La única Patria de la derecha neoliberal es el dinero

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Vivimos momentos que se dirían prebélicos, si nos atenemos a las dramáticas expresiones que arrojan los medios: desafío, reto, órdago, provocación, deslealtad, secesión, Golpe de Estado. Hay informativos que abren con declaraciones políticas de tal tenor que una persona distraída pensaría que acaba de desencadenarse la III Guerra mundial. No es que lo que está sucediendo en Catalunya y el resto del Estado no tenga su importancia, pero cuesta creer en la sinceridad de tantos dirigentes que venden a España por parcelas y a sus ciudadanos completos. Sus actos evidencian que su única Patria es el dinero.

Con plumeros como estandarte, han emprendido una de esas cruzadas habituales en nuestra historia. Como en la Edad Media, luchan por sus intereses con la financiación que aporta el populacho, en buena parte contento de seguir una bandera. Bajo ella se ocultan, sin barrer, recortes y atropellos. La paradoja hoy es que muchas personas se batirían tanto o más por los colores de su equipo de fútbol. Es necesario expresarlo con la crudeza del realismo.

Desde el principio, desde aquel día que –recién llegado Mariano Rajoy a la Moncloa- fue a verle su homónimo en Catalunya, Artur Mas, luciendo una amplia sonrisa, ha sido un duelo, una pugna de intereses y un intercambio de favores. Aquel día el President iba a por un Pacto Fiscal para presentar a sus electores y salió empapado de agua fría y sorprendido de ese trato del compañero de políticas, tan previsible por otro lado conociendo al PP. Sobre la mesa, ambos, han ido poniendo sus prendas y desnudeces y ahí siguen todos ellos: los principales responsables (Mas y Rajoy) y hasta los que pasaban algo más lejos y ven tajadas que llevarse de la bandeja y un hueco estable en la mesa.

Los réditos son claros porque hay gente a la que le enardecen estas visceralidades del presunto patriotismo. Muy útil también el temor y la ansiedad que produce el desorbitado tratamiento mediático: el miedo es el arma más poderosa de control a manos de poderes poco escrupulosos. La lucha por el voto y lo que consigue está clara.  El intercambio de favores también, parece un baile perfectamente orquestado. En este drama, o comedia, o tragedia, hasta un moribundo político como García Albiol, desahuciado por las urnas, camina con el gotero por los pasillos dando  voces. A Rajoy y Mas, también les ha revitalizado. Hablar con sensatez, parece que ni se contempla. Hasta el 20D hay tiempo. O nunca. De nuevo.

Soy de quienes preferirían que Catalunya se quedase en España, si es eso lo que quiere –que parece que sí por los votos de las últimas elecciones-. Más que nada por los muchos valores que nos aporta al conjunto.  Lo inaudito es que esas feroces hordas que odian e insultan a los catalanes quieran mantenerles en el Estado a toda costa. Es una actitud de libro inscrita en el viejo sadomasoquismo español.

Los ciudadanos de este país, de todo el Estado, sufrimos saqueo, recortes, autoritarismo, maltrato en definitiva, por parte de muchos de esos que se llenan la boca con el patriotismo. Nos están vendiendo todo nuestro patrimonio -en buena parte a dinero que tiene poco de Patria-, servicios fundamentales como la sanidad pública o la educación, la dignidad del trabajo, hasta derechos humanos se están vapuleando. Son amores muy hostiles y los exigen indisolubles. La unidad, la convivencia, no se mantiene a la fuerza.  Esgrimir la ley cuando se cambia, añade y utiliza hasta para reprimir la crítica, tampoco parece muy creíble. Cada vez que proclaman que todos somos iguales ante el imperio de la ley o invocan el Estado de Derecho, se muere una bandada de oscuras golondrinas.

En la despiadada selva de la codicia en la que vivimos, lo pragmático sería formar países grandes y fuertes para afrontar con más poder el camino. Es mejor unirse a Portugal que desmembrar España. El sur unido sería interlocutor más potente frente al norte que nos domina. Además se evitan las incomodidades, problemas y sectarismos de las fronteras. Pero, si Catalunya se fuera, seguirían estando ahí. No cortarían los límites territoriales con una motosierra y echarían la tierra andar, ni levantarían vallas para detener a los extranjeros… pobres. Casualmente es lo que está ocurriendo en varios países de Europa sin que moleste con efectividad al mando en Bruselas. Ese fascismo que se abre paso con fuerza y toda permisividad por las entrañas de este continente no genera Pactos de Estado, ni parece suponerle a la mayor parte de los medios desafíos, retos u órdagos. Con los estragos que causó en el pasado.

Pero reflexionemos un poco más sobre cuál es la Patria de los poderes económicos españoles. 34 de las empresas del IBEX35 mantienen la abultada cifra de  810 compañías filiales en paraísos fiscales, según el último informe de Oxfam-Intermon. El único fin de utilizar empresas fantasma alojadas en lugares muy permisivos con la fiscalidad es evadir impuestos en España. Con lo que ellos la quieren y lo patriotas que son y dejan de cotizar aquí 59.000 millones de euros anuales, en el cálculo de la prestigiosa ONG. 

