La responsabilidad de esta debacle va contigo

La primera en la frente. El diario.es abre con esta noticia: Interior releva al comisario jefe de los policías que investigan al PP. El elegido para dirigir ahora la Brigada Anticorrupción es un comisario de la total confianza de la cúpula policial. José Manuel García Catalán ocupará el puesto del veterano José Luis Gudiña solo un año después de haber ascendido. Es el tercer cambio en los puestos de mando sobre los policías del caso Bárcenas en lo que va de legislatura.

¿Qué sociedad tolera esto? ¿Qué oposición política se calla o agita levemente los tiernos puñitos sin eficacia alguna? Día tras día, el ministerio del beato Fernández Díez, busca sin el menor disimulo cauces de impunidad. Porque ¿qué otro objetivo puede tener este baile de cargos continuo? Se diría que ninguno «les gusta» dado que no paran de encontrar indicios de corrupción en el partido que gobierna España.

Recordemos que la justicia da por hecho que existe una contabilidad B, de dinero negro, en el PP con distintas “sucursales” regionales. Y la sociedad no solo traga sino que parece dispuesta a seguir votando este estado de cosas.

La encuesta del CIS tiene “cocina”, es mucho presuponer a estas alturas una intención de voto sobre lo que dice el voto directo, pero lo que sí está claro es que el PSOE de Rubalcaba y Valenciano se precipita al abismo electoral, más aún que la empresa de Rajoy y Cañete que ya es decir.  Y eso no se puede consentir. Las «gentes de bien», los poderes fácticos (mediáticos en cabeza) quieren bipartidismo sin fisuras. Y cada vez cobra más fuerza una coalición PP-PSOE que propician distintas “personalidades” y medios. Un futuro desolador… que aún podemos remediar.

pais.bipartidismo

¿Entramos en detalles menudos? Se preparan para subirnos la luz de nuevo. 

El caos de la administración española llega al punto de subcontratar de tercera mano y encima no pagar a los empleados.

Los datos del paro registrado reflejan un aumento del empleo y de la afiliación, contradiciendo a la EPA que sigue mostrando destrucción de empleo. Ni un organismo internacional prevé una reducción del paro en España a corto plazo. El 91% de los contratos suscritos son temporales y a tiempo parcial, en el exiguo 9% de indefinidos también hay fuerte predominio de los parciales. Rajoy ha creado un millón de parados, pero, eso sí, ha precarizado todo el trabajo. De forma que algunos sujetos del régimen no tienen ni pudor en proclamar que, encima, tenemos que dar las gracias.

«Un parado sin ayudas no puede ponerse exquisito«, dice el presidente de la patronal valenciana. O este otro:

gracias,trabajo

Cada uno de nosotros somos responsables de las mermas en la sanidad que ocasionan ya víctimas. De que se haya cercenado la educación y el futuro de niños y jóvenes. De la precariedad consentida de los trabajadores. Del… espectacular aumento de la riqueza de unos pocos desde que gobierna Rajoy.  De una corrupción de tal magnitud y tan soez que ni un país de medio pelo la toleraría.

¿Y quién más lo es? ¿Quién fundamentalmente? Acudo hoy a lo que argumenta un colega. Guillermo López García.  En concreto a la parte de su análisis que se refiere a la responsabilidad de los medios informativos (decisiva en mi opinión):

«El segundo punto fuerte es mediático. Por resumir mucho el asunto, en los últimos dos años el PP ha logrado controlar, directa o indirectamente, casi todos los grandes grupos de comunicación (los que aún no controlaba, quiero decir). Y, sobre todo, ha desactivado a los grupos tradicionalmente afines al PSOE. El primero, Público-La Sexta, desapareció como tal hace dos años, y hoy La Sexta es propiedad de Planeta. Como Antena 3 y como La Razón. El segundo, el grupo Prisa, sobrevive gracias al apoyo de Telefónica y de la banca española y vive desde entonces una notoria luna de miel con Mariano Rajoy.

Un control mediático de esta envergadura, que abarca casi todas las televisiones, radios y periódicos impresos, es crucial para vender, nunca mejor dicho, la historia de la recuperación, que es por el momento una recuperación etérea, que los ciudadanos no ven. O ven, más bien, lo contrario. Que no está ahí aún, pero estará. No es que sea un soporte discursivo muy sólido contra las evidencias en sentido contrario que, día tras día, podemos percibir los ciudadanos, pero con menos se han montado exitosas religiones.

Además, si las religiones pueden aportar milagros, el Gobierno, medios de comunicación mediante, puede aportar encuestas, que acreditan que los españoles se están convenciendo a marchas forzadas del milagro de la recuperación, aunque aún no lo noten; y que, en definitiva, irán en masa a votar al PP, como siempre. ¡O aún más, que con un par de semanas más de encuestas exitosas el PP se planta en un 50%! Claro está que luego uno mira los datos de intención directa de voto (o los sorprendentes saltos, siempre favorables al PP, en apenas unas semanas) y las cuentas no salen, pero eso es porque los votantes son tímidos, o aún no saben que acabarán votando al PP, que también puede ser».

Por eso asistimos a la manipulación y propagan de los medios grandes, más sutil -y más dañina por tanto dado que se agazapa en una presunta progresía- o totalmente a trasero descubierto.

razon.111.

abc.111.

A ver,  someterse al poder, la «compra» de la prensa,  sucede en otros países. En Francia la respuesta ha sido diferente a la española que apenas se oye un ruido (aunque sean las lentejas para hoy y la calle para mañana). En Le Monde sus redactores jefes han reaccionado: han dimitido. En su texto reivindican el papel crítico de la prensa que, según ellos, se ha perdido en su periódico. Crítico. Aquí ya vemos qué hay.

