Chapapote y basura como síntoma

Gallego&Rey

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No hay culpables para el Prestige. Aquella marea negra que tiznó hasta 2.000 kilómetros de costa hace 11 años, la que fue retirada a pozales por centenares de personas, fue una ilusión óptica. La catástrofe del Prestige “fue culpa del barco” llegó a decir entonces la Ana Botella de nuestros dolores que ya prometía. Un cacharro con bandera de conveniencia que se abrió en hilillos de plastilina –eso sí- y que fue paseado por el gobierno del PP hasta pringar uno de los mares más hermosos y fructiferos que tenemos. Ni siquiera hubo, a tenor de la sentencia judicial, delito ecológico. Pescado y marisco destruido, 200.000 aves muertas. También ocasionó víctimas humanas como recuerda Suso del Toro, quien concluye: “La sentencia del Prestige es un clavo más en el ataúd en el que están enterrando a la democracia en España”.

Manuel Rivas se desgarra en este «El Prestige se hundió porque quiso«: La sentencia sobre el Prestige lleva por fecha el 13 de noviembre de 2013, justo en el undécimo aniversario del desastre, pero en realidad es un documento de la era prePrestige. Una sentencia propia de la Edad de los Combustibles Fósiles. Un fósil, en sí misma. El relato es inverosímil. Todo parece fruto del azar y no existe la causalidad. Se formula, de forma indirecta o inconsciente, una especie de doctrina de la irresponsabilidad ambiental. Se blanquea la actitud de un Gobierno que nunca reconoció la realidad .

El chapapote ha entrado hasta la cocina de nuestras vidas. La carcundia mediática encantada, como nos cuenta José María Izquierdo. Hoy pueden apoyarse en algo sólido: una decisión de la Justicia, o lo que queda de ella. Se perfecciona la técnica.

La basura, consecuentemente, también se extiende por doquier. En Madrid, por cualquier parte que vayas. La alcaldesa Ana Botella sobrevoló por la tragedia del Madrid Arena –en un spa calentito-, por el fiasco olímpico con sus millones de euros tirados por el desague, y ahora se pasea por la porquería que inunda la ciudad que nunca debió gestionar. De Madrid quedan los despojos como os comento a menudo. Contaminación, firmes y calzadas destrozados, el turismo huye. No faltaba más que aromatizarlo con basura y excrementos. Mi ciudad en ruinas, escribe Javier Pérez de Albéniz. Botella ahora echa mano de una empresa pública, tras privatizar por sus santos ovarios este servicio público. Sus trabajadores van a plantarle cara. También estos.   Alguna dignidad para tanta inmundicia.

Y hoy se acaba oficialmente el rescate bancario a España. Hemos enterrado en él 41.000 millones de euros, la mitad para Bankia, entidad en fiasco absoluto, a cuyos responsables hay que tratar con mimo aunque no lo merezcan, como cuenta magistralmente Àngels Martínez Castells. Se llenaran hoy la boca los prebostes del gobierno y sus voceros. Adiós rescate, evitamos el del país entero. No el de su sociedad, de nosotros, que metimos en el ataúd de esos 41 millones nuestros servicios sociales, trabajo, sueldos, subsidios, pensiones y, sí, en muchos casos, demasiados, también el coraje.

El gobierno ya opera para que no haya tentaciones. Rajoy y Soraya al frente, con Gallardón como ejecutor, ya han dejado niquelado un Código Penal con tintes franquistas como sentenció el CGPJ.  Ahora acude a redondear la faena el Ministro del Interior. Ultima una nueva ley de Seguridad Ciudadana que tipifica como infracciones sujetas a fuertes multas los escarches y las manifestaciones ante el Congreso. Lo que los jueces, incluso estos jueces de los que disfrutamos, se niegan a castigar. Pero ahí está el PP al quite. Atado y bien atado.

La ultraderecha se une en Europa. Quieren cargarse la UE desde adentro e imponer sus leyes. La exitosa en votos extrema derecha del holandés Wilders y la francesa Marine Le Pen presentan el germen del nuevo grupo que desean formar tras las elecciones al Europarlamento de 2014. El PP encuadraría divinamente en esta alianza. Europa parece que les gusta –mientras sea neoliberal- pero ideológicamente están a la par.

Quedarían las cosas más claras. Estuve en la presentación del libro de Felipe González. Acudió la plana mayor del PSOE, con Rubalcaba y todo. Yo creo que este PSOE constituye la derecha culta, civilizada y elegante que necesita España. Derecha ha de haber, mejor ésta. Ahora solo falta buscar la izquierda. O/Y la valentía de una sociedad que sepa emerger del chapapote y la basura, de la mierda que nos impregna. Son como arenas movedizas, terminará por sepultarnos.

Hay que reivindicar la luz, el sol…

elrich.sol

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