Ahora andan también muy contentos con los «emprendedores» españoles que apuestan por colocar su sede fiscal -nada más que fiscal, las aceras nuestras las usan igual- en Delawere, EEUU. Un Estado que ofrece grandes ventajas de opacidad y que, por matar dos pájaros de un tiro, cumple los deseos de los fondos norteamericanos de tener a los clientes en territorio conocido. Bien pensado, tras la venta de Ana Botella en su etapa de alcaldesa de Madrid, de viviendas sociales a los buitres de esos fondos tampoco es que estuvieran muy faltos de cariño en nuestro suelo. 

Y si, con todo lo que está ocurriendo faltara algo por evidenciar, ahí tenemos a la UE demostrando para quién y para qué gobierna. Tras la bochornosa ejecución de Grecia en ejercicio de fuerza y constatación de cómo funciona el tinglado, se ha plegado a la codicia de las empresas despreciando la salud de las personas. Ha sido demasiado evidente aprobar que los coches diésel nos intoxiquen con el 110% más de dióxido de nitrógeno. Esta ha sido la forma de solucionar el fraude descubierto en Volkswagen y no ha pasado nada.  Ahora se añade que además emponzoñan el aire con dióxido de carbono. Algo harán las autoridades. Para tragarlo. Ya lo han insinuado: el sector emplea a muchas personas, total “solo” mueren unas 400.000 al año (16.000 en España) por la contaminación, según estimaciones ecologistas, y parece que también hemos respirado por encima de nuestras posibilidades. Reducir beneficios con motores menos perjudiciales para la salud, no es una opción. Retirar los diésel, menos. El ministro español José Manuel Soria fue uno de los primeros, si no el primero, en pedir que se tragara  ¿Por qué? ¿Y el escaso eco informativo de una noticia de tal gravedad para la salud?

Recapitulemos ¿Cuál es pues la Patria de toda esta gente?  ¿España unida? ¿La Europa de los valores y el progreso? ¿No es más cierto decir que su Patria es el dinero y el poder? Valore cada cual a quién sirve y qué defiende.

*Publicado en eldiario.es

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Felipe González: Una mirada de altura sobre la crisis

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Habló sin hacer ninguna alusión ni a partidos ni a ideologías políticas ni, prácticamente, a elecciones europeas. Felipe González dio una lección magistral el miércoles ante el foro de Europa en Suma que nacía ese día. Sus ideas fueron recogidas por algunos medios pero no con la profusión de  las expresadas por otro ex presidente, José María Aznar, quien llena páginas al decir por ejemplo: «Conmigo no se hubiera producido esta crisis». Correligionario y uno de los pocos defensores de George W. Bush – máximo responsable político de la economía del desastre a la que hemos sido abocados-, de la lluvia de sus políticas en España vinieron estos lodos que enfangan nuestros pasos. Y que su sucesor en la Moncloa, Rodriguez Zapatero, no ha sabido remediar, enfrentado a una de las peores crisis económica de la historia.

 Las palabras de González nos permitieron elevarnos sobre la visión local que implanta orejeras distorsionadoras, para comprender algo más de lo que nos sucede. Allí, en primera fila, estaba Eduardo Madina y me produjo una cierta sensación de alivio. Un joven político que no desecha la experiencia altamente fundamentada y detallada.

Felipe Gonzalez insistio en el carácter global de la crisis. «Si se han volatizado 60 trillones de dólares -que así ha sido- ¿la responsabilidad es de Zapatero o de Esperanza Aguirre? Vd. puede hacer propuestas para aprovechar los márgenes disponibles a nivel local para frenar el efecto de esta pandemia, pero la crisis es global». De hecho, por otro lado, «el 80% de los trabajos del Parlamento español son transposiciones de normativas de la UE«, como había apuntado Juan Cuesta de Europa en Suma.

 
Le preocupa a González que el ciudadano sólo ve datos aislados que no tienen sentido ni orientación y piensa que difícilmente en la campaña electoral se abordará qué papel puede hacer el Parlamento Europeo en la crisis global y en el futuro de Europa. Y eso que la eurocámara es «el escenario mínimo para respuestas coordinadas con EEUU, Obama reconoce que solos no pueden, Europa tampoco puede sin EEUU», vino a expresar el hoy Presidente del «Comité de sabios» de la UE. Hay que coordinar el esfuerzo, arrimar el hombro, y el horizonte nacional es insuficiente para una resolución de la crisis y una definición de un horizonte de futuro.

Una crisis global nacida de una falta de gobernanza ante los ciclos del capitalismo, la caída del Muro de Berlín que trajo la desintegración de los bloques, con su antagonismo y competencia, y-atentos- la revolución tecnológica que cambia la realidad mundial. La crisis ha puesto en evidencia carencias arrastradas desde hace mucho tiempo, «Europa lleva 20 años distraída» y hasta ahora las reacciones han sido nacionales, «un puñetero reino de taifas». Quiero destacar, sin embargo, un apartado que me pareció raíz de muchos de nuestros problemas: el anquilosamiento de Europa.