¿Y cada uno de nosotros qué podemos hacer ante esta catástrofe continua? ¿Seguir enchufados a los medios que nos venden las «verdades» del gobierno y alimentando sus estrategias y cuentas corrientes? ¿No hay nada más que podamos hacer? Se trata de ser cómplices de todo esto… o apagar ciertos programas de televisión, periódicos impresos e incluso páginas web. Una significativa merma de audiencias, operaría algún cambio. Hay precedentes. A esta gente le interesa más el dinero que nada.

La diferencia es esencial. Siempre se puede hacer algo. Cada gesto cuenta. Lo último -si se aspira a tener una mínima decencia- es permanecer ajenos a problemas tan graves, colaborando en realidad a su gestación y mantenimiento.

El día en el que me convertí en una paria

Fue el 30 de Septiembre de 2008. Ese día un «cruce informático» decidió que yo estaba trabajando como autónoma y que no me correspondía el subsidio de desempleo, derivado del ERE de RTVE. Mi mala cabeza con los números y los papeles, hizo que me enterara hace nada, el 13 de Enero, cuando ya la cuenta bancaria gritaba.
Pero la historia no iba a acabar ahí. Lo que parece un pequeño desajuste puede provocar un cataclismo. La mala nueva de ayer fue que, por esa razón -no cotizar al sistema- y haber transcurrido 90 días, estaba excluida de la Seguridad Social. Me lo contaron, tras dos horas de cola -nadie, ni el impreso de la ventanilla exigía fotocopias de los documentos, el Centro de Salud carecía de fotocopiadora, y tuve que dejar la fila, volver, y hacerla otra vez-. Había compartido charla con un jubilado que atribuía todos los males posibles a Zapatero, incluso la espera en una dependencia gestionada por la Comunidad de Madrid que preside Esperanza Aguirre.

Absolutamente presente en mi charla con la funcionaria, gritó para ayudarme: ¡Pero cómo no va tener derecho a médico esta señora si Vds atienden a todos esos que vienen a España! Hay excepciones, pocas, pero una de ellas es la «mía»: no ser asalariada ni estar en el paro. También había hablado con una chica que me antecedía, a quien contaron que su número de DNI lo tenía también otra persona. La mandaban a aclararlo a la policía. Ella razonó que hablaran con esa otra persona, no fuera a haber un error.

Experimenté qué es un ataque de nervios. Y, como decía aquel verso, «entonces comprendí porqué se llora, entonces comprendí porque se mata». El poeta aseguraba que era por amor, también puede suceder por IMPOTENCIA.

El martes os contaba que disponemos de 2.500.000 funcionarios en España, frente al millón que había antes de la descentralización del Estado. Loable empeño que, como tantas cosas en España, se ha hecho mal. Un artículo de El País cuenta con detalle como «Las 17 Españas no se entienden», especialmente en la Sanidad con feroces agravios comparativos. Pero esa historia es para otro día.
Un certificado de Hacienda asegurando que no trabajo ni para mí ni para nadie, y que por tanto me corresponde el subsidio de desempleo, viaja estos días porque su conducto reglamentario de entrega es el correo certificado. Con él habré de ir a la Tesorería de la Seguridad Social a recuperar mi derecho a asistencia sanitaria, al Centro de Salud a por la Tarjeta, y al INEM. El martes fueron 3 horas de espera, con otros desgraciados como yo que no tienen trabajo -y que seguramente tampoco disfrutan de la beca que al menos a nosotros en RTVE nos ha correpondido-. De pie. El número de parados ha aumentado, sin duda, pero el sistema adolece de graves fallos.
No se puede hundir la moral de un parado diciéndole que su tiempo no vale nada, cuando en activo sí lo valía. No se pueden tolerar errores que privan del subsidio -y en mi caso sin avisar como es reglamentario-, cuando todo el mundo tiene compromisos que cumplir con el dinero con el que cuenta cada mes. No es de recibo que el pesado engranaje no funcione y que no se subsane el error de un día para otro. No es entendible la celeridad para comunicar a todos los organismos que una no tiene derechos, cuando cumple sus obligaciones, y ha sido el error de quien ha hecho dejación de ellas, el culpable de su situación.

La chica del DNI duplicado me dijo un tanto inquieta: ¿Y si un día todo el sistema informático se cae, se colapsa y desaparecemos? Podría suceder. Nos quitarían todo y las oficinas seguirían expidiendo números -donde los hay- para comunicar las decisiones, no para solventar los problemas.

Quizás me convertí en una variente de los parias el día que nací en España. Hubiera sido peor hacerlo en Zimbabue, en el Congo, en Myanmar, en muchos otros lugares, sin duda. Pero mucho mejor, hacerlo en Suecia, por poner un caso.
España ha dado pasos de gigante desde que vivimos en democracia, pero es incapaz de conseguir hacer las cosas bien. Organizarse, planificar, ejecutar con precisión y orden. Tener respeto por los demás. Con un enorme potencial, mi queja -y la de muchos otros que se resignan diciendo que no tiene remedio- es que no nos encontramos ante un mal IRREMEDIABLE. Un sector corporativista pone estos días en jaque al Gobierno por espurias razones. Lo cuenta muy bien Juan José Millás, también en El País. Seguramente habrá que echar la casa abajo y construir de nuevo, mucho desperdicio a la basura, buena mano de pintura, abrir bien las ventanas, mesas nuevas, trabajadores motivados, ordenadores bien conectados. El siglo XX nos trajo el milagro informático. Sólo hay que querer, y priorizar las inversiones hacia lo que hace más fácil la vida a los ciudadanos. Es nuestro derecho.

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