cubiertas. Y –también lo he visto  hoy- en 6 colegios de Castilla y León se han servido sopas con larvas de gusano. Como en la posguerra. Pero, vamos, será otro error, y además seguro que nos creemos que es la primera vez y que los críos no se las comieron.  El número de ricos también ha aumentado, solo en un año el 24%.

El país del que, con toda mi alma, quisiera huir…

Chapapote y basura como síntoma

Gallego&Rey

Gallego&Rey

No hay culpables para el Prestige. Aquella marea negra que tiznó hasta 2.000 kilómetros de costa hace 11 años, la que fue retirada a pozales por centenares de personas, fue una ilusión óptica. La catástrofe del Prestige “fue culpa del barco” llegó a decir entonces la Ana Botella de nuestros dolores que ya prometía. Un cacharro con bandera de conveniencia que se abrió en hilillos de plastilina –eso sí- y que fue paseado por el gobierno del PP hasta pringar uno de los mares más hermosos y fructiferos que tenemos. Ni siquiera hubo, a tenor de la sentencia judicial, delito ecológico. Pescado y marisco destruido, 200.000 aves muertas. También ocasionó víctimas humanas como recuerda Suso del Toro, quien concluye: “La sentencia del Prestige es un clavo más en el ataúd en el que están enterrando a la democracia en España”.

Manuel Rivas se desgarra en este «El Prestige se hundió porque quiso«: La sentencia sobre el Prestige lleva por fecha el 13 de noviembre de 2013, justo en el undécimo aniversario del desastre, pero en realidad es un documento de la era prePrestige. Una sentencia propia de la Edad de los Combustibles Fósiles. Un fósil, en sí misma. El relato es inverosímil. Todo parece fruto del azar y no existe la causalidad. Se formula, de forma indirecta o inconsciente, una especie de doctrina de la irresponsabilidad ambiental. Se blanquea la actitud de un Gobierno que nunca reconoció la realidad .

El chapapote ha entrado hasta la cocina de nuestras vidas. La carcundia mediática encantada, como nos cuenta José María Izquierdo. Hoy pueden apoyarse en algo sólido: una decisión de la Justicia, o lo que queda de ella. Se perfecciona la técnica.

La basura, consecuentemente, también se extiende por doquier. En Madrid, por cualquier parte que vayas. La alcaldesa Ana Botella sobrevoló por la tragedia del Madrid Arena –en un spa calentito-, por el fiasco olímpico con sus millones de euros tirados por el desague, y ahora se pasea por la porquería que inunda la ciudad que nunca debió gestionar. De Madrid quedan los despojos como os comento a menudo. Contaminación, firmes y calzadas destrozados, el turismo huye. No faltaba más que aromatizarlo con basura y excrementos. Mi ciudad en ruinas, escribe Javier Pérez de Albéniz. Botella ahora echa mano de una empresa pública, tras privatizar por sus santos ovarios este servicio público. Sus trabajadores van a plantarle cara. También estos.   Alguna dignidad para tanta inmundicia.

Y hoy se acaba oficialmente el rescate bancario a España. Hemos enterrado en él 41.000 millones de euros, la mitad para Bankia, entidad en fiasco absoluto, a cuyos responsables hay que tratar con mimo aunque no lo merezcan, como cuenta magistralmente Àngels Martínez Castells. Se llenaran hoy la boca los prebostes del gobierno y sus voceros. Adiós rescate, evitamos el del país entero. No el de su sociedad, de nosotros, que metimos en el ataúd de esos 41 millones nuestros servicios sociales, trabajo, sueldos, subsidios, pensiones y, sí, en muchos casos, demasiados, también el coraje.

El gobierno ya opera para que no haya tentaciones. Rajoy y Soraya al frente, con Gallardón como ejecutor, ya han dejado niquelado un Código Penal con tintes franquistas como sentenció el CGPJ.  Ahora acude a redondear la faena el Ministro del Interior. Ultima una nueva ley de Seguridad Ciudadana que tipifica como infracciones sujetas a fuertes multas los escarches y las manifestaciones ante el Congreso. Lo que los jueces, incluso estos jueces de los que disfrutamos, se niegan a castigar. Pero ahí está el PP al quite. Atado y bien atado.

La ultraderecha se une en Europa. Quieren cargarse la UE desde adentro e imponer sus leyes. La exitosa en votos extrema derecha del holandés Wilders y la francesa Marine Le Pen presentan el germen del nuevo grupo que desean formar tras las elecciones al Europarlamento de 2014. El PP encuadraría divinamente en esta alianza. Europa parece que les gusta –mientras sea neoliberal- pero ideológicamente están a la par.

Quedarían las cosas más claras. Estuve en la presentación del libro de Felipe González. Acudió la plana mayor del PSOE, con Rubalcaba y todo. Yo creo que este PSOE constituye la derecha culta, civilizada y elegante que necesita España. Derecha ha de haber, mejor ésta. Ahora solo falta buscar la izquierda. O/Y la valentía de una sociedad que sepa emerger del chapapote y la basura, de la mierda que nos impregna. Son como arenas movedizas, terminará por sepultarnos.

Hay que reivindicar la luz, el sol…

elrich.sol

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