Decía Felipe González que a la Comisión -el órgano ejecutivo- se le quita iniciativa y el Consejo Europeo -el organismo político formado por los Jefes de Estado o de Gobierno de los Estados miembros de la UE, más el Presidente de la Comisión, que fija las orientaciones políticas generales-, carece de esas iniciativas. «Hace declaraciones de intenciones y de estados de ánimo, no iniciativas. Leemos: el consejo europeo «muestra su preocupación» por no sé qué cosa. Yo pienso que cuando está gravemente preocupado, el Consejo europeo tiene que relajarse, ir a tomarse una copa y cuando se le quite la preocupación decirnos lo que van a hacer con el problema a, be o ce

 El problema viene de muy atrás y no mejora -¿quizás empeora?-. «Llevo 30 años en temas europeos y les aseguro que hay un 30% de las siglas que utilizan, sin desglosarlas, que no sé lo que son. «Ayer me reuní con el BEPA«… si yo no sé lo que son como lo van a saber los ciudadanos europeos, el tío que lo está pasando mal». Nos contó que las ayudas a proyectos innovadores vienen en un lenguaje tan complicado que se precisa un despacho de abogados de altísimo nivel -carísimo- para traducirlas. ¿Qué sucede? Que sólo tienen acceso a ellas quienes pueden pagarlos y muchas veces ni siquiera se adjudican esas ayudas, quedan en el aire porque no se presentan suficientes peticiones. «¿Fallos de comunicación? Si no somos claros comunicando cómo nos van a entender«, concluía González.

Ganamos con nota a EEUU en el sistema educativo y el sanitario, pero si nos preguntamos cuál ha sido ha sido la movilidad del mundo empresarial en EEUU y en Europa desde 1980, nos encontramos sorpresas. González lo explicó así: «Si me ponen una transparencia con las 30 primeras empresas del año 80 EEUU y las del 2009 -que además están en los primeros puestos mundiales-, observo que al menos la mitad han sido sustituidas por algunos pavos que salieron de un garaje -su concepto de PYME no existe-, y que han sido competitivos, imaginativos y han desplazado a los grandes monstruos perfectamente instalados –como ahora se está viendo-. Veámos ahora el mismo cuadro comparativo en Europa ¿Qué hay? los que eran son y seguirán siendo. Y las iniciativas imaginativas, emprendedoras, valientes, competitivas, si surgen ¡hagamos un esfuerzo corporativo entre todos por aplastarles la cabeza! No vaya a ser que desplacen a las grandes corporaciones. Por tanto: tenemos en Europa una rigidez de trasfondo cultural que nos hace funcionar como una corporación, con un corporativismo de intereses en los que se cruzan las élites politicas, empresariales y sindicales».

 Ése problema de rigidez cultural afecta a nuestro sistema educativo. Tenemos a jóvenes con una formación de una calidad y cantidad de conocimientos que nunca tuvieron, pero o no saben o no les dejen transformar esos conocimientos adquiridas en ofertas que añadan valor a los demás. Salen con una titulación muy buena, pero siguen siendo demandantes del Estado, de la Comunidad de Castilla-La Mancha… o de Botín: un trabajo seguro y para toda la vida. Tenemos escuelas de empresariales donde el 78% de los titulados no quieren hacer una empresa, si tuviéramos escuelas de medicina en el que el 78% de los licenciados no quisieran hacer medicina la cerraríamos ¿verdad?», aclaró el ex presidente socialista.

 ¿Su receta? Hacer un pacto social, económico y político entre todos los agentes, elaborando propuestas para aguantar los márgenes de esta pandemia que es la crisis financiera actual. Un nuevo pacto social del Siglo XXI. Transferido a Europa, habrá que despertarla, dinamizarla, y, dentro de ella a España, quitarle las orejeras, para todos «recuperar (¿adquirir?) nuestro papel como potencia económica-tecnológica» que demanda la realidad de los tiempos. Con una cohesión social que se derivará inexorablemente, para ser sostenible, con la capacidad de añadir valor (que reviertan en los demás) a esa economía competitiva en el mundo globalizado». Nada de cambiar el sistema capitalista, parece decir González: «El Estado del bienestar sólo es posible si la economía funciona».

Esto y mucho más dijo Felipe González. Estoy segura de que muchas de sus ideas irán saliendo en sucesivas entradas. Pero quería resaltar, en este largo post, el carácter global de la crisis, el anquilosamiento de Europa que la agrava en nuestro entorno, y el rumbo equivocado de la España enzarzada en minucias disuasorias, mientras miles de personas cada día se suman al paro en un mundo que nos deja escasa capacidad de maniobra.

Gracias, hoy en especial, por prestarme atención, si has llegado hasta aquí.

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